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LA VISION PROFETICA
Es discutible si el llamado divino (Is. 6:8–10) marcó el inicio del ministerio profético o
si fue algo posterior. Ya que no se encuentra al principio del libro, algunas personas
argumentarían que fue algo posterior; otras ven en el relato una inserción posterior de
un editor (pero, ¿porque no lo colocó al principio?). Sea como fuere, los capítulos 1–5
parecen un breve vistazo del mensaje completo del libro y, por lo tanto, son útiles como
testarudo (1:1–26) y la promesa de redención para los que se arrepientan (vv. 27–31);
una visión de la gloria de los últimos días (2:1–4) y del juicio sobre los orgullosos, los
arrogantes y los idólatras (vv. 6–19); una nueva alternancia, esta vez en orden inverso,
de juicio (3:1–4:1) y gloria venidera (4:2–6); y el hermoso «canto de la viña» (cap. 5).
Por lo menos se mencionan dos visiones (1:1; 2:1), y posiblemente varios mensajes
La visión. La visión de Yahvéh mismo (cap. 6) está fechada «en el año que murió el rey
Uzías» (740 a.C.). Algunos comentaristas sugieren que aquí se da una relación de causa
y efecto: antes del evento, Isaías sólo vio las glorias y el esplendor de la corte real; pero
cuando murió Uzías, Dios pudo llegar a Isaías con una visión de la corte celestial. La
visión contiene una revelación del tres veces santo (es decir, el que es
incomparablemente santo) (vv. 1–3), sentado en un trono «alto y sublime», cuyas faldas
llenaban el templo. Los serafines 1 sirven para guardar el trono, adorar al Señor y
ministrar a Isaías en su necesidad pecaminosa (v. 7). Isaías también tiene una visión de
momento, Isaías recibe la revelación del ministerio que se le había asignado (vv. 8–13).
rechazo de Israel. Yahvéh parece decirle a Isaías que debe hacer lo imposible para que la
gente vea, escuche y se arrepienta (6:10). 2 Algunos comentaristas han sugerido como
corazón y luego Dios sella el proceso (ver Ex. 7:3, 14). Sin embargo, encontramos en las
palabras «así será el tronco, la simiente santa» (Is. 6:13) una característica redentora.
Este concepto de la esperanza futura que nace del tronco se repite (ver 11:1) y se
consideran que esta porción del capítulo 6 no pertenece a Isaías, principalmente por
haber descartado todo elemento de esperanza o redención en los profetas del siglo vii;
pero, como hemos visto (ver p. 368), esto significaría alterar bastante los textos del siglo
vii o anteriores. Además, elimina el único elemento de valor redentor que, de ser cierto,
LA DOCTRINA DE DIOS
En cierto sentido, Isaías es el teólogo del Antiguo Testamento. En este libro aparecen no
sólo los elementos para una doctrina de Dios bien definida, sino también—
de doctrina (ver 11:1–5; 48:12s.; 63:15–17). Precisamente sobre la base de esto (como se
ve en el cap. 28) se argumenta a favor de una fecha tardía para tales pasajes. La teología
del libro supuestamente es demasiado desarrollada para el siglo vii. Pero las grandes
que sea útil para la comunidad creyente. Desde otra óptica, los elementos de teología
vienen de la apreciación y asimilación de las obras de Dios. 4 La historia de Israel fue el
obras fue el trabajo de Moisés y de los profetas. De hecho, como lo evidencian los libros
proféticos en su forma actual, todos los elementos para la teología de Isaías están
El Santo de Israel. Es apropiado que Isaías, quien tuvo en el templo una revelación
del tres veces santo Yahvéh, remarque la santidad de Dios. Su expresión característica,
«el Santo de Israel», se encuentra veinticinco veces en el libro (doce veces en los caps.
1–39, once en los caps. 40–55 y dos en los caps. 56–66). 5 En el resto del Antiguo
Testamento, sólo aparece seis veces, una en una cita que se le atribuye a Isaías (2 R.
19:22), dos en los últimos capítulos de Jeremías (50:29; 51:5) y tres en los Salmos
(71:22; 78:41; 89:18 [TM 19]). En ningún caso puede probarse que la expresión se usó
N.H. Snaith afirma que significa «apartado para» en vez de «apartado de» y se refiere al
junto a la zarza ardiente, le fue dicho «el lugar en que tú estás, tierra santa es» (Ex. 3:5),
ética, seguramente al llegar el período mosaico tendría una connotación moral o ética.
