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SANTIAGO
UTESA
Asignatura
MANEJO DE CONFLICTOS
Sección
SIC757001
Alumnos
Markenzir Louis
Matrícula
3-12-4461
Facilitador
ELADIO HERNANDEZ DE LA ROSA
Fecha
Domingo 14 de Febrero del año 2021
Las personas o las partes-que intervienen lo hacen con sus actitudes, ideas,
conducta, emociones y afectos.
La conducta y los afectos provocados por el ego de las personas son los dos
factores básicos del conflicto.
Cuanto más limitados sean los recursos de una familia o de una organización, más
probable será la aparición del conflicto, pues sus miembros lucharán para obtener
una mayor parte de esos recursos.
Así es como puedes lograr que las personas conflictivas reaccionen a su vez de
forma distinta. Será más difícil, por supuesto, superar las dificultades que vayan
surgiendo, pero la única solución es ser más inteligente que ellas. Con frecuencia
podrás influir en sus respuestas sin que ni siquiera se den cuente de ello.
La envidia y los celos están en sintonía con dos de las condiciones más
elementales del ser humano: la envidia está conectada con el no tener; los celos
están conectados con el tener.
La envidia
Se origina durante las primeras semanas de vida del niño. Es una respuesta a la
dependencia total del niño respecto a la madre. La necesita para satisfacer todas
sus necesidades. Esto se manifiesta con pataletas. Se hace necesario calmar
esas rabietas con explicaciones y enseñándole a dar, para que vaya aprendiendo
a tolerar sus frustraciones. Así aprenderá a valorar sus propias cualidades y a
madurar.
Los celos
Según el diccionario, Celo: Recelo que uno siente de que algo que tiene o
pretende tener llegue a poseerlo otra persona.
Mientras que la envidia tiene un origen personal, los celos implican, por lo general,
a tres personas. Todo el mundo siente celos en algún momento de su vida.
Para la psicóloga estadounidense Lillian Glass, las dos celos son la raíz de toda
toxicidad en las relaciones humanas», No es una figura retórica: son tóxicos
porque, igual que cualquier veneno, pueden hacerte enfermar.
Sentirse culpable
Esta sensación tuya de sentirte culpable por cualquier cosa es un filón inagotable
para que las personas conflictivas jueguen contigo.
Lo más importante que aprendí a hacer después de los cuarenta fue a decir no
cuando era no.
Hay pocas personas-una de cada siete-que sean capaces de decir que no cuando
un conocido les pide algo. Se suele buscar una razón para negarse. Ya sé que las
cosas van cambiando mucho, felizmente, en las nuevas generaciones. Pero los
que somos adultos estamos programados hace tiempo.
La educación recibida
Los que ahora estamos trabajando hemos sido ¿educados? Mayoritariamente bajo
esa amenaza de nuestros seres queridos. Pienso que la consecuencia frecuente
es que seguimos actuando a nivel inconsciente, bajo el temor a esa amenaza:
perder el afecto de los demás.
La competitividad
Por una parte, en nuestra cultura reina la competitividad desde la escuela. Eso
casa mal con lo de no herir a los demás; no se dice, pero el éxito se busca casi a
cualquier precio.
Manejo de Conflicto by Markenzir Louis Pá gina 6
Al no respetar demasiado a los demás, tampoco se siente tener derecho a su
respeto. Importada de Estados Unidos, la competitividad es una de nuestras
plagas modernas. La creencia en su eficacia nos es inculcada desde nuestra
primera infancia por padres y profesores. No se trata de ser bueno, sino de ser el
mejor. No es cuestión de sacar buenas notas, sino el mejor puesto posible en la
clase. Si solo eres el tercero te pincharán para que seas el segundo o el primero.
Felizmente la cosa va cambiando ahora para los pequeños, pero no somos
conscientes de hasta qué punto los adultos seguimos reaccionando a los antiguos
estimulas.
Creencias
Chejov
Son las ideas que tenemos acerca de cómo son las cosas, cómo funciona nuestra
vida, cómo son las relaciones y el mundo en general.
Son las fuentes más importantes de nuestra forma de ser y estar en la vida. Rigen
el cerebro, hacen posible la acción, el comportamiento y son las fuentes más
importantes de motivación. Si juzgamos una cosa como cierta es como si
transmitiéramos al cerebro una orden acerca de cómo debe representarse lo que
sucede.
Las fuentes más importantes son los entornos en los que hemos nacido y vivido,
especialmente la niñez y la adolescencia.
Estas brújulas nos guían hacia nuestros objetivos y nos inspiran la confianza de
que podremos alcanzarlos, si son creencias facilitadoras, o la sensación de que
fracasaremos, si son limitadoras.
Las creencias limitadoras que más nos afectan están en el inconsciente, por eso
resulta más difícil identificarlas.
Estamos repletos de esas creencias. Una persona de cada siete tiene problemas
para decir que no cuando piensa que debe hacerlo: para rechazar un capricho de
su bija, para rehusar acudir a una fiesta que no le interesa, para defenderse de los
ladrones del tiempo, para rehusar asistir a una reunión que prevé inútil, para frenar
una iniciativa injusta o para cosas más simples, como reclamar algo en un
restaurante o una vuelta incorrecta en un taxi. Y esto es común a todo lo que
consideramos el mundo desarrollado. ¿La causa? Todo indica que tenemos una
baja autoestima.