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6. LAS PALABRAS: IV LA INTERJECCIGN Y LAS PARTICULAS 6.0. OTRAS CLASES DE PALABRAS Fijadas ya las tres clases de palabras fundamentales —nombre sustantivo y adjetivo, verbo y adverbio— en su doble serie de palabras sinsemdnticas y pronominales, que- dan todavia otras para las que hay que habilitar nuevos cri- terios de caracterizacién, ya que se escapan del plano de enunciacién en que se mueven las anteriores 0 porque sus funciones son dificiles de caracterizar de manera inequivoca. Tradicionalmente, estas palabras residuales de la clasifica- cién anterior se suelen agrupar en tres clases: interjeccién, conjuncién y preposicidn. Estas dos dltimas han sido tam- bién Iamadas, incluyendo algunos aspectos 0 valores de algunas pronominales, con el nombre de palabras de re- lacién. 6.1. La interjeccién” Constituye una clase de palabras que no tiene una com- pleta y cabal delimitacién, ni ha podido ser justificada por los mismos principios utilizados hasta aqui. Morfolégica- * L, BauwLacome, “Interjection. Language et parole”, en Rev. de Philologie frangaise et de Litérature, XLII, 1930, pp. 209-2275 E, E. Korn, “Contribution au probléme de la formation des interjections 52, — ALCINA 818 GRAMATICA ESPANOLA mente, pueden ser palabras que existen en el léxico de la lengua con otros fines que, fijada su terminacién y con en- tonacién exclamativa, se pueden emplear aisladas formando frase, 0 acufiaciones onomatopéyicas. Tradicionalmente, para caracterizar este grupo de pala- bras se insiste en notas extralingiiisticas. Bello [76] presenta las interjecciones como “palabras en que parece hacernos rorrumpir una stibita emocién o afecto, cortando a menudo el hilo de la oracién”. Para la Gram. Acad. [175 a] “es una voz con que expresamos, por lo comin repentina ¢ impre- meditadamente, la impresién que causa a nuestro 4nimo lo que vemos u oimos, sentimos, recordamos, queremos o de- seamos”. Algunos gramaticos le han negado valor de parte de Ja oracién basandose, principalmente, en el evidente hecho de que muchas de estas palabras se oponen al sistema fonolégico castellano. Sin embargo, de alguna manera responden a un convenio y contribuyen a la comunicacién. Todos, en cam- bio, estan de acuerdo en reconocer su capacidad de consti- tuir enunciados independientes. En la interjeccién destaca la cierta elementalidad y es- pontaneidad con que son utilizadas en Ia comunicacién, el cardcter repentino e “impremeditado”, la nota de palabras improvisadas por fuertes sentimientos a que alude Bello. Sin embargo, como nota Sapir [12-13], forman también parte de un convenio y de las tradiciones lingiifsticas de cada len- gua. E] sistema fonético y los habitos de lengua particulares Ilegan a acufiar determinadas ordenaciones fonematicas con (en ancien et moyen francais)”, en Leningraskij gos. pedagogiceskij Insti- tut im A. I Gercena, Leningrado, 1959; J. M. Lope Biancu, “Sobre el valor gramatical de Jas interjecciones”, en Antologia Mexico City College, México DF, 1956, pp. 47-60; J. Pont, “Les idéophones du frangais”, en Le Frangais Moderne, XXXV, 1967, p. 13. PALABRAS: IV. INTERJECCION ¥ PARTICULAS 819 particular intencién [Lenz, 22]. Constituyen un inyentario abierto que se puede enriquecer por aportaciones lexemati- cas bien caracterizadas, inmovilizadas morfolégicamente y con un significado derivado. Son notas distintivas de las interjecciones: (a) la ausen- cia, en algunas de ellas, de contenido semdntico que alcanza ocasionalmente en su realizacién dentro de un contexto lin- gilistico o extralingilistico: jay, qué penal; jay, qué ale- gria! Sin embargo, para la mayor parte, hay la _posibili- dad de traducirlas y sustituirlas por vocativos (jek! irdeme eso > Fernando, trdeme eso), frases exclamativas (jay! > qué dolor!) 