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Resumen Summary
A partir de un análisis crítico del Starting from a critical analysis of the
vocablo de moda depresión, tratamos de fashionable word depression, we try to
articular, desde el contexto psicoanalíti- articulate, from in the psychoanalytic
co, la preocupación de la psiquiatría clá- context, the worry of the classic
sica por la tristeza a través del dolor psychiatrist about the sadness over the
moral. La pérdida, como explicación del pain moral. The loss, like explanation of
duelo, y la melancolía en la obra de Freud, the mourning, and the melancholy in the
encuentra en la cobardía moral de Lacan Freud´s work, finds in the Lacan´s moral
el estatuto ético de la depresión: la clau- cowardice the ethical statute of the
dicación del sujeto en relación a su de- depression: the individual´s subjection in
seo. relation to his wish.
1. No obstante, es necesario diferenciar, a pesar de todo, la melancolía como entidad clínica de la depresión como
estado. La primera quedaría encuadrada dentro del campo de la psicosis, mientras que la segunda podría darse
en cualquiera de las estructuras clínicas. En este punto, la diferenciación estructural que aportan los mecanis-
mos de represión, renegación y forclusión sobre las estructuras clínicas, marca las diferencias.
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te está arraigado en las bases de nuestra como tales, se anhelan en petit comité o
propia cultura. Es, podríamos decir, un en los nostálgicos programas televisados
efecto de los tiempos por donde se mue- como un ideal perdido, pero en realidad
ve este hombre moderno que camina ver- apenas se cree ya en ellos. De ahí ese
tiginosamente por la vida sin querer de- diálogo de sordos con el que en ocasio-
tenerse a pensar. Cuando en realidad se nes se intercambian los mensajes en los
dice «que vivimos en la era de la ciencia medios de comunicación; mensajes que
o que lo científico es lo que vale o que mayoritariamente buscan simplemente
hay que construir una verdad en base a dar rienda suelta al goce de cada cual.
una realidad científica», lo que definiti- Es por todo ello por lo que podemos
vamente estamos marcando -con este len- decir, finalmente, que existe como una
guaje de la ciencia y su instrumento, la unión y una sintonía eficaz entre este
técnica- es la forma adecuada de pensar sistema científico -que, mediante el dis-
y de relacionarse con el mundo. Y ha sido curso técnico de la ciencia, propugna la
precisamente hacia este tren científico e masiva medicalización del malestar de los
instrumental hacia donde la psiquiatría sujetos y la búsqueda de un estatuto de
actual se ha encaminado, en un intento enfermedad para la infelicidad humana-,
por hacerse definitivamente con un dis- con esta cultura nuestra que impone y
curso médico eficaz, eficiente y efecti- sutura cualquier forma de demanda con
vo, según la jerga del momento, que le objetos de consumo que tratan de per-
sirviera de puente de conexión con otras vertir el deseo y facilitar el goce.
disciplinas científicas. Pero no nos equi- El resultado final es la anulación de
voquemos; el discurso de la ciencia y de la subjetividad en el sufrimiento huma-
la técnica, llegado a este punto, es el no y la consecuente irresponsabilidad de
único que vale y cualquier otro modo de todo aquello que bajo la queja e, inclu-
pensamiento está condenado al ostracis- so, el acto se cierne; esto es, se cuestio-
mo. La técnica se ha convertido en la na en todo momento la propia posición
herramienta veraz de cualquier procedi- del sujeto; algo frente a lo que el psicoa-
miento de intercambio y resolución de nálisis se rebela, porque, como apunta
problemas, y apenas se cree ya en otra Lacan, de nuestra posición de sujeto
cosa que no sea lo objetivo, científica- siempre somos responsables.
mente hablando. Hasta se tiende en la
actualidad, por ejemplo, a que la filoso-
fía desaparezca de los programas de en- LA PSIQUIATRÍA CLÁSICA. UNA MI-
señanza en favor de la técnica, y, desde RADA ALREDEDOR DEL DOLOR MORAL.
