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TRATADO DE PSIQUIATRÍA

C apítulo 57

El futuro de la psiquiatría
J. Saiz Ruiz, A. Ibáñez Cuadrado

a psiquiatría es una de las especialidades mé- especialidad con respecto al sistema social, la ideolo-

L dicas que ha sufrido cambios más profundos


en el último siglo, y fundamentalmente en las
décadas más recientes en las que han tenido
lugar rápidos y espectaculares avances tanto en el
conocimiento de la etiopatogenia como en el trata-
gía predominante, la coyuntura económica y otros
factores socio-culturales de diversa entidad someti-
dos también a profundas modificaciones en nuestros
tiempos.

miento de los trastornos de los que se ocupa (Brodie


1983, Detre 1987, Glass 1990). Sin embargo exis- AVANCES RELEVANTES EN LAS ÚLTIMAS
ten grandes presiones, tanto internas como exter- DÉCADAS
nas, que hacen que la psiquiatría esté atravesando
momentos de crisis, y numerosos autores coinciden No podemos olvidar que el futuro de la psiquiatría,
en señalar que esta especialidad se encuentra bajo si bien está en manos de la orientación que se defina
amenaza dentro de la medicina, y que se verá obliga- en el presente, depende en gran medida de los acon-
da a luchar por su supervivencia (Cawley, 1990). Por tecimientos pasados. En este sentido es preciso te-
este motivo se considera que en la actualidad la psi- ner en cuenta que la psiquiatría que está a punto de
quiatría se encuentra en un período de transición, en alcanzar el año 2000 es muy distinta a la que se
el que se deberá llevar a cabo una redefinición tanto practicaba al iniciarse los años 60 (Pardes, 1996).
del campo de acción de la atención psiquiátrica co- Considerando sólo las décadas más recientes, han
mo del papel del psiquiatra en el manejo de los tras- tenido lugar avances muy destacados en algunas ma-
tornos mentales, todo ello de trascendental impor- terias que han “revolucionado” de alguna manera el
tancia para la delimitación y continuidad de esta ámbito de la psiquiatría, por lo que nos ocuparemos
especialidad en el futuro (Weissman y Nadelson, a continuación de los aspectos más relevantes.
1996).
En el estado actual de la situación, realizar predic-
ciones sobre la evolución futura de la psiquiatría no REVOLUCIÓN PSICOFARMACOLÓGICA
resulta una tarea sencilla, sobre todo considerando
los cambios rápidos y hasta cierto punto inesperados La “revolución psicofarmacológica”, como ha si-
que sufren las ciencias bio-médicas en las que se in- do denominada por numerosos autores, desencade-
cluye, así como la vinculación que mantiene nuestra nó un giro esencial en la evolución de la psiquiatría

