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Honor y vergüenza:

valores centrales del mundo mediterráneo del siglo primero


Bruce J. MALINA*

Para haceros una idea de lo que significa estu- que la gente continúe tomándose la molestia de tra-
diar modelos culturales, podíais tratar de imagina- zar tales líneas, porque los seres humanos sienten
ros la tierra vacía y despoblada, sin que se distin- un impulso arrollador que les lleva a querer saber
guieran rasgos de ríos y montañas, rocas y árboles, dónde están. El trazado de líneas nos permite defi-
algo así como un amplio espacio liso y llano. Ima- nir nuestras variadas experiencias, de modo que
gináosla como la tierra vasta y sin huellas de un podamos situarnos a nosotros mismos, a los demás
desierto ilimitado. Pensad ahora en un grupo de y a todo y todos con quienes podamos entrar en
personas que aparece en escena. Hundiendo sus contacto. Nuestros antepasados nos legaron la serie
manos en la dúctil arena, empiezan a trazar líneas y de líneas que ellos heredaron, y de este modo nos
deciden entre ellos que éste es «mi sitio» y que aquél hallamos dentro de un continuum cultural que se
es «tu sitio». Después viene otro grupo, traza una remonta a las fuentes de nuestro legado cultural.
línea y dice que éste es «nuestro sitio» y ése «vuestro
sitio». Se levanta después el viento y tapa las líneas, Si os dais cuenta, tal trazado de líneas es más
pero ellos siguen actuando como si todavía estuvie- bien arbitrario y puede tener una trascendencia al-
sen señaladas, implícitas en la arena. ¿Qué tiene tamente ambigua, cargada de significado conflictivo.
lugar en esa acción de trazar líneas? Etimológica- Cuando trazo una línea entre tú y yo, ¿qué pretendo
mente, los términos «definir» y «delimitar» se refieren decir? ¿Significa que nunca podrás acercarte a mí
al proceso de trazar líneas, de establecer límites que sin miedo al conflicto? ¿Significa que la parte en la
separen lo de dentro de lo de fuera, y también a los que estás situado tiene menos valor que la mía?
de dentro de los de fuera. ¿Significa que nunca podremos cambiar las líneas
una vez trazadas? Dado que las líneas han sido
La construcción de significados es como idear ideadas socialmente y dado que pueden ser enor-
líneas en el material sin forma del medio ambiente memente ambiguas, tales límites constituyen a me-
humano, dando así lugar a definiciones o significa- nudo una fuente de ansiedad y conflicto, así como
dos socialmente compartidos. Está claro que tales de satisfacción y plenitud. Pensad, por ejemplo, en
líneas son trazadas a lo largo y en torno al tiempo la línea que señala la edad de la jubilación. ¿Es in-
(de ahí los tiempos sociales de la infancia, la ado- dicio de satisfacción y plenitud tras una vida de
lescencia, la adultez, la jubilación) y al espacio (de trabajo, o quizás de rechazo e inutilidad? ¿Desem-
ahí los espacios sociales señalados, a menudo boca en un período de recompensa o en un período
implícitamente, por «fronteras», como entre España de castigo? La serie de líneas sociales que asimila-
y Francia o entre tu casa y la de tu vecino). Lo que mos en el proceso de inculturación nos proporciona
no es tan obvio es que las líneas socialmente imagi- una especie de mapa socialmente compartido que
nadas estén trazadas igualmente en y en torno a nos ayuda y urge a situar personas, cosas y aconte-
individuos particulares (líneas sociales que separan cimientos poniendo un énfasis especial en las fron-
tu persona de los demás, que separan funciones y teras. Nos muestra que existe un lugar para cada
status), grupos de personas (líneas sociales que dis- persona y cada cosa, y nos enseña que las personas
tinguen entre mi familia y las otras, entre mis pa- y cosas fuera de lugar son anómalas. Por ejemplo,
rientes por parte de madre y mis parientes por parte piensa en la suciedad de una vieja granja de campo.
de padre, entre los de dentro y los de fuera), natura- El campo es el lugar adecuado para la suciedad, pe-
leza (líneas socialmente imaginadas que distinguen ro cuando esta suciedad aparece en tu casa, la casa
la materia que estudian las ciencias o la economía, es considerada «sucia» e inmunda (más sinónimos:
y que la gente experimenta en nuestro medio am- impura, profanada, poluta). La suciedad está fuera
biente físico), y Dios o los dioses (líneas socialmente de su sitio. Devuélvela a su lugar de origen y tu ca-
imaginadas que separan a quien o lo que la gente sa volverá a quedar limpia (más sinónimos: pura,
cree que lleva el control último y mantiene así unida purificada, impoluta). La gente que está fuera de lu-
toda la realidad). gar de un modo negativo es denominada desviada.
Es considerada también impura, sucia, profanada.
Todos hemos nacido en sistemas de líneas que Con frecuencia encerramos a la gente que sufre ta-
delimitan casi todas nuestras experiencias. Tales les desvíos en una especie de basurero social, de tal
líneas definen el propio yo, los otros, la naturaleza, manera que nuestra comunidad quede limpia, pura,
el tiempo, el espacio y Dios/los dioses. Es probable sagrada, impoluta, y así a salvo. Por otra parte,
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existen personas que se hallan fuera de lugar de un principio organizativo, el éxito en la vida significa
modo positivo. Esa gente es denominada gente mantener vínculos con otras personas en camarillas
prominente. Aunque resultan anómalos, no son su- de grupos importantes. El grupo central de esta se-
cios o impuros, ni están manchados. Más bien son rie es el propio grupo de parentesco. La identidad de
superlimpios o superpuros, por decirlo de algún una persona depende de su pertenencia y su acep-
modo. Caen fuera de los límites normales del siste- tación en la familia. Sin embargo, tal pertenencia y
ma de pureza en vigor, algo así como diamantes y aceptación dependen de la adhesión de una persona
oro encontrados bajo la «suciedad». En un capítulo a las normas tradicionales de orden por las que se
posterior hablaremos más extensamente de lo puro organizaban y se mantenían las familias mediterrá-
y lo impuro, lo sagrado y lo profano. neas. Y esas normas tradicionales de orden hund-
ían sus raíces en códigos complementarios que gi-
Ahora me gustaría considerar tres series de líne- raban en torno a los valores básicos del honor y la
as relativas a personas, típicas del mundo medi- vergüenza.
terráneo, que aparecen juntas y son continuamente
percibidas como confluyentes. Estos tres límites El honor, como veremos después, consiste bási-
fronterizos son denominados poder, status basado camente en una reivindicación del propio valor so-
en el género y «religión». La situación en la que con- cialmente reconocido. Aparece especialmente cuan-
fluyen los tres, señalando límites, es denominada do confluyen los tres rasgos definitorios llamados
honor. poder, status basado en el género y «religión». Inten-
temos definir el poder, el status basado en el género
Para poder entender el honor, hemos de empezar y la «religión». Poder significa habilidad para ejercer
por un marco de mayores dimensiones. En los Es- el control de la conducta de otros. El poder es una
tados Unidos , la institución social en la que se cen- realidad simbólica. No debería ser confundido con
tran la atención, los intereses y la preocupación de la fuerza física. A menudo personas más bien an-
la mayor parte de americanos es la economía. cianas y débiles, como generales o jefes de cuadri-
Cuando la familia media norteamericana está en di- llas, pueden tener poca fuerza física. Sin embargo,
ficultades, se debe invariablemente al hecho de que tienen mucho poder y controlan con facilidad la
el sistema norteamericano de abastecimiento, el sis- conducta de los demás. Vuestros padres y maestros
tema de empleos, de producción y consumo de bie- controlan a menudo vuestra conducta sin recurrir
nes y servicios, está también en dificultades. Dada al uso de la fuerza física; usan el poder, un símbolo
nuestra experiencia, podemos decir muy bien que la que puede acarrear consecuencias realmente des-
institución central de la sociedad norteamericana es agradables o agradables a las personas que están
la economía. En este marco, el principio organizati- bajo su influencia. Por otra parte, las fuerzas milita-
vo de la vida en ese país es el dominio instrumental: res norteamericanas tienen una fuerza increíble,
la habilidad del individuo para controlar su medio ¡pero qué poco poder tienen en el resto del mundo!
ambiente, personal e impersonal, en orden a alcan-
zar un éxito en términos cuantitativos: riqueza, El status (o funciones) basado en el género se re-
propiedades, «apariencia», rango adecuado y todo lo fiere a las series de deberes y derechos (lo que tú
que indica un éxito contable. Ahora bien, en el Me- deberías hacer y lo que otros tendrían que hacerte a
diterráneo, actual y sobre todo pasado, la institu- ti o para ti) que se desprenden del hecho de simbo-
ción clave de las distintas sociedades ha sido y si- lizar la distinción de los géneros biológicos. ¿Se
gue siendo el parentesco. La familia significa todo. identifican los deberes masculinos y los femeninos?
Mientras nosotros en este país, con nuestras pre- ¿Hay que tratar por igual a un hombre y a una mu-
ocupaciones económicas, podemos encontrar inte- jer? El status del género se refiere a los deberes de
resante advertir que antes de la revolución indus- hombres y mujeres reconocidos en un grupo social.
trial del siglo XIX la familia era al mismo tiempo
unidad de producción y de consumo, nos damos Finalmente, entiendo por «religión» la actitud que
cuenta de que esto ya no existe en Estados Unidos, uno debe adoptar y la conducta que se espera de él
ni siquiera en familias de granjeros. Dado el orde- respecto a quienes controlan su existencia. Esto es
namiento social en Estados Unidos, a las personas lo que significaba la religión para la gente del mun-
