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REPÚBLICA DE COLOMBIA

TRIBUNAL SUPERIOR DE BOGOTÁ


SALA PENAL

Magistrado Ponente
ALBERTO POVEDA PERDOMO
Aprobado Acta No. 098

SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Bogotá, D.C, lunes, siete (07) de octubre de dos mil diecinueve (2019).

Radicación 110016000019201603973 01
Juzgado 23 Penal Municipal con Funciones de
Procedente
Conocimiento de Bogotá
Procesado JOHN ALEXANDER RUIZ RIVERA
Situación Jurídica Privado de la libertad
Delito Hurto calificado y agravado
Decisión Confirma

I. VISTOS

1. Procede la Sala a resolver el recurso de apelación interpuesto


por la defensa, contra la decisión emitida el 4 de julio de 2019 por el
Juzgado Veintitrés Penal Municipal con Funciones de Conocimiento de
Bogotá, que condenó a JOHN ALEXANDER RUIZ RIVERA como coautor del
delito de hurto calificado y agravado, a la pena principal de 115 meses
de prisión y la accesoria de inhabilitación para el ejercicio de derechos
y funciones públicas por el mismo término, negándole además los
subrogados penales.
Ley 906 de 2004
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Procesado: JOHN ALEXANDER RUIZ RIVERA
Delito: Hurto calificado y agravado
Decisión: Confirma

II. IMPUTACIÓN FÁCTICA

2. Los hechos ocurrieron el 20 de junio de 2016,


aproximadamente a las 20:00 horas, en la vivienda ubicada en la
carrera 73 No. 56-09 sur, del barrio Nuevo Chile, localidad de Bosa,
cuando dos personas penetraron de forma clandestina la residencia y
se apoderaron de 2 televisores, un computador y tres millones de
pesos ($3.000.000) en efectivo, quienes al momento de emprender la
huida y al ser sorprendidos por MARTHA EDITH BUITRAGO, la
amenazaron con arma corto punzante y posteriormente abordaron un
vehículo que se encontraba esperándolos afuera de la casa.

3. Se indicó que minutos después policías de vigilancia fueron


informados de que el vehículo de placas BFJ 127, color beige y su
conductor, quien participó en el hurto, había sido retenido por la
comunidad frente al CAI de Villa del Rio, cercano al lugar de los
hechos, tras haber sido perseguido por las víctimas. Al dirigirse al
lugar, encontraron en el interior del automotor a quien posteriormente
fue identificado como JOHN ALEXANDER RUIZ RIVERA con uno de los
televisores hurtados; los otros sujetos lograron huir.

4. La víctima avaluó los elementos hurtados en siete millones


doscientos cincuenta mil pesos ($7.250.000) y los perjuicios en ocho
millones quinientos mil pesos ($8.500.000).

III. ACTUACION PROCESAL

5. En diligencias del 21 y 22 de junio de 2016, ante el Juzgado


Noveno Penal Municipal con Función de Control de Garantías, se
realizó la audiencia preliminar en la cual se legalizó la captura de JOHN
ALEXANDER RUIZ RIVERA y la incautación del vehículo Daewoo de

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placas BFJ 127, modelo 1995; igualmente, se le formuló imputación


por el delito de hurto calificado y agravado establecido en los artículos
239, 240 numeral 3, 241 numeral 10 y 29 del C.P, cargos que no
fueron aceptados; finalmente se le impuso medida de aseguramiento
de detención preventiva en lugar de residencia.

6. El proceso penal le correspondió al Juzgado Veintitrés Penal


Municipal con Funciones de Conocimiento, el cual celebró audiencia
de formulación de acusación el 12 de diciembre de 2016.

7. La audiencia preparatoria se llevó a cabo el 18 de junio de


2018, tras diversos aplazamientos.

8. El juicio oral se desarrolló en sesiones del 26 de diciembre de


2018, 18 de febrero y 25 de junio de 2019, diligencia en la que también
ocurrieron varias suspensiones.

