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hiendo una escalera puede significar el coito, es sin duda sobre to- siniestro [también ominoso] (sentimiento de lo) (fr. sentiment
do porque, en alemán, se emplea el verbo steigen («montar») para d'étrangeté; ingl.jeeling of strangeness; al. Unheimlichkeit Gefühl) .
designar el acto sexual, o porque, en francés, se habla de un «vieux Sentimiento de malestar y de extrañeza ante un ser o un objeto sin
marcheur>> (<<marches» son los peldaños de una escalera) [se llama embargo antes familiar.
en francés peyorativamente vieux marcheur al viejo que corteja a las Subtendida por una muy fuerte ansiedad y una espera de la re-
mujeres; en castellano se usa también «montar>> como sinónimo del lación con lo real, esta alteración de la resonancia afectiva habitual
coito]. con el medio (o consigo mismo, en este caso acompañada de un
sentimiento de despersonalización) puede encontrarse en la esqui-
CON LACAN. J. Lacan, por su parte, aborda la cuestión del sím- zofrenia, en ciertos estados crepusculares epilépticos y en la psi-
bolo de una manera bastante diferente. Parte en efecto del don, que castenia (P. Janet).
establece el intercambio entre los grupos humanos, y que, en este El psicoanálisis reconoce el papel particular de este sentimiento
sentido, es ante todo significante de un pacto. Pues, si los objetos de extrañeza en la vivencia psicótica, especialmente en los llama-
del don pueden tener tal valor, es principalmente porque se los des- dos «fenómenos elementales», que pueden preceder al desencade-
poja de su función utilitaria: «Jarrones hechos para estar vacíos, namiento de una crisis. Pero, después de S. Freud, los psicoanalis-
escudos demasiado pesados para cargarlos, gavillas que se seca- tas extienden mucho más allá ese campo de lo que llaman <<lo si-
rán, picas clavadas en el suelo, carecen de uso por destino, cuando niestro», que sería provocado por la aparición en lo real de algo que
no son superfluos por su abundancia» (<<Función y campo de lapa- recordaría demasiado directamente lo más íntimo, lo más repri-
labra y del lenguaje en psicoanálisis», en Escritos, 1966). El símbolo mido. Observemos además que el sentimiento de lo siniestro parece
se constituye en primer término como <<Vaciamiento» de lo real. Esta particularmente fuerte en todo lugar en que el mecanismo de redu-
determinación es esencial para el psicoanálisis. Si el falo tiene valor plicación imaginaria parece prevalecer (tema literario del doble).
de símbolo, es precisamente porque no se confunde con el órgano
biológico. síntoma s. m. (fr. symptóme; ingl. symptom; al. Symptom). Fenó-
Es en la palabra, más aún, en el significante, donde el símbolo meno subjetivo que, para el psicoanálisis, constituye no el signo de
toma su valor acabado. Si este, efectivamente, separa al hombre de una enfermedad sino la expresión de un conflicto inconciente.
la relación inmediata con la cosa (<~a palabra es el asesinato de la Para S . Freud (1892). el síntoma toma un sentido radicalmente
cosa», dice Lacan), es al mismo tiempo lo que la hace subsistir como nuevo a partir del momento en el que puede plantear que el sínto-
tal más allá de sus trasformaciones o de su desaparición empíricas: ma de conversión histérico, que la mayoría consideraba una simu-
«Es el mundo de las palabras el que crea el mundo de las cosas». Y lación, es de hecho una pantomima del deseo inconciente, una ex-
la palabra no sólo organiza la realidad. Da al hombre su único mo- presión de lo reprimido. Concebido al principio como la conmemo-
do de acceso a esta realidad, pero también al otro, ya sea el otro del ración de un trauma, el síntoma se definirá más justamente en lo
amor o el de la rivalidad. Y si la letra puede inscribir el deseo en el sucesivo como la expresión de un cumplimiento de deseo y la
inconciente, si el significante puede expresarlo, es porque el símbo- realización de un fantasma inconciente que sirve al cumplimiento
lo rige al mundo humano. «El hombre habla --dice Lacan-, pero de ese deseo. En esta medida, es el retorno de una satisfacción se-
porque el símbolo lo ha hecho hombre>>. xual hace largo tiempo reprimida, pero también es una formación
de compromiso, en tanto la represión se expresa igualmente en él.
sí-mismo s. m. (fr. soi; ingl. selj; al. Selbst). En M. Klein, conjunto Los posfreudianos van a insistir en la formación de compromiso.
de los sentimientos y las pulsiones de la personalidad entera, a di- Lacan, por su parte, comienza por decir en 1958 que el síntoma <<Va
ferencia del yo, que se refiere a la estructura de la personalidad. en el sentido de un deseo de reconocimiento, pero este deseo per-
(Sin. self.)
manece excluido, reprimido». Interesándose en lo real en tanto está
Cuando el objeto se escinde en bueno y malo, lo mismo ocurre comprometido en una relación singular con lo simbólico y lo imagi-
con el sí-mismo, cuyas diferentes partes así escindidas pueden en - nario, Lacan destaca que el síntoma no es el signo de un disfuncio-
trar en conflicto. Véase self. namiento orgánico, como lo es normalmente para el médico y su
sa b er médico: «Vie ne de lo Real, es lo Rea1>.
sublimación
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Precisando su pensamiento, explica que «el síntoma es el efecto Después de haber huido de Alemania con la llegada de los nazis
de lo simbólico en lo real>>. En 1975 agrega que el síntoma es lo que al poder y de haber residido en París en su ruta de exilio, se instala
la gente tiene de más real. Puesto que guarda escasa relación con lo en los Estados Unidos y enseña en la Universidad de Colorado. Sus
imaginario, el síntoma no es una verdad que dependa de la signifi- trabajos, basados en observaciones directas, recayeron en la rela-
cación. Y si es «la naturaleza propia de la realidad humana>>, la cura ción entre la madre y el hijo durante los dos primeros años de vida.
no puede en ningún caso consistir en erradicar al síntoma en tanto Reconoció las consecuencias, para el desarrollo psíquico y somá-
efecto de estructura del sujeto. En este sentido, no se lo puede diso- tico, de las carencias afectivas sobrevenidas en ese período y, en
ciar de los otros redondeles del nudo borromeo propuesto por La- particular, elaboró las nociones de hospitalismo y de depresión
can para presentar su doctrina: lo real, lo simbólico y lo imaginario. anaclítica. Entre sus obras, destacamos Anaclitic Depression, The
Así, ciertos síntomas, como en el caso de Joyce, sobre quien trabajó Psychoanalytic Study ofthe Child (1946), Die Entstehung der Ersten
Lacan [Seminario XXIII, 1975-76, «Le sinthome>>], tienen una fun- Objektbeziehung (1956) , No and Yes. On the beginnings of Human
ción de prótesis. Si lo imaginario se sustrae al cruce de lo simbólico Communication (1956).
y lo real, es posible anudarlo a estos dos últimos para «evitar» este
derrape: se trata del cuarto redondel, el que procura por ejemplo a sublimación s. f. (fr. sublimation; ingl. sublimation; al. Sublimier-
Joyce un yo sustitutivo, una prótesis, que es precisamente su acti- u ng). Proceso psíquico inconciente que para Freud da cuenta de la
vidad de escritor. a ptitud de la pulsión sexual para remplazar un objeto sexual por
Por otra parte, Lacan arriba con ello a la hipótesis de un nudo u n objeto no sexual (connotado con ciertos valores e ideales socia-
que comprendería de entrada cuatro términos: el cuarto redondel, les) y para cambiar su fin sexual inicial por otro fin, no sexual, sin
que también aquí es definido como síntoma, está a la vez en rela- perder notablemente su intensidad.
ción con el complejo de Edipo y el Nombre-del-Padre (cf. seminario El proceso de sublimación así definido pone de relieve el origen
citado ut supra). Sin embargo, como lo subraya Lacan en Coriferen- s exual de un conjunto de actividades (científicas, artísticas, etc.) y
cias y conversaciones, 1975, se tiene derecho a esperar que la cura de realizaciones (obras de arte, poesía, etc.) que parecen no tener
psicoanalítica haga desaparecer los síntomas, pero, ¿es prudente ninguna relación con la vida sexual. Se explica así que la sublima-
suprimir la función de este cuarto redondel? ción cada vez más acabada de los elementos pulsionales (subli-
«Los neuróticos viven una vida difícil y nosotros tratamos de ali- mación que es el destino pulsional más raro y el más perfecto) per-
viar su malestar... Un análisis no debe ser llevado demasiado lejos. mita, especialmente, el cumplimiento de las mayores obras cultu-
Cuando el analizante piensa que está feliz de vivir, ya es suficiente>>, rales. Tanto M. Klein y J. Lacan, como S. Freud, insisten en este
escribe Lacan (ibid.). Una separación del objeto de amor, por ejem- punto: algo que implica la dimensión psíquica de la pérdida y de la
plo a través de una interpretación salvaje, sobre todo si es justa, falta y responde a coordenadas simbólicas comanda el proceso de
puede ser, justamente, catastrófica. Por eso, aunque en términos la sublimación.
metafóricos y con contradicciones, Lacan creó el término sinthome El término sublimación no remite en Freud ni a «un parloteo so-
[juego de palabras entre síntoma, santo hombre y Santo Tomás de b re el ideal>>, ni a la importación de una definición o de una descrip-
Aquino, sobre la base de la antigua grafía en francés, más semejan- ción de un proceso químico, ni tampoco a una referencia a la cate-
te a la grafía del castellano l para designar al cuarto redondel del goría de lo sublime de la estética filosófica. Es por contraste, y a me-
nudo borromeo, y para significar con ello que el síntoma [«symptó- n udo de manera negativa, como Freud desarrolla poco a poco lo
me»] debe «caer», de acuerdo con su etimología [la palabra, en que define a la sublimación: por ejemplo, no debe confundirse con
griego, remite a «Coincidencia>>: lo que ocurre simultáneamente , la idealización (proceso de sobrestimación del objeto sexual). Los
pero también lo que cae simultáneamente]. y que el «Sinthome>>es elementos de teorización son fragmentarios; no hay en Freud una
lo que no cae, pero se modifica, cambia para que sean posibles el Leoría constituida de la sublimación. Se sabe que destruyó todo un
goce y el deseo. ensayo sobre esta cuestión, que en muchos aspectos siguió siendo
enigmática para él. Así, en 1930, escribe, a propósito de la satisfac-
Spitz (René Arpad). Psicoanalista norteamericano de origen hún - ión sublimada (es decir, de una satisfacción que no es una satis-
garo (Viena, Austria, 1887 - Denver, Colorado, 1974). facción sexu a l direc to) : «P ORCC 1111a cualidad particular que segura-

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