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Recursos literarios y léxico de
Madame Bovary
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Gustave Flaubert
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wendy pisco
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Léxico
Parte 3
Capítulo 1
Meliflua:
Genuflexión:
Olmos: m. Árbol de la familia de las ulmáceas que puede alcanzar los 20 m de altura,de
tronco robusto y corteza gruesa,copa ancha y espesa,hojas elípticas,aserradas por el
margen,flores de color blanco rojizo y frutos secos con una semilla ovalada.
Escalpelo:
Escabechar:
Tumefacto:
Aldabonazo:
Pelambrera:
Tolete:
Capitulo 2
Acritud:
Carillón:
Palangana:
f. Recipiente bajo y de boca muy ancha que se emplea para lavar o lavarse.
Vagido:
Colindantes:
Chaconada:
Tela fina de algodón, de colores vivos, que se usaba para vestidos de mujer en la
segunda mitad del siglo XIX.
Monises:
Bogavantes:
Alheñas: f. aligustre.
Polvo que se obtiene de las hojas de este arbusto, cogidas en primavera y secadas
después al aire libre:
la alheña sirve para teñir.
Capitulo 3
Arriates:
Serrallo:
Soserías:
Tricornio:
adj. y m. [Sombrero] de ala doblada que forma tres picos: el tricornio del guardia
civil.
Ruaneses:
1. f. Tejido de lana.
amer. Especie de poncho o capote de monte.
Piafaba:
intr. Alzar el caballo primero una mano y después otra,dejándolas caer con
fuerza
Escrofulosa:
Capitulo 4
Farináceos:
Enebro:
Alelada:
Alameda:
Capítulo 5
Chambrana:
Panoplia:
f. Tabla,generalmente en forma de escudo,donde se colocan floretes,sables y
otras armas de esgrima.
Armadura completa.
Colección de armas.
Parte de la arqueología que estudia las armas y las armaduras antiguas.
Paroxismo:
Chalupa:
f. Embarcación pequeña, generalmente con cubierta y dos palos para las velas.
amer. Torta de maíz pequeña y ovalada con algún condimento por encima.
Asperjía: tr. Rociar o esparcir en forma de pequeñas gotas el agua u otro líquido:
asperjar los geranios.
♦ También se escribe asperger.
Capitulo 8
Abetos:
Sisa:
Capitulo 11
Perfidia:
Ediles:
m. y f. Miembro electo de un ayuntamiento:
la alcaldesa es la primera edila.
m. En la antigua Roma, magistrado que tenía a su cargo las obras públicas de la
ciudad.
Anatematizaba:
Capítulo 1
Polisíndeton
Para sacar dinero, empezó a vender sus guantes y sus sombreros viejos, la vieja
chatarra; y regateaba con sagacidad, pues su sangre campesina la empujaba a la
ganancia. (parte 3, pag 170)
Y mientras, proyectos de viaje, ¿te acuerdas? ¡Oh!, ¡tu carta, tu carta, me desgarró el
corazón!... ¡Y después, cuando vuelvo a él, a él, que es rico, feliz, libre, para implorar
una ayuda que prestaría el primero que llegara, suplicándole y ofreciéndole toda mi
ternura, me rechaza, porque le costaría tres mil francos! (parte 3, pag 186)
Asíndeton
-Y yo, ¡oh!, yo he sufrido mucho. Muchas veces salía, me iba, me paseaba por las
avenidas, paseos, muelles, aturdiéndome con el ruido de la muchedumbre sin poder
desterrar la obsesión que me perseguía. (parte 3, pag 137)
León miraba el reloj con desesperación. El boticario bebía, comía, hablaba. (Parte 3, pag
165)
Otras veces, quemada más fuertemente por aquella llama íntima avivada por el
adulterio, jadeante, conmovida, ardiente de deseos, abría la ventana, aspiraba el aire
frío, soltaba al viento su cabellera demasiado pesada. (parte 3, pag 171)
Caminaba deprisa, el aire libre la calmaba; y poco a poco las caras de la muchedumbre,
las caretas, las contradanzas, las lámparas, la cena, aquellas mujeres, todo desaparecía
como brumas arrebatadas por el viento. (parte 3, pag 173)
Hacía gala de su erudición, citaba todo mezclando las cantáridas, el upas, el manzanillo,
la víbora (parte 3, pag 192)
Quiero que la entierren con su traje de boda, con unos zapatos blancos, una corona. Le
extenderán el pelo sobre los hombros; tres ataúdes, uno de roble, uno de caoba, uno de
plomo. Que nadie me diga nada, tendré valor. Le pondrán por encima de todo una gran
pieza de terciopelo verde. Esta es mi voluntad. Que se cumpla. (parte 3, pag 195)
Estaban uno enfrente del otro, con el vientre hacia fuera, la cara abotargada, el aire
ceñudo, coincidiendo después de tanto desacuerdo en la misma debilidad humana.
(parte 3, pag 198)
El otro continuaba hablando de cultivos, ganado, abonos, tapando con frases banales
todos los intersticios por donde pudiera deslizarse alguna alusión. (parte 3, pag 207)
Capítulo 2
Onomatopeya
Oía el tic-tac del péndulo, el ruido del fuego, y a Carlos que respiraba al lado de su
cama. (parte 3, pag 187)
Epíteto
Y para atraer el auxilio divino se llenaba los ojos con los esplendores del tabernáculo,
aspiraba el perfume de las julianas blancas abiertas en los grandes jarrones. (parte 3, pag
142)
Las chimeneas de las fábricas lanzaban inmensos penachos oscuros que levantaban el
vuelo por su extremo (parte 3, pag 155)
Emma se paró para dejar pasar un caballo negro, que piafaba entre los varales de un
tílburi conducido por un caballero que llevaba un abrigo de marta cibelina (parte 3, pag
177)
El sol brillaba en el río y las clemátides perfumaban el aire. (parte 3, pag 183)
Soplaba una brisa fresca, verdeaban los centenos y las colzas, unas gotitas de rocío
temblaban al borde del camino sobre los setos de espinos. (parte 3, pag 201)
Capítulo 3
Anáfora
Decían nuestra habitación, nuestra alfombra, nuestras butacas, incluso ella decía mis
pantuflas, un regalo de León, un capricho que ella había tenido. (parte 3, pag 156)
Pero al escribir veía a otro hombre, a un fantasma hecho de sus más ardientes recuerdos,
de sus más bellas lecturas, de sus más ardientes deseos. (parte 3, 172)
Metáfora
Por otra parte, su timidez se había gastado al contacto con compañías alocadas y volvía
a provincias, despreciando todo toque no pisaba con un pie charolado el asfalto del
bulevar (parte 3, pag 136)
Viste una túnica, y está mirando la luna, con miosotis en su pelo suelto. Algo me
empujaba hacia a11í incesantemente; allí permanecía horas enteras. (parte 3, pag 137)
-Lo que es más lamentable, verdad es arrastrar como yo una vida inútil. Si nuestros
dolores pudieran servir a alguien nos consolaríamos en la idea del sacrificio. (parte 3,
pag 137)
-¡Ah!, ¡cuánto he pensado en ellos, si supiera!, muchas veces los volvía a ver como
antes, cuando, en las mañanas de verano, el sol pegaba en las celosías... y veía sus dos
brazos desnudos que pasaban entre las flores. (parte, 3 pag 138)
-¡Pero es que tú tienes todos los vicios, pequeño desgraciado. Ten cuidado, estás en una
pendiente...! (parte 3, pag 148)
Su amor crecía ante el espacio y se llenaba de tumulto con los zumbidos vagos que
subían. (parte 3, pag 155)
Él saboreaba por primera vez la indecible delicadeza de las elegancias femeninas. (parte
3, pag 156)
Capítulo 4
Metáfora
El más mediocre libertino soñó con sultanas; cada notario lleva en sí los restos de un
poeta. (parte 3, pag 172)
Aquel fantasma habitaba el país azulado donde las escaleras de seda se mecen en
balcones, bajo el soplo de las flores, al claro de luna. (parte 3, pag 172)
Una oleada de púrpura subió enseguida a la cara de Madame Bovary. (parte 3, pag 180)
La cera de los cirios caía en gruesas lágrimas sobre las sábanas. (parte 3, pag 198)
Además, Carlos no era de esos que penetran hasta el fondo de las cosas; retrocedió ante
las pruebas, y sus celos inciertos se perdieron en la inmensidad de su pena. (parte 3, pag
204)
Capítulo 5
Concatenación
Pues bueno poquito a poco, un dia detrás de otro, primavera tras invierno y otoño tras
verano, aquello se fue pasando gota a gota, grano a grano. (parte 3, pag 300)
Prosopopeya
Los ruidos de la ciudad apenas llegaban hasta ellos; y la habitación parecía pequeña,
muy a propósito para estrechar más su intimidad. (parte 3, pag 137)
La plata relucía en las tiendas de los orfebres, y la luz que llegaba oblicuamente a la
catedral ponía reflejos en las aristas de las piedras grises (parte 3, pag 141)
Las hojas de viña dibujaban sus sombras sobre la arena, el jazmín perfumaba el aire, el
cielo estaba azul, zumbaban las cantáridas alrededor de los lirios en flor. (parte 3, pag
208)
Capítulo 6
Símil
El aplomo depende de los ambientes en que uno está; no se habla en el entresuelo como
en el cuarto piso, y la mujer rica parece tener a su alrededor, para guardar su virtud,
todos sus billetes de banco como una coraza en el forro de su corsé. (parte 3, pag 136)
León huía; porque le parecía que su amor, que desde hacía casi dos horas se había
quedado inmóvil en la iglesia como las piedras, iba ahora a evaporarse, como un humo,
por aquella especie de tubo truncado. (parte 3, pag 144)
Y vives aquí, en mi casa, como un canónigo, a cuerpo de rey, gozando a tus anchas.
(parte 3, pag 147)
De entre los árboles salía el humo del alquitrán, y sobre el río se veían grandes
goterones de grasa que ondulaban desigualmente bajo el color púrpura del sol como
placas de bronce florentino que fotaran. (parte 3, pag 151)
Los remos cuadrados sonaban entre los toletes de hierro; y era como si se marcase el
compás con un metrónomo, mientras que detrás la cuerda que arrastraba no interrumpía
su pequeño chapoteo suave en el agua. (parte 3, pag 152)
Su voz armoniosa y suave se perdía sobre las olas; y el viento se llevaba los trinos que
León escuchaba pasar como un batir de alas alrededor de él. (parte 3, pag 152)
Los árboles de los bulevares, sin hojas, formaban como una maraña color violeta en
medio de las casas, y los tejados, todos relucientes de lluvia, reflejaban de modo
desigual según la altura de los barrios. (parte 3, pag 155)
Aquello le llegaba al fondo del alma como un torbellino que se precipita en el abismo y
la arrastraba por los espacios de una melancolía sin límites. (parte 3, pag 158)
Emma se embrollaba un poco en sus cálculos, le tintineaban los oídos como si alrededor
de ella sonaran sobre el suelo monedas de oro que caían de sacos rotos. (parte 3, pag
162)
Capítulo 7
Símil
Estaba resentido contra Emma por esta victoria permanente. Incluso se esforzaba por no
quererla; después, al oír el crujido de sus botínes, se sentía cobarde, como los borrachos
a la vista de los licores fuertes. (parte 3, pag 167)
Esperando que el cielo tal vez le ayudaría, le puso al cueIlo una medalla de la Virgen.
Se informaba, como una madre virtuosa, acerca de las compañías que frecuentaba (parte
3, pag 168)
El ciego se desplomó sobre sus piernas, y echando hacia atrás la cabeza al tiempo que
giraba sus ojos verdosos y sacaba la lengua, se frotaba el estómago con las dos manos,
mientras que daba una especie de aullido sordo, como un perro hambriento. (parte 3,
pag 178)
-¡No los tengo! -respondió Rodolfo con esa calma perfecta con que se protegen como si
fuera un escudo las cóleras resignadas. (parte 3, pag 186)
Unas gotas de sudor corrían por su cara azulada, que parecía como yerta en la
exhalación de un vapor metálico (parte 3, pag 188)
Y la miraba con unos ojos de ternura como ella no había visto nunca. (parte 3, pag 188)
Sin embargo, ya no estaba tan pálida, y su cara tenía una expresión de serenidad, como
si el Sacramento la hubiese curado. (parte 3, pag 193)
La lengua toda entera le salió por completo fuera de la boca; sus ojos, girando,
palidecían como dos globos de lámpara que se apagan; se la creería ya muerta, si no
fuera por la tremenda aceleración de sus costillas, sacudidas por un jadeo furioso, como
si el alma diera botes para despegarse. (parte 3, pag 193)
A medida que el estertor se hacía más fuerte, el eclesiástico aceleraba sus oraciones; se
mezclaban a los sollozos ahogados de Bovary y a veces todo parecía desaparecer en el
sordo murmullo de las sílabas latinas, que sonaban como el tañido fúnebre de una
campana. (parte 3, pag 194)
Emma se incorporó como un cadáver que se galvaniza, con los cabellos sueltos, la
mirada fija y la boca abierta. (parte 3, pag 194)
Capítulo 8
Símil
Y Emma se echó a reír, con una risa atroz, frenética, desesperada, creyendo ver la cara
espantosa del desgraciado que surgía de las tinieblas eternas como un espanto. (parte 3,
pag 194)
Siempre hay detrás de la muerte de alguien como una estupefacción que se desprende,
tan difícil es comprender esta llegada inesperada de la nada y resignarse a creerlo. (parte
3, pag 194)
Y Emma se echó a reír, con una risa atroz, frenética, desesperada, creyendo ver la cara
espantosa del desgraciado que surgía de las tinieblas eternas como un espanto. (parte 3,
pag 194)
Siempre hay detrás de la muerte de alguien como una estupefacción que se desprende,
tan difícil es comprender esta llegada inesperada de la nada y resignarse a creerlo. (parte
3, pag 194)
Antítesis
Cuánto les gustaba aquel cómodo aposento, lleno de alegría, a pesar de su esplendor
un poco marchito! (parte 3, pag 156)
La jornada del día siguiente era espantosa, y las que seguían eran más intolerables
todavía por la impaciencia que tenía Emma de recobrar su felicidad, codicia áspera,
inflamada de imágenes conocidas, y que, al séptimo día, resplandecía sin trabas en las
caricias de León. (parte 3, pag 159)
¿No era esto prevenir toda averiguación y, al mismo tiempo, situarse muy alto, por esta
pretendida fascinación ejercida sobre un hombre que debía ser de naturaleza belicosa y
acostumbrado a hacerse obedecer? (parte 3, pag 159)
León, aturdido por la cólera de Emma, la charlatanería del señor Homais y quizás por la
pesadez de la digestión del almuerzo, permanecía indeciso y como fascinado por el
farmacéutico que seguía insistiendo. (parte 3, pag 167)
Hipérbole
Hipérbole
Emma pensaba que hacía apenas cuarenta y ocho horas estaban juntos, lejos del mundo,
completamente ebrios, no teniendo bastantes ojos para contemplarse (parte 3, pag 149)
Por fin, se acercaban las casas de ladrillos, la tierra resonaba bajo las ruedas. «La
Golondrina» se deslizaba entre jardines donde se percibían por una empalizada estatuas,
una parra, unos tejos recortados y un columpio. (parte 3, pag 155)
Pleonasmo
Capítulo 11
Hipérbole
Por fin, cansada de esperar, asaltada por sospechas que rechazaba, sin saber si estaba
allí desde hacía un siglo o un minuto, se sentó en un rincón, cerró los ojos y se tapó los
oídos. (parte 3, pag 183)
Topografía
Ese tono ladrillo destacándose en franjas delgadas sobre el gris de la montaña, se debe a
la gran cantidad de fuentes ferruginosas que nacen un poco mas alla, en los lugares del
contorno (parte 3, pag 155)
Una habitación alargada de techo bajo, que tenia sobre el reborde de la chimenea un
tupido arbolito de coral delante del espejo (parte 3, pag 167)