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UNIVERSIDAD DEL CARIBE

ASIGNATURA:

DERECHO PROCESAL PENAL II

TEMA:

EJECUCIÓN DE LA PENA

SUSTENTANTES:

TOMAS ALBERTO MARTINEZ GARITA


2015-1141

VIRMA AQUINO BELTRE


2017-0630

FACILITADOR:

LIC. RAMON DE JESUS VICTORIA MOLINA

SANTO DOMINGO, D.N., REPUBLICA DOMINICANA


DICIEMBRE DEL 2020
INTRODUCCIÓN

Ciertamente, el denominado fracaso universal de la pena privativa de


libertad ha motivado que los laboriosos estudios del Derecho penal
y ciencia penitenciaria desarrollen una profunda crítica hacia éstas,
proponiéndose penas alternativas o modelos alternativos de control
social que huyan de los devastadores efectos de estas sanciones. No
obstante, los esfuerzos teóricos por encontrar alternativas a las penas
de prisión chocan, radicalmente, con los delitos graves, ya que
resultan insustituibles.

De modo que, los denominados sustitutivos penales se circunscriben a


las penas cortas privativas de libertad que, en virtud del principio de la
proporcionalidad, vendrían aparejadas a delitos menos graves o leves y
que, además, desde el punto de vista político-criminal y penitenciario
resultan costosas en su ejecución, puesto que representan un alto
riesgo de contaminación carcelaria y, además, no resocializan
impidiendo un eficaz tratamiento del reo.

Por otra parte, una vez el juez o tribunal competente acuerda el


cumplimiento de una pena de prisión, deben ponerse en marcha los
mecanismos más útiles para la pronta concesión de beneficios
penitenciarios, tales como la obtención de permisos de salida o la
clasificación en el régimen abierto que prevé el tercer grado de tratamiento.
CAPÍTULO I - PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA EJECUCIÓN

La ejecución de la pena privativa de libertad, en todas sus modalidades,


tiene por finalidad lograr que el condenado adquiera la capacidad de
comprender y respetar la ley procurando su adecuada reinserción social,
promoviendo la comprensión y el apoyo de la sociedad. El régimen
penitenciario deberá utilizar, de acuerdo con las circunstancias de cada
caso, todos los medios de tratamiento interdisciplinario que resulten
apropiados para la finalidad enunciada.

El condenado podrá ejercer todos los derechos no afectados por la condena


o por la ley y las reglamentaciones que en su consecuencia se dicten y
cumplirá con todos los deberes que su situación le permita y con todas las
obligaciones que su condición legalmente le impone.

La ejecución de la pena privativa de libertad, en todas sus modalidades,


estará sometida al permanente control judicial. El juez de ejecución o juez
competente garantizará el cumplimiento de las normas constitucionales, los
tratados internacionales ratificados por la República Dominicana y los
derechos de los condenados no afectados por la condena o por la ley.

Será de competencia judicial durante la ejecución de la pena:

a) Resolver las cuestiones que se susciten cuando se considere vulnerado


alguno de los derechos del condenado;

b) Autorizar todo egreso del condenado del ámbito de la administración


penitenciaria.

El tratamiento del condenado deberá ser programado e individualizado y


obligatorio respecto de las normas que regulan la convivencia, la disciplina
y el trabajo. Toda otra actividad que lo integre tendrá carácter voluntario.
En ambos casos deberá atenderse a las condiciones personales, intereses y
necesidades para el momento del egreso, dentro de las posibilidades de la
administración penitenciaria. El régimen penitenciario se basará en la
progresividad, procurando limitar la permanencia del condenado en
establecimientos cerrados y promoviendo en lo posible y conforme su
evolución favorable su incorporación a instituciones semiabiertas o abiertas
o a secciones separadas regidas por el principio de autodisciplina.

El condenado podrá ser promovido excepcionalmente a cualquier fase del


período de tratamiento que mejor se adecue a sus condiciones personales,
de acuerdo con los resultados de los estudios técnico-criminológicos y
mediante resolución fundado de la autoridad competente.

Conceptualización

El cambio de paradigma del control social punitivo aportado por el


iluminismo (privilegiar al individuo, su libertad y dignidad, contrario a la
tradición del antiguo régimen, en el cual prevaleció el poder y la
organización del Estado) significó el desarrollo de fuertes debates entre
filósofos e ideólogos de la época, que dieron como resultado la
construcción de un conjunto de principios que sin lugar a dudas pusieron en
discusión las diversas instituciones del derecho penal y procesal penal. Uno
de los principios fundamentales aportados en este período trascendental del
desarrollo de la humanidad, lo constituye el reconocimiento de un conjunto
de derechos individuales, cuyo estricto respeto conforma la base del poder
punitivo dentro de límites.

