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RESUMEN
Las infecciones respiratorias constituyen un grupo de patologías que afectan el
tracto respiratorio, causadas por diferentes microrganismos como virus y
bacterias y constituyen la causa más frecuente de morbimortalidad en el mundo.
Si bien una gran cantidad de estas infecciones pueden ser auto limitadas, es
importante conocer su manejo ya que dependiendo del estado general del
paciente pueden complicarse y ser de alto riesgo para la vida.
En este Módulo se revisarán los siguientes temas:
1. Contacto de las manos con una persona infectada o con una superficie
contaminada.
2. Gotas de partículas pequeñas (aerosol) que se transportan al estornudar o
toser.
3. Gotas de partículas grandes que generalmente requieren contacto cercano
con una persona infectada.
Los virus pueden permanecer viables en la piel humana por hasta dos horas. El
riesgo de transferencia de persona a persona depende de la cantidad de tiempo
que las personas pasan juntas, la proximidad de su contacto entre ellas y la
cantidad de virus que el paciente infectado elimina. La propagación viral de
fómites contaminados es otro mecanismo de transmisión. Los rinovirus pueden
sobrevivir en superficies ambientales durante varias horas, lo que facilita su
propagación(9,10). La descontaminación de superficies ambientales con
desinfectantes viricidas como el fenol y alcohol puede ayudar a disminuir la tasa
de transmisión del virus(9). Por su parte no se ha demostrado que la recirculación
de aire en aviones comerciales aumente la transmisión del frío común, tampoco
se ha demostrado que la saliva tampoco sea un medio eficiente para la
propagación de virus.
Manifestaciones clínicas
Los síntomas de la rinofaringitis están relacionados en mayor medida a la
respuesta inmune generada frente a la infección, más que el daño que el virus
haga al tracto respiratorio. Los síntomas pueden ser muy diferentes entre los
pacientes, aunque los mas comunes son la rinitis y la congestión nasal. Otros
síntomas incluyen dolor de garganta, tos y malestar general. La fiebre es poco
común en adultos y, pero puede presentarse en niños, aunque de bajo grado. La
conjuntivitis ocurre de forma variable en ambos grupos de edad. La intensidad y
el tipo de síntomas presentes también pueden estar relacionados con factores del
huésped, como la edad, las enfermedades subyacentes y exposición previa al
agente, así como con el tipo de virus infectante tal como se mencionó (4).
Inicialmente la rinofaringitis suele presentarse con secreción nasal, obstrucción
nasal y sequedad o “picazón en la garganta” (8) y posteriormente es seguida de la
tos la cual también demora más en resolverse (11). Aunque la tos puede ser
prominente y prolongada en algunos pacientes, los estertores y signos de
afectación del tracto respiratorio inferior generalmente no están presentes en
adultos. Algunos otros síntomas que pueden aparecer incluyen estornudos,
malestar general, dolor de cabeza y presión o molestias en los oídos y la cara.
La secreción nasal en pacientes con rinofaringitis puede ser clara o purulenta.
Muchos pacientes y médicos erróneamente consideran el color de la secreción
nasal para decidir el uso de antibióticos (12). De hecho, la secreción nasal coloreada
es una fase autolimitada normal del resfriado común no complicado. La presencia
de purulencia por sí sola no puede distinguir entre un resfriado o una infección
sinusal.
Período de incubación y duración de los síntomas:
El período de incubación (desde el momento del contacto con el material
infeccioso hasta el inicio de los síntomas) para la mayoría de los virus del
resfriado común es de 24 a 72 horas, aunque en un contexto experimental el
inicio de los síntomas puede ocurrir tan pronto como 10 a 12 horas después de la
exposición(3). Los resfriados generalmente persisten durante 3 a 10 días en el
huésped normal(2,3), aunque la enfermedad clínica puede durar hasta dos semanas
en hasta el 25 por ciento de los pacientes, particularmente los fumadores (8). La tos
puede persistir durante semanas después de la resolución de otros signos y
síntomas(13).
Diagnóstico
Examen físico: El diagnóstico de la rinofaringitis común es clínico y se basa en
los síntomas informados y/o signos observados. Durante el examen físico se
puede evidenciar la presencia de inyección conjuntival, hinchazón de la mucosa
nasal, congestión nasal y eritema faríngeo. La adenopatía es típicamente ausente
o mínima; mientras que en el examen de tórax y pulmones no se evidencia algún
signo agregado salvo la ocurrencia de broncoespasmo secundario.
Imagenología: La realización de estudios radiológicos no está indicada de forma
rutinaria y solo se debe realizar si el examen físico sugiere signos de
consolidación u otra enfermedad parenquimatosa. Las radiografías sinusales o la
tomografía computarizada (TC) tampoco están indicadas. En efecto, es posible
ver alguna forma de anormalidad en la mucosa en la tomografía computarizada
en hasta el 42% de las personas asintomáticas (14). Además, se ha mostrado que
signos como el engrosamiento de la mucosa o los niveles de líquido y aire en los
senos maxilares en la tomografía computarizada suelen aparecer aun en dos o tres
días posteriores al inicio de los síntomas (15).
Pruebas de laboratorio: La gran mayoría de los pacientes con clínica de
rinofaringitis no requieren ninguna prueba de laboratorio. Sin embargo, en ciertas
situaciones donde se desee corroborar la etiología viral de los síntomas, por
ejemplo, para la educar al paciente o el manejo de una presentación
particularmente grave, las pruebas de procalcitonina pueden proporcionar
evidencia de que un paciente tiene una infección viral, evitando así el uso
innecesario de antibióticos(16).
