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República de Colombia

Corte Suprema de Justicia

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


SALA DE CASACIÓN PENAL

Magistrado Ponente:
Luis Guillermo Salazar Otero

AP4076-2014
Radicación no. 39613
Aprobado Acta No. 235

Bogotá, D.C., veintitrés (23) de julio de dos mil catorce


(2014)

ASUNTO

Decide la Corte sobre la admisibilidad de la demanda de


casación presentada por el apoderado de la sociedad Porval
S.A.S., antes Portafolio de Valores S.A., contra la sentencia
del 16 de mayo de 2012, mediante la cual el Tribunal
Superior de Cali modificó la emitida en primera instancia por
el Juzgado Octavo Penal del Circuito con funciones de
conocimiento de la misma ciudad, para en su lugar decretar
la prescripción de la acción penal por el delito de falsa
denuncia, y en consecuencia señalar como pena principal a
imponer a Apolinar Salvador Quiñones Quiñones de ochenta y
Casación Ley 906 Rdo. 39613
Apolinar Salvador Quiñones Quiñones

nueve (89) meses y diez (10) días de prisión y multa por el


equivalente a 288.33 salarios mínimos legales mensuales
vigentes, como autor responsable de los delitos de fraude
procesal, obtención de documento público falso y estafa
agravada.

HECHOS

Fueron resumidos en la sentencia de primer grado, en


los siguientes términos:

“…A comienzos del año 2006, el señor APOLINAR SALVADOR


QUIÑONES pretendía conseguir un préstamo de dinero pero no
tenía la solvencia económica suficiente. Por tal motivo encomendó a
la señora NELCY SARRIA DE JUCHI, le ayudara a conseguir varios
inmuebles que permitiesen soportar los créditos que pretendía
conseguir. Así las cosas, la señora NELCY le manifestó que ella
había visto varios inmuebles en diferentes municipios, entre ellos,
uno en el Corregimiento de Yumbillo del municipio de Yumbo, de
propiedad del señor LUÍS CARLOS BOLÍVAR, quien a su vez le
otorgó poder a su progenitor, el señor CARLOS ARTURO BOLÍVAR,
para que adelantara conversaciones con el comprador.

Luego de varias entrevistas, se logró levantar la escritura pública


No. 1129 del 12 de mayo de 2006, mediante la cual el señor
CARLOS ARTURO BOLÍVAR le vendió al señor APOLINAR
SALVADOR QUIÑONES QUIÑONES, en su calidad de Representante
de la empresa COAICOL S.A., el inmueble con M.I. 370-749624 por
valor de $200.000.000.oo. Sin embargo, en la promesa de compra
venta quedó estipulado que el real valor del inmueble era de
$4.340.298.000.oo, para otros efectos jurídicos, los cuales el señor
APOLINAR SALVADOR cancelaría a CARLOS ARTURO de la
siguiente manera: $500.000 (sic), a la firma de la escritura pública,

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Apolinar Salvador Quiñones Quiñones

es decir el 12 de marzo de 2006; $1.335.074.650, diez días


calendario después de la firma de la escritura; $1.251.611.975,
sesenta días calendario después de suscribir la escritura;
$1.251.611.975, noventa días después de signar la escritura de
compraventa.

El señor APOLINAR SALVADOR QUIÑONES QUIÑONES, para


garantizar el pago del precio de la compra venta, giró a favor del
vendedor, aproximadamente 11 cheques y 3 pagarés. No obstante,
el vendedor CARLOS ARTURO BOLÍVAR, estableció en la anterior
escritura pública, una cláusula resolutoria, en la cual él se
reservaba la entrega del inmueble en 90 días.

Una vez se registró la referida escritura en la Oficina de


Instrumentos Públicos, el señor APOLINAR SALVADOR QUIÑONES
QUIÑONES actuando como representante de COAINCOL S.A.,
acudió a la empresa Portafolio de Valores, hoy Porval S.A.S y allí
celebró una hipoteca abierta sobre el inmueble mencionado, por
valor inicial de $20.000.000.oo, pero con la oportunidad de ampliar
el préstamo; este acto jurídico fue elevado a Escritura Pública No.
986 del 1° de junio de 2006.

