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CARLOS ALBERTO LOPRETE LITERATURA ESPANOLA, HISPANOAMERICANA Y ARGENTINA Plus Ultra 8 EL MODERNISMO | f Soneto manuserito de Rubén Dario. LA LITERATURA MODERNISTA EN HISPANOAMERICA El modernismo es el primer movimiento literario originario de Hispanoamé- rica que se proyecta al exterior. Coincide con los amos finiseculares del xx, y puede enmarcarselo cronolégicamente entre los afios 1880 y 1910, en que se produce su agotamiento y liquidacién. Epoca histérica, Hasta 1880-1890, aproximadamente, el mundo asistié a una transformacién importante en politica, religién, costumbres, artes plasticas, 385 ciencias, filosofia y literatura, que de un modo genérico comenzé a denominarse més tarde modernismo, vocablo que en su origen se habia aplicado a una forma heterodoxa del catolicismo, condenado luego por el papa Pio X en su enciclica Pascendi domini gregis (1907). Se trataba, en religion, de un agnosticismo que negaba la posibilidad de conocer las cosas en si y limitaba el conocimiento hu- mano al mundo de los fenémenos o apariencias de los seres. Por extensién, las cosas y las ideas que rompian con la tradicion anterior y que por lo tanto eran nuevas, cayeron bajo la denominacién de modernismo, y dentro de este rétulo, cayé también la literatura hispanoamericana y espanola de la época. Cuando Rubén Dario, a quien se considera el creador del movimien- to, publicé su libro Azul (1888), todavia no estaba divulgado el nuevo nombre. La humanidad entra por esos afios en aceleradas transformaciones. La filo- sofia transita del positivismo al hegelianismo, al pragmatismo, el neokantismo, el realismo, la filosofia de la ciencia, Nietzsche y Bergson. La economia comienza a ser trastornada en sus cimientos clasicos, y Marx se convierte en la piedra de toque de las nuevas concepciones econémicas y po- liucas. Las ciencias estan en posibilidad de anunciar la inminente eclosion de la edad de los inventos y la revolucién tecnolégica, y en todos los ambientes la apa- nicién bullente de lo moderno se siente y presiente. Era algo que superaba a los viejos esquemas de vida, y estaba mas alla de las querellas entre catélicos y li- berales, entre europeizantes y nacionalistas. En Hispanoamérica, se produce la guerra de Estados Unidos y Espana (1898), que termina con la inmediata derrota espariola y su renuncia a la sobe- rania sobre Cuba, Puerto Rico y las Filipinas, con lo que se produce Ia disolu- cién definitiva del antiguo y poderoso imperio espaiiol. Por esos mismos aftos, las relaciones entre el coloso del Norte y la América latina se tornan dificiles y tirantes, sobre todo durante el gobierno de Theodore Roosevelt, quien sostiene el derecho de los Estados Unidos a ejercer un poder Policial sobre los demas paises americanos, actitud que es conocida con varios nombres —Manifest Destiny, Big Stick Policy 0 Dollar Policy. y que provoca la airada reaccion de las grandes figuras literarias de ese momento, los modernis- las, entre ellos Rubén Dario, Rufino Blanco Fombona, José Enrique Rodé y Ma- nuel Ugarte, El sistema panamericano se organiza —1889-1890—, con la creacién de la Union Internacional de Repiiblicas Americanas, luego llamada Union Panameri- cana, con sede en Washington. El movimiento literario. En las letras, se crea y se otorga el premio Nobel par primera vez (1896) al parnasiano francés Sully Prudhomme, y las obras de au- tores con tendencias sociolégicas y criticas se leen con asiduidad: Guyau, Nor- dau, Le Bon, Mantegazza, Darwin y otros. Una universalidad de influencias confluye en Hispanoamérica, y las capita- les culturales de Europa son visitadas por los nuevos artistas. Espafia, entre todas las naciones, es la que ha perdido, con su decaido prestigio politico, hege- monias intelectual y artistica, 386 Las artes, saturadas de realismo, de ideologia 0 de romanticismo, buscan nuevas fuentes de inspiracion y nuevas formas de expresion, E1 Parnaso francés (Gautler, Leconte de Lisle, Sully Pridhomme), los simbolistas (Verlaine, Mallar- mé, Maeterlinck) se convlerten en modelos de la nueva generacién, junto con los norteamericanos Poe y Whitman. Pero esta transicién no se produce violentamente ni en un afto. Ya desde 1860-1870, mas o menos, un grupo de escritores de inspiracién romantica ha ido dando cabida en sus temas, en su vocabularto y en su estilo, a la nueva sensibilidad. Son los premodernistas o modernistas de la primera época o pre- cursores: Gutiérrez Najera (México), Jultan del Casal (Cuba), José Asuncion Sil- va (Colombia) y José Marti {Cuba). El momento del triunfo definitive to han fijado tos criticos en el afio 1888, en que Rubén Dario, el poeta nicaragiense, edita en Valparaiso (Chile), su IIbro Azul, extrafia y novedosa conjuncién de prosas y versos, con reminiscencias € influencias romanticas, parnaslanas, simbolistas, pero sobre todo, exdlicas y principalmente francesas. La revolucién titeraria ha triunfado, y a partir de ese afio ya saben los escri- tores de lo moderno, a qué atenerse. Un critico espariol, sutil, perspicaz y bien informado, descubre enseguida las bases profundas de este nuevo arte, y lo da a conocer y lo aplaude en el prologo que escribe para esa obra de Rubén. En pocos atios, los escritores modernistas son legion en la América latina, y sobre todo, constituyen historicamente el grupo mas valioso de escritores que se haya dado en un momento historico en Hispanoamérica: Leopoldo Lugones y Enrique Larreta (Argentina), Amado Nervo (México), José Enrique Rodé y Julio Herrera y Reissig (Uruguay), José Santos Chocano (Pert), Manuel Diaz Rodri- guez y Rufino Blanco Fombona (Venezuela), Ricardo Jaimes Freyre (Bolivia), aparte de los ya citados precursores y otras figuras de menor relevancla. Proliferan las revistas Iiterarias de jerarquia y difusién continental, bella- mente editadas y con colaboraciones de gran valor: la Revista Azul (1894-1896, México), de Gutiérrez Najera; la Revista Moderna (1898-1911, México), de Amado Nervo y un colaborador; El Cojo Itustrado (1892-1915, Caracas}, y Cosmépolis (1894-1895, Caracas): Plwna y Lapiz (Santiago de Chile); La Neblina (1896-1897, Lima); la Revista de América (1894, Buenos Aires), de Paul Groussac, entre otras. Asimismo, es valiosa la acogida que en sus secciones Iiterarfas dispensan a los nuevos escritores los grandes diarios y periddicos de toda América. Por supuesto, no faltaron tampoco las polémicas y debates entre los parti- darios de las antiguas formas y estos revolucionarios sin pudor, que se atrevian a romper los moldes aceptados hasta enlonces, En Espana, donde también se contaglé este movimiento, el estremecimiento literario que produjo el modernis- mo fue igualmente singular. La estética modernista. Dentro de la estética modemista, el critico Torres-Rio- seco ha diferenciado dos tendencias: la americanista y la sincretista, 0 como él Jas denomina, el mundonovismo y la torre de marfil Efectivamente, para algunos modernistas fue primordial americanizar Ja materia literaria, mientras que para otros, el arte no debia tener compromisos con lo regional o vernaculo, y por tan- 387 to, debia trabajar el artista con su sola inspiracién y voluntad, como encerraco en su torre ebirnea, sin importarle de donde procedia esta inspiracién ni si era nacional o extrafia. Asi, Dario fue cosmopolita, Lugones argentinista en su ultima manera, Cho- cano peruanista y americanista casi siempre, Evaristo Carriego portenista. E) cosmopolitismo suponia adquirir los préstamos de inspiracién en cualquier fuente, antigua 0 modema, nacional o extranjera. Hubo, ademas, una reaccién contra el espanolismo dogmatico y clasicista en literatura, una postergacién voluntaria del romanticismo, y con menos fobia, del clasicismo y del naturalismo. En los demas, los caracteres generales del modernismo pueden sintetizarse asi: aj arte de minorias: Ja literatura es una actividad artistica de elevados espiritus y no una mercancia de consumo popular; la literatura no ¢s social sino personal; b| refinamiento y exquisite2: las obras deben reflejar una exquisitez y refinamiento de gusto, no sélo en los temas sino en la expresion; ¢) ta razén no es un elemento de la creactén lteraria: las fuentes de conocimiento y creacién poética son la intulcion y las facultades subconscientes del artista, y por ello, las obras revelan un mundo fantastico, quimérico, suttl, caprichoso, melancélico; el mundo metacientifico es interesan- te (magia, ocultismo, teosofia, magnetismo, parapstcologia, escatologia, satanismo, etc.