Yahvéh,7 uno de cuyos propósitos era inculcar la Torá. Los detalles complicados del
sistema de sacrificios se diseñaron para dejar sentado ante los israelitas que la
reconciliación. Pero el culto se había vuelto una forma vacía. El término «impuro» llegó
restablecer la relación entre adoración y obediencia. 9 En la visión del templo, Isaías se
cúltica del profeta, sino al contraste que presentaban la perfección moral de Yahvéh y la
impureza del mismo Isaías (6:5). Yahvéh confirmó lo acertado de la percepción de Isaías
al enviar un serafín para limpiar sus labios con un carbón encendido del altar, diciendo:
«es quitada tu culpa, y limpio tu pecado» (v. 7). Esto no debe entenderse como un
culto.
El pecado de este pueblo supuestamente santo, al que era enviado Isaías, no era la
la adoración sin la obediencia no tenían sentido (vv. 11–15). Lo que Yahvéh quería de su
pueblo era un comportamiento apropiado (vv. 16s.). La ciudad que alguna vez había sido
(zônâ, 1:21; Isaías evita el uso de qāḏēš o qeḏēšâ), condición evidenciada por la pérdida
redentora (41:14; 43:3, 14; 47:4; 48:17; 49:7; 54:5). Aun con el punto de vista sobre
redención sin aclarar la razón de estas actividades divinas rayaría en lo absurdo, tal
Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la
interés del profeta por la salvación. 12 En los capítulos 1–39, Yahvéh es el «Dios de tu
salvación» (17:10), con referencia especial a la liberación de Asiria (ver 11:11–16; 12:1).
también se refiere a la ciudad (37:35) y a la gente que clama al Señor (19:20). Se hace
tribulación (v. 2), pero también se refiere a «aquel día» que el pueblo de Dios espera
(45:17; 49:25). La idea de rescate está ligada a la salvación, porque Yahvéh entregó a
salvador (vv. 11s.). Los ídolos fueron incapaces de salvar (46:7), como así también los
salvación (45:8, 21). Además, la salvación se extenderá hasta lo último de la tierra (v. 22;
49:6) y, como resultado del reinado de Yahvéh, será para siempre (51:5s.).
venganza y la furia, todas se combinan para formar la vestimenta del Señor cuando
un triunfo sobre el enemigo y, por lo tanto, victoria (59:16; 60:16; a veces utilizado para
misterioso que viene de Edom con vestidos rojos se convierte en el salvador mediante su
rectitud y justicia es necesario encarar también estas ideas para lograr un cuadro
completo de lo que el profeta quería comunicar con las palabras «salvar», «salvador» 13 y
«salvación».
también son prominentes en Isaías. La raíz hebrea en sus distintas formas aparece
veintiséis están en Isaías (una en los caps. 1–39, dieciocho en los caps. 40–55, y siete en
los caps. 56–66). Además aparece con frecuencia en Levítico (veintiuna veces en los
caps. 25 y 27), Rut (diecinueve veces en los caps. 3–4) y Números (seis veces). Se
podía redimir a la persona que había tenido que venderse a la esclavitud. En el libro de
establecer una descendencia para el difunto, con el fin de proteger la heredad del
detallada de los distintos matices de significado que puede tener, pero la idea básica se
mantiene: «De balde fuisteis vendidos; por tanto, sin dinero seréis rescatados» (52:3).
En un extenso pasaje sobre la redención de Israel (cap. 43, esp. vv. 1, 14), Yahvéh dice:
«a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti» (v. 3).
Los capítulos 1–39 no contribuyen al estudio de la palabra; esto no debiera sorprender,
palabra ge’ûlîm «[los] redimidos», aparece en 35:9; 51:10; 62:12; 63:4 (es decir, en los
Los capítulos 40–55 permiten el estudio más productivo de la raíz. «El Santo de Israel
es tu Redentor», dice Yahvéh (41:14; cf. 43:14; 47:4; 48:17; 54:5). Es claro que Isaías usa
la palabra principalmente para referirse a ser redimidos de la cautividad (43:14, cf. 47:4
y su contexto; 52:3–9). Sin embargo, los contextos también indican que esta actividad
redentora no es un fin en sí misma, sino parte de un proceso que se mueve hacia algo
mejor. Este Redentor hará que su pueblo sea victorioso y ellos se regocijarán en Yahvéh
aparte de él no hay dios (44:6s.; cf. vv. 24–28). Está ligada a sus actos jurídicos
(47:3ss.), pero a la vez instruye a su pueblo (48:17) y es revelación a los reyes de la tierra
Yahvéh como padre. El concepto de Dios como «padre» parece haberse evitado
durante el período en el cual Israel estaba en contacto con las religiones naturalistas,
como por ejemplo, el culto a Baal. Es cierto que Israel es llamado «hijo» de Dios (Os.