9. La audiencia del traslado de lo estipulado en el artículo 447


del C.P.P y sentido del fallo se realizó el día 4 de julio de 2019.

IV. FALLO DE PRIMERA INSTANCIA

10. En providencia del 4 de julio de 2019 el Juzgado 23 Penal


Municipal con Funciones de Conocimiento condenó a JOHN ALEXANDER
RUIZ RIVERA por el punible de hurto calificado y agravado.

11. Después de analizar los testimonios y pruebas documentales


aportadas en el juicio oral, el a quo aseguró que las víctimas
reconocieron que el procesado había sido la persona que esperaba en
un vehículo frente a la casa objeto de hurto, con el fin de facilitar la
huida y el apoderamiento de los bienes, como finalmente sucedió,

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pues solamente fue recuperado un televisor que se encontraba en


poder de RUIZ RIVERA al momento de la captura y en el automóvil que
se avizoró desde el principio frente a la casa; por ello, no quedaba
duda de la responsabilidad del acusado en el ilícito al ser reconocido
plenamente por los afectados.

12. Arguyó que frente a la materialidad del hurto a la vivienda de


la familia BUITRAGO, no existía duda, pues se practicaron pruebas que
evidenciaban que dicha situación efectivamente ocurrió, como la
declaración de las víctimas, las actas de incautación de elementos y el
acta de entrega de uno de los bienes, que permitían colegir que los
objetos hurtados estaban en la residencia y eran de los afectados.

13. En relación con la dosificación punitiva, aplicó la


normatividad aplicable a la individualización de la pena, partiendo del
cuarto mínimo que estableció entre 108 a 154 meses de prisión, para
finalmente fijar una condena de 115 meses dadas algunas
circunstancias concomitantes al delito. Por último, negó la concesión
de subrogados penales al estar el hurto calificado excluido de
beneficios según el artículo 68A del C.P.

V. RECURSO DE APELACIÓN

14. La defensa interpuso recurso de apelación en contra de la


decisión de primera instancia, con la finalidad de que se revocara el
fallo condenatorio y, en su lugar, se absolviera por duda a su
prohijado, al considerar que el material probatorio no era suficiente
para edificar una sentencia de condena. De forma subsidiaria, solicitó
que de rechazar su anterior pedimento, se redosificara la pena
impuesta.

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15. Manifestó que las diversas versiones de las personas que


conocieron de primera mano los hechos y que sirvieron de base para
iniciar la acción penal, habían sido muy dispersas, confusas y en nada
aportaban al proceso para poder desvirtuar la presunción de inocencia
que acompañaba al procesado; agregó que los dichos fueron poco
explicativos sobre la forma en que participó su representado en el
asunto debatido.

16. Señaló que los testimonios de las presuntas víctimas


incurrían en contradicciones porque unos afirmaban que eran dos
hombres los asaltantes y otros que era un hombre y una mujer, pero
que fueron amenazados con un cuchillo, situación que también pone
en duda el recurrente porque supuestamente los ladrones tenían las
manos ocupadas con los bienes hurtados y que en esa condición, solo
pensarían en huir para asegurar la mercancía. Del mismo modo, refirió
que si los afectados vieron salir a los delincuentes y subirse al
vehículo involucrado, no tenía sentido que cuando este fue
interceptado, solo estuviera el procesado, más aun si aquellos
manifestaron que no lo habían perdido de vista.

17. Concluyó que si bien el procesado se encontraba en el


vehículo cuando fue requerido, ello no significaba que hubiese
participado en el hurto, pues no fue capturado en el sitio de los
hechos. En relación con la solicitud subsidiaria, estimó que la pena a
imponer debía fijarse en 108 meses de prisión, porque la a quo no
había justificado de fondo el aumento de los 7 meses, teniendo en
cuenta que todos los delitos revestían una gravedad especial.

18. No hubo pronunciamiento de sujetos procesales no


recurrentes.

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VI. CONSIDERACIONES DE LA SALA

19. Competencia: De conformidad con lo preceptuado en el


numeral 1º del artículo 34 de la Ley 906/04, esta Corporación es
competente para conocer del recurso de apelación interpuesto por la
defensa contra la sentencia de primera instancia.

20. En términos de los artículos 43-1 y 179 de la Ley 906/04,


modificado por el artículo 91 de la Ley 1395/10, resuelve la
Colegiatura el asunto planteado por los recurrentes dentro del marco
delimitado por el objeto de la apelación.

21. Problema jurídico planteado: La impugnación promovida


por la defensa delimita claramente los problemas jurídicos que debe
resolver la Colegiatura, los cuales se centran en establecer si existe
prueba suficiente para condenar a JOHN ALEXANDER RUIZ RIVERA en
calidad de coautor, por el delito de hurto calificado y agravado; y, de
manera subsidiaria, si la autoridad judicial de primera instancia realizó
la dosificación punitiva conforme a derecho.

22. Prueba necesaria para condenar. La presunción de


inocencia y el in dubio pro reo aparecen consagrados en los tratados y
convenciones internacionales de derechos humanos 1, la Constitución
Política y la ley colombiana, erigiéndose tales preceptos en axiomas
que orientan la actuación de las autoridades judiciales cuando deben
determinar la responsabilidad de una persona en un delito, de donde

1
Por ejemplo: Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre,
artículo XXVI; Declaración Universal de los Derechos Humanos, artículo 11;
Convención Americana de Derechos Humanos, artículo 8-2; Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, artículo 14-1; Convenio Europeo de Derechos
Humanos, artículo 6-2; Reglas Mínimas para el Proceso Penal -“Reglas de
Mallorca”-, 32ª y 33ª; y Carta Africana de los Derechos Humanos y de los Pueblos
-“Carta de Banjul”-, artículo 7-1.b.

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se desprende que su aplicación resulta imperativa so pena de


desconocer los derechos fundamentales de los que son titulares los
asociados2.

23. Así, la presunción de inocencia es un derecho garantizado


constitucional y legalmente a toda persona que se le inicie un proceso,
desprendiéndose la regla del in dubio pro reo en el sentido de que
toda duda debe resolverse en favor del procesado y, que al aplicarse
por los funcionarios judiciales conduce indefectiblemente a la
declaratoria de no responsabilidad.

24. Por otro lado, la duda se entiende como carencia de


argumentación posible o suficiente que pueda justificar la decisión
solicitada por el acusador, por lo que no se produce la certeza y
deviene como lógica reflexión en los casos en que considere, no la
aseveración de que se juzgó a un inocente, sino la imposibilidad
probatoria para que se dicte sentencia condenatoria.

25. En ese orden de ideas, cuando existe una precaria


univocidad de los medios de convicción que obran contra el
procesado, y resultan pruebas que avalan su manifestación de
ajenidad con la conducta punible atribuida, sin que sea posible
demeritar la credibilidad de estos elementos de conocimiento, ni
suponer fundadamente una eventual distorsión de la verdad o
intención de favorecer al encausado, se debe aplicar del apotegma
universal de in dubio pro reo, habida cuenta que el Estado a través del

2
Cfr. Corte Constitucional, sentencias T-460/92, T-463/92, T-471/92, T-500/92, T-
520/92, T-525/92, T-581/92, C-599/92, C-053/93, T-145/93, T-162/93, T-272/93,
T-274/93, T-375/93, C-096/03, C-390/93, C-411/93, T-420/93, T-450/93, T-
538/93, T-561/93, T-097/94, C-176/94, C-213/94, C-248/94, C-004/96, C-244/96,
C-245/96, C-374/97, C-774/01, por ejemplo.