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TRATADO DE PSIQUIATRÍA

como especialidad médica; con anterioridad a la mis- siderablemente al ámbito de la psiquiatría, con apor-
ma los trastornos mentales se conceptualizaban a taciones tan importantes como la mejora en el cono-
través de un prisma psicosocial y psicodinámico cimiento de la neuroanatomía, la neuroquímica y la
(Gabbard y Goodwin, 1996), mientras que la obser- neurofisiología; la identificación de los neurotransmi-
vación de que algunos fármacos podían ser eficaces sores y sus receptores; así como el descubrimiento
en el tratamiento de algunos trastornos mentales de los neuropéptidos, y de que determinados pépti-
abría las puertas a considerar la participación de fac- dos periféricos –entre los que destacan algunos del
tores biológicos en la etiopatogenia de los mismos. sistema gastrointestinal– se hallaban también en el
El desarrollo de la psicofarmacología moderna se cerebro, lo que junto a los avances en el conocimien-
inició a partir de los años 50, cuando Delay y Deni- to de la interconexión entre el sistema endocrino y el
ker informaron en Francia en 1952 sobre la activi- sistema nervioso –la psiconeuroendocrinología–, han
dad de la clorpromacina en trastornos psicóticos; aportado un nuevo enfoque, con una base biológica,
más tarde, en 1957, Kuhn y Kline demostraron res- para entender las complejas relaciones entre la men-
pectivamente la eficacia antidepresiva de la imipra- te y el cuerpo, que hasta épocas recientes sólo se ex-
mina y de la iproniacida; y en 1958 se sintetizó el plicaban por mecanismos psicológicos (Saiz et al.,
clordiacepósido. Se perfilaban de esta manera los 1996).
principales grupos terapéuticos en psiquiatría, cuya
amplia distribución hizo posible extender la atención
psiquiátrica a la población general, naciendo así el LA REVOLUCIÓN GENÉTICA
concepto de “psiquiatría comunitaria” de forma pa-
ralela al desarrollo de la investigación en búsqueda Dentro del avance en neurociencias merece men-
de nuevos fármacos más seguros y eficaces, constitu- ción especial los espectaculares avances en el campo
yendo la base por otro lado de la denominada “psi- de la genética humana que están teniendo importan-
quiatría biológica”. En este sentido merece la pena tes repercusiones en la teoría y en la práctica de la
destacar que aunque la psicofarmacología partió ini- medicina, y cuya influencia se prevé cada vez mayor
cialmente de una base empírica, al irse hallando mé- en el futuro, no sólo para el diagnóstico y el conoci-
todos eficaces para tratar la sintomatología psicótica miento de la fisiopatología de las enfermedades, sino
y afectiva, se impulsó extraordinariamente la investi- también para la prevención y el tratamiento de las
gación acerca de las funciones cerebrales, las relacio- mismas.
nes entre la conducta humana y el cerebro, y las ba- Esta “revolución genética”, desarrollada funda-
ses biológicas de los trastornos psiquiátricos. De este mentalmente a partir de los años 70 y 80 con las
modo se introdujeron de manera firme en la psiquia- técnicas de clonación del ADN y la genética molecu-
tría los métodos rigurosos de la investigación científi- lar, ha impregnado todas las ramas de la medicina, y
ca, dando lugar a nuevos y excitantes descubrimien- la psiquiatría no ha sido una excepción. Las implica-
tos en neurociencias que han llevado a declarar los ciones en este campo se hacen más evidentes si to-
años 90 como la “década del cerebro” en los Esta- mamos en consideración que de los genes que inte-
dos Unidos. gran el genoma humano, cerca del 50% se expresan
En relación al futuro de la psicofarmacología hay exclusivamente en el cerebro (Adams et al., 1992),
una mezcla de optimismo y pesimismo, sobre todo lo que contribuye a explicar la enorme sofisticación
en relación con la eficacia de los nuevos psicofárma- de este órgano y en consecuencia la de sus alteracio-
cos y sobre todo por las restricciones económicas nes, algunas de las cuales constituirían la base de los
impuestas en un intento de contener el gasto público trastornos mentales. Se han producido importantes
en sanidad. En este sentido es preciso señalar que avances en el conocimiento de cómo contribuye la
aunque en ocasiones, esencialmente por intereses herencia en determinados rasgos, conductas, capaci-
económicos, la investigación se ha centrado en fár- dades psicológicas y sus variaciones, así como en las
macos que imitan a otros ya existentes provocando enfermedades psiquiátricas.
una falsa sensación de avance (Saiz et al., 1991), es Sin embargo, la complejidad de los trastornos
justo reconocer que en los últimos años estamos mentales ha hecho que los resultados no hayan sido
asistiendo a una creciente aportación de fármacos por el momento proporcionales al esfuerzo realiza-
aparentemente novedosos para el tratamiento de do, abandonándose el modelo mendeliano como for-
trastornos hasta ahora olvidados en la investigación ma de herencia, que ha sido sustituido por un mode-
y que sin embargo constituyen la esencia de la psi- lo de herencia poligénica multifactorial. De esta
quiatría –las psicosis–. manera una destacada y de alguna manera paradóji-
ca contribución que una ciencia tan “biológica” co-
mo la genética aporta a la psiquiatría, es el reconoci-
LA REVOLUCIÓN EN NEUROCIENCIAS miento del papel trascendental que tiene el ambiente
en la etiopatogenia de los trastornos mentales, a tra-
La llamada “revolución en neurociencias” supone vés del descubrimiento de mecanismos mediante los
otro de los avances más destacados que afectan con- que distintos estímulos tanto internos como externos

