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Se ven varias similitudes entre ambos relatos: El profeta se encuentra con la madre
del joven muerto en la puerta de la ciudad (1Re 17, 10 y Lc 7, 12); las dos madres son
viudas, el muerto es el hijo único; el relato comienza con la acción: Jesús fue, se
dirigió (ἐπορεύθη). Tambien encontramos una concordancia en 1Re 17, 23 y Lc 7, 15:
"... y se lo entrego a la madre..." (καὶ ἔδωκεν αὐτὸν τῇ μητρὶ αὐτοῦ). Finalmente, en
ambos relatos hay un reconocimiento del taumaturgo como hombre de Dios o profeta;
con matices, es lo que todos dicen glorificando a Dios en Lc 7, 16.44
No obstante, también hay diferencias importantes: en el relato de Elías, el joven acaba
de morir; en Lucas, el joven está siendo llevado para el entierro. Elías obra el milagro
movido por el reproche de la madre viuda; en cambio, Jesús obra por compasión sin
ningún pedido de la madre. Elías pide al Señor que resucite al hijo; en cambio, aquí
Jesús aparece como el Señor ( ὁ κύριος) que con un gesto (lo toca) y una palabra
resucita al joven. Elías es el “hombre de Dios” para la viuda; en cambio, aunque todos
dicen que “un gran profeta se ha levantado” refiriéndose a Jesús, todos alaban a Dios
por lo sucedido.
El texto de Eliseo
No se ven similitudes literarias ni narrativas entre ambos textos, pero sí que están
conectados por el motivo del relato; en ambos se habla de la reanimación de un hijo,
un niño en el caso de Eliseo. Las diferencias son claras: en el relato de Eliseo, la
madre no es viuda, tiene marido, el hijo es un niño. Eliseo manda primero a su siervo
para que haga el gesto del bastón, no hay ningún resultado, para que luego él mismo
haga una especie de ritual para que se produzca el milagro. Quizás lo único más
parecido al relato de Lucas sea el hecho de entregar el hijo a la madre; tampoco hay
una aclamación de parte de la beneficiada, sí se relata el gesto de la postración frente
al profeta, que puede indicar reconocimiento y gratitud. Una conexión clara es a quién
ora Eliseo (se encerró con el muchacho y oró al Señor) y la forma como es nombrado
Jesús en Lucas "el Señor" (ὁ κύριος). No deja de ser sorprendente que el profeta
Eliseo oraba y suplicaba al Señor, mientras que en Lucas, el Señor es el mismo Jesús.
El tema de la visita de Dios a su pueblo "visitó" en el versiculo 16, dicho por todos
luego de la reanimación del joven remite inevitablemente a un motivo ya mencionado
por Lucas al comienzo de su obra en el cántico de Zacarías (1, 68.78). En la Biblia
encontramos muchos textos que narran o hacen mención a la visita de Dios (Gn 21, 1;
Éx 4, 31; 1Sam 2, 21; Rut 1, 6; Sal 105, 4; 64, 10; Sof 2, 7; Sir 2, 14) que reflejan la
misericordia, la bendición y la salvación de Dios. Pero también hay que tener presente
que la visita de Dios está relacionada con el “día de YHWH”, el cual no siempre es
positivo; al contrario, el día de la ira del Señor será terrible y su venganza feroz, como
lo recuerdan (Sof 1, 14-17; Am 3, 2; Os 5, 9; Is 10, 3; Jer 6, 15; 10, 15). Lucas también
recoge este aspecto de la visita en la aflicción pero como signo salvifico ( Lc. 1, 46-55;
1, 67-79; ).
Un gran profeta
La expresión «un gran profeta» (προφήτης μέγας) referida a Jesús por parte de todos
parece contener una clara alusión al profeta Elías, especialmente por el milagro
realizado. No es la única vez que la gente dice de Jesús que es un profeta. Aparece
en boca de la gente (Lc. 9, 8) y en labios de los discípulos (Lc. 9, 19 y 24, 19). Además
están la mención explícita al profeta Eliseo (Lc. 4, 27; 4, 24). No hay dudas en que la
figura de Jesús como profeta está muy presente en la obra lucana. Algunos
comentaristas se han preguntado si aquí no habría una alusión al profeta escatológico
esperado como Moisés según la tradición deuteronomista: “Un profeta de entre tus
hermanos, igual que yo, alzará el Señor, tu Dios, para ti. A él lo escucharéis” ( Dt 18,
15); “Un profeta alzaré entre sus hermanos, igual que tú” (Dt 18, 18). - Tomado de
José Severino Croatto "Jesús muere como profeta en Jerusalen"-
La misericordia
La compasión que mueve a Jesús a obrar el milagro tendría un trasfondo donde Dios
es presentado muchas veces como el misericordioso, compasivo, con entrañas de
misericordia, como una madre que siente ternura por sus hijos y que tiene compasión
hasta la tercera y cuarta generación. Aunque la palabra utilizada ens "fue movido a
compasión" (ἐσπλαγχνίσθη) (Lc. 7,13) no aparece en los textos del Antiguo
Testamento con este sentido, indudablemente tiene el fondo de otras palabras que
indican compasión y misericordia, ´Por ejemlo "Lastima" (ἔλεος).
Abundan textos sobre este tema; para ilustrar basten los siguientes ejemplos:
El Señor conoce la opresión y el sufrimiento del pueblo (Ex 3, 7.9)
El Señor muestra su misericordia y compasión a quien quiere (Ex 33, 19; 34, 6)
La no-compasión de Dios (Os 1, 6)
Dios se compadece como una madre (Is 49, 15)
La promesa de compasión (Is 54, 7)
El Señor se conmueve hasta las entrañas por Efraín (Jer 38, 20)
El Señor rescata con amor y ternura (Sal 103, 4)
El inmenso amor del Señor (Sal 106, 45)
Eterna es la misericordia del Señor (Sal 107, 1.23)
El Señor es justo y compasivo (Dan 9, 9).
Esta compasión no es solamente la divina sino que también incluye la compasión
humana.
Relatos de resurrección