El reconocimiento de la libertad de las personas como valor fundamental


significó que se constituyera en uno de los puntos de referencia de
protección y afectación de la potestad punitiva del Estado: de protección, al
formalizar un conjunto de principios que limitan al Estado restringir su
ejercicio; y de afectación, al instituirse como pena privativa de libertad y
como mecanismo de coacción procesal (detención y prisión preventiva),
para garantizar la presencia del procesado durante el proceso. Como pena, a
la privación de libertad le asigna la Constitución dominicana en su artículo
40.16, la finalidad de readaptación social y reeducación de los reclusos,
limitando su aplicación a determinadas condiciones para los presos, entre
las que resaltan: el trato humano y no discriminatorio; prohibición de tratos
crueles, denigrantes a su dignidad y torturas; cumplir la pena en lugares
destinados para el efecto; y el derecho a comunicarse con sus familiares,
defensor, asistente religioso y médico.

Con estos elementos aportados por la legislación, es posible definir la pena


privativa de libertad como la pérdida dela libertad ambulatoria de una
persona durante un tiempo determinado por una sentencia debidamente
ejecutada, mediante el internamiento en un establecimiento penitenciario
cuyo régimen está sometido al principio de legalidad, que tiene como fin
generar condiciones favorables para la resocialización y reeducación del
condenado. La aplicación de una pena privativa de la libertad es la
manifestación más intensa de poder estatal en un sistema de derecho.

La entidad de la reacción y la asimetría entre el Estado y el individuo


implican un serio riesgo de afectación a la dignidad de la persona. Por este
motivo la propia Constitución de la República ha establecido un conjunto
de obligaciones y límites jurídicos para el Estado que, al tiempo de aplicar
castigo, constituyen derechos y garantías para la persona encarcelada. Ella
establece un cúmulo de derechos, entre los que podemos mencionar: la
defensa y el respeto de la dignidad, la integridad e inviolabilidad de la
persona, el desarrollo y bienestar, la igualdad, libertad e intimidad, la
protección familiar, el patrimonio, la libertad de reunión y asociación, el
contrato, el trabajo, la participación democrática, el derecho a peticionar
ante las autoridades, la seguridad, la educación, entre otros. Una de las
innovaciones más importantes del Código Procesal Penal consiste en la
llamada “judicialización” de la ejecución de la pena. Lo trascendente del
cambio legislativo no es que se atribuya a los jueces el tradicional mandato
de “hacer ejecutar lo juzgado”, sino la obligación del Poder Judicial de
velar, no sólo porque la pena se oriente y ajuste a sus fines constitucionales,
sino porque el cumplimiento de las privaciones de libertad tenga lugar con
sujeción al régimen jurídico legalmente establecido.

Se configura así el Poder Judicial como el que ha de juzgar y ejecutar lo


juzgado, con una función garante de los derechos de los encarcelados ante
la actuación de la administración penitenciaria., tal y como lo recoge el
párrafo 1 del artículo 149 de la Constitución de la República que reza “La
función judicial consiste en administrar justicia para decidir sobre los
conflictos entre personas físicas o morales, en derecho privado o público,
en todo tipo de procesos, juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado. Su
ejercicio corresponde a los tribunales y juzgados determinados por la ley”.
Y en el propio artículo 28 del Código Procesal Penal, el cual establece que:

“La ejecución de la pena se realiza bajo control judicial y el condenado


puede ejercer siempre todos los derechos y facultades que le reconocen las
leyes. El Estado garantiza condiciones mínimas de habitabilidad en los
centros penitenciarios y provee los medios que permiten, mediante la
aplicación de un sistema progresivo de ejecución penal, la reinserción
social del condenado”.

En esencia, la problemática surge al entrar en vigencia el ya no tan nuevo


Código Procesal Penal, al examinar sus contenidos en el ámbito de la
ejecución penal y observarse la carencia de procedimientos para que la
jurisdicción funcionara, situación está que motivó a la Suprema Corte de
Justicia para que en uso de sus facultades reglamentarias dictara la
Resolución 296/2005, con el propósito de establecer el procedimiento de
los nuevos institutos que trajo la ejecución de la pena en el código. No
obstante dicha resolución con este trabajo pretendemos ofrecer una
definición para cada instituto y teorizar sobre cada uno de ellos en el marco
del derecho comparado europeo y latinoamericano, unido a la experiencia
vivida como Juez Presidente del Tribunal de Ejecución de la Pena de Santo
Domingo por espacio de ocho años y cuatro meses, y al mismo tiempo
presentar un esquema descriptivo de todos los procedimientos en diagrama
de flujo que haría más comprensible y didáctico cada proceso con sus
respectivos reportes estadísticos del desarrollo de la ejecución de la pena en
el período investigado, con el propósito de armonizar el contenido del
trabajo con los ejes temáticos de nuestra maestría en el plano del derecho
penitenciario y la administración.

Concepto de ejecución de la pena

Podemos decir que la ejecución de la pena es una de las fases del proceso
penal en la que se busca dar cumplimiento a las disposiciones de la
sentencia que condena a pena privativa de libertad al imputado, sin olvidar
el respeto a los derechos fundamentales de los sujetos sentenciados
(Montenegro, 2001).

De esta definición se desprenden tres aspectos importantes de la ejecución


de la pena: la primera es que la ejecución es una etapa integral del proceso
penal, lo que significa que es parte del proceso como lo son la instrucción y
el juicio; la segunda es que se busca dar cumplimiento a las disposiciones
de una sentencia condenatoria, o sea, hacer cumplir lo dispuesto por el Juez
de Juicio; y la tercera, que resulta ser el compromiso de este funcionario
judicial de respetar y hacer respetar los derechos fundamentales de los
condenados. Para los maestros Fernández, Olivares, Moreno, Batista,
Carmona etal. (2002), la ejecución se concibe como el conjunto de actos
protagonizados por los órganos del Estado facultados legalmente al efecto,
encaminados a materializar y hacer cumplir los pronunciamientos
adoptados por un juez en el fallo de una sentencia. La ejecución de la pena
es vista como la aplicación de la autoridad del Estado a una sentencia o
resolución dictada por un tribunal y se materializa en todas las decisiones
emanadas de una jurisdicción penal que tengan la autoridad de la cosa
irrevocablemente juzgada y que contengan una sanción penal de cualquier
naturaleza.

La misma constituye la realización plena del derecho sustancial aplicado al


caso concreto y lo que se ejecuta procesalmente es el contenido de la
resolución dictada como finalización del proceso, de manera que lo
esencial en la ejecución es hacer efectivo el cumplimiento de la condena
que se aplicó como consecuencia del caso (Alegre, 1997).

Naturaleza jurídica.

Con el objeto de que comprendamos bien la ejecución penal y su razón de


ser, la justificamos en el derecho subjetivo que tiene el Estado de sancionar
al infractor. Empero este derecho que tiene el Estado no lo puede ejercer
por su cuenta, sino que se ejecuta en un marco legal en donde entran una
serie de instrumentos jurídicos, como son la Constitución de la República,
el debido proceso de ley, los derechos fundamentales, los tratados
internacionales, y las demás leyes adjetivas.

Como vemos, se hace necesaria la implementación de un conjunto de actos


procesales para hacer cumplir una sanción que está contenida en una
sentencia, de manera que aquí entran en juego el Código Penal y el Código
Procesal Penal. El primero contiene la definición y sanción de las
infracciones y el segundo establece la forma en que se conduce el proceso y
su etapa final que es la ejecución.
La ejecución de la pena nace de una sentencia con autoridad de cosa
juzgada, esto es cuando se han recorrido todos los grados procesales o
cuando ha expirado el plazo para el ejercicio del recurso correspondiente, o
sea, sólo es ejecutable la condena que es irrevocable y existe una única
excepción a esta regla y obedece a lo dispuesto en Código Procesal Penal
en su artículo 41, cuando habla sobre la suspensión condicional del
procedimiento y la intervención del Juez de Ejecución de la Pena, regulado
también por la Resolución 296-05, dictada por el Pleno de la Suprema
Corte de Justicia (2005).

Fuera de ese caso, no hay modo de apoderarlo, de manera que cuando la


decisión es irrevocable procede la ejecución de la sanción penal
deteniéndose solamente con la prescripción de la pena, la muerte
comprobada del condenado, la amnistía, el indulto, o la abolición o
derogación de la ley penal, debiendo para este último caso, ejercerse el
recurso de revisión.