11:1), pero Dios no se lo llama «padre» hasta que pase el peligro de contaminar la
palabra con algún tipo de connotación sexual. Yahvéh es el Creador y llama a sus
criaturas «hijos» (Is. 45:11). Pero sólo encontramos este tipo de declaración hacia el fin
de Isaías: «Pero tú eres nuestro padre … tú, oh Jehová, eres nuestro padre; nuestro
Redentor perpetuo es tu nombre» (63:16); «Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre»
(64:8 [TM 7]).17
tierra (6:3) y, por lo tanto, los dioses nada son (2:8, 18, 20s.): «porque no eran dioses,
Algunos eruditos insisten en que este concepto es demasiado avanzado para el siglo vii
(sin embargo, ver Am. 1–2, 9) y que, por lo tanto, debe ser excluido de los pasajes
auténticos de Isaías. Pero alguien debió dar origen a la idea que tan claramente expone
Isaías. Según un punto de vista, los israelitas finalmente se dieron cuenta de que los
dioses hechos a mano no son dioses, cuando las fuerzas persas estaban a punto de tomar
Babilonia y los babilónicos corrían de aquí para allá tratando de salvar a sus dioses (ver
Sal. 115:3–8; 135:15–18). Sin duda, las experiencias del exilio causaron profundas
monoteístas? Muchos otros pueblos vivieron exiliados, aun durante el mismo período
que los israelitas; sin embargo, sólo los adoradores de Yahvéh se tornaron monoteístas.
¿No fue porque algunos de los profetas de Yahvéh habían sembrado la semilla que
germinaría en el exilio? El método del Señor consistía en decirle siempre a su pueblo por
medio de los profetas qué iba a hacer y por qué, en llevar a cabo esa obra y, luego, en
explicar qué había hecho y por qué. No es solamente el «Dios que actúa»; revela a sus
—y primero Israel y luego Judá fueron tragadas por estas naciones paganas—el pueblo
de Yahvéh tuvo que enfrentarse con una pregunta aterradora: ¿sería Yahvéh más débil
que los dioses de Asiría y Babilonia? Era costumbre de las naciones llevarse los dioses de
los templos de los pueblos conquistados, lo que simbolizaba la supuesta fuerza superior
de sus propios dioses. Pero Isaías observó la situación y proclamó que Asiria era sólo
una vara en las manos de Yahvéh (10:5) para castigar a Israel, y que pronto castigaría a
Asiría por su arrogancia y orgullo (vv. 12s.). A pesar de que una profunda oscuridad
cubriría la tierra, debido al «celo» de Yahvéh aparecería la luz para disipar esa oscuridad
del Siervo» como irrupción en el texto, si leemos los capítulos 40–49 de principio a fin,
protector y sustentador de su pueblo Israel, sino que además controla a todas las
naciones (40:11, 13–17). El que da fuerzas al que desmaya es el Creador de los confines
de la tierra (vv. 28s.). Yahvéh despertó a un líder de oriente (41:2) y a uno del norte (v.
25), y lo «anunció desde el principio, para que sepamos» (v. 26; cf. 44:6–8). Yahvéh,
quien creó los cielos y la tierra (42:5), llamó a su Siervo Israel en justicia, con la
intención de que fuese luz a las naciones (v. 6; cf. 41:8), pero su Siervo era ciego y mudo
(42:19). Aun en la humillación que ha de venir (43:2), Yahvéh estará con su pueblo
como Redentor y lo librará (vv. 6s.). Romperá las barras de Babilonia (v. 14), hará un
camino y ríos en el desierto (v. 19) y borrará las transgresiones de su pueblo escogido (v.
25; cf. 44:1). Yahvéh es el primero y el último; aparte de él, no hay otro Dios.
Yahvéh forma la luz y crea la oscuridad; hace la paz y crea la adversidad (45:7). El que
formó a Israel (44:21), el Creador de la tierra y el que extendió los cielos (v. 24) formó
también a Ciro, su «pastor» (v. 28), quien edificaría su ciudad y soltaría a sus cautivos
(45:13). Bel y Nebo, que deben ser cargados sobre animales de carga, y no pueden
compartir la carga, deberán ir a la cautividad, pero Yahvéh, que ha cargado con Israel y
porque se encarga de que suceda. Lo que se propone, lo hará (46:10s.). Babilonia será
avergonzada (cap. 47), pero Yahvéh diferirá su enojo contra la casa de Jacob por amor
de su nombre (48:1–11).
