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Curso IC 2 Edición Bases Concepto, Epidemiología, Etiología y Fisiopatología
Curso IC 2 Edición Bases Concepto, Epidemiología, Etiología y Fisiopatología
de Teresa
Curso Insuficiencia Cardíaca Cardioformación. 2ª Edición
Concepto
Epidemiología
Etiología
Fisiopatología
Diagnóstico
Insuficiencia Cardíaca (IC) es un término bastante descriptivo: significa que el corazón no es capaz
de realizar su función de forma suficiente. La función básica del corazón es proporcionar una adecuada
perfusión a los tejidos de todo el organismo. Como es evidente, cualquier tipo de alteración cardíaca, sea
en el miocardio, las válvulas, la circulación coronaria o el tejido excitoconductor, puede abocar a un mal
funcionamiento del corazón; así pues, la insuficiencia cardíaca no es, sensu strictu, una enfermedad, sino
un síndrome que puede ser consecuencia de una amplia gama de enfermedades cardíacas y, en ciertas
circunstancias, no cardíacas.
En definición de Braunwald,
Como concepto parece irreprochable, puesto que introduce un interesante aspecto, el del papel
de los mecanismos de compensación. En efecto, la mayor parte de los casos de IC cursa sin que sea
evidente una hipoperfusión periférica; ello se debe a la acción de ciertos Mecanismos de Compensación
que son capaces de mantener un gasto cardíaco adecuado pero, eso sí, pagando un precio, el aumento
de la presión de llenado ventricular. Veremos más adelante la importancia de este hecho.
En los últimos años hemos asistido a un creciente interés por la insuficiencia cardíaca. Las causas
de este interés son múltiples:
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Insuficiencia Cardíaca. Etiología y Fisiopatología. E. de Teresa
Curso Insuficiencia Cardíaca Cardioformación. 2ª Edición
por ayudar a sus pacientes, se sienten más atraídos por enfermedades en las que existe una posibilidad real
de aportar algo a los que las padecen. Pero también es evidente que la presión de la industria sanitaria
contribuye a llamar la atención sobre problemas para los que puede ofrecer soluciones.
PREVALENCIA E INCIDENCIA4 5 6
Nos encontramos pues ante una enfermedad muy frecuente y con elevada mortalidad,
superior a la de muchos tipos de cáncer, lo que justifica lo interesante de conocer más sobre
ella
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Insuficiencia Cardíaca. Etiología y Fisiopatología. E. de Teresa
Curso Insuficiencia Cardíaca Cardioformación. 2ª Edición
ETIOLOGIA
Se admite que las dos causas más frecuentes de insuficiencia cardíaca son la hipertensión
arterial (HTA) y la cardiopatía isquémica, seguidas de las enfermedades valvulares “miocardiopatías”,
etc.; sin embargo, en la mayoría de los casos es difícil atribuir la IC a una causa única, pues existe
solapamiento de varias. Por ejemplo, la hipertensión arterial puede ser un factor de riesgo para padecer
un infarto y, al mismo tiempo, causa intrínseca de insuficiencia cardíaca.
La importancia relativa de estas etiologías varía con la población estudiada y la época. Por
ejemplo, en el estudio de Framingham la hipertensión como causa aislada de insuficiencia cardíaca
representaba un 70% de los casos, lo que parece excesivo; quizá se deba a que, dado el carácter no
invasivo de los medios de diagnóstico empleados se hayan dejado sin detectar numerosos casos de
cardiopatía isquémica11. En todo caso, en ese estudio la importancia relativa de la hipertensión y de la
enfermedad valvular se ha reducido de forma marcada a partir de los años 50, al mismo tiempo que
aumentaban las enfermedades coronarias y la diabetes mellitus.
En ciertas regiones el impacto de las distintas causas puede ser diferente; por ejemplo, en el
norte de África la cardiopatía reumática valvular sigue siendo una frecuente causa de IC, mientras que en
ciertas regiones de Suramérica la miocardiopatía chagásica es responsable ce un número no despreciable
de casos. Una causa creciente de IC es la acción cardiotóxica de ciertos fármacos que se emplean en la
quimioterapia del cáncer.