}; los “ra- ros" son objeto de espectal interés y al mismo tlempo aptes para el arte; 4d) las sensaciones se corresponden entre si: cada objeto del mundo exterior produce en el individuo y en ¢l artista un conjunto de sensaciones correlativas; los perfumes, los sonidos y los colores se equivalen. y por eso puede hablarse de audicton coloreada (la a es negra; btanco horror) y otras correlaciones; } la poesia debe expresar las tmprestones que nos producen tas cosas y no las cosas mismas (procedimiento impresionista de describir la naturaleza): una nube empequenieca el frmamento por una nube me dejaba ver solo una parte pequera del untverso; 1) sentimentatidad: los artistas de la nueva estética no pueden dejarla de lado: @) el matiz: el arte debe expresar ef matiz difuso de la realidad, los estados de dnimo indefi niibles, lo que no es logica ni psicologicamente claro y distinto; hh) musteatidad: los versos, ademas de tener un contenido significativo, deben ser musical- mente atractives por su mismo sonido, aun cuando esta seleccién de sonidos no enclerre un sig- nificado comprensible o preciso, (De la musique avant toute chose, ha dicho el maestro Verlaine); 4) transposiciones de arte: este recurso tomado del pamastanismo, consiste en tomar técnl- cas de un arte y proyectarlas a otra: pintura-literatura (deseripeiones de obras plisticas y cua- dros); teatro-literatura (descripcién de gestos, actitudes y ademanes como si los personajes actua- fan en un escenario), etc.; J) preferencta por tos temas exqutsitos, decorativos, pintorescos y exéticos: (Escandinavia, Ortente, Edad Medla, Grecia antigua, Francia versaliesca, mitologia, colonia virreinal, etc.; flora y fauna lamativa y exotica, etc); 1) renovactin del vocabulario y de la sintaxis: neologismos (Uréforo, faunaltias, crisoelefantis- ‘mo, etc,); arcaismos (ansina, rempujar, etc.); barbarismos (sportwoman, gin, bacoarat, etc.); lati nismos (Pro nobis ora, gran senor, etc.): 1) renovactén de la versificacton: actualizacion de antiguos versos olvidados, como los eneasi- labos, los tercetos monorrimos y los cuartelos monorrimos, y combinaciones esiréficas nuevas. 388 Rubén Dario Es el mas famoso poeta de Hispanoamérica, el creador del modernismo y el mas imitado autor latincamericano. Su nombre completo fue Félix Rubén Garcia Sarmiento, Vida. Nacié en la ciudad de Metapa, Nicaragua (1867), de origen indoespafiol, y fue bautizado en la catedral de Le6n. Vivid desde temprana edad en un ambiente familiar desavenido y estudid con los jesuitas. Su talento literario precoz se re- velé de inmediato y comenzo a escribir y publicar versos al estilo romantico es- pafiol. Se trasladé mas tarde a Chile (1886), donde permanecié unos aiios y traba- j6 como periodista y corresponsal, Publicé en Valparaiso su libro Azul (1886), que tuvo gran repercusién y lo individualiz6 en el orbe literario hispanico como el creador de una nueva manera poética. E] critico espafiol Juan Valera le dio el espaldarazo artistico, con un prologo a esa edici6n. En San Salvador contrajo nupcias con Rafaela Contreras (1890), y al dia siguiente partié para Guatemala. Asistié unos afios después (1892), como miem- bro de la delegacién de su pais, a los festejos del centenario del Descubrimiento de América en Espaiia, oportunidad que le permitid hacer amistad con artistas de ese pais. Publicé por ese entonces su libro en prosa Los raros (1893), con estudios criticos y psicolégicos de figuras literarias de la época, extrafias por su personalidad o sus escritos. Pasé nuevamente a América {1894) y vino a Buenos Aires, donde imprimié sus Prosas profanas (1896) y se convirtié en el maestro admirado y reverenciado de los eseritores modemnistas. Junto con Leopoldo Lugones y el boliviano Ricar- do Jaimes Freyre, acaudilié el nuevo movimiento. Mas tarde salid para Europa, como corresponsal del diario argentino La Naci6n (1898). Alli permaneci6 por varios afios, residiendo en Madrid y Paris. Contrajo nuevas nupcias civiles con Francisca Sanchez, en Espatia (1901), y re- corrié varios paises del viejo continente, Francia, Italia, Espaiia y Alemania, como consul de Nicaragua. Publicé Cantos de vida y esperanza (1905) en Madrid y luego otras obras, Fue nombrado después ministro plenipotenciario de Nicaragua en Espaita 389 (1909), y residié por un tiempo en Barcelona, donde edité su Autobiografia (1912). De regreso en su pais natal, murié en su casa de Le6n (1916). La poesia de Rubén Dario. La influencia de Dario sobre los poetas de su tiempo fue tremenda y decisiva. “Fue el poeta de América por esa Suprema caracteris- tica americana de fundir todas las fuentes, inspiraciones, sentimientos, sangres, en una sensibilidad espiritual, que fue y es el secreto del gran crisol cosmopolita de América” (John A. Crow), De esla manera queda caracterizada brevemente la poética de Rubén Dario, que cdhsistié en una genial combinacion de recursos, técnicas, formas, temas e inspiracion de varias procedencias. Influenciag simbolistas, De los simbolistas franceses, sobre todo de Verlaine (..y Verlaine en mi corazén, decia Dario), tomé la teoria de que el verso debe ser musical y ritmico para sugerir por cl oido también las ideas y los estados det alma. De la musique avant toute chose, habia escrito el poeta francés, y Dario siguid el ejemplo. Tomé también de esos poetas el sentido del matiz. (la nuance), en oposicién ala expresion clara e intelectual de la literatura anterior. La sensibilidad es una facultad superior, pues por ella se penetra en Jo misterioso del mundo y dela vida, en lo profundo e inexpresable, que no puede asirse con los vocablos racio- nales. El color gris, por su indeterminacién, es el preferido, porque el alma es gris cuando esta en situacién de indeterminacién. La penumbra es mas artistica que la claridad, Esta indeterminacién sélo puede expresarse cuando se quita a las palabras su significado racional y cuando se engendran sonidos puros por medio de las vocales y las consonantes de los versos. Influencias parnasianas. Los parnasianos, a su vez, le ofrecieron el ejemplo de la despersonalizacién de las descripciones, el gusto por la estatuaria, la arqui- tectura, los cuadros, las plantas, los jardines, que cuando son descriptos en ver- So, constituyen también de por si temas de interés literario, En gran cantidad de poesias de Rubén aparecen recreaciones de palimpsestos, centauros, blasones, anforas y todo el repertorio mitolégico y arqueolégico que los parnasianos habi- an traido a la poesia. Influencia romAntica, No falté tampoco en el arte del poeta nicaragiense la in- cidencia roméntica, particularmente la de Victor Hugo. Las poesias de Dario, sobre todo las de su ultima época, cuando el poeta andaba en sus versos a la busqueda de Dios y de uma filosofia propia, estan influidas por esa corriente. El estremecimiento romantico del hombre frente al misterio de la vida y de la muer- te, de la ultratumba, es un aspecto que Dario rescat6 del romanticismo. Pero bastante tomé también de la poesia espatiola, sobre todo de Gonzalo de Berceo y de la poesia antigua, que le brindaron metros ya olvidados. 390 Valera, en la carta que sirve de prologo a Azul, ya habia denunciado estos préstamos: “...lo primero que se nota es que usted esta saturado de toda Ja mas flamante literatura francesa. Hugo, Lamartine, Musset, Baudelaire, Leconte de Lisle, Gautier, Bourget, Sully Prudhomme, Daudet, Zola, Barbey d’Aurevilly, Ca- tulle Mendés, Mollinat, Goncourt, Flaubert y todos los demas poetas y novelis- tas... Y usted no imita a ninguno; ni usted es romantico, ni naturalista, ni neu- rotico, ni decadente, ni simbdlico, ni parnasiano. Usted lo ha revuelto todo...”