La misma doctrina de Dios se encuentra en los capítulos 56–66 con una promesa
añadida: «Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no
habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento» (65:17). «Porque como los cielos nuevos
El Espíritu de Yahvéh. Isaías tiene más que decir sobre el Espíritu que cualquier otro
determinación de una doctrina del Espíritu, 19 es evidente en Isaías una enseñanza fuerte
vara del tronco de Isaí» (v. 1). Ciertos críticos consideran que este pasaje es un agregado
posterior, pero otros no encuentran razones convincentes para negarle este pasaje al
momento del bautismo (Mt. 3:16 y par). En tanto la «iglesia es una extensión de la
encarnación» («el cuerpo de Cristo»), la descripción que Isaías 11:2 hace del Espíritu es
comparable a los «dones» o el «fruto» del Espíritu en el Nuevo Testamento (ver 1 Co.
En el día de la desolación, el pueblo de Yahvéh esperará «hasta que sobre nosotros sea
derramado el Espíritu de lo alto» (32:15), quien traerá juicio y justicia; el resultado será
la paz, el reposo y la seguridad para siempre (vv. 16–18). En 34:16, el Espíritu aparece
en forma paralela a «la boca» del Señor, pero ya que los versos se encuentran en forma
igualados. Una posible interpretación sería que Yahvéh ordenó y su Espíritu llevó a cabo
la acción.
En 40:7 («la hierba se seca, marchítase la flor, porque el rûaḥ yhwh sopló en ella»), ¿el
profeta habla de Espíritu o viento? La mención de «la palabra del Dios nuestro» (v. 8)
Espíritu divino, pero sería ir más allá de lo que enseña el pasaje insistir en que esta es la
«tercera persona» de un ser trino. En 42:1, Yahvéh dice que ha puesto sobre su Siervo
complica cuando se hace de él una promesa mesiánica. 22 En 44:3 son paralelos «mi
presenta lo que vendrá, puede inferirse que el Espíritu inspiró al profeta para que
terminar después del v. 19), el Espíritu nuevamente se vincula con las «palabras que
puse en tu boca». Por otro lado, el profeta claramente está hablando del Espíritu de
Yahvéh en 61:1 (lit., «el Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió
Jehová; para proclamar buenas noticias a los pobres me ha enviado, para vendar a los
quebrantados de corazón …»). Jesús usó este pasaje en la sinagoga de Nazaret, y dijo
que en ese día se había «cumplido … delante de vosotros» (Lc. 4:18–21). 23 El término
«Santo Espíritu» se usa dos veces en Isaías 63:10s., y el «Espíritu de Jehová», en v. 14.
Obviamente, Isaías no contiene una doctrina acabada del Espíritu Santo comparable a la
del Nuevo Testamento, pero no deberíamos esperar otra cosa. Las Escrituras fueron
Espíritu, si consideramos lo que se conocía previamente, aun si se acepta una fecha para
juicio.
Rectitud, justicia. Los términos heb. ṣeḏeq y ṣeḏāqâ‚ «rectitud», «justicia», «juicio» o
cuales cincuenta y ocho están en Isaías. Sólo aparece doce veces en la suma de las obras
del resto de los profetas. La mayoría de las veces se encuentra en los Salmos.
Snaith considera que el significado original era el de «rectitud» y, por lo tanto, «aquello
que es, o debiera ser, firmemente establecido, exitoso y duradero, en los asuntos
humanos».24 Quizás una definición más simple del significado básico diría que consiste
revelada es una definición bíblica y posterior. Esto puede ilustrarse con el relato sobre
Judá y Tamar (Gn. 38). De acuerdo con la costumbre, Judá faltó a su responsabilidad al
no proveer para la viuda de su difunto hijo; Tamar, quien había tomado medidas de
provisión haciéndose pasar por ramera y engañando a Judá de tal manera que tuvo que
Generalmente, esto implica un comportamiento ético, pero, como señala Snaith, 27 no se
trata de una mera ética. Según Eichrodt, «la ṣedāqā o ṣedeq divinas son el medio
ajustado a la alianza con que Dios protege el derecho». 28 Advierte contra cualquier
concepto de justicia distributiva, tal como se ve en la ley romana, y señala que esto se
confirma «en la actiividad del Príncipe de la paz de Isaías, que consolida su principado
mediante el derecho y justicia (Is. 9:6), y que eliminará toda opresión y violencia, de
forma que lo que dé cohesión a su pueblo será la armonía con la voluntad divina (Is.
11:3–5, 9)».29 Esta rectitud no es el resultado del esfuerzo humano, sino que es un don
de Dios, porque sólo una rectitud de este tipo «puede crear una conducta
verdaderamente ajustada a la alianza». 30 Por consiguiente, a menudo aparecerán los
Isaías informa que, en Jerusalén, la justicia había sido reemplazada por los homicidas
Dios sería llamada la Ciudad de justicia (1:26). Los cielos destilaron justicia y ésta se
paralelismo poético (p. ej., 1:27; 16:5; 28:17). A veces se considera una cuestión jurídica
(cf. 10:22) que se aprende de los juicios de Dios (26:9s.). La justicia es un atributo de la
figura mesiánica que surgirá del tronco de Isaí, y ella gobierna sus obras (11:3–5). Un
alegra en Yahvéh, porque éste lo vistió con un manto de justicia (61:10). La idea de las
obras de justicia a menudo está implícita y a veces explícita (cf. 56:1; 64:5 [TM 4]).