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EL FUTURO DE LA PSIQUIATRÍA

del individuo pueden afectar a la expresión de los ge- ción de entrevistas diagnósticas estructuradas para su
nes, dando lugar a una relación plástica y dinámica aplicación, la fiabilidad de los diagnósticos psiquiátri-
entre los condicionamientos biológicos y psicosocia- cos se muestra equivalente a los diagnósticos en me-
les del funcionamiento cerebral y del desarrollo de dicina general (Faraone y Tsuang, 1994).
las enfermedades mentales (Lidz, 1994). Los avances en el diagnóstico han hecho posible,
por su parte, sentar las bases para una amplia inves-
tigación sobre la eficacia y especificidad de los trata-
LA REVOLUCIÓN EN NEUROIMAGEN mientos disponibles, tanto farmacológicos como de
las distintas psicoterapias (Lieberman y Rush, 1996),
Otro avance de considerable interés en los últimos y se está empezando a considerar no sólo la especifi-
años ha sido el desarrollo de nuevas técnicas no in- cidad de determinados agentes farmacológicos para
vasivas de imagen cerebral que permiten estudiar as- diversos trastornos mentales, sino también cuándo y
pectos del funcionamiento del cerebro en vivo, lo quiénes se beneficiarían de la indicación de psicote-
que hasta entonces sólo era posible en humanos a rapias específicas o de la combinación de ambos
través de medidas indirectas a nivel periférico, o me- abordajes terapéuticos.
diante el estudio postmortem, y que nos permiten A la vista de los “revolucionarios avances” comen-
hablar de la “revolución de la neuroimagen”. Desta- tados, que afectan de modo directo a la forma de en-
can entre ellas las técnicas para medir el flujo sanguí- tender la psiquiatría y los trastornos mentales, cada
neo regional cerebral (rCBF), la tomografía de emi- vez son más las evidencias a favor de una estrecha
sión de positrones (PET), la resonancia magnética relación entre cerebro y estímulos externos, lo que
(MRI), la tomografía computarizada de emisión de pone de manifiesto que la investigación futura tanto
fotones (SPECT) y el mapeo de la actividad eléctrica sobre la etiopatogenia como respecto al tratamiento
cerebral (BEAM). Las distintas técnicas están en con- de los trastornos mentales no podrá seguir conside-
tinua revisión en busca de obtener una mayor resolu- rando sólo variables biológicas e ignorando relevan-
ción que permita aproximarnos al conocimiento de tes variables psicosociales (Goodwin y Roy-Byrne,
la función cerebral, lo que debería proporcionar inte- 1987).
resantes claves en el mecanismo de algunos trastor-
nos psiquiátricos.
FUERZAS DE PRESIÓN SOBRE LA PSIQUIATRÍA

LA REVOLUCIÓN EN LOS SISTEMAS A pesar del impresionante desarrollo de la psi-


DIAGNÓSTICOS quiatría en las últimas décadas, y en parte como con-
secuencia del mismo, la psiquiatría se encuentra hoy
También ha contribuido de forma muy destacada en día, como señalábamos anteriormente, en una
al avance de la psiquiatría en las últimas décadas, el profunda crisis, sometida a presiones tanto internas
desarrollo de los sistemas de clasificación de los tras- como externas, que amenazan su futuro.
tornos mentales, junto con la propuesta de criterios
diagnósticos de investigación para los mismos, que
han hecho posible un lenguaje común a nivel inter- CONTENCIÓN DEL GASTO SANITARIO
nacional para el estudio de las enfermedades psíqui-
cas. En este sentido cabe destacar la publicación en Una importante fuente externa de presión sobre
1975 de los “Criterios Diagnósticos de Investiga- la psiquiatría es común al resto de las especialidades
ción” RDC –Research Diagnostic Criteria– (Spitzer médicas, ya que nos encontramos en una época en
et al., 1975), por el Instituto de Psiquiatría de Nueva la que gran parte de los países que disponen de un
York; esta obra, a menudo olvidada, tuvo gran rele- sistema sanitario público se plantean la necesidad de
vancia en la elaboración del DSM-III (American Psi- introducir modificaciones en el mismo con un énfasis
chiatric Association, 1980), que ha supuesto un mar- muy especial en la contención del gasto público, que
co de referencia para la investigación en las últimas está alcanzando límites insospechados y difíciles de
décadas, junto con la versión revisada DSM-III-R pu- soportar por los distintos gobiernos. A ello contribu-
blicada en 1987, y la más reciente DSM-IV en yen los continuos avances científicos con nuevos, so-
1994. Por su parte, la Organización Mundial de la fisticados y costosos procedimientos tanto diagnósti-
Salud, en su décima revisión de la clasificación inter- cos como terapéuticos, así como el acceso equitativo
nacional de las enfermedades CIE-10 (1992), publi- a los mismos de toda la población.
có algo más tarde unos criterios diagnósticos de in- La enfermedad psiquiátrica supone un importante
vestigación para los trastornos mentales y del porcentaje del gasto sanitario, y así se calcula que los
comportamiento siguiendo en gran medida las pau- costes personales y sociales –incluyendo el desem-
tas marcadas por la clasificación americana (Organi- pleo–, de este tipo de patología es superior al gasto
zación Mundial de la Salud, 1993). Con el desarrollo ocasionado por las enfermedades cardiovasculares o
de estos sistemas diagnósticos, junto con la elabora- el cáncer (Paniagua, 1987). Economistas y políticos

