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Trabajo e identidades en el tránsito de la modernidad organizada

a la modernidad tardía.
Perspectivas conceptuales y contextuales de la investigación
Harvey
El esfuerzo por comprender los significados con que el trabajo emerge en los relatos de hombres
y mujeres trabajadores de Chile actual se inscribe en el debate sobre el tránsito desde “la
sociedad industrial del Estado nacional” (o modernidad organizada) a la “sociedad informacional
globalizada” (o modernidad tardía) opera como marco de referencia de nuestra interrogante por
las significaciones que adquiere hoy el trabajo en tanto referente identitario y espacio de
construcción de vínculos sociales.

Hemos atendido al tránsito desde un paradigma productivo (o régimen de acumulación) taylorista-


fordista a uno flexible, básicamente ello supone nuevas formas de regulación política y social y
una apelación a la flexibilidad como principal mecanismo de adaptación y maximización de la
ganancia del capital en mercados globales cada vez más complejos, diferenciados y competitivos.

Este nuevo paradigma supone nuevas formas de organización de la producción caracterizadas


por la descentralización, la apelación a la flexibilidad, en confrontación directa con las rigideces del
fordismo.

En segundo lugar hemos puesto especial atención a la radicalización del proceso de


individualización que ocurre en las sociedades contemporáneas. Este es un proceso social que se
caracteriza por la progresiva desvinculación de los individuos respecto de las instituciones y
marcos de sentido de la sociedad industrial y su revinculacion a nuevos imaginarios propios de la
modernidad tardía, más centrados en la cultura, el consumió y las comunicaciones.

Los cambios en el sentido del trabajo: del capitalismo industrial al capitalismo flexible.

La modernidad organizada y el trabajo.

Las sociedades de modernidad organizada que comienzan a gestarse lentamente en las primeras
décadas del siglo XX se caracterizaron por la producción industrial en lo económico, por el estado
nacional y la centralidad de los partidos en lo político, por la idea de comunidad nacional
homogénea en lo cultural, por la noción de clases sociales en el ámbito de lo social, por la idea de
un individuo que posee una identidad estable y que cumple roles específicos que contribuyen al
orden y progreso social.

Instituciones como la escuela, la familia, el poder judicial, la industria, los sindicatos, los partidos
hicieron una sociedad de instituciones materializaban esta idea de “organización” configurando un
campo de reglas y orientaciones claras para la acción a partir de las cuales los sujetos construían
un sentido de sí mismo. Estas instituciones contribuyeron a la construcción de una sociedad
altamente normativizada, donde el afán por garantizar el orden llevo a la exclusión violenta de
todo aquello que representara una amenaza a las convenciones hegemónicas y a los limites
claramente establecidos, convencionales.

Pensada a sí misma como una comunidad nacional de ciudadanos establecida en un territorio y


administrada por el estado, en las sociedades de modernidad organizada las demandas y los
ofrecimientos de igualdad (de derechos y beneficios) e integración social fueron los principales
significados en torno a los cuales se organizaron las disputas políticas y los actores sociales.

El auge de este tipo societal durante la segunda posguerra está estrechamente relacionado con la
consolidación del capitalismo industrial y la apuesta por un desarrollo económico permanente
basado en el crecimiento de la industria y el consumo nacional, a través de la educación publica,
el establecimiento de una lengua oficial, la expansión del aparato público y el orden jurídico por
todo el territorio nacional, la ampliación progresiva de derechos políticos y sociales a los
ciudadanos, etc

La inserción laboral en la producción y la participación en el consumo de productos


estandarizados opero como mecanismo de integración a estas sociedades donde el estado jugo
un papel central como promotor y regulador de la actividad productiva y como ente regulador de la
vida social.

Trabajo e identidad en la crisis de la modernidad organizada.

El paradigma de producción flexible ha conducido a una erosión de la relación laboral “normal”


que se expresa en una creciente heterogeneidad de las formas de empleo dependiente (contratos
de plazo fijo, temporales) en la perdida de estabilidad del empleo, lo que da lugar a trayectorias
laborales discontinuas, diversificadas y desestabilizadas, en las cuales se alternan diferentes
formas de empleo, y en un marcado debilitamiento de la fuerza reguladora y protectora del
sistema normativo.