Pruebas moleculares y cultivo: A excepción del uso de pruebas específicas para
influenza (que se indica por motivos epidemiológicos), la reacción en cadena de
la polimerasa viral (PCR) y cultivos bacterianos de hisopados o lavados nasales
generalmente no están indicados. Por un lado, no existen terapias antivirales
específicas aprobadas para su uso en infecciones virales de las vías respiratorias
superiores no complicadas en huéspedes normales. Además, es común presentar
cuadros de diseminación viral sin la presencia de síntomas, particularmente en
niños (35%) y adultos (6%)(17). Por su parte los cultivos bacterianos de secreciones
nasales usualmente arrojan resultados negativos o revelan la presencia de
bacterias no patógenas. Adicionalmente, considerando la demora en la
disponibilidad de los resultados que permitan guiar el tratamiento, hacen a esta
prueba además de innecesaria no rentable ni práctica.
Diagnóstico diferencial
Aunque el resfriado común generalmente se diagnostica clínicamente y se
identifica fácilmente por los síntomas, varias otras afecciones pueden imitar el
resfriado común incluyendo: Rinitis alérgica o estacional, faringitis bacteriana o
amigdalitis, rinosinusitis bacteriana aguda, influenza o Tos ferina. El resfriado
común puede diferenciarse de la rinitis simple, por la presencia de dolor de
garganta y tos, y de la amigdalitis bacteriana, por la presencia de rinorrea
prominente y congestión nasal. Los pacientes con rinosinusitis aguda suelen
experimentar dolor facial junto con secreción nasal purulenta, mientras que los
pacientes con gripe suelen tener fiebre alta, dolor de cabeza y mialgias. La tos
ferina puede comenzar con síntomas similares al resfriado común sin embargo
también se asocia con tos prolongada (más de 2 semanas), típicamente
paroxística, y con vómitos y, a veces, apnea.
Complicaciones
Para la mayoría de las personas, los síntomas de la rinofaringitis son
autolimitados y sin complicaciones; sin embargo, ocasionalmente, los pacientes
pueden desarrollar complicaciones. Por ejemplo, los pacientes con rinofaringitis
pueden desarrollar rinosinusitis aguda (predominantemente viral) los cuales cursa
con secreción nasal purulenta y obstrucción nasal, dolor, presión o sensación de
plenitud facial o ambos. Sin embargo, estos síntomas también pueden ocurrir en
un grado variable en pacientes con un resfriado común simple.
En algunos casos ciertos agentes virales de la rinofaringitis, particularmente el
virus sincitial respiratorio (VSR) y el virus de la parainfluenza, pueden producir
cuadros del tracto respiratorio inferior como bronquitis o incluso bronquiolitis y
neumonía. Por ejemplo, el VSR es una causa importante de enfermedad del tracto
respiratorio inferior en niños, adultos mayores y pacientes
inmunocomprometidos, además de su capacidad para desencadenar síntomas de
rinofaringitis(18,19).
También se han relacionado la presencia de infecciones virales de las vías
respiratorias superiores (VRS) con hasta el 40% de los ataques agudos de asma
en adultos(20). No está claro si el aumento de la hiperreactividad de las vías
respiratorias es el resultado de la inflamación local causada por la infección viral
de las células epiteliales de las vías aéreas inferiores (21), o si la infección se limita
a las vías aéreas superiores con mediadores inflamatorios que actúan
distantemente en las vías aéreas inferiores. El rinovirus es el virus más frecuente
asociado con las exacerbaciones del asma.
La presencia de tos persistente puede relacionarse con los cambios inducidos por
el rinovirus en la reactividad de las vías aéreas hasta cuatro semanas después de
la infección(22). Sin embargo, se deben considerar otras causas de tos, como la tos
ferina, cuando esta se prolonga después de una presunta infección viral del tracto
respiratorio. Finalmente las infecciones virales de VRS a menudo causan
disfunción de la trompa de Eustaquio; El deterioro del aclaramiento y la
regulación de la presión del oído medio pueden conducir a otitis media aguda (23).
Tratamiento
La mayoría de los pacientes con síntomas leves no requieren ninguna terapia
sintomática. Se debe aconsejar a dichos pacientes que regresen para su revisión si
su afección empeora o excede el tiempo esperado para la recuperación (24). En caso
de la presencia de síntomas moderados a graves la terapia sintomática sigue
siendo la base del tratamiento de la rinofaringitis entre los cuales se han descrito
una gran variedad de terapias. Por otro lado, la mayoría de estudios reportados el
sobre el tema a menudo sufren defectos metodológicos ya que incluyen
definiciones inconsistentes de la enfermedad, diferentes resultados de los
síntomas medidos, una mezcla de hallazgos subjetivos y objetivos, y rangos de
edad variables.
La elección de la terapia dependerá de los síntomas predominantes, y no existen
algún tratamiento que en términos generales sea mejor que los demás. Entre las
terapias que pueden ser efectivas en pacientes con síntomas moderados a severos
se describe el uso de analgésicos (AINES) para aliviar el dolor de cabeza, dolor
de oídos, dolores musculares y articulares, malestar general y estornudos y el uso
de antihistamínicos y descongestionantes en combinación. Otras terapias
descritas incluyen el uso de puffs de cromoglicato de sodio y bromuro de
ipatropio para el manejo de rinorrea.
Entre las terapias con beneficios mínimos e inciertos se han descrito el uso de
antitusígenos como el dextrometorfano, descongestionantes (uso solo) para el
manejo de congestión nasal, spray nasal salino, expectorantes como la
guafenesina, productos herbales, y el uso de pastillas de zinc que aunque pueden
disminuir la severidad y duración de los síntomas de la rinofaringitis es preferible
evitar su uso debido a sus beneficios inciertos y toxicidades conocidas, incluida
la anosmia irreversible cuando se administra por vía intranasal (25). Las
preparaciones de sulfato de zinc que son jarabe o pastillas parecen ser mejor
toleradas que algunas tabletas(26).
Entre las terapias que no han mostrado mostrar algún tipo de eficacia clara para
el manejo de síntomas de resfriado común se describe el uso de antibióticos
generando por el contrario mayores efectos adversos (27), antihistamínicos (terapia
sola)(28), terapias antivirales (debido a la amplia etiología), vitamina C (29),
glucocorticoides intranasales(30), y el uso de aire calentado y humidificado (31).
