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La traducción al francés fue realizada por Jean Marie Robine en 1983 con la
amable autorización de Isadore From y de Joe Wysong, director de Gestalt Journal
(New York).
Edward Rosenfeld:
Isadore From:
Llegué a Nueva York en 1945. Me inscribí en la "New School for Social Research"
para estudiar con los filósofos Leo Strauss y William Troy; había conocido sus
trabajos cuando estuve en California. Al cabo de un año se hizo evidente que
necesitaba psicoterapia. Pienso sin embargo que, en aquella época,
probablemente no hablábamos de psicoterapia sino de psicoanálisis. Por tanto
busqué un psicoanalista pero, por problemas de dinero, no conseguí encontrar a
ninguno que aceptara verme más de una vez al mes, visto el dinero del que
disponía.
ER:
IF:
Sí, ¡pero los alquileres en Park Avenue no eran tan caros en aquella época!
ER:
IF:
¡Sí! Recuerdo haber visitado a numerosos psicoanalistas. Creo que los nombres
me los dio Gardner Murphy.
ER:
IF:
Sí. Daba una clase sobre "la personalidad". Durante mi búsqueda por fin
contactaba con un psicólogo que reconocía conmigo que yo necesitaba
psicoterapia, ¡y rápido! Me habló de un hombre que acaba de llegar al país y que
probablemente tenía necesidad de pacientes y me dirigió a él. Este hombre era
Frederick Perls que, en esta época, vivía por la Calle 80 Este, en un apartamento
humilde frente al restaurante Ruppert. Era un medio totalmente diferente del que
yo había podido encontrar a lo largo de mi búsqueda, pero ni el lugar, ni la forma
en la que él vestía, me desagradaron.
ER:
IF:
ER:
¡En absoluto! Había recibido clases de fenomenología durante un año. Había leído
un poco a Husserl. En esta época había pocas obras de él disponibles en inglés y
yo no leía suficientemente bien el alemán como para abordar las otras obras.
Había leído algunos textos de Husserl, pero no podía decir que fuera competente
en este tema. Pero lo que yo no sabía era que sabía más que Perls... ¡aunque él
también lo ignoraba! Sólo más tarde me resultaron evidentes las razones de su
interés.
ER:
¿Por qué?
IF:
Pues bien, porque si lo que más tarde llegó a ser la terapia Gestalt tiene alguna
orientación filosófica, desde luego hay que buscarla en Husserl y el
existencialismo (que es en cierta forma un derivado de su obra).
ER:
¿Es decir que la situación cambió cuando Perls oyó la palabra fenomenología?
IF:
Sí. Me tendí sobre el diván. Me pidió que describiera todo lo que experimentaba,
pero que empezara cada frase con las palabras: "aquí y ahora". Es lo único que
me sorprendió. Todo lo demás coincidía con la idea que yo tenía del psicoanálisis.
Se sentó detrás de mí, así que no lo veía mientras estaba tumbado en el diván.
ER:
IF:
Tengo pocos recuerdos. Él debía hablar un poco, pero salvo dos episodios
particulares no recuerdo lo que me decía.
ER:
IF:
Bien, una vez me preguntó si había llegado a tener fantasmas sexuales con él; de
alguna manera esto me sobresaltó. Me levanté del diván, me di media vuelta, le
miré y le dije: "¡No! ¡Usted es, con mucho, demasiado viejo y demasiado feo!" Y él
dijo: "¡Bien, bien!"
La segunda vez yo le estaba contando algo que, pensaba yo, habría chocado a
cualquiera. Él no dijo nada. Esto me enfadó. Yo añadí detalles aún más chocantes
y él no dijo nada. Entonces, de la rabia, le lancé un cenicero y fallé. Él dijo: "¡Bien,
bien bien!" Cuando lo vuelvo a pensar, creo que debió decir "bien" porque había
fallado. Estos son los únicos recuerdos que tengo de lo que él pudo haberme
dicho durante las sesiones de terapia. ¡Pero de esto aún me acuerdo!