0, incluso, por una oracién (jpuafl—>me da asco); (b) la postbilidad de enriquecerse acufiando secuencias fo- neméaticas extrafias al sistema fonoldgico castellano, Espe- cialmente, el castellano actual, en determinades tipos de escrito, renuevan constantemente el repertorio por trascrip- ciones ideofénicas: jpss! jchist! jpfift; (©) la necesidad de ir acompafiadas de un morfema entonacional caracteristico, en limite con vocativos y frases exclamativas; (d) carecer de funcién primaria en Ja enunciacién, salvo cuando se grama- ticalizan (los ayes), y ser capaz de enunciados independientes con unidad meldédica por si misma. 6.1.1. Tiros DE INTERJECCIONES Su limite con vocativos y frases exclamativas con las que coincide en su entonacién y comportamiento en la comuni- cacién, explica que vocativos y frases exclamativas nutran constantemente el grupo de interjecciones. No hay que considerar la entonacién como marca transpositora. Invoca- ciones como jJestis!, ;Dios mio!, por medio de las cuales el hablante pide ayuda sobrenatural, pierden su valor inten- cional y significative cuando pasan a ser interjecciones. Por 820 GRAMATICA ESPANOLA otra parte, las onomatopeyas constituyen otro importante grupo de interjecciones, con especiales acufiaciones fone- miticas no demasiado fijas de un hablante a otro. Entre las interjecciones se pueden distinguir unas Ilama- das propias o primarias constituidas por ordenaciones de fonemas, sancionadas por el uso e incorporadas a la lengua con cierta fijeza, que por si mismas no tienen relacién con el léxico del castellano y se pueden emplear con variadas intenciones. Otras se suelen llamar impropias o secunda- rias porque estan constituidas por palabras de diversas cla- ses que por transposicién se emplean con la misma intencién que las anteriores por proceso evolutivo de acomodacién fécilmente perceptible: primarias: jah!: —Es don Eugenio. — jAh!, que pase en seguida (P. Baroja, OC, III, 781); jAh! Pero yo es- peraba que alguna noche le haba de traer (R. Gémez de la Serna, El Incongruente, 112); jaja!: jAj4! Una cosa asi quisiera yo para bafarme completamente tranquilo (Pereda, Tipos y Paisajes, 344); jajaja!: jAjaj4! Y ahora yo y la gorra jugamos un mus a los que salgan (Diaz Ca- itabate, Historia de una Taberna, 105); jAjaja!; jeso era! (Pereda, Tipos y Paisajes, 174); jay!: Era evidente, jay!, era evidente (R. Pérez de Ayala, Belarmino y Apolonio, 158); jbah!: jBah! No tanta como en una sepultura (P. Baroja, OC, III, 549); jBah!, no digas bobadas (R. F. de la Reguera, Cuerpo a tierra, 101); ;Bah, bah, bah!... con qué perro o gato de la villa habré dejado mi mujer de celebrar consulta? (A. Palacio Valdés, Marta y Maria, 24); jea!: —zDe aqui no se ver4 Plasencia? —dijo Aviraneta. —No. jCa! (P. Baroja, OC, III, 619); jchist!: jChist!... Mire usted con el rabillo del ojo y con mucho tiento (Pe- teda, Tipos y Paisajes, 342); jea!: jEa, basta de guasas! (C. Arniches, OC, IV, 313); jet!: Hace frio, zeh? (I. Al- PALABRAS: IV. INTERJECCION ¥ PARTICULAS 821 decoa, Pajaros y Espantapdjaras, 