inculturadas aquí les resultaría difícil darse cuenta do mediterráneo del siglo I. Las traducciones de la
de lo que podía significar la familia como institución Biblia la llaman piedad, y a veces justicia o derecho.
central de un sistema social. ¿Quién detenta de hecho el control inmediato de
vuestra existencia? Los padres. ¿Quién detentó el
Cuando la familia es la suprema institución de control de su existencia? Los abuelos. Diferentes
intereses, el principio organizativo de la vida es la funcionarios de gobiernos locales, estatales y nacio-
pertenencia. El éxito consiste en tener y hacer con- nales; diferentes empresarios, y los ricos instalados
tactos interpersonales, en relacionarse con buena en el zaguán del poder. ¿Y quién controla a todos
gente. En otras palabras, dada la pertenencia como éstos, quién está en lo más alto de la pirámide?
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Quien mantiene todas las cosas unidas, nuestro trimonio de su hija; ella está incrustada en la fami-
Dios o nuestros dioses. Ahora bien, la actitud ade- lia, por así decirlo. La hija debe reconocer el status
cuada de respeto y homenaje, junto con la conducta de su padre respecto a ella, pues tal es su categoría
que se espera que sigas en relación con quienes religiosa en la escala de los status. Con su fuga, la
controlaban y controlan tu existencia, es lo que sig- hija simboliza la falta de respeto al poder que el pa-
nificaba la religión en el mundo reflejado en el Nue- dre tiene sobre ella; pasa por alto y desatiende su
vo Testamento. autoridad y su deber dados por Dios. ¿Cómo res-
pondería la comunidad a la pretensión del padre de
reclamar una posición social, su honor? Por su-
1. Cómo entender el honor puesto, la hija le deshonra con su fuga, y la comu-
nidad le negaría su reclamación del honor, pues es
El honor podría ser descrito como las actitudes y incapaz hasta de controlar a su hija como es deber
la conducta socialmente adecuadas en el área en de un padre.
que se cruzan las tres líneas del poder, el status ba-
sado en el género y la religión. Si todo esto suena Así pues, el honor es una reivindicación del pro-
un poco abstracto (y así es; recuerda que estamos pio valor y el reconocimiento social de tal valor. Pa-
trabajando sobre un modelo), pongamos a prueba ra una persona que vive en una comunidad intere-
esta aproximación. El honor es el valor que una sada en el honor, existe una dialéctica constante
persona tiene a sus propios ojos (es decir, la reivin- (un mirar hacia atrás y hacia adelante) entre las
dicación del propio valor) más el valor de esa perso- normas de la sociedad y el modo en que la persona
na a los ojos de su grupo social. El honor es una re- debe reproducir esas normas mediante una conduc-
clamación del propio valor junto con el reconoci- ta específica. Una persona piensa constantemente
miento social de ese valor. Los miembros de una so- en lo que debe hacer, en lo que es idealmente reco-
ciedad comparten los significados y sentimientos nocido en la sociedad como significativo y valioso, y
estrechamente vinculados a los símbolos del poder, examinar después sus acciones a la luz de esos de-
el status de género y la religión. La gama de perso- beres y normas sociales. Cuando una persona per-
nas que tú puedes controlar está estrechamente cibe que sus acciones reproducen de hecho los idea-
vinculada a tus funciones masculinas y femeninas, les de la sociedad, espera que otros del grupo reco-
que a su vez están vinculadas al status que tú ocu- nozcan este hecho y le otorguen en consecuencia
pas en la escala social de tu grupo. Cuando recla- honor y reputación. Honrar a una persona es reco-
mas un cierto status, en cuanto inscrito en tu poder nocer públicamente que sus acciones se conforman
y en tu función de género, estás reclamando honor. a los deberes sociales. Como valor central en una
Por ejemplo, un padre de familia (función de género, sociedad, el honor implica que una persona elige un
status en la escala social) manda a sus hijos que tipo de conducta porque, en recompensa, se le da
hagan algo, y ellos obedecen (poder) como Dios o los derecho a una cierta consideración social. La gente
dioses mandan: le están tratando con honor. Otras no sólo dice que una persona es honorable; la tra-
personas que ven esto reconocen que es un padre tan como son tratadas las personas honorables. Es
honorable. Pero si el padre manda y los hijos des- algo parecido a nuestro aval crediticio. Un buen
obedecen, le deshonrarían, y sus iguales se mofar- aval crediticio pone dinero a nuestra disposición,
ían de él, pues reconocerían su falta de honor como permite a una persona incurrir en una deuda y ad-
padre. Tomemos otro ejemplo. Pensemos en un ma- quirir bienes para uso inmediato, y es un indicio de
estro (en el siglo I todos los maestros públicos eran la posición social de una persona en nuestra socie-
varones = status de género; la función de maestro dad. Lo que a una persona del siglo I le importaba
presupone también cierta posición en la comunidad era la valoración de su honor. El derecho y el título
de los hombres, es decir, status en la escala social) del valor personal es el derecho al status, y el status
que propone una enseñanza con la que no están de (derechos y obligaciones propios) se desprende del
acuerdo sus discípulos; no reconocen su poder de reconocimiento de la propia identidad social. En
enseñar y le faltan por tanto al respeto. Quienes lo consecuencia, una persona que vive en sociedad
presenciaran tendrían ocasión para deshonrarle, depende de la valoración de su honor, que le sitúa
dado que ni sus propios discípulos creen en él. Si en la escala de status de la comunidad.
los discípulos creyeran en él, reconocieran la verdad
de su enseñanza y aceptaran lo que dice debido a Así pues, la reclamación del honor por parte de
su autoridad, entonces el resto de la comunidad re- una persona requiere una concesión de reputación
conocería que es un maestro de verdad, digno por por parte de otros, antes de que se convierta de
tanto de honor. Un ejemplo más. Pensemos en un hecho en honor. Si una persona reclama honor por
joven que se fuga con la hija de un padre honorable alguna acción que ha llevado a cabo, pero ésta no
para casarse con ella. ¿Qué significaría la conducta repercute en una concesión de reputación social,
de la hija? El padre como padre (función de género) entonces la acción de esa persona (y con frecuencia
tiene el derecho y el deber de decidir sobre el ma- la propia persona) es tachada de ridícula, despre-
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ciable, necia, y se la trata en consecuencia. (Pensad El honor adquirido, por otra parte, es el recono-
en el uso de los términos «necio» y «necedad» en cimiento social del valor que una persona adquiere
Proverbios, Eclesiastés y en el Nuevo Testamento.) por superar a otros en la interacción social, que
Así pues, el problema del honor para una persona llamaremos desafío y respuesta. Desafío y respuesta
que lo reclama gira en torno al cómo, por quién y en es un tipo de modelo social, un juego social (si
virtud de qué otros juzgan y evalúan las acciones de queréis llamarlo así) en el que las personas pelean
una persona como dignas de reputación. entre sí, de acuerdo con las reglas socialmente es-
tablecidas, para conseguir el honor de otro. El
honor, como los demás bienes de la sociedad medi-
2. Cómo consigue una persona que se le asigne terránea del siglo I, es un bien limitado (ver cap. IV).
honor Hay muchas cosas en las que el hombre puede
ocuparse, o al menos esto es lo que la gente apren-
El honor, como la riqueza, puede ser asignado o de a percibir. Ahora bien, como el honor es el valor
adquirido. El honor asignado, lo mismo que la ri- central (algo así como la riqueza en nuestra socie-
queza asignada, es un honor que consigues senci- dad), casi todas las interacciones con miembros de
llamente por ser tú, no por algo que haces para ad- fuera de la familia suenan a desafío al honor.
quirirlo. Por ejemplo, si heredases una gran suma
de dinero, se trataría de riqueza asignada. Si nacie-
ses en una familia muy rica, también esto sería ri- 3. Cómo se adquiere el honor
queza asignada. Si alguien con el que nunca has es-
tado antes te diese un millón de dólares, sería ri- Desafío y respuesta es una especie de constante
queza asignada. El honor asignado tiene lugar, tira y afloja social, un juego de codazos. Puedes
pues, cuando la reclamación del propio valor es so- considerarlo un tipo de comunicación social, pues
cialmente reconocida; algo que le acaece a una per- cualquier interacción social es una forma de comu-
sona, que tiene lugar pasivamente, por así decirlo. nicación en la que los mensajes van de una fuente a
Dentro de esta categoría, el honor proviene del un receptor. Una persona (fuente) envía un mensaje
hecho del nacimiento («Como la madre, así la hija», a través de ciertos canales culturalmente reconoci-
Ez 16,44; «como el padre, así el hijo», Mt 11,27; ver dos a un individuo receptor, y tal envío produce
también Dt 23,2; 2Re 9,22; Is 57,3; Os 1,2; Eclo cierto tipo de efecto. La fuente aquí es quien lanza
23,25-26; 30,7). Nacer en una familia honorable el desafío, al tiempo que el mensaje es una cosa
hace a uno honorable, pues la familia es la deposi- simbolizada (una palabra, un regalo, una invitación)
taria del honor de los antepasados ilustres y del o un acontecimiento (algún tipo de acción), o ambas
honor asignado que han acumulado. Uno de los cosas a la vez. Los canales son siempre públicos, y
principales propósitos de las genealogías de la Bi- el carácter público del mensaje garantiza que el in-
blia es establecer el linaje honorable de una perso- dividuo receptor reaccionará de algún modo, pues
na y situarla así socialmente en la escala de los sta- incluso su no-acción es interpretada públicamente
tus. La genealogía apunta al propio honor asignado como respuesta. En consecuencia, el binomio desaf-
(así Mt 1,2-16; Lc 3,23-38; las preguntas sobre la ío-respuesta en el contexto del honor es un tipo de
familia y el origen de Jesús desempeñan la misma interacción que tiene al menos tres fases: (1) el de-
función: Mc 6,3; Mt 13,54-57; Lc 4,22; Jn 7,40-42; safío manifiesto en cierta acción (palabra, acción, o
para Pablo, leer Rom 11,1; Flp 3,5). ambas cosas) por parte del retador; (2) la percepción
del mensaje, tanto por el individuo al que va dirigi-
El honor puede ser asignado a una persona por do como por el público en general; y (3) la reacción
algún notable con poder. Puede ser asignado por del individuo receptor y la evaluación de la reacción
Dios, el rey o los aristócratas; en resumidas cuen- por parte del público (ver Figura 2 y la explicación
tas, por personas que pueden reclamar honor para que viene a continuación).
otros y pueden forzar el reconocimiento de ese
honor, pues tienen poder y rango para ello. En el El desafío es una pretensión a entrar en el espa-
caso de Jesús, como crucificado expuesto a la ver- cio social de otro. Esta pretensión puede ser positi-
güenza y a la desgracia, Dios le asigna honor al re- va o negativa. Una razón positiva para entrar en el
sucitarlo, indicando así que se complace en él. El espacio social de otro sería hacerse con una parte
evangelio de Juan articula con mayor claridad este de ese espacio o lograr establecerse en él de manera
punto de vista, pues, para Juan, la muerte de Jesús cooperante, mutuamente beneficiosa. Una razón
es una exaltación, una glorificación. La afirmación negativa sería desalojar a otro de su espacio social,
de que Jesús «está sentado a la diestra de Dios» in- bien temporal bien permanentemente. Así, la fuente
dica lo mismo. Para Pablo, los cristianos pueden que envía el mensaje (interpretado siempre como
esperar también esa concesión de honor (Rom 8,17- desafío) pone de manifiesto cierta conducta, bien
30). positiva (como un elogio, un regalo, una petición
sincera de ayuda, una promesa de ayuda con la
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ayuda correspondiente) o negativa (un insulto, una puede no saber responder o negarse a ello, lo cual
afrenta física de distinto calibre, una amenaza uni- implicaría deshonor para el receptor.
da al intento de llevarla a cabo). Todas estas accio-
nes constituyen el mensaje que debe ser percibido e El desafío, pues, es una amenaza de usurpación
interpretado por el individuo receptor, así como por de la reputación de otro, privar a otro de su reputa-
el público en general. ción. Cuando la persona desafiada no puede contes-
tar o no contesta al desafío de su igual, pierde su
Tanto retador como receptor son invariablemen- reputación a los ojos del público. La gente dirá que
te varones, aunque éstos pueden ser desafiados por no puede o no sabe defender su honor. Pierde así su
acciones dirigidas a las mujeres o a otros varones honor ante el retador, que en consecuencia crece en
de quienes ellos son responsables. El receptor con- honor.
sidera la acción desde el punto de vista de la capa-
cidad de deshonrar su autoestima, su autovalora- Esta serie de claves culturales de percepción,
ción. Tiene que juzgar si (y cómo) el desafío cae de- acción y creencia está simbolizada en la conducta
ntro de la gama socialmente reconocida de tales ac- de reyes conquistadores, que se hacen con los títu-
ciones, desde un simple cuestionamiento de la au- los de aquellos a quienes derrotan. Está asimismo
toestima, pasando por un ataque abierto a la auto- simbolizada en la conducta de los primitivos cris-
estima, hasta la negación total de la autoestima. La tianos, que aplicaban al Jesús resucitado todos los
percepción del mensaje es una especie de segundo títulos de quienes tenían como tarea vencer el mal y
paso. Es muy importante advertir que la interacción la muerte: Mesías, Señor, Hijo de David, Hijo de
sobre el honor, el juego desafío-respuesta, sólo pue- Dios, etc.
de tener lugar entre individuos socialmente iguales.
De ahí que el receptor tenga que juzgar si es igual Ahora bien, en el mundo mediterráneo del siglo
que el retador, si éste le honra considerándolo un I, toda interacción social que tiene lugar fuera de la
igual (como implica el desafío), o si el retador le propia familia o del círculo de amigos es percibida
deshonra dando por supuesta una igualdad que no como un desafío al honor, un intento mutuo de ad-
existe, bien porque el receptor pertenece a un sta- quirir honor de alguien con igualdad social. Así, los
tus superior bien porque pertenece a uno más bajo. regalos, las invitaciones a comer, los debates sobre
Así, en los evangelios, los distintos grupos de farise- asuntos legales, comprar y vender, arreglar matri-
os y escribas que desafían a Jesús dan por supues- monios, crear lo que podríamos llamar empresas
to que es igual que ellos. Por otra parte, los sumos cooperativas agrícolas o pesqueras, negocios, ayuda
sacerdotes y Pilato no contemplan la actividad de mutua, etc., todo este tipo de interacciones tienen
Jesús como un desafío, sino más bien como la im- lugar según los modelos de honor llamados desafío-
portunidad de un inferior que puede ser barrido de respuesta. Debido a esta continua y persistente cla-
un plumazo. ve de la cultura mediterránea, los antropólogos la
denominan cultura agonística o competitiva. El
El tercer paso en la interacción sería la reacción término griego agon hace referencia a una prueba
al mensaje. Éste implica la conducta del receptor, atlética o a una contienda entre iguales. Significa
que capacita al público para emitir un veredicto: entonces que la sociedad que estamos considerando
una concesión de honor tomado del receptor de un es una sociedad que concibe todas las interacciones
desafío, con el que se recompensa el éxito del reta- sociales fuera de la familia o del sucedáneo familiar
dor, o una pérdida de honor por parte del retador (círculo de amigos, intragrupo) como una contienda
en favor del receptor del mensaje, que ha salido ai- por el honor. Como el honor y la reputación, al igual
roso. Cualquier reacción por parte del receptor de que todos los bienes de la vida, son limitados, cual-
un desafío implica su respuesta. Tales respuestas quier interacción social de este tipo acaba siendo
abarcan toda una gama de reacciones, desde un re- percibida como un asunto de honor, una contienda
chazo «positivo» a actuar, pasando por la aceptación o juego de honor, en el que los jugadores se dispo-
del mensaje, hasta un rechazo «negativo» a reaccio- nen a ganar, empatar o perder.
nar. Con esto quiero decir que una persona que re-
cibe el mensaje de desafío puede rehusar el desafío
positivamente recurriendo al desdén, la burla o el 4. El honor simbolizado en la sangre
desprecio. Si es inferior o igual al retador, tal situa-
ción requeriría que el retador diera un paso para Siempre se presume que el honor existe en los
evitar una respuesta ofensiva, pues tal persona lazos de sangre, es decir, en las personas de la fa-
considera al retador como inferior. Por otra parte, el milia que uno tiene como consanguíneos. Una per-
receptor puede aceptar el mensaje de desafío y ofre- sona siempre puede confiar en sus parientes de
cer un contra-desafío, continuando así el intercam- sangre. Fuera de este círculo, la gente es considera-
bio entre ellos. O finalmente, el receptor puede re- da deshonrosa, culpable, lo que tú quieras, al me-
accionar ofreciendo la espalda como respuesta; nos que se demuestre lo contrario. Con todos éstos
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es con los que uno tiene que competir, empeñarse tantes. Se intenta constantemente dañar las repu-
en la contienda, poner en juego el propio honor y el taciones, si bien se tiene en cuenta sobre todo el ca-
de la familia. Así, no se puede confiar en nadie que ra-a-cara cortés, manifiesto en distintas formalida-
esté fuera de la parentela de sangre, hasta que y al des. El nivel de prestigio de los miembros de la co-
menos que esa confianza pueda ser demostrada y munidad es un tema que se comenta continuamen-
comprobada. De este modo, los hombres de un te. Cualquier reyerta desemboca normalmente en
mismo pueblo o ciudad que no son parientes de imputaciones de actos e intenciones considerados
sangre se relacionan con un profundo recelo implí- deshonrosos, que nada tienen que ver con la reyerta
cito, que impide cualquier forma eficaz de colabora- en cuestión. El prestigio se desprende del dominio
ción. Los forasteros, es decir, gente del mismo gru- de las personas más que del de las cosas. De ahí
po cultural pero no residentes en el mismo lugar, que cualquier interés que muestra la gente por la
son considerados como enemigos potenciales, al adquisición de bienes se basa en el propósito de
tiempo que los extranjeros, es decir, las personas de conseguir honor mediante la generosa disposición
otros grupos culturales que están de paso, son con- de lo que uno ha adquirido entre iguales o entre
sideradas ciertamente como enemigos. En conse- clientes socialmente útiles de un status inferior. En
cuencia, cualquier interacción o conversación entre otras palabras, el honor se adquiere mediante la
dos hombres o entre dos mujeres (los géneros no se beneficencia, no mediante el hecho de la posesión
mezclan) carentes de relación implica que ambas y/o la conservación de lo que se ha adquirido. De
partes estén al tanto del menor indicio de las inten- esta manera, el dinero, los bienes y cualquier tipo
ciones o las actividades del otro. Tales interacciones de riqueza constituyen realmente un medio de
no se interesan por la sociabilidad, sino que son honor, y cualquier otro uso de la riqueza es consi-
más bien expresiones de oposición y distancia. derado una necedad. ¡Los ricos codiciosos son ne-
cios avaros!