Sin embargo la empresa Portafolio de Valores, hoy Porval S.A.S al


observar que estaba la cláusula resolutoria, y al percatarse que el
señor Apolinar todavía no había recibido el inmueble, exigió a éste
la cancelación de la misma.

Por tal motivo, ante la Notaría de Yumbo comparecieron los señores


APOLINAR SALVADOR y una persona que se identificó como
CARLOS ARTURO BOLÍVAR y se elevó la Escritura pública No. 1322
del 8 de junio de 2006, donde se ordenó la cancelación de la
condición resolutoria y la entrega del inmueble; escritura que, a su
vez, fue registrada en la Oficina de Instrumentos Públicos. Con esta
escritura, logró de esta empresa Portafolio de Valores, hoy Porval
S.A.S dos préstamos más, para un total de $1.335.958.771.

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Seguidamente, el señor APOLINAR SALVADOR, pese a haber


entregado los 11 cheques en garantía de la compraventa, viajó a
Buenaventura y el 20 de noviembre de 2006, denunció ante el
Inspector Urbano del barrio Pueblo Nuevo de esa ciudad que esos
11 cheques se los habían hurtado de su chequera.

Con posterioridad, se logró determinar que el señor CARLOS


ARTURO BOLÍVAR no había comparecido ese día a la Notaría de
Yumbo y la firma que figuraba en la misma, no era la que
acostumbraba a hacer. Es por ello que se ordenó un dictamen
dactiloscópico teniendo como conclusión que la huella donde
corresponde a la del vendedor es un manchón, al igual que un
análisis grafológico que arrojó que la firma en el documento

plasmada no era la del señor BOLÍVAR OCAMPO…”.

ACTUACIÓN PROCESAL RELEVANTE

La audiencia preliminar de legalización de captura,


formulación de imputación e imposición de medida de
aseguramiento en contra de Apolinar Salvador Quiñones
Quiñones se cumplió el 5 de septiembre de 2008 ante el
Juzgado Segundo Penal Municipal con funciones de control
de garantías de Yumbo (Valle), oportunidad en que se le
imputó el concurso de delitos de estafa agravada, obtención
de documento público falso, falsa denuncia y fraude procesal
y por los cuales se le impuso medida de aseguramiento de
detención preventiva.

La Fiscalía 114 Seccional presentó escrito de acusación,


cuyo trámite correspondió al Juzgado Octavo Penal del
Circuito con funciones de conocimiento de Cali, Despacho

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ante el cual el 2 de febrero de 2009 se realizó la


correspondiente audiencia de formulación de acusación.

En el escrito en cuestión se puso de presente que se


procedía con ocasión de la denuncia instaurada por la
apoderada de Carlos Arturo Bolívar Ávila, a quien se
reconoció la calidad de víctima.

Seguidamente, en sesiones realizadas el 3 de mayo y el


14 de diciembre de 2010 y el 24 de febrero de 2011, se
cumplió la audiencia preparatoria y una vez culminado el
descubrimiento y la enunciación probatoria, el acusado
aceptó los cargos por los delitos que le fueran imputados.

El 3 de febrero de 2012 el Juzgado Octavo Penal del


Circuito emitió la sentencia de instancia, a través de la cual
condenó a Apolinar Salvador Quiñones Quiñones como
autor responsable de los delitos de fraude procesal, obtención
de documento de documento público falso, falsa denuncia y
estafa agravada a las penas principales de ciento nueve (109)
meses y diez (10) días de prisión, así como multa por el
equivalente a 293,33 salarios mínimos legales mensuales
vigentes.

