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2.2.21.- Técnicas de caracterización de materiales poliméricos.

Las propiedades macroscópicas de los materiales poliméricos dependen de diversos factores de


nivel microscópico, entre las que se menciona: i) la composición química del polímero: los
elementos constituyentes juegan un papel decisivo en el comportamiento e identificación del
polímero; ii) el tamaño de molécula: el peso molecular y la distribución de la molécula afecta de
forma determinante las propiedades del material (viscosidad, cristalinidad, resistencia, entre
otras); iii) la topología de las macromoléculas: el nivel de ramificaciones y entrecruzamiento de
las macromoléculas afecta el comportamiento del polímero. Por ejemplo, un termoplástico con
muchos entrecruzamientos tendrá una viscosidad mayor que otro con menor número de
entrecruzamientos; iv) Microestructura: la disposición de las cadenas moleculares afecta la
isometría y estereoquímica del material; v) Morfología de los agregados: un polímero
parcialmente cristalino tendrá más resistencia y menos ductilidad, por el contrario, en el caso de
ser completamente amorfo poseerá menos resistencia pero más ductilidad; vi) Transiciones de
estructura (Tª transición vítrea, Tª de fusión): el comportamiento del material no será el mismo si
se encuentra situado por debajo o por encima de su temperatura de transición vítrea, algo similar
ocurre con la temperatura de fusión del polímero; entre otras. Para conocer estas propiedades se
utilizan diversas técnicas de caracterización (Fombuena et al., 2016). A continuación se describen
algunas de las técnicas que se emplearan para caracterizar los materiales que se prepararan en
este trabajo de investigación.

A.- Técnicas de caracterización microscópica (FTIR, SEM).


A.1.- Espectroscopia infrarroja por transformada de Fourier (FTIR).
La espectroscopia infrarroja es una técnica ampliamente utilizada para identificar polímeros. Es
muy útil como técnica de estudio estructural, ya que permite estudiar interacciones en la
superficie de contacto de un polímero con su relleno. El fundamento de esta técnica se basa en el
hecho de que en una molécula los átomos experimentan de forma constante oscilaciones o
vibraciones, denominadas “vibraciones moleculares”, alrededor de su posición de equilibrio. Las
vibraciones moleculares están cuantificadas, es decir, los átomos pueden vibrar sólo a frecuencias
específicas (Bellas, 2012).
Es de resaltar que, esta técnica puede brindar información acerca de los grupos funcionales de
moléculas presentes en un compuesto desconocido. Al medir a una frecuencia específica a lo
largo del tiempo, se pueden medir cambios en el carácter o la cantidad de un enlace particular,
que es útil para medir el grado de polimerización en la manufactura de polímeros. Para esto, se
transmite un rayo de luz infrarroja monocromático a través de la muestra y se registra la cantidad
de energía absorbida. Repitiendo esta operación en un rango de longitudes de onda de interés (por
lo general, 4000-400 cm-1) se puede construir un gráfico (espectro IR). Al examinar el gráfico de
una sustancia, se puede obtener información sobre la misma. En la Figura 2.37 se nuestra el
espectro infrarrojo del almidón y en la Tabla 2.1 se describen algunas de sus bandas
características. La espectroscopia infrarroja con transformada de Fourier (FTIR) es una técnica
utilizada comúnmente para estudiar y verificar la incorporación de monómeros a la estructura de
hidrogeles, la misma permite observar la presencia de los grupos funcionales característicos de
cada monómero (Ramírez et al., 2016).

Figura 2.37. Espectro infrarrojo del almidón de yuca nativo.


Fuente: Gomes, 2009.

Tabla 2.1. Bandas características del almidón de yuca nativo.


N Grupo λteo (cm-1) λexp (cm-1) Descripción
º
1 -O – H 3100-3500 3380 Vibración de tensión fuerte de los enlaces O-H
2 C–H 2800-3000 2920 Vibración de tensión fuerte correspondiente a los enlaces C-H
3 O–H 1000-1100 1090 Banda fuerte correspondiente a la vibración de flexión del enlace O-H
Banda fuerte correspondiente a la flexión de los enlaces C-O de los
4 C-O 1100-1200 1156
grupos hidroxilo
Banda atribuida a moléculas de agua enlazadas a la estructura del
5 Agua ------ 1645
almidón
Vibración de tensión fuerte correspondiente a los tres enlaces –CO-C-
6 C-O-C 1000-1050 1020
presentes en la molécula de anhidro glucosa
7 C-O-C 500-650 580 Vibración de flexión fuerte correspondiente a los tres enlaces –CO-C-
presentes en la molécula de anhidro glucosa
Fuente: Gomes, 2009.

A.2.- Microscopía electrónica de barrido (SEM).


La microscopía electrónica de barrido, SEM (Scanning Electron Microscope), es una de las
técnicas más versátiles para el estudio de superficies de distintos materiales dada la combinación
de elevada resolución y gran profundidad de campo. Esta técnica se basa en recorrer la muestra
con un haz muy concentrado de electrones y, mediante un detector apropiado, registrar el
resultado de esta interacción. Los electrones del haz pueden dispersarse en la muestra o provocar
la aparición la aparición de electrones secundarios. Los electrones perdidos y los secundarios son
recogidos y contados por un dispositivo electrónico situado a los lados de la muestra. A medida
que el haz de electrones barre la muestra, se presenta toda la imagen de la misma en el monitor.
El microscopio electrónico de barrido puede ampliar los objetos 200.000 veces o más (Bellas,
2012).

B.- Técnicas de análisis térmico (TGA, DSC).


B.1.- Análisis termogravimétrico (TGA).
La termogravimetría es una técnica englobada dentro de la familia de técnicas de análisis térmico,
en la que la variación de la masa de una muestra se mide en función de la temperatura o del
tiempo mientras la probeta se somete a un programa de calentamiento controlado. En el campo de
los materiales poliméricos, la termogravimetría es una técnica muy utilizada para la
determinación del contenido de volátiles, aditivos o cargas habitualmente presentes en estos
materiales. También es posible obtener información cualitativa de las cinéticas y temperaturas de
descomposición, estabilidad térmica e interacciones polímero-polímero o polímero-aditivo
(Román, 2010).

Es de resaltar que, en un análisis termogravimétrico se registra, de manera continua, la masa de


una muestra colocada en una atmósfera controlada, o bien en función de la temperatura, o bien en
función del tiempo. En el primer caso (experimento dinámico) la temperatura de la muestra va
aumentando de manera controlada (normalmente de forma lineal con el tiempo), y en el segundo
(experimento isotermo), la temperatura se mantiene constante durante todo el experimento. La
representación de la masa o del porcentaje de masa en función del tiempo o de la temperatura se
denomina termograma o curva de descomposición térmica. En la Figura 10.1 se representan estos
dos tipos de termograma: a) convencional; b) diferencial (Skoog et al., 2002).

Figura 2.38. Termogramas típicos: a) convencional; b) diferencial.


Fuente: Skoog et al., 2002.

B.2.- Calorimetría diferencial de barrido (DSC).


La calorimetría diferencial de barrido permite el estudio de aquellos procesos en los que se
produce una variación entálpica como puede ser la determinación de calores específicos, puntos
de ebullición y cristalización, pureza de compuestos cristalinos, entalpías de reacción y
determinación de otras transiciones de primer y segundo orden. En general, el DSC puede
trabajar en un intervalo de temperaturas que va desde la temperatura del nitrógeno líquido hasta
unos 600 ºC. Por esta razón esta técnica de análisis se emplea para caracterizar aquellos
materiales que sufren transiciones térmicas en dicho intervalo de temperaturas. La calorimetría
diferencial de barrido proporciona información precisa sobre diferentes propiedades térmicas de
los componentes por separado de las distintas formulaciones, así como de los materiales
compuestos. Esta información consiste en temperaturas y entalpías de fusión, temperaturas y
entalpías de descomposición, índices de cristalinidad, entre otras. Por lo tanto, es una técnica
poderosa para caracterizar a los materiales poliméricos, que ayuda a temas como la selección
adecuada de materiales, procesos, control de calidad y predicción del desempeño del material en
servicio. En la Figura 2.39, se muestra la forma general de un termograma para un polímero
semicristalino típico, que ha sido enfriado rápidamente hasta una temperatura inferior a su Tg,
obteniéndose después el termograma a una cierta velocidad de calentamiento (Román, 2010).
Figura 2.39. Termograma general para un polímero semicristalino típico.
Fuente: Llorente et al., 1991.

C.- Técnicas de caracterización de las propiedades mecánicas (dureza Shore A, resistencia a


la flexión, tracción, resistencia al impacto Charpy).
C.1.- Dureza Shore A.
La dureza es la medida de la resistencia de un material plástico a la compresión e indentación.
Como se suele describir, la dureza es una propiedad compuesta que combina conceptos de
resistencia a la penetración, rayado, maltrato, entre otros. La mayoría de las pruebas de dureza
para plásticos se basan en la resistencia a la penetración de un indentor en la superficie de un
plástico bajo una carga constante. En este sentido, la norma ASTM D2240 describe las
mediciones de dureza Shore. Para esto, existen varios instrumentos Shore, identificados por A
hasta D y diseñados para dar diferentes lecturas desde espumados suaves hasta polímeros con
carga de vidrio. Las lecturas del durómetro Shore A son las más comunes. En la escala Shore A,
0 es para un material suave y 100 para uno duro (Bellas, 2012).

C.2.- Resistencia a la flexión.


La resistencia a la flexión de un material es su capacidad para soportar fuerzas aplicadas en su eje
longitudinal. Los esfuerzos inducidos por una carga de flexión son realmente una combinación de
esfuerzos de tracción, compresión y cizalla, como se muestra en la Figura 2.40. En este sentido,
la de flexión se calcula referida al esfuerzo y deformación que se produce en la superficie externa
de la probeta empleada (Beltrán et al., 2012).
Figura 2.40. Fuerzas implicadas en los ensayos de flexión.
Fuente: Beltrán et al., 2012.

C.3.- Tracción.
El ensayo de tracción, es una medida de la respuesta de un material ante una fuerza que tiende a
estirarlo (ver Figura 2.41). De este ensayo se suele obtener una curva de esfuerzo-deformación de
la cual se extrae información sobre la resistencia a la tracción, elongación y módulo del material
analizado.

Figura 2.41. Esquematización del ensayo de tracción.


Fuente: Beltrán et al., 2012.

En este sentido, en la Figura 2.42 se muestra una curva típica esfuerzo-deformación. Este tipo de
curva se divide en varios tramos. El primer tramo de la curva OA es lineal y muestra una
proporcionalidad entre esfuerzo y deformación. El punto A, se conoce como límite de
proporcionalidad. A pesar que, en el tramo AB ya no hay proporcionalidad entre esfuerzo y
deformación, el material todavía se comporta como elástico, es decir, la deformación
desaparecería totalmente si cesara el esfuerzo. A partir del punto B la deformación deja de ser
elástica por lo que este punto recibe el nombre de límite elástico o punto de fluencia. Las
deformaciones que tienen lugar por encima del límite elástico dejan de ser recuperables. El tramo
BC, es aproximadamente horizontal, como consecuencia de que el material se hace dúctil y fluye
a poco que varíe el esfuerzo aplicado. Después del punto C, puede ocurrir que para seguir
deformando el material haya que aplicar un esfuerzo algo mayor, debido a que el material puede
haber sufrido un ligero reforzamiento. El punto final D corresponde al momento en que el
material rompe, con un esfuerzo de rotura 􀀂D que recibe el nombre de resistencia a la rotura y
una deformación 􀀁D que en el caso de ensayos de tracción se llama alargamiento a la rotura
(Beltrán et al., 2012).

La pendiente de la parte recta de la curva (tramo OA) se conoce como módulo de Young, o
simplemente módulo. Es de resaltar que, los plásticos que tienen un módulo alto se suelen llamar
plásticos duros, mientras que los que tienen un módulo bajo son plásticos blandos. En tanto que,
la tenacidad se puede estimar como el área total OABCDO, y representa el trabajo total que debe
hacerse para romper el material. Cuando mayor cantidad de energía pueda absorber un material
experimentando grandes deformaciones, más tenaz será. El término fragilidad hace referencia a la
falta de tenacidad (Beltrán et al., 2012).

Figura 2.42. Curva típica esfuerzo-deformación de un plástico.


Fuente: Beltrán et al., 2012.

C.4.- Resistencia al impacto Charpy.


La resistencia al impacto Charpy, mide la energía absorbida por el material al deformarse y
romperse. El ensayo consiste en la ruptura de una probeta entallada mediante la aplicación de un
impacto con un martillo (ver Figura 2.43). Los resultados de este ensayo se relacionan con la
tenacidad y resiliencia del material (Zarza et al., 2018).

Figura 2.43. Equipo de ensayos de impacto tipo dardo.


Fuente: Beltrán et al., 2012.

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http://cellmat.es/wp-content/uploads/2017/02/11-1.pdf
Bellas R. (2012). Formulación y Caracterización de Materiales Compuestos Integrados por una
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Ramírez A., Benítez J., Rojas L., Rojas B. (2016). Materiales polímeros de tipo hidrogeles:
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%20Vieira.pdf

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