INFECCIONES RESPIRATORIAS AGUDAS
VACUNACIÓN CONTRA LA INFLUENZA
La influenza es una enfermedad respiratoria aguda causada por los virus de
influenza A o B. Ocurre en epidemias casi todos los años, principalmente durante
la temporada de invierno en climas templados. Estos virus cambian sus
características antigénicas con frecuencia, y su propagación posterior depende de
la susceptibilidad de la población a los virus con antígenos nuevos. La
vacunación anual contra la influenza es una medida importante de salud pública
para prevenir la infección de influenza (1–4). La protección proporcionada por las
vacunas contra la influenza se basa en la inducción de anticuerpos neutralizantes
de virus, principalmente contra la hemaglutinina viral.
Indicaciones
El Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP) de los Estados Unidos
recomienda la vacunación anual contra la influenza para todas las personas a
partir de los seis meses de edad (1,5). Las personas de alto riesgo, sus contactos
cercanos incluyendo trabajadores de la salud constituyen receptores de alta
prioridad en las campañas de vacunación.
Importancia
Los adultos mayores y las personas con problemas de salud subyacentes tienen
un mayor riesgo de desarrollar complicaciones por la influenza, incluida la
muerte. En este contexto la vacunación no solo reduce el riesgo de infección por
influenza, sino que también reduce la gravedad de la enfermedad en las personas
infectadas(6,7). En en adultos jóvenes sanos el virus generalmente causa una
enfermedad febril aguda autolimitada; en este contexto la vacunación produce
menos infecciones de influenza y menos días de trabajo perdidos en tales
individuos(8). Finalmente, la inmunización generalizada de los niños parece dar
lugar a la inmunidad colectiva, con una reducción de las infecciones por
influenza en niños y adultos no vacunados de todas las edades.
Composición antigénica
Los virus de la influenza A, en particular, sufre cambios periódicos en las
características antigénicas de sus glicoproteínas de la envoltura, la hemaglutinina
y la neuraminidasa(9). Entre la gran cantidad de virus de influenza A que infectan
a los mamíferos, tres subtipos principales de hemaglutininas (H1, H2 y H3) y dos
subtipos de neuraminidasas (N1 y N2) han causado comúnmente enfermedades
en humanos; Otros subtipos han causado infecciones esporádicas (p. ej., H5N1,
H7N9). Los cambios importantes en estas glicoproteínas se denominan
desplazamientos antigénicos y están asociadas con las epidemias anuales
habituales y requieren una actualización anual de la composición del antígeno de
la vacuna(10).
Como consecuencia, cada año se producen nuevas vacunas para que coincidan
con los virus circulantes. Actualmente, la producción de vacunas lleva, en
promedio, seis meses desde la selección de las cepas de semillas hasta el
producto final de la vacuna. La decisión de qué antígenos de influenza incluir en
las vacunas se toma antes de la temporada de influenza y se basa en la vigilancia
global de los virus de influenza que circulan al final de la temporada de influenza
anterior(1). Como resultado, rara vez hay desajustes entre la cepa de la vacuna y la
cepa circulante que dan como resultado una eficacia reducida de la vacuna.
Las vacunas actuales contra la gripe son trivalentes o cuadrivalentes (1). La vacuna
trivalente contiene dos antígenos del virus de la influenza A y un antígeno del
virus de la influenza B, mientras que la vacuna cuadrivalente contiene dos
antígenos de la influenza A y dos antígenos de la influenza B.
Formulaciones de vacunas
Existen dos tipos diferentes de vacunas contra la influenza disponibles: las
vacunas inactivadas contra la influenza (VII) y vacunas vivas atenuadas (VVA).
Entre las vacunas aprobadas por ls FDA de los Estados Unidos se describen (1):
? VII cuadrivalente de dosis estándar aprobada para su aplicación intramuscular
en adultos de cualquier edad. Estas vacunas contienen 15 mcg de cada
hemaglutinina (HA) por virus y se producen en huevos de gallina embrionados.
? VVA cuadrivalente de dosis estándar: administrada vía intranasal (FluMist)
para personas sanas no embarazadas entre 2 y 49 años de edad. La vacuna se
produce en huevos de gallina embrionados.
? VII trivalente y cuadrivalente en dosis altas: esta aprobada una VII trivalente en
dosis altas intramuscular (Fluzone High-Dose) para individuos ≥65 años de edad;
la vacuna contiene 60 mcg de cada HA por virus (11).
? VII trivalente adyuvante: una VII trivalente adyuvante (Fluad) está aprobada
para su uso en personas de ≥65 años [17]. Es la primera vacuna contra la
influenza estacional adyuvante aprobada en los Estados Unidos.
Otras vacunas incluyen la VII cuadrivalente en células cultivadas: de células
cultivadas de mamífero (Flucelvax) aprobada para individuos ≥4 años de edad(1) y
la VII por tecnología de ADN recombinante aprobada y está disponible para
individuos de 18 años de edad o mayores.
Elección de vacuna
La elección de la formulación de la vacuna depende de varios factores, como la
edad, las comorbilidades y el riesgo de reacciones adversas (1):
Calendario de aplicación
Los brotes de influenza generalmente ocurren durante los meses de invierno en
los hemisferios norte y sur (fines de octubre y abril respectivamente). Se
recomienda anualmente ofrecer una dosis única de vacuna contra la influenza a
adultos antes del inicio de la actividad de la influenza en cada localidad (1). Los
viajeros a las regiones tropicales deben recordar que la influenza ocurre durante
todo el año en los trópicos (12). La repetición de la vacunación no es necesaria en
aquellas personas que recibieron la vacunación de rutina en el otoño o invierno
anterior en el momento apropiado.
La vacunación anual es necesaria incluso si la vacuna del año anterior contenía
uno o más de los antígenos a administrar porque la inmunidad disminuye durante
el año posterior a la vacunación (1,13). La vacunación anual ha mostrado reducir la
mortalidad general por influenza en un 41% (IC del 95%: 13 a 60%) (14). La
vacunación anual también se asocia con una reducción de la mortalidad en
adultos mayores que han sido vacunados previamente (RR:0.76, IC 95% 0.70-
0.83)(15).
Consideraciones de aplicación
Las VII se pueden administrar a personas con enfermedades respiratorias
menores con o sin fiebre(16). En pacientes con enfermedad aguda moderada o
grave, con o sin fiebre, se debe se debe retrasar la vacunación hasta que los
síntomas se hayan resuelto para evitar la confusión entre la enfermedad
subyacente y los efectos adversos de la vacuna.
En caso de la VVA se debe evitar su uso en pacientes con infecciones del tracto
respiratorio superior debido a la posibilidad que los factores locales (p. Ej.,
Producción de interferón, congestión nasal) interfieran con la adecuada
replicación del virus de la influenza y/o exposición a sus antígenos como parte de
la vacunación(1).
Grupos de alta prioridad
Aunque se recomienda la vacunación anual contra la influenza para todas las
personas ≥6 meses de edad, cuando el suministro de la vacuna es limitado,
aquellos que tienen un mayor riesgo de complicaciones y contactos en el hogar y
los cuidadores de esas personas deben ser los receptores de mayor prioridad (1).
Las personas que tienen un mayor riesgo de complicaciones de la influenza
incluyen:
Reacciones adversas
Las vacunas inactivadas generalmente se toleran bien, y el efecto secundario más
común es dolor en el brazo en el lugar de la inyección (en el 64% de los
receptores de la vacuna)(17). Rara vez se han notificado reacciones de
hipersensibilidad mediadas por Inmunoglobulina E inmediatas después de la
vacunación contra la influenza(1). Las reacciones locales leves a moderadas son
más comunes con la VII en dosis altas (Fluzone High-Dose) que con la vacuna
con dosis estándar(18). La VVA generalmente se tolera bien, y los efectos
secundarios más comunes en adultos son rinorrea, congestión nasal, dolor de
cabeza y dolor de garganta(19).
Contraindicaciones y precauciones
La vacuna contra la influenza está contraindicada en pacientes que han tenido
una reacción alérgica grave (p. Ej., Anafilaxia) a una vacuna contra la influenza (1).
Dichos pacientes deben someterse a una evaluación de alergia para determinar si
la reacción fue causada por un componente de la vacuna y si una vacuna contra la
influenza se puede administrar de manera segura.
La vacuna intranasal viva atenuada (VVA) y la mayoría de las vacunas
intramusculares inactivadas contra la influenza se derivan del fluido de cultivo de
embriones de pollo. Como resultado, hay una pequeña cantidad de proteína de
huevo en estas vacunas. La FDA considera que una historia de reacción alérgica
grave a la proteína del huevo es una contraindicación para VVA pero no para las
vacunas inactivadas(20). Sin embargo, dado que los datos publicados sugieren que
VVA es seguro en personas con alergia al huevo (incluida la anafilaxia), los
pacientes con alergia al huevo pueden recibir una vacuna contra la influenza
fabricada con huevos, incluido VVA, si se toman las precauciones adecuadas.
La VVA no debe administrarse a(1):
Los trabajadores de la salud y los miembros del hogar tengan contacto cercano
con personas severamente inmunocomprometidas que requieren un ambiente
protector deben recibir VII en lugar de VVA. Si se administra VVA, el trabajador
de la salud o el contacto con el hogar deben evitar el contacto con estos pacientes
durante al menos siete días después de la recepción de la vacuna (1,21).
INFECCIONES RESPIRATORIAS AGUDAS
MICOBACTERIAS NO TUBERCULOSAS
Definición
Las micobacterias no tuberculosas (MNT) son especies de micobacterias distintas
a las del complejo Mycobacterium tuberculosis (M. tuberculosis, M. bovis, M.
africanum y M. microti) y M. leprae. Las MNT son generalmente organismos de
vida libre ubicuos en el medio ambiente y se han identificado aproximadamente
200 especies hasta la actualidad. Entre ellas destaca el complejo Mycobacterium
avium (CMA) el cual abarca múltiples especies, siendo las más frecuentes M.
avium, M. intracellulare y M. chimaera.
Epidemiología
Las especies no tuberculosas más comunes que causan enfermedades son las de
crecimiento lento incluyendo al complejo M. avium (CMA) y M. kansasii y la
subespecie M. abscessus de crecimiento rápido. La incidencia y prevalencia de la
enfermedad pulmonar por MNT es difícil de determinar porque el reporte de la
enfermedad no es obligatorio en muchos países. En estados Unidos se ha
estimado una prevalencia de 1.4 a 6.6 casos de MNT por 100,000 personas en
algunos estados(1). Por su parte en Queensland, Australia, donde la enfermedad
por MNT es una condición de notificación obligatoria, se reportó una incidencia
de casos de 2.2 a 3.2 por 100,000 habitantes entre 1999 y 2005 (2). La enfermedad
por MNT predominante en niños es la linfadenitis cervical por el CMA y M.
scrofulaceum y la enfermedad cutánea por M. marinum y M. ulcerans (3). Se han
notificado casos raros de enfermedad diseminada (4).
Factores de riesgo
La presencia de defectos heredados y adquiridos en la respuesta inmune del
huésped, particularmente aquellos que afectan la célula Th1 y la vía de los
macrófagos, se han asociado con una mayor susceptibilidad a las infecciones por
MNT en general. Estos defectos incluyen por ejemplo deficiencias del receptor
de interferón gamma, linfopenia de CD4 debido al VIH o el uso de inhibidores de
TNF-alfa, particularmente infliximab y adalimumab.
Transmisión
En general, se considera que estos microoorganismos se adquieren del medio
ambiente. La evidencia sugiere que las fuentes de agua municipales pueden ser
una fuente importante de infecciones pulmonares por el CMA (5). A diferencia de
M. tuberculosis, no hay datos convincentes que demuestren la transmisión del
CMA de humano a humano o de animal a humano. Por su parte M. kansasii se ha
encontrado constantemente del agua del caño en las ciudades donde es endémica.