De igual manera lo condenó a la sanción accesoria de


inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones
públicas por lapso de cinco (5) años y le negó el subrogado de
la suspensión condicional de la ejecución de la pena y la
sustitución de la detención intramural por la domiciliaria.

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Contra dicho pronunciamiento interpuso recurso de


apelación el delegado de la Fiscalía, el representante de la
sociedad Porval S.A.S., antes Portafolio de Valores S.A., y la
defensa técnica, impugnación resuelta por el Tribunal
Superior en el sentido de decretar la prescripción de la acción
penal por el delito de falsa denuncia, modificar la pena
impuesta y abstenerse de resolver la apelación propuesta por
el apoderado de la sociedad Porval S.A.S., antes Portafolio de
Valores S.A., por falta de legitimidad.

Contra la decisión de segunda instancia interpuso


recurso extraordinario de casación el apoderado de la
mencionada sociedad.

LA DEMANDA

Con fundamento en la causal segunda de casación, dos


cargos se formulan contra la decisión de segunda instancia,
por la presunta afectación de las garantías de la persona
jurídica en mención.

En dicho cometido, luego de referirse a los hechos,


resumir la actuación procesal e individualizar el fallo
impugnado, desarrolló las censuras formuladas en los
siguientes términos:

1. Primer Cargo

Se refiere inicialmente el libelista a la violación del


debido proceso desde el comienzo de la actuación, en razón de

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no haberse convocado a la sociedad Porval S.A.S., antes


Portafolio de Valores S.A., a las diferentes audiencias, en
especial la de acusación, por lo cual considera vulnerada su
condición de víctima al no poder ejercer su acción defensiva.

Asegura que al convocarse la sociedad Porval a la


audiencia de fallo pero no a las anteriores, se le privó de la
oportunidad de aportar elementos probatorios a favor de sus
intereses, eventualidad que constituye causal de nulidad por
violación del debido proceso y del derecho de defensa.

De igual manera, sostiene, al haber sido convocada la


sociedad a la audiencia de lectura de fallo y pese a ello no se
le de trámite al recurso de apelación interpuesto, también
constituye causal de nulidad.

Agrega que de haberse citado a la sociedad Porval a las


diferentes audiencias realizadas, el contenido de la sentencia
que puso fin a la actuación hubiera sido diferente, en cuanto
habría podido ejercer sus derechos.

Expresa que la Fiscalía de manera oculta “…pone otra


denuncia como resultado de una presunta ruptura procesal que
no se conoce en éste proceso con radicación 193-2007-
82260…”, aspecto resaltado por el juzgador de primera
instancia al manifestar que no hay conocimiento en la
actuación de la presunta ruptura de la unidad procesal.

Señala que las irregularidades en mención son sustanciales y


afectan la estructura del proceso y el derecho de defensa de
su representada.

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2. Segundo Cargo

También con fundamento en la causal segunda de


casación, denuncia la violación al debido proceso y al derecho
de defensa, derivada de la orden de cancelar la escritura
pública de venta del inmueble que realizó Carlos Arturo
Bolívar a favor de la compañía Agrícola Industrial y Comercial
de Colombia Coaincol S.A., en razón a que la escritura de
venta es perfectamente lícita, ya que el negocio se realizó sin
vicios del consentimiento, existe objeto y causa lícita y tanto
vendedor como comprador tienen capacidad.

Afirma que contrario a lo argumentado en la sentencia


impugnada, el imputado Apolinar Salvador Quiñones
Quiñones sí tenía facultad para obligar a la sociedad Coaincol
S.A. en suma superior a $50.000.000.oo la cual se encuentra
consignada en el registro de cámara de comercio, certificado
que hace parte de la escritura de venta, aspecto conocido por
el vendedor Carlos Arturo Bolívar, quien además aceptó la
forma de pago, el plazo y los riesgos que no le eran
desconocidos.

