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Relatos salvajes
La delgada línea entre la razón y la locura
En primer lugar, la narrativa está construida de una forma que no es habitual para uno
como espectador, porque cuenta historias, que, si bien no tienen un vínculo directo, si
están ligadas por la temática. Esta temática es para mí, la delgada línea que separa la
razón de la cordura. Es esa fracción de segundo en la que decidimos ser civilizados por
encima del desastre, de la violencia, de la barbarie y de darle rienda suelta a nuestra ira o
sed de venganza.
Adicionalmente, estas historias tienen en común un suceso o punto de giro que transmuta
completamente la historia; el comportamiento irracional y provocador de otro, el
descubrimiento de un engaño, el reencuentro con un enemigo, el verse atrapado en una
trampa mortal o el enfrentarse a una situación de emergencia y caos. Este elemento hace
que el público esté a la expectativa, porque realmente no son situaciones con desenlaces
previsibles y los finales son de cierta manera abiertos y desconcertantes.
El manejo de los personajes también es muy sugerente. Los protagonistas de cada historia
comparten rasgos importantes; se dejan llevar del deseo de venganza o de la ira, actúan
con vehemencia y pasión, no miden las consecuencias de sus acciones, entre otros.
Además, estos personajes, de alguna manera, nos generan empatía. Puesto que todos
hemos estado en situaciones problemáticas queriendo dar rienda suelta a nuestros
instintos más salvajes, e incluso nos imaginamos esas venganzas y retaliaciones, pero,
afortunadamente, no pasan de ser más que fantasías momentáneas.
La forma en la que las historias están organizadas, hace que la experiencia de la película
sea entretenida y genere una serie de emociones disimiles. No creo que sea casualidad,
que, por ejemplo, la última historia sea la única que tiene algo semejante a un final feliz.
La película es un viaje a bordo de las emociones humanas, pero, además, es un viaje que
cambia de rumbo de acuerdo a las decisiones salvajes que se toman en momentos de
desesperación, ira o irreflexividad. Es tan impactante y gracioso porque podría pasarle a
cualquiera de nosotros.