La naturaleza de la ejecución de la pena, ha constituido por mucho tiempo


un punto de conflicto de varias corrientes y teorías, en primer lugar, para el
italiano Santoro, y el español Gutiérrez de Cabiedes, la ejecución de la
pena no es jurisdiccional sino material o administrativo. Para esta corriente
la cosa juzgada penal determina el pase definitivo de la 33sanción penal al
derecho administrativo, constituyendo un punto y final del proceso penal y
a la vez el inicio de una actividad netamente administrativa, sin perjuicio de
la intervención judicial.

En segundo lugar, para la corriente de pensamiento que representan


Marsich y Carnelutti, la ejecución penal constituye una actividad procesal.
Ambos sostienen que el proceso penal no concluye con la sentencia
condenatoria que adquiere firmeza, sino que continúa hasta su completa
extinción y en ese sentido se advierte que la ejecución tiene una inequívoca
naturaleza procesal, pero no jurisdiccional.

En tercer lugar, existe una tercera y última corriente que afirma que la
naturaleza de la ejecución de la pena es mixta. Así lo manifiestan los
italianos Mancini, Falchi, Catelani y Leone, diferenciando los términos
ejecución y cumplimiento, el primero interpretado como ejecución de las
sentencias atribuibles al órgano jurisdiccional y cumplimiento atribuible a
la administración penitenciaria (Fernández et al., 2002).

Sujetos de la ejecución penal

Los sujetos de la ejecución penal son dos: 1) El Estado; y 2) El condenado


(Leone, 1989). El primero constituye el sujeto activo de la ejecución y
representa el aparato represivo, teniendo como órganos, en primer lugar, al
Juez de Ejecución de la Pena, al Ministerio Público, la Policía Nacional, y
los demás cuerpos castrenses que están a su disposición, así como también,
la autoridad penitenciaria. El segundo es el sujeto pasivo de la ejecución
representado por el condenado, la persona física sobre quien recae la
sentencia que condena. Esto debe ser correctamente determinado, ya que
puede darse el caso que se trate de una persona equivocada y podría
cometerse un atropello contra alguien ajeno a la situación.

Condiciones para la ejecución de la pena

Existen cuatro condiciones para la ejecución de una condena, sin las cuales
no sería posible materializarla y son los siguientes: a) la existencia de una
decisión dictada por un tribunal de la república; b) que la decisión contenga
en su parte dispositiva una pena; c) que la decisión sea irrevocable y; d)
que la persona condenada tenga capacidad de sumisión.
Primera condición: La existencia de una decisión dictada por un tribunal de
la república implica una sentencia o resolución válida dictada por un
juzgado, tribunal o corte, que en esencia, esté válidamente constituido.

Segunda condición: En cuanto a que la decisión rendida por el tribunal


contenga en su parte dispositiva una pena, podemos decir que se trata de
una condición especial, pues el Juez de Ejecución de la Pena sólo puede
ejecutar el aspecto penal de la decisión y no puede intervenir en el aspecto
civil, de manera que su radio de acción será sólo lo referente a penas
privativas de libertad, multas o penas pecuniarias, costas penales y otras
penas establecidas en la ley. Otra situación se presenta cuando se le solicita
a dicho juez que ejecute una absolución, ya sea del Juez de Juicio, un auto
de no ha lugar del Juez de la Instrucción, o una sentencia de habeas corpus.
Lo cierto es que el Juez de Ejecución de la Pena, no puede ejecutarla en el
entendido de que conforme al Código Procesal Penal, esas decisiones se
ejecutan de manera automática desde la sala de audiencias, de donde se
desprende con toda lógica, que no se necesita la intervención de ninguna
autoridad judicial para que se haga efectiva esa libertad, pues su propio
nombre establece que sólo ejecuta penas.

Tercera condición: En cuanto a que la decisión sea irrevocable, podemos


decir en un lenguaje llano, que para apoderar al Juez de Ejecución de la
Pena, es necesario que la sentencia haya adquirido la autoridad de la cosa
irrevocablemente juzgada. Dicho de otra manera, al estilo de la cultura
procesal penal actual, sentencia firme o sentencia dura.