Manifestaciones clínicas
En términos generales, las micobacterias no tuberculosas (MNT) pueden causar
cuatro síndromes clínicos en humanos(6,7):
Complejo de M. avium
Los síntomas y signos de la enfermedad pulmonar por el CMA son variables,
inespecíficos, y dependen de si el paciente tiene una enfermedad pulmonar
sintomática preexistente. Estos síntomas incluyen tos (productiva o seca), fatiga,
malestar general, debilidad, disnea, molestias en el pecho y ocasionalmente
hemoptisis. La fiebre y la pérdida de peso ocurren con menos frecuencia que en
la tuberculosis típica. El examen de pulmones a menudo es normal, pero dado
que estas infecciones coexisten con frecuencia con la enfermedad pulmonar
subyacente, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o la
bronquiectasia(9), pueden predominar los hallazgos físicos de estas últimas
enfermedades.
Se han descrito dos presentaciones clínicas principales de enfermedad pulmonar
por CMA:
En personas con ENFERMEDAD PULMONAR SUBYACENTE CONOCIDA,
Regímenes de tratamiento
Según las pautas de la American Thoracic Society and Infectious Diseases
Society of America del 2007(7) y de la British Thoracic Society del 2017 (22) sobre
el manejo micobacterias no tuberculosas se sugiere:
Prevención
Los tres pilares principales para la prevención de la NAC son (7):
Agentes etiológicos
El Streptococcus pneumoniae (neumococo) y los virus respiratorios son los
patógenos más frecuentemente detectados en pacientes con NAC (8). Sin embargo,
algunos estudios han reportado que una gran proporción de casos (hasta 62%) no
se detecta ningún patógeno a pesar de realizarse una extensa evaluación
microbiológica(9).
Los agentes etiologicos más comúnmente identificadas de NAC pueden
agruparse en tres categorías:
Bacterias típicas: S. pneumoniae, Haemophilus influenzae, Moraxella
catarrhalis, Staphylococcus aureus, Estreptococos del grupo A, Bacterias
aerobias gramnegativas (p. Ej., Enterobacteriaceae como Klebsiella spp
o Escherichia coli).
Bacterias atípicas (resistencia intrínseca a betalactámicos e incapacidad
para visualizarse en tinción de Gram) Legionella spp, Mycoplasma
pneumoniae, Chlamydia pneumonia, Chlamydia psittaci, Coxiella burnetii.
Virus respiratorios: Virus de influenza A y B, Rinovirus, Adenovirus,
Virus sincitial respiratorio, Coronavirus (p. Ej., Coronavirus del síndrome
respiratorio del Medio Oriente)
Manifestaciones clínicas
La presentación clínica de la NAC varía ampliamente, desde neumonía leve
caracterizada por fiebre, tos y falta de aire hasta neumonía severa caracterizada
por sepsis y dificultad respiratoria.
Diagnóstico
Aunque estos signos y síntomas son comunes entre los pacientes con NAC, son
en última instancia inespecíficos, motivo por el cual es necesario complementar
el diagnóstico con imágenes de tórax.
Se recomienda solicitar radiografías de tórax postero-anterior y lateral en las
cuales se pueda evaluar la presencia de consolidaciones lobulares, infiltrados
intersticiales y/o cavitaciones. Aunque ciertas características radiográficas
sugieren ciertas causas de neumonía (por ejemplo, las consolidaciones lobulares
sugieren infección con patógenos bacterianos típicos), la apariencia radiográfica
por sí sola no puede diferenciar de manera confiable entre las etiologías.
En pacientes con radiografías de tórax negativa, pero con sospecha NAC por sus
características clínicas, se sugiere la realización de una tomografía computarizada
(TC) del tórax. Este contexto se puede dar en pacientes inmunocomprometidos,
así como en pacientes con exposiciones a patógenos epidémicos que causan
neumonía (p. Ej., Coronavirus)
La combinación de un síndrome clínico compatible y hallazgos de imagen
compatibles con neumonía son suficientes para establecer un diagnóstico clínico
inicial de NAC. Sin embargo, esta combinación de hallazgos es inespecífica y es
importante estar atento a la posibilidad de un diagnóstico alternativo a medida
que evoluciona el curso del paciente. No es necesario obtener, tinciones,
hemocultivos o cultivo de secreciones respiratorias inferiores para e diagnóstico
de NAC debido a que el tratamiento a aplicar es empírico y de amplia cobertura.
El uso de procalcitonina tampoco es indicativo para guiar el diagnóstico de NAC.
En caso de epidemia de alguna variante de virus de la influenza se sugiere utilizar
pruebas rápidas de ensayo molecular a pruebas de antígeno rápido.
Diagnóstico diferencial
Las enfermedades no infecciosas que imitan o coexisten con el NAC y se
presentan con infiltrado pulmonar y tos incluyen: Insuficiencia cardíaca
congestiva con edema pulmonar., Embolia pulmonar, hemorragia pulmonar,
atelectasia, Aspiración o neumonitis química., Reacciones farmacológicas,
Cáncer de pulmón, vasculitis, exacerbación aguda de bronquiectasias,
Enfermedades pulmonares intersticiales (p. Ej., Sarcoidosis, asbestosis,
neumonitis por hipersensibilidad, neumonía organizada criptogénica)
Los infiltrados pulmonares en la NAC son causados principalmente por la
acumulación de glóbulos blancos en el espacio alveolar y, por lo general, tardan
semanas en resolverse. Un infiltrado pulmonar que se resuelve en uno o dos días
puede ser causado por la acumulación de líquido en los alvéolos (es decir, edema
pulmonar) o un colapso de los alvéolos (es decir, atelectasia) pero no debido a la
acumulación de glóbulos blancos.
Las enfermedades respiratorias que imitan la CAP o coexisten con la CAP
incluyen: exacerbaciones agudas de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica,
Influenza y otras infecciones virales respiratorias, Bronquitis aguda y
exacerbaciones del asma.
Gravedad de la Enfermedad
Una vez establecido el diagnóstico es necesario definir la gravedad de la
enfermedad y determinar el lugar de atención más apropiado. Las puntuaciones
para evaluar gravedad de pacientes con NAC más utilizadas son el Índice de
gravedad de la neumonía (PSI) y el CURB-65 (10,11). De acuerdo al nivel de
gravedad establecido (leve, moderado y severo) generalmente se corresponden a
tres niveles de atención:
Los pacientes con NEUMONÍA LEVE que presentan generalmente signos
vitales normales (aparte de la fiebre) sin presencia de complicaciones pueden
tratarse en el entorno ambulatorio. Estos pacientes generalmente tienen puntajes
PSI de I a II y puntajes CURB-65 de 0 (o un puntaje CURB-65 de 1 si la edad
es> 65 años).
Los pacientes con NEUMONÍA MODERADA con saturaciones de oxígeno
<92% a oxigeno ambiental (y un cambio significativo desde el inicio) deben ser
hospitalizados. Estos incluyen, pacientes con puntajes de PSI de ≥III y puntajes
de CURB-65 ≥1 (o puntaje de CURB-65 ≥2 si la edad> 65 años).
Los pacientes con NEUMONÍA SEVERA que requieran un manejo en la unidad
de cuidados intensivos (UCI), incluyen aquellos que tienen NAC grave y
cumplen cualquiera de los siguientes criterios principales (12):
La duración del tratamiento no debe ser menor a cinco días. Sin embargo, es
importante evaluar que los pacientes mejoren con la terapia y estén afebriles y/o
con signos vitales estables durante al menos 48 horas antes de suspender los
antibióticos. En general, extender el curso de tratamiento más allá de siete días
no agrega beneficio(12).
Tratamiento en Hospitalización
Para los pacientes hospitalizados por NAC, los regímenes antibióticos empíricos
están diseñados para tratar S. aureus, bacilos entéricos gramnegativos (p.
Ej., Klebsiella pneumoniae) además de los patógenos típicos (p. Ej., S.
pneumoniae, H. influenzae y M. catarrhalis) y patógenos atípicos (p.
ej., Legionella pneumophilia, M. pneumoniae y C. pneumoniae).
Los factores clave en la selección de un régimen inicial para pacientes
hospitalizados con NAC son el riesgo de infección con Pseudomonas y/o S.
aureus resistente a la meticilina (MRSA). Los factores de riesgo más fuertes para
la infección por MRSA o Pseudomonas son la colonización conocida o la
infección previa con estos organismos, particularmente de una muestra del tracto
respiratorio y hospitalización reciente (últimos tres meses) con la recepción de
antibióticos intravenosos (IV) en caso de pseudomona.
Entre los régimenes recomendados en las Guías 2019 por la American Thoracic
Society para el tratamiento de NAC en pacientes hospitalizados, se establece (12):
Una tercera opción para adultos con contraindicaciones tanto para macrólidos
como para fluoroquinolonas es el uso de terapia combinada de β-lactámicos
(como se indica anteriormente) y doxiciclina 100 mg dos veces al día. No se
recomienda el uso de corticosteroides de forma rutinaria en adultos con NAC no
severa o grave o con neumonía por influenza grave (12).
Se recomienda que iniciar tratamiento contra la influenza, como el oseltamivir,
para adultos con NAC que resulten positivos para la influenza en el entorno de
pacientes hospitalizados y en el ámbito ambulatorio, independientemente de la
duración de la enfermedad antes del diagnóstico. En ambos casos se recomienda
complementar con el tratamiento antibacteriano estándar.
Tratamiento en UCI
El enfoque de selección de antibioticos para pacientes con NAC ingresados en la
unidad de cuidados intensivos (UCI), nuestro enfoque para la selección de
antibióticos es similar al utilizado para aquellos hospitalizados. Sin embargo,
debido a la gravedad de la enfermedad en esta población, no se recomienda
monoterapia.
En pacientes con fuerte sospecha de infección por pseudomonal, se sugiere el uso
de terapia combinada con betalactámicos antipseudomonales (p. Ej., Piperacilina-
tazobactam, cefepima, ceftazidima, meropenem o imipenem) más una
fluoroquinolona antipseudomonal (p. ej., ciprofloxacina o levofloxacina) para el
tratamiento empírico(12).
En pacientes con fuerte sospecha de infección por MRSA se sugiere agregar el
uso de vancomicina o linezolid, a cualquiera de los regímenes anteriores (12)
En pacientes inmunocomprometidos: se debe incluir en el manejo la posibilidad
de infecciones fúngicas invasivas, infecciones virales menos comunes (p. Ej.,
Citomegalovirus)
Seguimiento
No se recomienda la obtención de radiografías de tórax de seguimiento en
pacientes cuyos síntomas se hayan resuelto dentro de cinco a siete días de
tratamiento(12).
INFECCIONES RESPIRATORIAS AGUDAS
RINOSINUSITIS CRÓNICA: MANEJO MÉDICO Y
CUÁNDO DECIDIR CIRUGÍA
Definición
La rinosinusitis crónica (RSC) se define como una afección inflamatoria que
involucra los senos paranasales y los revestimientos de las fosas nasales, que
persiste durante 12 semanas o más[1-5]. RSC se puede dividir en tres subtipos:
Indicaciones para cirugía sinusal
El RSC es un trastorno inflamatorio de la mucosa sino-nasal y las anomalías
estructurales subyacentes, como la desviación septal no son mayores que en la
población en general. Por lo tanto, la cirugía no debe ser la primera intervención
en la mayoría de casos, con la posible excepción de la rinosinusitis fúngica
alérgica y las complicaciones relacionadas con el RSC.
La cirugía endoscópica funcional de los senos paranasales (CEFS), tiene como
propósito restaurar la ventilación y el drenaje fisiológicos del seno, para facilitar
la resolución gradual de la enfermedad. Sin embargo, debido a que la CEFS no
trata directamente el trastorno inflamatorio subyacente, debe ser seguida por un
tratamiento médico para controlar los procesos inflamatorios o los síntomas
regresarán invariablemente(21). Esto es particularmente cierto en la polipectomía
quirúrgica debido a que los pólipos generalmente se vuelven a acumular en unos
pocos años si no hay una terapia de mantenimiento médico (21).
Las indicaciones para la intervención quirúrgica incluyen lo siguiente:
Fracaso del tratamiento médico.
Restauración de la ventilación sinusal (es decir, restauración de la
permeabilidad del orificio sinusal y extracción de material de los senos
comprometidos)
Mejorar la penetración de las terapias médicas tópicas.
Reducción de la poliposis grave.
Erosión ósea o extensión de la enfermedad más allá de las cavidades
sinusales.
Cirugía en niños:
En la mayoría de los casos, la cirugía en niños debe considerarse solo después de
que la terapia médica ha fallado, balanceando los posibles riesgos y beneficios y
las preferencias de la familia y el niño. Por su parte en niños pequeños con RSC e
hipertrofia adenoidea se sugiere la adenoidectomía antes que otras intervenciones
ya que esta condición evita el aclaramiento mucociliar normal, actúa como
reservorio de bacterias y sirve como plataforma para la formación de
biopelículas(22,23). Respecto a la CEFS en niños una revisión sistemática de 2013
señaló que genera una mejoría en los síntomas y las complicaciones graves son
poco frecuentes, aunque la calidad de la evidencia encontrada fue baja.
INFECCIONES RESPIRATORIAS AGUDAS
MANEJO DE RINOSINUSITIS AGUDA Y CRÓNICA
DE ACUERDO A LAS GUÍAS
Como ya se mencionó anteriormente, la rinosinusitis (también conocida como
sinusitis) no solo abarca síntomas nasales, sino también trastornos en los senos
paranasales. Esto se traduce en síntomas como congestión nasal, drenaje nasal
posterior (que puede ser purulento o no), dolor facial, sensación de presión, dolor
de cabeza o disminución del sentido del olfato. (1)
El manejo de esta enfermedad dependerá de que tipo de rinosinusitis se trate. La
rinosinusitis se puede clasificar según la duración de sus síntomas o según la
etiología.
Clasificación de la Rinosinusitis
Manejo de la Rinosinusitis
Para hablar del manejo de la rinosinusitis tenemos que considerar su causa. La
etiología más común de la rinosinusitis aguda es la infección viral, solo un 0.5%
a un 2% de los casos se tratarían de infecciones bacterianas (2). Aunque los
síntomas clínicos de la rinosinusitis aguda y la rinosinusitis bacteriana se
superponen (ambas pueden presentar fiebre y secreción nasal purulenta), el curso
clínico es diferente. La rinosinusitis bacteriana presenta síntomas que usualmente
duran más de 10 días y puede presentar un patrón bifásico donde hay un
empeoramiento luego de un periodo de mejoría. (3)
Manejo de la Rinosinusitis Viral Aguda
En una rinosinusitis viral aguda el tratamiento se enfoca en un manejo
sintomático y no hay tratamientos para acortar el curso clínico de la enfermedad.
(4)
Para la mayoría de pacientes (la mayoría serán no alérgicos a la penicilina y sin
factores de riesgo de resistencia pneumocócica) se sugiere un tratamiento
empírico inicial de amoxicilina o amoxicilina-ácido clavulánico en dosis estándar
siguiendo uno de los siguientes esquemas: (3)
Doxiciclina 100 mg vía oral dos veces al día ó 200mg vía oral una vez al
día.
Cefixima 400 mg vía oral por día ± Clindamicina 300mg cada 6 horas.
Cefdoxima 200mg vía oral dos veces al dia ± Clindamicina 300mg cada 6
horas.
El tratamiento antibiótico se tiene que monitorizar. Si se observa una mejora
dentro de los 7 días posteriores al inicio de la terapia, el tratamiento con
antibióticos debe continuarse durante un curso total de 7 a 10 días.
En pacientes en los que no exista mejoría se tiene que confirmar el diagnóstico de
Rinosinusitis bacteriana aguda por medio del cuadro clínico o imágenes. Para los
pacientes que sí se confirma el diagnóstico y hay falla de tratamiento se sugiere
tratar con un esquema antibiótico de una clase diferente al tratamiento inicial. En
general deben tener un espectro de actividad más amplio y / o estar en una clase
de medicamento diferente al agente inicial utilizado. Algunas opciones son:
Las causas más comunes de tos crónica son goteo pos nasal (actualmente dentro
de síndrome de la vía aérea superior), asma y reflujo ácido del estómago. Estas
tres causas son responsables de hasta el 90 por ciento de todos los casos de tos
crónica.
Manejo de tos por Síndrome de la vía aérea superior
Este síndrome incluye varias anormalidades de vías superiores que causan
estimulación mecánica del reflejo de la tos como por ejemplo rinitis alérgicas,
rinitis no alérgicas, rinitis vasomotora, nasofaringitis o sinusitis.
Si la evaluación inicial de la historia clínica no proporciona pistas, el primer paso
en la mayoría de los pacientes es comenzar la terapia empírica para esta entidad.
Existe evidencia de alta calidad que los glucocorticoides intranasales son la
terapia más efectiva para los síntomas de la rinitis alérgica y también para varios
tipos de rinitis no alérgica incluida la vasomotora. Pueden tomar hasta dos
semanas para lograr su efecto máximo y si el paciente responde, la terapia debe
continuar durante aproximadamente tres meses.
En pacientes adultos cuya tos ha durado más de ocho semanas, generalmente se
realiza una radiografía de tórax como parte de toda la evaluación inicial.
Si la evaluación inicial no proporciona pistas, el siguiente paso en la mayoría de
los pacientes es comenzar la terapia empírica siguiendo el algoritmo secuencial
señalado en el anterior capítulo según las causas más frecuentes de tos
crónica. (1) (Sindrome de vía aérea superior, Asma, Bronquitis eosinofílica no
asmática y ERGE).