. Cosmopolitismo, El arte de Dario fue cosmopolita, y si bien en lo esencial es afrancesado, esta preferencia no excluye otras, como la de Grecia clasica, Espa- fia e Italia. Pedro Salinas, autor de unos de los més bellos y profundos estudios sobre la poesia de Dario, ha sefalado que Rubén fue “hombre de varias patrias”. Amé a Francia con carifie especial (Francia es hermosa por dentro, Francia es generosa... Alli vamos los peregrinos del amor y del arte, alli van los adoradores de la vida... El idioma de Francia es el nuevo latin...). Espana fue su otro amor. En sus Cantos de vida y esperanza, hay nume- Tosos pasajes en que se reflere con calor a ese pais (Hay mucho hispanismo en este libro mio... jHispania por siempre!). De todos sus libros, es éste sin duda el mas espafiol. Mundonovismo. El modernismo no fue, sin embargo, un trasplante liso y ano de las literaturas foraneas. Fue también americanista. Los denominados poetas mundonovistas buscaron inspiracién también en la tradicién milenarla azteca y quechua; en los panoramas de los Andes, la Pampa o la Amazonia; en los ejem- plares humanos, el indio, el mestizo; en los problemas sociales y politicos de la época, Rubén Dario se interes por estos temas, si bien en menor grado que otros modemistas. Pero de todos modos, no faltan en sus versos preocupaciones de este tipo, Su actitud frente a los Estados Unidos fue de adversario, y asi lo expreso en alguna composicién. Dentro del concierto de América, la Argentina fue uno de sus paises preferidos, y a ella le dedicé algunos poemas (Canto a la Argentina). EI arte por el arte. La obra de Rubén Dario esta en franco contraste con su existencia de dolor. Una biografia como la suya, plena de vicisitudes, amores, luchas, desengaries, pobreza y alcohol parecia la menos apta para provocar una inspiracion artistica tan desinteresada y separada de la realidad. Su arte fue netamente aristocratico y refinado en sus comienzos, pero hacia el final transité a temas mas reales, Poeta de evasién en sus primeros libros, el escritor de “la torre de marfil’, se convirtié al “mundonovismo” hacia el final de su vida. Dario expresé con su arte toda una época y lleg6 a ser una figura casi le- gendaria. Abrié casi todos los caminos a sus sucesores y contemporaneos y al- gunos Hegaron por esas vias a realizaciones parciales superiores a la del maes- tro: Lugones fue mejor tradicionalista que él; Chocano logré mas vuelo artistico en la americanizacion de la literatura; Herrera y Reissig fue mas cosmpolita y 391 exquisito; Larreta produjo una obra mas espajiolista; Rod6 ejemplificd mejor las tesis politicas, sociales y culturales del Nuevo Mundo; Freyre fue mas exdtico. Pero Dario fue el maestro y el inspirador de todos ellos y, sobre todo, el creador original de este nuevo modo literario. PROSAS * PROFANAS RUBEN DARIO men I de las obras com: Adininisiracion Edi forial MUNDO LATINO Mapa Prosas profanas, de Rubén Dario (portada). OBRAS Y EDICIONES: Cuentos completos. México-Buenos Aires, Fondo de Cultura Econémica, 1950. Con un estudio preliminar de Raimundo Lida. Los raros, Buenos Aires-México, Espasa-Calpe Argentina, 1952. Autoblografia. Madrid, S. H. A. D. E., 1945. Azul, Buenos Aires, Espasa-Calpe Argentina, 1939. Cantos de vida y esperanza, Bucnos Aires, Espasa-Calpe Argentina. 1940. Prosas Profanas. Buenos Aires, Espasa-Calpe Argentina, 1943. LECTURAS COMPLEMENTARIAS Y ESTUDIOS: Pedro Salinas, La poesia de Rubén Darfo. Buenos Aires, Losada, 1948. Arturo Marasso, Rubén Dario y su creacién poética. Buenos Aires, Biblioteca Nueva s. f. José E. Rodé, Hombres de América. Montevideo, Claudio Garcia, 1939, 392 Prosas profanas ERA UN AIRE SUAVE... Era un aire suave, de pausados giros; el hada Harmonia ritmaba sus vuelos, e iban frases vagas y tenues suspiros entre los sollozos de los violoncelos. Sobre la terraza, junto a los ramajes, diriase un trémolo de liras eolias cuando acarictaban los sedosos trajes, sobre el tallo erguidas, las blancas magnolias. La marquesa Eulalia risas y desvios daba a un tiempo mismo para dos rivales: el vizconde rubio de los desafios y el abate joven de los madrigales. Cerca, coronado con hojas de vifa, reia en su mascara Término barbudo, y como un efebo que fuese una nifia, mostraba una Diana su marmol desnudo, Y bajo un boscaje del amor palestra, sobre rico zécalo al modo de Jonia, con un candelabro prendido en la diestra volaba el Mercurio de Juan de Bolonia. La orquesta perlaba sus magicas notas; un coro de sones alados se oia; galantes pavanas, fugaces gavotas cantaban los dulces violines de Hungria. Al oir las quejas de sus caballeros, Tie, rie, rie la divina Eulalia, pues son su tesoro las flechas de Eros, el cinto de Cipria, la rueca de Onfalia. iAy de quien sus mieles y frases recoja! jAy de quien del canto de su amor se fie! Con sus ojos lindos y su boca roja, la divina Eulalia rie, rie, rie. Tiene azules ojos; es maligna y bella; cuando tira, vierte viva luz extrafa; se asoma a sus himedas pupilas de estrella el alma del mubio cristal de Champana. 393 394 Es noche de fiesta, y el baile de trajes ostenta su gloria de triunfos mundanos. La divina Eulalia, vestida de encajes una flor destroza con sus tersas manos. El teclado arménico de su risa fina a la alegre musica de un pajaro iguala, con los staccati de una bailarina y las locas fugas de una colegiala. iAmoroso pajaro que trinos exhala bajo el ala a veces ocultando el pico, qué desdenes rudos lanza bajo el ala, bajo el ala aleve del leve abanico! Cuando a media noche sus notas arranque y en arpegios aureos gima Filomena, y el eburneo cisne, sobre el quieto estanque, como blanca géndola imprima su estela. La marquesa alegre llegara al boscaje, boscaje que cubre la amable glorieta donde han de estrecharla los brazos de un paje, que siendo su paje sera su poeta. Al compas de un canto de artista de Italia que en la brisa errante la orquesta deslie, junto a los rivales, la divina Eulalia, Ja divina Eulalia rie, rie, rie. ¢Fue acaso en el tiempo del rey Luis de Francia, sol con corte de astros, en campo de azur, cuando los alcazares lIlené de fragancia la regia y pomposa rosa Pompadour? ¢Fue cuando la bella su falda cogia con dedos de ninfa, bailando el minué, y de los compases el ritmo seguia sobre el tac6n rojo, lindo y leve pie? ~O cuando pastoras de floridos valles ornaban con cintas sus albos corderos, y oian, divinas Tirsis de Versalles, las declaraciones de sus caballeros? éFue en ese buen tiempo de duques pastores, de amantes princesas y tiernos galanes, cuando entre sonrisas, y perlas, y flores, iban las casacas de los chambelanes? ¢Fue acaso en el Norte o en el Mediodia? Yo el tiempo y el dia y el pais ignoro; pero sé que Eulalia rie todavia, iy es cruel y eterna su risa de oro! SONATINA La princesa esta triste... gqué tendra la princesa? Los suspiros se escapan de su boca de fresa, que ha perdido la risa, que ha perdido el color. La princesa esta pdlida en su silla de oro; esta mudo el teclado de su clave sonoro; y en un vaso olvidada se desmaya una flor. El jardin puebla el triunfo de los pavos reales: parlanchina, la duefa dice cosas triviales, y vestido de rojo piruetea el bufén. La princesa no rie, la princesa no siente; la princesa persigue por el cielo de Oriente la libélula vaga de una vaga ilusién. éPiensa acaso en el principe de Golconda o de China, 0 en el que ha detenido su carroza argentina para ver de sus ojos la dulzura de luz? O en el rey de las islas de las Rosas fragantes, © en el que es soberano de los claros diamantes, © en el duefio orgulloso de las perlas de Ormuz? iAy! la pobre princesa de la boca rosa, quiere ser golondrina, quiere ser mariposa, tener alas ligeras, bajo el cielo volar; ir al sol por la escala luminosa de un rayo, 395 396 saludar a los lirios con los versos de Mayo, 0 perderse en el viento sobre el trueno del mar. Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata, ni el halcon encantado, ni el bufén escarlata, ni los cisnes unanimes en el lago de azur. Y estan tristes las flores por la flor de la corte; los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte, de Occidente las dalias y las rosas del Sur. iPobrecita princesa de los ojos azules! Esta presa en sus oros, esta presa en sus tules, en la jaula de marmol del palacio real; el palacio soberbio que vigilan los guardias; que custodian cien negros con sus cien alabardas, un lebrel que no duerme y un dragon colosal. jOh, quién fuera hipsipila que dejé la crisalida! (La princesa esta triste. La princesa esta palida) jOh vision adorada de oro, rosa y marfil! jQuién volara a la tierra donde un principe existe (La princesa esta palida. La princesa esta triste) mas brillante que el alba, mas hermoso que Abril! —Calla, calla, princesa, —dice el hada madrina; en caballo con alas hacia aca se encamina, en el cinto la espada y en la mano el azor, el feliz caballero que te adora sin verte, y que llega de lejos, vencedor de la Muerte, a encenderte los labios con un beso de amor! SINFONIA EN GRIS MAYOR El mar como un vasto cristal azogado Refleja la lamina de un cielo de zine; Lejanas bandadas de pajaros manchan El fondo brunido de palido gris. El sol como un vidrio redondo y opaco Con paso de enfermo camina al cenit; El viento marino descansa en la sombra El viento de almohada su negro clarin. Las ondas que mueven su vientre de plomo Debajo del muelle parecen gemir, Sentado en un cable, fumando su pipa, Esta un marinero pensando en las playas De un vago, lejano, brumoso pais. Es viejo ese lobo. Tostaron su cara Los rayos de fuego del sol del Brasil; Los recios tifones del mar de la China Le han visto bebiendo su frasco de gin. La espuma impregnada de yodo y salitre Ha tiempo conoce su roja nariz, Sus crespos cabellos, sus biceps de atleta, Su gorra de lona, su blusa de dril. En medio del humo que forma el tabaco Ve el viejo el lejano, brumoso pais, A donde una tarde caliente y dorada Tendidas las velas partié el bergantin. La siesta del trépico. El lobo se aduerme. Ya todo lo envuelve la gama del gris. Parece que un suave y enorme esfumino Del curvo horizonte borrara el confin. La siesta del trépico. La vieja cigarra Ensaya su ronea guitarra senil, Y el grillo preludia un solo mondétono En la Gnica cuerda que esta en su violin, CANTOS DE VIDA Y ESPERANZA Lo Fatal Dichoso el Arbol que es apenas sensitivo, y mas la piedra dura porque ésa ya no siente, pues no hay dolor mas grande que el dolor de ser vivo ni mayor pesadumbre que la vida consciente. Ser, y no saber nada. y ser sin rumbo cierto, y el temor de haber sido y un futuro temor... y el espanto seguro de estar manana muerto, y sufrir por la vida y por la sombra y por Jo que no conocemos y apenas sospechamos, y la carne que tienta con sus frescos racimos, y la tumba que aguarda con sus fiinebres ramos, iy no saber adonde vamos, ni de dénde venimos...! 397 Leopoldo Lugones, por Alejandro Strio. Leopoido Lugones De ningiin poeta argentino se ha hablado tan apasionada y contradictoria- mente como de Leopoldo Lugones. Como artista evolucioné en sus preferencias artisticas en mas de una oportunidad, y como hombre transité del socialismo de su primera juventud a la democracia y, por ultimo, al nacionalismo. Adin hoy en dia se mantiene latente la polémica del lugonismo, tanto en el plano estético como en el ideolégico, y muchas veces en este debate se mezclan la politica con la religion y el arte. Vida. Leopoldo Lugones nacié en Villa Maria del Rio Seco, en la provincia de Cordoba (1874). Aprendié las primeras letras en un villorrio santiagueiio, Ojo de Agua, fronterizo de su provincia natal. Adolescente atin, sus padres se radicaron en la ciudad de Cérdoba, y alli continu6 sus estudios en el Colegio Nacional, sin obtener su bachillerato, Se en- trego entonces a un devorador trabajo de autodidacto y comenzé a colaborar en la prensa local, bajo el seudénimo de Gil Paz, sustentando ideas de extrema iz- quierda. A los dieciocho afios recité en el teatro Rivera Indarte de esa ciudad su poema Los mundos, en un estilo inusitado. Se traslad6 luego a Buenos Aires (1896), portador de una carta de recomen- daci6n dirigida por el poeta Carlos Romogoza a don Mariano de Vedia, y por él consiguié un empleo de redactor en el periédico El Tiempo. E! periodismo fue el centro de su actividad profesional durante toda su vida, y de ella solia enorgu- llecerse el escritor. Fund6 con José Ingenieros el periddico politico La Montana, y dio a las prensas su primera obra, Las montanas de oro (1897), que conmovid al mundo literario porterio, del que llegaria a ser poco después la figura mas prominente. En Buenos Aires, llevd una vida de estrecheces y estudio, Ocup6 un modes- to empleo en Correos y Telégrafos, asistid con asiduidad al grupo literario del Ateneo, y se granje la amistad y la admiracién de Rubén Dario, que por esos tiempos estaba residiendo en esa ciudad. Muy joven atin, fue nombrado inspector de Ja Direccidon General de Ense- fianza Secundaria, Normal y Especial (1900), ocasién que aprovech6 para infor- marse de diversas disciplinas cientificas, entre ellas las pedagogicas. Renuncié mas tarde a ese cargo, después de tres arios de actividad. 398 Por ese entonces realizé un viaje a Montevideo, en calidad de delegado ar- gentino al Congreso Cientifico Latinoamericano (1901), y a su regreso, partié a Posadas (Misiones), comisionado por el gobierno nacional para efectuar un estu- dio acerca de las antiguas misiones jesuiticas en esa region, y de resultas del cual publicé su libro El imperio jesuitico (1904). . Viajé luego a Europa (1906) y continué su obra de escritor, interesandose por todas las manifestaciones del arte escrito. Su fama era ya inmensa, pues habia publicado en prosa La guerra gaucha (1905) y Las fuerzas extrarias (1906), y en poesia Los crepusculos del jardin (1905). En la época de la Primera Guerra Mundial estuvo nuevamente por Europa (1914). Alli cre6 y dirigié la Revue Sud-Américaine, de la que aparecieron solo mueve nameros. En estos afios, Lugones, que se habia pronunciado en politica como socialista de extrema cambié su ideologia a favor de las democracias libe- rales. De vuelta en la capital argentina, ocupé la direccién de la Biblioteca Nacio- nal de Maestros, dependiente del Consejo Nacional de Educacidn (1915), funcién que cumplié durante veintitrés afios hasta su muerie, Se entreg6 a la lectura intensiva, la obra de creaci6n literaria, y particularmente, al estudio de las len- Buas clasicas, latin y griego. Hizo versiones parciales de la Nada y la Odisea, que fueron recibidas con beneplacito unanime de los mas reputados helenistas. De esa €poca son también sus estudios sobre asuntos de la cultura griega. No descuidé Lugones por eso ta investigacion de los temas nacionales y au- téctonos, y dio a conocer pronto El payador (1916), en que recopilaba una serie de conferencias sobre el Martin Fierro y el arte criollo, pronunciadas en el teatro Odeén de Buenos Aires. Viajé luego nuevamente a Europa (1924), como miembro argentino de la Comisién de Cooperacién Intelectual, dependiente de la Liga de las Naciones (Gi- nebra), a la cual se incorporé simultaneamente con el sabio Alberto Einstein. Hacia 1923 se produjo en Lugones otro cambio espiritual. Por encargo de la Liga Patridtica, una sociedad de caracter nacionalista, pronuncié en el teatro Coliseo un discurso antidemoeratico, decepcionado por la politica liberal de los paises vencedores de la Primera Guerra Mundial, y poco después (1925), siendo huésped oficial del gobierno del Pera, con motivo de las fiestas del centenario de la independencia de ese pais, volvid a desconcertar al publico con un vibrante discurso, mas violento que el anterior, en el cual se declaraba rotundamente a favor de los gobiernos armados, como unico instrumento adecuado para conse- guir la paz y la disciplina en los. pueblos, Habia entrado Lugones en el periodo nacionalista de su evolucion ideolégi- ca. Escribié entonces varios libros sobre la materia, entre ellos La patria fuerte (1930) y La grande Argentina (1930). Esta actitud le valié severas censuras y grandes