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Covid-19 y El Cuidado en Pacientes Con Fibromialgia y Fatiga Crónica
Covid-19 y El Cuidado en Pacientes Con Fibromialgia y Fatiga Crónica
Índice
La mayoría de las enfermedades crónicas suponen un factor de riesgo frente a una eventual infección
por Covid-19. En el caso de la fibromialgia y el Síndrome de fatiga crónica (SFC), a pesar de ser
afecciones de origen incierto, no se puede descartar el agravamiento de los síntomas en el caso de una
infección por Coronavirus. Prevención, ejercicio y relajación son los tres fundamentos para abordar la
situación del modo más saludable.
A pesar de que las grandes manifestaciones en las calles pasarán de largo este año como consecuencia
de las restricciones impuestas por la pandemia, las exigencias de estos colectivos seguirán muy
presentes en medios de comunicación y redes sociales. No en vano, el confinamiento ha tenido un
importante impacto en la salud física y emocional de quienes padecen estas patologías y es
importante que la sociedad tome conciencia de ello.
No en vano, se han desarrollado algunos estudios que apuntan hacia una posible relación entre la
infección por otros virus como el de la Hepatitis C o el Epstein Barr y el agravamiento de lossíntomas
propios de la fibromialgia y el SFCdurante el proceso vírico (tensión, pinchazos, agotamiento,
hiperestesia sensorial…). Por todo ello, la prevención del contagio debe ser un objetivo prioritario
para los enfermos y su entorno.
En ausencia de infección por Covid-19 pero frente a un posible agravamiento de los síntomas de estas
enfermedades como consecuencia del confinamiento y los cambios de rutina, podría ser
necesario reforzar el tratamiento. Será el médico el que determine la idoneidad de incrementar el
uso de antidepresivos y analgésicos, teniendo en cuenta que estos últimos podrían ‘enmascarar’ los
signos más leves de la infección por Coronavirus en su estado inicial (fiebre y dolores musculares).
Practicar ejercicio físico de forma regular: el ejercicio aeróbico o cardiovascular, siempre dentro
de las limitaciones de cada paciente, favorecen al aumento de la capacidad funcional de músculos y
tendones y reducen el dolor y la fatiga.
Evitar las posturas prolongadas: cualquier posición que se mantenga durante más de 20 minutos
puede ser desencadenante del dolor. Conviene hacer pausas cada cierto tiempo para estirar, moverse
y desentumecer músculos y articulaciones, algo que suele pasar por alto sobre todo cuando se
realiza teletrabajo.
Establecer horarios: la jornada no puede convertirse en una sucesión de tareas sin descanso. Se
deben establecer tiempos de actividad física, de trabajo intelectual y de descanso.
Prepararse para la hora de dormir: el ejercicio ayudará a conciliar el sueño, pero no debe
practicarse durante las dos horas previas a la hora de dormir. En esta misma línea, no conviene la
ingesta de alimentos sin un paréntesis de al menos dos horas antes de meterse en la cama.
Asumir un papel activo: la fibromialgia y fatiga crónica no son enfermedades que se aborden
desde la pasividad. El manejo del dolor parte de la predisposición del paciente y del conocimiento
de su condición. La pandemia no puede convertirse en una excusa para bajar la guardia y dejarse
llevar por una actitud derrotista.
Ni el dolor que provocan la fibromialgia y fatiga crónica ni el temor al contagio por Covid-19 deben
condicionar la vida de quienes padecen estas patologías. Tanto los enfermos como su entorno
inmediato (amigos, familiares y cuidadores) deben hacer un esfuerzo por mantener una actitud
positiva en estas circunstancias para evitar que los síntomas de estas enfermedades conlleven una
disminución en la calidad de vida de los pacientes.