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Modernismo y 98

En el periodo que abarca los últimos años del siglo XIX y los primeros del siglo XX se
dan a conocer en España una serie de autores importantes adscritos tradicionalmente
a dos movimientos: el Modernismo y la Generación o Grupo del 98.
La crítica mantiene al respecto dos posturas: para algunos, como Pedro Salinas, son
dos grupos claramente diferenciados, (el 98 tiene carácter español, el otro es
hispanoamericano y cosmopolita, el 98 prefiere los géneros narrativos y ensayísticos,
el otro la poesía, etc) mientras que, para otros, como Juan Ramón Jiménez o Ricardo
Guillón, ambas corrientes representan la forma hispánica de la crisis de fin del siglo.
Sin entrar en más polémicas podríamos afirmar que Modernismo y 98 tienen más
elementos en común que diferencias, ya que los autores modernistas y
noventayochistas pertenecen a una misma generación histórica, de tal forma que el
Modernismo como movimiento cultural trae consigo un nuevo clima estético, en cuyo
seno surge un grupo, el del 98, que, sin oponerse al anterior, presenta sus propias
características:
-Desde el punto de vista ideológico, ambas corrientes presentan elementos en común:
la actitud crítica ante la situación decadente de España y la insatisfacción ante la
literatura anterior, de ahí que todos los escritores muestren una ideología progresista
y una gran preocupación por el estado de crisis política y social del país. Sin embargo,
este malestar ante la sociedad lleva al escritor modernista a indagar en su intimidad,
alejándose de la realidad en una huida en busca de lugares exóticos y lejanos, mientras
que, en el 98, el escritor adoptará una postura comprometida, denunciando la
situación decadente y reivindicando la necesidad de mejora en una continua búsqueda
de las causas de esta situación crítica. En este sentido, las coincidencias en la temática
son claras: ambos tratarán los temas los temas intimistas, e incluso existenciales, no
obstante, el Modernismo recurrirá a ambientes refinados, aristocráticos y
cosmopolitas, alejados de la realidad cotidiana, en clara oposición a las preferencias
por el paisaje castellano del 98, que les servirá para centrarse en el tema de España.
-Desde le punto de vista estético, ambos mantienen una actitud crítica con la literatura
anterior: son movimientos renovadores, sin embargo, la postura del Modernismo es
rupturista, caracterizada por la búsqueda de la belleza absoluta e influida por las
corrientes europeas, mientras que, por el contrario, el 98 mantendrá una tendencia
recuperadora, basada en revitalizar la tradición de la literatura española. En esta línea,
ambos buscarán nuevos caminos para la expresión, siempre basados en el cuidado de
la forma, pero mientras que el Modernismo llega a cotas muy elevadas en su búsqueda
de la brillantez retórica más absoluta (musicalidad y ritmo de versos alejandrinos,
cromatismo, etc) el 98 apostará por la sobriedad del estilo y por la claridad, con una
renovada utilización de las formas tradicionales.
La generación del 98
1.-Concepto: No es propiamente un movimiento literario, sino un grupo de escritores
españoles, surgidos tras el desastre colonial de 1898, quienes denuncian la decadencia
nacional, la necesidad de recuperación social y un deseo de renovación política,
entroncando con los regeneracionistas. (Para España el siglo XIX termina con una grave
crisis: el final de su imperio colonial en 1898. Este acontecimiento provocó una ola de
indignación y de protestas que se manifestaron en literatura a través de los escritores
de la Generación del 98)
Los principales componentes de la generación son: Miguel de Unamuno, Valle Inclán,
Antonio Machado, Pío Baroja y Azorín. Los dos últimos no cultivaron la poesía.
2.- Características: Coinciden en sus motivos temáticos (el paisaje castellano, el interés
por la vida cotidiana del pueblo y el regreso a los clásicos) y el tono pesimista,
Coinciden, también, en la búsqueda de sencillez en la forma y en el empleo de un
lenguaje directo.
