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Maquiavelo y la política actual

El principio de la sabiduría política


Nicolás Maquiavelo era un analista político y escritor de Florencia, Italia, por ahí del año 1500. En
sus obras trataba sobre la política como objeto y fin del hombre, y sobre los problemas de una
Italia fragmentada en estados gobernados por aristócratas o príncipes corruptos. Su pensamiento
realista lo hizo sugerir el crear un solo estado estable mediante la fuerza de las armas. Creía
necesaria una reforma política a cargo de un príncipe fuerte (su modelo era César Borgia) que
lograra la unidad de Italia como único medio para enfrentar a estados fuertes, como Alemania o
Francia, y no ser invadida periódicamente por ellos.

Preconizaba en sus escritos que en política el fin justifica los medios, y que en la lucha por el poder
lo importante es triunfar, por lo que la mentira, la astucia, la violencia y la compra de personas con
dinero estaban justificadas y daban mejor resultado que la verdad o el buen trato a los
ciudadanos. Mostraba que para imponerse en política se requería inevitablemente una conducta
que muchas veces iría contra la fe, la moral y la religión, y requería de una retórica de disimulo y
engaño eficaz. Los gobernantes deben guardar las apariencias, aunque salten constantemente
sobre ellas, decía.

Réplicas del pasado. ¿Que diferencia hay con la actitud de muchos de los políticos actuales?
Maquiavelo sabía que en el político no armonizaban la moral con la fuerza, la honestidad con la
corrupción y la decencia con la compra de conciencias. Él, a diferencia de los políticos de su época
y de muchos actuales, nunca se enriqueció y cuando perdió su empleo llevó pobreza a su familia.
"Suelen decir los hombres prudentes, y no por casualidad ni sin razón, que quién quiera ver lo que
ha de ocurrir debe considerar lo que ha ocurrido, porque todas las cosas del mundo, en cualquier
tiempo, tienen su justa réplica en el pasado... El ser humano es, pues, siempre el mismo y, en
consecuencia, también lo es la historia y la política".

Aunque es cierto que la historia muestra diferencias y que lo bueno y lo malo varían de país a país,
en realidad el mundo sigue siendo el mismo, ya que siempre han ocurrido problemas de
corrupción y escándalos en la política de los países a través de la historia. "El príncipe –decía– ha
de parecer, al que lo mira y escucha, todo clemencia, todo lealtad, todo integridad, todo
humanidad y, sobre todo, es fundamental aparentar el mayor respeto por la religión". Con esto
indicaba que el político era todo apariencias, ya que los hombres juzgan más por los ojos que por
los hechos o antecedentes. "No seáis escrupulosos con los nobles. Todos los hombres son creados
igual por Dios! ¡Desnudadlos y todos seréis iguales! Que se pongan ellos vuestros vestidos y
vosotros los suyos y pareceréis nobles y ellos plebeyos, lo único que establece la diferencia es el
dinero".
Consideraba que el hombre es el sujeto de la historia y, como de él dependía el curso de la política
de un estado, es lógico pensar que el conocimiento del ser humano y de sus pasiones y motivos
constituye el principio de la sabiduría política. Maquiavelo aparece como la encarnación del mal
por haber señalado con franqueza en sus escritos políticos toda la maldad, la corrupción y el
engaño de su época.

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