enemistades, pero Lugones, fel a su propia conciencia, persistié en sus ideas, sin aceptar cargo ni recompensa alguna por el gobierno revolucionario de 1930, presidido por el general Uriburu. Esta etapa coincidié con la nacionalizacién y la simplificacién de su estilo 399 poético, que produjo entonces lo mas celebrado de su obra en verso, el Ro- mancero (1924) y los Romances de Rio Seco (1938). Lugones, que habia entregado a la cultura argentina diez voliimenes en ver- so y veinticuatro en prosa, puso fin voluntariamente a su vida en una isla del Tigre, provincia de Buenos Aires (1938), dejando inconcluso un estudio sobre el ex presidente Julio A. Roca. Lugones fue uno de los fundadores de la Sociedad Argentina de Escritores (1928), y su primer presidente, En su homenaje, se celebra en la Argentina el Dia del Escritor, en el aniversario de su nacimiento (13 de junio). Lugones escritor. Leopoldo Lugones es el mayor poeta del modernismo argenti- no. Se ha discutido su arte y sus variaciones ideolégicas, pero su obra ha sobre- vivido a los criticos. Soporté en vida el ataque de otros escritores, que no se avenian a resignarse ante el talento de un oscuro muchacho provinciano que lego un dia a la capital argentina para brillar en el ambiente artistico. Como lo ha recordado un prestigioso escritor contemporaneo, en aquellos anos Lugones parecia agotar por si mismo toda posibilidad literaria, sin dejar lugar a los jévenes que se esforzaban por un puesto en la vanguardia artistica Worge Luis Borges). La erudicién de Lugones fue también proverbial. Tuvo fama de poeta, histo- riador, novelista, ensayista politico, orador, bidgrafo, fildlogo, helenista, esteta y cientifico naturalista. Sus traducciones parciales de la Iliada de Homero tam- bién llamaron la alencién, lo mismo que sus conferencias sobre el Martin Fierro, Tecogidas luego en El payador, Sus articulos periodisticos versaban sobre las mas dispares materias: una nota biografica, una pagina sobre el rearme naval o la modernizacién de las armas, un ensayo sobre el divorcio. En materia filolgica comenzé un Diccionario etimolégico del castellano usual, que quedé inconcluso. En materia de educaci6n, escribié sobre La reforma educacional y también sobre Didactica. En historia se probo con El imperio jesuitico, sobre las antiguas mi- siones religiosas en el norte argentino, y en la biografia, con el Elogio de Ameg- hino, la Historia de Sarmiento y la biografia de Roca. También incursioné por la filosofia en El tamario del espacio. La obra poética. Lugones se inicié como poeta con Las montafias de oro, donde la influencia de Victor Hugo aparece mezclada con la de los poetas decadentes franceses y los poetas malditos del siglo pasado: profecia, humanitarismo social, truculencia, sexualidad y hasta satanismo, son motivo de su inspiraci6n. El es- fuerzo del autor por deslumbrar y sorprender es notorio en este volumen prime- Tizo. Lugones transité en su poesia por tres etapas: la modemista inicial (1897- 1909), la de transicién (1910-1922), y la de arte nacional (1924-1938), que se corresponden casi exactamente con la evolucién de su ideologia: anarco-sindica- lista, democratica y nacionalista. Después del decadentismo inicial, sobrevino la brillantez moderista y arti- 400 ficiosa de Los crepiisculos del jardin, deslumbrante muestrario de color y belleza originada en modelos de autores triunfantes en Europa en esos momentos. Agregé a este acierto las caprichosas paginas del Lunario sentimerual, libro im- previsible y antojadizo, pero de notable factura literaria, que el autor integra con piezas humoristicas, fantasiosas y contradictorias sobre Ja luna. Se serena luego el poeta, y con motivo de las fiestas del centenario de la libertad argentina, escribe las Odas seculares, notable volumen de fervoroso sentimiente argentinista, donde pasa revista en sucesivos poemas a la Patria en- tera, a través de sus hombres, su geografia y su historia. Esta etapa intermedia se continta después con Et libro fiel, El libro de los paisajes y Las horas doradas, en que la maestria logra resultados bellos con recursos menos excitantes y mas moderacién en el vocabulario y en Ja sintaxis. Por iltimo, culmina su poética con el arte nacionalista, y escribe El ro- mancero, los Poemas solariegos y los citados Romances del Rio Seco. En estos tres voliimenes el poeta se dedica a la familia, a la Patria, a las narraciones de origen popular, a su suelo natal y a las cosas de la tierra, que se han apoderado ahora de su espiritu. En toda la obra poética lugoniana, hay caracteres comunes que las unifi- can: una preocupacién insistente y repetida por el dominio del vocabulario y el lujo verbal; una seguridad en el ritmo y en las medidas casi infalible, novedad en las imagenes y figuras, que no se repiten ni trasuntan por lo general reminis- cencias de lecturas; variedad de metros y combinaciones estréficas, multiplici- dad de tonos, y en todos los casos, exquisitez y seleccion tematica. Las obras en prosa. La obra en prosa de Lugones es mas vasia y universalista que su poesia, aunque quiza no sea de tanta excelencia. Sus cuatidades esencia- les son el vigor, la fuerza expresiva y la riqueza sintactica, comparables en mas de un aspecto con las de los maestros perdurables de la prosa castellana, en especial Quevedo, con quien Lugones tiene varias deudas de inspiracién. Sus obras abareaban las mas variadas materias: la erudicion helénica, la pedagogia, la politica, el cuento, la novela. el ensayo, la biografia y la historia. Desde un dngulo literario, dos son las mas importantes: los cuentos de Las Juerzas extrarias y La guerra gaucha. El primero es una serie de relatos de invencién paracientifica, cuyo valor no sobrepasa el nivel de lo interesante. Reminiscencias de lecturas de divulgacién cientifica muy al gusto finisecular; fundamente oscilatorio y atémico de la luz, la materia, la electricidad, el color y el sonido; algunas contaminaciones romanti- cas de leyendas fabulosas a lo Bécquer, duque de Rivas y Zorrilla; la fuerza ma- niaca y obsesionante de los investigadores de la naturaleza; y una propension a humanizar los seres de vida vegetativa. Con todos estos elementos, Lugones lo- gr certificar su magnifica capacidad imaginativa, colocandose en la linea de la literatura fantastica, que habria de aleanzar tantos adeptos afios mas tarde. La guerra gaucha es una obra de construccién casi monumental, compues- ta sobre la guerra anénima de Jas montoneras criollas en la época de Giiemes, 401 contra los ejércitos realistas en el norte argentino. La sorpresa anonada al lector a cada paso, no tanto por el resultado estético conseguido, cuanto por el esfuer- 20 que significa la construccién verbal de esta epopeya. El extraordinario afan de reconstruir y fijar todo el vocabulario de la arqueologia gauchesca ha sido logra- do felizmente por Lugones. Valoracién. Lugones conocié en vida los halagos de ta fama, pese a sus ocasio- nales ¢ inferiores detractores. Sanin Cano, el gran maestro colombiano, Jo decla- 16 “una de las inteligencias mas brillantes y mas extensas de la América y de la €poca”, con este agregado: “E] continente lo sabe, Europa no lo ignora, Lugones lo sabe también”. Rubén Dario lo reput6 mas talentoso que cualquier contempo- raneo y Ventura Garcia Calderon, peruano, lo comparé con Goethe por Ia uni- versalidad de su cultura, Fue el poeta que el pais necesitaba desde los tempos de Hemandez. Leopoldo Lugones, durante una disertacién. OBRAS Y EDICIONES: Obras peéticas completas. Madrid, Aguilar, 1952. Con un prilogo de Pedro ‘Miguel Obligado. Antologia poética. Buenos Aires-México, Espasa-Calpe, 1941. Seleccién y prélogo de Carlos Obligado. E1 payador. Buenos Aires, Ediciones Centurién, 1961. Filosoficula. Buenos Alres, Ediciones Centurton, 1948. La guerra gauche, Buenos Aires. Ediciones Centurién, 1950. Historia de Sarmiento. Buenos Aires, Comision Argentina de Fomento interamerieano, 1945, Las fuerzas extrahas, Buenos Aires, Ediciones Centurion, 1948. LECTURAS COMPLEMENTARIAS Y ESTUDIOS: Jorge Luts Borges. Leopoldo Lugones. Buenos Aires. ‘Troquel. 