ER:
IF:
ER:
IF:
Un año y medio.
ER:
IF:
Él me remitió a Laura Perls, su mujer, que debía haber llegado hacía poco a los
Estados Unidos. Me hizo comprender claramente que tenía que trabajar con ella.
Yo no sabía...
ER:
IF:
Sí, dos veces por semana. Pagaba lo mismo que antes, es decir, muy poco.
ER:
¿Su forma de llevar una terapia era muy diferente de la de Frederick Perls?
IF:
Sí. Yo me tumbaba sobre un diván estrecho y ella se sentaba frente a mí. Además
ella hacía muy a menudo referencia a mi respiración, lo que me parecía poco
habitual, tanto a mí como a otros amigos con los que pude hablar.
ER:
Cuando usted trabajó con Frederick Perls al principio, nos ha dicho que le pidió
que comenzara cada frase con "aquí y ahora".
IF:
Sí.
ER:
IF:
ER:
IF:
Me parece que sí, pero de forma menos concreta. Recuerdo que ella me daba
mucho apoyo y que estaba en contacto directo conmigo, lo que en aquella época
me fue de mucha ayuda.
ER:
IF:
Yo me sentía mucho mejor que al principio y decidí terminar mi terapia. El único
medio que encontré en aquel momento fue marcharme a Europa, a donde siempre
había querido ir. Seguía sin tener mucho dinero, pero le dije a Laura que iba a
partir hacia Europa y eso le gustó. Es así como terminé mi terapia. Me fui a
Europa y me quedé un año y medio.
ER:
IF:
Hasta donde recuerdo, mi primer verdadero contacto social con ellos tuvo lugar
con ocasión de una comida del Día de Acción de Gracias.
ER:
IF:
Sí. Perls me estuvo contando que había ido a California y que había ido a ver a mi
hermano gemelo, que vivía allí. Éste no era verdaderamente un comportamiento
característico de un terapeuta, incluso quizá podía no ser ético ir a visitar así a la
familia de un paciente. Mi hermano gemelo le había introducido dentro de un
grupo de jóvenes psicólogos de Los Ángeles. Después de hablar con ellos, Perls
decidió instalarse en California. Allí ya se había constituído una pequeña clientela
de gente que quería emprender una terapia con él. Después de hablarme de esto
llevó la conversación hacia mis proyectos, lo que había sido siempre un tema
central (y no resuelto) de mi terapia. Y yo dije: "¡No lo sé!" Hasta donde recuerdo,
los dos dijeron: "¿Y qué otra cosa puede hacer usted?" Y Frederick Perls me dijo
que, evidentemente, tenía que hacerme terapeuta, que él tenía dos pacientes para
mí en California, y que no tenía más que irme con él.
ER:
¿Hasta entonces usted no había pensado nunca que podía ser psicoterapeuta,
psicoanalista o algo así?
IF:
No. Como todo intelectual de la época yo debía haber leído casi todo Freud,
también a Reich y sin duda un poco menos de Jung. Yo conocía al menos el
vocabulario. Pero no se me había ocurrido que me pudiera apetecer ser, o que
pudiera ser psicoterapeuta.
ER:
IF:
Me pareció que no tenía opción. Por supuesto que acepté. Pero a decir verdad,
¿qué otra cosa podía hacer? Él se fue y yo me uní a él poco después.
Compartimos nuestros despachos en su apartamento, cerca del Boulevard
Hollywood.
ER:
IF:
Me quedé más o menos dos años. Perls no había obtenido el éxito que esperaba.
Aunque ciertamente había desarrollado una práctica apropiada, dejó California al
cabo de un año. Yo recogí todos sus pacientes, o casi, y me quedé un año más.
Fue la época en la que Terapia Gestalt iba a ser publicado. Recuerdo que el
manuscrito había sido enviado a California y que yo examiné en particular lo que
acabó siendo la primera parte, la de Hefferline. Estaba muy descontento. Me
parecía muy evangélico y nada interesante.