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TRATADO DE PSIQUIATRÍA

se afanan en encontrar métodos que reduzcan los puesto que según se avanza en el conocimiento de la
costes de la salud; para contener el gasto sanitario se fisiopatología de los trastornos mentales, otra espe-
propone entonces un cambio en la organización del cialidad médica –la neurología–, tradicionalmente
sistema actual de la sanidad, que incluiría entre otras encargada de las “enfermedades del cerebro”, recla-
medidas la participación de fondos privados, cuyo ma su papel en el manejo de estos enfermos, tal co-
objetivo primordial es obtener beneficios, por lo que mo ocurrió en el pasado con trastornos como la epi-
conllevaría una cuidadosa distribución de los recursos lepsia, el parkinson, y en la actualidad se refleja
disponibles con una reflexión previa acerca de la ne- claramente en la pugna por la demencia. Sin embar-
cesidad, conveniencia y adecuación de los procedi- go la psiquiatría se extiende más allá de los mecanis-
mientos diagnósticos y terapéuticos (Sharfstein, mos neurobiológicos de la enfermedad y en este sen-
1990; Tischler, 1990). A la psiquiatría se le exigirá tido la conceptualización del paciente como una
entonces eficacia y un adecuado balance coste/bene- persona con rasgos psicológicos individuales y situa-
ficio para poder seguir ejerciendo su labor (Gabbard da en un contexto familiar y social sitúa a la psiquia-
y Goodwin, 1996). tría en una posición privilegiada frente a otras espe-
cialidades que prescinden de esta visión humanista
de la medicina y que es sin duda imprescindible para
COMPETICIÓN CON DISCIPLINAS NO MÉDICAS entender la enfermedad en general y los trastornos
mentales en particular (McHugh, 1987).
En relación con el apartado anterior se encuentra
otra de las fuerzas externas a las que se enfrenta la
psiquiatría para su supervivencia, y se refiere a la ne- CAMBIOS EN LA DEMANDA DE ASISTENCIA
cesidad de competir con otras disciplinas no médicas PSIQUIÁTRICA
(psicólogos, asistentes sociales, etc.) que ofrecen sus
servicios en el campo de la salud mental a un coste Un importante reto que debe afrontar la psiquia-
más reducido, entre otras cuestiones por el menor tría son los cambios previstos en la demanda de
tiempo de formación requerido, olvidándose muchas asistencia, tanto por su incremento como por el re-
veces por parte de las autoridades correspondientes querimiento de una mayor especificidad y eficacia
que estos profesionales no están debidamente capa- terapéutica (Borus, 1989).
citados para tomar decisiones diagnósticas y por lo Se calcula que al menos el 20% de la población
tanto terapéuticas cuando nos enfrentamos a “pre- tiene alguna morbilidad psiquiátrica, siendo los más
suntos enfermos”, que deben ser valorados, al me- numerosos los trastornos de ansiedad, seguidos por
nos en primera instancia, por un médico, legalmente los afectivos, el alcoholismo y otras toxicomanías.
capacitado para ello. Tampoco hay que olvidar la Aunque la mayoría de estos pacientes no visitan
proliferación de supuestos profesionales que se atri- otros médicos que los de cabecera, y con frecuencia
buyen el papel de consejeros o terapeutas sin título su patología no se diagnostica ni trata adecuada-
reconocido, que ofertan su atención para resolver mente (Saiz y Martín-Carrasco, 1989), la demanda
problemas de la vida cotidiana; si bien este no es en de asistencia psiquiátrica de esta población está en
absoluto campo de la psiquiatría, sin embargo su uso progresivo aumento, superando las estimaciones
indiscriminado y sin control puede retrasar el diag- previstas en cuanto a la utilización de los servicios
nóstico y complicar el tratamiento en sujetos con sanitarios para el resto de la medicina (19,1% vs.
trastornos psiquiátricos graves (Lieberman y Rush, 14% respectivamente entre los años 1985 y 2000;
1996). Council on Long Range Planning and Develop-
ment, 1990).
Pero no sólo hay incrementos en la cantidad, sino
COMPETICIÓN CON OTRAS ESPECIALIDADES que debido a los cambios demográficos de la pobla-
MÉDICAS ción, la demanda tiende a ser diferente y un claro
ejemplo de ello es el aumento progresivo que en los
Otra fuerza externa que tiene que afrontar la psi- últimos años se está produciendo en la población de
quiatría procede de la reduccionista conceptualiza- ancianos que se estima en más del 15% del total de
ción de la misma como encargada de las “enferme- la población de España en el año 2001. Este grupo
dades de la mente”, así como del impresionante de población se ve afectado por trastornos mentales
desarrollo en el campo de las neurociencias que ofre- en un porcentaje superior al resto de los grupos de
cen cada vez más datos sobre los mecanismos bioló- edad, debido por un lado a que gran parte de los
gicos subyacentes en las mismas. La dicotomía men- problemas psiquiátricos son crónicos o recurrentes,
te/cerebro, que impulsó hace unas décadas la y por otro lado a la presentación de la patología pro-
separación de la neuropsiquiatría en dos especialida- pia de esta edad, como por ejemplo la demencia, cu-
des diferenciadas –neurología y psiquiatría–, carece ya prevalencia se estima en el 3% de los mayores de
hoy en día de significación, suponiendo sin embargo 65 años y el 20% en los mayores de 80, porcentajes
una amenaza para la supervivencia de la psiquiatría, estos que en ausencia de otras consideraciones justi-