5. El honor simbolizado en el nombre En consecuencia, persona honorable es aquella


que sabe cómo, y de hecho puede, mantener sus
Tales sentimientos de oposición, distancia y ex- fronteras sociales en la confluencia de poder, género
clusivismo entre los conciudadanos y sus familias y respeto social, incluido Dios. Persona sin vergüen-
se manifiestan de manera más amplia en la compe- za es aquella que no observa las fronteras sociales.
tencia por un buen nombre. Una vez más, el buen Necio es quien toma en serio a una persona sin ver-
nombre de uno, es decir, la buena reputación, cons- güenza. ¿Cómo se manifiesta y se reconoce específi-
tituye la preocupación central de la gente en todo camente el honor?
contexto de acción pública y confiere sentido y sig-
nificado a sus vidas, lo mismo que el dinero en
nuestra sociedad. Desde otro punto de vista, el 6. Cómo se manifiesta y se reconoce el honor
buen nombre y la reputación familiar son también
centrales, pues las familias del mundo del siglo I no Recuerdas sin duda que la serie de fronteras so-
eran totalmente autosuficientes e independientes ciales que asimilamos en el proceso de incultura-
económicamente. La vida social requiere cierto gra- ción nos suministra una especie de mapa social-
do de interdependencia, cooperación e iniciativa mente compartido que nos posibilita y nos urge a
compartidas. En la sociedad mediterránea, tal co- situar en sus propios límites a personas, cosas y
operación extrafamiliar opta la forma de una aso- acontecimientos. Ahora bien, este mapa de carrete-
ciación libre de tipo contractual. En términos bíbli- ras sociales queda frecuentemente resumido y ex-
cos, la gente establecía entre sí alianzas implícitas o presado, de una forma simbólica algo compacta, en
explícitas. Ahora bien, ¿con quién establecerías tu propia persona física. Lo que trato de decir (y
alianzas o contratos cooperativos? En los Estados volveré después sobre este punto) es que tu persona
Unidos, un concesionario de coches no te vendería física, tu cuerpo, adquiere una simbolización, se
un coche nuevo a menos que tu aval crediticio fuese convierte en una especie de mapa personalizado de
importante. En el mundo mediterráneo, nadie se los valores sociales de nuestra sociedad. Por ejem-
asociaría libremente contigo en relaciones de alian- plo, lo mismo que nuestro mapa de carreteras so-
za al menos que tu grado de honor fuese suficiente, ciales señala los límites de mi casa y de la tuya,
pues e1 buen nombre y la reputación familiar son permitiendo acceso libre a tu vivienda a los que son
los avales más valiosos (ver cap. IV). o pueden llegar a ser íntimos tuyos, también quie-
nes tienen permiso para tocarte, besarte y acariciar-
Por lo general, la lucha por la reputación y el te serán generalmente las personas que tienen ac-
honor adquiere la forma de una continua contienda, ceso libre a tu casa. Tu persona física es una réplica
una continua rivalidad, un continuo juego a ganar, de tu espacio social general, de tu casa. Por «repli-
empatar o perder, en el que tanto e1 cómo uno jue- ca» entiendo e1 uso, en diferentes ámbitos, de mo-
ga cuanto si uno gana o no son igualmente impor-
HONOR Y VERGÜENZA 7

delos de conducta similares y con frecuencia idénti- siente cuando las expectativas y demandas del ego
cos. no son reconocidas en el trato concreto que una
persona recibe de manos de otros. Constituye un
Pero volvamos a nuestro ejemplo. Del mismo sentimiento de indignación moral contra la injusti-
modo que puedes permitir que entre en tu casa per- cia percibida en la conducta de los demás para
sonal de servicio con algún propósito específico, conmigo, no tanto en el mantenimiento de mi poder,
también puedes permitir que el personal de servicio mi estado de género y mi función social. En dos pa-
tenga un acceso limitado a tu persona física con labras, rehúsan reconocer mi honor y mi prestigio,
propósitos específicos: el fontanero o el electricista y su descaro físico simboliza esa negativa. Han cru-
en tu casa; el médico o el dentista en tu persona zado el espacio social que me pertenece.
física. Las normas de interacción con el personal de
servicio son por lo general muy similares. En cada Para devolver las cosas a su estado normal, se
caso deberás permitir ciertas intimidades en algu- requiere una respuesta, una especie de empujón a
nas áreas que normalmente son privadas, en cada los retadores para echarlos a la otra parte de la
caso el personal estará debidamente autorizado línea, junto con una reparación de la valla. Este
(vinculado, en el mundo de la economía de los Es- proceso de restauración de la situación tras la pri-
tados Unidos), en cada caso se le pagará al personal vación del honor es llamado generalmente satisfac-
sus servicios con dinero, dando a entender que la ción o búsqueda de satisfacción. Permitir que al-
transacción ha concluido, sin que quede rastro de guien impugne el propio honor, con peligro de que
obligación interpersonal (aunque sientas agradeci- lo robe, es dejarlo en un estado de profanación (fue-
miento por la persona que arregló la inundación del ra de lugar, sucio, impuro); esto haría de una per-
sótano o que te ayudó a andar de nuevo). Este tipo sona algo socialmente deshonrado y deshonorable.
de réplica, la presencia de normas idénticas en dife- Por otra parte, tratar de restaurar el propio honor,
rentes ámbitos, es más bien común a las culturas. aunque no se haya tenido éxito en la empresa, es
devolver el propio honor al estado de sacralidad, a
Volviendo al asunto del honor, la persona física purificarlo o limpiarlo, quedando así socialmente
(el propio cuerpo) es normalmente una réplica sim- honrado y honorable (con valor, con posición).
bolizada del valor social del honor. La cabeza y su
parte delantera (rostro) desempeñan funciones im- Una vez más es importante observar que, según
portantes. Sentarse a la cabecera de la mesa, estar los modelos sociales del reto al honor, no todos
a la cabeza de una fila, encabezar una organización, pueden aventurarse en esta empresa. Según las
son otras tantas réplicas de la coronación de la ca- normas no escritas, o código implícito, sólo los igua-
beza, de que alguien se quite el sombrero ante ti o les pueden intervenir en el juego. Sólo un igual
de que otros inclinen su cabeza en tu presencia. El puede realmente desafiar a otro, en modo tal que
honor y el deshonor se manifiestan cuando la cabe- todos perciben la interacción como un desafío. Sólo
za es coronada, ungida, cuando va tocada, cubierta; un igual (que debe ser reconocido como tal) puede
o cuando va descubierta, afeitada, rapada, o es gol- impugnar el honor de una persona o afrentar a otro.
peada o se le da a uno un coscorrón. La naturaleza La razón es que las reglas del reto al honor requie-
simbólica del rostro (una parte del todo) es muy pa- ren que los retadores compartan relaciones sociales
recida a la de la cabeza, con la dimensión añadida de iguales. Así, una persona inferior en la escala de
de ser su fachada, la parte que suele atraer la aten- la posición social, del poder o del status basado en
ción. Afrentar a alguien es desafiar a otro de tal el género, no tiene suficiente honor para darse por
modo que la persona es, sin poder evitarlo, cons- ofendido por la afrenta de alguien superior. Por otra
ciente de ello. En una afrenta, las personas desafia- parte, el honor de alguien superior no se ve com-
das no pueden evitar mostrar el desafío en su ros- prometido por la afrenta de un inferior, aunque el
tro. En la cultura semita, el reconocimiento del de- superior tenga poder para castigar el descaro. Así,
safío se percibe en el centro del rostro, en la nariz: un hombre puede afrentar físicamente a sus hijos o
un término semita para connotar la cólera se refiere a su esposa, una persona de alto rango puede gol-
metafóricamente a las ventanas abiertas de la nariz, pear a alguien de rango inferior, los libres pueden
que naturalmente hay que traducir por «cólera». abofetear a los esclavos, el ejército romano ocupan-
te puede burlarse de los autóctonos de clase baja.
Por decirlo más suavemente, una afrenta física Estas interacciones no implican en sí mismas una
es un desafío al propio honor. Si no se responde a disputa del honor. (Pueden implicar el honor de
ella, se convierte en deshonra a juicio de las perso- otro, p.e. patronos que tienen que proteger los in-
nas testigos de la afrenta. Las afrentas físicas sim- tereses de los clientes. Pero por ahora esto no haría
bolizan la ruptura de las fronteras sociales y perso- más que complicar las cosas; volveré sobre ello más
nales requeridas, siendo así causa de resentimiento. tarde.) En otras palabras, en el juego social del
Resentimiento significa, desde el punto de vista psi- honor las personas son responsables de su honor
cológico, el estado de aflicción y angustia que se
8 HONOR Y VERGÜENZA