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aparato judicial no logró resquebrajar la presunción de inocencia que


constitucionalmente lo ampara3.
26. La jurisprudencia ha insistido sobre la naturaleza de la
presunción de inocencia, aclarando que no es un derecho absoluto
sino que se va minimizando frente a la contundencia probatoria
dependiendo del avance de la actuación penal; su desvanecimiento
inicia con la resolución que resuelve la situación jurídica con medida
de aseguramiento y se extingue, finalmente, cuando mediante una
sentencia amparada con la doble condición de inmutabilidad e
intangibilidad, declara la responsabilidad penal de una persona por la
autoría o participación de una conducta ilícita4.

27. En conclusión, la presunción de inocencia y la duda a favor


del procesado no tienen cabida cuando las pruebas obtenidas en las
diferentes etapas del proceso superan la duda razonable que es
argumentada y mostrada objetivamente en la motivación de la
sentencia.

28. Aplicación de los parámetros de dosificación punitiva.


Respecto a la posibilidad de que el juez se aparte del mínimo previsto
en cada cuarto, la Corte Suprema de Justicia señaló en un asunto
regido por la Ley 906/04 que el examen de circunstancias tales como
la gravedad y modalidades del hecho punible, el grado de culpabilidad
y la personalidad del agente, al ser diferentes de las circunstancias
específicas o genéricas de agravación y al no coincidir con estas,
facultan al juez para que, con base en la fundamentación que haga de
tales aspectos, imponga una sanción superior al mínimo previsto para

3
En este sentido, por ejemplo, Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal,
sentencia de 2 de diciembre de 2008, radicación 29091.
4
Cfr. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, auto de 10 de junio de
2008, radicación 29564.

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la respectiva conducta punible5. Al respecto en providencia del 28 de


noviembre de 2012, radicado 40.023, la Corte Suprema de Justicia,
Sala de Casación Penal, mencionó:
Se debe tener en cuenta que el proceso de dosificación punitiva
comporta para el juzgador el deber de ceñirse a los derroteros fijados
en el artículo 61 del Código Penal, estableciendo inicialmente el
cuarto en el cual habrá de moverse para fijar el quantum dentro de los
límites previstos en el respectivo tipo penal, con las circunstancias
específicas de mayor y/o menor punibilidad concurrentes.

Agotado lo anterior, sopesará los aspectos atinentes a: i) la mayor o


menor gravedad de la conducta; ii) el daño real o potencial creado; iii)
la naturaleza de las causales que agraven o atenúen la punibilidad;
iv) la intensidad del dolo; v) la preterintención o culpa concurrentes;
vi) la necesidad de pena y la función que ha de cumplir en el caso
concreto.

29. De esta manera, es la misma legislación penal la que faculta


a la autoridad judicial para que a su discreción se aparte del límite
mínimo del cuarto punitivo, atendiendo a las circunstancias propias
generadas con la conducta por parte del procesado, y sin importar que
solo concurran circunstancias de atenuación. Lo anterior tiene
sustento en el artículo 61 incisos 3 y 4 del C.P:

Establecido el cuarto o cuartos dentro del que deberá determinarse la


pena, el sentenciador la impondrá ponderando los siguientes
aspectos: la mayor o menor gravedad de la conducta, el daño real o
potencial creado, la naturaleza de las causales que agraven o
atenúen la punibilidad, la intensidad del dolo, la preterintención o la
culpa concurrentes, la necesidad de pena y la función que ella ha de
cumplir en el caso concreto.

Además de los fundamentos señalados en el inciso anterior, para


efectos de la determinación de la pena, en la tentativa se tendrá en
cuenta el mayor o menor grado de aproximación al momento
consumativo y en la complicidad el mayor o menor grado de eficacia
de la contribución o ayuda.

5
Corte Suprema de Justicia, Auto del 9 de junio de 2008, radicado 29250.

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30. Caso concreto. En el presente asunto la defensa, mediante


el recurso de apelación, pretende que se absuelva a JOHN ALEXANDER
RUIZ RIVERA, con el argumento de que no existen pruebas suficientes
para demostrar que el procesado participó en la comisión de la
conducta punible. Se apoyó en supuestas incongruencias
manifestadas por los testigos en la práctica de pruebas. De manera
subsidiaria, solicitó redosificar la pena impuesta al haberse alejado del
límite inferior del primer cuarto.