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EL FUTURO DE LA PSIQUIATRÍA

fican el significativo aumento de la necesidad de asis- metida a importantes presiones internas procedentes
tencia tan sólo por parte de esta patología. en gran parte de una visión reduccionista de su pro-
En los últimos años hemos asistido también a un pio contenido. Así la dicotomía psicosocial/biológico
aumento de la demanda en un grupo de población como modelo etiopatogénico de los trastornos men-
en edades más tempranas, como son los afectados tales, que representa una seria amenaza de escisión
por la infección por HIV; muchos de ellos padecen interna, no parece sostenerse de modo alguno. Pa-
trastornos adaptativos que requieren atención psi- radójicamente son los avances en el conocimiento
quiátrica relacionados con el diagnóstico o la evolu- biológico los que aportan datos más relevantes que
ción de la enfermedad, y un alto porcentaje mues- sustentan la integración de ambos modelos, y a mo-
tran signos y síntomas de disfunción del sistema do de ejemplo podemos citar los estudios con PET,
nervioso central, encontrándose anormalidades neu- que nos permiten observar que el tratamiento de al-
ropatológicas en el estudio postmortem hasta en el gunos trastornos mentales es capaz de provocar
80% de los casos. Aunque los recientes avances en cambios similares en el metabolismo cerebral tanto
la investigación permiten mantener una actitud opti- mediante psicofármacos como con determinadas
mista en cuanto a las posibilidades terapéuticas en el psicoterapias (Weissman y Nadelson, 1996).
futuro, incluyendo técnicas de terapia génica, el pro- En este sentido no podemos dejar de mencionar
nóstico sigue siendo incierto respecto a la evolución que el modelo psicosocial ha sido ampliamente de-
de esta patología que en el mejor de los casos desde fendido por los protagonistas de la llamada “Refor-
la perspectiva actual podría convertirse en una enfer- ma Psiquiátrica”, que en nuestro país depende del
medad crónica y de esta manera incrementar tam- traspaso de competencias a las distintas comunida-
bién la demanda de asistencia psiquiátrica así como des autónomas, y que ha puesto de manifiesto el pe-
el requerimiento de diagnóstico y tratamiento psi- ligro de que la psiquiatría “pierda el rumbo”, en par-
quiátrico en los hospitales generales. te porque los líderes de la comunidad no tienen una
Otro grupo de población cada vez más numeroso, conciencia clara acerca de las dimensiones reales de
y con una creciente demanda de atención psiquiátri- los problemas de la enfermedad mental, y por dejar
ca, son los pacientes con abuso de alcohol y otras en ocasiones la responsabilidad en manos de no pro-
drogas. La magnitud del problema del abuso de sus- fesionales carentes de una formación completa en la
tancias está hoy en día bien documentada, con un materia.
coste público muy elevado en cuidados sanitarios y Teniendo en cuenta todo lo anterior podemos lle-
menor productividad laboral, aparte de las implica- gar a una conceptualización de la psiquiatría que sea
ciones familiares, sociales y legales. Todo ello ha in- capaz de dotarla de entidad propia y diferenciada
centivado el diseño de programas de prevención y frente al resto de las disciplinas que la reclaman para
tratamiento adecuados en el marco de la salud men- sí, de manera que se definiría como aquella especiali-
tal (Galanter y Taintor, 1989). dad médica que se ocupa del estudio, diagnóstico,
La demanda de asistencia psiquiátrica en la pobla- tratamiento y prevención de las enfermedades men-
ción infantil y adolescente está también en aumento, tales, para lo que debe integrar las dimensiones bio-
y deberá enfrentarse, entre otros problemas futuros, lógica, psicológica y social de los modos psíquicos
a los trastornos que pueden presentarse en los niños del enfermar.
nacidos de madres con abuso o dependencia de dro-
gas, así como al fracaso escolar y la problemática re-
lacionada con la desadaptación y la violencia en este ¿CÓMO PUEDE SOBREVIVIR LA PSIQUIATRÍA
grupo de edad. EN EL FUTURO?
En otro orden de cosas, la demanda de asistencia
psiquiátrica por parte de los propios pacientes, y Es evidente, si tenemos en cuenta lo comentado
también de las familias y los responsables de la sani- en apartados anteriores, que para que la psiquiatría
dad pública, exigen cada vez más de los psiquiatras pueda sobrevivir a la crisis actual debe afrontar una
la necesidad de centrarse y proporcionar un diag- serie de cuestiones como la definición de cuáles son
nóstico y un tratamiento eficaz a los pacientes con los trastornos de los que se ocupa, el cambio de rol
las enfermedades mentales más graves, que no pue- de la función del psiquiatra, con una mejora en su
den ser manejados adecuadamente por otros profe- formación y en la colaboración con otras disciplinas
sionales. como la neurobiología y la psicología, así como la
creación y potenciación de distintas subespecialida-
des (Talbot, 1989; Yager, 1989a; Brody, 1990).
RIVALIDADES INTERNAS

