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Universidad del Valle

Facultad de Ciencias Sociales y Económicas


Economía – 3340
Análisis de Actualidad Económica
Juan Felipe Polanco González – 1538394

Ensayo corto #6

En el capítulo VI titulado “El mono adiestrado” de su libro Economía de colores,


Xavier Sala I Marti defiende la importancia del sistema financiero pues ya que, aunque
tenga mala reputación por las crisis que muchas veces inician sus burbujas especulativas,
es importante para que la economía real funcione; a lo largo de capítulo lo que hace es
darle respuesta a qué es y para qué sirve dicho sistema financiero.
El autor destaca dos funciones del sistema financiero: la primera es la de ser el
intermediario entre el ahorro y la inversión. Dice que el mundo está lleno de gente que
necesita dinero y, por otro lado, también de gente que quiere que sus ahorros tengan un
tipo de rendimiento, por eso el papel de intermediario del sistema financiero es
beneficioso para el mundo, lo anterior se hace con tres instrumentos claves: bancos,
préstamos directos y las acciones; a través de estos es que el sistema financiero puede los
ahorros hacia la inversión.
La segunda función del sistema financiero es la de diversificación del riesgo. Cada
decisión de inversión conlleva intrínseco un factor de riesgo asociado al incumplimiento
de lo pactado en el presente, así se pregona en una ley fundamental del mundo de las
finanzas, según el autor, que dice: el retorno, o premio, de una inversión está
directamente relacionado con el riesgo que comporta; por lo que el sistema financiero lo
que hace es que los recursos de quienes ahorran sean invertidos en infinidad de negocios
que reporten dividendos y así si alguna se va a la quiebra las pérdidas serán mínimas
sabiendo que gran parte de la inversión está en otras empresas.
El mercado financiero ha permitido el surgimiento de las agencias de rating que
son empresas especializadas en evaluar los riesgos de todos los préstamos a todas las
empresas y gobiernos, ésta información es clave para la toma de decisiones de invertir de
los individuos acerca de la solvencia de la empresa o el gobierno al cual se le están
prestando los recursos.
Ésta parte de la economía se condensa en la bolsa, mercado en donde se compran
y venden acciones, y como cualquier otro, sus movimientos dependen de las expectativas
de oferta y demanda del bien en cuestión respecto a sus retornos esperados, en este caso
de los activos financieros. Como a la bolsa asisten, normalmente, las empresas más
grandes e influyentes del mundo, la gente suele mirarla como el termómetro de la
economía, incluso como bola de cristal, dice el autor, de lo que viene para las empresas
ya que analizando las series históricas se pueden hacer conclusiones interesantes acerca
del estado de la economía, si ésta se está recuperando, se encuentra estancada o cayendo
en recesión. Sin embargo, no hay nada más incierto que el comportamiento de la
economía por lo que el autor, apropiadamente, pregona que, si es de interés del lector
adentrarse en el mundo de las finanzas, las decisiones que tome de inversión deberán ser
tan aleatorias como si las tomara un mono adiestrado.
Es de rescatar la forma sencilla y clara que Sala I Marti acerca al lector, no
instruido en el mundo de las finanzas, al laberinto que podría a llegar ser los mercados
bursátiles, pero resulta ser en exceso normativo pues la descripción que hace del sistema
financiero es teórica, lo ideal, la utópica, que resulta distar bastante de lo que hoy en día
es el salvaje capital financiero. Sólo hace un apartado, al inicio, sobre el problema de las
burbujas especulativas, pero lo minimiza comparándolo con las bondades del sistema
financiero. Los bancos ni cualquier institución que se le parezcan son hermanitas de la
caridad que viven para servir a la comunidad y sacando lo mínimo por conectar oferentes
y demandantes de recursos de inversión, sacan una tajada importante de ese arbitraje,
tajada que se saca de la economía real para llevarla a la especulativa. Tampoco parecen
estar a favor de las segundas oportunidades, si a la primera su inversión quebró, busque
como pueda, pero el dinero lo devuelve, lo mismo que las consecuencias de haber
participado en una burbuja especulativa que estalló. Además, la bolsa desvía los
incentivos de hacer inversiones reales, perdurables para la economía, lo que en realidad
hacen quienes asisten a este mercado es invertir momentáneamente, sacar dividendos y
en el menor tiempo posible mover sus recursos. Keynes en la Teoría General del Empleo,
la Ocupación y el Interés hace caer en cuenta algo muy importante, por esto que digo que
el autor se quedó en lo normativo, y es que nada garantiza que el consumo que yo
pospongo hoy para invertir, pueda concretarse en el futuro, este es el lado oscuro de
ahorro como inversión, que las lesiones que se le ocasionan a la economía hoy por
posponer el consumo real, nadie podría decir que será compensando, además que se debe
empezar que no existe tal identidad ahorro = inversión.
En lo positivo, Sala I Marti debe aceptar que el sistema financiero no sólo adolece
de burbujas especulativas y pánicos bancarios, este tiene problemas de información
asimétrica, peligro moral, especulación excesiva del sistema bancario con los recursos de
las personas y la visión de corto plazo que mueve erráticamente capital de una empresa a
otra, dejando en el largo plazo a la economía en un escenario aún más incierto.

Bibliografía
Sala I Marti, Xavier. (2016) «Economía de colores.» España: Penguin Random House
Group Editorial. Capítuo VI.

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