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CONSIDERACIONES SOBRE AFILIACIÓN SINDICAL DE LA DOCENCIA PRIVADA

La imposición ideológica y el vaciamiento institucional


La unipolaridad que puso en marcha la globalización neoliberal, haciendo eje en los centros
económicos de poder, fueron ahogando los disensos y cualquier otra alternativa de transformación,
imponiendo un modelo de pensamiento y de acción único. La resistencia está en la posibilidad de
reconstruir un colectivo y dotarlo de significado, desde las coincidencias culturales e históricas de
los pueblos para armar un escenario multipolar más equitativo.
Los países hegemónicos han establecido una visión de desarrollo desde su propia imagen.
Esto incluye una concepción liberal de lo sindical y de las relaciones de trabajo. La fuerza de las
mayorías está de este modo, segmentada por quienes detentan el poder para que no se concrete
en una voluntad política.1
El vaciamiento del significado de las palabras fue parte de este proceso de dominación,
generando la pérdida progresiva de las referencias y atacando directamente la identidad del pueblo
y su cultura.
Así se fue vaciando el término política, al que se suele agregar connotaciones degradantes,
aludiendo a su inutilidad o la corrupción de quienes participan en ella.
Este proceso se dio incluso y muy especialmente en la política sindical, de la mano de una
campaña dirigida a denostar las organizaciones sindicales y menospreciar el valor de su acción en
defensa de los intereses de los trabajadores y separar así, sindicato y sociedad; sindicato y
trabajadores.
La intención respondió a borrar de la vida social la dimensión solidaria, el espacio de la
construcción común. El mensaje fue que el hombre tiene éxito individualmente en un mercado
determinado por la competencia.2
Desde SADOP se reivindica la política sindical como lucha colectiva por el bien común,
concibiéndola como todas las acciones destinadas a la dignidad del trabajo y la justicia social.
Concebir la acción sindical como política es ubicar a la organización en el plano de la lucha
por un modelo de país, un proyecto educativo, una idea de sociedad y una visión del hombre.
Pero para que exista acción debe haber participación, identificación, pertenencia. La mirada
individualista no constituye en sí misma acción sindical, ya que esta es por naturaleza solidaria.

1
Novick, Marta. Nuevas reglas de juego en la Argentina, competitividad y actores sindicales. En publicacion: Los
sindicatos frente a los procesos de transición política. Enrique de La Garza Toledo. CLACSO. 2001.
2
Morant, Mario. Revista La Tiza Nro. 11 /07
Una mirada a la historia reciente muestra que los gobiernos de facto debilitaron las
organizaciones intermedias, prohibieron las actividades gremiales, impidieron la celebración de
convenios colectivos de trabajo, configuraron a la huelga como un delito, y fueron los que
comenzaron a instaurar una flexibilización negativa salarial por decreto.
En los ´90 se incrementaron los condicionamientos externos, se llevó a retroceder en los
derechos sociales y su tutela, y las consecuencias fueron el deterioro constante de la salud, de la
educación, de la posibilidad de vivienda digna, de inserción laboral; se flexibilizó y dañó el respeto a
las condiciones dignas de trabajo, a la jornada normal, al reconocimiento legal de horas extras, a la
estabilidad en el empleo, a la tutela de la unidad psico – física del trabajador. Esta vulnerabilidad se
tradujo en el miedo a perder el trabajo, el silencio ante la injusticia y el aislamiento.3
Se da entonces en la historia argentina un doble proceso de imposición ideológica: en la
dictadura a través del terror; en democracia a través de la desarticulación institucional y la
mercantilización de la vida social.
La vulnerabilidad social es el resultado de una creciente yuxtaposición entre la precariedad
económica y la inestabilidad social. La imposibilidad de procurarse un lugar estable en las formas de
organización del trabajo torna frágiles los soportes que garantizan la supervivencia individual pero
también debilitan los lazos de reconocimiento social que garantizan la pertenencia a una comunidad.
A partir de la instauración del modelo neoliberal se han ido perdiendo los atributos de la
ciudadanía que habían sido adquiridos, dando por tierra el sentido de pertenencia, inclusión,
participación, etc. La ciudadanía política se refiere a la capacidad de trabajar por el modelo de
sociedad mediante el ejercicio de representatividad, el derecho a la militancia, el protagonismo, el
acceso a poder modificar cosas. No hay ciudadanía política en un gobierno autoritario.
Hoy es necesario reconstruir vínculos sociales fuertes, un nuevo pacto social que llene de
contenido la representatividad. Surgen entonces organizaciones que forman a las personas en sus
derechos y deberes como ciudadanos, que les enseñan los mecanismos de control y acción para
transparentar los actos de gobierno, que los acompañan en sus reclamos y en la puesta en marcha
de sus ideas.
En una sociedad fragmentada, desinformada, desmoralizada, defraudada, es difícil
recuperar la opción de protagonizar procesos; trabajar por esto es un mecanismo para salir de la
crisis de representatividad.
La participación debe ser un objetivo estratégico, no se alcanza natural y espontáneamente
y debe ser utilizada como estrategia de inclusión.4