Como usted sabe, Ed, la primera parte debía ser en origen la segunda, pero por
razones de edición hacía falta poner de relieve, por así decir, algunos de los
maravillosos resultados obtenidos en sus experiencias. Yo pregunté si no
podríamos igualmente presentar algunos resultados que no fueran tan
maravillosos. Pero cuando el manuscrito fue devuelto a Hefferline él rehusó
aportar modificaciones, así que fue publicado tal y como lo había escrito.
ER:
IF:
Sí, la había visto también y no me ofrecía ningún problema. También sabía que
había sido escrita por Paul Goodman.
ER:
IF:
Sí, había conocido a Paul Goodman incluso antes de conocer a Perls. Teníamos
amigos comunes desde finales de los años 30. Yo lo conocí por primera vez en la
Universidad de Chicago, creo que al final de los años 30. Lo conocí por mediación
de un amigo, David Sachs, que era de Chicago y que ahora enseña Filosofía en la
Johns Hopkins. Yo lo conocía ya antes de mi llegada a Nueva York en 1945.
ER:
IF:
Oh, sí. ¡Yo seguía este tema totalmente! Sabía que Perls tenía un manuscrito un
poco descuidado, no muy largo (recuerdo vagamente haberlo leído), y que él
buscaba a alguien para escribirlo en un inglés correcto. ¡Era algo que pasaba a
menudo con sus manuscritos! No recuerdo exactamente cómo Paul Goodman se
vio comprometido en esta historia. Lo que sé es que Paul Goodman era
desesperadamente pobre, como lo fue prácticamente toda su vida. Si fue Perls
quien se lo pidió o no, no lo sé. Pero de todas formas, él retomó el manuscrito y a
lo largo de su reescritura se dio cuenta de que necesitaba más sustancia. Él
escribió lo que acabó siendo la segunda parte. Recuerdo que sus honorarios por
este trabajo fueron de 500$.
ER:
IF:
ER:
ER:
¿Cómo llegó a ser usted terapeuta? ¿Recibió formación por parte de Perls cuando
estuvo usted en California o tan solo fue empujado a una habitación con un
paciente?
IF:
ER:
IF:
Me dijo que empezara. Uno de los pacientes que él me reservaba era alguien que
le era muy cercano. Esto, creo yo, era una prueba evidente de que tenía confianza
en mí. Además... habíamos tenido un grupo, un grupo de formación, en California,
que estaba esencialmente constituído por mujeres de clase media o superior. Yo
tenía un rol en este grupo, el de charlatán: Perls interrogaba a alguien sobre su
experiencia, después me interrogaba a mí y yo debía responder siempre en
términos de "aquí y ahora"... ¡lo cual hacía con una competencia que, creo yo,
ciertos de mis estudiantes de hoy en dia podrían envidiarme! Entonces, Perls
resplandecía de satisfacción hacia mí y todas estas mujeres tomaban consciencia
de que "¡Oh, entonces es así como se supone que debemos hacer!" (Recuerdo
que Perls tenía diagramas sobre el proceso de formación de gestalten.) Yo
comencé a poner cada vez más el acento en el "aquí y ahora" en mi práctica. ¡Fue
un aprendizaje que sólo tenía un vago parecido con un aprendizaje!
ER:
Cuando usted empezó a hacer terapia, ¿era aún fiel a la práctica psicoanalítica
que Perls había usado con usted? ¿Hacía tumbarse a la gente sobre el diván o
estaba cara a ellos como Laura había hecho con usted?
IF:
Eh... la mayoría se tumbaban en el diván, sobre un diván, pero yo les daba la cara.
Podría decir que mi estilo estaba más influído por Laura que por Frederick. Los
honorarios que pedía eran de 2$ por sesión, así no tenía demasiado la impresión
de engañarlos. Antes incluso de que Perls se fuera mi práctica ya había
progresado a partir de los dos pacientes con los que había arrancado.