luego, lo objetivo en este caso es la má- Para tratar de situar ahora el proble-
quina, el instrumento de medición, el ma de la depresión en el contexto de la
fármaco y no ya el sujeto, la palabra, ni cobardía moral, se hace preciso realizar
la relación médico-paciente. El sujeto, la una incursión previa por el campo de la
palabra y la relación médico-paciente, psiquiatría clásica, en tanto que esta dis-
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dida vendrá a ser el detonante de ese to, es el origen del sufrimiento melancó-
dolor moral que corroe y destruye por lico actual. De ahí esa resignación tan
dentro. constante con que el sujeto melancólico
A finales del siglo XIX, Sèglas, un espera su castigo; un castigo que en oca-
psiquiatra francés, viene a dibujar fina- siones no duda él mismo en ejecutarlo.
mente el cuadro de la melancolía simple Finalmente, y llegado a su punto ex-
o hipocondría moral. Un cuadro clínico tremo, el sujeto melancólico puede lle-
donde el dolor moral y las alteraciones gar a negar su propia vivencia corporal
cenestésicas e intelectivas definen cla- e, incluso, su existencia como ser huma-
ramente ese estado de melancolía con no (delirio de negación de Cotard). La
conciencia. En este estado melancólico, muerte del sujeto, como dirá Lacan, an-
la aparición de las ideas delirantes de tecede en este caso a esa muerte corpo-
ruina, culpabilidad o persecución no son ral imposible que jadea y anhela el suje-
más que la consecuencia de ese dolor to melancólico.
moral previo que atormenta al paciente.
De esta forma, y aun cuando la temática
delirante en el sujeto melancólico pueda Y EN ESTO LLEGÓ FREUD. LA TRISTE-
ser variada, se presenta sin embargo, y ZA Y LA PÉRDIDA.
como denominador común, el dolor mo- La visión freudiana trató de dotar a
ral y las alteraciones corporales e la psiquiatría clásica, marcada por la des-
ideativas. Nuevamente podemos volver a cripción de los fenómenos, de un instru-
percibir cómo, en su reflexión, Sèglas mento de comprensión necesario que per-
detecta en el origen del cuadro una falta mitiera aclarar aquella parte que subyace
moral, precisamente en el mismo lugar en el fenómeno de la tristeza, esto es,
en donde Freud evidenciará más tarde la trató de comprender la dinámica de la
existencia de una pérdida desconocida, estructura. El texto de Freud Duelo y me-
esto es, una pérdida de carácter incons- lancolía (1915) es, precisamente, el in-
ciente. tento de poner el acento en la pérdida
Si precisamente la falta moral en su inconsciente, como causa de ese dolor
origen justifica la presencia de las alte- moral descrito por los psiquiatras clásicos.
raciones corporales, así como las altera- Freud, coetáneo de las grandes dis-
ciones intelectivas, el delirio viene a ser cusiones clasificatorias de la enfermedad
la reacción a ese dolor moral en un in- mental durante principios del siglo XX,
tento por comprender intelectivamente no se entretuvo en dilucidar fenomeno-
la causa del sufrimiento. Vemos, así, cómo lógicamente la cuestión diagnóstica de
el delirio cumple una función de explica- la melancolía, sino que trató de aportar
ción, que, en ocasiones y de forma retro- una descripción sencilla que permitiera
activa, da contenido a esa causa desco- abordar rápidamente la dinámica en jue-
nocida que, mediante lo acontecido o no go. La melancolía, nos dice, «se caracte-
acontecido en la historia previa del suje- riza psíquicamente por un estado de áni-
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decir el sujeto, refugiándose por momen- a la nada, y que, a la vez que marca con
tos -y con el precio tan severo a pagar su huella enigmática nuestros actos y
por ello- en el afecto de la tristeza, se decisiones, inquieta, domina y posee al
evade de lo que en realidad la produce y ser humano. De ahí que la relación del
retrocede, así, frente al deseo. De ahí que sujeto humano frente a su deseo siempre
podamos decir que, en realidad, la tris- se muestre en el terreno de lo conflicti-
teza esconde, bajo su máscara incierta, vo, de la duda, de la angustia y que, pre-
la renuncia a saber sobre el inconscien- cisamente, frente a ese terreno incierto
te, esto es, esconde, y evita a la vez, que supone el deseo -que permitiría un
poder confrontarse con la causa de su despertar a la vida-, es frente a lo que el
deseo. sujeto depresivo claudica, dirime y esca-
No retroceder frente al deseo se con- pa, mediante un síntoma, la tristeza como
vierte así, en el lema ético del psicoaná- afecto, que es, a la vez, tanto la expre-
lisis por excelencia. Pero, ¿a qué deseo sión de la claudicación frente al deseo,
nos referimos en realidad? Al deseo in- como la satisfacción de esa parte del su-
consciente. Y el deseo inconsciente, como jeto que se opone a él (el goce).
