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Estudiante: RAYMUNDO ERNESTO ÁLVAREZ GARCÍA

Profesor: HERNÁN DARÍO CARDONA RAMÍREZ, SDB


Asignatura: SALMOS Y SAPIENCIALES

COMENTARIO AL SALMO 20 (19)

El Salmo 20 (19) está dividido en dos partes, en la primera (vv. 2-6) se puede
apreciar la súplica comunitaria por el rey y en la parte segunda (vv. 7-10) se
aprecia la declaración que hace el pueblo en la confianza plena a Dios. Este salmo
en lo particular llama la atención, porque es también una forma de hacer oración
por el otro, ciertamente en la clasificación se puede encontrar entre los salmos
reales por su relación estrecha con la promesa de Dios al rey David. 1

Se puede ver en este Salmo un trasfondo dirigido al mesías, donde se habla del
ungido puede tener una referencia al mesías esperado. La riqueza que tiene este
Salmo ayuda para ponerse en el lugar del salmista, éste posiblemente se
encuentra en una situación complicada, alistándose para salir a la guerra. Este
salmo en un principio era dirigido al Rey de Israel que salía con sus soldados a la
batalla, para nosotros este Rey es el mismo Jesús, el Mesías que sale con sus
tropas a enfrentar nuestra propia batalla, nuestra guerra. 2

Actualizando este Salmo y para presentarlo a la comunidad puede ser una forma
importante al momento de abordarlo. Ciertamente se puede pensar en la oración
que la misma comunidad hace por el otro cuando se presentan momentos de
dificultad, es decir, la oración de acompañamiento en los momentos de prueba.
Cada día hay momentos en los cuales se presentan batallas, guerras, divisiones,
por ello es importante rezar por el que está pasando por estos momentos,
teniendo en cuenta que Dios escucha todos sus pedidos y que le socorrerá en la
batalla.

1
Cfr. Comentario Biblia de América. Verbo Divino. España. 2011
2
Cfr. Estudio bíblico de Salmos 19-20. Escuela Bíblica https://www.escuelabiblica.com/estudio-biblico.php?
id=629
De igual manera es una oración de abandono, un abandonarse en las manos de
Dios, es decir, dejar que él vaya realizando su obra, vaya haciendo su voluntad en
la propia vida, mostrando su acción salvadora en el vivir de cada día. Cuando se
ora pensando en el otro, poniéndose en el lugar del otro, colocándose en sus
mismos zapatos, de una forma indirecta se está orando por uno mismo, haciendo
parte de uno la vida del otro, con todo lo que implica la vida de dolor y sufrimiento
que pueda llevar.

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