sólo ante sus iguales sociales, sólo ante quienes legal. El propósito de tal juramento (por ejemplo, en
pueden competir a tenor de los códigos sociales. los negocios: «Juro por Dios que éste es un burro
sano») es eliminar la ambigüedad y hacer explícitas
Volviendo a las afrentas físicas, cualquier cruce las propias intenciones. Un juramento activa un ti-
de las fronteras físicas por parte de otro presume e po de maldición implícita (si el burro está enfermo y
implica la intención de deshonrar. En las socieda- muere, Dios me castigará por tomar a la Divinidad
des que se guían por el honor, las acciones son más por testigo de una falsedad, deshonrando por tanto
importantes que las palabras, y el modo de hablar a Dios). Y la opinión pública considera deshonrada
es más importante que lo que uno dice. Cuando hay a una persona que no se somete a un juramento.
afrenta física, se presume que existe un desafío al (Leer la ley relativa a una esposa bajo sospecha de
honor, a menos que esté muy claro que no se pre- adulterio en Nm 5,11-31; ver también Lc 1,73; Hch
tende desafiar (p.e. un niño que golpea a un adulto). 2,30; 23,12.14-21; Heb 7,20-28; la antítesis de Mt
Sin embargo, afirmar que no había intención de 5,33-37 contempla el juramento en los negocios.) Si
afrentar (diciendo, por ejemplo, «no quería decir eso» alguien hace un juramento a otro, tras él sólo puede
o «perdóneme») es dar por supuesta cierta indulgen- quedar deshonrada la persona que lo hace, no la
cia en el ofendido, y tal indulgencia puede o no ser otra; pero el juramento, como la palabra de honor,
concedida. Mucho dependería del grado de des- debe hacerse con libertad para propiciar el juego de
honor en juego (cómo, en qué circunstancia, dónde desafío y respuesta.
una persona golpea o toca a otra), el status de la
persona que desafía (quién golpeó) y el grado de pu- ¿Qué es entonces una palabra de honor? Una
blicidad (qué gente presenció el acontecimiento). persona puede comprometer su honor en la lucha
por la vida sólo con sincera intención. Para demos-
Una vez más, la publicidad y los testigos son trar esta sinceridad de intención, esta firmeza de
cruciales en la adquisición y la concesión del honor. propósito, una persona puede dar su palabra de
Deben estar presentes los representantes de la opi- honor, que hace las veces de un juramento. Pero tal
nión pública, pues el honor está en relación con el juramento sólo le compromete a él, no a Dios o a los
tribunal o corte de opinión pública y con la reputa- demás. Tal palabra de honor sólo es necesaria para
ción que la corte concede. Literalmente hablando, el quienes encuentran ambiguo o increíble lo que dice
elogio público puede dar vida y el ridículo público una persona. La fórmula característica de Jesús «en
puede matar. verdad te digo» carece hacer la función de una pala-
bra de honor (cf. Mt 5,18.26; 6,2.5.16; 8,10; 10,15.
23.42; 11,11; 13,17; 16,28; 17,20; 18,3.13.18.19;
7. El honor y la interpretación del desafío 19,23.28; 21,21.31; 23,36; 24,2.34.47; 25,12.40.45;
26,13.21.34; Mc 3,28; 8,12; 9,1.41; 10,15.29; 11,
Por ahora resulta obvio que en el desafío al 23; 12,43; 13,30; 14,9.18.25.30; Lc 4,24; 12,37; 18,
honor y en la respuesta están implicados dos nive- 17.29; 21,32; 23,43; Jn 1,51; 3,3.5.11; 5,19.24.25;
les de interpretación: (1) el del individuo desafiado 6,26.32.47.53; 8,34.51.58; 10,1.7; 12,24; 13,16.20.
(su valoración de la intención y del status del reta- 21.38; 14,12; 16,20.23; 21,18).
dor); (2) el del público testigo del desafío (la inter-
pretación que hace el grupo de testigos de la inten- La razón para dar la palabra de honor es que la
ción y status del retador y del desafío en el foro obligación de decir la verdad sin ambigüedades en
público). Dada la necesidad de estos dos elementos, las culturas del honor proviene de la lealtad social
habrá diferentes estilos de desafío, desde la afrenta para con las personas con las que se ha contraído
directa hasta desafíos indirectos de acciones más tal obligación. En la sociedad del siglo i, de bienes
bien ambiguas. limitados, no existía lo que podíamos llamar obliga-
ción social universal (por ejemplo, la percepción de
Respecto a estos últimos, el estilo llamado afren- todos los seres humanos como personas iguales, o
ta ambigua se relaciona con una palabra o acción incluso de todos los varones dentro de una fraterni-
de desafío empleada «accidentalmente a propósito». dad de todos los hombres). Más bien, el derecho a la
Por ejemplo, puedo «accidentalmente» chocar conti- verdad y el derecho a mantener la verdad pertene-
go y darte un golpe bajo, o puedo contar a un hom- cen al «hombre de honor», y atacar estos derechos
bre que alguien ha dicho que su hija es una puta es poner en peligro el honor de la persona, desafiar-
fina. Este tipo de desafío sitúa al desafiado en un la. La mentira y el engaño son o pueden ser hono-
dilema. La persona debe decidir cómo interpretará rables y legítimos. Es honorable, por ejemplo, men-
ese desafío la comunidad, pues la víctima de una tir a un extraño para desorientarle, pues no tiene
afrenta o un desafío queda deshonrada sólo cuando derecho a la verdad. Por otra parte, ser llamado
y donde esa persona se ve forzada por el público a mentiroso por cualquiera es un deshonor público.
reconocer que ha sido desafiada y no ha respondi- La razón de esto es que la verdad pertenece sólo a
do. Aquí es donde entra en juego el juramento no- quien tiene derecho a ella. Mentir realmente signifi-
HONOR Y VERGÜENZA 9

ca negar la verdad a quien tiene derecho a ella, y el héroe o la heroína reciben al final una especie de
derecho a la verdad sólo existe donde se debe respe- satisfacción, aunque pierden la batalla ante fuerzas
to (en la familia, a los superiores, y no necesaria- abrumadoras de una manera sangrienta. Lo que se
mente con iguales con quienes compito o con infe- requiere y vale como satisfacción en nuestra socie-
riores). Así pues, engañar haciendo algo ambiguo o dad del honor es: (1) que el deshonrado tenga la
mentir a alguien ajeno al grupo es privar al otro de oportunidad de alcanzar satisfacción, y (2) que esta
respeto, rehusar manifestarle honor, humillarlo. Y persona cumpla las reglas del juego al obrar de ese
uno puede mentir a una persona a la que está pre- modo. La satisfacción tiene, pues, naturaleza de or-
parado para desafiar, para afrentar. Una persona dalía, implicando un juicio del destino o del hado,
no se deshonra por afrentar a un igual o un inferior. de sanción divina. Si la persona deshonrada o su
familia no sigue las reglas socialmente establecidas,
Los límites que separan de algún modo a una acaba entonces el juego desafío-respuesta; entra en
persona incluyen igualmente a todos los que la per- escena el odio de sangre o la guerra.
sona considera respetables y dignos de considera-
ción. Esto significa que, junto con el honor perso-
nal, un individuo comparte una especie de honor 8. El honor y el recurso a los tribunales
colectivo o corporativo. Dentro de los límites del
honor personal se encuentran los notables que con- Además, resulta altamente deshonroso y contra-
trolan la existencia de una persona, es decir, patro- rio a las reglas del honor recurrir al tribunal y soli-
nos, rey y Dios (todos a quienes se considera verti- citar justicia en relación a un igual. También esto
calmente sagrados). También se incluye a la propia reduce el código desafío-respuesta al odio de sangre
familia (lo horizontalmente sagrado). La razón de es- o a la guerra. Ante todo, si el desafiado llevase a ca-
to es que, al igual que los individuos, los grupos so- bo alguna actuación ante los tribunales, el des-
ciales poseen honor colectivo. honor (lo que el retador hizo a esa persona) no haría
sino agravarse, pues se le daría publicidad.
Y precisamente porque el honor es personal o Además, la satisfacción legal no restaura el honor,
individual y también colectivo o corporativo (por pues (1) recurrir a los tribunales demuestra des-
ejemplo, el honor familiar, el honor del grupo étni- igualdad, vulnerabilidad, y pone en tela de juicio el
co, etc.), otro modo de desafiar a una persona es propio honor; (2) el procedimiento legal permite a
mediante lo que podría llamarse afrenta corporati- quienes te despojaron del honor recrearse contem-
va. En lugar de ofenderte directamente, ofendo a al- plando tu apuro; y (3) hacer que los tribunales exi-
guien implicado en tu honor. La reacción al desafío jan una recompensa u obliguen a pedir disculpas
y la consiguiente privación del honor de alguien dis- constituye en sí mismo una deshonra, pues implica
tinto de la persona en cuestión sólo pueden tener que uno mismo no puede relacionarse con iguales.
lugar cuando el honor de esa persona se ve impli- El honor exige restauración o satisfacción, pero la
cado de algún modo. Puede suceder esto cuando se exigencia debe proponerla el propio implicado o
afrenta a la esposa de otro (vista como incorporada algún pariente. Para poder captar el alcance de todo
a su marido), a su familia secundaria (como a su esto, observad cómo en nuestra sociedad (o en las
padre o a su primo carnal en su presencia), o inclu- películas que describen segmentos de nuestra so-
so a quienes la sociedad juzga incapaces de defen- ciedad) los que están por encima o al margen de la
der su honor personalmente. La Biblia menciona ley, como gente muy rica, bandas callejeras, crimi-
con frecuencia a estas personas socialmente inde- nales organizados, la Mafia, constituyen una espe-
fensas (huérfanos, viudas y, antes del Deuterono- cie de ley para sí mismos y evitan la deshonra de
mio, los residentes extranjeros) como gente incapaz tener que recurrir a los trámites legales habituales.
de defender su propio honor. Los ancianos y los en- En el mundo del siglo I, los cauces legales habitua-
fermos varones son casos marginales. Finalmente les se usaban para deshonrar a alguien o a algún
hay quienes tienen socialmente prohibido responder grupo a quienes se consideraba pertenecientes a un
a desafíos a su honor por su status desigual, supe- status superior o más poderoso, y el recurso a tales
rior, excelso, p.e. el propio patrón de alto rango, el trámites implicaba la admisión de desigualdad. Por
rey o Dios (los dioses). Así, una persona puede supuesto, esta desigualdad puede ser muy ambi-
aceptar el reto lanzado a un rey o a Dios porque gua, y una vez más era la opinión pública la encar-
están implicados en el propio honor. gada de dispensar el honor.