Pero la psiquiatría no sólo tiene que luchar contra DELIMITACIÓN DE SU CAMPO DE ACCIÓN
las fuerzas externas que ponen en riesgo su supervi-
vencia como especialidad médica, sino que desde ha- La definición de cuáles son los trastornos de los
ce décadas y especialmente en la actualidad está so- que la psiquiatría debe encargarse de diagnosticar y

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TRATADO DE PSIQUIATRÍA

tratar es un aspecto polémico pero decisivo para —Debe decidir además, a la vista del diagnóstico,
perfilar la psiquiatría del futuro y marcar los límites si requiere algún tipo de intervención y de qué tipo
con el ámbito de actuación de otros profesionales. (medicación, modalidad de psicoterapia, combina-
Para aumentar el desconcierto existente en este sen- ción de ambos, etc.), así como quién es el profesio-
tido, cabe mencionar que la sociedad y los líderes nal más apropiado para su administración (médico
políticos pretenden implicar y pedir respuestas a la de atención primaria, psicólogo, etc.). También de-
psiquiatría en temas que nada tienen que ver con sus bería tener un mayor protagonismo en la evaluación
competencias como especialidad médica que es, ta- del tratamiento aplicado para determinar si el resul-
les como la delincuencia juvenil, la violencia en las tado es satisfactorio, y en caso negativo revisar el
calles, o los fenómenos de masas, lo que contribuye diagnóstico y el plan terapéutico.
a aumentar el clima de confusión en esta materia —Afianzar su orientación biológica, a la vez que
(Saiz e Ibáñez, 1992). deberá familiarizarse con intervenciones psicológicas
En el estado actual del conocimiento los trastor- de breve duración, de tipo conductual y cognitivo,
nos mentales han dejado de ser ya una categoría que tienden a aliviar los síntomas con rapidez.
diagnóstica residual para aquellas enfermedades en —Aprender cuestiones relacionadas con la ges-
las que no se objetivaba una causa orgánica, y se de- tión para optimizar la distribución de los recursos de
finen en esencia como los trastornos caracterizados su equipo y poder demostrar su eficacia y rentabili-
por alteraciones en el comportamiento y/o en las dad ante los responsables de la administración sani-
funciones mentales relacionadas con el afecto, la taria, quienes movidos por criterios económicos pre-
cognición y la percepción, que pueden asociarse con sionarán para aumentar la productividad (Stoline y
alteraciones motoras –agitación, inhibición– y vege- Sharfstein, 1996).
tativas –sueño, apetito–, y que repercuten de forma
notable en el funcionamiento normal del sujeto en su
medio habitual (Lieberman y Rush, 1996); además
este síndrome o patrón no debe ser una respuesta SUBESPECIALIZACIÓN
culturalmente aceptada a un acontecimiento particu-
lar (por ej., la muerte de un ser querido), y se exclu- La subespecialización nos permitirá como psiquia-