1955. Leopoldo Lugones (hijo), Ml padre. Buenos Aires, Ediciones Centurion, 1949. Carlos A. Loprete, La Literatura modernista en la Argentina. Buenos Aires. Poseidén, 1955. Juan Carlos ‘Ghiano, Lugones escritor, Buenos Aires, Ralgal, 1955. Carlos Obligado. La cueva del f6ail. Buenos Aires, 1938. Guillermo Ara, Leopoldo Lugones, Buenos Aires. 1958. 402 Los crepusculos del jardin DELECTACION MOROSA. La tarde, con ligera pincelada que iluminé la paz de nuestro asilo, apunté en su matiz crisoberilo una sutil decoracién morada. Surgié enorme la luna en la enramada; las hojas agravaban su sigilo, y una araria en la punta de su hilo, tejia sobre el astro, hipnotizada. Poblése de murciélagos el combo cielo, a manera de chinesco biombo; tus rodillas exangiies sobre el plinto. manifestaban la delicia inerte, y a nuestros pies un rio de jacinto corria sin rumor hacia la muerte. LUNARIO SENTIMENTAL ALA LUNA DE VERANO Son de tu clientela Una “mis” coqueta el can necio y fiel, quisiera volar y la damisela en su bicicleta con su damisel. con tu rueda impar. Deplora un falsete Bandeja del ogro tu fiasco de actriz que al pobre bebé, en el clarinete en pérfido logro de un mozo infeliz. va a comerte un pie. Tu gran cero ha inscrito Flor de “jettatura”, en su proverbial carantona vil. cabeza, el chorlito, tu antigua flacura con luz natural. tiene un aire hostil. Guarismo enigmatico Sobre la muralla que en fiel comprensién, te canto mi amor, el asno lunatico, Dame tu pantalla pone a su ilusién. luna, iqué calor! 403 404 EL LIBRO DE LOS PAISAJES SALMO PLUVIAL TORMENTA Erase una caverna de agua sombria, el cielo: el trueno, a la distancia, rodaba su penén: y una remota brisa de conturbado vuelo se acidulaba en tenue frescura de limon. Como caliente polen exhalé el campo seco un relente de trébol lo que empezé a Hover. Bajo la lenta sombra, colgada en denso fleco, se vio al cardal con vividos azules florecer. Una fulminea verga rompié el aire al soslayo; sobre la tierra aténita cruzé un pavor mortal; y el firmamento entero se derrumbo en un rayo, como un inmenso techo de hierro y de cristal. LLUVIA Y un mimbreral vibrante fue el chubasco resuelto que plantaba sus liquidas varillas al trasluz, 0 en pajonales de agua se espesaba revuelto, descerrajando al paso su prédigo arcabuz. Salté la alegre Nuvia por taludes y cauces; descolg6 del tejado sonoro caracol; y luego, alla a lo lejos, se desnudé en los sauces. transparente y dorada bajo un rayo de sol. CALMA Delicia de los arboles que abrevo el aguacero, Delicia de los garrulos raudales en desliz, Cristalina delicia del trino del jilguero, Delicia serenisima de la tarde feliz. PLENITUD E]| cerro azul estaba fragante de romero, y en los profundos campos silbaba la perdiz. EL JILGUERO En la llama del verano que ondula con los trigales, sus regocijos triunfales canta el jilguerillo ufano. Canta, y al son peregrino de su garganta amarilla, trigo nuevo de la trilla tritura el vidrio del trino. Y con repentino vuelo que lo arrebata, canoro, como una pavesa de oro eruza la gloria del cielo. LA GRANIZADA Sobre el repicado cinc del cobertizo, y el patio que, densa, la siesta calcina, en el turbio vértigo de Ja ventolina rien los sonoros dientes del granizo. Rien y se comen la vifia y la huerta, rechiflan el vidrio que fragil tirita, y escupen chisguetes de saltada espita por algan medroso resquicio de puerta. Junto al marco ristico, donde pia en vano, refugiase un pollo largo y escurrido. Volcado en el suelo yace un pobre nido. En el agua boya la flor del manzano. Con frescor de paramo el chubasco azota. Cenizas de estafio la nube condensa. ¥ al ltigubre fondo de la pampa inmensa, desgrefados sauces huyen en derrota. PREFACIO: Lector, si de los rigores de amar, tu pena sabia, ROMANCERO 405 406 oye, contada en la mia Ja historia de tus amores. Aun cuando sea mi historia lo que voy aqui a contarte, si logro hacerlo con arte sera comin nuestra gloria. Pues todo aquel que bien ama, se afana en su propio emperio, como exalta el ser del leo la claridad de su llama. Que la encienda yo es bien poco. si €s que en ambos se completa lo que en ti haya de poeta con lo que tengo de loco. Soy, pues digno de tu fe, y aunque estoy tan mal herido, todo cuanto he padecido por no llorar lo canté. LA DAMA Y EL CABALLERO No creo, dijo la dama, que nadie muera de amor. —Es que nunca habéis amado, el caballero afirmé. —Aunque de muchos fui amada, nadie ha muerto de mi amor, —Acaso porque ninguno supo lo que es la pasion. —Entonces si vos me amarais... —EI secreto de ese amor, con mi daga enterraria en mi propio corazon, —Bien comprendo ahora, dijo Ja dama con dulce voz, que sélo la muerte alcanza, la perfeccién del amor. ® José Enrique Rodé Es el mas conocido ensayista del movimiento modernista y una de las ma- yores figuras de la literatura uruguaya. ‘Vida. Nacié en Montevideo (1872) y asistié a una escuela ajena a todo credo Teligioso. De esta época datan sus primeros trabajos literarios, aparecidos en revistas escolares. Desconocido atin por el publico, fundé con otros escritores la Revista Na- clonal de Literatura y Ciencias Sociales (1895), y comenz6 a publicar ensayos y criticas literarias que le granjearon la popularidad. Afios después fue designado profesor de literatura en la Facultad de Letras de la Universidad de Montevideo (1896), hasta que dio a conocer su libro Ariel (1900), que lo convirtié de inmediato en una de las figuras intelectuales mas prestigiosas de América. El libro caus6 un gran movimiento de ideas en el con- tinente y fue sumamente leido por los jovenes de su generacién. Fue designado entonces director de la Biblioteca Nacional. Abandono luego la catedra para dedicarse activamente a la politica (1901), y ocupé una banca en la legislatura uruguaya, por dos periodos (1902 y 1908). Publicé en ese lapso los. Motivos de Proteo (1909), que logré inmediato éxito y difusion, . Con motivo de su actividad parlamentaria y politica cultivé la oratoria con singular éxito, asi come el periodismo. Prosiguié también con su labor de ensa- yista y edito El mirador de Prospero (1914), recoleccién de escritos anteriores sobre motivos diversos, no incluidos anteriormente en libros. Partié luego para Europa como corresponsal de la revista argentina Caras y Caretas (1916), pero lo sorprendié la muerte mientras se encontraba en Paler- mo, Italia (1917). Péstumamente aparecieron otros libros suyos. ensayista. Rodé fue esencialmente un ensayista, y como tal esta considerado uno de los mas brillantes que ha producido la literatura de Hispanoamérica. Fue ciertamente un pensador, pero al mismo tiempo fue un artista, un estilista, amante de la forma escrita perfecta. ‘Sus escritos revelan una sintaxis elaborada y cuidada, una prosa fria pero agradable. 407 Su actitud general frente a la vida y a los temas que desarroll6 fue la de un intelectual sagaz y agudo, dueno de una solida erudicion, que ocultaba habil- mente detras de su pensamiento, para no fatigar al lector con las citas y ofrecer- le, en cambio, los razonamientos ya elaborados y fundamentados. Hay una pa- ciencia y una moderacion en el desarrollo de sus ideas que tornan algo lenta la expresion segiin el gusto moderno, pero que de todos modos no fatiga. Su estilo esta lejos del apasionamiento y el personalismo. Al contrario, se sefiala su obra por la impersonalidad y el equilibrio entre las posiciones 0 ideas encontradas, sin escatimar méritos ni ocultar verdades. Es un razonador discur- sivo, sin premura ni preconceptos, que busca llegar por su propia légica a las verdades. Por eso su posicién ideolégica es libre, al margen de todo doctrinarismo ex- cluyente. Es un eclecticismo personal que resuelve por propia cuenta y riesgo las antinomias y los conflictos especulativos. Se ha considerado a Rodé como el autor de “la mas perfecta” de las prosas americanas (Luis Alberto Sanchez), y se ha constatado la influencia que sobre ella han tenido los maestros franceses Renan y Guyau, que Rodé siguio en mu- chas de sus ideas. Sin embargo, este afrancesamiento mental, 0 