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Ideas claves del pensamiento de Joseph Nuttin.

La personalidad como estructura yo-mundo.


La personalidad es esencialmente una estructura que va mas allá de su organización interna.
Es una estructura de dos polos: yo-mundo, organismo-medio.
La personalidad es un mundo y tiene su mundo , tomado del mundo objetivo y social, pero
convertido en “mío” y en parte integrante de mi yo, debido a que constituye el termino
intrínseco de mis actividades psíquicas.
Los seres humanos somos buscadores de interacción; poseemos disposiciones innatas,
filogenéticamente adquiridas, que “exigen” tipos específicos de interacción con el mundo.
El mundo del que habla Nuttin es, claro está, construido por el sujeto mismo. El mundo es
creado por la percepción y, a la vez, ésta es alimentada por el mundo. Nuestras
percepciones y necesidades “crean” activamente los objetos del mundo, y éste los provee
para que puedan ser “personalizados” e incorporados..

Necesidades y motivos

Nuttin se opone a las concepciones tradicionales de la motivación humana.

Para Nuttin, una necesidad (entendida como factor impelente del psiquismo) es la exigencia
de ciertas conductas que vinculen con el medio. Estas conductas vinculantes son necesarias
y cuando están ausentes se altera el equilibrio.

Sin embargo, los “motivos concretos” son los primeros que saltan a la vista. Son también
una pauta dinámica e interaccional muy especifica, que ha sido aprendida. Por detrás de
los motivos concretos, y cualesquiera que sean su cantidad y calidad, siempre son
detectables unos pocos esquemas interactivos no aprendidos. Estos esquemas, escasos,
innatos, fijos, son para Nuttin las “necesidades fundamentales”. Lo que se aprende
entonces es el motivo o estilo personal y concreto de satisfacer necesidades fundamentales.
En cambio, estas se heredan filogenéticamente y constituyen el potencial relacional que en
cada forma viva buscará actualizarse.

Para Nuttin, la especie humana posee tres formas de interacción obligada con el medio
(necesidades).

Las 3 formas son:


a) los patrones que tienden a mantener y desplegar la individualidad biológica del sujeto.
b) las psicosociales por las que busca interactuar con los otros en un sentido significativo,
buscadora de reconocimiento y consideración por parte del prójimo.
c) tomando distancia del pensamiento psicológico habitual, Nuttin postula necesidades de
interacción con un universo simbólico, con objetos ideales y entidades cognitivas que
rebasan lo simplemente psicosocial. Podrían llamarse “necesidades cognoscitivas” porque
aluden a necesidades que guardan relación con ciertos conocimientos significativos para el
ser humano.

El dinamismo de base
Las necesidades pueden ser comprendidas como tres planos de interacción entre la persona
y su medio: la biosfera o esfera de lo biológico, el social y el “ideal”. Sin embargo, no son
disociadas ni irreductibles; una fuerza vital unificada da impulso a estas interacciones: la
tendencia a la autoactualización de las potencialidades, o al autodesarrollo. Tal
dinamismo hace innecesaria, a los ojos de Nuttin, la mención de impulsos, pulsiones,
instintos o necesidades menores. El dinamismo de base es la tendencia a vivir, mantenerse
y diferenciarse.

En una situación amenazadora en la que se ve atacado, el sujeto tiende a defenderse; en


condiciones de supervivencia difíciles, tiene a la autoconservación, en tanto que en
situaciones favorables manifiesta una tendencia al despliegue y actualizaron de sus
potencialidades latentes, es decir al autodesarrollo. El individuo que en un momento de
depresión se percibe débil y desprovisto de medios ante condiciones de vida inciertas,
experimenta una necesidad de seguridad, así como la inestabilidad de las condiciones
sociales lo empuja a buscar seguridad social. En todos los casos se trata, en ultimo análisis,
de un mismo dinamismo orientado hacia el despliegue optimo del sujeto, en función de la
situación significativa presente”.

Este factor fuente de dinamismo tiene, como queda dicho, una doble orientación: la propia
tendencia del sujeto a la autorrealización y la dirección hacia el mundo de los otros. Esta
dirección a los “otros” no es “un segundo momento” sino la otra cara de la misma moneda,
ya que el individuo no puede autodesarrollarse mas que interactuando con el mundo: el
mundo con el que interactúa permite su autodesarrollo.

La dimensión cognitiva (o de conocimiento) en Nuttin.

Esa interacción promovedora del crecimiento solo es concebible, a nivel humano, como
integrada a los factores cognitivos. En oposición al animal, que habita un medio con el que
mantiene intercambios organísmicos mas o menos homeostáticos, el hombre tiene
conocimiento de sí mismo en un sentido autoconstruido y autoconciente: es capaz de
estructurar una concepción de sí mismo que es, la que en todos los casos, genera, mantiene
y dirige el proceso de autodesarrollo. Estas estructuras cognitivas no son meramente
pasivas, son aptas para establecer proyectos, destinados a modificar incesantemente el
medio. La función cognoscitiva es activa, va siempre mas allá, modificando y produciendo,
apropiándose de los objetos, ampliando los umbrales de tensión. Trabaja sobre la materia
inerte, la transforma en cultura y luego el ser humano mismo necesita de esa cultura.

Entonces, la función cognitiva es la capacidad propiamente humana de contacto con el


medio, tiene un poder dinámico autónomo (no deriva de impulsos mas básicos) y abarca
desde el simple agrado por percibir y entender hechos simples hasta la tarea titánica de
comprender el sentido del universo. Es una capacidad que “filtra” las necesidades
corrientes, para satisfacer las cuales tiene que concebir proyectos que implican a otros.

Fuentes de la moral.

No parece puesta en duda en el sistema nuttiniano la índole biológica de la tendencia al


crecimiento. Pero en el hombre ese impulso general adopta estilos nuevos e irreductibles,
ante todo por que operar dentro de un psiquismo dotado de notables potencias
cognoscitivas. Este estilo típicamente humano de desarrollo se caracteriza por la conciencia
de si mismo y la capacidad de establecer fines, planes, propósitos. Y estos parten de ideales
que se conciben como modos de optimizar la existencia: el hombre gesta ideales éticos,
intelectuales, políticos, económicos o sociales. Pero si deben elegirse las potencialidades
que habrían de actualizarse, esto implica un estado de conflicto constante. A cada momento
las personas se encuentran ante múltiples modos de realización de si mismas, y ante
tendencias a menudo antagónicas entre las que debe elegir.

El ser humano se puede abandonar a sus impulsos sexuales o agresivos. Pero también
puede sacrificar esa impulsividad. Y esto no es una imposición extrahumana, ajena al
psiquismo de cada individuo y que ingresa a el con un carácter invasor o usurpador. La
renuncia a la impulsividad también es una propensión que habita centralmente el psiquismo
humano. Este punto de vista es antagónico al de Freud, para quien la renuncia a lo pulsional
es la precondición de la moral. En el niño freudiano la conciencia moral se instala por
introyección. Es una voz extranjera que, con sus prohibiciones de los adultos lucha contra
los deseos espontáneos, los acalla y modifica.

Para Nuttin, el niño, esforzándose por identificarse con sus padres, actualiza
potencialidades éticas que existen germinalmente en si mismo y que son inherentes a la
especie humana. La identificación con los ideales paternos no es un subrogado de impulsos
sexuales que no se ejecutan, sino una opción autentica por caminos de autorrealización
mas socializados y maduros. Nuttin busca dentro del psiquismo las fuentes de la moral.

Tanto la vida pulsional como la creación de valores son, para Nuttin, parte de un solo
dinamismo psíquico. Asociadas en una tensión constructiva y creativa, son fuerzas en
conflicto permanente.
Sintetizando: a nivel humano, la tendencia al autodesarrollo presenta diversas líneas de
posible despliegue, facilitando este hecho un estado permanente de conflicto normal,
positivo y creador. La conciencia moral, la capacidad de tenerla es producto genuino del
psiquismo humano que entra en conflicto con otras tendencias igualmente genuinas,
promoviendo renuncias y elecciones en aras de una mayor eficacia en el logro de los fines
adultos.

Modelo nuttiniano del hombre.


Nuttin se encuentra en las antípodas de la concepción conductista y también de la
psicoanalítica. En el primero, el ser humano reacciona siempre ante un estimulo externo. En
el segundo, para decirlo sintéticamente, siempre hay un incremento de energía que viene de
lo interno del sujeto y que hay que descargar.

Para Nuttin los organismos vivos en general y el ser humano en particular, tienden a buscar
los objetos. Ambos están dotados de una necesidad incesante de estimulación y buscan
explorar, percibir y conocer el medio de un modo activo. La ausencia de estímulos
empobrece y enferma, provocando un déficit que afecta las funciones perceptivas,
cognoscitivas y motoras.
A partir de experiencias que quitan de un modo artificial los estímulos, se puede comprobar
que la amenaza a un ser vivo es el reposo, la tranquilidad y la ausencia de solicitaciones
exógenas. Los seres vivos fuerzan al medio a generar estímulos de un modo continuado. No
se trata de buscar en los estímulos externos o internos la fuerza básica: el estado normal de
los organismos vivos es buscarlos, seleccionarlos, servirse de ellos para la propia
realización.

La tesis de Nuttin es que la interacción organismo-medio (yo-mundo) no un simple hecho,


sino una necesidad del organismo (o del Yo).

Psiquismo, intencionalidad y tiempo futuro.


Pocas actitudes psicológicas han sido mas denigradas que la finalidad o teleología. Para
adoptar esa actitud hay que desafiar las ciencias naturales que nos han legado un axioma:
los consecuentes lo son de los antecedentes.

Nuttin no se achica ante el anatema. Y una y otra vez expone como la conducta de las
organizaciones y los grupos humanos se orientan por finalidades, ideales, proyectos. Y los
sujetos que forman parte de ellas no se rigen por leyes distintas o que contraríen
completamente esa orientación teleológica. Las organizaciones están formadas por
individuos y lo que ocurre en el macrocosmos social es isomorfo (tiene la misma forma) a
lo que ocurre en el microcosmos personal.

En el sistema de Nuttin, la conducta es procesada por las funciones cognoscitivas, esto es,
brota siempre de objetivos o planes. Las necesidades plantean el proyecto (al menos el de
como satisfacer tales necesidades de un modo humano). Y de ahí que, tener necesidades es
afrontar que hacer con el futuro.

Para el psicólogo, pensar en el futuro no puede implicar pensar en el tiempo físico de los
relojes o del cosmos. El tiempo psicológico esta construido en los planos representativos
del psiquismo, pues allí interactúa con el mundo. Después de todo, lo único que ejerce
poder regulador y direccional sobre el comportamiento es el plan que se tenga, y cada
actividad aunque parezca un segmento debe ser vista como un peldaño hacia el objetivo
final. Cuando este objetivo final falta, hay patologías en los individuos y en los grupos,
los cuales entran en la anomia, la deflexión, la desestructuración.

Esta claro que para aceptar la importancia determinante de la perspectiva de tiempo futuro
solo es posible para aquellos que reconozcan a los procesos cognitivos como fuente de toda
acción.

Nuttin, que ha sido un gran experimentalista, no niega que el contenido del futuro pueda
emanar de recuerdos del pasado, pero la orientación, en si misma, al futuro, es un fenómeno
nuevo y original.

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