ER:
IF:
ER:
IF:
ER:
Eh... Perls se había ido un año antes y yo había retomado su clientela. Pero es
difícil de decir. No me gusta California. Había trabajado durante más de dos años
y quería volver a Europa. Así, con los casi 1000$ que había ahorrado volví a
Europa durante un año. Cuando estuve en Inglaterra busqué, a petición de Perls,
a un cierto psicólogo y a un especialista en enfermedades urogenitales que habían
leído Terapia Gestalt y que deseaban formarse. También me quedé en Londres 5
o 6 meses.
ER:
IF:
ER:
IF:
Sí.
ER:
IF:
ER:
IF:
Voy a intentar recordarlo. Estábamos Paul Weisz, Paul Goodman, Elliot Shapiro,
Frederich Perls, Laura Perls, yo mismo, y quizá Sylvester ("Buck") Eastman. ¡Eso
debía ser!
ER:
IF:
Sí. Pero ¿sabe usted?, ¡para mí es difícil decir las cosas de esta forma! Por lo que
yo recuerdo, no había discusiones para definir la terapia Gestalt. Al principio,
simplemente había, creo, encuentros de grupo. Era Goodman, probablemente, el
más activo. Había discusiones, pero es verdad que no puedo recordar un debate
sobre el tema "qué es la terapia gestalt". Había frecuentes intercambios,
diferencias; yo no diría que conflictos, pero sí diferencias. Sin embargo lo
importante, y lo tengo que subrayar, es que nadie era considerado el Papa.
Ninguno de ellos, ni Frederich Perls, ni Laura Perls...
ER:
IF:
Ni Paul Goodman, ni Paul Weisz, ni yo mismo, ¡ni nadie! Pienso realmente que yo
era el menos cualificado. Pero nos considerábamos los unos a los otros como
iguales.
ER:
IF:
ER:
IF:
Poco después. Recuerdo que dos o tres psicólogos vinieron a Nueva York. Habían
oído hablar de nuestro así llamado Instituto y vinieron. Volvieron a Cleveland,
reunieron a cinco o seis psicólogos clínicos más y le pidieron a Perls que fuera allí.
¡Éste fue el primer viaje de esta clase! Él fue. Dos o tres meses más tarde, creo
que fue la segunda vez, habían reunido unas pocas personas más y fue entonces
cuando Paul Weisz y yo le acompañamos.
Por otro lado, lo que observé durante la segunda visita es que las dificultades que
habían emergido durante la primera ¡estaban pura y simplemente repetidas bajo
una forma exagerada! Además las diferencias entre las personas estaban, en
cierta manera, reforzadas por lo que habíamos hecho. Con una cierta ira, durante
una comida (Paul Weisz también estaba), le dije a Perls que eso que hacíamos
era completamente irresponsable y que si queríamos pretender enseñar la terapia
Gestalt o impartir formación, hacía falta ofrecer a estas personas la posibilidad de
encontrarse regularmente con un terapeuta, y no sólamente trabajar sobre la base
de lo que pasaba allí, ahora. Perls me dijo que estaba de acuerdo conmigo
verdaderamente y me dijo que entonces yo tendría que ir allí con regularidad.
ER:
¿Es entonces de esta forma como él decidió que usted debía ser el formador
regular del Instituto de Cleveland?
IF:
Sí. Después informó a esta gente de que yo iría regularmente. Esto me hizo
sentirme incómodo. En primer lugar, la mayor parte de estas personas, incluso
todas, eran psicólogos muy bien formados. ¿Por qué me iban a aceptar a mí, que
tenía un background tan diferente al de ellos, tan solo por la demanda de Perls?
Sin embargo esto fue lo que pasó. Aunque yo precisé claramente que nosotros lo
consideraríamos un ensayo. Duró 5 años, dos veces al mes, y 5 años más, una
vez al mes, y al menos una o dos veces al año después de entonces.
ER:
¡Es mucho!
IF:
En ese proceso aprendí mucho.
ER:
IF:
ER:
IF:
ER:
¿Por qué, bajo su punto de vista, nadie más ha hecho ningún trabajo teórico
importante después de la publicación de Terapia Gestalt? ¿Por qué no ha
intentado nadie ampliar el trabajo de Paul Goodman?
IF:
ER:
IF:
Los peligros se han cumplido, hasta un cierto punto. Durante los últimos diez años
hemos visto imitadores sin ninguna competencia, imitadores que son sobre todo,
creo yo, del Perls de los últimos años. No son suficientemente críticos sobre ellos
mismos o sobre los otros. Si no son conscientes de esto se arriesgan a abandonar
una de las bases de la terapia Gestalt, a saber, que nuestros pacientes no están
ahí para introyectarnos.
ER:
¿En qué es esto diferente de las otras psicoterapias y, entre otras, del
psicoanálisis?
IF:
ER:
¿Su teoría general de la agresividad dental?...
IF:
¡Sí! Este insight, por sí mismo, abría una puerta y hacía necesaria una nueva
terapia. Es también porque lo que puede usted comprender que un libro de terapia
Gestalt que tenga riesgo de ser introyectado es una violación de la terapia Gestalt.
ER:
De lo que me doy cuenta es de que la mayor parte de lo que vemos ahora y que
llamamos terapia Gestalt es más una demostración que una terapia.
IF:
Sí, es lo que hizo Perls los últimos años de su vida: daba demostraciones,
pequeñas fotos de la terapia Gestalt. No hacía terapia Gestalt: ¡no se puede hacer
terapia en 15 o 20 minutos!
ER:
Piensa entonces que hay una diferencia fundamental, cuando él trabajaba bajo
esta forma breve.
IF:
ER:
Acaba usted de decir que considera que ciertas de las bases contenidas en Yo,
hambre y agresión, que llegaron más tarde a ser la terapia Gestalt, venían (y es
cierto) de Freud. Usted también ha mencionado la fenomenología, el
existencialismo, los trabajos de Reich y de Rank. Creo que las influencias de
Reich y, en todo caso de Freud, se han descrito en diferentes estudios. Me
pregunto si podría usted hacer algunos comentarios sobre la contribución de Otto
Rank.
IF:
Sí. Paul Goodman reconoció que, directa o indirectamente, Perls había sido
influído por Rank. Cuando Perls estuvo en Europa, Rank no era desconocido. Sus
diferencias con Freud eran conocidas. Yo supe más tarde que Otto Rank había
sido el primero en utilizar la expresión "aquí y ahora". Él fue el primero en poner en
evidencia que centrarse sobre el presente podía ser verdaderamente muy útil. No
pudo ampliar esta idea tanto como pudo hacerlo Perls, pero ciertamente pensó en
ello. Otto Rank fue también el primero, yo lo he sabido más tarde, en sugerir lo
que Perls redescubrió después. (Perls tenía el talento de descubrir lo que ya había
descubierto, una y otra vez. Y no mentía: para él siempre era un nuevo
descubrimiento, formulado con alguna ligera diferencia.) Fue Otto Rank quien
sugirió que sería útil considerar cada elemento de un sueño como una proyección.
Eso que Perls, creo que más tarde, enunció como su descubrimiento. Y de nuevo
estoy convencido de que es así como lo vivió. La influencia de Rank sobre
Goodman es evidente en el texto de Terapia Gestalt.
ER:
IF:
Sí. Y lo hace con casi tanta felicidad como cuando se refiere a La interpretación de
los sueños. Goodman había leído todo lo que estaba disponible de Rank; no había
mucho, pero había leído con gran atención El arte y el artista, ¡libro que yo he
encontrado siempre difícil de terminar!
ER:
¡Yo también!
IF:
Pero que tocó mucho a Goodman. No fue nada inoportuno llevarlo a primer plano
para escribir Terapia Gestalt.
ER:
Usted tiene una forma de trabajar los sueños que, por lo que he comprendido,
difiere significativamente de la aproximación freudiana y simbólica del sueño, así
como de la que yo llamaría aproximación perlsiana y existencial de los sueños. Me
pregunto si podría usted resumir brevemente la forma en la que trabaja los
sueños. ¿Qué importancia les concede usted en terapia?
IF:
¿Sabe usted?, yo no me siento muy cómodo con el término "existencial". Puedo
suponer que la forma en que me sirvo yo de los sueños es tan existencial como la
de Perls. No reivindicaría este término para mi forma de utilizar los sueños: es un
término de difícil uso para los tiempos que corren. No se trata de un enfoque
diferente, sino complementario.
Lo que Perls parecía sugerir era que la mejor manera (y quizá incluso la única) de
abordar los sueños consistía en considerar todos los elementos del sueño como
proyecciones. En la terapia, se trataba de descubrir las proyecciones para trabajar
en asimilarlas utilizando esencialmente la silla vacía: el paciente intentaba
convertirse en la parte del sueño que el terapeuta seleccionaba, en tanto que
proyección importante contenida en el sueño. Yo no estoy en desacuerdo con esto
pero pienso verdaderamente que suele ser insuficiente. A mi modo de ver, lo que
yo añado es esto: ¿qué ocurre si consideramos el sueño como una retroflexión?
Una retroflexión "inconsciente" es, por supuesto, una perturbación importante de
las fronteras-contacto, perturbación que siempre ha sido de gran interés,
particulamente en terapia Gestalt. Pero no tiene nada particularmente nuevo
respecto a lo que Perls pudo decir sobre los sueños. No estoy seguro, por otra
parte, de que haya nada nuevo en lo que digo. Otto Rank había hecho la misma
sugerencia respecto a los sueños algunos años antes. Aunque es verdad que esto
se había descuidado durante mucho tiempo hasta que Perls habló de ello.
ER:
IF:
Es lo mismo para los de la noche siguiente.
ER:
Bien. Usted dice que el sueño es algo que el paciente va a hablar con el terapeuta,
y puedo imaginar que el paciente se acuerda del sueño de la noche que precede a
la sesión y lo aporta al dia siguiente como parte integrante de la terapia. Lo que no
me queda claro es lo que concierne al sueño de la noche que sigue a la sesión,
porque han podido pasar una semana o varios días. Entiendo que podría tratarse
de una retroflexión, pero me pregunto si ese sueño ha sido soñado de forma
significativa para contarselo al terapeuta, o se cuenta por contar.
IF:
Pienso que uno puede descubrir, si se centra en esto cuando trabaja con el sueño
que sigue a la sesión, que el paciente va a repetir algo significativo en alguna
parte del sueño. Por ejemplo, la palabra "loco" puede aparecer con fuerza en el
sueño que sigue a la sesión; el terapeuta puede entonces decir al paciente:
"¿cómo fui yo loco durante nuestra última sesión?"
Frecuentemente el paciente puede, con alguna dificultad, señalar alguna cosa que
ha hecho o dicho el terapeuta y que habría sido incapaz de decir durante la
sesión. Estas perturbaciones interfieren a menudo con la terapia si no son dichas
(en este caso concreto: la crítica del terapeuta por el paciente). Durante el sueño,
esencialmente, el paciente se vuelve a decir las cosas a sí mismo. Pero yo
presumo que el hecho de que lo haga en el sueño sugiere que está dispuesto a
deshacer esta retroflexión y que es capaz de criticar abiertamente al terapeuta (es
decir, diferenciarse) durante la sesión. Él no sabe, no más que el terapeuta, que
tiene este material. ¿Esta respuesta le aclara algo?
ER:
Completamente.
IF:
No me refiero solamente al sueño de la noche que sigue a la sesión o al de la
noche que la precede, pero pienso que estos son a menudo los más concluyentes.
Habitualmente, durante mis primeras entrevistas digo a mis pacientes que estoy
particularmente interesado en los sueños de la noche que precede o de la noche
que sigue a la sesión. Indiscutiblemente, el simple hecho de decir esto da valor a
estos sueños para el paciente. Y de forma bien comprensible, él o ella se
encuentran en mejores condiciones para acordarse. Cualquiera que sea el sueño
que el paciente me cuenta, yo lo considero en principio de esta forma. El sueño de
la noche que precede tiene más interés para determinar la orientación de la sesión
de terapia. Es como si fuera un ensayo general, que es una forma de retroflexión.