Es posible que la menor representación de la hipertensión como causa única de insuficiencia
cardíaca se deba a una mejor detección y tratamiento. Por ejemplo, los estudios SHEP (Systolic
Hypertension in the Elderly Program) 12 y STOP-Hypertension (Swedish Trial of Old Presons with
Hypertension)13 consiguieron reducciones de un 55 y 51% respectivamente en la incidencia de
insuficiencia cardíaca entre los hipertensos tratados con relación a los no tratados. En todo caso, la
hipertensión está presente en un elevado porcentaje de pacientes de IC, sea como causa aislada o como
concausa. En dos de los más recientes ensayos clínicos en IC la hipertensión arterial (HTA) estuvo presente
en una alta proporción de los pacientes incluidos, en particular en la IC con fracción de eyección
conservada (ICFEc). Un 95% de los casi 5.000 pacientes con este tipo de IC incluidos en el estudio
PARAGON14 presentaba antecedentes de hipertensión, mientras que el porcentaje entre los pacientes con
fracción de eyección reducida (ICFEr) que participaron en el estudio PARADIGM 15 era del 70%.
El estudio de Framingham identificó diversos factores de riesgo para el desarrollo de insuficiencia
cardíaca, de entre los que los más importantes fueron la hipercolesterolemia, hipertensión, intolerancia
a la glucosa y, sobre todo, la hipertrofia ventricular izquierda detectada mediante electrocardiografía 16.
Cardiopatía Isquémica
Hipertensión Arterial
Valvulopatías/Cardiopatía reumática*
Miocardiopatías
Miocardiopatía Chagásica**
Cardiopatías Congénitas
Fármacos cardiotóxicos (quimioterapia)
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MECANISMOS FISIOPATOLOGICOS17
El comienzo del proceso que conduce a la insuficiencia cardíaca se inicia con un acontecimiento
que supone una agresión para el miocardio. Este acontecimiento, que en numerosas ocasiones no
podemos definir con exactitud en el tiempo, puede ser de cuatro tipos:
1.- Una sobrecarga de presión. Ejemplos tipo de esta situación son la hipertensión arterial o la
estenosis aórtica. En estos casos el miocardio inicialmente es normal, esto es, no existe un problema
intrínseco de contractilidad; pero este miocardio normal debe enfrentarse a una carga superior a la
habitual. Como veremos más adelante, tras un período de tiempo variable esta situación puede conducir
a la insuficiencia cardíaca.
2.- Una sobrecarga de volumen. Las regurgitaciones valvulares (insuficiencia mitral o aórtica) así
como los cortocircuitos izquierda-derecha constituyen ejemplos de esta situación, en la que nuevamente
el miocardio es al inicio normal.
3.- Una pérdida localizada de miocitos. El infarto de miocardio, una de las causas más frecuentes de
insuficiencia cardíaca, constituye el ejemplo más claro de esta situación. Aquí coexiste una parte del
miocardio, la necrosada, cuya función se pierde por completo, con otra parte, el miocardio sano que debe
someterse a una sobrecarga para intentar suplir la contribución de la zona ausente. El resultado es que la
función de las cámaras ventriculares se encuentra deprimida en mayor o menor medida, dependiendo de
la extensión de ambas zonas.
4.- Una disminución generalizada de la contractilidad. Esto es lo que sucede en las miocardiopatías
dilatadas de diverso origen. Aquí la función de la cámara es anormal como consecuencia de una anormal
contractilidad del miocardio que la forma, sin que existan zonas normofuncionantes.
