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Cómo ya dijimos nuestro foco caliente sería el núcleo, capa que emite
constantemente energía en forma de calor por la cristalización de átomos de hierro que
provocan corrientes de convección dentro del núcleo externo (fase líquida) junto con el
calor del núcleo interno (calor transferido por conducción). Nuestra sustancia de trabajo
será el magma (roca fundida) que compone el manto (inferior y superior), esta sustancia
cambiará de fase en la corteza (oceánica y continental) cuando las condiciones de
presión y temperatura cambien. Nuestro foco frío será las mimas capas de la Tierra que
están a una menor temperatura que el núcleo (gradiente geotérmico). El calor se
transfiere gracias a nuestra sustancia de trabajo que es el magma mediante corrientes de
convección que mueven masas de magma por densidad y temperatura (hacia el interior
el nuevo magma, frío y más denso y hacia el exterior el magma más caliente). Este
movimiento de convección (forma de transferir el calor de un foco caliente hacia un
foco frío) genera un trabajo, que es la destrucción-formación de litosfera y, por
consiguiente, el movimiento en las placas tectónicas. Y el calor de nuestro foco caliente
llega a la superficie terrestre (parte de nuestro foco frío) en forma de vulcanismo.
El enunciado de Kevin-Plank nos explica, haciendo uso de la segunda ley de la
termodinámica, que no existe una máquina térmica que efectúe un ciclo con un
rendimiento (𝜂) del 100%, es decir, que transfiera todo el calor del foco caliente al foco
frío sin perder algún porcentaje de la energía en forma de calor o trabajo. Ni que todo el
calor del foco caliente se convierta en trabajo. Nuestra máquina térmica precisa de un
foco frío para poder producir un trabajo, en cambio, no tiene por qué efectuar un trabajo
para poder transferir el calor del foco caliente al frío: