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UNIDAD 01. TEMA 02. ORIGEN DEL ESTADO MODERNO.

Origen histórico – jurídico de Estado moderno.

La condición de la historicidad de la vida humana y sus consecuencias políticas es relativamente


reciente. A veces, las diversas formas e instituciones se confunden entre sí, y además, algunas 1

nomenclaturas se utilizan en varios sentidos. Un ejemplo obvio es la Monarquía, que puede ser
una forma histórico – política, una forma política, una forma de gobierno o una forma de régimen.

En el caso de Occidente, las grandes formas históricas políticas son usualmente la polis griega, la
urbs romana, la civitas cristiana, y de acuerdo a lo que dice PIERRE MANET, la Nación. Ciertamente
sería discutible si se puede añadir al Estado como forma histórica – política una vez independizado
de la Nación, como parece ocurrir actualmente; o en todo caso poner al Estado en lugar de la
nación1.

El Estado evolucionó adoptando variadas formas o subformas a medida que concentraba más
poder, convirtiéndose en una necesidad para la sociedad; de ahí que Hobbes, presentándonos a su
Leviatán, sostenga: “ La inclinación general de toda la humanidad es el deseo perpetuo y sin
tregua de adquirir cada vez más poder, deseo que sólo cesa con la muerte”. El Estado se convirtió
en un instrumento del Gobierno, adquiriendo en sus inicios una forma histórica política; como la
polís griega, urbs o civitas romana, pero mucho más complejo, que se proyecta como un principio
organizador de la sociedad con todos sus elementos incluidos.

La aparición y evolución histórica del Estado, no es privativo de la Edad Moderna. Los clásicos
elementos del Estado: poder, pueblo y territorio, se presentaron en una u otra forma a lo largo de
la historia. Tal es el caso del poder, el cual se ejerció en un espacio territorial sobre un pueblo
consciente de su individualidad. Sin embargo, esto no nos lleva afirmar, que todas las formas
histórico política nos conduzcan a lo que actualmente percibimos como Estado.

Por ejemplo, los clanes, las tribus, etc, no constituyen organizaciones que puedan calificarse como
Estados. El elemento político, ordenador de la sociedad se hallaba presente, pero no goza de
estatalidad. GIORGIO DEL VECCHIO, sostiene que “los principales tipos históricos de Estado son el
oriental; el grupo o Estado – ciudad; el romano, el medieval o feudal y el moderno”2. Conforme a
BOREA ODRÍA3, cada uno de ellos “adquirió sus propias características (…) y aún dentro del Estado
moderno, en el cual vivimos, hay variantes dignas de estudiarse que ratifican el concepto glosado,
de ser esta organización producto de la cultura del ser humano. Sin embargo, hay autores que
entienden como Estado en su cabal acepción sólo al moderno, tal como lo conocemos desde el
Renacimiento”.

1NEGRO Dalmacio. Historia de las formas del Estado: Una Introducción. Madrid: El Buey mudo, 2010, p. 41.
2DEL VECCHIO. Giorgio. Teoría del Estado. Barcelona: Bosch, 1956, pp. 131,132.
3BOREAODRIA. Los Elementos del Estado Moderno. T. I. Lima: CELES, 1994, p. 111-112.
Así, independientemente de la concepción de
Estado moderno, no cabe duda, que a raíz de la
evolución de las formas históricas de Estado, si bien
habitualmente se suele ubicar dicho concepto en la
Edad Moderna (S. XV-S.XVI), esto no determina la
inexistencia, con anterioridad de formas de
organización políticas pre estatales en las cuales se
organizaron las principales civilizaciones antiguas de 2

occidente.

Dejando a tras la belleza del estudio de las formas


preestatales, tales como la polis griega, la civitas
romana y el sistema feudal de la Edad Media, unida a una organización política estamental.
Diversos fueron los factores que propiciaron la aparición del Estado Moderno y las monarquías
absolutas; lo cual origina una profunda transformación en todos los ámbitos; económicos, social,
cultural, científico y político. Los factores los podemos resumir en lo siguiente:

a) En el ámbito económico, del modo de producción feudal se pasa al capitalismo. El poder de los
señores feudales comienza a disminuir paulatinamente, lo que origina un ascenso en el poder
regio. Se produce el tránsito de una economía cerrada a una economía dineraria basada en el
comercio, los instrumentos financieros cobran valor y el aparato estatal goza de funcionarios a
sueldo. El Estado goza de un ejército mercenario y de una política exterior e interior nunca
antes vista.
b) En el ámbito social, la burguesía cobra fuerza y adquiere mayor relevancia en los ámbitos
económicos y culturales; este estamento de la edad moderna, se caracteriza por un lado, de
sus constantes alianzas con el rey, lo que favoreció lentamente y a la abolición de los poderes
intermedios imperantes en la etapa anterior.
Debemos incluir aquí que la decadencia del feudalismo fue lenta, en virtud de que incluso a
inicios de la edad moderna, se puede hacer referencia a la existencia de un feudalismo tardío.
El resurgimiento de las ciudades, el nacimiento de la burguesía y la caída del feudalismo fueron
factores determinantes para la instauración del Estado Moderno.
Los cambios políticos, económicos, sociales y culturales por sí mismos no pueden dar cuenta
completamente del proceso de consolidación de los estados nacionales, que comenzaron
constituyéndose en la Europa occidental entre los siglos XVI a XVIII. No obstante, las
transformaciones en el plano del poder fueron fundamentales: el pasaje del poder político
feudal disperso y relativamente limitado por la Iglesia y los señores feudales locales a un poder
centralizado en la figura del monarca. La concentración del poder de los reyes por encima de la
Iglesia, así como la pérdida de poder de los señores feudales locales a raíz de la desaparición
gradual de la servidumbre, permitió el surgimiento en el siglo XVII de los denominados Estados
absolutistas. La coerción pasó del ámbito del señorío feudal al plano “nacional”, creándose un
aparato reforzado de poder para controlar y reprimir a las masas campesinas. La nobleza
mantenía su dominio mientras “toleraba” o se adaptaba al surgimiento de un nuevo
antagonista, las burguesías comerciales de las ciudades medievales. Como bien señala Perry
Anderson, retomando el debate entre Maurice Dobb y Paul Sweezy, en el feudalismo el
desarrollo de las ciudades fue una característica tan central como la disolución del señorío,
descartando que se trate de un factor externo a la descomposición de la economía agraria.
c) En el ámbito cultural, el individualismo fomenta una concepción que da un nuevo sentido a la
sociedad: el hombre aparece como centro del Universo.
d) En el ámbito de la ciencia, son muchos los descubrimientos de la época, pero sin duda uno de
los más importantes fue la imprenta, canal de difusión de las ideas humanistas. A su vez,
tenemos la brújula; o la pólvora, que sin duda su uso contribuyó a la tecnificación de la lucha
armada.
e) En el ámbito político, son muchos y muy diversos factores que contribuyeron a esa
transformación del mundo. En este sentido, en la esfera de las ideas políticas el Humanismo,
cuya base no se encuentra ya en la Teología sino en una Filosofía natural, favorece ese nuevo
sentimiento hacia la igualdad sustancial de todos los súbditos, así como la libertad de 3

pensamiento. Por una parte, en la esfera de la realidad política, el Renacimiento supuso el


nacimiento de las Monarquías nacionales, al tiempo que se produce la concentración y
secularización del poder4.

HELLER, citado por NAVAS CASTILLO, da a conocer los elementos internos que conjuntamente con los
factores antes mencionados, propiciaron la aparición del Estado Moderno. Así el primero sostiene:
“la nueva palabra Estado designa certeramente una cosa totalmente nueva porque a partir del
Renacimiento y en el continente europeo, las poliarquías, que hasta entonces tenían un carácter
impreciso en lo territorial y cuya coherencia era floja e intermitente, se convierten en unidades de
poder continuas y recientemente organizadas, con su solo ejercito…, única y competente jerarquía
de funcionarios y un orden jurídico unitario imponiendo además a los súbditos el deber de
obediencia con carácter general”. Para HELLER, los elementos internos que configuraron el Estado
moderno se resumen en los siguientes5:

a) El nacimiento de ejércitos permanentes, al ser asumida por el Estado la garantía de la paz.


Ejércitos mercenarios cuyo sostenimiento corresponde, en consecuencia, al propio Estado.

b) La asunción, por parte del Estado, de la garantía de la paz, así como el ejercicio de un más
activa y costosa política interior y exterior, determina la necesidad de creación de una
Administración, cuya función primordial será sustentar financieramente el ejército
permanente, así como los gastos derivados de la creciente actividad estatal.
c) El nacimiento de la Administración burocrática, esto es, el Estado asume el monopolio de los
intereses generales, para cuya atención asumirá la técnica organizativa de los officia, una
técnica presente en el Imperio Romano y que fue adoptada por la Iglesia durante el sistema
feudal, de ahí que en ese momento, solo la Iglesia presentara una organización centralizada,
unitaria y jerarquizada. De este modo, se pretende la abolición de aquellos centros de poder
que se ejercían a título propio, para pasar a ser un cuerpo de funcionarios los que ejerzan, en
virtud de su cargo, las funciones que el Estado les asigna.

d) La unificación del orden jurídico será el último elemento que contribuirá al surgimiento del
Estado, pues, en sí mismos, implica el triunfo del principio territorial, tan fuertemente
vinculado a la formación de esta nueva forma de organización política denominada “Estado”.
Unificación, que es favorecida por la recepción del Derecho Romano, ya iniciada en el S. XII, y
su posterior divulgación. El Derecho Romano, completado con el Derecho regio, ofrece la
certeza normativa que exige la economía dineraria y mercantil, pues es el Estado el que asume
la función normativa, y al tiempo, el que deberá de velar por su cumplimiento.