yen además los comportamientos desviados (por ej., tras mejorar el conocimiento y fomentar una investi-
político, religioso o sexual) o los conflictos entre el gación capaz de dar respuesta a cuestiones clínicas
individuo y la sociedad, a no ser que sean síntomas complejas (Sabshin y Weissman, 1996); otros facto-
de una disfunción (American Psychiatric Associa- res que contribuyen a generar la necesidad de subes-
tion, 1994). pecialización se deducen de lo expuesto anterior-
mente, como la creciente exigencia del público a ser
atendidos por los profesionales “que más saben” so-
bre su patología concreta, los incesantes avances en
CAMBIOS EN LA FUNCIÓN DEL PSIQUIATRA la investigación generadores de una base de conoci-
mientos en continuo crecimiento que no es posible
El psiquiatra deberá asumir cambios en su función abarcar de forma conjunta, y la competición con
si quiere mantener su lugar en el seno de la medici- otros profesionales que exigen del psiquiatra la sub-
na, –a la que sin duda pertenece en opinión de los especialización como una forma de ofrecer servicios
autores–. Algunos de los aspectos más destacados se que no puedan abarcar sus competidores (Yager,
señalan a continuación: 1989b).
—Adoptar un papel activo en la reorganización En los últimos años han surgido varias subespecia-
de la asistencia psiquiátrica para poder definir su lidades con entidad propia y cabe esperar que en
propio rol y “defenderse” de las amenazas y presio- breve puedan obtener el reconocimiento oficial a tra-
nes a las que se encuentra sometida la psiquiatría. vés de una regulación en la obtención del título co-
De alguna manera debería retomar un papel “directi- rrespondiente. Algunas tienen que ver con los cam-
vo” en los equipos de salud mental, ya que la respon- bios en la demanda a la que nos hemos referido,
sabilidad que como médico se le exige debería per- como la “psiquiatría infanto-juvenil”, la “gerontopsi-
mitirle tener la suficiente capacidad de decisión sobre quiatría”, o la “psiquiatría de las adicciones”. Otras,
el paciente. en cambio, se relacionan con la necesidad de afian-
—Potenciar su papel en el diagnóstico, que es lo zar el papel de la psiquiatría en el campo de la medi-
que como psiquiatra sabe hacer mejor y le garantiza cina como la “psiquiatría de enlace e interconsulta”
un papel diferenciado respecto al resto de los profe- en la que los servicios del psiquiatra son requeridos
sionales con los que compite (Lieberman y Rush, por otros especialistas del sector general médico-qui-
1996). De esta manera la evaluación diagnóstica ini- rúrgico; la “medicina psiquiátrica”, que se ocuparía
cial de un “presunto” paciente derivado por el médi- del cuidado de los pacientes con trastornos combina-
co generalista debería ser realizada siempre por un dos médicos y psiquiátricos, de los que el psiquiatra
psiquiatra. sería el máximo responsable, por lo que requeriría