La justicia en Isaías puede definirse como una cualidad de Yahvéh; las acciones que
concuerdan con esa cualidad, particularmente las que se refieren a su pueblo; y los
efectos de esas acciones no sólo sobre su pueblo, sino sobre la tierra entera (ver Sal.
71:15s., 24).32
a lo largo del Antiguo Testamento, pero principalmente en los Salmos (sesenta y cinco
veces), Isaías (cuarenta), Deuteronomio, Ezequiel (treinta y siete cada uno) y Jeremías
(treinta y una). En dieciocho de los pasajes en los cuales aparece en Isaías es paralela
El significado de la raíz parece haber sugerido algo como «juzgar» y, por lo tanto,
desarrolló sentidos como «juzgar, gobernar», «justicia, decisión», «el uso, la costumbre,
la manera de vivir bajo juicios que han sido emitidos», «vindicación o condenación, el
juicio emitido», «entrar en juicio» (43:26), y cosas por el estilo. Debido a este espectro
muchos contextos.
Snaith dice: «Ni esta palabra ni su compañera temprana torá (más tarde, ‘la Ley’)
pueden separarse totalmente de Dios. Para nosotros, ‘justicia’ significa ya sea las
demandas de alguna ley moral, o, más a menudo, la justicia del rey. Para el
Morris dice: «El juicio, como lo llegaron a entender los hebreos, es ante todo una
actividad de Dios. Yahvéh es ‘un Dios de juicio’ (Is. 30:18), o aun ‘el Dios de juicio’ (Mal.
2:17). El juicio es la actividad propia de Dios, porque nadie ‘le enseñó el camino del
juicio’ (Is. 60:14).»34 El juicio humano, considerado desde un punto de vista ideal, es
juicio conforme al juicio de Dios. Siguiendo esta línea, Snaith comenta: «Pero ningún
juez, ya sea sacerdote o profeta, podría dar otros juicios que los que se consideren la
palabra misma del Señor. Por lo tanto, es necesario pensar que ‘hacer mishpat’ (Mi. 6:8)
pasada.36
Isaías atribuye el desmoronamiento de Israel, por lo menos en parte, al colapso del
juicio. «¿Cómo te has convertido en ramera, oh ciudad fiel? ¡Llena estuvo de mišpāṭ! En
ella habitó la ṣeḏeq; pero ahora, los homicidas» (1:21; cf. 5:7). También considera que el
juicio logra la redención, pero no queda claro si esto significa una acción de Yahvéh o del
pueblo; 1:27b parece sugerir que es por la acción del pueblo: «Sion será rescatada
ausente, ya que el día de santidad vendrá «cuando el Señor lave las inmundicias de las
hijas de Sion, y limpie la sangre de Jerusalén de en medio de ella, con espíritu de juicio y
con espíritu de devastación» (4:4). Yahvéh presenta querella contra los ancianos y los
justicia (5:16; 30:18). «Los que dictan leyes injustas» rehúsan la justicia a los pobres
(10:2). Pero el niño que habrá de nacer sostendrá su reino con juicio y justicia (9:7
[TM 6]; cf. 16:5). El Señor Yahvéh dice que pondrá en Sion una piedra por fundamento y
ajustará «el juicio a cordel, y a nivel la justicia» (28:17). El Siervo de Yahvéh recibe el
espíritu del Señor para traer justicia a las naciones y «no se cansará ni desmayará, hasta
que establezca en la tierra justicia» (42:1–4). El Señor dice: «Porque yo Jehová soy
amante del derecho, aborrecedor del latrocinio para holocausto» (61:8); y dice a su
pueblo: «Guardad derecho, y haced justicia; porque cercana está mi salvación para
Es claro que para Isaías, mišpāṭ es una idea compleja que atañe a Yahvéh, su naturaleza,
sus obras y lo que requiere de todas sus criaturas, pero especialmente del pueblo del
pacto. Manifiesta buen juicio y en ese juicio trae justicia. Ansía lo mismo para su pueblo.