94); ¢Eh? gDebo ic yo alli? (R. Pérez de Ayala, Belarmino y Apolonio, 57); jEech! jEl demonio del sefior éste, cada dia mds grosero y més...! {C. Arniches, OC, IV, 313); fista es ru tia, geh? (A. Pa- lacio Valdés, Marta y Maria, 143); jfuuh!: jFuuh!, no nos dejan ni respirar (R. F. de la Reguera, Cuerpo a tie- rra, 133); jhale!: {Otro mas fuerte! {Como los que me da usté a mi, pero en mejor! jHale! jAsi! (C. Arniches, OC, IV, 565), jhola!: jHolal...; segtin eso, évienes td a remachar el clavo? (Pereda, Tipos y Paisajes, 269); jHolal, aqui tenemos al curita de Elizondo (Galdés, Zumalacd- rregui, 87); jhuy!: —Verdad que eres cristiano? —jHuy! Too lo que se pue ser, padre (C. Arniches, OC, IV, 497); ioh!: {Oh Maria, si supieses qué feliz me haces! (A. Pala- cio Valdés, Marta y Maria, 253); [...] y por fin, joh sorpresa!, encontré el hotel (R. Gémez de la Serna, El Incongruente, 44); jolé!, jolé!: {Olé!... Ahi la tienes. ¥ eso a los nueve arios (C. Arniches, OC, IV, 66); ipsche!: —2Va usted muy lejos? —Psche...; regular (C. J. Cela, Viaje a la Alcarria, 29); jpuahl: jReconstituyente! iPuah!, vino de viejas (R. F. de la Reguera, Cuerpo a tie- tra, 180); jquia!: jQuid, hombre, quid! (Pereda, Tipos y paisajes, 345); 2Pa que no me conteste? jQuid! (C. Ar- niches, OC, IV, 497); jsus!: jSus y a ella que est4 di- ciendo comedme! (Diaz Cariabate, Historia de una Taber- na, 105); jufl: (Uf, qué humazo! (I. Aldecoa, Péjaros y Espantapajaros, 56); juffl: —jUff! —resollb—. No volveré a desnudarme (R. F. de la Reguera, Cuerpo a tierra, 169); juy!: jUy, qué divertido es esto, pero qué divertido! (Diaz Cafiabate, Historia de una Taberna, 202); onomatopéyicas: jcataplum!: jAnda y cémo chillan!... jCataplum!...; jahi va esa ola! (Pereda, Tipos y Paisajes, 339); jplaf!: [...] yo quisiera ser bafiero... iPlafl...; se zambulleron en el agua (id., 340); jpum!: Por fin, jpum! Je dio un sombrillazo (Galdés, Fortuna 822 GRAMATICA ESPANOLA ta y Jacinta, 1, 128); xinerin: Ya todo estaba hundido en Ja blandicie del irse a dormir, cuando, rin-rin, sondé el timbre y se encendié Ja bombilla del pasillo (R. Gomez de la Serna, El Incongruente, 86); jzas!: Yo entonces estaba destinado en Carabanchel, y en cuanto que se terciaba, |zas!, me plantaba en Madrid (C. J. Cela, Viaje ala Alcarria, 102); jZast, estocada y te lo metes en el bol- sillo (Blasco Ibdfiez, Sangre y Arena, 349), secundarias (transposiciones): jalto!: jAlto! ¢Quién vive? —dijo Avi- raneta (P. Baroja, OC, III, 629); janda! janda!, anda salero: jAnda éste! —rié Roca (R. F. de la Reguera, Cuer- yo a tierra, 141); jAnda salero, la Cibeles sin leones y con un poquito de carne! (Diaz Cafiabate, Historia de wna Ta- herna, 103); jarrea!: jArvea, furriel! (R. F. de la Regue- 1a, Cuerpo a tierra, 135); jay Dios!, jpor Dios!, |Dios mio!: jAy Dios, qué pesado! (A. Palacio Valdés, Marta y Marta, 202); ;Quite usted, por Dios, si son monisimos y muy graciosos! (Diaz Caiiabate, Historia de wna Taberna, 211); jdiablos!, jdemonios colorados!, jdemonios!: jDiablos! —exclama Augusto (R. F, de la Reguera, Cuerpo a tierra, 132); jhombre!: jHombre, gracias ¢ Dios que han aprobado algo! (C. Arniches, OC, 1V, 788); jJesus!: jJestis, qué barbaridad! (A. Palacio Valdés, Marta y Maria, 149); jporras!, ;qué porras!: Ya me conoces: al pan, pan, y al vino, vino... qué porra! (C. Arniches, OC, IV, 787); jCristo!, [Recristo!:

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