31. En primer lugar, la Colegiatura debe señalar que de acuerdo


con las declaraciones rendidas al interior del juicio oral por las
personas afectadas y los alegatos de los sujetos procesales, la
discusión no se centra en determinar la ocurrencia o no del hurto a la
vivienda mencionada, sino la participación de JOHN ALEXANDER RUIZ
RIVERA en el mismo, por lo que se analizarán los testimonios ofrecidos
en la práctica de pruebas, en aras de establecer si se logró comprobar
la responsabilidad del procesado en la conducta punible.

32. La primera declaración recibida en juicio oral fue la de JESÚS


ALBERTO PINEDA BUITRAGO6, persona que estaba al interior de la
vivienda en la que sucedieron los hechos, quien narró que el 21 de
junio de 2016, en horas de la noche, mientras se encontraba en el
tercer piso, sonaron unos golpes y pensó que era su tío en el segundo
piso, pero escuchó un grito de su madre, por lo que salió a mirar que
había pasado. Refirió que vio dos personas que estaban ingresando
en un automóvil Daewoo, color gris perla, con algunas de las
pertenencias de su hogar y salió a perseguirlos; indicó que en el
momento pasó un compañero en un vehículo y salió tras el otro carro
sin perderle el rastro, alcanzándolo frente al CAI Villa del Rio.

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Juicio oral del 26 de diciembre de 2018.

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33. Igualmente, comentó que se bajó del vehículo que lo


transportó y fue hasta el CAI a informar sobre el hurto y que los
responsables se encontraban en el carro que estaba en el semáforo,
momento en el que dos de los delincuentes se dieron cuenta que los
policías salían del CAI y emprendieron la huida con una maleta. Del
mismo modo, informó que el vehículo lo detuvo la autoridad y al
interior se encontraba el ahora procesado, junto con uno de los
televisores hurtados, por lo que fue capturado; identificó al sujeto
como alto, grueso, moreno, con marcas particulares porque andaba en
sandalias y tenía llagas en los talones.

34. En diligencia posterior se recibió el testimonio de JOSÉ


HORACIO BUITRAGO ZULUAGA7, quien manifestó que el día de los hechos
regresó del trabajo a su casa, aproximadamente a las 7:30 pm, las
puertas estaban abiertas y su hermana MARTHA EDITH estaba llorando
porque les habían hurtado algunos electrodomésticos y dinero, pero le
dijeron que uno de los asaltantes fue capturado y que lo tenían en el
CAI de Villa del Rio, por lo que se dirigió al lugar donde estaba el
aprehendido, un carro y uno de los televisores, pero dañado.

35. Del mismo modo, explicó que le informaron que en el hurto


participaron tres personas, dos estaban sustrayendo los elementos y
una estaba en el carro esperándolos; además, que al capturado le
encontraron el tv dañado y que cuando pararon el vehículo los otros
sujetos huyeron con los demás elementos. Finalmente, mencionó que
el acusado era moreno, de estatura baja, de 35 o 40 años, y cabello
liso.

36. Posteriormente MARÍA MARTHA ZULUAGA DE BUITRAGO,


persona que también se encontraba al interior del inmueble, narró
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Continuación del juicio oral, 18 de febrero de 2019.

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algunos hechos atinentes al hurto y manifestó en su declaración8 que


JESÚS ALBERTO PINEDA persiguió a los ladrones y llegó al CAI de Villa
del Rio, donde aprehendieron al procesado pero solo iba él en el carro,
con el tv grande; refirió que no supo donde se bajaron los otros
implicados con los demás bienes. Igualmente, dijo que no alcanzó a
ver quién conducía el vehículo, porque estaba esperando a los
delincuentes aproximadamente a tres casas de la suya y que solo
supo quién era porque JESÚS ALBERTO le dijo.

