Está en la página 1de 15

qwertyuiopasdfghjklzxcvbnmq

wertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwe
rtyuiopasdfghjklzxcvbnmqwert
yuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyu
Recursos literarios y léxico de
Madame Bovary
iopasdfghjklzxcvbnmqwertyuio
Gustave Flaubert

pasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopa
wendy pisco

sdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasd
fghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfg
hjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghj
klzxcvbnmqwertyuiopasdfghjkl
zxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzx
cvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcv
bnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbn
mqwertyuiopasdfghjklzxcvbnm
qwertyuiopasdfghjklzxcvbnmq
wertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwe
rtyuiopasdfghjklzxcvbnmrtyuio
Léxico
Parte 3

Capítulo 1

Meliflua:

 adj. Excesivamente dulce,suave o delicado:


tiene una voz meliflua-

Genuflexión:

 f. Acción de doblar la rodilla como reverencia:


hizo una genuflexión ante la reina.

Olmos: m. Árbol de la familia de las ulmáceas que puede alcanzar los 20 m de altura,de
tronco robusto y corteza gruesa,copa ancha y espesa,hojas elípticas,aserradas por el
margen,flores de color blanco rojizo y frutos secos con una semilla ovalada.

Escalpelo:

 m. cir. Instrumento en forma de cuchillo, de hoja fina y puntiaguda de uno o dos


cortes que se usa en las intervenciones quirúrgicas.

Escabechar:

 tr. Echar en escabeche: escabechar el atún.

Tumefacto:

 adj. Hinchado, inflamado:


tiene los labios tumefactos por el puñetazo que recibió.

Aldabonazo:

 m. Golpe dado con la aldaba o el aldabón dar aldabonazos a una puerta.


 col. Aviso o llamada de atención:
no paraban de hablar y el profesor tuvo que dar un aldabonazo a sus alumnos.

Pelambrera:

 f. Cabellera abundante y espesa o desarreglada y enredada: ¡péinate esa


pelambrera.

Tolete:

 m. Confusión y griterío popular.


 Rumor de desaprobación.
♦ En ambos casos, suele usarse repetido:
¡vaya tole tole se montó!

Capitulo 2

Acritud:

 f. Aspereza en el gusto y en el olfato:


me desagrada la acritud de los limones.
 Aspereza en el carácter:
criticar con acritud.

Carillón:

 m. Grupo de campanas en una torre que producen un sonido armónico.


 Reloj con este sonido:
las campanadas del carillón retumbaron en la vieja mansión.
 Instrumento de percusión consistente en un juego de tubos o planchas de acero
que producen un sonido musical.

Palangana:

 f. Recipiente bajo y de boca muy ancha que se emplea para lavar o lavarse.

Vagido:

 m. Gemido o llanto propio del recién nacido.

Colindantes:

 adj. [Campo o edificio] contiguo a otro:


fincas colindantes.
 [Término municipal y municipio] limítrofe con otro:
Barcelona y Tarragona son provincias colindantes.

Perifollos: m. Planta herbácea umbelífera originaria de Europa oriental,de 50 cm a 1 m


de altura,con flores pequeñas de color blanco y hojas aromáticas que se usan en cocina
como condimento y en ensalada.

pl. Adornos o complementos de alguna cosa,especialmente cuando son excesivos o de


mal gusto:
traje con muchos perifollos.

Chaconada:

 Tela fina de algodón, de colores vivos, que se usaba para vestidos de mujer en la
segunda mitad del siglo XIX.
Monises:

 m. col. Moneda,dinero. No varía en pl.

Bogavantes:

 m. Primer remero de cada banco de la galera: bogavantes de Oxford.


 Lugar en que se sienta.

Estertor: m. Respiración que produce un sonido involuntario, ronco o como un silbido,


que suele presentarse en los moribundos. Más en pl.:
los estertores de la muerte. Ruido que se produce al respirar en ciertas enfermedades del
aparato respiratorio. Más en pl.:
con el fonendoscopio escuchó los estertores de sus pulmones.

