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CAPÍTULO I: La Alianza

Nuestra comprensión actual de la Alianza está definitivamente influenciada por modelos occidentales

en donde se entiende dicha Alianza en modelos de acuerdos bilaterales entre iguales en donde cada

uno busca el mejor provecho.

Pero el término Alianza ( = berīt tal como aparece en el Antiguo Testamento) tiene raíces un

poco distintas de las que nos imaginamos, y esto hasta donde se pueda llegar pues su etimología no

ha sido aclarada totalmente1.

Se podría hablar de una derivación en base a palabras como comer, en el sentido de banquete de

bodas, entre, como preposición, seleccionar, elegir, pero no hay mucho que fundamente dicha

1Cf. DICCIONARIO TEOLÓGICO DEL ANTIGUO TESTAMENTO Tomo I. Dirigido por G. Johannes
BOTTERWECK y Helmer RINGGREN en colaboración con George W. Anderson, Henri Cazelles,
David N. Freedman, Shemarjahu Talmon y Gerhard Wallis. Madrid; Ediciones Cristiandad 1973. Col.
796.
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derivación2. En cambio parece ser que el vocablo en estudio “supone una conexión con el acádico bi-

ritu...«lazo», «cadena»… La idea de un acuerdo vinculante aparece también en el árabe ῾aqd y en el

latín vinculum fidei, contractus”3.

En fin, para concluir con el origen de la palabra, lo más probable es que en su sentido etimológico

expresa una idea de vinculación intensa, que además es reforzada por el empleo “de palabras como

«reforzar», «asegurar», para designar la validez y seguridad de un tratado”4. Con esto nos damos

cuenta que el término empleado, mas que expresar un acuerdo bilateral, tiene una fuerte carga de

imposición y obligación y como veremos más adelante esta se amplía incluso hasta llegar a ser ley.

En el Antiguo Testamento es utilizada 287 veces de las cuales 267 veces es traducida en los LXX por

la palabra διαθήκη, (se utiliza también σπονδή, que significa de manera más literal alianza y que

aparece principalmente en el Pentateuco5). Cabe mencionar que la traducción hecha al griego lleva de

manera inevitable un estrechamiento por un lado y un añadido por otro lado en cuanto al significado.

“La palabra διαθήκη, que proviene del derecho privado helenístico, tiene, junto al sentido general de

"disposición o norma", el principal de última disposición del testador”6. Este término tiene un carácter de

mayor bilateralidad que el berīt hebreo.

2 Cf. Ibid. Cols. 796-797.


3 Ibid. Col 797.
4 Ibidem

5 Cf. MORRISH, George. A Concordance of the Septuagint. Michigan; Regency Reference Library 1987,

pág 225.
6 EICHRODT, Walter. Teología del Antiguo Testamento, I Dios y Pueblo. Madrid; Segunda Edición,

Ediciones Cristiandad 1975, pág 59.


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1. HISTORIA DEL CONCEPTO DE ALIANZA HASTA EL SINAÍ

1.1. Los Orígenes: De Noé a Abraham y sus descendientes

En este momento tendríamos que empezar hablando de la Alianza con Noé pues si observamos el

texto de la Septuaginta la primera vez que aparece la palabra διαθήκη, del hebreo , en el

Antiguo Testamento es en Gen 6, 187, pero quisiera aventurarme a decir que la primera idea acerca de

la Alianza la vemos en la Creación misma. Desde el hecho de la Creación del hombre y la mujer (unión

que es figura de la Alianza) y la Caída por desobediencia a Dios, pues viendo desde la perspectiva de

la Alianza, en el Paraíso, Dios le plantea al hombre unas normas para que viva para siempre y en

libertad (para que acceda al árbol de la vida), pero el hombre rompe estas indicaciones y da la espalda

a Dios. Desde este momento vemos un anticipo de lo que va a suceder a lo largo de la Historia de la

Salvación, aunque suene un poco cursi, podríamos decir que esta Historia de la Salvación es una

Historia de amor no correspondido, donde Dios da todo por amor y el hombre no lo corresponde.