37. Por último, se recibió el testimonio del patrullero FERNANDO


SOTO LÓPEZ9, quien participó en el procedimiento de captura de RUIZ
RIVERA, al cual se le pusieron de presente algunos documentos para
que refrescara memoria y posteriormente refirió que recibió una
llamada del compañero del CAI Villa del Rio, porque 3 personas
estaban manifestando que habían hurtado su vivienda y huido en un
vehículo color gris. Narró que cuando se acercaron al CAI a
entrevistarse con los afectados, pasó el automóvil con las
pertenencias robadas, por lo que procedió a parar el automotor,
verificó el bien con los denunciantes y judicializó al conductor,
incautando un televisor y el carro.

38. De igual forma, mencionó que hubo señalamiento directo de


las víctimas hacía el conductor como la persona que había participado
en el hurto porque le indicaron que era ese carro color gris y además,
se veían las pertenencias porque en la parte de arriba del vehículo iba
amarrado el televisor. Agregó que el aprehendido estaba solo en el
automotor.

8
Continuación del juicio oral, 25 de junio de 2019.
9
Continuación del juicio oral, 25 de junio de 2019.

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39. Ahora bien, vistas las declaraciones expuestas al interior del


juicio oral, para la Sala se logró demostrar la participación de JOHN
ALEXANDER RUIZ RIVERA en la comisión del delito de hurto calificado y
agravado, ya que si bien los testigos presentan ciertas incongruencias
en sus narraciones, lo cierto es que se estableció claramente que el
procesado iba en el vehículo incautado que minutos antes había
estado presente en la conducta punible y que, además, llevaba
consigo uno de los televisores que fueron identificados como de
propiedad de los afectados.

40. Nótese como el primer declarante, PINEDA BUITRAGO, testigo


directo de los hechos y única persona que persiguió a los delincuentes
hasta el lugar donde se capturó uno de ellos, fue claro y preciso en
referir que salió en persecución del vehículo Daewoo color gris perla,
que en ningún momento los perdió de vista y que al momento de llegar
al CAI de Villa del Rio, dos de los sujetos involucrados huyeron del
lugar con algunos de los elementos hurtados; con ello, se desvirtúa el
argumento del recurrente de que no era claro que había sucedido con
los otros dos implicados y los bienes, además, se logra establecer un
hilo conductor entre el hurto a la vivienda y la aprehensión del ahora
procesado, porque nunca se perdió de vista el automotor involucrado.

41. Por su parte, las otras dos declaraciones de los afectados, si


bien al referirse sobre la captura de RUIZ RIVERA, se ciñeron
seguramente a lo que les hubiese mencionado JESÚS ALBERTO, al ser
el único que salió en persecución del acusado, fueron coherentes y
afines al manifestar que el vehículo incautado que manejaba el
procesado había participado en el hurto a su vivienda, pues fue visto,
por lo menos por MARTHA ZULUAGA afuera de su casa en dicho
momento y también observó cuando dos de los delincuentes se
subieron al automotor para emprender la huida.

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42. Además de lo anterior, HORACIO BUITRAGO y MARTHA


ZULUAGA, robustecen la declaración de JESÚS ALBERTO y le dan
credibilidad, cuando recuentan que el conductor del vehículo fue
capturado frente al CAI de Villa del Rio, porque su pariente salió en
persecución del carro involucrado sin perderlo de vista, encontrando
además al momento de la aprehensión uno de los televisores
hurtados, el cual identificaron como suyo, por lo que les fue entregado
posteriormente.

43. Finalmente, en relación con el testimonio del patrullero que


participó en el procedimiento de captura, si bien es evidente que narró
los hechos concomitantes a la aprehensión de una forma muy
diferente a lo mencionado por las víctimas, lo cual se debió
posiblemente a que no recordaba claramente lo sucedido; lo cierto es
que estableció que uno de los televisores hurtados fue encontrado en
poder del procesado, que fue incautado un vehículo Daewoo color gris
y que el conductor fue señalado directamente por los afectados, como
quien minutos antes había participado en el hurto a su residencia.

44. Lo dicho en cuanto a la incautación del vehículo y el televisor


hurtado, encuentra sustento en las estipulaciones probatorias
efectuadas por los sujetos procesales, sobre las actas realizadas por
el patrullero SOTO LÓPEZ el día de los hechos, lo que además denota
que efectivamente ocurrió la captura del procesado por señalamiento
directo de los afectados y que se encontró en su poder uno de los
bienes de las víctimas, según lo reseñado por el agente de policía.

45. En ese orden de ideas, teniendo en cuenta que el problema


jurídico no se centró en establecer la ocurrencia del hurto a la vivienda
de la familia BUITRAGO, pues el mismo se demostró claramente de los

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elementos materiales probatorios, sino la participación de JOHN


ALEXANDER RUIZ en la conducta punible endilgada; esta Colegiatura
considera que se logró desvirtuar la presunción de inocencia que
cobijaba al procesado.

46. Ello, pues las víctimas fueron precisas en señalarlo como la


persona que se encontraba afuera de su vivienda, en el vehículo
Daewoo color gris, esperando a los otros sujetos mientras realizaban
el hurto, además de que uno de los testigos salió en su persecución
inmediatamente después de los hechos, sin perderlo de vista y siendo
alcanzado frente al CAI de Villa del Rio, momento en el cual dos de los
delincuentes huyeron del vehículo, quedando solo RUIZ RIVERA al
interior del automóvil junto con uno de los televisores hurtados.

47. Además, se dilucidó que entre la ocurrencia del delito y la


captura de uno de los implicados, es decir, de JOHN ALEXANDER RUIZ,
no transcurrió el tiempo suficiente como para que hubiera un cambio
de conductor, como así lo quiso hacer ver el recurrente, o para que se
rompiera el nexo de causalidad entre la conducta punible y la
aprehensión del procesado, pues no fue perdido de vista en ningún
momento desde que emprendieron la huida, hasta que fue capturado
por la fuerza pública, tras la huida de los otros dos delincuentes.

48. Dosificación punitiva. Ahora bien, en cuanto al argumento


subsidiario de la defensa, atinente a la dosificación punitiva efectuada
por la a quo, debe advertirse que no es de recibo, porque no se le
puede exigir al juez de primera instancia que se ubique en el límite
mínimo del primer cuarto elegido, pues esta es una facultad
discrecional de aquel, decisión a la que arribó de acuerdo con sus
propias valoraciones, y al ser conocedor de primera mano del proceso
penal; por ello, consideró que dada la intensidad del dolo en la

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Radicación: 110016000019201603973 01
Procesado: JOHN ALEXANDER RUIZ RIVERA
Delito: Hurto calificado y agravado
Decisión: Confirma

conducta del procesado y la necesidad de la pena, era merecedor de


una condena superior a la del mínimo legal.

49. Aunado a lo anterior, se evidencia que el argumento


expuesto en primera instancia para aumentar la pena a imponer se
rigió por lo establecido en el artículo 61 inciso 3 del C.P, el cual faculta
a la autoridad judicial para que al momento de imponer la condena
pondere la mayor o menor gravedad de la conducta, el daño real o
potencial creado, la intensidad del dolo y la necesidad de pena, entre
otros; criterios que al estudiar el presente asunto, resultan razonables
y proporcionales, dada la importancia del delito atribuido a RUIZ RIVERA
y las circunstancias concomitantes al mismo.