Alheñas: f. aligustre.

Flor de este arbusto:


las alheñas son aromáticas.

Polvo que se obtiene de las hojas de este arbusto, cogidas en primavera y secadas
después al aire libre:
la alheña sirve para teñir.

Capitulo 3

Arriates:

 m. Parte acotada en un jardín para plantar flores:


tengo que regar los arriates de geranios.

Serrallo:

 m. Parte de la vivienda musulmana donde habitan las mujeres.


 Conjunto de todas las mujeres que viven bajo la dependencia de un jefe de
familia entre los musulmanes.

Soserías:

 f. Insulsez,falta de gracia y de viveza: se mueve con sosería.


 Dicho o hecho insulso y sin gracia:
solo sus íntimos se ríen con sus soserías.

Tricornio:

 adj. y m. [Sombrero] de ala doblada que forma tres picos: el tricornio del guardia
civil.

Ruaneses:
1. f. Tejido de lana.
 amer. Especie de poncho o capote de monte.

Piafaba:

 intr. Alzar el caballo primero una mano y después otra,dejándolas caer con
fuerza

Escrofulosa:

 f. pat. Inflamación de los ganglios linfáticos, acompañada de un estado de


debilidad general que predispone a contraer enfermedades infecciosas y sobre
todo la tuberculosis.

Capitulo 4

Farináceos:

 adj. Harinoso: esta manzana tiene una textura farináce

Enebro:

 m. Arbusto de la familia de las cupresáceas, de 3 a 4 m de altura, con tronco


ramoso, copa espesa, hojas lineales y rígidas, flores escamosas de color pardo
rojizo y frutos en bayas esféricas de color negro azulado.
 Madera de esta planta.

Alelada:

 adj. Que está lelo, atontado o no se entera de lo que pasa:


¡espabila, te has quedado alelado!

Alameda:

 f. Terreno poblado de álamos:


pasearon por la alameda que está junto al Duero.
 Paseo con álamos u otros árboles:
han puesto más farolas y bancos a lo largo de la alameda.

Capítulo 5

Chambrana:

 f. arquit. Adorno que bordea las puertas, ventanas o chimeneas.


 Travesaño que une ciertas partes de las sillas, mesas, u otros muebles, para
afirmarlas

Panoplia:
 f. Tabla,generalmente en forma de escudo,donde se colocan floretes,sables y
otras armas de esgrima.
 Armadura completa.
 Colección de armas.
 Parte de la arqueología que estudia las armas y las armaduras antiguas.

Paroxismo:

 m. pat. Empeoramiento o acceso violento de una enfermedad.


 Exaltación extrema de los sentimientos y pasiones:
con esa mujer llego al paroxismo amatorio

Chalupa:

 f. Embarcación pequeña, generalmente con cubierta y dos palos para las velas.
 amer. Torta de maíz pequeña y ovalada con algún condimento por encima.
 Asperjía: tr. Rociar o esparcir en forma de pequeñas gotas el agua u otro líquido:
asperjar los geranios.
♦ También se escribe asperger.

Capitulo 8

Abetos:

 m. Árbol de la familia de las abietáceas, propio de zonas de alta montaña, con el


tronco recto y muy elevado, corteza blanquecina, ramas horizontales formando
una copa cónica, hojas estrechas y perennes y fruto en forma de piña casi
cilíndrica. Puede alcanzar hasta 50 m de altura: el abeto es un árbol típico de la
Navidad.
 Madera de este árbol.

Sisa:

 f. Pequeña cantidad de dinero que se defrauda o se hurta,especialmente en la


compra diaria: cada día lograba de sisa dos o tres monedas.
 Abertura hecha en la tela de las prendas de vestir para que ajusten bien al
cuerpo,en especial la que se hace para coser las mangas:
le está pequeño de sisa y le tira

Capitulo 11

Perfidia:

 f. Deslealtad,traición: demostró su perfidia atacándolo por la espalda.


 Maldad.

Ediles:
 m. y f. Miembro electo de un ayuntamiento:
la alcaldesa es la primera edila.
 m. En la antigua Roma, magistrado que tenía a su cargo las obras públicas de la
ciudad.

Anatematizaba:

 tr. En la Iglesia católica, imponer el anatema a alguien:


anatematizar a una persona por hereje.
 Maldecir, reprobar o condenar una cosa o a una persona:
el presidente de la comunidad de vecinos anatematizó la falta de limpieza del
bloque.
♦ Se conj. como cazar.
Recursos estilísticos

Capítulo 1

Polisíndeton

Para sacar dinero, empezó a vender sus guantes y sus sombreros viejos, la vieja
chatarra; y regateaba con sagacidad, pues su sangre campesina la empujaba a la
ganancia. (parte 3, pag 170)

Y continuaba caminando rápidamente hacia adelante, pálida, temblorosa, furiosa,


escudriñando con los ojos en lágrimas el horizonte vacío, y como deleitándose en el
odio que la ahogaba. (parte 3, pag 181)

De tu casa ya no te queda ni un mueble ni un alfiler ni una paja, y soy yo quien lo ha


arruinado, ¡infeliz! (parte 3, pag 181)

Y mientras, proyectos de viaje, ¿te acuerdas? ¡Oh!, ¡tu carta, tu carta, me desgarró el
corazón!... ¡Y después, cuando vuelvo a él, a él, que es rico, feliz, libre, para implorar
una ayuda que prestaría el primero que llegara, suplicándole y ofreciéndole toda mi
ternura, me rechaza, porque le costaría tres mil francos! (parte 3, pag 186)

Asíndeton

-Y yo, ¡oh!, yo he sufrido mucho. Muchas veces salía, me iba, me paseaba por las
avenidas, paseos, muelles, aturdiéndome con el ruido de la muchedumbre sin poder
desterrar la obsesión que me perseguía. (parte 3, pag 137)

Insensiblemente se alejaban los ruidos de la audad, el rodar de los carros, el tumulto de


las voces, el ladrido de los perros sobre el puente de los navíos. (parte 3, pag 151)

León miraba el reloj con desesperación. El boticario bebía, comía, hablaba. (Parte 3, pag
165)

Otras veces, quemada más fuertemente por aquella llama íntima avivada por el
adulterio, jadeante, conmovida, ardiente de deseos, abría la ventana, aspiraba el aire
frío, soltaba al viento su cabellera demasiado pesada. (parte 3, pag 171)

Caminaba deprisa, el aire libre la calmaba; y poco a poco las caras de la muchedumbre,
las caretas, las contradanzas, las lámparas, la cena, aquellas mujeres, todo desaparecía
como brumas arrebatadas por el viento. (parte 3, pag 173)

Oh!, ¡nada le falta!, hasta un portalicores en su habitación; porque tú no te privas de


nada, vives bien, tienes un castillo, granjas, bosques, vas de montería, viajas a París
(parte 3, pag 185).

Gritó, lloró, se desmayó, pero Emma no volvía. (parte 3, pag 187)

Hacía gala de su erudición, citaba todo mezclando las cantáridas, el upas, el manzanillo,
la víbora (parte 3, pag 192)
Quiero que la entierren con su traje de boda, con unos zapatos blancos, una corona. Le
extenderán el pelo sobre los hombros; tres ataúdes, uno de roble, uno de caoba, uno de
plomo. Que nadie me diga nada, tendré valor. Le pondrán por encima de todo una gran
pieza de terciopelo verde. Esta es mi voluntad. Que se cumpla. (parte 3, pag 195)

Se acaloraban, estaban rojos, hablaban a un tiempo, sin escucharse; Bournisien se


escandalizaba de semejante audacia. (parte 3, pag 197).