estético, no pro- vocé, como en el caso de otros espiritus galicados de la época, una desespajfio- lizacion de su prosa. “Ariel”. Este libro es la obra cumbre de Rod6, y uno de los breviarios ideologicos de la juventud hispanoamericana de principios del siglo xx. Aunque sus ideas puedan no ser compartidas unanimemente, en su momento trajo un mensaje que cautivé y se difundié con extraordinaria rapidez y aceptacion. Los criticos espanoles Clarin, Valera y Menéndez y Pelayo lo reconocieron como valioso en esos afios y celebraron el talento del autor. El libro adopta la forma de consejos o clases que el profesor Préspero da a sus alumnos, al despedirse de ellos, después de un afio de actividad escolar. El nombre de Prospero le ha sido adjudicado al viejo y venerado maestro, en recuerdo al sabio de la obra de Shakespeare La tem: pestad. El maestro habla a sus Jovenes discipulos cerca de una estatua de Ariel que domina la sala, y que representa al genio del bien, a la parte noble y espiritual del ser humano, en contra- posicién con Caliban, el dios de la materia del mal, que aparece también en la citada obra de Shakespeare. Alli, en ese ambiente, el maestro inculca a sus alumnes el repertorio de ideas que componen el libro. La obra puede dividirse en tres partes: primero, la exaltacion de la persona- lidad integral del hombre contra la especializacién profesional que lo empeque- fiece, y defensa del ocio noble que permite la realizacién de las obras del espiri- tu; segundo, defensa de las minorias selectas y de la jerarquia intelectual contra las tendencias mediocrizadoras de la democracia moderna; tercero, critica con- tra los Estados Unidos, su tipo de civilizacién y su escala de valores. El “arielismo”. Entre las ideas descollantes que se desarrollan en este esque- ma, puede sefialarse su tesis de la conjuncion del antiguo ideal griego de belleza 408 con la doctrina del cristianismo, en una especie de ideal religioso y vital apto para la nueva juventud, Asimismo, postula un equilibrio enire las tendencias naturales de la perso- nalidad humana y las normas educativas, como medio de lograr una arménica persona. También busca la conciliacién entre los mejores valores de la civiliza- cién espafiola y lo mas puro de la energia anglosajona. Al referirse a los Estados Unidos, considera que su cultura no es refinada ni espiritual: que ha hecho una ciencia de la utilidad; que no hay dimensién poética en el espiritu anglosajén; pero, en cambio, aplaude su filosofia de la ac- cion, el culto de Ja salud y Ja fuerza, y el bienestar material que ha logrado con el trabajo del pueblo, pues considera que el bienestar es necesario para el reino del espiritu. También pregona Rodé una organizacion social justa y noble, que supere los instintos brutales y 1a ignorancia, pero para ello sostiene que el sistema ideal de gobierno es una democracia dirigida por una aristocracia de la inteligencia, que despliegue un ideal de desinterés e idealismo opuesto al utilitarismo, En sintesis, el “arielismo” propuesto por José Enrique Rod6 consiste en una combinacién arménica de los ideales griego, cristiano, hispanico y anglosajén, que permita el desarrollo integral de la personalidad humana en una sociedad democratica, justa y selectiva, Rod6é ha condenado por igual al ascetismo cristiano y el puritano por con- siderarlos estrechos, ha puesto su fe en la ciencia y en las democracias como semillas de los futuros Estados, y ha reclamado para Ja América latina una ur- gente vida interior y una capacidad de ejecucion. Se le ha criticado a Rodé el haber simplemente planteado una teoria sin considerar Ja realidad social, politica y cultural de Hispanoamérica, y sin tener tampoco una palabra de recordacién para el indio, que es el ser mas sufriente del continente. O sea que su americanismo es simplemente cultural, unilateral, y que no aporta ideas propias sino que glosa los conceptos tradicionales del hu- manismo (Zum Felde). Otras obras. Las otras obras de Rodé se caracterizan en general por su caracter miscelineo, que se explica por la compaginacién en libros de ensayos variados, publicados con anterioridad en forma aislada. Los Motivos de Proteo son, para algunos criticos, el mejor libro de Rodd. El autor se repite alli un poco, hace una apologia de la voluntad, de la cultura gre- colatina, de la renovaci6n del individuo como mejor modo de realizar una vida, y otros temas similares 0 conexos. Lo mejor de esle volumen son las parabolas, genero en el que sobresalié el autor uruguayo, y que consisten en ejemplos 0 narraciones que permiten demostrar simbdlicamente un pensamiento profundo. El *proieismo” de Rodé es un culto al idealismo intelectual y estético. El mirador de Prospero es también una recopilacién de trabajos diversos so- bre legislacion, critica literaria, biografias, etc., algunos de ellos de notable valor, sobre todo los referentes a critica literaria, género para el cual el ensayista uru- 409 Suayo estaba magnificamente dotado, y preparado por sus lecturas de los mode- los y técnicas franceses. ‘OBRAS Y EDICIONES: Obras completas. Madrid, Aguilar, 1957. Con Intraduccién, prok tas de Emir Rodriguez Monegal. “a terion, prtloge ¥ no LECTURAS COMPLEMENTARIAS Y EDICIONES: Victor Pérez Petit, Redé: Su vida, su obra. Man tevideo. Claudio Garcia, 1937. Gonzalo Zaldumbide, Montalvo y Redd. Nueva York, Instituto de las Espanas, 1938. Caricatura de Enrique Redé, per Mario Ra- daelt Ariel [La juventud] Aquella tarde, el viejo y vene- rado maestro, a quien solian Ila- mar Prospero, por alusién al sa- bio mago de La Tempesiad shakespiriana, se despedia de sus jévenes discipulos pasado un ano de tareas congregandolos una vez mas a su alrededor. Ya habian Wegado ellos a la amplia sala de estudio, en la que un gusto delicado y severo esme- rabase por todas partes en hon- 410 rar la noble presencia de los li- bros, fieles companeros de Prés- pero. Dominaba en la sala — como numen de su ambiente sereno— un bronce primoroso, que figuraba al Ariel de La Tem- pestad. Junto a este bronce se sentaba habitualmente el maes- tro, y por ello le llamaban con el nombre del mago a quien sirve y favorece en el drama del fantas- tico personaje que habia inter- pretado el escultor. Quiza en su ensefanza y en su caracter ha- bia, para el nombre, una razon y un sentido mas profundo. Ariel, genio del aire, represen- ta, en el simbolismo de la obra de Shakespeare, la parte mds noble y alada del espiritu. Ariel es el imperio de la razén y el sentimiento sobre los bajos esti- mulos de la irracionalidad: es et entusiasmo generoso, el movil alto y desinteresado en la accién, ja espiritualidad de la cultura, la vivacidad y la gracia de la inteli- gencia, el término ideal a que as- ciende la seleccién humana, rec- tificando en el hombre superior los tenaces vestigios de Caliban, simbolo-de sensualidad y de tor- peza, con el cincel perseverante de la vida. La estatua, de real arte, re- producia al genio aéreo en el ins- tante en que, libertado por la Magia de Préspero, va a lanzarse a los aires para desvanecerse en un lampo. Desplegadas las alas; suelta y flotante la leve vestidu- ra, que la caricia de la luz en el bronce damasquinaba de oro: erguida la amplia frente; entrea- biertos los labios por serena son- risa, todo en la actitud de Ariel acusaba admirablemente el gra- cioso arranque del vuelo; y con inspiracién dichosa, el arte que habia dado firmeza escultural a su imagen, habia acertado a conservar en ella, al mismo tiempo, la apariencia serdfica y ta levedad ideal. Prospero acarici6, meditando, la frente de la estatua; dispuso luego al grupo juvenil en tomo suyo; y con firme voz —voz ma- gistral, que tenia para fijar la idea e insinuarse en las profun- didades del espiritu, bien la es- clarecedora penetracién del rayo de luz. bien el golpe incisivo del cincel en el marmol, bien el to- que impregnante del pincen en el lienzo o de la onda en la arena— comenzé a decir, frente a una atencién afectuosa: —Junto a la estatua que ha- béis visto presidir, cada tarde, nuestros coloquios de amigos, en los que he