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La política como vocación – Max Weber

El autor empieza su obra explicando que es para él la política, dejando claro que puede
abarcar muchos conceptos dependiendo del contexto del que se refiera, pero en este caso
quiere referirse a la política como la influencia en la dirección de un Estado.

Hace énfasis en que aquello que es denominado político o políticamente impuesto, se


subordina de las convicciones que se otorgan en un poder del Estado, y que este desde
sus principios ha estado ligado a la violencia, el ser este un enlace de dominio de individuos
sobre individuos o un incesante sentimiento de gozar del poder o prestigio que este otorga,
es allí donde se evidencia la violencia legítima con la que esta enlazada.

Existen tres tipos de legitimaciones por medio de a violencia que se ve en el poder de un


Estado, la primera es el modelo de respeto que por costumbre sigue el individuo, la segunda
la autoridad de la gracia, cualidades que hacen que un individuo impresione, la tercera hace
referencia a lo que ya está políticamente establecido por lo tanto se hace legal. Se hace
evidente teniendo en cuenta el segundo tipo de legitimación, que por el carisma se puede
encontrar la verdadera vocación de política, en el que los ciudadanos se encuentras ligados
con el líder que mayor confianza o afinidad les genera.

El autor explica que la asociación del Estado moderno, se rige de un poderío de monopolizar
ligada con la violencia física que ya se encuentra legitima dentro de lo que se considera
legal, así expropiando los medios materiales que concebían los funcionarios estamentales,
suplantándolo con el poder que confieren el dirigente de mayor rango.

Luego de que se viera reflejado en todo el mundo la apropiación de parte del dirigente de
los medios materiales, se empezaron a evidenciar un grupo de personas, que el autor se
refiere a ellos como políticos profesionales, que no querían apropiarse del papel de los
carismáticos de sus dirigentes, sino estar al servicio y disposición de este. Unos con el
pensamiento de profesionales como un medio de ganarse la vida, otros lo tomaron como el
propósito, su prototipo de vida. “Hay dos formas de hacer de la política una profesión o se
vive «para» la política o se vive «de» la política.” Así que para el autor la actividad política
se tiene que llevar de forma profesional, ética, constante y con pasión.
Posteriormente, el autor hace una distinción en la palabra demagogo, refiriéndose a este
como la distinción de la figura suprema de jefe político en Occidente. Está en la actualidad
está muy relacionado con los papeles tanto del publicista político como del comunicador
social por su ejercicio del discurso continuo, y da crédito a que el trabajo de los periodistas,
es desafiante si quiere generar impacto y que lleva un gran espíritu de ímpetu. Pero también
objeta que, aunque el periodismo requiere de mucho dialecto para con sus oyentes como
lo tiene que hacer un dirigente para llegar al pueblo, no es la mejor manera de llegar a la
política, y menos en un partido de tipo burgués, pero a comparación de un capitalista situado
en la prensa las oportunidades son mayores.

Y reitera en su idea de que, para ser político, la mejor forma es enfocarse en esta
profesionalmente, mas no tratar de alcanzarla por otro camino, que, aunque parecida no
circula dentro de las exigencias o aspectos que considera el autor debe tener un político,
como lo son: La pasión, sentido de la responsabilidad y la mesura. Cuando se refiere a
pasión es a la entrega apasionada y positivista a una causa, y hace de esa causa su sentido
de responsabilidad, de que se genere su ideal, pero para que se llegue a la consolidación
de la causa, con esa responsabilidad a la que se entrega a esta, se debe tener mesura, el
tener tranquilidad y contención frente al mismo sistema ya mencionado, pero plantea el
problema de como unir, y que ejerza apasionadamente una causa en común, pero sin
perder los estribos y la tranquilidad frente a la realización de la misma, “El «no saber guardar
distancias» es uno de los pecados mortales de todo político y una de esas cualidades cuyo
olvido condenará a la impotencia política a nuestra actual generación de intelectuales.” . Y
explica que solo el habito del distanciamiento frente a las causas es lo que genera que el
político mesure la pasión y alma que debe de caracterizarlo.

Así que la fuerza de su personalidad es lo que tiene que distinguirse frente a todas las
características ya mencionadas, tener cuidado y mucho sigilo frente a lo que la vanidad
respecta ya que este es uno de los puntos que más influye en las acciones de un político.

En conclusión, Weber, expone que el papel de un político no es para cualquier persona que
crea tener la vocación de acarrear todo lo que conlleva tener esta profesión, que la política
es una ardua lucha, contra precedentes que requieren que este mantenga su postura de
mesura, responsabilidad y pasión, que tenga la suficiente voluntad y persistencia frente a
los sucesos que no dan cabida de continuidad. Que solo quien es capaz de encontrar un
trasfondo a la adversidad es quien de verdad tiene verdaderamente la vocación para la
política.

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