Dentro de estos cuatro grandes grupos pueden agruparse todas las causas que desembocan en
la insuficiencia cardíaca; el camino que conduce hacia el síndrome final no es, claro está, el mismo. La
información de que disponemos sobre el proceso evolutivo tampoco es la misma; en el caso del infarto
de miocardio, el acontecimiento que pone en marcha toda la secuencia de eventos es conocido y, por lo
general, no pasa desapercibido. Este hecho ha permitido analizarlo con cierto detalle, e incluso poner en
marcha actuaciones para intentar retrasarlo. Por el contrario, en muchos casos de miocardiopatía dilatada
el diagnóstico no se hace sino cuando aparecen signos y síntomas clínicos de insuficiencia cardíaca, por lo
que los acontecimientos que tienen lugar antes de este momento son menos conocidos. Pero en todo
caso, y de forma general, podemos esquematizar la situación de la siguiente manera:
Mecanismos de Compensación
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este mecanismo es particularmente evidente en la sobrecarga de presión como la que sigue a una
hipertensión arterial o una estenosis aórtica
Figura 1
.
Pero también en casos de sobrecarga de volumen se produce cierto grado de hipertrofia ventricular,
aunque en estos casos es excéntrica, esto es, acompañada de dilatación de la cavidad. Por el contrario,
en la sobrecarga de presión la hipertrofia es concéntrica.
Figura 2
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El aumento del componente fibroso del ventrículo puede alterar sus propiedades diastólicas, de
forma que la curva presión-volumen durante la diástole se modifica; para conseguir igual volumen
telediastólico se requiere una presión de llenado superior (Figura línea de puntos)
El aumento de la presión telediastólica favorece el desarrollo de la denominada “Insuficiencia
cardíaca diastólica”; o más correctamente, Insuficiencia Cardíaca con Fracción de Eyección conservada
(IC-FEc); además dificulta aún más la perfusión coronaria, pues no hay que olvidar que la presión de
perfusión coronaria -fenómeno esencialmente diastólico- es la diferencia entre presión diastólica aórtica
y presión diastólica ventricular. Cuando a la hipertrofia ventricular, que con frecuencia es consecuencia
de hipertensión arterial, se une enfermedad coronaria, el problema aumenta.
Por último, la hipertrofia ventricular se acompaña con frecuencia de arritmias ventriculares, cuya
génesis puede guardar relación con todos los mecanismos comentados anteriormente, en especial con el
mayor grado de fibrosis intersticial y con la isquemia miocárdica relativa. Quizá este hecho sea el culpable
de que la hipertrofia ventricular, de acuerdo con datos procedentes del estudio del corazón de
Framingham, constituya un factor de riesgo independiente de muerte súbita.
Figura 3.- Curvas presión- volumen simplificadas del ventrículo izquierdo. En situación normal (asa
continua) y si comenzamos en el inicio de la diástole cuando se abre la válvula mitral (A), el volumen
ventricular va aumentando paulatinamente hasta el punto B, mientras que la presión no se incrementa
apreciablemente. En ese momento se inicia la sístole, la presión ventricular supera a la auricular y se cierra
la mitral. Mientras la presión no alcance la presión aórtica y la supere, la válvula aórtica no se abre, con
lo que el ventrículo sólo aumenta la presión pero no modifica el volumen (B - C, fase de contracción
isométrica). En C se abre la válvula aórtica y comienza la eyección, con lo que el volumen ventricular se
reduce rápidamente hasta el punto D. Ahí se cierra la válvula aórtica y, hasta que no se abre la mitral
asistimos a la fase de relajación isométrica (D - A). Cuando el ventrículo izquierdo es rígido y poco
distensible, como sucede en la hipertrofia ventricular que constituye la base de la insuficiencia cardiaca
diastólica (línea de puntos), la curva presión-volumen está alterada, y para un mismo volumen de llenado
la presión telediastólica está elevada. En la dilatación ventricular con baja fracción de eyección (asa de
línea discontinua) la relación diastólica presión - volumen puede ser normal, pero la presión telediastólica
es elevada, pues nos hemos desplazado demasiado a la derecha en esa curva. Obsérvese que, pese a que
la fracción de eyección en esta situación está deprimida, el volumen latido (volumen diastólico menos
volumen sistólico) se mantiene.
