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TIPOS DE PLANIFICACIÓN

Disponemos de varios tipos de planificación sin embargo, hablaremos de solo tres de ellas:
Normativa, Situacional y Estratégica.

PLANIFICACIÓN NORMATIVA

Todo inicia con un diagnostico de la situación actual, a partir de ahí, se elabora un modelo
de como desearía ser, y así, partiendo de un concepto de racionalidad, el planificador se dan
a la tarea de decidir sobre las formas adecuadas de alcanzar las metas y objetivos que se
cree son los más convenientes y esboza un plan cerrado a ser aplicado.

En este tipo de planificación, la participación comunitaria es parcial: en ocasiones puede ser


autocrática. Lo insólito de esta planificación es el hecho que el sujeto que planifica está
fuera de esa realidad social y aun así él es dueño del plan y lo controla, el sujeto que
planifica está “sobre” o “fuera” de la realidad planificada, tiene el monopolio del plan y la
capacidad de controlar la realidad.

Su punto de partida es el “modelo analítico” y su base teórica se ubica en la teoría


funcionalista; es decir, se trata de adaptar a los individuos a un sistema social armónico,
funcional e idealista, “el deber ser”, donde la participación de los mismos se da dentro de
un proceso que fue elaborado desde fuera y su única participación es en la ejecución, no en
el diseño y menos, en la evaluación del mismo.

PLANIFICACIÓN SITUACIONAL

Este tipo de planificación fue desarrollada por el ingeniero comercial, profesor y


especialista chileno en Alta Dirección y Planificación Estratégica, Carlos Matus,
graduado con post grado en la hoy Kennedy School of Government, introduce la
Planificación Estratégica Situacional (PES) como método de planificación de las
políticas públicas durante el gobierno de Salvador Allende, tiene como base inicial el
concepto de situación que de acuerdo con el autor es definido como “la realidad explicada
por un autor que vive en ella en función de su acción”.

Luis Lira en “Revalorización de la planificación del desarrollo” (Área de Gestión del


Desarrollo Local y Regional del Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación
Económica y Social (ILPES), serie gestión pública 59, CEPAL, Santiago de Chile, agosto
de 2006), nos dice: “La planificación situacional es el nombre dado (por el ex funcionario
de ILPES) Carlos Matus a una temprana reformulación de la planificación que en su
versión tradicional allá desde los 60’s y hasta a inicios de los 80s era catalogada como
normativa, restringida a los actores gubernamentales, formalista y muy centrada en la etapa
de diseño y poco en la etapa de ejecución. Las ideas principales de su crítica a la tradicional
planificación del desarrollo se encuentran en su libro Estrategia y Plan [1] publicado en
1972 en el que analiza con amplitud los problemas que suscita tanto la introducción como
el funcionamiento de la planificación en América Latina.”
Castellano Hercilio Bohórquez en su obra “planificación: herramienta para enfrentar la
complejidad, la incertidumbre y el conflicto” (CENDES, 2a edición Ampliada, Caracas,
Venezuela, 2010) nos dice: “planificar significa «calcular, presidir y preceder las acciones
para llevar una situación inicial a otras, hasta llegar a la situación que el actor pretende
alcanzar». [2] A tal fin, se distinguen cuatro fases o momentos: explicativo, normativo,
estratégico y operacional, que hemos resumido antes de la manera siguiente: [3]

El momento explicativo se basa en flujogramas de causa-efecto para cada problema


considerado; las manifestaciones más visibles de dichos problemas se anotan como
fenoproducción. Sus causas más inmediatas, resultado de la acumulación e
institucionalización de ciertos hechos, como fenoestructura; y las causas más profundas, en
la raíz misma de la sociedad, como genoestructura. En el momento normativo se establece
el «deber ser» y en el estratégico, mediante un análisis de viabilidad económica, técnica,
política e institucional, el «poder ser».

Finalmente, en el momento operacional se pone en funcionamiento la voluntad de hacer, lo


cual tradicionalmente ocurre a través de la práctica diaria de los gobiernos y en el
situacionismo a través de la Sala de Situaciones, donde están juntos políticos y técnicos,
apoyados por un banco de datos, analizando el cambio diario de la realidad y tomando
decisiones al respecto.

Como puede verse, los tres primeros momentos no difieren en lo fundamental de lo que
tradicionalmente se supone que se hace: hay un diagnóstico, una imagen objetivo y una
selección y evaluación de acciones para transformar la realidad existente en otra más
deseable y posible; la gran diferencia, aparte de la forma que toma el diagnóstico (plan libro
revisable muy de vez en cuando o flujograma en permanente revisión), estriba en el ideal
deseable-difícil de la planificación como un juego permanente entre fuerzas sociales, a fin
de definir continuamente equilibrios dinámicos entre ellas.”

Por otro lado Amarista y Camacho en su obra “Planificación Instruccional” (Fondo


Editorial UNELLEZ. Barinas, Venezuela, 2004) nos dicen: “es aquella que se genera por
instancias de discusión, cálculos y análisis de los actores de una organización que
construyen una situación objetiva de un determinado acto social”

Definitivamente, en concordancia con su origen, es una excelente herramienta para el


cambio social (articula lo político con lo económico), de hecho, nació y se caracteriza por
ser un proceso social. A diferencia de la Normativa, asume supuestos más realistas, ya que
quién planifica está dentro de la realidad y coexiste con otros actores que también
planifican.

PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA

La planeación estratégica está, tan estrechamente entrelazada, que prácticamente es


inseparable con el proceso completo de la dirección; por tanto, todo directivo, al igual que
todo gerente, debe necesariamente comprender y manejar con soltura, sus características,
naturaleza y realización.
En estos momentos viene a mi memoria Peter Drucker al referirse a la eficacia y la
eficiencia (efectividad [4]) ya que ni el más alto grado de eficiencia posible podrá
compensar una selección errónea de metas (eficacia). Éste criterio tienen una similitud
interesante con los dos aspectos de la planeación estratégica: es fundamental establecer las
metas “correctas” y después elegir los medios “correctos” para alcanzar dichas metas.
Ambos aspectos en esta planeación son vitales para el bienestar del proceso administrativo
en la organización.

La planificación estratégica pone especial énfasis (no es el único) en el análisis del contexto
y su evolución pasada, gira en torno a los elementos que están en su cúspide (visión,
misión, objetivos y estrategias globales de la organización) y se centra principalmente en
las directrices, objetivos y estrategias para el bienestar de la organización y su interrelación
con el entorno (comunidad y por ende el país).

Creo necesario señalas, más bien resaltar, que la planificación estratégica básicamente
cuestiona a la organización como un todo y romper de plano con lo urgente y se aboca a lo
importante, en contraposición con el normal funcionamiento operativo en el que están
inmersas las organizaciones, por lo que generalmente se enfrenta a una serie de típicas
barreras en los diferentes niveles jerárquicos de éstas.

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