Seguidamente se refirió a la estructura del delito de


Estafa, y llamó la atención sobre el hecho relativo a que el
precio de venta en la escritura pública es pírrico frente al
verdadero valor del inmueble, estimado en más de cuatro mil
millones de pesos, eventualidad que en su criterio, conduce a
concluir que el vendedor Carlos Arturo Bolívar no fue
engañado ni inducido en error, y en tales condiciones, la

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escritura no es nula ni falsa, por lo que no debió ordenarse su


cancelación.

Expresa que la sociedad Porval S.A.S es un tercero de


buena fe frente a los acuerdos celebrados entre denunciante y
denunciado, razón por la cual mal podría afectarse el derecho
a la garantía hipotecaria en un supuesto comportamiento
ilegal de uno de ellos.

Solicitó en consecuencia a la Corte Suprema de Justicia,


decretar la nulidad de lo actuado por violación del debido
proceso y del derecho de defensa, en orden a que la segunda
instancia se pronuncie sobre las razones expuestas en la
apelación.

CONSIDERACIONES DE LA CORTE

Ciertamente, es necesario tener en cuenta que el debido


proceso está integrado por una extensa gama de derechos
fundamentales de los cuales son titulares las diferentes
personas que intervienen en el proceso penal, cuya
armonización es indispensable con el fin de materializar la
justicia, erigida por el constituyente como uno de los valores
fundantes del Estado social de derecho (preámbulo
constitucional).

El recurso de casación inherente al sistema acusatorio


colombiano regido por la Ley 906 de 2004, se concibió como
un medio de impugnación extraordinario, inescindiblemente
vinculado a las fines constitucionales y legales del mismo.

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Entre esas finalidades de la casación se encuentran la


efectividad del derecho material, el respeto de las garantías de
los intervinientes y la reparación de los agravios inferidos a
éstos.

Por tanto, quien interpone el recurso extraordinario no


sólo tiene que expresar claramente cuál es el propósito que le
asiste en el sentido de que se le restaure algún derecho
fundamental vulnerado o se disponga la reparación de un
agravio inferido que no debía soportar, sino que, además,
debe acreditar el interés jurídico procesal (legitimidad,
oportunidad y procedencia de la casación), al punto de tornar
inadmisible la demanda cuando no se satisfacen dichas
exigencias.

Para acceder a un recurso, entonces, deben concurrir en


el postulante dos condiciones necesarias:

i) La legitimación dentro del proceso, que hace


referencia a que, en quien interpone el medio de impugnación,
concurran las circunstancias legales que hacen de él un
sujeto procesal, una parte, un interviniente, según sea el
caso, lo cual significa que previo al acto cuestionado hubiese
solicitado al funcionario judicial ser admitido en esa condición
cumpliendo las exigencias de forma y de fondo previstas por
el legislador en el respectivo estatuto y que el juez le hubiere
reconocido personería en esos específicos términos.

ii) La legitimación en la causa o interés jurídico para


recurrir, en el entendido que el sujeto procesal, parte o

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interviniente, solamente puede interponer el medio de


impugnación, con el correlativo derecho a que se estudie el
fondo de su propuesta, en cuanto la decisión cuestionada, o
la parte pertinente de ella, le hubiere causado un daño, un
agravio, un perjuicio, pero medido este de manera real,
material, efectiva, siempre de cara a los intereses que
representa.

Por el contrario, si la determinación judicial censurada


favorece las pretensiones del recurrente o se pronuncia en los
términos postulados por esta, surge evidente que, por no
existir un agravio, la parte se inhabilita para impugnarla,
porque ningún daño puede reclamar frente a lo que se
resolvió según sus expectativas.

En el evento estudiado, no admite discusión que el


apoderado de la sociedad Porval S.A.S., antes Portafolio de
Valores S.A., carece de legitimación para actuar dentro del
proceso, toda vez que según se desprende de los registros de
la actuación procesal cumplida, a dicha compañía no le fue
reconocida la calidad de víctima invocada.