4NAVAS CASTILLO. Antonia; NAVAS CASTILLO Florentina. El Estado Constitucional. Madrid: Ed. Dykinson, 2009, p. 48.
5Op. cit., p. 49
Teniendo en cuenta estos elementos de carácter general, en la formación del estado moderno, no
todos estos factores se dieron por igual. La aparición de las monarquías absolutas fue distinta en
los diversos estados; como Inglaterra, Francia y Alemania. La influencia de las iglesias nacionales,
trajo consigo, una idea secularizada del poder durante los siglos XV y XVI, pudiendo el Estado
edificar la Iglesia de acuerdo con su propio modelo. Y así, en los países que triunfa la Reforma, el
Rey se convierte en la cabeza visible de la Iglesia, ejemplo claro lo encontramos en la figura de
Enrique VIII en Inglaterra, en donde la Asamblea estamental o más propiamente el Parlamento
sobrevive. 4

El proceso de formación del Estado moderno, encuentra sus mejores exponentes en MAQUIAVELO,
HOBBES y BODINO. Fue precisamente, MAQUIAVELO (1469-1527) quien, por primera vez, utilizó el
término “Estado”, en su obra El Príncipe para denominar a esa nueva forma de organización
política, cuyo origen suele situarse a finales del siglo XV o principios del siglo XVI.

Lo importante en MAQUIAVELO, es la idea de la separación entre lo político respecto de lo moral; y


es propició: “la consideración instrumental de la política, y con ella, el desarrollo, por parte de los
Estados absolutos, de una “política de poder” al margen de las valoraciones legitimadoras del
poder de carácter ético o religioso propias de las Edad Media”6. Sin embargo, debemos aclarar,
que si bien es cierto MAQUIAVELO mantiene una concepción autónoma de la política esto, no debe
interpretarse como la negación de toda moralidad. Para MAQUIAVELO la religión cumple un papel
importante en el mantenimiento del poder del Príncipe. De ahí que el Príncipe ideal, deba utilizar
las creencias religiosas en su propio provecho, dirigiéndolas hacia el logro de su obediencia. La
religión se concibe como uno de los instrumentos de legitimación del poder del Príncipe.

No hay duda que MAQUIAVELO es un gran iniciador en la definición de los caracteres que van
configurar el Estado moderno; con su
autonomía del poder político MAQUIAVELO nos adentra
a la secularización del mismo; a la concentración y
unidad del poder político; absolutismo monárquico
como forma de gobierno; sin olvidar la clasificación
que hace de los Estados en Principados y
Repúblicas; legitimidad del poder como atributo de
la soberanía, etc. En suma, la obra de Maquiavelo
supone una automatización de la política y un
análisis de las técnicas de poder, todo ello, desde
la perspectiva del Estado como realidad política
suprema.

THOMAS HOBBES (1588-1679) considera que el


hombre, está por naturaleza, en estado de guerra
permanente con los demás. Carece de seguridad
física y tiene miedo. La fuerza es la ley de la
humanidad y vivir esta en habitar un estado de
guerra. Afirma que los hombres pactan un contrato por el que renuncian a sus respectivos poderes
y se los atribuyen todos a un tercero. Este tercero es una persona que representa a todos: el poder
soberano o Estado. Se pasa así del estado de naturaleza, o reino de la necesidad y de la guerra, al

6Op. cit., p. 49
estado civil o político, donde las leyes establecidas son
siempre justas, pues otorgan la seguridad buscada.

La sociedad civil es un hombre o persona artificial que


quiere y actúa por todos y cada uno de sus miembros.
Este artificio, calculado y construido con la precisión de
una máquina perfecta, es el Leviatán, nombre de un
monstruo bíblico que simboliza el “Dios mortal” que 5

asegura la paz. Las leyes obligan por el mero hecho de


dictarlas el Estado. HOBBES a partir de su teoría busca
justificar el poder hegemónico o supremo en una
comunidad social. Así, MAQUIAVELO “inventó” un creador
del Estado. BODINO “inventó” el mecanismo que lo
mueve, que es la soberanía. HOBBES “inventa” la razón de
que se mueva lo cual consiste en la creencia de los
hombres, muertos de miedo, de que es necesario aceptar
la obligación de obedecer a quien les asegura la vida. El
Estado tiene autoritas, tiene derecho a ser obedecido en
todo7.