Podemos decir, pues, que la primera vez que Dios realiza un Pacto es con los hombres, de manera

explícita, es con Noé. En este pasaje, el patriarca representa al hombre, y esta primera Alianza es de

una naturaleza especial, por su amplitud, a diferencia de las posteriores esta Alianza “comprende a la

humanidad entera”8 y durará “mientras dura el tiempo de las naciones”9, pues esta expresa “Economía

7 Cf. MORRISH, George. Ibid. pág. 225.


8 FÛGLISTER, Notker. “Fundamentos veterotestamentarios de la Cristología del Nuevo Testamento”. En:
MISTERIUM SALUTIS. Dir. Por J. FEINER y M. LÖHRER. Vol. 3, Tomo 1. Madrid; Tercera Edición,
Ediciones Cristiandad 1992, pág. 122.
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divina con las ‘naciones’, es decir, con los hombres agrupados "según sus países, cada uno según su

lengua, y según sus clanes" (Gen 10,5)”10.En fin podemos decir que la alianza con Noé es una

confirmación y a la vez “una renovación de la posibilidad que todavía resta a la humanidad de

reconocer a Dios por la creación”11. Y podemos decir que incluye no sólo a la humanidad sino incluso

toda la naturaleza viviente.

Respecto de la Alianza con Abraham podemos decir que tiene una naturaleza más reducida, pues

tiene validez sólo para él y su descendencia, su pueblo escogido (Gen 17)12. En esta concepción de la

Alianza vemos una evolución en razón de su interlocutor, pues sigue teniendo el sentido todavía

unilateral que se planteaba anteriormente.

Quien interviene es Dios y esta Alianza “es, primordialmente, obra suya, un don, un favor, una

gracia…”13. Esta alianza con Abraham no es un pacto bilateral por el que se comprometen dos partes,

sino una promesa, un juramento unilateral por el que Yahvé promete una herencia a Abraham y sus

descendientes y “sería repetida y confirmada en el día en que el pueblo, como tal, fuese capaz de

comprometerse”14. Las “alianzas” mencionadas son el pórtico que conduce a la promulgación de la ley

en el Sinaí, acontecimiento decisivo que determina todo el desarrollo de la historia de la salvación.

10 CEC 56
11 FRIES, Heinrich. “La Revelación”. En: MISTERIUM SALUTIS. Dir. Por J. FEINER y M. LÖHRER. Vol.
1, Tomo 1. Madrid; Tercera Edición, Ediciones Cristiandad 1992, pág. 238.
12 Cf. FÛGLISTER, Notker. Ibid. pág. 122.

13 GIBLET, Jean. “La Alianza de Dios con los hombres.” En: GRANDES TEMAS BÍBLICOS. Madrid; Sexta

Edición, Fax 1974, pág. 39.


14 Ibid. pág. 40.
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1.2. La Alianza en el Sinaí

Si bien no podemos hablar de otra Alianza distinta a las anteriores, en el Sinaí podemos encontrar

algunos rasgos diferentes que no se habían tenido en cuenta, rasgos similares a los tratados de

vasallaje: “Yahvé decide con soberana libertad otorgar su alianza a Israel y él mismo dicta sus

condiciones”15, “un instrumento por medio del cual se imponía al pueblo una serie de disposiciones

legales”16.

Podemos citar un pasaje que constituye un resumen de toda la alianza mosaica, tenemos todo el

conjunto del éxodo, la elección, la promesa de alianza y la ley17:

“Moisés subió al monte de Dios. Yahvé lo llamó desde el monte, y le dijo: «habla así a la
casa de Jacob y anuncia esto a los hijos de Israel: "Vosotros habéis visto lo que he hecho
con los egipcios, y cómo a vosotros os he llevado sobre alas de águila y os he traído a mí.
Ahora, pues, si de veras me obedecéis18 mi voz y guardáis mi alianza, seréis mi propiedad
personal entre todos los pueblos…” (Éx 19, 3-5)

El simple hecho de que Yahvé le pida al pueblo una respuesta libre subraya el carácter único de la

alianza mosaica. La relación entre Dios y los hombres ha cambiado: hay posibilidad de una

colaboración libre.

15 GIBLET, Jean y GRELOT, Pierre. “Alianza.” En: VOCABULARIO DE TEOLOGÍA BÍBLICA. Xavier
Léon-Dufour (dir.). Barcelona; Bibloteca Herder 1988, pág. 59.
16 WEINFELD, M. “ berīt [Alianza]”. En: DICCIONARIO TEOLÓGICO DEL ANTIGUO
TESTAMENTO Tomo I. BOTTERWECK, G. Johannes y RINGGREN, Helmer (Dir.). Madrid; Ediciones
Cristiandad 1973, col. 807.
17 Las citas son tomadas de la Nueva Biblia de Jerusalén editada por Desclée de Brouwer, Bilbao 2003.

18 No es materia del trabajo pero sería interesante ver los matices que encierra esta palabra pues en una

Biblia de Jerusalén de edición más antigua, en vez de obedecéis se pone escucháis en la traducción
respectiva.
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Vemos que la alianza con Abrahán adquiere en el Sinaí su forma completa, para introducir y

establecer la ley, que tiene la finalidad de conformar la actuación de Israel con las exigencias de su

sublime vocación de pueblo escogido. Y al mismo tiempo le da una ley, da origen al pueblo de Israel. A

través del Pentateuco vemos formuladas varias cláusulas de esta misma ley, la primera de las cuales y

por lo mismo la principal es la que concierne al culto del único Yahvé y la proscripción de la idolatría

(Cf. Éx 20,3ss; Dt 5,7ss), pecado este último el más aborrecido y el más reclamado por los que

enviados de Dios.

Fue el mismo pueblo quien se comprometió de manera libre al pacto: “Moisés fue y convocó a los

ancianos del pueblo y les expuso todas estas palabras que Yahvé le había mandado. Todo el pueblo a

una respondió: «Haremos todo cuanto ha dicho Yahveh»” (Éx 19,7-8). “Compromiso solemne, cuyo

respeto condicionará para siempre el destino histórico de Israel. El pueblo de Israel se halla en el cruce

de los caminos. Si obedece, tiene aseguradas las bendiciones divinas; si falta a su palabra, él mismo

se condena a las maldiciones (cf. Éx 23, 20-33; Dt 28; Lev 26)”19.

Luego de esta formulación tan explícita de la Alianza podemos reconocer diversas renovaciones de

esta misma aunque podría ser imprudente, según Giblet y Grelot, afirmar que se renovaba en el culto,

es notorio ciertos momentos de renovación como con Josué y David.

19 GIBLET, Jean y GRELOT, Pierre. Ibid., pág. 60.


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Aquí hay que destacar un matiz interesante pues el contexto histórico cambia radicalmente después

de la división del Reino y más aún luego de la caída del reino del norte (hacia el 721 a. C.). Entonces la

visión de la Alianza tuvo que revisarse y entramos en momentos críticos y vemos una reformulación de

la Alianza con Israel esta pasa de ser la Alianza con Israel a la Alianza con David, pues el reino que

queda en pie es el reino del Sur reino donde está la tribu de Judá (este recién cae hacia el 587),

aunque sin olvidar la alianza Sinaítica, alianza constitutiva del pueblo. “Yahvé otorga su alianza a David

y a su dinastía (Sal 89,4ss.20-38; cf. 2 Sam 7,8-16; 23,5), a condición únicamente de que la alianza del

Sinaí sea fielmente observada (Sal 89,31ss; 132,12; cf. 2 Sam 7,14)”20.

El contexto histórico de estas renovaciones de la Alianza pasa, como ya hemos mencionado, por la

época monárquica y la división del reino hasta la caída del reino del norte y la caída del reino del sur,

después de la cual entra en la dominación babilónica y persa, donde toma especial preponderancia la

figura del profeta en el recuerdo de la fidelidad a la Alianza.

2. LA ALIANZA EN LOS TIEMPOS PROFÉTICOS

“En algunos casos, la alianza se hace por mediación de un tercero… Esta mediación es

particularmente característica de la alianza con Dios, en la cual hace de mediador el hombre de Dios

(sacerdote, profeta, etcétera)”21.

20 GIBLET, Jean y GRELOT, Pierre. Ibid., pág. 62.


21 WEINFELD, M. Ibid., col. 806.
10

En estos tiempos la Alianza viene a ser puesta en evidencia por el profeta, que anuncia

principalmente la falta de fidelidad y su mensaje profético se refiere a ella constantemente. “Si

denuncian los profetas unánimemente la infidelidad de Israel a Dios, si anuncian las catástrofes que

amenazan al pueblo pecador, lo hacen en función del pacto del Sinaí…”22.

Es posible ver en los escritos deuteronomistas23 un ligero desplazamiento del concepto de berīt, pues,

aunque sigue designando la alianza24, también puede significar las obligaciones que esta relación

comporta, es decir, las cláusulas de la alianza. Dt 4, 13.23 no entiende por berīt otra cosa que el

decálogo. Así, posteriormente la base preceptual de la alianza adquirirá especial importancia.

Correlativamente, también por lo que respecta al hombre, se pone de relieve la observancia de la

alianza en Dt 29, 8; 1 Re 11, 11; y se previene contra la trasgresión o ruptura de la alianza25.

“El desplazamiento conceptual descrito hace que el énfasis principal recaiga sobre el carácter

normativo, la fijación de una vez por todas, de la relación creada por Dios. En los profetas se ponía más

de relieve la libre acción del amor divino que deja ver su fidelidad en constantes demostraciones de

gracia, que vuelve a recomponer y profundiza sin cesar la relación con su pueblo rota por el pecado

humano”26.

22 GIBLET, Jean y GRELOT, Pierre. Ibid., pág. 62.


23 Estos escritos abarcan el Pentateuco y los siguientes hasta el segundo Libro de los Reyes.
24 Cf. Dt 5, 2ss.

25 Cf. EICHRODT, Walter. Op.cit., pág 49

26 EICHRODT, Walter. Op.cit., pág 49.


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Es interesante ver como dentro de la reflexión profética27 de la Alianza vemos también un

desplazamiento conceptual, pues en un inicio su discurso profético no tenía como primer plano la

Alianza, esto se deja ver mejor en la época del profeta Jeremías, pues este testigo de la caída de Judá,

ya que en él vemos un cambio en su discurso o al menos de los elementos del mismo. Recién en

Oseas (Amós no menciona el término Alianza, aunque podemos implicarla en su discurso sobre todo

porque habla acerca de la Elección) vemos la palabra sólo dos veces y desde el punto de vista de la

violación a la misma. Miqueas, Nahúm, Sofonías y Habacuc no mencionan la alianza. En el libro de

Isaías el tema aparece explícitamente en 24,5; 28,15.18; 33,8.

Con Jeremías comienza a adquirir mayor peso la idea de alianza. Es muy interesante el detalle que

menciona Einchrodt, “mientras que en el primer período de su actividad Jeremías no se refiere expre-

samente al berīt, a partir de la reforma de Josías utiliza este importante término y lo convierte si no en el

centro de su mensaje profético, sí en su medio favorito para expresarlo”28.

“Los profetas, especialmente Oseas, Jeremías y Ezequiel, describieron la fidelidad absoluta con la

imagen del matrimonio, que puede ser considerado como una alianza”29.

27 Aquí obviamente me refiero a la reflexión profética escrita, no a los llamados profetas no escritores.
28 EICHRODT, Walter. Op.cit., pág 53.
29 WEINFELD, M. Ibid., col. 822.

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