3
Di Bártolo, Daniel. Revista La Tiza, 11/07
4
Laboratorio on line. Revista de Estudios sobre Cambio Social. Año IV, Nro. 14, 2004

2
Algo de historia de la docencia argentina
La carrera docente tiene desde sus comienzos un rasgo “misional” instaurado por las
primeras políticas educativas y vigentes en la actualidad, subyacente en la idiosincrasia general.
Esta figura lo aleja de la posición del docente dentro del universo de los trabajadores y como tal,
sujeto de reivindicaciones y derechos.
El modelo educativo de principios de siglo se traslada a la actualidad a través de una
organización que mantiene sus rasgos principales: crea la ilusión espacio neutral homogeneizador,
asumiendo un concepto de autoridad coercitiva, con fuerte tendencia a conservar las características
del contexto, a reproducir modelos ajenos a la cultura de su comunidad y a dirigir los
comportamientos.5
Las instituciones educativas mantienen un fuerte verticalismo, con poco espacio para la
expresión y la participación. Los docentes pasamos gran parte de la vida -nos hemos formado y nos
desempeñamos laboralmente- en las escuelas. Esto acota nuestra percepción sobre otras formas
participativas posibles.
La historia argentina dejó serias heridas en la formación democrática, sobre todo a partir de
la última dictadura. Las escuelas fueron los lugares donde la metodología coercitiva, prohibicionista
y autoritaria hizo su trabajo más fino y preciso. Se utilizaron como espacios clave de reproducción
del modelo antidemocrático, se las vació de contenido y discusión ideológicos. La supuesta
neutralidad encerraba una clara postura política represiva.
Muchas de esas metodologías escolares y el enfoque que se daba a los contenidos
curriculares están vigentes en la práctica docente actual.
Con el advenimiento del neoliberalismo de los años 90, las leyes del mercado avanzaron
también sobre la educación, que se convirtió en mercancía. Esta lógica, para funcionar, debió
fomentar el individualismo y la depreciación de alternativas políticas más incluyentes y solidarias.

A través de un proceso o de otro, se nos ha privado de formación democrática y se nos alejó


de las obras de grandes autores, pensadores, artistas, científicos y hombres y mujeres de acción
que proponían alternativas. Se aniquilaron los modelos contestatarios y transformadores.
Estos factores, sumados a la falta de formación sindical en los institutos de formación
docente y al descrédito al que se ha llevado a la política y en especial, a la política sindical podrían
explicar la falta de compromiso y de afiliación a la institución que los representa. Por su parte, los

5
ACOTTO, LAURA. Las Organizaciones de la Sociedad Civil, Bs. As., Ed. Espacio, 2003

3
sindicatos argentinos han mantenido las estrategias de reclutamiento del pasado en un mercado del
trabajo que ha sufrido profundas modificaciones.
Como corolario hay que observar la fuerte presión de las escuelas privadas a sus docentes
para diferenciarse de la escuela estatal y valiéndose para la polarización del desmerecimiento que
las últimas sufren en las clases medias, se ha ido generando en ellas una representación de élite
separada del conflicto social.