La idea de HOBBES del “pacto” entre los hombres, es una historia o más una ficción, que trata de
justificar la existencia del Estado; el hombre la necesita para ser libre y es ahí en donde se sostiene
que el Estado es una creación humana, pero es una creación útil, eficaz y operativa. HOBBES es “un
escéptico y un realista, pues acepta que toda la vida social reposa sobre una convención, sobre un
valor convenido. Pero ese convenio es la única forma desesperada de abrigar alguna esperanza
sobre la propia seguridad futura8. Así, HOBBES construyó, por tanto, el contrato social, como un
contrato en favor de tercero: los ciudadanos se obligan mutuamente a renunciar, sin condiciones a
sus derechos y transferirlos al Estado (Leviatán). El Estado se configura como la “persona”
favorecida por el contrato, pero no es parte de él y lo puede por tanto, violar.

Esa es la razón, por la cual HOBBES, sostenga que el Estado es necesariamente uno de carácter
absoluto que no exige la forma monárquica, pues para él, es indistinto quien asuma el poder, ya
que, lo realmente determinante es que, ese poder sea soberano y represente a todos, lo cual es
viable tanto en una Monarquía como en una República.

HOBBES explica: “Autorizo y transfiero a este hombre o asamblea de hombres, mi derecho a


gobernarse así mismo, con la condición de que vosotros transferiréis a él vuestro derecho y
autorizaréis todos sus actos de la misma manera”. Partiendo de esto, sólo el poder absoluto del
soberano puede elaborar la ley, pues sólo él otorga a las leyes su fuerza, sin que se vea sometido a
ellas. Por esta razón, el Derecho positivo no se puede ver interferido por el Derecho divino, ni por
el natural, ni siquiera por las costumbres, ni, incluso, por el derecho de propiedad9.

BODINO (1530-1596), acoge la Teoría del Derecho Divino de los Reyes, amparando la soberanía
absoluta, aunque con enfoque distinto al de HOBBES y MAQUIAVELO. BODINO, con otros más10,

7 Vid. GONZALES CASANOVA. Teoría del Estado y Derecho Constitucional. Barcelona: Ed. Vicens Vives, 1987, p. 95.
8Ibidem
9 NAVAS CASTILLO. Antonia; NAVAS CASTILLO Florentina., op. cit.,p. 55
10Entre ellos encontramos a FilmeryBousset.
partían de que lo esencial era la existencia de un poder soberano, sea Príncipe o Asamblea,
proclamaban la defensa de la soberanía absoluta únicamente del Rey; ésta teoría política,
encuentra su máxima culminación a finales del S. XVII y comienzos del S. XVIII.

Para BODINO, dentro del contexto histórico de su época11, tenía al Rey como representante de Dios
en la tierra, y por ende él era el único capaz de dar ley positiva. EL Rey se situaba por encima de
ella y no se verá sometido a la misma; no hay derecho de resistencia ciudadana contra lo
establecido por el monarca, incluso cuando éste cae en tiranía. Sin embargo, lo importante en 6

BODINO, es que contradictoriamente establece en su obra “Los seis libros de la República”, límites
al poder absoluto del Rey entre las que se encontraban la ley divina y la ley natural.

Se puede afirmar, entonces, que dependiendo del contexto y de los factores de los que se partan,
el pensamiento de los teóricos políticos del Estado moderno, cualquiera que sea el método que
utilicen para la construcción de su pensamiento, o de los fines que cada uno de ellos se proponga,
tienen por objeto el estudio del Estado, esto es, el Derecho en ese momento no es más que el
Derecho relativo al Estado12.

Es indudable, de lo mencionado hasta aquí, que comprender el proceso histórico del Estado
Moderno, no es simple. Lo explicado es un punto de partida para llegar a las construcciones
doctrinales de lo que fue el primer paso para lo que es hoy Estado: el denominado Estado liberal;
el cual posee connotaciones que hasta hoy en día se han venido manteniendo, y que se evidencian
en el denominado Estado Constitucional de Derecho.

11 El orden político tradicional francés se encontraba en riesgo y resquebrajado, la estructura feudal disuelta y padecía
de conflictos civiles. También se encontraban los conflictos religiosos, cuya manifestación no es otra cosa que la nueva
rebelión contra el Estado a causa de la Reforma.
12Vid. NAVAS CASTILLO. Antonia; NAVAS CASTILLO Florentina., op. cit.,p. 59

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