Como ya hemos dicho, una persona deshonrada


debe tratar de restaurar su honor. Lo que cuenta es 9. Dimensiones del honor colectivo
el intento, no la restauración real del status pre-
viamente detentado. Podríamos llamar a este inten- Como las sociedades mediterráneas del siglo I, a
to «satisfacción», que no es lo mismo que triunfo. diferencia de nosotros, no consideraban el indivi-
Hay un número de intrigas en el cine en las que el dualismo un valor central (ver cap. III), uno de sus
10 HONOR Y VERGÜENZA

mayores centros de interés era el honor colectivo o cosas mencionadas en la segunda mitad de los Diez
corporativo. Algunos grupos sociales, como la fami- Mandamientos, pues de eso se trata en el caso
lia, el pueblo o la región, poseen un honor colectivo mencionado: ultrajes contra un compatriota que no
del que participan los miembros (ver Jn 1,46: «De se resarcen con la venganza debida. El segundo
Nazaret puede salir algo bueno?»; Tit 1,12: «Los cre- grado consistiría en una importante privación del
tenses son siempre mentirosos, malas bestias, glo- honor, pero con la posibilidad de revocación; por
tones perezosos»). Esta forma de ver las cosas podr- ejemplo, devolviendo lo robado, dando una compen-
ía expresarse en el aforismo «Dime con quién andas sación pecuniaria por seducir a una soltera sin
y te diré quién eres». Dependiendo de las dimensio- compromiso, etc. El tercer y más bajo nivel de de-
nes del grupo, que puede ir del núcleo familiar sen- safío al honor consistiría en las interacciones regu-
cillo hasta el reino o la región, el cabeza de grupo es lares y ordinarias que requieren respuestas sociales
responsable del honor del grupo con referencia a los normales, como responder a un regalo con otro de
de fuera, al tiempo que simboliza el honor del gru- igual o mayor valor, permitir que los hijos de otro se
po. De ahí que los miembros del grupo le deban le- casen con los míos si a su vez permite que mis hijos
altad, respeto y obediencia, pero de tal naturaleza se casen con los suyos. En otras palabras, cual-
que compromete su honor individual sin límites y quier deshonor implícito o explícito debe dar lugar a
sin compromiso. Existen dos clases de agrupacio- una satisfacción equiparable al grado de deshonor
nes, naturales y voluntarias. en cuestión.

Las agrupaciones naturales dependen de cir- Volviendo a nuestras agrupaciones naturales,


cunstancias que el individuo es incapaz de contro- hay que observar que cualquier tipo de deshonor de
lar: nacimiento, residencia, nacionalidad, situación primer grado es considerado sacrílego, y que com-
social. En las agrupaciones naturales, las intencio- prende una categoría de transgresión totalmente
nes de una persona de formar parte del grupo care- fuera de lo común. Quienes controlan nuestra exis-
cen de importancia. Se nace en el grupo física y tencia en grupos naturales son personas sagradas,
simbólicamente no hay nada que pueda hacerse al religiosas. Así, matar a un padre no es un homicidio
respecto. La agrupación no es el resultado de una sin más; se trata de un parricidio. Lo mismo que
elección, competencia o contrato. Quiere esto decir matar a un rey y, en la Edad Media, matar a un pa-
que uno forma parte del grupo naturalmente, diga- pa. Tales crímenes contra los miembros de una
mos que por la sangre. Y este hecho mismo obliga a agrupación natural, contra quienes comparten
la persona a respetar, observar y conservar los lími- nuestro honor natural, se perciben siempre como
tes territoriales, las definiciones y el orden dentro extremadamente graves y socialmente desorientado-
del grupo. res. Por otra parte, el homicidio perpetrado contra
gente de fuera no es sacrílego y puede incluso ser
Para poder entender la valoración del honor en meritorio, como cuando se defiende en la guerra (a
las agrupaciones naturales, recordad lo que dije an- veces en la paz) el honor del grupo. Los de fuera no
tes respecto a la variada gama de los mensajes de son sagrados. Los romanos denominaban nefas al
desafío. No todos los desafíos presentan idéntico crimen con transgresión de primer grado en las
grado o cualidad, sino que forman parte de un es- agrupaciones naturales, y calificaban al responsa-
pectro que va de la simple invitación a compartir un ble de sacer (literalmente «sagrado»), dando a en-
vaso de vino hasta el polo opuesto del asesinato. tender que los dioses le tratarían en consonancia
Del mismo modo que existen diversos grados de de- con lo que había hecho.
safío, también la respuesta debería tener al menos
la misma cualidad que el desafío en una persona Por otra parte, las agrupaciones electivas depen-
comprometida en la conservación de su honor. den de la propia voluntad y se basan en contratos,
cuasi-contratos, o en la competencia. Sin embargo,
Por mor de la claridad, me gustaría distinguir tales elecciones son fruto casi invariablemente de
tres grados hipotéticos. Estos grados del desafío de- una fuerza mayor y de la necesidad. A veces tales
penderían de diversos factores: de si el desafío al agrupaciones son llamadas agrupaciones «volunta-
honor es revocable o no, si los límites pueden ser rias», incluso «asociaciones voluntarias». Sin embar-
fácilmente reparados o no, si la privación del honor, go, por regla general, los mediterráneos no se ofre-
implícita o real, es leve, importante o extrema y to- cen voluntariamente a nada al margen de su agru-
tal. Así, los desafíos o transgresiones de los límites pación natural. Si por ellos fuera, los mediterráneos
que separan a una persona ocupan tres grados. El confinarían todo a sus agrupaciones naturales. No
primero implica el deshonor extremo y total de otro, obstante, dada la presión de las circunstancias so-
sin revocación posible. Este ultraje incluiría el ase- ciales y de los caprichos de la vida, las personas se
sinato, el adulterio, el secuestro, la total degrada- sienten a veces obligadas a unirse a otras agrupa-
ción social de una persona privándola de lo necesa- ciones al margen de sus intragrupos.
rio en su status social. En suma, incluiría todas las
HONOR Y VERGÜENZA 11

En las agrupaciones electivas, sus miembros no un acto de deslealtad, una falta de compromiso.
tienen cualidades sagradas en cuanto personas, a Nadie tiene derecho a cuestionar lo que decide
tenor de quiénes sean en relación con los demás. hacer el rey, del mismo modo que ningún individuo
Más bien son los cargos, las posiciones o las fun- del grupo tiene derecho a seguir lo que personal-
ciones en tales agrupaciones lo que confiere las mente cree que está bien o mal. El rey (padre) debe
cualidades que en las agrupaciones naturales están ser seguido y obedecido; su conciencia es suficiente
representadas por las personas. Mientras que en las para todos los miembros del grupo. Esta adecuada
agrupaciones naturales operan tanto la opinión in- actitud es simbolizada en los rituales de honor, y la
tragrupal como la opinión pública general, en las gente debe satisfacer el honor (culto significa origi-
agrupaciones electivas predomina la opinión públi- nalmente mérito, reconocimiento del valor) aunque
ca. Algunas de esas agrupaciones electivas del siglo no se sienta inclinado a ello. Por otra parte, el honor
I serían gremios de comerciantes, municipios (sis- sentido es honor satisfecho, y el honor satisfecho
temas de pueblos), ciudades-estado con formas de indica lo que debería ser sentido. En suma, el honor
gobierno republicano, organizaciones funerarias conforma un tipo de sociedad en la que lo que de-
electivas, partidos palestinos, como fariseos, sadu- bería hacerse deriva de lo que de hecho se hace. Es
ceos, esenios, etc. Quizás los primeros grupos de decir, el orden social, tal como debería ser, deriva
cristianos consideraban igualmente sus grupos co- del orden social tal como realmente es. Satisfacer el
mo asociaciones electivas, lo mismo que los parti- honor de aquellos a quienes les es debido legitima el
dos palestinos cuyo modelo habían adoptado con poder establecido, y además integra a los miembros
frecuencia. en su propio sistema de consentimiento obligatorio.

Desde el punto de vista del honor colectivo, de-


pendiendo de la cualidad de la agrupación, las per- 10. El honor y la división moral de las tareas: el do-
sonas u ocupaciones sagradas tenían poder sobre ble estándar
todas las dimensiones del honor en sus respectivos
grupos. Arbitraban cuestiones relativas a la valía Como hemos dicho anteriormente, el honor hace
personal; delimitaban lo que podía hacerse o con- referencia a la intersección de las fronteras sociales
servarse sin riesgo de sacrilegio; definían la lealtad del poder, al respeto por quienes detentan un status
incondicional de los miembros. Esto es lo que Jesús superior al nuestro y a las funciones basadas en el
y Pablo hicieron respecto a los grupos electivos que género. Lo que he dicho hasta aquí se ocupa, en su
formaron en torno a sí; esto es lo que los líderes de mayor parte, del poder, el respeto y el sexo mascu-
los escribas hacían respecto a las agrupaciones lino. ¿Cuál es el papel de la mujer en el juego del
electivas que se les unían; y esto es lo que el empe- honor? En gran medida, el honor del grupo natural
rador de Roma o el sumo sacerdote de Jerusalén tiene una barrera divisoria: la llamada división mo-
hacían respecto a las agrupaciones naturales que ral de las tareas o división basada en el género. Es-
estaban bajo su poder. Así pues, estas personas sa- ta división de las tareas basada en el género hace
gradas o quienes detectaban cargos sagrados sim- relación principalmente a la familia o grupo de pa-
bolizaban tanto el honor social (tenían precedencia rentesco, pero también puede verse reproducida en
en relación con los demás miembros del grupo) co- otros ámbitos de la vida.
mo el honor ético (se les percibía implícitamente
como gente buena y noble). La razón de esto es que Para entender esta idea, empecemos con los más
el honor o la eminencia social (ser cabeza de algo o significativos símbolos del género en estas socieda-
alguien) se convertía normalmente con facilidad en des. Ante todo, el honor masculino está simbolizado
honor ético o bondad implícita, lo mismo que el ca- por los testículos, que representan la masculinidad,
pital o la garantía colateral son dignos de crédito en el valor, la autoridad sobre la familia, la disposición
nuestro sistema monetario. El honor (precedencia a defender la propia reputación, y el rechazo a so-
social) sirve de garantía frente al deshonor (compor- meterse a la humillación. (¿Qué relación tiene esto
tamiento ético inmoral o innoble). Así, el rey de la con el dicho sobre el eunuco de Mt 19,12? Ver Lv
nación (o el padre de familia) no puede ser deshon- 21,20; Dt 23,1; 25,11; Jr 5,8; Ez 23,20; ver también
rado en el grupo; está por encima de toda crítica. Lo Am 5,2-6.) El honor femenino, por otra parte, está
que él es garantiza la evaluación de sus acciones. simbolizado en la virginidad (himen) y representa la
Cualquier ofensa contra él no hace sino mancillar al exclusividad sexual, la discreción, la timidez, la
ofensor. moderación y la timidez femeninas. El varón carece
claramente de la base fisiológica para la exclusivi-
Además, el rey en su reino (como el padre en su dad sexual o «pureza» sexual (no puede simbolizar
familia) no puede hacer nada mal porque es el árbi- la invasión de su propio espacio como lo hace la
tro de lo justo y lo injusto. Cualquier crítica aparte mujer), y su masculinidad es puesta en duda si
de las usuales y convencionales (como decir que los conserva la. pureza sexual, es decir, si no desafía
impuestos son excesivamente altos) es considerada los límites de otros que tienen mujeres a su cargo.
12 HONOR Y VERGÜENZA