Cuarta condición: En cuanto a la capacidad de sumisión de la persona


condenada, podemos decir que siempre se trata de una persona mayor de
edad, ya que los niños, niñas y adolescentes tienen su propia jurisdicción y
el funcionario judicial que les compete se llama Juez de Ejecución de la
Sanción. Nos referimos también, a las personas condenadas que estén en
condiciones físicas y psíquicas adecuadas para que se les ejecute una
condena, ya que la ejecución de la pena con régimen de encierro no tiene
sentido en personas muy ancianas o que padezcan de enfermedades
terminales y en casos de enfermedad mental, sino que para estos casos el
Código Procesal Penal establece mecanismos para variar su modo de
ejecución. De estos y otros casos hablaremos más adelante cuando veamos
las condiciones especiales de ejecución contenidas en el artículo 342 del
Código Procesal Penal.

Base legal del tribunal de ejecución de la pena

El artículo 28 del Código Procesal Penal, al que también llamamos


principio Número 28, establece la ejecución de la pena indicando que la
misma se realiza bajo el control judicial, asumiendo los derechos de los
condenados que les son reconocidos por la ley, planteando además la
obligación del Estado a garantizar las condiciones mínimas de habitabilidad
en los centros penitenciarios de manera que sea efectiva la rehabilitación de
los condenados, así como su reinserción social (Ley76-02 que establece el
Código Procesal Penal de la República Dominicana, promulgada el 19 de
julio de 2002).

El artículo 69 del Código Procesal Penal define el Tribunal de Ejecución de


la Pena como un órgano jurisdiccional en los casos y forma que determinan
la Constitución y las leyes al Juez de Ejecución Penal, de manera que esta
disposición es parte importante de la base legal del tribunal. Más adelante,
el artículo 74, establece algunas atribuciones de los jueces de ejecución de
la pena. Decimos algunas, pues en realidad sus atribuciones son mucho más
de las que aparecen en el aludido artículo, de manera que en las páginas
siguientes encontraremos las distintas facultades de este nuevo juez.
El libro IV del Código Procesal Penal establece lo relativo a la ejecución y
comprende los artículos que van desde el 436 al 447. La ejecución de la
pena se encuentra reglamentada mediante la Resolución 296-05 antes
citada, la cual regula el procedimiento de todas las figuras que el código
sólo nomina, por lo que para hacer efectiva su operatividad fue necesario
establecer dichas medidas.
CONCLUSIONES

El tribunal de le ejecución de la pena es un órgano jurisdiccional regulado


en nuestra codificación procesal penal que tiene como función principal
hacer cumplir los mandatos contenidos en una sentencia penal, dirigido por
un funcionario judicial llamado Juez de Ejecución de la Pena, quien tiene a
su cargo el control y poder para materializar el cumplimiento de lo
dispuesto por el juzgador en el juicio.

La ejecución de la pena constituye un paso de avance en la judicialización


del sistema procesal penal en la República Dominicana y su
implementación tanto en la provincia de Santo Domingo como en todos los
departamentos judiciales del país ha sido exitosa.

Se ha logrado mayor control por parte de los jueces respecto a la ejecución
de las sanciones penales, las penas pecuniarias, las sanciones subsidiarias y
medidas de seguridad pre-delictivas no privativas de libertad, así como de
los beneficios de excarcelación.

Con los distintos modos de ejecución de la pena se alcanza la reinserción


social de la mayoría de los ciudadanos objeto de sanciones o medidas no
privativas de libertad, sin necesidad de apartarlos del seno de la sociedad,
lo cual disminuye sustancialmente el costo económico e incalculablemente
el costo sociopolítico del proceso.

Con la aplicación de mecanismos alternativos al cumplimiento de la


condena se consigue disminuir la reincidencia delictiva.

Con la ejecución de la pena la sociedad en general participa en el proceso


de reincorporación social de los internos bajo su control, asumiéndolo
como una responsabilidad que no es solo del Juez de Ejecución de la Pena,
sino que también con ello aumenta su cultura jurídica y sensibilidad frente
el fenómeno delictivo.

Se logra una mejor individualización de la pena, ya que los tribunales


juzgadores tienen más confianza en la efectividad de las sanciones o
medidas alternativas a la privación de libertad y consecuentemente va
generando confianza en el sistema de justicia por parte de la ciudadanía.

Se fortalece el prestigio y la autoridad del sistema penal en la sociedad,


aumentando su reconocimiento social.

Con la aplicación uniforme de los procedimientos de la ejecución de la


pena armonizados con el Código Procesal Penal y el Reglamento del Juez
de Ejecución de la Pena, hemos construido una jurisdicción modelo,
funcional y eficiente en lo relativo a la atención de la demanda de servicio
de nuestros usuarios y la capacidad de respuesta a sus solicitudes, lo que
nos ha permitido mantener el tribunal sin mora judicial año tras año, como
bien lo señalan los reportes estadísticos de este trabajo de maestría.

Los diagramas de flujo reflejan un procedimiento único armonizado con la


base legal de cada instituto que procura la comprensión de todos los
procesos por parte de los actores que intervienen en el sistema de justicia
penal, de la ciudadanía en general y de los estudiantes.

Con este aporte hemos querido documentar y enriquecer el marco


conceptual de la ejecución de la pena ofreciendo a la comunidad jurídica la
definición, naturaleza jurídica y procedimiento de cada instituto que trajo
consigo el Código Procesal Penal.

La cárcel es un hecho de poder y toda iniciativa que tienda a mejorar la


vida de quienes están encarcelados. Más allá de visiones meramente
asistencialistas, merece ser intentada, ya que la realidad des-socializadora y
criminógena de la prisión, la falacia de enjaular y segregar no ofrece
ningún resultado satisfactorio sin la presencia del Juez de Ejecución en la
Etapa del cumplimiento de la pena y el tratamiento penitenciario.

El Juez de Ejecución de la pena es, desde nuestro punto de vista, el


garante del cumplimiento de la justicia penal en los parámetros
constitucionales de legalidad y de la reinserción de los condenados, y, en
tal sentido, ha hecho posible una adecuada interrelación con el resto de las
instituciones que actúan en la sociedad, para alcanzar niveles satisfactorios
de prevención y tratamiento al delincuente, al objeto de propiciar el logro
de una correcta educación y rehabilitación de las personas que han
delinquido, con el principio de respeto a la dignidad humana y sobre la
base de una transparente justicia democrática.
RECOMENDACIONES

En primer orden, urge en la República Dominicana una ley de ejecución


penal que abarque los ámbitos procesales penales, penitenciarios y
correccionales en razón de que tenemos leyes dispersas, de épocas
distintas, que no están armonizadas con el Código Procesal Penal y que no
se ajustan a los tiempos actuales. Con esta legislación se procuraría fundir
en una sola norma todo lo relativo al cumplimiento de las condenas, el
régimen penitenciario y el sistema de corrección, tratamiento y reinserción
social.

Aplicar de manera uniforme, en todas las jurisdicciones del país, los


diagramas de flujo de procesos de ejecución de la pena propuestos en el
presente trabajo, con el propósito de unificar los criterios de la operatividad
de los once tribunales de ejecución de la pena establecidos a nivel nacional.

Establecer en la nueva legislación un cuerpo profesional de asistencia post


penitenciaria que brinde orientación jurídica y ayuda psicológica, para dar
seguimiento a las personas beneficiadas con las penas alternativas y
sustitutivos penales. Esto así, para dar soporte al Juez de Ejecución de la
Pena en los programas de tratamiento que se debe seguir a los egresados de
los centros penitenciarios en el medio libre.

Establecer en todas las jurisdicciones la Oficina Estatal del Medio Libre,


esto con el propósito de proveer a los ex internos seguridad laboral e
insertarlos en la masa productiva de la sociedad dominicana.

Establecer las Casas del Redentor en todos los departamentos judiciales,


con el propósito de dar orientación y ayuda religiosa a los ex internos y
que, de algún modo, la misma ejerza influencia en su vida espiritual
conforme a su credo religioso.
Fortalecer el nivel teórico de discusión en el marco conceptual de la
ejecución de la pena en la República Dominicana, y que el mismo sirva
como herramienta de uso cotidiano a los actores del sistema de justicia en
el área; que constituya un instrumento indispensable para los programas
académicos de las universidades en el proceso de formación, tanto de grado
como de estudios superiores y un instrumento didáctico que pueda ser
asimilado por la ciudadanía y el pueblo llano.

Promover, difundir e informar a la comunidad jurídica, a los usuarios del


sistema de justicia, así como a los propios condenados, la importancia de
esta etapa del proceso penal, que una vez judicializada es la más
importante, toda vez que en ella se lleva a cabo el tratamiento y la
rehabilitación de los internos en el tiempo de cumplimiento de la pena y
que es la que sentará las bases para un adecuado regreso al seno de la
sociedad.
BIBLIOGRAFIA

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ANEXOS

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