del «Siervo de Yahvéh». Se ha escrito mucho sobre el tema, desde muchas perspectivas,
En la primera edición de su comentario sobre Isaías, 38 B. Duhm separó ciertos pasajes—
42:1–4; 49:1–6; 50:4–9; 52:13–53:12—del resto de los capítulos 40–55, y los designó
«Cánticos del Siervo» o cánticos de ‘eḇeḏ yhwh. Desde ese momento, ha sido casi un
axioma considerar que estos pasajes son poemas independientes. J.A. Soggin comenta:
«Pueden individualizarse no sólo por su tema especial, independiente del resto del
trabajo, sino también por el hecho de que obviamente han sido interpolados en su
contexto actual, del que pueden ser obviados sin que resulte daño o interrupción
alguna».39 No existe consenso entre los eruditos respecto a la extensión de los poemas y
algunos cuentan cinco cánticos del Siervo, mientras que otros, seis o siete. 40 Según
algunos eruditos, los poemas existían antes de Deuteroisaías y él los utilizó; otros dicen
Los intentos de identificar al siervo de Yahvéh han sido igualmente confusos y causa de
confusión. ¿Quién será el Siervo? ¿Israel, el profeta mismo, Ciro o alguna otra persona?
Los cristianos, tomando como base Hechos 8:35, sostienen que el Siervo es Jesús, pero
ni esa referencia ni Isaías 53 requieren tal conclusión partiendo de una exégesis pura.
Que Jesús usó el término «Siervo» refiriéndose a sí mismo es claro y que la iglesia
primitiva lo llamó «Siervo del Señor» (paîs theóu) también lo es. Mediante la búsqueda
de un sentido más pleno o profundo en los pasajes de Isaías que hablan del Siervo, es
su señor, e Israel fue escogido para hacer la voluntad de Yahvéh, para traer «justicia a
las naciones» (42:1), para ser «luz de las naciones» (v. 6). Pero Israel era un siervo ciego
y sordo (v. 19) y, por lo tanto, tuvo que ser castigado (v. 24). Algunos intérpretes
detectan a dos personas que dialogan en esta porción: Israel, la nación, y un individuo (o
remanente de Israel) justo. Todos admiten que la interpretación es difícil. Algunos creen
que Ciro de Persia es el siervo de Yahvéh (y otros creen que el pasaje entero se refiere a
él). Esto se basa en 44:28, donde Ciro es llamado «mi pastor», y 45:1, donde es llamado
«su ungido [o mesías]». No hay duda de que Ciro fue llamado para servir a Yahvéh y que
el pasaje parece extenderse por lo menos hasta el v. 13 («él edificará mi ciudad, y soltará
mis cautivos»). Sin embargo, una lectura cuidadosa indica que Israel todavía es el siervo
(44:1s.; cf. v. 21). Pero lo más importante es que el texto claramente afirma que el
llamado de Ciro fue «por amor de mi siervo Jacob, y de Israel mi escogido» (45:4). Sólo
puede evitarse esta conclusión separando los cánticos del Siervo de su contexto.
En 48:1 todavía se alude a la casa de Jacob, pero en 49:1–6 se hace más claro que hay
dos personas en vista: Jacob y «mi siervo, Israel» (v. 3), quien fue formado «desde el
vientre» para ser el siervo de Yahvéh y «hacer volver a él a Jacob y para congregarle a
Israel» (v. 5). Parece ser el profeta mismo, cuya tarea, por cierto difícil, es la de
«levantar las tribus de Jacob» (v. 6). El capítulo 50 describe algunos de los sufrimientos
y persecuciones que este siervo tuvo que padecer (ver vv. 5–7). El capítulo 51 a veces
parece la prédica del profeta y otras, la palabra misma de Dios dirigida al pueblo. (El
intento de algunos editores bíblicos de introducir comillas puede ser útil para indicar
esta característica, pero la falta de acuerdo respecto a dónde comienza y termina la cita
para observar a otro siervo: «Todos nosotros nos descarriamos como ovejas … mas
pronombres personales «nosotros», «nuestros», por un lado, y «él», «su», por otro,
requiere una interpretación que no identifique al siervo con la nación Israel, ciega y
sorda, ni con el remanente justo ni con el profeta llamado «Israel», sino con el
verdadero Israel, el siervo obediente. 42 Un siervo es aquel que sirve a su señor, y
mientras más fiel sea ese servicio, más se acerca el siervo al ideal.
El Siervo del Señor puede ser representado por un triángulo o cono. La base representa
la nación entera (de ahí los siervos del capítulo 41–48). La sección media representa un
siervo más fiel, ya sea el remanente fiel o el profeta mismo (o aun otra persona). El ápice
el pecado (v. 10) e hizo que a muchos se los contase como justos (v. 11). El es el
verdadero Israel, quien cumple hasta lo último la voluntad de Yahvéh y el propósito que
los pasajes que se refieren al siervo tiene que ver con el Siervo perfecto, y el cristiano
puede correctamente identificar al Siervo con el que vino en la forma de siervo y fue
que debe ser exiliado. Por otro lado, un siervo también puede ser obediente y convertirse
en un siervo perfecto. En el capítulo 14 se retrata al siervo satánico (el que se convirtió
en adversario del Señor) como caído del cielo, echado fuera para nunca más ser
nombrado (vv. 4–21). En el capítulo 53, se retrata al siervo obediente como el que carga
los pecados y el que tendrá su porción con los grandes (v. 12). Yahvéh se sirve del siervo
satánico como «vara» con la cual guiar a su pueblo rebelde a la cautividad. El usa a su
«pastor», Ciro, para traer a la gente nuevamente a su tierra; pero éste no es el fin del
pecado. Yahvéh se vale del siervo sufriente para traer a su pueblo rescatado al reino de
En los capítulos finales del libro, la noción de servicio que esboza el profeta es un reflejo
y a su pueblo gozo.
1
Ver R.K. Harrison, «Seraphim», IBD, p.1417.
2
Esta porción de la visión se cita cinco veces en el Nuevo Testamento: Mt. 13:14s.; Mr.
deberían cortarse: 1:16–20, 27–31; 2:2–5; 4:2–6; 6:13b, c; 8:16–18; 9:1–7 (TM 8:23–
9:6); 10:12–12:6. No es necesario decir que la evidente estructura artística de la obra, tal
como ésta se encuentra, se destruye por completo. Además, ni una sola línea de estos
cortes necesita suprimirse sobre cualquier otra base crítica que no sea la perspectiva de
que los profetas del siglo VIII fueron profetas de condenación, si n ofrecer una
4
La visión del templo que tuvo Isaías, como ahora la apreciamos, refleja el
5
La expresión aparece en los siguiente pasajes: 1:4; 5:19, 24; 10:20; 12:6; 17:7; 29:19;
30:11s., 15; 31:1; 37:23; 41:14, 16, 20; 43:3, 14; 45:11; 47:4; 48:17; 49:7; 54:5; 55:5; 60:9,
14. Nótese «el Santo de Jacob» (29:23); «El Dios Santo» (5:16); «Santo vuestro»
(43:15); «su Santo» (10:17; 49:7); «cuyo nombre es el Santo» (57:15). En 40:25, «el
Santo» (heb. qāḏôš) se encuentra solo; también Hab. 3:3; Job 6:10; se utiliza la forma
plural en alusión a Dios en Os. 11:12 (TM 12:1); Pr. 9:10; 30:3.
TM Texto Masorético
6
The Distinctive Ideas of the Old Testament, Londres, 1944, pp. 30s.
7
Ver H.H. Rowley, Worship in Ancient Israel, pp. 37–70.
8
Ver BDB, pp. 379s., sobre un detallado estudio de la palabra ṭamē’.
9
Debido a un grave malentendido de este esfuerzo, algunos eruditos han insistido en
que los profetas estaban contra el culto y el sacerdocio. R.E. Clements proporcionó un
10
puede encontrarse material adicional en Snaith, Distictive Ideas, pp. 21–50; J.
11
IDB 2, p. 621.
12
El sustantivo yešû‘â, «salvación», aparece unas setenta y siete veces en el Antiguo
Testamento: dieciocho veces en Isaías (siete en caps. 1–39, seis en caps. 40–55 y cinco
en caps. 56–66), a menudo en los Salmos y sólo dos veces en otros profetas. El
sustantivo yēša‘, «salvación», aparece treinta y seis veces: cinco veces en Isaías (una en
caps. 1–39, dos en caps. 40–55 y dos en caps. 56–66), veinte en los Salmos y sólo cuatro
cuatro veces: dos en Isaías (45:17; 46:13), trece en los Salmos, una en Jeremías y nunca
en los demás profetas. El verbo yāša‘, «salvar» (en hifil y nifal), aparece doscientas seis
veces: veintisiete en Isaías (ocho en caps. 1–39, doce en caps. 40–55 y siete en caps. 56–
66), cincuenta y seis en los Salmos, once en Jeremías y once en los demás profetas. El
participio hifil aparece treinta y tres veces, a menudo traducido «salvador». Esta forma
se encuentra nueve veces en Isaías (una en caps. 1–39, seisen caps. 40–55 y dosen caps.
56–66); con el significado «salvador» aparece solamente tres veces en los demás
los Salmos y cerca de cincuenta en Isaías (quince en caps. 1–39, quince en caps. 56–66 y
veinte en caps. 40–55). El cálculo de las palabras fue hecho con una concordancia de
palabras hebreas; los números apenas varían en otras fuentes. La cantidad referida al
participio hifil incluye las formas que aparecen bajo el verbo, lo que implica su
13
Acerca del nombre «Salvador», Snaith dice: «esta apelación de ninguna manera se
profetas. El nombre «Salvador» es, no obstante, tan frecuente en Isaías como para ser
palabras simplemente no apoya esta declaración. La «salvación» puede ser «el tema» de
14
Ver W.S. LaSor, Daily Life in Bible Times, Cincinnati, 1966, pp. 45–47.