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Vtd - Vts
FE = -------------
Vtd
Sistema renina-angiotensina-aldosterona
Los cambios estructurales que tienen lugar en el proceso de adaptación a la insuficiencia cardíaca
son mediados por la puesta en marcha de una serie de sistemas neurohormonales, de entre los cuales
hay que destacar el sistema renina-angiotensina-aldosterona y el sistema nervioso simpático 18. La
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angiotensina II tiene una acción inotropa positiva. En la insuficiencia cardíaca de origen isquémico el
aumento de la contractilidad incrementa el consumo de O2, pudiendo agravar la isquemia subyacente.
También tiene acción promotora del crecimiento celular, que en parte es responsable de la producción
de hipertrofia ventricular; al mismo tiempo, la aldosterona induce la producción de fibrosis miocárdica y
contribuye a la retención hidrosalina. La A-II aumenta también el tono vascular. El aumento del tono
vascular tiene su sentido en la insuficiencia cardíaca, aunque también sus inconvenientes. El aumento del
tono venoso ayuda a desplazar el "pool" venoso hacia el territorio pulmonar, aumentando la precarga
ventricular izquierda que puede contribuir a mejorar el gasto cardíaco en función del mecanismo de Frank-
Starling (Figura 4, A). Pero en estadíos avanzados de la insuficiencia cardíaca, cuando dicha curva se
encuentra aplanada el aumento de la precarga se traduce en una mayor congestión pulmonar y no en una
mejoría del gasto. Por otra parte, el aumento de las resistencias periféricas pretende mantener la presión
de perfusión en órganos clave. Este mecanismo funcionaría bien en un corazón normal, de función no
deprimida, ya que el gasto no se modifica para una amplia gama de valores de resistencia periférica
(Figura 4, B). Sin embargo, en el corazón insuficiente el aumento de las resistencias condiciona una
reducción adicional del gasto cardíaco.
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Los péptidos natriuréticos son una serie de hormonas que, en líneas generales, ejercen acciones
opuestas a la del SRAA. El más importante es el BNP (brain natriuretic peptide, por haberse hallado
inicialmente en tejido cerebral) que se produce en los ventrículos cardíacos sometidos a situaciones de
stress o tensión, y cuyas acciones incluyen natriuresis, vasodilatación y reducción de la actividad de
sistema adrenérgico, angiotensina y aldosterona. El BNP se produce en los miocitos ventriculares en forma
de proBNP; tras su excreción, se escinde en NTproBNP y el péptido activo, BNP. Este es degradado por la
endopeptidasa neutra, o neprilisina. El BNP y el fragmento amino terminal, NTproBNP, se encuentran
elevados en sangre en la insuficiencia cardíaca en cuantía proporcional a la severidad del cuadro, y su
determinación se ha usado con fines diagnósticos y pronósticos.
Como vemos, todos estos mecanismos intentan compensar la situación creada por un gasto cardíaco
insuficiente: aumentando la frecuencia cardíaca (estimulación simpática), el volúmen latido (dilatación
ventricular) o ambos. Este último mecanismo, junto con el intento de aprovechar el mecanismo de Starling
incrementando la precarga conduce a una elevación de las presiones de llenado ventriculares responsables de
la disnea y congestión venosa. Pero además ambos mecanismos conducen a un aumento progresivo del
deterioro de la eficiencia del miocardio, agravada por el aumento de las resistencias periféricas en un intento
de mantener la presión de perfusión a ciertos órganos. Parece pues que los mecanismos de compensación
pueden considerarse como armas de doble filo, que ayudan a perpetuar y empeorar la situación del corazón.
En este modelo neurohumoral de la insuficiencia cardíaca, que atribuye parte de su desarrollo a la activación
de sistemas nerviosos (simpático) y humorales, se basa como veremos más adelante el intento de tratamiento
mediante la modificación o bloqueo de alguno de estos sistemas.
