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DIPLOMADO EN CYBERAULA,

INNOVACIÓN Y APLICACIÓN DE
HERRAMIENTAS DIGITALES

ACTITUDES Y CREENCIAS
DE LOS DOCENTES

Mundo 1
Transformación del aula presencial y B-learning
Diversos estudios indican que, en general, los docentes
tienen una actitud favorable hacia la implementación
de las TIC en los ambientes educativos y al enfoque
constructivista social que en el mundo entero se está
entendiendo como un parámetro adecuado para
vehiculizar estos procesos (Hernández y Martín, 2017).
No obstante, también se comprende que el trabajo con
la metodología virtual implica mayores compromisos
intelectuales y socioemocionales y mayor exigencia de
tiempo para la planeación, administración, diseño de
materiales, asesoría y evaluación.
Más exigente aún, estas metodologías en línea implican
el cambio de las creencias y las prácticas de aprendizaje y
enseñanza, pasando a dar preponderancia al aprendizaje
centrado en los estudiantes. Para comprender la manera
en que perciben los docentes las relaciones entre las TIC
y la educación, además de las actitudes y las condiciones
materiales, es importante conocer sus concepciones
sobre el aprendizaje, la enseñanza y el conocimiento, lo
que es reconocido en la cultura científica como creencias
epistémicas. Dichas creencias se extienden en varios
planos (Berríos, 2019):
Estabilidad del conocimiento: ¿el conocimiento es verdadero, fijo y
estable o relativo? ¿Qué tan cambiante se cree que es el conocimiento?

Estructura del conocimiento: ¿el conocimiento es simple, con


hechos independientes y aislados, o es más compuesto, con hechos
interrelacionados?
Fuentes del conocimiento: ¿proviene de fuentes externas o
participamos en su construcción?
Justificación del conocimiento: ¿su validación y justificación
proviene de la autoridad y la experiencia directa o se justifica en
los argumentos, las reglas y la lógica?

Modificabilidad de la inteligencia: ¿es fija e innata o modificable


y cambiante?

Velocidad del aprendizaje: ¿deber ser rápido o paulatino y


gradual?
Las respuestas a estas preguntas han sido empleadas
para definir los enfoques a través de los cuales los
docentes comprenden la educación e intervienen
en ella. Los enfoques descritos por la teoría son
básicamente tres (Hofer y Pintrich, 1997 y Hofer, 2001):

1. Transmisivo - reproductor: caracterizado por creer


que el conocimiento es estático, definido ya en las
fuentes de conocimiento y transmitido en los procesos
de enseñanza.
2. Práctico - constructor individual: se concentra
en la enseñanza y se basa en la aplicación individual
del conocimiento y en la experiencia, más que en
las fuentes escritas.

3. Transformador - constructor social: entiende


el conocimiento como producto de un proceso
centrado en el estudiante y en el aprendizaje,
caracterizado por ser una amplia red semántica
progresiva y permanentemente construida en la
interacción grupal.
En suma, podría decirse que los docentes que se adaptan de manera
más propositiva a los ambientes educativos mediados por las TIC son
aquellos para quienes el conocimiento y la inteligencia cambian y se
construyen de manera progresiva, como conjuntos articulados de
conceptos cuya formación se basa principalmente en nuestra acción
física y mental, orientada por argumentos y hechos, procesados a través
de la lógica y la investigación sistemática, en procesos secuenciales
ordenados en el tiempo.
¿Cuál es el docente esperado para el siglo XXI?

Está claro en este punto que ni el mundo es el mismo, ni los ambientes


de aprendizaje, ni los estudiantes, ni los docentes pueden serlo. En
consecuencia, es necesario preguntarnos ¿qué es lo que se espera
de un docente en el siglo XXI? ¿Cuáles son las características y
competencias necesarias para cumplir el rol docente en los actuales
contextos de aprendizaje?
Para responder esta pregunta, revisemos los tipos
o categorías de habilidades que Valencia-Molina,
Serna-Collazos, Ochoa-Angrino, Caicedo-Tamayo,
Montes-González y Chávez-Vescance (2016) estiman
necesarias en los docentes:

1. Habilidades psicoeducativas: orientadas a la


problematización del conocimiento y a creación
de espacios de aprendizaje contextualizados que
promuevan la reflexión, el pensamiento crítico.
2. Habilidades vocacionales y de liderazgo: en términos
de actitudes favorables a la innovación y la creatividad en
el uso de los recursos y en la comunicación, para promover
espacios de diálogo y creación.