Las mujeres, por su parte, simbolizan su pureza honor de algún varón. El hombre es responsable de
evitando hasta las más remotas alusiones a su es- la conservación de esta exclusividad sexual; es de-
pacio simbólico. De ahí que el varón responsable legada en el varón, por así decirlo. De ahí que la
deba proteger, defender y mirar por la pureza de su mujer se vea aliviada de su propia responsabilidad,
mujeres (esposa, hermana, hija), pues la deshonra a menos que corra hacia el desastre traspasando
de éstas implica directamente a la suya. los límites socialmente aceptables. Así, la mujer
honorable, dotada del sentido adecuado de la ver-
La división del honor entre 1o masculino y lo güenza positiva (es decir, preocupación por su
femenino corresponde a la división de funciones en honor) heredado de su madre («Como la madre, así
la familia compuesta por esposo, esposa e hijos. Es- la hija», Ez 16,44), se esfuerza por evitar los contac-
te tipo de familia es llamado familia de procreación, tos humanos que pudieran exponerla a la deshonra.
para distinguirla de la familia de la que provenían Y no se espera que pueda tener éxito en esta em-
los individuos (llamada familia de orientación). En presa sin el apoyo de la autoridad y el control mas-
la familia de procreación, el honor hace recaer sobre culinos. Esta percepción de las cosas sirve de base
la mujer la bondad o virtud implícita en su exclusi- a la opinión pública, que hace del esposo o el padre
vidad sexual; a los hombres, en cambio, les delega engañados objeto de escarnio y deshonor públicos,
la precedencia social, con el deber de defender la y les capacita para vengar cualquier ultraje cometi-
exclusividad sexual femenina. Este tipo de división do contra ellos de ese modo. Además, las mujeres
del honor queda reproducido en la disposición del que no están bajo la tutela de un varón (especial-
espacio. (Recordad: reproducción significa idénticos mente viudas sin hijos y mujeres divorciadas sin
modelos o reglas en diferentes ámbitos.) vínculos familiares) son vistas como faltas del honor
femenino, más como hombres que como mujeres, y
El espacio femenino o las cosas femeninas (los por tanto sexualmente depredadoras, agresivas, pe-
lugares en que las mujeres pueden estar, las cosas ligrosas en una palabra. Sólo un segundo matrimo-
a las que se dedican exclusivamente, como la cocina nio restauraría sus verdaderas funciones basadas
y los utensilios de cocina, el pozo [comunal], hilar y en el género, pero a menudo esto no es socialmente
tejer, el horno [público], barrer la casa, etc.) son posible. De ahí se desprende la posición precaria de
centrípetos respecto a la morada familiar o al lugar la viuda y de la divorciada (y la importancia de la
de residencia. Esto quiere decir que están orienta- patente de divorcio que habilite y autorice a la mu-
das hacia adentro, como si hubiera una especie de jer a casarse de nuevo en caso de que fuera posi-
imán social que arrastrase a las mujeres hacia el in- ble). Esta actitud cultural hacia las viudas está cla-
terior, hacia el propio espacio de la casa o de la ciu- ramente articulada en 1 Tim 5,3-16.
dad. Todas las cosas que se llevan de dentro afuera
son masculinas; todas las cosas que quedan dentro
son femeninas. Los lugares de contacto entre el in- 11. Definición del honor y la vergüenza
terior y el exterior (el patio familiar, la plaza del
pueblo, o la zona de las puertas de la ciudad) son Como ya hemos dicho antes, honor significa el
masculinos cuando están presentes los hombres, sentimiento que una persona (o grupo) tiene de su
aunque las mujeres pueden a veces entrar en ellos: propio valor y el reconocimiento público y social de
cuando no hay hombres, cuando van debidamente ese valor. En este sentido, el honor se aplica a am-
acompañadas o cuando están presentes sus mari- bos géneros. Constituye la base de la propia reputa-
dos. En esta disposición del espacio, la esposa se ción, de la propia posición social, independiente-
convierte normalmente en administradora de las fi- mente del género. En este contexto común, donde el
nanzas, al cuidado de la llave del arcón familiar, honor es al mismo tiempo masculino y femenino, la
cuando el esposo se ve obligado a salir (a trabajar al palabra «vergüenza» es un símbolo positivo. Ver-
campo, a otros pueblos o en peregrinación). Sin güenza positiva significa sensibilidad hacia la pro-
embargo, los hombres que se ven obligados a salir pia reputación, sensibilidad antela opinión de los
sin sus mujeres durante largos períodos de tiempo, demás. En este sentido, tener vergüenza es un valor
como comerciantes, mercaderes, cierto tipo de pas- eminentemente positivo. Cualquier ser humano
tores, predicadores errantes, dejan necesariamente digno del título de «humano», cualquier grupo
su honor en suspenso, pues sus esposas se quedan humano digno de pertenecer a la humanidad, nece-
solas durante espacios de tiempo más bien largos. sita tener vergüenza, ser sensible a su grado de
honor, estar abierto a la opinión de los demás. Cier-
En consecuencia, el honor del varón está impli- to sentido de la vergüenza hace de la batalla por la
cado en la pureza sexual de su madre (aunque su vida algo posible, digno y humano, pues implica la
padre tiene idéntica obligación a este respecto), es- aceptación y el respeto por las reglas de la interac-
posa, hijas y hermanas (pero no en su propia pure- ción humana. Por otra parte, una persona carente
za sexual). Conforme a este modelo, la pureza o ex- de vergüenza es alguien que no reconoce las reglas
clusividad sexual de la mujer está incorporada al de la interacción humana, que no reconoce las fron-
HONOR Y VERGÜENZA 13

teras sociales. La persona carente de vergüenza es tus y éste le es denegado por la opinión pública.
una persona de reputación deshonrosa más allá de Cuando una persona advierte que se le niega ese
toda duda social, alguien situado fuera de los lími- status, es presa de la vergüenza, se siente humilla-
tes de una vida moral aceptable, una persona, por da, desprovista de honor por aspirar a otro honor
tanto, a quien hay que negarle la cortesía social que socialmente no le corresponde. Las valoraciones
normal. Mostrarse cortés con una persona carente del honor van del interior (pretensión de una perso-
de vergüenza convierte a alguien en un necio, pues na) al exterior (reconocimiento público). Las valora-
necedad es mostrar respeto por unos límites que la ciones de la vergüenza van del exterior (negativa
otra persona no reconoce, del mismo modo que ser- pública) al interior (reconocimiento de la negativa
ía una necedad seguir hablando español a una per- por parte de la persona). Así pues, ser o quedar
sona que desconoce esta lengua por completo. avergonzado significa ser impedido o estorbado en
la aspiración personal al valor o status, junto con el
Se puede hablar del honor y la vergüenza tanto reconocimiento de la pérdida de status implicada en
del hombre como de la mujer específicamente ese rechazo.
cuando ambos forman parte de las áreas de la vida
social relativas a la humanidad común, especial- Una vez más, como valor común aplicable a los
mente las agrupaciones naturales en que hombres y grupos naturales, el honor presenta una escala que
mujeres comparten un honor colectivo común: fa- va de la bondad interna a la eminencia o el poder
milia, pueblo, ciudad, y su reputación colectiva. Sin sociales. Un rey malvado y poderoso tiene honor en
embargo, la conducta real, cotidiana, concreta, que términos de eminencia social, mientras que una
afianza la propia reputación y redunda en el grupo familia buena, pero pobre y sin poder, tiene honor
de pertenencia, nunca es independiente de la divi- en términos de bondad ética. Las valoraciones del
sión moral de las tareas, basada en el género. La honor a lo largo de esta variada gama adoptan un
conducta real, el comportamiento concreto de todos sesgo que puede ayudarnos a entender la vergüenza
los días, depende siempre del status propiciado por permanente (el llanto y el rechinar de dientes en
el género. A este nivel de percepción, cuando el Mateo, por ejemplo). Pues cualquier fusión de ele-
honor es visto como prerrogativa exclusiva de uno mentos masculinos y femeninos en un nivel simbó-
de los géneros, entonces el honor siempre es mas- lico más alto puede siempre desentrañar sus partes
culino, y la vergüenza siempre femenina. Así, en el constitutivas. Lo que quiero decir es que, lo mismo
área de la conducta individual, concreta (aparte de que una mujer que pierde su vergüenza queda des-
consideraciones del grupo), el honor y la vergüenza provista de ella sin posibilidad de recuperarla, tam-
son especificados por el género. Se trata de un nivel bién los grupos naturales pueden perder su ver-
bajo de abstracción en el que los varones individua- güenza hasta el punto de no poder recuperarla;
les simbolizan el honor y las mujeres individuales la quedan para siempre desprovistos de ella. Algunas
vergüenza (ver Figura 3). familias e instituciones (por ejemplo, esposos que
hacen de chulos; propietarios de tabernas y posa-
A este nivel de abstracción, el honor masculino das del siglo I, actores, prostitutas en cuanto grupo)
es simbolizado por los testículos y abarca típica- son consideradas irrecuperables desde el punto de
mente toda la conducta masculina, desde lo ética- vista de la pérdida de la vergüenza. La razón de esto
mente neutro hasta lo éticamente valorado: mascu- es que no respetan las líneas de exclusividad y sim-
linidad, valor (disposición al desafío y a la afrenta a bolizan por tanto lo caótico. En este sentido, el
otro varón), autoridad, defensa del honor familiar, honor como bondad (aspecto femenino) puede des-
interés por el prestigio y eminencia social. Todo esto embocar en un juicio según el cual, una vez perdi-
implica en el varón una conducta honorable. Por do, nunca puede ser recuperado (exactamente como
otra parte, la vergüenza femenina es simbolizada la exclusividad sexual femenina). Por otra parte, el
por la virginidad y abarca asimismo un espectro énfasis en el honor como eminencia o poder sociales
que va de lo éticamente neutral a lo éticamente va- (aspecto masculino) puede desembocar en un juicio
lorado: sentido de la sensibilidad o la «vergüenza» según el cual el honor puede aumentar o decrecer a
para mostrarse desnuda, timidez, rubor, recato, expensas de los demás. Tal fluctuación del honor
moderación, exclusividad sexual. Todo esto es ver- será usada para calibrar la posición social.
güenza positiva para la mujer, y la hace honorable.
Teniendo en cuenta que la familia es el depósito
Para escalar un nivel más alto de valoración en del honor natural, el matrimonio, como veremos
el que el honor y la vergüenza se refieren lo mismo a más tarde, constituye siempre la fusión del honor
hombres que a mujeres, la gente adquiere honor de dos familias. El honor como vergüenza o bondad
aspirando personalmente a un cierto status y es- ética proviene de la madre; ella lo simboliza. El
tando segura de que tal status es socialmente reco- honor como eminencia social viene del padre; él lo
nocido. Por otra parte, la gente queda en vergüenza simboliza. La fusión del honor en un matrimonio
(no tiene vergüenza) cuando aspira a un cierto sta- honorable constituye la herencia social con la que
14 HONOR Y VERGÜENZA