En estado de vigilia, el paciente prepara a menudo lo que le va a decir a su
terapeuta. En el sueño de la noche precedente, en particular pero no
exclusivamente, el paciente puede hacer lo mismo. En este caso, está confrontado
a un material más profundo que el que habría podido obtener de otra forma.
Intenta así, de otra forma, dar al terapeuta informaciones sobre el estado de la
terapia, sin poner demasiado directamente el acento sobre los problemas de
contacto entre él y el terapeuta. ¿Comprende la diferencia?
ER:
IF:
Durante una sesión, un psiquiatra (al que ya conocía, claro, lo que me permitía
suponer que el sueño tenía que ver conmigo y no con lo que él había oído decir
respecto de mí) soñó con una oficina desordenada. Viendo a esta persona no
parecía concebible que fuera capaz de tener un despacho desordenado. Si
recuerdo bien el sueño, él reñía muy enfadado a su enfermera por haber dejado
su despacho en ese estado. Mi primera cuestión fue entonces: "¿Cómo fui yo
desordenado ayer?" Con alguna dificultad, es decir, con embarazo, fue capaz de
decirme que yo había vestido con desorden (lo que era verdad) y que eso le había
perturbado. No había razones para que esto no fuera así. Hasta que él no pudo
decírmelo y tener la experiencia de que yo no me enfadara no podía confiar en mí.
Entonces fuimos a mirar la ira en el sueño. Habíamos podido entrar en contacto
con su concepción de la ira. Apareció que lo que significaba la ira para él le remitía
al asesinato. Yo no habría sabido esto durante el breve encuentro que había
tenido en grupo con esta persona -una persona extranjera- si no hubiera sido por
el sueño, que nos puso en condiciones de extraer el episodio de la ira de la figura
representada por él ante su enfermera; pudimos entrar en contacto con un
problema que habría necesitado mucho más tiempo si no nos hubiésemos
ocupado del sueño de esta manera. En esta situación afortunada, la ira retenida
había sido, aparentemente, muy importante para él y en adelante sabría lo que
había detrás: si la ira significaba el asesinato, él debía ciertamente retenerla. Él no
sabía que esa era su forma de experimentar la ira. Esto es lo que yo pude decir en
aquel momento. Entendido desde ahora, tan solo tomé un sueño y lo trabajé de
estas dos formas. En este caso vi a la persona solo dos veces.
ER:
IF:
ER:
IF:
Yo digo a menudo: "Dígame esto como si yo fuera su padre." Pienso que las dos
formas son útiles. Está claro, ve usted, que lo que más me interesa es el material
transferencial. La otra técnica es más interesante para tomar consciencia y para
intentar deshacer la proyección.
ER:
IF:
¡Percibo su tono crítico, Ed! ¡Por supuesto! Es gracias a la transferencia que Freud
descubrió (¡y no lo inventó!) que somos capaces de poner el acento en el "aquí y
ahora". La transferencia es el equivalente del "aquí y ahora" y es este
descubrimiento de Freud el que hace que la psicoterapia sea posible.
ER:
IF:
ER:
IF:
Sí.
ER:
IF:
ER:
¿Para estar más orientados hacia el proceso?
IF:
ER:
Entonces, usted ha evocado cuando hablaba de los sueños que invitaba a sus
pacientes a estar a estar atentos al sueño de la noche que precede y al de la que
sigue a la sesión de terapia, y esto me lleva a algunas cuestiones concernientes al
principio y al fin de la terapia. ¿Podría usted compartir algunas de sus formas de
orientar a un paciente, cómo es un "principio de la terapia"?