Factores que afectan la afiliación sindical:


● Factores exógenos al sindicato
Las primeras explicaciones eran derivadas de la teoría económica, que suponía que los
trabajadores tendían a afiliarse cuando se percibían procesos inflacionarios y el rol de los sindicatos
era determinante para establecer el nivel de salarios, así como el efecto negativo de los altos
índices del desempleo sobre la afiliación. A estos aspectos se sumaron luego aspectos sociales y
demográficos.
A partir de los noventa comienzan a discutirse los efectos de la globalización y la
competencia de los mercados internacionales sobre el sindicalismo. En especial se debaten los
cambios en los modelos de producción, flexibilidad e individualización de la mano de obra. Aquí se
le atribuye a la estructura ocupacional un importante rol explicativo. La caída del sector industrial
tradicional y la creciente importancia del sector de servicios, así como el aumento de la mano de
obra femenina, impactan sobre la posibilidad de los sindicatos de reclutar nuevos miembros.
Finalmente, los cambios en los niveles de educación y calificación ejercen también efectos
negativos para las organizaciones sindicales.
Algunas de las investigaciones verifican que los trabajadores con mayor calificación tienen
una tendencia menor a involucrarse y comprometerse con el sindicato, ya que si lo hicieran
recibirían un salario menor a causa de la estandarización salarial lograda por medio de la
negociación colectiva.
El segundo factor que debe tenerse en cuenta es de orden político, en tanto que la
orientación política del gobierno influye decididamente sobre la afiliación de los trabajadores.
Tradicionalmente, las posturas de los gobiernos con orientación de izquierda o centroizquierda,
gobiernos populares, se han dirigido a fomentar y fortalecer las acciones sindicales.
Un tercer factor prioriza el análisis jurídico-institucional por sobre el sistema político a raíz
de que el marco legal condiciona la capacidad del sindicato de negociar y acordar salarios, y es
este mismo marco el que establecerá los derechos y obligaciones de los sindicatos para con sus
afiliados. Según sea la estructura institucional del país, será el incentivo de los trabajadores de

4
afiliarse o no al sindicato. Las estructuras institucionales fuertes (como la argentina o la alemana)
favorecen la consolidación de sindicatos bien organizados y centralizados, mientras que las débiles
(como la inglesa y la norteamericana) provocan negociación descentralizada y sindicatos
atomizados.
Finalmente, el grado de “cobertura” de las negociaciones lideradas por los sindicatos es
un incentivo importante para la afiliación. De este modo, si la cobertura alcanza el nivel de
actividad y las negociaciones del sindicato afectan tanto a trabajadores afiliados como no-afiliados,
estos podrían estar menos motivados a formar parte del sindicato porque los beneficios salariales
los alcanzarían de todos modos.
Varios autores señalan las estrategias de los empresarios como un cuarto factor externo al
sindicato con un impacto significativo sobre la afiliación sindical a través de ciertas estrategias
antisindicales orientadas a desalentar la afiliación.
● Factores endógenos al sindicato
Algunos autores sostienen que los sindicatos tienen capacidad suficiente para promover la
afiliación sindical, aún en contextos hostiles y con una clara orientación antisindical. Se postula que
la condición primaria para conseguir una alta tasa de afiliación se encuentra en un fuerte liderazgo
nacional orientado al crecimiento de la institución sindical como prioridad a través de las técnicas de
reclutamiento, la estructura sindical y la relación de negociación que ellos forjan con el gobierno y
los empleadores. Se agrega a esta perspectiva la importancia que los sindicatos locales y las
comisiones internas en las plantas tienen para el reclutamiento.
En efecto, estos son los segmentos sindicales que mayor contacto tienen con el trabajador y
que afectan la percepción del trabajador sobre el sindicato. Muchas veces el sindicato se constituye
como una organización social, más allá de la gremial, cuya pertenencia incide decididamente en la
identidad del trabajador.
Siguiendo la misma línea de reflexión, se analiza la estructura organizativa del sindicato. Si
bien las estrategias de reclutamiento son importantes, no son las únicas herramientas con las que
cuenta el sindicato. Un sindicato con fuerte presencia local, que ofrece incentivos selectivos para
los trabajadores afiliados, inducirá a los demás trabajadores a afiliarse. Por último, la capacidad de
movilización y las huelgas alrededor de un proyecto colectivo aumentarían la sindicalización.
Algunas teorías predicen que las mujeres se afilian menos debido a su participación
discontinua en el mercado de trabajo; sin embargo, las mujeres con obligaciones familiares podrían
buscar mayor seguridad en el empleo por medio de la sindicalización.

