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2. Condiciones de salud laboral docente. Definición del puesto de trabajo docente El docente y la
norma: el Estatuto del Docente de la Provincia de Buenos Aires. La conformación de los gremios.
La actividad gremial y su participación en el sistema educativo. La dimensión socio comunitaria del
trabajo docente. Ética docente.
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Recuperado de: https://www.portaleducativo.net/quinto-basico/507/Que-es-una-linea-de-tiempo-como-se-organizan
Problemática del Trabajo Profesional Docente. Prof. Ariel Narvarte - Lic. María del Carmen Etter
Los aspectos teóricos desarrollados en esta clase pueden ser ampliados, siempre que se
fundamenten con sus respectivas referencias y citas bibliográficas.
escolarización en la Argentina debates álgidos, y por cierto nada inocuos, sobre los
rumbos que debía asumir la escuela. Se trata de debates que dan lugar a valoraciones
disímiles de lo que en las instituciones acontece, pero que también propician la
construcción de identidades docentes […]”2
Preocuparse por la escuela pública, tal como fue pensada en aquel momento,
demandó incluir en la escuela primaria obligatoria iniciativas sociales vinculadas con la
ubicación en un mismo punto de partida de todos aquellos que estuvieran dispuestos a
cumplir con los requerimientos escolares.
“El discurso pedagógico normalizador en torno al que se organizó el sistema escolar
se mantuvo vigente durante casi un siglo y sostuvo un mandato homogeneizador que se
propuso erradicar la diversidad cultural de origen a la vez que construyó un imaginario
social en el que la educación apareció como pieza clave en la disolución de estas
diferencias (Puiggrós, A. 1990). El ideal de ciudadanía fue sustento para la incorporación
progresiva, aunque diferenciada, de amplios sectores de la población. La escuela, en tanto
ámbito de inclusión en la cultura letrada, era la vía de acceso, por excelencia, a la
ciudadanía; la "educación del soberano" constituyó una de las bases de la república
representativa (Sábato, H.1992; Dussel, I., 1995).”3
La escuela de principios del siglo XX, creada para todos los niños de las zonas
pobladas, se comprometió a incluirlos como ciudadanos si dejaban de lado sus repertorios
culturales. Ello implicaba: modificar sus modos de hablar, de vestir y de comportarse,
como también los modos de comer y asearse, determinar lo que es bello y lo que no lo es,
diferenciar los usos debidos y correctos de la lengua oral y escrita a través de formas
repetitivas y autoritarias. Las expresiones de las distintas regiones del país, como de los
inmigrantes, de los pueblos originarios, de los sectores populares u otros modismos, eran
repudiados como versiones incorrectas, incultas y/o atrasadas. Asimismo, la escuela
erigía una autoridad cultural que instaba que el argentino estándar, el argentino rioplatense,
era el más meritorio y representativo de la nación, y se negaba valor y legitimidad a otras
expresiones (Dussel, Southwell, 2004). Y, así también la escuela construía un perfil de
docente para ese tiempo y lugar.
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Instituto Nacional de Formación Docente (2016). Clase 3: Pasado y presente de las políticas socioeducativas en Marco Político,
problemas, estrategias y discursos de las políticas socioeducativas. Buenos Aires, Ministerio de Educación de la Nación.
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Instituto Nacional de Formación Docente (2016). Clase 3: Pasado y presente de las políticas socioeducativas en Marco Político,
problemas, estrategias y discursos de las políticas socioeducativas. Buenos Aires, Ministerio de Educación de la Nación.
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seguro, como alternativa estable incluso más allá de las características de la tarea y de la
carrera profesional elegida.
Esta situación corre la mirada desde aquel rol docente vocacional, desarrollado
como un apostolado, a otra que lo tiene como un trabajador asalariado que ingresa en busca
de un trabajo estable en el que para paliar el magro salario intensifica su tarea con
pluriempleos, se moviliza en busca de matrícula, se sindicaliza; pero no deja de persistir
cierto imaginario social acerca del papel apostolar de estos trabajadores de la educación.
En el año 2006, la Ley de Educación Nacional declaró la obligatoriedad del nivel
medio, y esto requirió y aún requiere el logro de niveles de equidad social y de distribución
de la riqueza que permitan a las familias mantener a sus hijos en la escuela. También, aún
interroga sobre cuál es la misión del nivel en este nuevo contexto, apuntando o impulsando
a no adoptar un diseño curricular de tipo enciclopedista y con modalidades de una escuela
selectiva, sino de un espacio que provea experiencias en todas las dimensiones del
desarrollo personal.
La obligatoriedad establecida por la ley plantea desafíos y responsabilidades a todos
los actores sociales, promoviendo la necesidad del trabajo en equipo, el seguimiento
personal de las trayectorias escolares de los alumnos, la aceptación y las oportunidades que
propone el trabajo desde la diversidad. A su vez, resulta una ocasión para pensar en los
vínculos de respeto que deben desarrollarse en la nueva escuela más inclusora. “Las
dificultades que los jóvenes tienen para concluir una buena escolaridad no es sólo
consecuencia de la inequidad distributiva sino también, resultado de patrones de
funcionamiento institucional que hace que algunos jóvenes aparezcan como no
merecedores de estima, o respeto o legitimidad para ocupar determinada posición. Esta idea
diluye cualquier intento de quebrar la inercia de las desigualdades sociales y transforma a la
institución en una agencia de exclusiones sistemáticas, pues una escuela que deja de
enseñar es un agente activo de expulsión”5.
