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LOS PROBLEMAS ÉTICOS DE LA ESPECULACIÓN

Si aleatoriamente se preguntara a las personas ¿Cuánta ética tienen los


profesionales y personas que laboran en la banca o se dedican a actividades
relacionadas con el mercado de capitales?, muy probablemente las respuestas
serían entre poca y muy poca, en la historia contemporánea ha sido
vilipendiada y estigmatizada como una actividad que se aprovecha de las
necesidades de las personas.
La especulación financiera, también llamada especulación en los mercados,
por mucho tiempo se sostuvo por la teoría “buy and hold” que en español
significa “compre y mantenga”; su principio fundamental decía que en el largo
plazo todas las inversiones iban a ser rentable.
Actualmente la aplicación de esta teoría ya se encuentra obsoleta, pues los
mercados y las operaciones son muy cortoplacistas y esto le otorga a los
especuladores un papel más protagónico y de importancia dentro de los
mercados de valores.
Los especuladores han sido vistos con malos ojos, desde la óptica de ser
alguien que realiza incursiones rápidas en los mercados, utilizando información
privilegiada y traslada sus capitales a otros mercados cuando las condiciones
son desfavorables.
Un problema muy comentado respecto a la especulación es que se producen
enriquecimientos demasiado rápidos; muchos autores son partidarios de que
en esos casos el tratamiento fiscal (o de otro tipo) haga revertir a la sociedad
una parte importante de las plusvalías.
Los especuladores afrontan el dilema de: o bien se aprovecha la información
que no todo el mundo posee, en ocasiones en detrimento de otros individuos, o
bien se puede volver un damnificado por no haberla aprovechado
Gómez (1997) menciona que “no existe un mayor nivel de inmoralidad en las
finanzas que en otras actividades humanas” y que, en otras profesiones como
por ejemplo las leyes o la medicina, los dilemas éticos diarios que afrontan son
mucho más frecuentes, diversos y complejos que los presentes en el mundo
financiero.
Entonces, ¿Cuál puede ser la causa de que los especuladores financieros
tengan tan mala fama?
Se pudo distinguir varias causas
 Una de ellas es la complejidad inherente de las operaciones financieras,
son vistas como un conocimiento que se encuentra fuera del alcance de
la gente común, además, para muchas personas les es muy difícil
diferenciar entre una operación ética y un fraude.
 Otra posible causa es que muchas personas han sufrido pérdidas en los
mercados y la salida más fácil es la de responsabilizar a los
especuladores.
Si bien es cierto, históricamente se ha excedido el uso del término ‘ingeniería
financiera’, para disfrazar de una manera poco elegante a lo que es
directamente una estafa o fraude, y que además esto ha contribuido a ensuciar
el prestigio de la profesión, en el mundo financiero, como en cualquier otro, hay
actitudes éticas y no éticas, por lo que es bueno reflexionar sobre la ética en la
actividad financiera, y en concreto, en la especulación.
Empiezo por argumentar mi postura de por qué la especulación no es una
actividad inmoral y mucho menos dañina.
En primer lugar, se pude desmentir el mito que dice ‘la especulación financiera
es una actividad innecesaria’, esto es completamente falso, pues su existencia
permite que los mercados financieros continúen funcionando, entre sus
ventajas se puede destacar:
 Mejorar la eficiencia, consiguiendo precios más correctos.
 Asumir riesgos, consiguiendo mercados más completos.
 Dar liquidez.
La principal ventaja que dan los especuladores a los mercados es la de proveer
liquidez, al entrar y salir con frecuencia de los mercados puede proporcionar la
liquidez necesaria para funcionar, pues si todo funcionara en el largo plazo, no
funcionaría, su principal desventaja es que imprime mucha volatilidad dentro de
los mercados
En segundo lugar, se acusa a la la especulación como la causa principal de
subidas y bajadas exageradas y desorbitadas en los niveles de precios, como
en años recientes ha sido el caso de las famosas burbujas. Personalmente
pienso que esta volatilidad es perjudicial para la economía mundial, un claro
ejemplo son los mercados internacionales: en 2020 durante la pandemia
provocada por el Covid-19 los mercados llegaron a presentar niveles de precios
negativos sobre los subyacentes, una incongruencia del libre mercado.
Este es un punto en contra de la especulación, sí, pero de forma parcial, pienso
que es necesaria alguna regulación para evitar situaciones como la que
mencioné en el párrafo anterior, o para mitigar el excesivo poder de algunos
agentes, pues desfavorecen la competitividad de los mercados, además de
perjudicar a pequeños inversores.
Sin embargo, esta conducta no es generada por la actividad de la
especulación, sino por el principio de racionalidad, es decir, buscar siempre la
mayor riqueza aun a costa de otros. El beneficio individual no siempre es lo
mejor para el colectivo, pues basándonos en el mismo, a todos nos convendría
no pagar impuestos ya que maximizaría nuestra riqueza, pero esto es
incorrecto e ineficiente para el bien común.
El último punto es sobre la información privilegiada, mucho se ha discutido
sobre la posibilidad de utilización de la información privilegiada, este punto es
el más discutido y personalmente considero que no está mal enriquecerse con
información que sea de dominio público y mientras no altere el correcto
funcionamiento de los mercados.
Los defensores de la utilización de información privilegiada argumentan que
quienes compran o venden con conocimiento previo de esta información
empujan los precios al alza o a la baja, y este empuje lleva poco a poco al
mercado hacia niveles de eficiencia. Además, que no todos podrían generar las
mismas riquezas aun teniendo a la mano la misma información, por lo tanto, los
beneficios conseguidos por el especulador se deben no solamente a que posea
información privilegiada, sino también a que hace un correcto uso de ella; de
esta forma, el uso de información privilegiada daría lugar a un juego de suma
cero.
En este punto, considero poco ético el uso de información privilegiada para
enriquecerse, y peor aun cuando su utilización perjudica a todos quienes no
contaban con ella, por este motivo, considero conveniente que se regule la
utilización de la información privilegiada.
En conclusión, la labor del especulador es ética, siempre y cuando su
actuación se tenga como consecuencia una mejora para el conjunto de la
sociedad, para esto es necesario una regulación, pero no por la actividad en sí,
sino por las conductas humanas derivadas de la especulación financiera; si
bien durante el camino habrá beneficiados y perjudicados, es importante que el
accionar se oriente no solamente al enriquecimiento particular, sino hacia la
construcción de una sociedad más justa y próspera.

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