15
Siguiendo al queré; el kethib dice «él no fue angustiado». Algunos mss concuerdan
16
Ver además R.C. Dentan, «Redeem, Redeemer, Redemption», IDB 4, pp. 21s.
TM Texto Masorético
17
Ver J. Daane, «Father», ISBE 2, 1986, pp. 284–286.
TM Texto Masorético
18
Acerca del significado de qîn’â, «celos», «desconfianza», ver BDB, p. 888; G.A.
Smith, The Book of Isaiah, The Expositor’s Bible 3, ed. rev., 1927, reimpr Grand Rapids,
puede referirse al «Espíritu» (de Yahvéh) o al «espíritu» (del ser humano). También
«espíritu» puede ser una cualidad o un atributo, aun cuando es usado en alusión a Dios.
Por ejemplo, en 28:6, el «espíritu de juicio» ¿es un atributo humano o un don del
Espíritu divino (ver 30:1)? En 37:7, ¿Yahvé esta poniendo un espíritu malo perverso en
20
A veces, algunos comentaristas conectan este versículo con los siete espíritus
mencionados en Ap. 1:4. Aun una exégesis informal de Is. 11:2 deja en claro que se alude
21
The Book of Isaiah 1, ed. rev., Dublín, 1960, p. 135.
22
Mientras esta interpretación puede ser un sensus plenior («sentido pleno»),
VP Versión Popular
RV Revised Version
23
Es importante reconocer que Is. 61:1 tiene valor en sí mismo, aparte de cualquier
reclamo del Nuevo Testamento sobre que éste ha sido cumplido. El pasaje, más allá de
cualquiera de estas interpretaciones, tenía sentido para sus primeros oyentes o lectores,
y para todos los que lo leyeron antes de su «cumplimiento». Esto no niega el
cumplimiento de las Escrituras, pero insiste en poner las cosas en su correcto orden.
24
Distinctive Ideas, pp. 72s.
25
Ver E.R. Achtemeier, «Righteousness in the OT», IDB 4, p. 80.
26
«Toda relación impone ciertos deberes de conducta; pues bien, nuestro concepto
ṣdq designa el cumplimiento de estos deberes que provienen de esa relación y sin los
Gotha, 1893, p. 233, citado en G. von Rad, Teología del Antiguo Testamento 1, p. 454;
27
Distinctive Ideas, pp. 68–78.
28
Teología 1, p. 220.
29
Ibíd., p. 224.
30
Ibíd., p. 226. La expresión hebrea ṣiḏqaṯ yhwh se usa con referencia a los actos
31
Ver Mt. 6:1s; W. Bauer, A Greek-English Lexicon of the New Testament, trad. y rev. de
pp. 192–210.
TM Texto Masorético
32
Ver material adicional en Snaith, Distinctive Ideas, pp. 51–78, 87–93;
pp. 80–85.
33
Distinctive Ideas, p. 74.
34
The Biblical Doctrine of judgment, Grand Rapids, 1960, pp. 7s.
35
Distinctive Ideas, p. 76.
36
Mientras que al Antiguo Testamento le preocupan los derechos de todas las personas,
éste expresa particular interés por los que no pueden obtener normalmente justicia, es
TM Texto Masorético
37
Sobre ideas adicionales, ver Morris, The Biblical Doctrine of Judgment, pp. 7–25;
38
Das Buch Jesaja, HKAT, Gotinga, 1892.
39
Introduction, p. 313.
40
Si se desean ver datos específicos, consúltese la nota muy detallada en H.H.
años, W.S. LaSor, sobre la base del constante estudio del texto, llegó a una conclusión
diferente: «una cuidadosa lectura de toda la sección, extendiéndose del cap. 41 (no del
42) hasta el cap. 43, mostrará que es todo acerca del Siervo del Señor»; Israel: A
Biblical View, Grand Rapids, 1976, p. 16. P.E. Bonard, independientemente, llegó a la
dijo: «Isaías 40–55 constituye más bien una sinfonía sobre el Siervo Israel»; Le Second
lsaie: son disciple et leurs éditeurs, Études Bibliques, París, 1972, p. 7; ver su
42
Ver D.J.A. Clines, I, He, We, and They: A Literary Approach to Isaiah 53, JSOTS 1,
Sheffield, 1976.
43
LaSor, BDPT, p. 135.
William Sanford LaSor, David Allan Hubbard, and Frederic William Bush, Panorama