Estaban uno enfrente del otro, con el vientre hacia fuera, la cara abotargada, el aire
ceñudo, coincidiendo después de tanto desacuerdo en la misma debilidad humana.
(parte 3, pag 198)

Finalmente, se vendió, se prostituyó. (parte 3, pag 207)

El otro continuaba hablando de cultivos, ganado, abonos, tapando con frases banales
todos los intersticios por donde pudiera deslizarse alguna alusión. (parte 3, pag 207)
Capítulo 2

Onomatopeya

Oía el tic-tac del péndulo, el ruido del fuego, y a Carlos que respiraba al lado de su
cama. (parte 3, pag 187)

Epíteto

Y para atraer el auxilio divino se llenaba los ojos con los esplendores del tabernáculo,
aspiraba el perfume de las julianas blancas abiertas en los grandes jarrones. (parte 3, pag
142)

Las chimeneas de las fábricas lanzaban inmensos penachos oscuros que levantaban el
vuelo por su extremo (parte 3, pag 155)

Emma se paró para dejar pasar un caballo negro, que piafaba entre los varales de un
tílburi conducido por un caballero que llevaba un abrigo de marta cibelina (parte 3, pag
177)

El sol brillaba en el río y las clemátides perfumaban el aire. (parte 3, pag 183)

Soplaba una brisa fresca, verdeaban los centenos y las colzas, unas gotitas de rocío
temblaban al borde del camino sobre los setos de espinos. (parte 3, pag 201)
Capítulo 3

Anáfora

Decían nuestra habitación, nuestra alfombra, nuestras butacas, incluso ella decía mis
pantuflas, un regalo de León, un capricho que ella había tenido. (parte 3, pag 156)

Pero al escribir veía a otro hombre, a un fantasma hecho de sus más ardientes recuerdos,
de sus más bellas lecturas, de sus más ardientes deseos. (parte 3, 172)
Metáfora

Por otra parte, su timidez se había gastado al contacto con compañías alocadas y volvía
a provincias, despreciando todo toque no pisaba con un pie charolado el asfalto del
bulevar (parte 3, pag 136)

Emma se extendió largamente sobre la miseria de los afectos terrestres y el eterno


aislamiento en que el corazón permanece encerrado. (parte 3, pag 137)

Viste una túnica, y está mirando la luna, con miosotis en su pelo suelto. Algo me
empujaba hacia a11í incesantemente; allí permanecía horas enteras. (parte 3, pag 137)

-Lo que es más lamentable, verdad es arrastrar como yo una vida inútil. Si nuestros
dolores pudieran servir a alguien nos consolaríamos en la idea del sacrificio. (parte 3,
pag 137)

-¡Ah!, ¡cuánto he pensado en ellos, si supiera!, muchas veces los volvía a ver como
antes, cuando, en las mañanas de verano, el sol pegaba en las celosías... y veía sus dos
brazos desnudos que pasaban entre las flores. (parte, 3 pag 138)

-¡Pero es que tú tienes todos los vicios, pequeño desgraciado. Ten cuidado, estás en una
pendiente...! (parte 3, pag 148)

Su amor crecía ante el espacio y se llenaba de tumulto con los zumbidos vagos que
subían. (parte 3, pag 155)

Él saboreaba por primera vez la indecible delicadeza de las elegancias femeninas. (parte
3, pag 156)

La carne se deshilachaba en jirones rojos, y de allí corrían líquidos que se coagulaban en


costras verdes hasta la nariz cuyas aletas negras sorbían convulsivamente. (parte 3, pag
158)

Capítulo 4

Metáfora

El más mediocre libertino soñó con sultanas; cada notario lleva en sí los restos de un
poeta. (parte 3, pag 172)

Aquel fantasma habitaba el país azulado donde las escaleras de seda se mecen en
balcones, bajo el soplo de las flores, al claro de luna. (parte 3, pag 172)

Una oleada de púrpura subió enseguida a la cara de Madame Bovary. (parte 3, pag 180)

La aparición de un dios no hubiese causado más emoción. (parte 3, pag 190)