procurado despojar a la ensenanza de toda ingrata austeridad, voy a hablaros de nuevo, para que sea nuestra despedida como el sello estam- pado en un convenio de senti- mientos y de ideas. Invoco a Ariel como mi nu- men. Quisiera ahora para mi pa- labra la mas suave y persuasiva uncién que ella haya tenido ja- més. Pienso que hablar a la ju- ventud sobre nobles y elevados motivos, cualesquiera que sean, es un género de oratoria sagra- da. Pienso también que el espiri- tu de la juventud es un terreno generoso donde la simiente de una palabra oportuna suele ren- dir, en corto tiempo, los frutos de una inmortal vegetacion. Anhelo colaborar en una pagi- na del programa que, al prepdra- ros a respirar el aire libre de la accion, formularéis, sin duda, en la intimidad de vuestro espiritu, para cefiir a él vuestra personali- dad moral y vuestro esfuerzo. Este programa propio —que al- gumas veces se formula y escri- be; que se reserva otras para ser revelado en el mismo transcurso de la accién—, no falta nunca en el espiritu de las agrupaciones y jos pueblos que son algo mas que muchedumbres. Si con rela- cion a la escuela de la voluntad 4i1 individual, pudo Goethe! decir profundamente que sélo es digno de la libertad y de la vida quien es capaz de conquistarlas dia a dia para si, con tanta mas razon podria decirse que el honor de cada generacién humana exige que ella se conquiste, por la per- severante actividad de su pensa- miento, por el esfuerzo propio, su fe en determinada manifestacion del ideal y su puesto en la evolu- cién de las ideas. Al conquistar los vuestros, debéis empezar por reconocer un primer objeto de fe, en vosotros mismos. La juventud que vivis es una fuerza de cuya inversién sois responsables. Armad ese tesoro y esa fuerza; haced que el altivo sentimiento de su posesi6n per- manezca ardiente y eficaz en vosotros. Yo os digo con Renan*: “La juventud es el descubrimien- to de un horizonte inmenso, que es la vida". El descubrimiento que revela las tierras ignoradas necesita completarse por el es- fuerzo viril que las sojuzga. Y ningiin otro espectaculo puede imaginarse mas propio para cau- tivar a un tiempo el interés del pensador y el entusiasmio del ar- tista, que el que presenta una generacién humana que marcha al encuentro del futuro, vibrante con la impaciencia de la acci6n, alta la frente, en la sonrisa un altanero desdén del desengano, colmada el alma por dulces y re- motos mirajes que derraman en ella misteriosos estimulos, como las visiones de Cipango y El Do- rado® en la crénicas heroicas de los conquistadores. Del renacer de las esperanzas humanas; de las promesas que fian eternamente al porvenir la 412 realidad de lo mejor, adquiere su belleza el alma que se entreabre al soplo de la vida: dulce e inefa- ble belleza, compuesto, como lo estaba la del amanecer para el poeta de Las Contemplaciones'. de “un vestigio de suefo y un principio de pensamiento”. La humanidad, renovando de generacion en generacién su ac- tiva esperanza y su ansiosa fe en un ideal, a través de la dura ex- periencia de los siglos hacia pen- sar a Guyau’ en la obsesion de aquella pobre enajenada cuya extrana y conmovedora locura consistia en creer Hegado, cons- tantemente, el dia de sus bodas. Juguete de su ensueni, ella ce- hia cada manana a su frente pa- lida la corona de desposada y suspendia de su cabeza el velo nupeial. Con una dulce sonrisa, disponiase luego a recibir al pro- metido ilusorio, hasta que las sombras de la tarde, tras el vano esperar, trajan la decepcién a su alma. Entonces, tomaba un me- lancélico tinte su locura. Pero su ingenua confianza reaparecia con la aurora siguiente; y ya sin el recuerdo del desencanto pasado, murmurando: Es hoy cuando vendra, volvia a cefiirse la coro- na y el velo y a sonreir en espera del prometido, Es asi como, no bien la efica- cia de un ideal ha muerto, la hu- manidad viste otra vez sus galas nupciales para esperar la reali- dad del ideal sofiado con nueva fe, con tenaz y conmovedora io- cura. Provocar esa renovaci6n, inalterable como un ritmo de la Naturaleza, es en todos los tiem- pos la funcién y la obra de la ju- ventud. + Johann Wolfgang Goethe (1749-1832). figura cumbre de ta Iiteratura afemana y uno de tos 1 genios de la humanidad. Escnbié el Fausto y otras varias obras. ? Ernesto Renén (1823 1892), tlo sofo positivista, francés inspirador de Rodé. ° Cludades fabulosas, que los conquistadores espaholes creian que existian en América. « Victor Hugo (1802-1882), pocta maximo del romanticismo frances. * Juan Guyau (1854-1888); flasofo francés, de insptracién social. MOTIVOS DE PROTEO Mirando jugar a un nino Jugaba el nino en el jardin de la casa con uma copa de cristal que, en el limpido ambiente de la tarde, un rayo de sol tornasola- ba como un prisma. Mantenién- dola no muy firme, en una mano, traia en la otra un junco con el que golpeaba acompasadamente en la copa. Después de cada to- que, inclinando la graciosa cabe- za, quedaba atento, mientras las ondas sonoras, como nacidas de vibrante trino de pajaros, se des- prendian del herido cristal y ago- nizaban suavemente en los aires. Prolongé asi su improvisada ma- sica hasta que, en un arranque de volubilidad, cambio el motivo de su juego: se incliné a tierra, recogio en el hueco de ambas manos la arena limpia del sen- dero y la fue vertiendo en la copa hasta Hlenarla. Terminada esta obra, alisé, con primor, la arena desigual de los bordes. No pas6é mucho tiempo sin que quisiera volver a arrancar al cristal su fresca resonancia: pero el cristal, enmudecido, como si hubiera emigrado un alma de su diafano seno, no respondia mas que con un ruido de seca percusi6n al golpe del junco, El artista tuvo un gesto de enojo para el fracaso de su lira. Hubo de verter una lagrima, mas la dejo en suspen- so. Mir6, como indeciso, a su al- rededor; sus ojos hamedos se detuvieron en una flor muy blanca y pomposa, que a la orilla de un cantero cercano, mecién- dose en Ja rama que mas se ade- lantaba, parecia rehuir la com- para de las hojas, en espera de una mano atrevida. El nifo se dirigié sonriendo, a la flor; pug- né por alcanzar hasta clla: y aprisionandola, con la complici- dad del viento, que hizo abatirse por un instante la rama, cuando la hubo hecho suya la coloco raciosamente en la copa de cristal, vuelta en ufano bucaro, asegurando el tallo endeble mer- ced a la misma arena que habia sofocado el alma musical de la copa. Orgulloso de su desquite, levanté, cuan alto pudo, la for entronizada, y la paseo, como en triunfo, por entre la muchedum- bre de flores. Sabia, candorosa filosofia — pensé—. Del fracaso cruel no re- cibe desaliento que dure, ni se obstina en volver al goce que perdido; sino que de las mismas. condiciones que determinaron el fracaso, toma la ocasién de nue- vo juego, de nueva idealidad, de nueva belleza... gNo hay aqui un polo de sabiduria para la acci6n? JAh, si en el transcurso de la vida todos imitaramos al nino! {Si ante los limites que pone sucesi- vamente la fatalidad a nuestros propésitos, nuestras esperanzas y nuestros suenos, hiciéramos todos como él!... El ejemplo del 413 nifio dice que no debemos empe- fiarnos en arrancar sonidos de la copa con que nos embelesamos un dia, si la naturaleza de las cosas quiere que enmudezca. Y dice luego que es necesario bus- car, en derredor de donde ento! ces estemos, una reparadora fh una flor que poner sobre la are- na por quien el cristal se torné mudo... No rompamos torpe- mente la copa contra las piedras del camino sélo porque haya de- Jado de sofiar... Tal vez la flor re- paradora existe. Tal vez esta alli cerca... Esto declara la parabola del nto; y toda filosofia viril, vi- ril por el espiritu que la anime, confirmara su ensefianza fecun- da. 414 tl weber ae tarr. beber ye fia grander saemntia deo Ke rte il bho werla Framtcte enlento “piers. és 6 ¢ pet te retutele on la Kern “a, Oo pranks Prloed, @ de Qo ttona fe. flaruncle ev, OLN 9 be le Faygrtmep On Cicaics pt ed, Jor . Toad fase Bord Escritura de José Enrique Rodd.

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