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Ensayo Soler
Ensayo Soler
Análisis textual
Docente:
OSCAR ALFREDO MÚÑIZ GIL
Curso:
PSICOPATOLOGÍA
2 de abril 2020
Psicología
Escuela de Ciencias Sociales
UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA
Medellín
2020
Con el siguiente trabajo se busca hacer una interpretación de lo entendido en los textos: Acerca
de sueño de Colette Soler (1988); Seminario 1: Los escritos técnicos de Freud de Jacques Lacan (1981)
y la Escena Primordial del Volumen XVII de Sigmund Freud (1918). Para tales fines se pretende
analizar específicamente el siguiente fragmento de Acerca del sueño de Colette Soler (1988), capitulo
contenido en su libro Finales del análisis, publicado posteriormente a partir de un seminario elaborado
De este modo, el binario del inconsciente y del Eso, cuya importancia en la enseñanza de Lacan
tuvo el mérito de destacar J.-A. Miller, viene a esclarecer la función del sueño que, si presenta
la pregunta del sujeto, puede incluir también la respuesta en cuanto a su ser, y designar, sin
metáfora, pero en el centro de las metáforas, el punto del que deriva toda metonimia, el
referente que no es del orden del mensaje, que no obedece a ninguna dialéctica y que,
Para iniciar es pertinente retomar a Freud (1918) y la relación que establece entre la represión y
la Escena Primordial. Plantea que esta última se da cuando un sujeto, que todavía no ha desarrollado su
sexualidad, asiste u observa de forma involuntaria un encuentro sexual, generalmente de los padres,
durante la infancia. Debido a que la sexualidad de la persona todavía no ha sido desarrollada, y por
tener lugar esta escena en una edad temprana de la persona, se genera un trauma cuando el evento se
resignifica en edades posteriores al insertarse un deseo; procedente de la nueva etapa a la que ingresa la
persona; como la fase fálica. Este efecto tardío es denominado por el autor como nachträglich. Dicho
trauma puede tener como consecuencia una neurosis; que, ejemplificado en el caso de El Hombre de
Los Lobos, se manifiesta a través de su zoofobia y el sueño angustiante con los lobos que reporta a
Freud, su analista.
El primero, que un niño a la tierna edad de 1 1/2 año sea capaz de recoger la percepción
segundo, que a los 4 años sea posible elaborar con posterioridad [nacbtriiglich], hasta
llegar a entenderlas, esas impresiones así recibidas, y, por último, que mediante algún
Digamos que la Prägung [...] no fue integrada al sistema verbalizado del sujeto, que ni
sujeto avanza en un mundo simbólico cada vez más organizado. (1986, p.281)
Este retorno a Freud se hace dispensable para entender el fragmento de Soler. El trauma
establece el síntoma y este es la manera en que eso, que siempre retorna igual, se manifiesta; la escena
primordial y la resignificación que el sujeto hace de la misma. En el caso del sueño, que es una
formación inconsciente, se pueden identificar dos partes. Lo que se deforma y busca una realización,
que siempre está en busca de la misma, y eso que es nuclear, que retorna constantemente igual y
Soler lo expresa al decir que “[...] Freud evoca lo que llamó “el ombligo del sueño” y, por otro
lado, en el fundamento del sueño, “las escenas infantiles”.” (1988, p.78). En este caso el ombligo es el
espacio del lenguaje, del deseo que constituye al sujeto indeterminado y conlleva a una sucesión de
significantes que remiten siempre a otro, un agujero simbólico que no busca recuperar el goce. Por su
parte la escena infantil está ligada a la falta, aquí hay un exceso de presencia y está conectado con el
entendemos que al referirse al “[…] Binario del inconsciente y el eso […]” (p.80), aluda al ombligo del
sueño y al ello. Y nos específica, a continuación, que “[…] tiene como función esclarecer la finalidad
del sueño […]” (p.80); que en palabras de la autora no es más que “[...] “El vector de la palabra” [...] lo
que hace hablar al sujeto y que, al mismo tiempo, focaliza sus palabras, desviándolo de hablar
cualquier cosa” (p.77). Entonces la función del sueño; según el fragmento de Soler, es, por lo menos en
una de sus instancias, dirigir la palabra del sujeto, direccionar sus dudas, su pregunta de sujeto;
conceptualización de la autora, la cura; la dirección de la palabra a lo que el sujeto tiene, pero no sabe
que está ahí.; “[...] es el signo de que, en la transferencia, el sujeto - vía el analista- dirige su pregunta al
objeto del saber.” (Soler, 1988, p77). Si buscamos soporte teórico en Lacan podremos encontrar que
conceptualiza, al analizar las elaboraciones de Strachey, algo muy símil a lo expuesto por Soler;
No es en torno, ni alrededor, ni antes ni después, sino en el momento preciso en que lo que está
por despuntar en lo imaginario está a la vez presente en la relación verbal con el analista,
cuando la interpretación debe hacerse a fin de que pueda ejercer su valor de decisivo, su función
mutativa [...] la interpretación puede adquirir un valor de progreso solo en un momento preciso
Ahora bien, la autora continúa señalando; “[...] si presenta la pregunta del sujeto, puede incluir
también la respuesta en cuanto a su ser.” (Soler, 1988, p.81). esta respuesta parte de aquello que
muestra, de la escena primordial en donde se inserta la pulsión, liga al trauma y a las huellas que esta
deja en el cuerpo, es decir a la prolongación del goce que se establece en los orificios corporales, pero
no el orifico simbólico ya expuesto. Esto que retorna, como explica Freud y luego Lacan (1981, p.283),
se establece nuclearmente cuando la represión opera, desde aquí se construirán u organizaran los
síntomas y las represiones posteriores; se entabla entonces el modo particular de goce que acompaña al
sujeto de aquí en delante y que es, en esencia, lo único que en verdad responde por su ser; más allá de
Hasta aquí hemos determinado que la función del sueño está determinada por un binomio; en el
responder; porque se instaura desde el ello, desde la falta que es llenada, de manera excesiva, por
aquello que retorna inmutable; aun cuando se rodea de las desfiguraciones oníricas. Sin embargo, falta
[...]y designar, sin metáfora, pero en el centro de las metáforas, el punto del que deriva
toda metonimia, el referente que no es del orden del mensaje, que no obedece a ninguna
La autora expresa entonces que esta respuesta, aun cuando no se acompaña de significante, de
sustitución, si se inscribe en una puesta en escena, en un orden de representación simbólica; Esta guía
metafórica, ese punto que da conclusión y significa la cadena de significantes infinitos del individuo,
reúne todo su deseo, su ser mismo y responde a su modo de goce; así desaparece el ombligo del sueño,
con las particularidades que la escena primordial logra dejar en el sujeto.; “Ciertamente en el sueño eso
habla, dice lacan [...] Pero también “eso muestra”.[…] Al contrario del espectáculo del mundo que es
voyerista [...] el sueño muestra” (Soler, 1988, p.79). Cabe señalar que esto, que retornó idéntico, que
responde a la angustia de la pregunta por el ser, no proviene del otro, no es procedente de su represión
primaria; de la significación ajena al sujeto mismo, y tampoco es transmutable, porque es nuclear y
siempre regresa igual y sin deformación; aun cuando un marco referencial, un conjunto de
significantes, lo acompañen.
[...] la puesta en escena del sueño, con su posibilidad de hacer aparecer o desparece de
improvisto, en una puerta entornada, en una ruptura de cuadro, en una discontinuidad de tiempo
o de espacio, se presta a convocar el más allá- o el lado de acá- de la realidad [...] Las
Lacan, J. (1981). Seminario 1: Los escritos técnicos de Freud. Barcelona: Ediciones Paidos.