En chile en relación al primer aspecto, se destaca la reducción sustantiva de la fuerza de trabajo


asalariada “obrera” desde fines de la década de los sesentas hasta la actualidad, tanto entre
mujeres como hombres, debido a una fuerte contradicción de las actividades manufactureras y
productoras de bienes. Paralelamente se produce un aumento del empleo en el sector terciario
servicios y comercio.

Cabe destacar además la incorporación más masiva y con un carácter más estable de otros
actores al mercado laboral, siendo especialmente relevante la incorporación de las mujeres
aunque se mantuvo baja hasta los años setenta en relación a la masculina. En esa década rompió
tal tendencia e inicio un proceso de integración creciente al mercado de trabajo que se mantiene
hasta nuestros días.

En cuanto a los cambios en la organización de los proceso de trabajo y en las relaciones


laborales, destaca el reemplazo del modelo sustitutivo de importaciones por uno de economía
abierta a los vaivenes de los mercados mundiales. Este significo una severa reestructuración
económica orientada a aumentar la competitividad de las empresas mediante la instauración de
un nuevo paradigma de acumulación basado en la flexibilidad de la organización de los procesos
de trabajo y las relaciones laborales.

La jornada de trabajo ordinaria que se distribuía en forma continua y regular, diaria y


semanalmente comienza a ser reemplazada por modalidades atípicas de jornadas tanto en lo
referido a la extensión como a su distribución. Jornadas flexibles sin control horario, jornadas
interrumpidas con pausas de varias horas, jornadas rotativas de días de trabajo y descanso.

Modelo de acumulación flexible – en el marco de una nueva fase global e informacional del
capitalismo caracterizada por la desregulación. Liberalización y privatización de la actividad
económica ha puesto en tensión el particular sentido que adquirió el trabajo asalariado en las
sociedades industriales como medio privilegiado de integración, eje de sentido de la vida personal
y social y fundamento de la ciudadanía.

El nuevo mundo del trabajo se caracterizaría además de la mejora en la cantidad y calidad de


numerosos empleos gracias a innovaciones tecnológicas y organizacionales, y de la creación de
nuevos campos laborales en la producción y los servicios, por el desempleo estructural y masivo,
el empleo precario, el desmantelamiento de dispositivos clásicos de protección social de la
población trabajadora asalariada y como efecto de todo ello, la emergencia y expansión de una
nueva categoría social: la compleja amalgama integrada por personas desempleadas y
subempleadas, ubicadas en espacios sociales que abarcan la vulnerabilidad, la indefensión y la
exclusión.

La radicalización del proceso de individualización en la sociedad contemporánea

La individualización, entendida como el proceso mediante el cual las personas incrementan su


autonomía y asumen la tarea de construir reflexivamente su identidad y dar forma a sus
biografías, es uno de los rasgos definitorios del horizonte sociocultural de la modernidad.

Se ha ampliado enormemente el campo de experiencias que puede recorrer cada persona. Se


han diversificado los mapas culturales que la sociedad ofrecía como modelos para la construcción
de una identidad personal, al tiempo que la validez de cada uno se relativiza. En la actualidad no
resulta fácil para las personas escoger la imagen o el modelo al que adherir y en el cual encontrar
la fuente que haga coherente los distintos ángulos de su identidad personal.

Complejas y emergentes articulaciones entre trabajo e identidad.

Ademásela actualidad los sujetos desarrollan mayores capacidades para interrogar y reflexionar
sobre las condiciones de su existencia, lo que amplía las posibilidades de cuestionar y
problematizar las fuentes tradicionales de sentido.
Al mismo tiempo la sociedad se vuelve más compleja y diferenciada, se multiplican los sistemas
de creencias y valores, diversificándose el abanico de opciones en relación a las cuales los
individuos deben construir y hacer significativa su experiencia

Nuevas identidades colectivas

La crisis de los clásicos referentes identitarios de la modernidad organizada ( estado, partidos


políticos, sindicatos, etc) ha propiciado el surgimiento de nuevas formas de sociabilidad y de
nuevas modalidades de construcción de las identidades colectivas.

Hoy en dia s etrata de identidades construidas, por ejemplo en torno a equipos de futbol, grupos
de encuentro, bandas o estilos musicales. Pertenencias multiples y transversales.

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