Muchas veces el calor de un día bueno le hace a la niña soñar con el amor. Para recoger
con presteza las espigas segadas por la hoz mi Nanette se va inclinando hacia el surco
que nos las da. (parte 3, pag 194)

La cera de los cirios caía en gruesas lágrimas sobre las sábanas. (parte 3, pag 198)

Además, Carlos no era de esos que penetran hasta el fondo de las cosas; retrocedió ante
las pruebas, y sus celos inciertos se perdieron en la inmensidad de su pena. (parte 3, pag
204)
Capítulo 5

Concatenación

Pues bueno poquito a poco, un dia detrás de otro, primavera tras invierno y otoño tras
verano, aquello se fue pasando gota a gota, grano a grano. (parte 3, pag 300)

Prosopopeya

Los ruidos de la ciudad apenas llegaban hasta ellos; y la habitación parecía pequeña,
muy a propósito para estrechar más su intimidad. (parte 3, pag 137)

La plata relucía en las tiendas de los orfebres, y la luz que llegaba oblicuamente a la
catedral ponía reflejos en las aristas de las piedras grises (parte 3, pag 141)

La barca bordeaba las islas. (parte 3, pag 152)

Las hojas de viña dibujaban sus sombras sobre la arena, el jazmín perfumaba el aire, el
cielo estaba azul, zumbaban las cantáridas alrededor de los lirios en flor. (parte 3, pag
208)

Capítulo 6

Símil

El aplomo depende de los ambientes en que uno está; no se habla en el entresuelo como
en el cuarto piso, y la mujer rica parece tener a su alrededor, para guardar su virtud,
todos sus billetes de banco como una coraza en el forro de su corsé. (parte 3, pag 136)

La iglesia, como un camarín gigantesco, se preparaba para ella; las bóvedas se


inclinaban para recoger en la sombra la confesión de su amor; las vidrieras
resplandecían para iluminar su cara, y los incensarios iban a arder para que ella
apareciese como un ángel entre el humo de los perfumes. (parte 3, pag 142)

León huía; porque le parecía que su amor, que desde hacía casi dos horas se había
quedado inmóvil en la iglesia como las piedras, iba ahora a evaporarse, como un humo,
por aquella especie de tubo truncado. (parte 3, pag 144)

Y vives aquí, en mi casa, como un canónigo, a cuerpo de rey, gozando a tus anchas.
(parte 3, pag 147)
De entre los árboles salía el humo del alquitrán, y sobre el río se veían grandes
goterones de grasa que ondulaban desigualmente bajo el color púrpura del sol como
placas de bronce florentino que fotaran. (parte 3, pag 151)

Se acostaban en la hierba; se besaban a escondidas bajo los álamos; y habrían querido,


como dos Robinsones, vivir perpetuamente en aquel pequeño rincón que les parecía, en
su plácida dicha, el más grandioso de la tierra. (parte 3, pag 151)

Los remos cuadrados sonaban entre los toletes de hierro; y era como si se marcase el
compás con un metrónomo, mientras que detrás la cuerda que arrastraba no interrumpía
su pequeño chapoteo suave en el agua. (parte 3, pag 152)

Su voz armoniosa y suave se perdía sobre las olas; y el viento se llevaba los trinos que
León escuchaba pasar como un batir de alas alrededor de él. (parte 3, pag 152)

Los árboles de los bulevares, sin hojas, formaban como una maraña color violeta en
medio de las casas, y los tejados, todos relucientes de lluvia, reflejaban de modo
desigual según la altura de los barrios. (parte 3, pag 155)

Su voz, al principio débil como un vagido, se volvía aguda. Se arrastraba en la noche,


como el confuso lamento de una indefinida angustia (parte 3, pag 158)

Aquello le llegaba al fondo del alma como un torbellino que se precipita en el abismo y
la arrastraba por los espacios de una melancolía sin límites. (parte 3, pag 158)

Emma se embrollaba un poco en sus cálculos, le tintineaban los oídos como si alrededor
de ella sonaran sobre el suelo monedas de oro que caían de sacos rotos. (parte 3, pag
162)
Capítulo 7