La obligatoriedad de la escuela secundaria supone recuperar la noción de diversidad
separándola del concepto de desigualdad. “Se hace necesario pensar en términos de
reconocimiento de la diferencia, es decir, considerar a cada uno/a en su identidad,
necesidad y plena posibilidad de educarse […] a partir de la confianza en que todos/as
pueden aprender…”6.
Los cambios sucedidos en la educación media (desde su configuración histórica
elitista a la extensión de la obligatoriedad actual), la actuación del docente en cada una de
las etapas y los fines de la educación, fueron y son objeto de distintas representaciones por
parte de los sujetos involucrados en los procesos educativos y, en particular, de los docentes
5
Dussel, Inés y Southwell, Myriam. Escuela Media. Los desafíos de la inclusión masiva. En El Monitor de la educación. N°19. Dic 2008
6
Marco General de la Política Curricular. DGCyE., pp.17-18
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cosmovisión y en sus prácticas. “Qué significa ser parte del estado educador y docente de
adolescentes y jóvenes que habitan un mundo en permanente movimiento, es una de las
cuestiones que hace necesaria la convocatoria a todos los y las docentes de la escuela
secundaria. Además de que las políticas deben proveer otras condiciones para el trabajo
docente, es con ellos con quienes resulta necesario construir los saberes pedagógicos y las
respuestas institucionales necesarias que permitan acompañar el desarrollo de trayectorias
continuas de parte de nuestros alumnos”13.
Los saberes pedagógicos se construyen en una relación necesariamente asimétrica,
“La asimetría pedagógica supone diferentes responsabilidades y posiciones de poder que no
deben confundirse nunca con relaciones de dominación y subalternidad. La asimetría es la
que permite que ocurra la enseñanza y los aprendizajes. El/la docente se posiciona en un rol
diferente al del alumno/a y, como sujeto adulto, tiene la responsabilidad de proporcionar los
medios para que se produzcan los buenos aprendizajes de los alumnos/as, y ellos/as, de
comprometer su trabajo para lograrlo. La autoridad pedagógica se construye en el/la
docente a partir del ejercicio de un saber experto que demuestra conocer lo propio: lo que
se enseña y cómo hacerlo. Se ejerce a partir de la presencia y la escucha, con el
indispensable reconocimiento del otro y por medio de procesos de negociación y de
acuerdo que regulan la actividad de aprendizaje y la convivencia de los grupos. Además, la
asimetría entre docentes y alumnos/as nos remite a reflexionar sobre la necesaria
solidaridad intergeneracional que hace posible la constitución de un legado ineludible para
poder mirar al futuro con esperanza creativa. El intercambio entre generaciones contribuye
a la construcción histórica de oportunidades y cuestionamientos, en fin, de avances para la
cohesión de una sociedad democrática”14
Hablar sobre autoridad nos refiere necesariamente a un posicionamiento acerca del
término. Estanislao Antelo reflexiona “En el terreno educativo la autoridad está por todos
lados. Se rechaza, teme y desea. Se añora y combate. Se afirma que falta y/o sobra. Se
denuncian sus excesos y su inacción. Se hacen esfuerzos por calibrar su forma, su justa
medida, su dosis necesaria […] Lamento por haberla perdido, lamento por haberla
encontrado […] Se confunde autoridad con temor o respeto con miedo. Se buscan
culpables: la democratización de los vínculos pedagógicos, la pérdida de las asimetrías, el
declive de lo paterno, la decadencia moral, el rock, la droga, la televisión, Internet, etc. Se
pone al lado de la palabra autoridad la palabra crisis. Luego, la autoridad forma parte y
encabeza la lista (junto con los famosos valores) de aquellas cosas siempre perdidas”15.
Lo que Antelo propone es establecer que la autoridad “se trata de algo productivo y
no solamente lo que dice no. Autoridad de aquel que llegó antes, y autorizado a estar entre
13
Resolución CFE Nº 84/09. Lineamientos políticos y estratégicos de la Educación Secundaria Obligatoria
14
Marco General de la Política Curricular, DGCyE., pp.19-20
15
Antelo, Estanislao en Variaciones sobre autoridad y pedagogía. Extraído de http://estanislaoantelo.com.ar./files/autoridad180909.doc el
20/9/2014 a las 21.30 hs
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los hombres, inaugura y manda en tanto dispone (y pone a disposición) los medios de
orientación o regula el acceso al fondo común de conocimientos […] La autoridad no es
una cosa. No se acumula en cajas ni se reparte en dosis. Como el poder o el conocimiento,
no es una sustancia. Es una relación, un vínculo, un vínculo emocional”16. Precisamente, al
educar desde lo vincular facilitaremos un nuevo y dominante sentido pedagógico a nuestra
tarea y podremos redireccionar nuestro accionar áulico e institucional, de ser necesario.
Laurence Cornú invita a “recordar que la etimología de la palabra autoridad es a la
vez garantizar y hacer crecer, es decir, aumentar. La autoridad es aquello que permite, a
aquellos que son menores, crecer, volverse mayores”17. Y el docente debe ejercer la
autoridad en este sentido.
BIBLIOGRAFÍA
16
Ibid
17
Cornú, L. La confianza en las relaciones pedagogías. En Frigerio y otros: Construyendo un saber sobre el interior de la escuela. Bs.As.
Novedades Educativas. , p.24