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EL FUTURO DE LA PSIQUIATRÍA

una mayor formación médica y utilizaría a otros es- rápida de consulta a nivel internacional. Asimismo
pecialistas como consultores (Houpt, 1989; Weiss- los ordenadores se presentan como un instrumento
man y Bashook, 1989); por último, otros autores de- muy útil en la formación, facilitando el manejo ruti-
fienden la creación de la “neuropsiquiatría” como nario de los datos del paciente, la aplicación más rá-
subespecialidad, que incluiría el manejo de pacientes pida de entrevistas diagnósticas estructuradas para
con trastornos neurológicos a los que se asocian im- facilitar el diagnóstico, así como el acceso a progra-
portantes alteraciones del comportamiento (enfer- mas informáticos interactivos de formación autodi-
medad de Parkinson, demencias, algunos tipos de dáctica en soportes como el CD-ROM (Robinowitz y
epilepsia, etc.). Yager, 1996).
En los próximos años pueden también emerger Por otro lado, y dada la tendencia generalizada a
otras nuevas ramas incluyendo aquellas ligadas a pa- la integración de las neurociencias y los aspectos psi-
tologías específicas (psiquiatría de los trastornos ali- cosociales que intervienen en los trastornos menta-
mentarios, esquizofrenia, trastornos afectivos, etc.), les, los programas de residencia deberían proporcio-
o a determinadas especialidades o técnicas (farma- nar una formación conjunta y adecuada sobre las
copsiquiatría, psiquiatría rehabilitadora, psiconeu- dimensiones biológica, psicológica y social de la psi-
roinmunología, psiquiatría forense, etc.). quiatría, lo que en este momento no parece ni mu-
cho menos logrado, a pesar de ser un aspecto crucial
para la supervivencia de nuestra especialidad ya que
IMPLICACIONES EN LA FORMACIÓN el psiquiatra, a diferencia de otros profesionales de la
salud mental o de otros especialistas médicos, es el
No cabe duda de que todos los aspectos apunta- único en cuya formación se contempla el tratamien-
dos hasta ahora exigen replantearse los programas to global y multidimensional del enfermo mental
de formación de los residentes de psiquiatría y ya (Stoline y Sharfstein, 1996).
los años 80 han sido en algunos países un período
de intensa revisión de la calidad de los mismos, so-
bre todo en cuanto a los criterios de selección y CONCLUSIONES
evaluación, así como los de acreditación de los cen-
tros. Se trata, como en la propia función del psi- Los desajustes en el ámbito de psiquiatría a los
quiatra, de una cuestión sujeta a distintas perspecti- que hemos ido haciendo referencia deben tender a
vas que se ofrecen paralelamente a los cambios que corregirse en el futuro. Por un lado la gestión, hasta
sufre nuestra especialidad. Así en 1986 se planteó ahora mayoritariamente objeto de designación en
en la Conferencia de Raleigh (Carolina del Norte, virtud de confianza y afinidad ideológica dentro del
USA), un nuevo modelo de formación que contenía sistema público, debería promocionarse como una
una primera fase de entrenamiento como “psiquia- carrera técnica diferenciada dentro de la salud men-
tra general” y otra fase de “subespecialización” en tal. Por otra parte los profesionales de la psiquiatría,
un total de 4 o 5 años de residencia (Kay y Tasman, a los que cada vez se les va a exigir una formación
1989; Taintor, 1989). Más recientemente, con los más completa y continuada, deberían tener la posibi-
incesantes avances en neurociencias, se propone lidad de promocionarse a través de concursos u otros
en cambio dedicar el primer año de residencia a la procedimientos con garantías de objetividad en la
formación en medicina interna y el segundo a la evaluación, a la vez que sus competencias deben ser
neurología, dejando los años posteriores a la psi- bien definidas, sin faltar el reconocimiento a su res-
quiatría propiamente dicha, e incluyendo un quinto ponsabilidad (debidamente diferenciada de la de
año opcional de subespecialización (Lieberman y otros profesionales que actúan en este campo) y las
Rush, 1996). Otros autores apuntan también a la adecuadas facilidades para su perfeccionamiento y
necesidad de incluir en el programa de residencia la desarrollo de una labor investigadora y docente, ane-
formación necesaria para que el psiquiatra se fami- ja a su papel asistencial.
liarice con las cuestiones relacionadas con la ade- Sería deseable, por otro lado, que la prevista inte-
cuada distribución de recursos y la contención del gración en la Comunidad Económica Europea, sea
gasto sanitario (Bourne, 1991; Robinowitz y Yager, capaz también de homologar nuestra profesión co-
1996). mo una rama más de la medicina. En este contexto,
Otro aspecto que debería figurar en los progra- el crecimiento de organizaciones profesionales fuer-
mas de entrenamiento del futuro se refiere a ense- tes (al estilo de la A.P.A. norteamericana o del Ro-
ñar a los residentes a integrar el nuevo conocimien- yal College inglés) apolíticas y con un auténtico in-
to científico, para lo cual los centros acreditados terés por mejorar y dar crédito y garantías a los que
deberían tener una dotación informática que permi- se titulen psiquiatras, será el interlocutor más fiable
tiera al residente acceder a la literatura científica, las tanto para los órganos ejecutivos del Estado, como
bases de datos y otras fuentes de información com- para los propios ciudadanos, cada vez más exigen-
putarizadas como Internet, para lograr un acceso di- tes y concienciados del papel de los profesionales
recto a las revistas científicas y una vía dinámica y sanitarios.

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TRATADO DE PSIQUIATRÍA

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