Símil

Se desvestía brutalmente arrancando la cinta delgada de su corsé, que silbaba alrededor


de sus caderas como una culebra que se escurre (parte 3, pag 167)

Estaba resentido contra Emma por esta victoria permanente. Incluso se esforzaba por no
quererla; después, al oír el crujido de sus botínes, se sentía cobarde, como los borrachos
a la vista de los licores fuertes. (parte 3, pag 167)

Esperando que el cielo tal vez le ayudaría, le puso al cueIlo una medalla de la Virgen.
Se informaba, como una madre virtuosa, acerca de las compañías que frecuentaba (parte
3, pag 168)

Pero un infinito de pasiones puede concentrarse en un minuto, como una muchedumbre


en un pequeño espacio. (parte 3, pag 168)
Entonces ella se indignó viendo aquella gruesa mano, de dedos rojos y blandos como
babosas, que se posaba sobre aquellas páginas donde su corazón había latido. (parte 3,
pag 176)

El ciego se desplomó sobre sus piernas, y echando hacia atrás la cabeza al tiempo que
giraba sus ojos verdosos y sacaba la lengua, se frotaba el estómago con las dos manos,
mientras que daba una especie de aullido sordo, como un perro hambriento. (parte 3,
pag 178)

De pronto se dio una palmada en la frente, lanzó un grito, porque el recuerdo de


Rodolfo, como un gran relámpago en una noche oscura, le había llegado al alma. (parte
3, pag 183)

-¡No los tengo! -respondió Rodolfo con esa calma perfecta con que se protegen como si
fuera un escudo las cóleras resignadas. (parte 3, pag 186)

Unas gotas de sudor corrían por su cara azulada, que parecía como yerta en la
exhalación de un vapor metálico (parte 3, pag 188)

Y la miraba con unos ojos de ternura como ella no había visto nunca. (parte 3, pag 188)

Sin embargo, ya no estaba tan pálida, y su cara tenía una expresión de serenidad, como
si el Sacramento la hubiese curado. (parte 3, pag 193)

La lengua toda entera le salió por completo fuera de la boca; sus ojos, girando,
palidecían como dos globos de lámpara que se apagan; se la creería ya muerta, si no
fuera por la tremenda aceleración de sus costillas, sacudidas por un jadeo furioso, como
si el alma diera botes para despegarse. (parte 3, pag 193)

A medida que el estertor se hacía más fuerte, el eclesiástico aceleraba sus oraciones; se
mezclaban a los sollozos ahogados de Bovary y a veces todo parecía desaparecer en el
sordo murmullo de las sílabas latinas, que sonaban como el tañido fúnebre de una
campana. (parte 3, pag 194)

Emma se incorporó como un cadáver que se galvaniza, con los cabellos sueltos, la
mirada fija y la boca abierta. (parte 3, pag 194)
Capítulo 8

Símil

Y Emma se echó a reír, con una risa atroz, frenética, desesperada, creyendo ver la cara
espantosa del desgraciado que surgía de las tinieblas eternas como un espanto. (parte 3,
pag 194)

Siempre hay detrás de la muerte de alguien como una estupefacción que se desprende,
tan difícil es comprender esta llegada inesperada de la nada y resignarse a creerlo. (parte
3, pag 194)

Los portadores, cansados, acortaban el paso, y el féretro avanzaba en continuas


sacudidas, cabeceando como una chalupa a merced de las olas. (parte 3, pag 201).
Capítulo 9

Y Emma se echó a reír, con una risa atroz, frenética, desesperada, creyendo ver la cara
espantosa del desgraciado que surgía de las tinieblas eternas como un espanto. (parte 3,
pag 194)

Siempre hay detrás de la muerte de alguien como una estupefacción que se desprende,
tan difícil es comprender esta llegada inesperada de la nada y resignarse a creerlo. (parte
3, pag 194)

Los portadores, cansados, acortaban el paso, y el féretro avanzaba en continuas


sacudidas, cabeceando como una chalupa a merced de las olas. (parte 3, pag 201).