Al respecto se debe tener en cuenta que el artículo 250,


numeral 6, de la Constitución Política, señala como un deber
de la Fiscalía General de la Nación brindar asistencia a las
víctimas y “…disponer el restablecimiento del derecho y la reparación
integral de los afectados con el delito …”, de donde se colige una

definición amplia según la cual víctima es toda persona


afectada con el delito.

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A su vez, atendiendo al contenido del artículo 132, inciso


primero, de la Ley 906 de 2004, se tiene que el concepto de
víctima involucra a la persona natural o jurídica que
individual o colectivamente haya sufrido algún daño como
consecuencia del injusto.

De otra parte, atendiendo la jurisprudencia de la Corte


Constitucional en torno a la nueva concepción de la víctima
dentro del proceso penal (Sentencias C-228 de 2002 y C-516 de
2007), se tiene que coincide en sostener que aun en los
eventos en los cuales la intervención de la parte civil esté
motivada en la defensa de sus derechos a la verdad y a la
justicia, debe acreditar un daño concreto que se le haya
causado, en virtud del cual se justifique la defensa de tales
valores, criterio exigible, con mayor razón, cuando lo
perseguido es la indemnización de perjuicios.

La Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia de igual


manera acogió tales planteamientos y los incorporó en su
definición y concepción de las víctimas, según lo ha señalado
en diversos pronunciamientos, entre otros, en Providencias
del 11 de noviembre de 2009, Rad. 32564; 6 de marzo de
2008, Rad. 28788 y Rad. 26703; 1 de noviembre de 2007,
Rad. 26077; 10 de agosto de 2006, Rad. 22289, en las cuales
se ha expresado de manera reiterada y uniforme, que:

“…Según el artículo 132 de la Ley 906 de 2004, víctima es toda


persona natural o jurídica que individual o colectivamente ha
sufrido algún perjuicio como consecuencia del injusto, calidad que le

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otorga el derecho de acceder a la actuación e impone reconocerla


como tal en el proceso.
Sin embargo, los derechos a la verdad, la justicia y la reparación
que habilitan tal intervención no son absolutos en cuanto se
requiere la acreditación de un daño concreto, baremo que también
se traslada al campo del ejercicio impugnatorio al ser necesario que
quien promueva los recursos, además de tener legitimación en el
proceso, dado el reconocimiento como interviniente o parte, tenga
legitimación en la causa a través del interés jurídico para atacar la

decisión si le ha irrogado algún perjuicio.” 1.

En tales condiciones, acorde con los anteriores


precedentes, es claro que para acceder al reconocimiento
como víctima dentro del proceso penal actual no basta con
pregonar un daño genérico o potencial, sino que
adicionalmente es preciso señalar el daño real y concreto
causado con el delito, así se persigan exclusivamente los
objetivos de justicia y verdad y se prescinda de la reparación
pecuniaria.

Con fundamento en las anteriores consideraciones,


encuentra la Sala que no le asistía derecho al impugnante
para exigir reconocimiento como víctima en este proceso, por
cuanto, tal y como quedó especificado desde la audiencia de
formulación de acusación, la presente actuación se inició con
ocasión de la denuncia instaurada por la apoderada de Carlos
Arturo Bolívar Ávila, a quien se reconoció la calidad de
víctima, mientras que la acción penal en relación con el delito
o los delitos ejecutados en contra de los intereses de la
sociedad Porval S.A.S., antes Portafolio de Valores S.A.
1
Cfr. Providencias del 11 de noviembre de 2009, Rad. 32564; 6 de marzo de 2008,
Rad. 28788 y Rad. 26703; 1 de noviembre de 2007, Rad. 26077; 10 de agosto de 2006,
Rad. 22289.

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relacionados con el acto de constitución de la hipoteca del


inmueble y la entrega de dineros por parte de ésta, es motivo
de una actuación penal diferente, según informó la Fiscalía,
radicada bajo el número SPOA 7600160001992009-01868 en
contra de Apolinar Salvador Quiñones Quiñones y Fernando
Durango Valero, donde se estableció como víctima a la
sociedad Portafolio de Valores S.A., hoy Porval S.A.S.

