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Algunos Problemas Con La Utilizacion de La Adaptacion Española
Algunos Problemas Con La Utilizacion de La Adaptacion Española
ISSN: 1135-0806
ARTÍCULOS
RESUMEN
ABSTRACT
PALABRAS CLAVE
KEY WORDS
1 Los lectores interesados pueden solicitar al autor una lista de los estudios españoles que han uti-
a todas las escalas del MCMI-II y a mujeres de los Anexos con una PD
todas las muestras de baremación. de 11, mientras que la mediana de
Por ejemplo, y como puede obser- la muestra normal española de
varse en la Tabla 1, en la versión mujeres que también se recoge en
española la TB 60 para la escala CC la Tabla 5.4 (y que debería ser la TB
se corresponde en los baremos de 35) es de 8. Obviamente, tales valo-
pacientes mujeres de los Anexos res deberían coincidir dada las defi-
con una PD de 23-31, mientras que niciones de TB 50 y TB 35 que
la mediana de la muestra normativa antes se han mencionado. De he-
de pacientes mujeres que se recoge cho, en el propio manual español se
en la Tabla 5.4 (y que debería ser la recogen baremos y tablas de la ver-
TB 60) es de 50. Por otro lado, la TB sión americana del manual, y entre
35 para la escala CC se correspon- dichos baremos y dichas tablas no
de en los baremos de pacientes hay discrepancia. Así, la TB 60 para
2 Aunque en la directriz se habla de mediana, los datos de las medianas americanas no aparecen
3 Con este tamaño muestral, el error que se comete al estimar la desviación típica de la escala D en
la población de pacientes españoles con trastornos mentales puede ser grande, pero dicha estima-
ción parece conservadora a la hora de considerar la magnitud de la discrepancia entre los baremos
españoles y los estadounidenses. Por ejemplo, a partir de tres muestras que totalizaban 978 pacien-
tes españoles con drogodependencias, Herrero (2004) obtuvo desviaciones típicas para la escala D
que oscilaban entre 12,4 y 13,6, lo cual indicaría que la discrepancia entre los baremos españoles y
los estadounidenses podría llegar a alcanzar más de 2,5 desviaciones típicas.
Nota.— aEE.UU. = Media ponderada por el número de participantes de las 8 muestras estadouniden-
ses recogidas en Sanz et al. (2005); España = Sanz et al. (2005).
b
EE.UU. = Hunt et al. (2003); España = Sanz, Perdigón y Vázquez (2003).
c
EE.UU. = Media ponderada por el número de participantes de las 3 muestras estadounidenses recogi-
das en Sanz, Navarro y Vázquez (2003); España = Sanz, Navarro y Vázquez (2003).
nueva muestra normativa clínica (véase la Tabla 5.2 de la 3.ª edición), los porcentajes de pacientes
que se corresponden con cada una de las categorías de esas características (edad, situación/estado,
duración del episodio reciente y problemas importantes del estado de los pacientes) coincidan exac-
tamente, incluso en dos decimales, con los respectivos porcentajes de pacientes de la muestra nor-
mativa clínica de las ediciones anteriores (véase la Tabla 5.2 de la 1.ª-2.ª edición). Con la única excep-
ción de los dos porcentajes del sexo, la coincidencia exacta abarca a 24 porcentajes, circunstancia
muy poco probable por azar y que, probablemente, sea debido de nuevo a algún tipo de error tipográ-
fico.
5 De nuevo, esta estimación de la desviación típica de la escala CC debe tomarse con las debidas
precauciones; sin embargo, dicha estimación posiblemente sea conservadora a la hora de considerar
la magnitud de la discrepancia entre los baremos de la 3.ª edición y los baremos de la 1.ª-2.ª edición,
ya que Herrero (2004) obtuvo desviaciones típicas para la escala CC que oscilaban entre 9,8 y 10,7, lo
cual indicaría que dicha discrepancia podría sobrepasar una desviación típica.
también habría que añadir las dife- de las curvas ROC (Receiver Opera-
rencias culturales, ya que las tasas ting Characteristic o curvas de ren-
de prevalencia de los trastornos dimiento predictivo) que permiten
suelen ser diferentes en distintos representar gráficamente la sensibi-
países, aunque estos países estén lidad y la especificidad para cada
tan cercanos culturalmente como una de las PD de las escalas y, en
los europeos. Por ejemplo, estudios consecuencia, seleccionar como
recientes indican que la prevalencia punto de corte para cada escala la
a los 12 meses de los trastornos PD que mejor rendimiento diagnós-
depresivos y de los trastornos de tico ofrece (Rossi y Sloore, 2005).
ansiedad difiere de forma significati-
va en España, Holanda, Francia, Ita-
lia, Alemania y Bélgica (Comisión CONCLUSIONES
Europea, 2004). Estos datos cues-
tionarían el procedimiento utilizado El MCMI-II fue diseñado, entre
en la adaptación española del otros objetivos, para llegar a un diag-
MCMI-II de asumir las tasas de pre- nóstico del trastorno o de los trastor-
valencia estadounidenses para deli- nos mentales que puede estar
mitar los puntos de corte TB 75 y sufriendo un paciente. En su versión
TB 856. En conjunto, estos factores, original, los puntos que corte que
pues, también apuntarían a la nece- propone el instrumento para realizar
sidad de realizar un estudio de vali- esos diagnósticos a partir de la
dación diagnóstica con muestras estrategia de transformar las PD en
españolas de los puntos de corte TB están avalados por los resulta-
TB 75 y TB 85 obtenidos a partir de dos satisfactorios de un estudio de
los baremos, en lugar de asumir la validación diagnóstica en una
generalización de los índices de muestra cruzada de pacientes esta-
validación estadounidenses. De dounidenses.
hecho, en Bélgica, la adaptación del
MCMI-III ha tenido que prescindir La adaptación española del
de la estrategia de Millon de trans- MCMI-II, en sus tres ediciones, ha
formar las PD en puntuaciones TB sido también utilizada por algunos
para obtener los puntos de corte profesionales e investigadores espa-
óptimos para el diagnóstico, ya que ñoles para la realización de diagnós-
dicha estrategia ofrecía índices ticos. Sin embargo, la adaptación
diagnósticos muy pobres en las española muestra varias inconsisten-
muestras de pacientes belgas y, en cias en los baremos para la transfor-
su lugar, se ha utilizado el análisis mación de PD a puntuaciones TB
6 El manual de las dos primeras ediciones de la adaptación española explícitamente afirma la asun-
ción de las tasas de prevalencia estadounidenses para la obtención de los puntos de corte (p. 174,
Millon, 1998, 1999). Tal afirmación ha desaparecido de la 3.ª edición de la adaptación, pero tampoco
hay ninguna información en dicha edición sobre el procedimiento finalmente utilizado para la obten-
ción de los puntos de corte.
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