2.1.- Características temáticas: Los temas principales de los autores de esta generación
serán dos:
1.- El tema de España: La preocupación por la situación nacional se convierte en el eje
central de sus obras, aunque adoptan una postura idealista y filosófica ante los
problemas concretos. Critican los aspectos más desoladores de la realidad: los
gobernantes corruptos, el atraso del campo, los vicios nacionales, etc… y defienden la
necesidad de la regeneración nacional, posible con un cambio profundo de
mentalidad, volviendo los ojos a Europa (necesidad de “europeizar España”) pero
exaltando los siguientes aspectos de la propia española:
- El paisaje: viajaron por España y la describieron, especialmente Castilla, como una re-
creación del paisaje. Castilla simbolizaba a toda España, Sienten un gran interés y amor
por la Castilla miserable de los pueblos abandonados y polvorientos; revalorizan su
paisaje y sus tradiciones, su lenguaje castizo y espontáneo. Recorren las dos mesetas
escribiendo libros de viajes.
-La historia: no se interesan por la Historia con mayúscula, es decir, la de los grandes
hombres y las grandes batallas, sino por la historia del pueblo, de las personas que
trabajan día a día, la de los hechos cotidianos, la del trabajo, la de las costumbres, la de
los millones de hombres sin historia”, calificada por Unamuno como “intrahistoria”.
-La literatura: las fuentes literarias que influyen están muy claras, ya que son un
referente histórico y literario. Los autores del 98 se interesan por los clásicos de
nuestra literatura, como el Poema del Mio Cid, Gonzalo de Berceo, el Arcipreste de
Hita, Jorge Manrique, Fray Luis de León, Cervantes o Góngora, resucitan y estudian los
mitos literarios españoles y el Romancero.
2.- Las preocupaciones existenciales: El pesimismo es la actitud más corriente entre
ellos y la actitud crítica y descontentadiza les hace simpatizar con los romántico ( como
Mariano José de Larra, al que dedicaron un homenaje) y con las corrientes filosóficas
del Irracionalismo europeo, - en particular de Friedrich Nietzsche ( Azorín, Maeztu,
Baroja, Unamuno), Arthur Schopenhauer ( especialmente en Baroja), Sören
Kierkegaard ( en Unamuno) y Henri Bergson ( Antonio Machado) – tratando en sus
textos los graves tópicos existenciales como:
-La vida y la muerte, el sentido de la vida, el paso del tiempo. Estas preocupaciones
existenciales estarán representadas fundamentalmente por Unamuno, aunque los
demás autores también dan muestras de ellas en su obra.
-La religión. No hay unanimidad entre ellos en cuanto a este tema, vemos
representadas posturas muy diversas en relación con la religión: desde los católicos
fervorosos como Azorín y Maeztu, hasta los agnósticos como Baroja, pasando por los
dubitativos, como Unamuno.
2.2.- Características estilísticas: El estilo es muy personal en lo que se refiere a los
autores de los que estamos tratando. Aun así, podemos citar algunas características
coincidentes:
1. Reaccionan contra la retórica, el prosaísmo y la grandilocuencia de la literatura
anterior, (por eso rechazan la estética del Realismo y su estilo de frase amplia, de
elaboración retórica y de carácter menudo y detallista) prefiriendo un lenguaje más
cercano a la lengua de la calle, de sintaxis más corta y carácter impresionista.
2. El estilo es sobrio y directo: Importa el contenido e intentan que éste llegue al lector
de la manera más clara posible, de ahí que cuidan la forma de su prosa y reaccionen
contra las imprecisiones o los contenidos confusos.
3. Recogen palabras que están en desuso, recuperaron las palabras tradicionales,
castizas y campesinas y las incluyen en sus escritos, Las ven como una muestra del
pasado que hay que conservar.
4. Predominio de una entonación lítica y sentimental y una visión subjetiva de la
realidad: al igual que los autores románticos (Bécquer), asocian el paisaje al estado de
ánimo, de ahí que el símbolo de la decadencia española sea la yerma meseta
castellana.
5. Rompen y renuevan los moldes clásicos de los géneros literarios, creando nuevas
formas en todos ellos:
En la narrativa, la novela impresionista y la lírica de Azorín, la novela abierta y
disgregada de Baroja, influida por el folletín, o la novela casi teatral de Valle- Inclán: en
el teatro, el esperpento y el expresionismo de Valle Inclán o los dramas filosóficos de
Unamuno y en la lírica: la poesía religiosa y existencial de Unamuno y la poesía más
intimista de A. Machado.

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