5
Para finalizar, los factores que afectan a la tasa de afiliación están fuertemente imbricados
entre sí y difícilmente puedan ser analizados de manera aislada. El contexto y los actores
interactúan, y el impacto de cada uno de ellos varía de país en país.6

Los determinantes de la afiliación individual


Con respecto a las motivaciones, las explicaciones más usuales plantean que los
trabajadores se afilian porque a) los sindicatos proporcionan una voz colectiva para expresar su
insatisfacción en el trabajo, b) resultan instrumentales para obtener mejores condiciones y salarios,
c) pueden acceder a los bienes y servicios que proveen los sindicatos, d) valoran la solidaridad y la
acción colectiva y ven a los sindicatos como instrumentos para llevarlas a cabo, e) las
organizaciones gremiales y sus compañeros ejercen presión para que lo hagan. Las diversas
motivaciones no son excluyentes y pueden combinarse de distintas formas.
En cuanto a las propensiones a la afiliación se ha detectado una aparente menor propensión
de los jóvenes, debida principalmente a las características distintivas de su inserción y trayectoria
laborales. Con respecto a la afiliación relacionada al nivel educativo, en general se ha detectado
que existe una relación inversa entre ambas variables que se debería a que los asalariados con alto
nivel educativo tienen mayor poder de negociación individual, así como también mayor cercanía con
los integrantes de niveles gerenciales de las empresas, con quienes tendrían valores compartidos.
En relación a las características de la inserción laboral, los trabajadores no manuales
tendrían menor propensión a la afiliación porque la mayor vinculación con los directivos de las
empresas los llevan a incorporar sus valores y los empleados a tiempo parcial serían menos
proclives a la sindicalización porque este tipo de empleo reduce la posibilidad de reclutamiento y la
comunicación con los compañeros de trabajo. La experiencia laboral muestra una influencia positiva
con impacto decreciente a partir del pico en la carrera laboral y podría estar asociada positivamente
con una creciente exposición a la influencia sindical. En cambio las trayectorias laborales inestables
desalentarían la afiliación. En general, la propensión a la afiliación sería más alta cuanto más
definida sea la distinción entre la parte gerencial y la parte operativa y cuanto mayor sea la
estandarización del trabajo. Esto explicaría propensiones más altas en la industria y el sector
público, donde además la hostilidad del empleador hacia los sindicatos sería menos manifiesta y la
estabilidad en el empleo favorecería la sindicalización. Por su parte, la representación de
trabajadores en la empresa puede favorecer o estimular la afiliación.
Los motivos para afiliarse a un sindicato también se pueden relacionar con los sistemas en
los que los beneficios de las negociaciones se aplican sólo a los afiliados en oposición a los que se

6
FERNANDEZ LIDIA Instituciones educativas, Ed Paidós, Bs. As.

6
extienden también a los no afiliados, como sucede en Argentina. Esta determinante tiene tanto peso
que puede llegar a neutralizar las otras motivaciones.7

