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LA INTERNACIONALIZACION DE LOS

15-2-2021
DERECHOS HUMANOS
LIC. RUTH MICHELLE RODRIGUEZ
HERNANDEZ.

GUMERCINDO TORRES OSORIO


CEUNO PUERTO PEÑASCO SONORA
CRIMINOLOGIA 8VO CUATRIMESTRE
SABATINO
INTRODUCCION
.
En numerosas convenciones, declaraciones y resoluciones internacionales de
derechos humanos se han reiterado los principios básicos de derechos humanos
enunciados por primera vez en la Declaración Universal de Derechos Humanos,
como su universalidad, interdependencia e indivisibilidad, la igualdad y la no
discriminación, y el hecho de que los derechos humanos vienen acompañados
de derechos y obligaciones por parte de los responsables y los titulares de estos.
En la actualidad, todos los Estados miembros de las Naciones Unidas han
ratificado al menos uno de los nueve tratados internacionales básicos de
derechos humanos, y el 80 % de ellos ha ratificado al menos cuatro de ellos, lo
que constituye una expresión concreta de la universalidad de la DUDH y del
conjunto de los derechos humanos internacionales
Como antecedentes. La internacionalización es un proceso llevado a cabo por
los Estados pretendiendo la protección de los Derechos Humanos fuera de los
mismos. Este proceso, que puede ser considerado el de culminación en la
historia de los Derechos Humanos, se encuentra en pleno desarrollo.
LA INTERNACIONALIZACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS

El proceso de internacionalización de los derechos humanos: caracteres


generales
A partir de la segunda mitad del siglo XX aparecen un conjunto de normas
dedicadas a la protección internacional del individuo, a las que se agrupa de
modo convencional bajo la categoría genérica de “Derecho Internacional de los
Derechos Humanos”. La gran innovación introducida por estas normas radica en
la consideración del individuo y de su dignidad como un valor autónomo de la
Sociedad Internacional, que se convierte en un bien jurídico protegible en sí
mismo por el Derecho Internacional, con independencia de la condición o
circunstancias en que se encuentre el particular objeto de protección.
Este nuevo Derecho Internacional de los Derechos Humanos es, en lo esencial,
el resultado de un proceso evolutivo en el que se han relacionado, por un lado,
las competencias estatales y, por otro, el interés de la Sociedad Internacional. A
lo largo de esta evolución se ha producido la superación del viejo principio de la
competencia exclusiva del Estado y su sustitución por una nueva concepción
que define a los derechos humanos como materia de interés internacional.
En virtud de esta nueva concepción se establece un modelo de cooperación
entre ordenamientos jurídicos que, al tiempo que reconoce una competencia
primigenia y directa al Estado para establecer mecanismos propios de protección
y promoción, define la competencia de la Comunidad Internacional para adoptar
normas en dicho ámbito e incluso para establecer sistemas internacionales de
control y fiscalización del comportamiento estatal. Así, si bien es el Estado a
quien compete en primer lugar proteger los derechos de los individuos sometidos
a su jurisdicción, dicha competencia la ejerce en tanto derivada de una obligación
general que le viene impuesta por el Derecho Internacional y, por consiguiente,
sometida a control a través de mecanismos internacionales.
Desde la perspectiva del Derecho Internacional, el resultado de este proceso ha
sido la adopción de normas sustantivas que enuncian derechos, algunas de las
cuales, como el derecho a la vida o la prohibición de la tortura, han llegado a
integrarse en el bloque cualificado de las normas de ius cogens. Junto a ellas,
las normas procesales han definido mecanismos de control que ofrecen al
particular protección frente al Estado en el plano internacional. Ambas categorías
de normas (normas sustantivas + normas procesales) integran los denominados
sistemas internacionales de protección de los derechos humanos, que pueden
clasificarse en dos grandes bloques:

Los sistemas universales, que se desarrollan en el ámbito del sistema de las


Naciones Unidas, especialmente la ONU.
Los sistemas regionales, vinculados esencialmente con el Consejo de Europa,
la Organización de Estados Americanos y la Unión Africana.
Aunque cada uno de estos sistemas presenta características propias que les
diferencian de los restantes, la unidad e identidad del Derecho Internacional de
los Derechos Humanos se refleja en la existencia de un conjunto de elementos
y características comunes a todos ellos:
Son sistemas de protección del individuo frente al Estado.
Los sistemas internacionales de protección de los derechos humanos son
sistemas de protección del individuo en sí mismo considerado, en su relación
con el Estado y, en principio, tan sólo frente al Estado.
Subsidiariedad.
Los sistemas internacionales son subsidiarios respecto de la protección de los
derechos humanos a nivel interno y, por tanto, sólo operan tras la actuación de
los sistemas internos.
Vinculados a las Organizaciones Internacionales.
Los sistemas internacionales de promoción y protección de los derechos
humanos están íntimamente vinculados al fenómeno de las Organizaciones
Internacionales, ya que surgen y se desarrollan siempre en el seno de una
Organización Internacional que les ofrece soporte ideológico, institucional y
material, y que garantiza la pervivencia y autonomía de cada uno de los
sistemas.
Doble bloque normativo.
Los sistemas internacionales de derechos humanos integran un doble bloque
normativo dedicado, por un lado, a la codificación y definición de derechos
fundamentales y, por otro, al establecimiento de estructuras internacionales de
control del comportamiento estatal.
Técnicas de control.
La protección de los derechos humanos se reconducen siempre a técnicas de
control internacional cuyo objeto es el de valorar la adecuación del
comportamiento de un determinado Estado a las obligaciones internacionales
que le son exigibles.
Actividades de protección y de promoción.
En los sistemas internacionales de protección de derechos humanos se produce
una gran aproximación entre las actividades de protección en sentido estricto
(control y supervisión del comportamiento estatal) y las actividades de promoción
(desarrollo normativo, programas de servicios consultivos y asistencia técnica),
de tal forma que, si bien es cierto que ambas categorías, promoción y protección,
tienen una autonomía conceptual suficiente, en la práctica es frecuente encontrar
técnicas de coordinación entre ambas categorías e incluso actividades que se
sitúan en una zona gris.
CONCLUSIONES

Para terminar, considero que fomentar una cultura de respeto a los derechos
humanos es uno de los pilares fundamentales. La cultura, como modo de vivir y
de pensar compartido en un país como México, requiere de grandes
esfuerzos, los cuales se pueden comenzar con la difusión de qué son y cuáles
son los derechos humanos, y de los principios de igualdad y no discriminación,
no sólo dirigida a los diversos operadores jurídicos, sino también a la población
en general, que en algunas ocasiones tiene una percepción equivocada de los
mismos.
Los compromisos internacionales que reconocen derechos humanos existen y
no son pocos; sin embargo, lamentablemente, la vulneración de estos derechos
se presenta día con día en diversos ámbitos. A pesar de que el artículo 1o.
constitucional brinda un papel prioritario a los tratados internacionales respecto
a los derechos humanos, ello no es sinónimo de respeto. Lo más importante y lo
que finalmente considero que podría evitar las vulneraciones cotidianas de estos
derechos es el trabajo integral, su difusión y políticas públicas que garanticen su
cumplimiento, para llevarlos a la práctica y que no quede únicamente en
reflexiones teóricas de cierto sector de la población.

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