3. Habilidades colaborativas y cooperativas: para


comunicarse, trabajar en equipo, aprender y promover el
aprendizaje desde la lógica de compartir la información y
el conocimiento para construir en conjunto y potenciar los
procesos.
Estas categorías en su unión determinan el grupo de competencias que se estiman
necesarias desde lo pedagógico, como se sintetiza en la siguiente figura.

Figura 3
Competencias pedagógicas necesarias en los docentes
Tomado de Valencia-Molina, Serna-Collazos, Ochoa-Angrino, Caicedo-Tamayo, Montes-González y Chávez-Vescance
(2016).
A partir de estas categorías, se plantean las siguientes
competencias:

1. Pensamiento crítico

Uso reflexivo de la información y el conocimiento para valorar, evaluar


y problematizar los argumentos y hechos, evitando los juicios previos
(Miranda, 2003) o basados en información insuficiente. Esto permite
vislumbrar los objetos de conocimiento desde múltiples perspectivas,
lo que evita concebir el conocimiento como verdad absoluta.
En palabras de Sternberg (1986, citado por Bezanilla, Poblete,
Fernández, Arranz y Campo, 2018) “el pensamiento crítico son
los procesos, estrategias y representaciones que la gente
utiliza para resolver problemas, tomar decisiones y aprender
nuevos conceptos”.
2. Pensamiento creativo:

Creación y reelaboración de nuevas ideas (Valencia-Molina,


Serna-Collazos, Ochoa-Angrino, Caicedo-Tamayo, Montes-
González y Chávez-Vescance, 2016) con el objetivo de dar
soluciones originales a los problemas (López, 2018). Gardner
ofrece una definición amplia indicando que el pensamiento
creativo se observa cuando alguien “…resuelve problemas con
regularidad, elabora productos o define cuestiones nuevas en
un campo de un modo que al principio es considerado nuevo,
pero que al final llega a ser aceptado en un contexto cultural
concreto” (Gardner, 1999, p. 53).
3. Comunicación:

Uso de diferentes códigos, formatos, estrategias y medios para escuchar,


comprender, negociar y construir conjuntamente el conocimiento, así como
para interactuar y orientar de manera asertiva, productiva y prospectiva el
aprendizaje.
4. Colaboración:

Implica la comprensión de la importancia del aprendizaje cooperativo


y colaborativo como fuentes de aprendizaje, al igual que la interacción
armónica en grupos de trabajo para la toma de decisiones, la solución
de problemas y, en general, el desarrollo grupal de proyectos.
¿Y en el manejo de las TIC cuáles son las
competencias requeridas?
Estas competencias mencionadas en cuanto a la
conceptualización, la visión, la interacción, la colaboración
y la orientación hacia el aprendizaje, por supuesto se
relacionan con las TIC. A partir de diferentes autores como
Prendes, Castañeda y Gutiérrez (2010), y Fernández y
Pozos (2018), junto con algunas observaciones propias,
a continuación se muestran las principales habilidades
digitales que, junto con las competencias docentes,
permiten el cumplimiento de los objetivos formativos en
la sociedad actual:
1. Manejo del computador, de dispositivos digitales y de software.
2. Búsqueda, selección válida y uso sistemático de información.
3. Gestión de la comunicación a través de aplicaciones y redes
sociales.
4. Creación y edición de documentos.
5. Planificación y diseño de recursos y experiencias de aprendizaje
mediadas por las TIC.
6. Desarrollo, orientación, monitoreo y evaluación del aprendizaje
cooperativo y colaborativo.
7. Gestión del desarrollo personal y profesional con apoyo en las
TIC.
8. Investigación e innovación pedagógica con y para el uso de las TIC.
9. Respeto y valoración de la diversidad, la honestidad y la ética en el
aprendizaje con las TIC.
10. Promoción de la conciencia del cuidado del ambiente, la salud, la
seguridad y el bienestar con el uso de las TIC.
11. Gestión y promoción del conocimiento y el uso de estrategias de
aprendizaje que favorezcan el aprendizaje profundo, la autorregulación,
la metacognición y el aprender a aprender.

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