50. Finalmente, al analizar la individualización de la pena


realizada en primera instancia, se evidenció que fue realizada
conforme a la normatividad y jurisprudencia aplicable a la dosificación
punitiva, además de que el sistema de cuartos se ejecutó
adecuadamente, por lo que la Sala no encuentra razón alguna para
modificar pena impuesta al procesado por la autoridad judicial. Igual
suerte debe correr la no concesión de subrogados penales, pues el
artículo 68A del C.P es claro al señalar que el hurto calificado está
excluido de beneficio alguno.

51. En consecuencia, se confirmará integralmente la providencia


proferida el 4 de julio de 2019 por el Juzgado Veintitrés Penal
Municipal con Funciones de Conocimiento de Bogotá, que condenó a
JOHN ALEXANDER RUIZ RIVERA como coautor del delito de hurto
calificado y agravado, a la pena principal de 115 meses de prisión y la
accesoria de inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones
públicas por el mismo término, que le negó además los subrogados
penales.

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Procesado: JOHN ALEXANDER RUIZ RIVERA
Delito: Hurto calificado y agravado
Decisión: Confirma

52. Comiso. Observó esta Sala, que en el fallo proferido por el


juzgado de primera instancia, no se efectuó orden alguna en cuanto al
vehículo marca Daewoo, color gris, modelo 1995, de placas BFJ 127;
por ello, esta Colegiatura estima que de acuerdo con el artículo 82 del
C.P.P, el bien mueble debe ser objeto de comiso, por lo que deberá
entregarse en forma definitiva a la Fiscalía General de la Nación a
través del Fondo Especial para la Administración de Bienes, puesto
que fue utilizado como instrumento para la comisión del delito doloso
por el cual fue condenado JOHN ALEXANDER RUIZ RIVERA.

53. Orden de captura. Como el juzgado de conocimiento


dispuso la captura del sentenciado, sin que hasta la fecha se haya
procedido en tal sentido, se ordenará a la Secretaría de esta
Corporación que inmediatamente, sin esperar la ejecutoria de la
decisión, libre orden de captura en contra de JOHN ALEXANDER RUIZ
RIVERA, para que cumpla la condena de manera intramural, puesto que
pese a estar privado de la libertad en prisión domiciliaria por cuenta de
este proceso, se estableció que incumplió la medida de
aseguramiento.

54. Cuestión adicional. Dado que del estudio del expediente se


constató que en el presente asunto se efectuaron nueve
aplazamientos entre la audiencia de formulación de acusación y la
preparatoria, es decir, entre el 12 de diciembre de 2016 y el 18 de
junio de 2018, la Sala debe exhortar a la Juez Veintitrés Penal
Municipal con Funciones de Conocimiento de Bogotá, para que en lo
sucesivo tenga un mayor control y dirección de los procesos penales
que se tramiten en su despacho, en aras de evitar las dilaciones
injustificadas en las que incurren los sujetos procesales e
intervinientes, para lo cual cuenta con las herramientas disciplinarias y

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Procesado: JOHN ALEXANDER RUIZ RIVERA
Delito: Hurto calificado y agravado
Decisión: Confirma

sancionatorias que establece la legislación penal, ya que, de no


hacerlo así, quien incurrirá en posibles sanciones disciplinarias será la
misma autoridad judicial.

DECISIÓN

A mérito de lo expuesto, la Sala de Decisión Penal del Tribunal


Superior de Bogotá, administrando justicia en nombre de la República
y por autoridad de la ley,

RESUELVE

1º. CONFIRMAR integralmente la sentencia de primera


instancia.

2°. LIBRAR de forma inmediata orden de captura en contra del


sentenciado para que cumpla la pena de prisión de forma intramural.

3°. ADVERTIR que contra la presente decisión procede el


recurso extraordinario de casación.

4º. SEÑALAR que esta decisión queda notificada en estrados.

Notifíquese y cúmplase.

ALBERTO POVEDA PERDOMO


MAGISTRADO

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Decisión: Confirma

RAMIRO RIAÑO RIAÑO JULIÁN HERNANDO RODRÍGUEZ PINZÓN


MAGISTRADO MAGISTRADO

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