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Primeros años[editar]

Fue hijo de Pedro Castellanos, un hombre blanco de clase media que no lo reconoció y a
quien nunca conoció, Nicolasa Dupéron (apellido francés que luego se convirtió en Luperón).
Luperón fue al Colegio Evangélico (Miguel David Jasen Alfredo) Towler de la Iglesia
Evangélica Dominicana ,fundado en 1848.1
A los 18 años se incorporó a la revolución de 1857 contra Buenaventura Báez, tomando parte
de los combates en Samaná. A los 20 años se estableció como un pequeño comerciante
en Sabaneta de Yásica.
Teniendo Luperón la edad de 22 años, el General Pedro Santana, líder de la facción de los
terratenientes y hateros, que había sido militar y primer presidente de la República, produce la
llamada anexión a España (1861-1865), con lo cual logró que la monarquía española le
concediera el título nobiliario de marqués de Las Carreras.
Luperón formaba parte del grupo de dominicanos que se rebelan en contra de este hecho. No
firmó la copia del manifesto de respaldo a la anexión por lo que fue perseguido por el jefe de
Puerto Plata Juan Suero. Como producto de su rebeldía, es hecho prisionero. Logra
escaparse, y se va al exilio a Haití, Estados Unidos y Curazao.
Al tiempo, regresa en forma clandestina por Montecristi, y toma parte en el Levantamiento
de Sabaneta encabezado por Lucas de Peña en febrero de 1863, y fue encargado de
extender las operaciones de la rebelión hacia San Jose de las Matas. El movimiento fue
derrotado por el Coronel de las reservas españolas José María Checo, quien más tarde pasó
al lado de los restauradores. El levantamiento fracasa debido a que todavía la gran porción de
la población tenía actitudes neutrales o favorables hacia la anexión.
Tras una primera derrota se retira a las montañas y desde La Vega, forma contacto con otros
patriotas, y espera que volvieran a madurar condiciones para la revolución

Guerra de la Restauración[editar]
Después del llamado Grito de Capotillo en la provincia de Dajabón el 16 de
agosto del 1863 encabezado por Santiago Rodríguez y 14 hombres más, a Luperón le tocó
tomar iniciativas en Moca y La Vega valiéndose de su rango de general.
Tan pronto le fue posible, se incorporó a las operaciones de Santiago donde quedó al mando
del comandante en jefe de la guerra restauradora, el general Gaspar Polanco, quien había
sido designado como tal por el consejo formado por Pedro Antonio Pimentel, Benito
Monción y José Antonio Salcedo (Pepillo), por su antigüedad en el ejército de la primera
república. Desde su puesto, hostilizó a los españoles el 6 de septiembre en la Batalla de
Santiago.
Fue un hombre de un fuerte sentido patriótico y de gran valor en el uso de las armas y
las estrategias de guerra. Por estos méritos, cuando se supo que Pedro Santana pretendía
invadir el Cibao, se le designa Jefe Superior de Operaciones en las provincias del sur y del
este. En Santo Domingo, se bate de frente al ejército español, que era comandado por Pedro
Santana, por entonces Marqués de Las Carreras. Pese a ser poderoso y disciplinado, el
ejército español fue derrotado en una estrategia de guerra de guerrillas, debido esto a la
inferioridad en número y en calidad de medios por parte de los rebeldes.
Luego reforzó las operaciones de Baní y San Cristóbal donde expulsó a los anexionistas.
Retornó a Santiago, donde apoyó sin reservas el gobierno de Gaspar Polanco, a pesar de
haberse negado a participar en el movimiento que derrocó a Salcedo, ya que entendía que
bajo el gobierno de Polanco la guerra restauradora recuperaría el vigor que había perdido
durante el gobierno de Salcedo.
Post Guerra Restauradora[editar]
Vencido el ejército español, aceptó el cargo de Vicepresidente en el gobierno presidido
por Benigno Filomeno de Rojas. Restaurada la República, regresó a su pueblo natal, Puerto
Plata, donde estableció una casa comercial.
Se opuso al regreso al poder de Buenaventura Báez, lo cual le conllevó al destierro y
expulsión del país. Pocos meses después, regresa para integrar el movimiento llamado
Triunvirato de 1866, que derroca a Báez y se convierte en gobierno.
El Triunvirato es disuelto en 1866 a favor de una constitucionalidad para que asuma la
Presidencia de la República, el General José María Cabral.

Nuevo exilio[editar]
Este gobierno es derrocado en 1868, y Luperón es obligado de nuevo a salir del país, por
oponerse a las pretensiones de Báez, quien mira hacia Estados Unidos en este nuevo
propósito.
Luperón logra preparar una expedición llamada "El Telégrafo", debido al nombre del barco
utilizado para la misma.
Fracasa la expedición revolucionaria la intervención de los Estados Unidos, con quien Báez
estaba teniendo entendimientos para la venta de la península de Samaná. Esto motiva un
nuevo extrañamiento de su país. recobró apoyo de la opinión pública en América Latina en
contra del propósito de Báez, y envió protestadores al Senado de los Estados Unidos.
Cuando Báez es expulsado del poder por la "Revolución Unista" en 1873, Luperón pudo
regresar a Puerto Plata.

Presidente provisional y Ministro[editar]


Al ascender al poder Ulises Espaillat, Luperón es nombrado en el cargo de "Ministro de
Guerra y Marina".
Ante la renuncia de Espaillat, de nuevo Luperón es exiliado, y espera cerca de dos años, a
que sus antiguos enemigos González y Báez se alternen en el poder para un nuevo regreso al
país.
Tras el derrocamiento del gobierno de Cesáreo Guillermo, Luperón asume la presidencia de
un gobierno provisional con su sede en Puerto Plata. Los catorce meses de este gobierno
fueron de paz, de libertad y de progreso, produciendo unas elecciones limpias en 1880, en
donde fue elegido Presidente de la República el Presbítero Fernando Arturo de Meriño, que
también fue respaldado por Luperón.
En este gobierno fue designado como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario
en Europa. De regreso al país, es nombrado Delegado del Gobierno en el Cibao durante el
régimen de Francisco Gregorio Billini. Tras cuya renuncia en 1885, se une al
Vicepresidente Alejandro Woss y Gil.

Revolución de 1886[editar]
Desde su cargo, y tras la revolución de 1886, Luperón se enfrenta a ésta en Puerto Plata,
contribuyendo con ello al triunfo de Ulises Heureaux y al ascenso de éste a la Presidencia, en
el año 1887.
Heureaux, también de Puerto Plata, y quien había sido un valiente restaurador como Luperón,
comenzó a desarrollar un gobierno despótico y dictatorial, lo cual generó en Luperón
arrepentimiento y decepción. Esto hizo que se marchara al exterior a combatirlo. Su campaña
fracasó por falta de apoyo del gobierno haitiano.

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