Propensión a la afiliación: la situación en Argentina


La presencia de afiliados es mayor a medida que aumenta el tamaño de las empresas.
Mientras que un 53% de las empresas pequeñas cuentan con al menos un afiliado al sindicato
dentro de su personal, en las empresas de mayor tamaño esta proporción se eleva al 84.3%.
La sindicalización difiere de manera notable según la rama de actividad. Tres de ellas
presentan una tasa de afiliación que ronda el 50%: “Industria manufacturera”, “Construcción” y
“Transporte, almacenaje y comunicaciones”. En el resto de las ramas la proporción es
sensiblemente inferior, destacándose “Servicios comunales, sociales y personales” con apenas un
24% de trabajadores afiliados.
Los valores se relacionan directamente con la cobertura de la negociación colectiva, excepto
en “Comercio” que presenta una alta cobertura por convenio colectivo y una baja tasa de
sindicalización (34%).
La representación sindical en las empresas por medio de los delegados gremiales presenta
valores muy bajos en el total de las firmas, donde poco más del 12% de las mismas cuentan con al
menos un delegado sindical. La representación sindical en las empresas tiende a concentrarse en
las empresas de mayor tamaño (más de 200 ocupados) que se encuentra en más de un 50% de
estas empresas, mientras que, disminuye esta proporción a medida que se reduce el tamaño de las
firmas (en las empresas pequeñas la representación sindical se reduce al 7%).8
La normativa sobre convenios colectivos, obras sociales y cuotas y aportes sindicales ha
contribuido a determinar, históricamente, la propensión global a la afiliación sindical. En Argentina,
la extensión a los no afiliados al sindicato primero (en 1953) de los convenios colectivos y después
(en 1970 y 1980) del acceso a las obras sociales, la desregulación de la sobras sociales desde
1993, la regulaciones sobre contribuciones sindicales de los no afiliados fueron definiendo
desincentivos a la afiliación. Las modificaciones sobre el derecho individual del trabajo que
flexibilizaron la relación laboral y generaron condiciones de inestabilidad, impactaron negativamente
en la afiliación.

7
Trabajo, ocupación y empleo. Estudios laborales 2008 .Mayo de 2009 Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad
Social

8
Marshall Adriana, Groisman Fernando. SINDICALIZACIÓN EN ARGENTINA: ANÁLISIS DESDE LA
PERSPECTIVA DETERMINANTE DE LA AFILIACIÓN INDIVIDUAL, 7º Congreso Nacional de Estudios del
Trabajo, Asociación Argentina de Estudios del Trabajo, de agosto de 2005.

7
Otros factores que desalentaron la sindicalización desde 1970 y sobre todo en la década de
1990 se relacionan con las modificaciones en el mercado el trabajo: caída de la participación de la

industria, privatización de servicios públicos, aumento de establecimientos más pequeños, aumento


del empleo no registrado y del temporario, grandes niveles de desempleo. La falta de empleo unida
a la precariedad laboral generó inestabilidad e inseguridad que desalentarían la sindicalización.
Durante los ’90 además se dio un fortalecimiento de la prerrogativa empresarial con
hostilidad manifiesta a los trabajadores sindicalizados mientras aumentaba el desprestigio de
muchos líderes sindicales. Sin embargo en Argentina, a diferencia de otros países, estas
condiciones no afectaron en gran medida la tasa de afiliación.
En Argentina el determinante de la afiliación individual estuvo dominado por la influencia de
representantes sindicales en el lugar de trabajo, que llegó a neutralizar algunos determinantes
sociodemográficos y de inserción laboral. La presencia de delegados no sólo incide en el nivel de la
afiliación sino que influye sobre el tipo de adhesión alcanzado, fortaleciendo el grado de solidaridad
y valoración colectiva en el establecimiento.
En relación a las razones de no afiliación, son muy relevantes las asociadas a una conducta
típicamente free rider a causa de saberse incluidos en los beneficios aún sin estar afiliados (acceso
a la obra social, a los aumentos salariales, etc.) así como también falencias atribuibles a las
organizaciones sindicales, con más efecto en las empresas en las que no hay representación
gremial.9
Por otra parte, en el sector privado los trabajadores que no superaron la educación
secundaria y que se desempeñan en la industria o comercio tendrían mayor probabilidad de
sindicalizarse, en concordancia con lo que sucede en otros países. La antigüedad laboral adquiere
asimismo peso ya que la inestabilidad en el empleo influye negativamente en la afiliación.10