IF:
ER:
IF:
ER:
Hasta aquí me parece, por la forma en la que orienta a su paciente, que usted
considera lo que pasa en la terapia como el tiempo presente de lo que se
desarrolla en el aquí y ahora. Igualmente, usted informa a su paciente de que
aquello que recuerda es también un proceso presente. Que es el hecho de
acordarse lo que es un proceso presente. Me pregunto, si es el caso, ¿cómo
trabaja usted con el futuro, la paranoia, las fantasías, las repeticiones?
IF:
ER:
Frederick Perls a menudo describió la madurez como el paso del apoyo del
entorno al autoapoyo. Me gustaría saber qué es lo que usted busca, cuando ha
trabajado con alguien durante un cierto tiempo, para poderse dar cuenta de que ha
habido una cierta asimilación de la terapia y quizá ésta se aproxima a su fin.
IF:
¡Es una pregunta difícil! Y por una buena razón, Ed, el principio de una terapia es
más simple que el fin. Si la conducta neurótica es perfectamente previsible, la
conducta sana, por el contrario, es perfectamente imprevisible. Pero no tiene
sentido decir que puedo hablarte más del comienzo que del final porque el final
para una persona es muy diferente del final de otra. Yo creo, siguiendo a
Goodman, que cuando ambos estáis de acuerdo sobre el hecho de que el
paciente es consciente de que es realmente él o ella quien camina por mi consulta
y que es él o ella quien me habla (lo que quiere decir ausencia de proyecciones,
de retroflexiones, de introyecciones) entonces la terapia ha terminado.
ER:
IF:
¡Seguro que lo he dicho! Eso sí, por "fuera de la terapia" no quiero decir que no
haya asimilación en el periodo en el que se desarrolla la terapia, sino que quiero
decir "fuera de la sala de terapia", o del encuentro terapéutico con el terapeuta.
Durante la semana (suponiendo que haya una semana entre dos sesiones)
debería hacerse una cierta asimilación. No pienso que el insight o el "¡ajá!" sean la
verdadera asimilación. Para tomar el ejemplo de la alimentación: tener una
sensación, tener hambre, empezar a buscar el alimento en el entorno, ir a
buscarlo, cogerlo, llevarlo a la boca, masticarlo, tragarlo... son actividades
conscientes. La verdadera asimilación del alimento no es consciente. No más que
la asimilación emocional (si es que podemos utilizar este término). Cuando algo
que he comprendido llega a ser mio, soy consciente de ello. Cuando llega a ser
yo, ya no lo soy. El "¡ajá!" puede ser el momento de toma de consciencia, el "¡esto
es mio!" Pero el hecho de llegar a ser "yo" no es un proceso consciente. Es por lo
que digo que la asimilación debe desarrollarse entre las sesiones y, ciertamente,
es después cuando la terapia se logra. Esto es lo que explica que, cuando me
tomo vacaciones, no me sorprende que a algunos pacientes les vaya muy bien y,
en un cierto sentido, les vaya mejor en mi ausencia que si hubiéramos continuado
las sesiones. Esto me da un permiso temporal, así como a ellos, un permiso
temporal de la terapia; esto puede darles tiempo para asimilar lo que ocurre
durante la terapia. Pienso que esto es también por lo que debemos ser reservados
en atribuirnos el crédito de lo que, de hecho, es el éxito de otros. Un paciente va
de una terapia, o de una escuela de terapia, a otra... El segundo terapeuta, o la
segunda escuela de terapia, ¡debería alegrarse de aquello que fue asimilado
mediante la terapia o el terapeuta precedente!
ER:
IF:
ER:
Por tanto este libro, hoy, 28 años después... Mi primera pregunta que se refería a
él, y en parte ya ha respondido, es que pocas personas osan hacer públicas sus
críticas respecto de la terapia Gestalt, decir qué límites sienten que tiene. La única
que recuerdo, por escrito, partía de Mary Henle, que no es terapeuta Gestalt, y
que criticaba la terapia Gestalt en sus relaciones con la Psicología de la Gestalt.
Pero no recuerdo haber leído otras...
IF:
ER:
IF: