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Literatura Universal III

Gustave Flaubert
Madame Bovary

Profesora: Myriam López


Alumno: Guillermo Brum
CERP del NORTE
4 de noviembre de 2020
Breve reseña biográfica
Gustave Flaubert nació el 12 de diciembre de 1821 en Ruán, Francia, fue el segundo
de los cinco hijos del médico Achille CLéophas Flaubert y Justine Caroline Fleuriot.
Debido a la profesión de su padre, vivió su niñez en un hospital, hecho que quedó
marcado no solo en su vida sino también impregnado en su obra, otorgándole para sus
novelas, una visión médica y científica. Aprendió las primeras letras en su casa, con su
madre quien fue su primera maestra; a los trece años fundó el periódico manuscrito Art
et Progrés, donde en el título queda resaltado los grandes propósitos del escritor. En sus
últimos años de colegio, podemos ver claramente la actitud forjada del autor: un gran
lector de Musset, incómodo por el “mal del siglo”, estado que se veía característico en
la juventud romántica.
Luego de varios viajes que marcaron su visión del mundo, las pérdidas de su padre y
su hermana son hechos que van a influir totalmente en la vida de Flaubert. Después de
estos sucesos, conoció a una mujer de letras llamada Louise Colet, quien fue su musa y
amante, a partir de la gran correspondencia amorosa que mantuvo con esta señora, pudo
cambiar su teoría del estilo, el concepto del arte y además ayudo a gestar al germen de
Madame Bovary. Louise era una mujer muy bella, pero tenía un carácter hombruno, lo
que llamó la atención del autor fueron sus dotes para la literatura, ya que no solo
dominaba muy bien la disciplina sino que también se movía muy bien en el ambiente
literario, donde era cortejada por ilustres personajes además de recibir una pensión del
rey. Su vínculo duró ocho años y en 1885 rompieron sus lazos afectivos después de un
par de episodios violentos en Croisset. De ahí en más, la vida de Flaubert se volverá
melancólica y distante; se relacionó con la Princesa Matilde y con tres mujeres más de
Rouen y hasta de Élise Schlésinger, quien había enviudado hacía poco tiempo, pero
nadie pudo suplantar a su verdadero amor, Louise, quien le sirvió de modelo para la
creación de Madame Bovary.
La compañía de sus amigos fue muy importante en su vida, Le Poittevun, Boilhet y
Maxime du Camp fueron sus pilares fundamentales gracias a sus críticas y consejos, los
cuales influyeron en la mente del novelista. Como afirma Thibaudet, en el proceso
creador de Madame Bovary hay una triple transposición, la de un pasado que fue vivido
a un presente que vive, de una sensibilidad de artista a una sensibilidad burguesa y a la
de un hombre a una mujer; esta tríada es lo que mantiene el equilibrio entre la

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impersonalidad que el autor busca para su novela y lo íntimamente personal. Para los
críticos, la llave del libro está en que: “fue vivido primero en la realidad y luego
revivido en el sueño por la creación artística, esa especie de epifanía necesaria para la
gestación de estas obras eternamente trascendentes.” Saint-Beuve dice reconocer en la
obra, nuevos signos literarios: ciencia, espíritu de observación, madurez, fuerza, un
poco de dureza en los caracteres; todas estas características se verán reflejadas en las
nuevas generaciones de escritores. En 1856, finalmente terminó Madame Bovary y fue
un éxito. Por esta obra fue procesado por ofender la moral pública y luego absuelto,
claro está que eran muy agudas innovaciones para las mentes ortodoxas de la época.

¿Cuáles fueron sus fuentes de inspiración?


Si bien Flaubert sostuvo que la obra fue una invención literaria, la crítica literaria
prueba que la novela se inspiró en la muerte de Delphine Delamare, segunda esposa de
un oficial de Sanidad establecido en Ry, Normandia, en el año 1848, una historia
conocida por todo Rouen. Esta mujer sirvió como modelo para Emma, mientras que sus
dos amantes, un rico terrateniente y un pasante de notario, sirvieron de inspiración para
crear los personajes de Rodolphe y León, también de esta historia tomó los personajes
de Charles y Héloïse. Esta historia de Delphine tiene un componente clave que se ve
reflejada en la novela, la derrota de la mujer que insatisfecha de la realidad de la vida
cotidiana, busca mediante la evasión, el resarcimiento que la lleva al adulterio y luego a
la desgracia. Otra fuente de inspiración fue Balzac: la obra Physiologie du mariage,
sirvió de ejemplo para la descripción de la vida conyugal de Emma, en La Muse du
département, vio y tomo de modelo el tema de la malcasada que se aburre en la vida
monótona del pueblo y se establece en París con su amante; en Eugénie Grandet se
inspiró para tratar los problemas económicos que claramente vemos en Madame
Bovary. También podemos percibir una influencia de Chateaubriand, por ejemplo en el
Cap. XII, donde Emma prepara su fuga con Rodolphe soñando con su felicidad.
Flaubert tenía un gran bagaje cultural y además de haber leído muchos clásicos, también
tomo elementos de su experiencia personal y de la realidad social de su tiempo, en su
Normandía natal.
Los personajes del autor carecen de voluntad y son movidos por el instinto y por los
impulsos de los acontecimiento, por este motivo, Madame Bovary fue calificada por los
críticos, como la novela de la fatalidad, también nominada como novela de la
frustración y el fracaso ya que los personajes a los que le falta voluntad, son conducidos

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hacia la muerte. Flaubert nos quiere mostrar también a Frederic de su novela “La
educación sentimental” que solo conoce el amor como pasión nostálgica y fracasada. El
pesimismo social es un componente esencial y que queda muy marcado en su obra, a
través de su estilo se percibe la ironía del narrador que describe sin mostrarse muy
apasionado y que narra las emociones sin alterarse. A través de sus héroes, se ve el
carácter del hombre taciturno, desengañado e inactivo, en lo imposible de sus evasiones
y en la frivolidad de sus ensueños.
Los críticos en general, encuentran un paralelo entre Madame Bovary y Don Quijote
ya que los dos personajes son inadaptados a la vida, debido a su imaginación rebosante,
por el estudio y la lectura. Los dos quieren hacer realidad sus sueños, de donde
germinan sus tragedias personales que son distintas en cada uno. Flaubert conocía
minuciosamente el Quijote desde muy niño, por oírselo recitar a su tío. “De la misma
manera en que Cervantes asestó el golpe mortal a la manía caballeresca con las
mismas armas que la caballería, así, con los mismos recursos de la escuela romántica,
Gustave Flaubert ha demolido el falso ideal que ésta había traído al mundo” afirma
Émile Montegut. Cervantes que era humanista, parte de la poética neoaristotélica de lo
verdadero y lo verosímil mientras que Flaubert se rige por la lección de Cervantes.
Flaubert busca la relación precisa entre las palabras y las cosas identificando lo bello, lo
bueno y lo verdadero, más allá de los tópicos y convenciones, ya que las mentiras
literarias representaban las políticas de su siglo.
El estilo flauberiano
Para alcanzar el ideal artístico que buscaba para su novela, Flaubert le hincó el diente
a la elaboración de su estilo ya que pretendía escribir una prosa que rimase como el
verso, evitando las metáforas sin secuencia lógica, los clichés, las repeticiones, etc, todo
esto queda evidenciado en sus correspondencia donde lo explica claramente. Su estilo es
una técnica que sugiere el uso de la palabra y la organización de los materiales
narrativos, abarca la preocupación por la lengua y todo lo relativo a la estructura de la
novela: orden del relato, organización del tiempo, gradación de los efectos, ocultación o
exhibición de los datos. Para el autor, fondo y forma no puede disociarse, sino que son
un mismo elemento, esta correlación se ve en todos los detalles de la obra. Flaubert
aplica la teoría platónica de lo Bello como esplendor de lo Verdadero, queda
evidenciado en la búsqueda de la expresión cabal y a la misma vez armoniosa. El
criterio estético que utiliza en cuanto a la frase, es que cada una debe mantener su
individualidad, contribuyendo a la armonía del conjunto; de esa manera el autor va

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creando unidades narrativas que se corresponden a unidades musicales, logrando en
ellas sonoridad, precisión y rimo. La abundancia de imágenes visuales y de adjetivos
que reflejan matices de color, nos muestran la inquietud de Flaubert por lo plástico, esto
queda evidenciado claramente por ejemplo, en el Cap. I, en la figura de Charles Bovary
al llegar al salón del colegio con el director. Otra característica muy importante en el
estilo del autor es la objetividad, la cual logra mediante una técnica que consiste en
denominar a su novela como un producto científico elaborado cuidadosamente de modo
que lo presenta al lector como una verdad positiva.
En cuanto a los narradores, podemos decir que son varios en Madame Bovary y se
sustituyen tan hábilmente, que el lector apenas nota un cambio de perspectivas. Al
inicio de la novela, comienza una descripción de la llegada de Charles al colegio,
contada en primera persona del plural, como si fueran varios los testigos del suceso; es
un narrador que habla en nombre de varios, aportando un testimonio histórico y una
sensación de realismo, esto queda evidenciado ya que en el capítulo se repite varias
veces el “nosotros” explicito e implícito en el verbo. Por otro lado, vemos el narrador
omnisciente, quien es el encargado de llevar adelante el relato, describiendo el mundo
exterior, la psicología de los personajes y se presenta desde dos lugares: como un relator
invisible y objetivo que informa sin emitir juicio, y como un narrador filosófico que en
ocasiones ocupa el primer plano del relato y juzga algunos de los hechos que allí se
narran, según los críticos, son considerados como fallos del autor. Además de estos,
vemos otros narradores extraordinarios que remplazan al narrador omnisciente, por
ejemplo en los monólogos. Mario Vargas Llosa, afirma lo siguiente acerca de la
estrategia de narración de Flaubert: “Un elemento dramático constante en la historia de
Emma es la pugna entre la realidad objetiva y subjetiva (…) La realidad descubre su
sordidez por contraste con la imagen embellecida que traza de ella (…) Una, pues, es
indispensable a la otra para la constitución de la realidad ficticia, que resulta de esa
dialéctica entre las caras “real” e “ideal” de la vida” (Vargas Llosa, 1974, p. 64).
Es importante preguntarnos: ¿Hasta qué punto Emma consigue ser dueña de sus
actos? Esta libertaria mujer, que reclama su espacio a través del placer y la felicidad, de
cierta manera cae en la telaraña de los hombres que la rodean, entonces podemos ver
cómo está a merced del control de los otros. Si Emma no puede soñar, la realidad se
implanta con su disciplina castigadora, si debe obedecer su papel de mujer en la
sociedad, la vida será para ella la muerte misma; se produce un quiebre en el orden de lo
imaginario. De esta manera, Flaubert crea un universo literario en que se da la

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interrelación de manera satisfactoria, del mundo real con el mundo imaginario. Según la
narración, ambos universos son dependientes entre sí, por eso, para Mario Vargas Llosa,
Madame Bovary no es la primera obra realista, sino “aquella donde el romanticismo se
completa y abre las puertas a una nueva mirada.”
A través de su novela, el autor va a mostrarnos las tensiones sociales que se vivían en
el mundo burgués durante el siglo XIX y que en ese momento no se reconocía. La
ideología social es una construcción imaginaria, una fantasía que a diferencia de la
literatura, se presenta inhumana y artificial pero realmente controladora. Esta ideología
burguesa se nutre de la ilusión, haciéndole creer a Emma que puede aspirar a una vida
lujosa y de prestigio al igual que una reina, sin tener responsabilidades. El autor se
refiere al nuevo orden que causa esta transformación política y económica del siglo XIX
y que parece orientar a la sociedad a un escenario desprevenido. Mario Vargas Llosa
afirma: “En Madame Bovary (Flaubert) apunta esa alienación que un siglo más tarde
hará presa en las sociedades desarrolladas de hombres y mujeres (pero sobre todo de
estas últimas, por sus condiciones de vida): el consumismo como un desfogue para la
angustia, tratar de poblar con objetos el vacío que ha instalado en la existencia del
individuo la vida moderna. El drama de Emma es el intervalo entre la ilusión y la
realidad, la distancia entre el deseo y su cumplimiento.”
El siglo XIX estaba pautado de acuerdo a la apariencia, esto podemos verlo en la
obra a través del vestuario, nunca se habían preocupado tanto con el atuendo como en
esa cultura donde se quería estar al nivel de la clase alta, de ahí surgieron las ropas de
paseos y las siluetas afinadas por los corsees. Los burgueses adoptaron las vestimentas
sofisticadas del estilo parisino, pero también la personificación o el status sexual. Los
hombres se portaban como caballeros y las mujeres como damas, pero no coincidía con
su forma de ser, o como se comportaban en su casa. La ropa tenía que demostrar cuán
respetosa era la mujer y cuán educado era el hombre: “Intimamente ligado a un código
de personalidad inmanente las apariencias en público, está el deseo de controlar tales
apariencias a través de una ampliación de la conciencia de sí mismo. El
comportamiento y la conciencia mantienen, una relación rara: el comportamiento
viene antes de la conciencia”(Sennet, 1988, p. 211).
Según Sennet, a mediados del Siglo XIX, fue llamada la “edad de la ilusión”, esa
representación interfirió profundamente en la supervivencia de la familia. Esto podemos
verlo cuando Emma participa en un baile, al inicio de la narración del autor, donde se
encuentra con aquel esplendor de la corte y se viste de acuerdo a la ocasión: “Emma

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hizo el toalette con la conciencia meticulosa de una actriz debutante. Dispuso sus
cabellos, conforma a las recomendaciones del peluquero y entro en el vestido de
barége, extendido sobre la cama” (Flaubert, 131)

Emma Bovary
Esta mujer es un personaje que representa la pasión y el deseo inconmensurable.
Emma se acerca impresionantemente al lector porque nos representa en cierta medida a
cada uno de nosotros ya que nos muestra, que su experiencia es, más allá de todas las
cosas, una experiencia humana, la de rendirse ante el llamado inexorable del corazón y
los sentimientos. La protagonista, es la heroína de lo mundano, pero a la misma vez, es
el anti-héroe religioso; el frenesí reprimido y sediento de una mujer que se entrega a su
insaciable deseo sexual. Emma es una mujer que disfruta y vive del goce sexual, así lo
expresa Mario Vargas Llosa: “Las ambiciones por las que Emma peca y muere son
aquellas que la religión y la moral occidentales han combatido más bárbaramente a lo
largo de la historia. Emma quiere gozar, no se resigna a reprimir en sí esa profunda
exigencia sensual que Charles no puede satisfacer porque ni sabe que existe, y quiere,
además, rodear su vida de elementos superfluos y gratos, la elegancia, el refinamiento,
materializar en objetos el apetito de belleza que han hecho brotar en ella su
imaginación, su sensibilidad y sus lecturas”(Vargas Llosa, 1974, p. 6).
Flaubert rompe con el estereotipo tradicional de la personalidad femenina: Madame
Bovary no va a ser una esposa y madre abnegada, sino mas bien una mujer que sigue
sus pasiones sin pensar en las consecuencias; el autor da la espalda al padrón de la
mujer dócil, inofensiva y complaciente de la época, mostrándonos a una persona
compleja con deseo y voluntad que se puede corromper, una mujer que busca la libertad
y siente que ha perdido el derecho de gozar de las pasiones solamente por el hecho de
ser mujer. Se sabe que el autor pasó por un arduo proceso para componer su obra, en
este sentido, Baudelaire comento que Flaubert tuvo que “hacerse mujer” para demostrar
todas las fantasías de Emma, por eso, menciona que una heroína como Emma Bovary es
el resultado de una fabulosa obra porque: “él no podía dejar de infundir su sangre viril
en las venas de su criatura, la sra. Bovary, para que lo que hay en ella de enérgico y
mas ambicioso, y también de soñador, la sra. Bovary permaneció siendo
hombre”(Baudelaire, 1857). El poeta maldito destacó que Flaubert doto a Emma con
cualidades viriles, haciéndola más masculina y esto resultó una perfecta combinación:
“1)La imaginación, facultad suprema y tiránica, sustituyendo al corazón, o lo que

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llamamos corazón, de donde la razón es normalmente excluída y que predomina
generalmente en la mujer y el animal. 2) Energía súbita para la acción, rapidez de
decisión, fusión mística del razonamiento y la pasión, que caracteriza a los hombres
creados para actuar. 3) Gusto inmoderado por la seducción, por la dominación y el
mismo por todos los medios vulgares de seducción, descendiendo hasta el
charlatanismo del vestuario, de los perfumes y de los ungüentos; resumiendo, el todo
es: dandismo y amor exclusivo por la dominación.”(Baudelaire, 1857) Podemos decir
entonces que Baudelaire identifica a Emma como un personaje andrógino, que oscila
entre el hombre y la mujer, que mantiene la virilidad en el encantamiento del cuerpo
femenino.
La aventura de Emma carece de carácter épico propio del Romanticismo que le
antecede, de todas formas no pierde su sentido heroico en lo que corresponde a la
contemporaneidad. Personificará a la mujer aburrida, que se resigna a su vida pero que a
su vez sueña y fantasea con las cosas que le atraes, como la moda en París, los bailes de
máscaras, la buena gastronomía y el lujo del champagne, pero por sobre todo, nos
muestra la ilusión de una mujer que quiere vivir a través del goce extremo, quiere poder
sentir la pasión de manera hiperbólica como los personajes que lee en las novelas
románticas que le sirven como inspiración para lo que busca.
Lo que al principio eran pensamientos, terminaron siendo realidades, como lo vemos en
el siguiente fragmento: “¿Ignora usted que existen almas atormentadas sin cesar? Esas
almas necesitan entregarse alternativamente a la actividad y a los sueños, a las más
puras pasiones, a los más desenfrenados placeres, y de aquí que se arrojen a toda clase
de caprichos y locuras.”(Flaubert, 2011, p. 195)
Entonces comienza el romance ilusorio con su primer amantes, Rodolphe, donde
vemos a Emma que irradia felicidad y se muestra muy elegante, llena de vida, de
ilusiones, pero sobre todo, convencida que estaba liberándose mediante un proceso de
exploración sexual que luego se ve interrumpido por la cobardía, o por la falta de
compromiso de Rodolphe que la deja en un estado de shock emocional donde termina
enferma, con el consuelo de su esposo Carlos quien estuvo a su lado en todo momento.
A primera vista parece que este primer episodio amoroso es negativo, la señorita se va a
volver una experta en el arte amatoria, siendo hábil en el amor y la pasión: “Es
imposible no admirar la aptitud de Emma para el placer; una vez estimulada y educada
por Rodolphe, supera a su maestro y al segundo amante y envuelve de cálido erotismo
la novela a partir del capítulo IX de la segunda parte.”(Vargas Llosa, 1974, p. 11).

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Buscando que la señorita Bovary dejara a un lado el aburrimiento que tanto la
aquejaba ya rodeaban, Carlos la convenció de ir a la ciudad de Rouen, a la presentación
de Lucie de Lammermoor donde volvió a cruzarse con León. “Algunas veces me
imaginaba que la causalidad haría que nos tropezáramos, he creído reconocerla en la
calle, y he corrido las los simones de cuya portezuela pendía, flotando al aire, un chal
o un velo como el de usted…” (Flaubert, 2011, p. 298).
La señorita Bovary y el joven Dupuis se conocieron el día que Carlos y su esposa
llegaron al pueblo de Yonville a la casa del señor Monsiour Homais, el fármaco del
pueblo y un ateo de antaño, aferrado a sus creencias anti-clericales con un gran tinte
humorístico y algunas veces con dejos de pedantería. Entre las charlas de Monsiur
Homais y el señor Bovary, León y Emma comenzaron su acercamiento mediante una
primer charla, rindiéndole honor a la música y su capacidad de hacer soñar al que oye,
de los atardecer de domingo en El Prado, o el mar, las montañas de Suiza y todo lo que
Emma quería escuchar en ese momento. Antes de volverse hábil en el amor, antes de
conocer profundamente sus desilusiones y dolores, primero quiso a León, soñó una vida
junto a él.
En su reencuentro, Emma se fue interiorizando acerca de ese mundo urbano y
efímero que simboliza el señor Dupuis, ya que cuando Emma expresó su inseguridad
ante el intenso deseo del joven, este le dijo: “-¿Por qué?- (…) – En París es corriente.”
(Flaubert, 308), dejando sellado el destino de los dos, y en una orgía urbana en el
asiento de atrás de un automóvil, se consumó el amor silencioso. 
No es casualidad que Flaubert haya empezado su obra con Carlos Bovary, sino que
hay que entender, que es él que impulsa el deseo de Emma de realizar todas sus
fantasías en aquellas dos experiencias amorosas y también sus viajes imaginarios a
París, la vida burguesa, la noción de riqueza que adquirió la noche que participó del
baile en el Château La Vaubyessard. Para Emma, Carlos era la personificación de la
monotonía cotidiana que la consumía y también encarnaba la frustración sexual que
llevó a su final. Para llegar al final, primero es importante hay que resaltar la tremenda
vida que tuvo la señorita, lo que le obligó a quitarse la vida con arsénico, después de
sentirse desbordada de soledad y decadencia: “Es porque su fantasía y su cuerpo, sus
sueños y sus apetitos, se sienten aherrojados por la sociedad, que Emma sufre, es
adúltera, miente, roba, y, finalmente, se suicida” (Vargas Llosa. 6).
Este episodio, es el que le otorga a la heroína, su característica más humana, la de
sentir miedo y encontrar en la muerte el amparo y la solución a una vida irremediable.

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El agobio de Emma queda claramente patente cuando le suplica a Dupuis por auxilio
económico y también nos interiorizamos en su depresión, cuando Rodolphe hace caso
omiso a la súplica de Emma, donde expresa un discurso amoroso donde le repite que en
realidad se ha quedado sola. Finalmente sucumbimos con ella, entre el frío y el dolor.
Emma terminará abandonada, deshonrada amparada por la muerte. Vemos como el
autor siente simpatía por esta heroína romántica y sensual, porque ella ha intentado
escapar de su monótona vida, del tedio y de la somnolencia que le aquejaba. Es una
señorita bastante tonta como para confiar en las ilusiones románticas y para no
desconfiar en personajes seductores como Rodolfo o León. Representa la heroína
romántica, víctima de la credulidad novelesca: “Flaubert se encarniza y se enternece a
la vez por Emma porque ella es una imagen de sí mismo, zarandeado entre la
exaltación novelesca, el lirismo desbordado y la mirada lejana del observador
despectivo de la pequeña burguesía provinciana y de la estupidez humana”(R.
Bourneuf-R. Ouellet). Flaubert logró captar la distancia abismal que existe entre los
ideales de ficción romántica y la realidad, el autor conocía al dedillo el tedio de la vida
provinciana, la imbecilidad de los demás, lo efímero de sus largos días y al mismo
tiempo, el goce extremo de los placeres. Flaubert compuso una mujer que sufría más
que el hombre para demostrar como los padrones de una sociedad patriarcal puede
interferir especialmente en las decisiones personales, limitando, privando y
encarcelando lo que la vida podía proporcionar. La muerte de Emma, nos muestra el
terrible destino de las pasiones, del juego inocente de la seducción, del aburrimiento de
una vida vacía y profana, es la declaración de la transgresión de las órdenes sociales y
morales de esa sociedad.

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Bibliografía y webgrafía

- Bourneuf. R – Quellet. R, La novela, Revista Chilena de Literatura


No. 11 (Apr., 1978)

- Flaubert, Gustave. (2011). Madame Bovary. Madrid, Biblioteca EDAF.

- Sennet, Richard. (1998) El declino del hombre público: las tiranías de la

intimidad, São Paulo: Companhia das Letras.

- Vargas Llosa, Mario. (2006). La orgía perpetua. Flaubert y Madame

Bovary. Madrid, Editorial Alfaguara.

- https://enlenguapropia.wordpress.com/2012/07/17/don-quijote-y-emma-bovary-

parientes-lejanos/

- file:///C:/Users/Ceibal/Downloads/Dialnet-LaHuellaCervantinaEnFlaubert-

4047333.pdf

- https://flaubert.univ-rouen.fr/etudes/madame_bovary/mb_sai.php

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