la nueva familia de procreación se apresta a jugar el tintos ámbitos sociales, «el modelo básico con e1
juego de la vida. que se siente identificada toda sociedad es probable
que persista, en determinados casos, durante miles
de años». En el Mediterráneo, el honor y la vergüen-
12. Una aclaración importante za constituyen ese modelo básico, simbólicamente
significativo.
Para concluir, me gustaría reflexionar sobre el
gran marco del que forman parte el honor y la ver-
güenza. Este marco está formado por la categoría Resumen
denominada valores. El honor y la vergüenza son
valores. Los valores tratan de la calidad y orienta- Desde un punto de vista simbólico, el honor re-
ción de la conducta. Como los valores son esen- presenta el lugar justo de una persona en la socie-
cialmente cualidades inherentes a alguna otra cosa, dad, la posición social de una persona. Esta posi-
es normal que siempre esté abierta a discusión de- ción de honor es delimitada por fronteras relativas
ntro de los límites sociales la naturaleza de esa «al- al poder, status basado en el género y situación en
guna otra cosa». Por decirlo con otras palabras, si el la escala social. Desde un punto de vista funciona-
honor está en relación con una demanda de valía lista, honor es el valor de una persona a sus propios
socialmente reconocida, la cuestión será por su- ojos más el valor de dicha persona a los ojos de su
puesto qué encierra en sí una demanda de valía. grupo social. El honor es una demanda de valor
¿Lo es sentarse a la mesa en el último lugar, servir junto con el reconocimiento social de dicho valor. El
a otros, perdonar a los demás o buscar la reconci- propósito del honor es hacer las veces de una espe-
liación mutua? Algunos han afirmado que Jesús ac- cie de tasación social que da derecho a una persona
tuaba al margen del interés en el honor porque de- a interactuar de manera específica con sus iguales,
fendía el valor del servicio y el perdón. De hecho ac- superiores y subordinados, conforme a las claves
tuaba totalmente en línea con el honor al reclamar culturales prescritas de la sociedad.
el valor de tal conducta «femenina», que exigía a sus
seguidores. En otras palabras, los modelos del El honor puede ser asignado o adquirido. El
honor y la vergüenza no determinan lo que es hono- honor asignado recae en una persona pasivamente,
rable o vergonzoso. La determinación de lo que tie- a través del nacimiento, de las conexiones familia-
nen de valor ciertas conductas u objetos específicos res o de la concesión por parte de personas notables
depende de otros factores distintos de los valores. que detentan poder. El honor adquirido es un honor
buscado activamente y acumulado a menudo a ex-
En consecuencia, honor y vergüenza sirven de pensas de iguales, en la lucha social de desafío y
sanciones u orientaciones, socialmente preferidas, respuesta. La Figura 2 describe este tipo de interac-
de la conducta (otras orientaciones incluyen seguri- ción, que es un modelo conflictual más bien institu-
dad y ansiedad, así como integridad y culpa). El cionalizado.
honor y la vergüenza tienen un interés clave en las
sociedades en que la aprobación (sobre todo la de El honor, tanto el asignado como el adquirido, es
los padres) y la parentela (real o ficticia) son más frecuentemente simbolizado por la sangre (las rela-
importantes que la ejecución de una acción. De ciones consanguíneas, el grupo consanguíneo) y el
hecho, la acción tiene con frecuencia (si es que lo nombre. Un buen nombre significa fundamental-
tiene) poco valor en sí misma, excepto si recibe la mente honor adecuado para llevar a cabo las inter-
aprobación de otras personas importantes del gru- acciones sociales necesarias para una existencia
po. humana digna. El honor es frecuentemente simboli-
zado por ciertas conductas y por el tratamiento da-
Algunos podrían decir que es imposible que los do a nuestra persona física. Las afrentas físicas son
valores mediterráneos contemporáneos puedan ser siempre afrentas simbólicas que requieren una res-
encontrados en las sociedades antiguas de una re- puesta. Ser incapaz de responder implica deshonor,
gión determinada de dicha área. La pretensión de desgracia. Del mismo modo que la cabeza y sus
este libro es que puedas comprobar la validez del rasgos simbolizan el honor de una persona, también
modelo. Leer los textos del Nuevo Testamento con la cabeza del grupo simboliza el honor de ese grupo.
las gafas del honor y la vergüenza y ver si el modelo Pues el honor tiene tanto dimensiones individuales
sirve de hecho para aclarar o explicar los casos de como corporativas o colectivas. Siempre que el
conducta interpersonal narrados en los documen- honor de alguien está vinculado al honor de otro in-
tos. Francis Hsu, un conocido antropólogo de los dividuo, se exige a éste que defienda y represente el
Estados Unidos interesado en la psicología, ha ob- honor de cuantos están vinculados a él (a veces a
servado que «nuestro medio ambiente más impor- ella). Este tipo de honor colectivo puede encontrarse
tante es el medio ambiente social». Y sigue obser- en agrupaciones naturales y en agrupaciones electi-
vando que, aunque existan valores similares en dis- vas. La pertenencia a agrupaciones naturales, como
HONOR Y VERGÜENZA 15

el honor asignado, recae sobre una persona y de- honor y el femenino, vergüenza. En este contexto, la
pende de unas circunstancias que escapan al con- vergüenza hace referencia a la sensibilidad de la
trol de dicha persona. Las relaciones en las agrupa- persona ante lo que otros piensan respecto a su
ciones naturales son sagradas, consanguíneas, o re- honor. En las agrupaciones naturales, el honor y la
laciones puras que vinculan directamente entre sí a vergüenza (lo masculino y lo femenino) están fundi-
las personas. Las agrupaciones electivas, como el dos, como en la familia, el pueblo o la ciudad. Tales
honor adquirido, son el resultado de elecciones cal- agrupaciones naturales tienen un honor y una ver-
culadas, hechas normalmente por coacción social. güenza colectivos. Pero en la división moral de las
Las relaciones en las agrupaciones electivas enfocan tareas, en la actividad concreta de gente concreta, el
a cargos y funciones que son considerados sagrados honor y la vergüenza se convierten en algo específi-
y puros, aunque puedan detentarlos personas dife- co de cada género, incrustado en e! género. Es pro-
rentes. Los jefes o cabezas de ambos tipos de agru- pio del varón defender tanto el honor corporativo
paciones dan el tono y encarnan e! rango de honor como el de cualquier mujer implicada en el honor
del grupo, por así decirlo. corporativo. Por otra parte, la mujer simboliza el
aspecto de vergüenza del honor corporativo, esa
El honor tiene un componente masculino y otro sensibilidad positiva a la buena reputación de indi-
femenino. Cuando lo consideramos desde esta viduos y grupos. La Figura 3 ilustra estas ideas.
perspectiva, el aspecto masculino es denominado

*
MALINA, B. J., «Honor y vergüenza. Valores centrales
del mundo mediterráneo del siglo primero», en Id., El
mundo del Nuevo Testamento. Perspectivas desde la antro-
pología cultural, Estella, Verbo Divino, 1995, p. 45-83.

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