Si no hay mejoría después de cuatro a seis semanas de terapia empírica, las guías
sugieren considerar más investigaciones como:
Inhibidores de la ECA
La tos producida como reacción adversa al tratamiento con IECA es una tos no
productiva que ocurre en hasta el 15% de pacientes tratados con estos agentes.
(4)
A menudo los pacientes refieren presentar sensación de cosquilleo o picazón en
la garganta y al suspender puede demorar resolver hasta 4 semanas.
Bronquitis Crónica
Es la presencia de tos y esputo diario durante un periodo de al menos 3 meses
durante más de dos años consecutivos sin otras explicaciones para el cuadro.
Usualmente estos pacientes son fumadores y solo un pequeño número se debe a
la exposición prolongada de sustancias pro-inflamatorias como humos o polvos.
El esputo es generalmente claro y si se vuelve purulento podría indicar otros
cuadros como bronquitis aguda, bronquiectasia o sinusitis y se tienen que
manejar según dicha etiología. Asimismo el médico debe asegurarse de que no se
trate de una neoplasia.
Bronquiectasias
Es un cuadro de tos crónica y producción de esputo viscoso asociado a un daño
estructural a los bronquios que se dilatan y engrosan. Este daño conduce a una
deficiente eliminación de moco, acumulación de secreciones e infecciones
crónicas, por lo que cursa con exacerbaciones causadas usualmente por
infecciones bacterianas agudas.
El manejo de la bronquiectasia se centra en la identificación de causas
potencialmente tratables, sin embargo para la mayoría de casos el tratamiento de
la enfermedad subyacente no es posible. El manejo se realizará a base de
sintomáticos y régimen antibiótico para las exacerbaciones agudas.
Cáncer de pulmón
Los cuadros de tos crónica están presente en un número significativos de casos,
especialmente del carcinoma broncogénico. (5) Sin embargo, el cáncer de pulmón
es la etiología en menos del 2% de los casos de tos crónica. Se debe sospechar en
todos los fumadores que presentan una tos nueva o cambios en su tos habitual,
los casos de tos que persisten luego de más de un mes de dejar de fumar y casos
de hemoptisis sin signos de infección de vías aéreas.
Otras causas
En ancianos puede existir disfunción de la deglución que provocaría
aspiración recurrente y tos crónica.
Lesiones que comprimen la vía aérea superior también pueden generar tos
crónica, incluidas las malformaciones arteriovenosas, masas
retrotraqueales y divertículos traqueales.
El agrandamiento amigdalar crónico también se ha propuesto como causa
de tos crónica, pero la evidencia es limitada.
La irritación del conducto auditivo externo por cuerpos extraños o
cerumen impactados es otra causa inusual de tos seca crónica.
Síndrome de Holmes-Adie por una afección del nervio vago. Los
pacientes presentan anisocoria, reflejos tendinosos profundos anormales y
áreas hiperhidrosis o anhidrosis.
El síndrome de tos “psicógena” (de hábito o tic nervioso) que no existen
manifestaciones clínicas particulares pero los pacientes deben ser
evaluados para detectar problemas como ansiedad o depresión.
Tos crónica refractaria
Los cuadros de tos que permanecen sin causa aparente a pesar de una cuidadosa
investigación y tratamiento empírico son llamados tos crónica inexplicable o
refractaria. Para estos casos donde no se puede identificar la etiología de la tos se
sugiere una terapia inespecífica con agentes no opiodes como dextrometorfano.
Asimismo gabapentina se recomienda para la tos crónica inexplicada en las
directrices del American College of Chest Physicians (ACCP). (2)
Aunque las infecciones virales respiratorias son en gran medida benigna y auto
limitadas, se sabe que pueden exacerbar las enfermedades cardiopulmonares
crónicas subyacentes, aumentar las visitas a centros médicos y provocar la
prescripción innecesaria de antibióticos. Asimismo, entre los pacientes en edad
extrema (niños o ancianos) con enfermedades cardiopulmonares subyacentes o
aquellos con inmunodeficiencias primarias o secundarias, estas enfermedades
pueden estar asociadas con complicaciones graves y potencialmente fatales.
Infecciones Respiratorias Agudas y la nutrición
Ya se demostrado que la desnutrición aumenta los riesgos de infección y muerte.
Siendo las infecciones respiratorias agudas una de las causas más frecuentes de
muerte y mortalidad especialmente en niños menores de 5 años, varios estudios
han demostrado que la desnutrición con frecuencia se asocia causalmente con
estas muertes.(5)
Asimismo, aunque el estado nutricional y el estado inmunitario han sido objeto
de estudio durante décadas, debido a que la desnutrición rara vez aparece como
causa de muerte en los certificados de defunción, su impacto se subestima en
gran medida.
En niños menores de 5 años, la desnutrición es responsable, directa o
indirectamente, del 54% de las muertes por año y aquellos niños desnutridos con
infección aguda del tracto respiratorio superior tienen una tasa de mortalidad 2 a
3 veces mayor que los niños sin desnutrición. (7)
Figura: Relación entre nutrición e infección. Adaptado de Brown (6)
Incluso en los niños sobrevivientes, la desnutrición tiene implicaciones para toda
la vida porque reduce severamente su capacidad para aprender a su máximo
potencial y conducirá a adultos menos productivos.
Infecciones Respiratorias Agudas y la inmunización
Debido a la importancia de las infecciones respiratorias agudas en el mundo y
debido a que cada vez más se identifican nuevos agentes patógenos respiratorios
virales; el desarrollo de vacunas se ha vuelto un componente clave en la
prevención de la infección viral generalizada y en la reducción de la morbilidad y
mortalidad.(2)(4)
Existen vacunas eficaces para algunos patógenos respiratorios virales (como el
virus de la influenza), pero no para la mayoría de los patógenos virales
respiratorios. La eficacia de una vacuna a menudo depende de las características
biológicas del virus, así como de los brazos específicos del sistema inmunitario
del huésped que brindan protección contra la infección.
Tabla: Tipos de vacunas