motor del aparato psíquico, no es, desde Si hemos dicho que la tristeza es una
luego, aquello que desde la consciencia acto de responsabilidad inconsciente, de
nos va dirigiendo por entre los resortes voluntad involuntaria (27), que obstacu-
del consumo, ni siquiera lo que desde la liza el deseo, ese deseo que en realidad
necesidad siempre cambiante se tipifica apunta a un vacío, a la nada ¿cómo po-
y encubre bajo la demanda; el deseo, bajo der afrontarlo sin llegar a asustarnos?
el epígrafe de lo inconsciente, es, en rea- ¿Cómo situarnos frente a esa nada que
lidad, lo no sabido, lo que nos determi- nos invade y que demuestra nuestra frá-
na, lo que no se deja cubrir bajo la de- gil existencia? ¿Cómo poder hacer ese
manda, lo que no se puede calmar me- duelo por la nada que somos a pesar de
diante ese objeto que tapa la necesidad, la mascarada del yo? Es evidente que con
tal y como muy bien nos lo muestra nues- valentía. Con esa valentía que tiene que
tro sujeto anoréxico (25). En definitiva, ver con poder llegar a situarse más allá
lo que perdura más allá de la pacifica- del sentido del significante, de la pala-
ción de la necesidad. El deseo incons- bra. Porque, si el significante traduce un
ciente por tanto, como efecto del len- sentido, sabemos sin embargo, que no
guaje sobre el ser vivo, «es la consecuen- todo puede ser dicho con la palabra, que
cia en el ser hablante de la castración o, hay un punto en que el significante falla
lo que es lo mismo, de la diferencia intro- y la palabra queda a la deriva sin poder
ducida por el significante» (26). Un de- cernir el significado último. Y este
seo que, en realidad, apunta a un vacío, significante inexistente, este no-sentido,
2. La tristeza vendría a ser, por tanto, como un acto de voluntad inconsciente que equivale a no afrontar el
deseo.
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este vacío estructural con que se topa el resulta. En fin, una tristeza que no
ser humano en su peregrinar por la exis- martiriza ya al cuerpo, que no culpabiliza
tencia, nos enfrenta también con una tris- a nadie y que, sin embargo, permite se-
teza; pero con una tristeza que no es la guir deseando.
del melancólico, que, invadido por un De esta forma, si la tristeza de la
vacío, se deja llevar hacia el goce mortí- depresión es una obstrucción al deseo,
fero de un síntoma de queja que no cesa la tristeza, efecto del duelo imposible -
o, en ocasiones, hacia el hilo de una pero aceptado sin resignación-, es una
muerte con la que trata de tapar su ma- invitación a vivir con un deseo siempre
lestar incierto, sino que es una tristeza, vivo y que no se agota. Un deseo que,
efecto de un duelo imposible de resol- aun cuando guarda relación con la falta
ver, que confirma que el sentido de la que agujerea al ser parlante, no impide,
vida es el de un deseo, dirigido hacia la sin embargo, la realización de una vida
muerte que puede ser trasladado a la vida, que se dirige inevitablemente hacia la
aun a sabiendas de lo perecedera que ésta muerte.
BIBLIOGRAFÍA
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14. Freud, S., Duelo y Melancolía, Madrid, Biblioteca Nueva, 1973.
15. Ibid, pp 2092.
16. Ibid, pp 2092.
17. Ibid, pp 2093.
18. Ibid, pp 2094.
19. Ibid, pp 2094.
20. Ibid, pp 2095.
21. Ibid, pp 2095.
22. Ibid, pp 2097.
23. Ibid, pp 2092.
24. Ibid, pp 2100.
25. López Herrero, L.S., Anorexia: Comer nada. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq.,1999, XIX,
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1997, IV Jornadas de la Asociación Castellano Leonesa de Salud mental, pp 81-90.
Ana Pérez
Médico Residente. Medicina Familiar y Comunitaria
Centro de Salud José Aguado. León
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