Estadio A.- Pacientes con factores de riesgo para padecer insuficiencia cardíaca
Estadio B.- Anomalías estructurales cardiacas en ausencia de manifestaciones clínicas
(asintomáticos)
Estadio C.- Insuficiencia Cardiaca sintomática
Estadio D.- Insuficiencia Cardiaca refractaria Terminal
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INSUFICIENCIA CARDIACA CON FUNCION SISTOLICA DEPRIMIDA E I.C. CON FUNCION SISTOLICA
CONSERVADA20
Entre un 40 y un 50% de los pacientes con insuficiencia cardiaca presentan una función sistólica del
ventrículo izquierdo conservada. Estos casos se denominan con frecuencia “insuficiencia cardiaca diastólica”
o, más correctamente, Insuficiencia Cardíaca con Fracción de Eyección conservada (IC-Ec) y se deben a una
alteración de la relación diastólica ventricular presión – volumen, que hace que para un mismo volumen de
llenado diastólico la presión correspondiente sea mayor que la que presentan sujetos normales. La
consecuencia, al igual que sucede en la insuficiencia cardiaca con función sistólica deprimida, es una elevación
de la presión de llenado, que es la que da lugar a las manifestaciones clínicas de disnea y elevación de la
presión venosa. La causa más frecuente de este proceso es la afectación cardíaca de orígen hipertensivo,
con hipertrofia ventricular izquierda que, como ya vimos, altera las propiedades diastólicas del ventrículo y
por tanto su presión de llenado. No es infrecuente que la aparición de arritmias auriculares, y particularmente
la fibrilación auricular que condiciona la pérdida de la contracción de la aurícula, contribuya a agravar el
cuadro. La alteración de la secuencia de contracción intraventricular, como sucede en el bloqueo de rama
izquierda, constituye también otro factor agravante por la repercusión que tiene sobre la diástole ventricular.
Hay que tener en cuenta que muchos de los enfermos con disfunción diastólica ventricular presentan
también, como consecuencia de la hipertrofia ventricular izquierda, una disminución de la reserva coronaria;
el aumento de la presión diastólica ventricular contribuye a reducir la presión de perfusión coronaria,
pudiendo constituir un factor sobreañadido de isquemia miocárdica.
La insuficiencia cardíaca diastólica o insuficiencia cardíaca con función sistólica conservada, afecta
más a mujeres y, en general, no comporta un pronóstico más benigno que la insuficiencia cardíaca con
depresión de la contractilidad ventricular.
El diagnóstico de la IC se basa en el cuadro clínico pero, como veremos, muchos de los síntomas o
signos pueden ser debidos a otras causas. Por este motivo se han desarrollado diversos sistemas de
puntuación para establecer el diagnóstico. Como es evidente, cuando se precisa este tipo de sistemas para
diagnosticar una enfermedad es que esta empresa puede no ser fácil. Con todo, una combinación juiciosa del
contexto del paciente, su historia clínica, los síntomas que refiere y la exploración física nos permiten
diagnosticar a una mayoría de pacientes con este cuadro.
Un de los abordajes que se han empleado es considerar IC cuando existen síntomas y signos típicos
de insuficiencia cardíaca en presencia de anomalía estructural cardíaca. El detectar esta anomalía requiere
con frecuencia la práctica de exploraciones complementarias, con frecuencia un ecocardiograma, lo que
muchas veces no está al alcance del clínico que primero estudia al paciente.
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Curso Insuficiencia Cardíaca Cardioformación. 2ª Edición
valor predictivo negativo es muy alto; es decir, su normalidad sirve para excluir la IC, aunque su positividad
puede ser debida a otras causas, como veremos en su momento. El problema es que la determinación de este
tipo de péptidos no es algo que esté disponible fácilmente, lo mismo que sucede con la ecocardiografía en
muchos ámbitos de actuación.
Figura 5.- Esquema del diagnóstico inicial del paciente con sospecha de IC, según las Guías de IC de la
Sociedad Europea de Cardiología/Sociedad Española de Cardiología 21 Los valores de normalidad de NT-
proBNP y BNP pueden variar para los distintos laboratorios
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