Antítesis

Cuánto les gustaba aquel cómodo aposento, lleno de alegría, a pesar de su esplendor
un poco marchito! (parte 3, pag 156)

La jornada del día siguiente era espantosa, y las que seguían eran más intolerables
todavía por la impaciencia que tenía Emma de recobrar su felicidad, codicia áspera,
inflamada de imágenes conocidas, y que, al séptimo día, resplandecía sin trabas en las
caricias de León. (parte 3, pag 159)

¿No era esto prevenir toda averiguación y, al mismo tiempo, situarse muy alto, por esta
pretendida fascinación ejercida sobre un hombre que debía ser de naturaleza belicosa y
acostumbrado a hacerse obedecer? (parte 3, pag 159)

León, aturdido por la cólera de Emma, la charlatanería del señor Homais y quizás por la
pesadez de la digestión del almuerzo, permanecía indeciso y como fascinado por el
farmacéutico que seguía insistiendo. (parte 3, pag 167)

-¿Por qué?, ¿qué ceremonia?


Después con voz balbuciente y asustada:
-¡Oh!, no, ¿verdad?, no, quiero conservarla. (parte 3, pag 195)
Capítulo 10

Hipérbole

Hipérbole

Emma pensaba que hacía apenas cuarenta y ocho horas estaban juntos, lejos del mundo,
completamente ebrios, no teniendo bastantes ojos para contemplarse (parte 3, pag 149)
Por fin, se acercaban las casas de ladrillos, la tierra resonaba bajo las ruedas. «La
Golondrina» se deslizaba entre jardines donde se percibían por una empalizada estatuas,
una parra, unos tejos recortados y un columpio. (parte 3, pag 155)

Algo vertiginoso se desprendía para ella de estas existencias amontonadas, y su corazón


se ensanchaba ampliamente como si las ciento veinte mil almas que palpitaban a11í le
hubiesen enviado todas a la vez el vapor de las pasiones que ella les suponía. (parte 3,
pag 155)
Para hablar echaba hacia atrás la cabeza con una risa idiota; entonces sus pupilas
azuladas, girando con un movimiento continuo, iban a estrellarse hacia las sienes, al
borde de la llaga viva. (parte 3, pag 158)
Y enseguida la buena señora, entreviendo el eterno fantasma de las familias, es decir, la
vaga criatura perniciosa, la sirena, el monstruo que habitaba fantásticamente en las
profundidades del amor, escribió al notario Dubocage (parte 3, pag 172)

Pleonasmo

Un pequeño surtidor gorgoteaba en una pileta de mármol donde entre berros y


espárragos, tres bogavantes aletargados se alargaban hasta un montón de codornices
apiladas en el borde del estanque. (parte 3, pag 165)

Capítulo 11

Hipérbole

Por fin, cansada de esperar, asaltada por sospechas que rechazaba, sin saber si estaba
allí desde hacía un siglo o un minuto, se sentó en un rincón, cerró los ojos y se tapó los
oídos. (parte 3, pag 183)

En medio de cada uno de ellas aparecía la cara de Rodolfo. Se multiplicaron y se


acercaban, la penetraban; todo desapareció. (parte 3, pag 186)

Topografía

En Bossiere se abandona la carretera general y se sigue todo a lo largo hasta la cima de


la cuesta de Leux, desde donde se domina toda la vista del valle. El rio que cruza este
vale lo divide en dos regiones de fisonomía distinta (parte 3, pag 160)

Ese tono ladrillo destacándose en franjas delgadas sobre el gris de la montaña, se debe a
la gran cantidad de fuentes ferruginosas que nacen un poco mas alla, en los lugares del
contorno (parte 3, pag 155)

Una habitación alargada de techo bajo, que tenia sobre el reborde de la chimenea un
tupido arbolito de coral delante del espejo (parte 3, pag 167)

También podría gustarte