Implica lo anterior que si bien en principio podría


argumentarse que los hechos en que resultara víctima Carlos
Arturo Bolívar Ávila y aquellos en que la perjudicada resultó
ser la sociedad Porval S.A.S. guardan íntima relación, lo cierto
es que se produjo la ruptura de la unidad procesal, y en tales
condiciones, le corresponde al representante de la
mencionada compañía acudir a ejercer sus derechos en
aquella actuación.

Cierto es que al proceso penal pueden concurrir


diferentes víctimas y todas obtener reconocimiento como
tales, siempre que logren referir un daño real, concreto y
específico derivado del delito objeto de enjuiciamiento. Sin
embargo, en el caso bajo examen, quien puede acreditar un
daño con los delitos por los cuales resultó condenado
Apolinar Salvador Quiñones Quiñones en esta actuación, es
la persona afectada con los comportamientos concretados en
la acusación y en la sentencia, que tienen relación
exclusivamente con la negociación del inmueble propiedad de
Carlos Arturo Bolívar Ávila.

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Si bien es cierto el Juzgador de Primer grado erró al


convocar a la sociedad Porval S.A.S. a la audiencia de lectura
de fallo y permitirle interponer recurso de apelación contra el
fallo condenatorio, ello en manera alguna le confiere la
calidad de víctima reconocida, por ausencia de la condición de
sujeto procesal habilitado para actuar.

De acuerdo con lo anterior, los argumentos expuestos


por el impugnante no logran persuadir a la Corporación sobre
la procedencia del reconocimiento de la calidad de víctima a la
sociedad Porval S.A.S., antes Portafolio de Valores S.A., razón
por la cual se impone inadmitir la demanda de casación por
ausencia de legitimación dentro del proceso.

Finalmente, contra la determinación que se adoptará


procede el mecanismo de insistencia previsto en el inciso
segundo del artículo 184 de la Ley 906 de 2004, cuyo trámite
a falta de regulación legal es el siguiente:

“…a- … sólo puede ser promovida por el demandante dentro de los


cinco (5) días siguientes a la notificación de la providencia que
inadmite la demanda de casación u oficiosamente provocada dentro
del mismo lapso por alguno de los Delegados del Ministerio Público
para la Casación Penal -en tanto no sean recurrentes- el Magistrado
disidente o el Magistrado que no haya participado en los debates o
suscrito la inadmisión.

b- La respectiva solicitud puede formularse ante el Ministerio


Público a través de sus Delegados para la Casación Penal, ante uno
de los Magistrados que haya salvado voto respecto a la decisión de

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inadmitir o ante uno de los Magistrados que no haya intervenido en


la discusión.

c- Es potestad del funcionario ante quien se formula la insistencia


someter el asunto a consideración de la Sala o no presentarlo para
su revisión y en este caso así lo informará al peticionario en un

término de quince (15) días…” .


2

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Penal,

RESUELVE

INADMITIR la demanda de casación presentada por el


apoderado de la sociedad Porval S.A.S., antes Portafolio de
Valores S.A

Contra esta decisión procede el mecanismo de insistencia,


en los términos señalados.

Comuníquese y cúmplase,

FERNANDO ALBERTO CASTRO CABALLERO

2
Auto, diciembre 12 de 2.005, radicación 24322; en el mismo sentido, auto, de mayo 4 de
2006, radicación 25006.

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Apolinar Salvador Quiñones Quiñones

JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO

JOSÉ LEONIDAS BUSTOS MARTÍNEZ

EUGENIO FERNÁNDEZ CARLIER

MARÍA DEL ROSARIO GONZÁLEZ MUÑOZ

GUSTAVO ENRIQUE MALO FERNÁNDEZ

EYDER PATIÑO CABRERA

PATRICIA SALAZAR CUÉLLAR

LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO

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Nubia Yolanda Nova García


Secretaria

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