● CONCLUSIONES

Hallamos que existe cierta distancia entre los docentes no afiliados y el sindicato en tanto
desconocen en gran parte sus derechos y las funciones del SADOP. Más que desaprobación
concreta de la actividad sindical (dado que muchos coinciden en que es la institución que encabeza
los reclamos laborales), pudimos detectar bajo nivel participativo y escasa inquietud política.

9
Encuesta de Relaciones Laborales. David Trajtemberg, Fabián Berhó, Paula Attorresi), Walter Lauphan Equipo
Encuesta de Indicadores Laborales. Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, Subsecretaria de Programación
Técnica y Estudios Sociolaborales, DGEyEL y CEIS. 7º Congreso Nacional de Estudios del Trabajo, Asociación
Argentina de Estudios del Trabajo, de agosto de 2005.

10
Perelman Laura SINDICALIZACIÓN Y MOTIVACIONES INDIVIDUALES, IDEyS, 9º Congreso Nacional de
Estudios del Trabajo, Asociación Argentina de Estudios del Trabajo, 2009.

8
Teniendo en cuenta que el universo estudiado comprende docentes privados que han sido
formados profesionalmente dentro del régimen dictatorial iniciado en el ’76 y otros, en democracia
neoliberal,

se observa aún en nuestra sociedad mucha falta de formación democrática. Durante las décadas
pasadas se silenciaron los modelos ideológicos que confrontaban el pensamiento único
hegemónico y se vació a las instituciones y a la sociedad en general, de contenidos que refieran a
sus intereses.
La poca participación política que expresan los docentes consultados resulta de una cultura
que ha fomentado el individualismo y la competitividad como valor. La banalización cultural, la
escasa auto-referencia regional y la desarticulación institucional han sido funcionales a intereses
ajenos al pueblo.
Por otra parte, el hecho político en sí ha sido desacreditado, negándole su carácter
transformador de la sociedad. La supuesta apoliticidad instalada en el discurso de los argentinos y
de los docentes en particular, en realidad ha encerrado una fuerte concepción antidemocrática que
afectó a los sujetos colectivos. Ese “vaciamiento ideológico” (que en las sombras implantaba una
clara ideología autoritaria y neoliberal) instaló la lógica de la no confrontación de posturas, creando
la ilusión de que en muchos ámbitos pero sobre todo, en el del trabajo, no hay intereses
encontrados.
Pensar al sindicato, institución equilibradora de fuerzas, sólo en términos de
problematización de las relaciones laborales, es negar el carácter solidario y de ampliación y
reconocimiento de derechos, que constituye su razón de ser. La connotación negativa que se la
otorgado a la idea de conflicto, sólo ha servido para cristalizarla en detrimento de los trabajadores
(de hecho, muchos docentes no se perciben como tales). Es por eso que propiciar espacios de
encuentro (recreativos, culturales, de debate e intercambio, de capacitación) que favorezcan una
mayor identificación de los docentes con el SADOP, es una tarea a afrontar en lo inmediato.
Los fenómenos promotores de individualismo, temor y fragmentación que han afectado a la
sociedad en general y a la docencia en particular, explican en parte la baja afiliación, que se ve
acentuada por la presión que implica la cercanía con los empleadores y la representación elitista de
los colegios privados. Se suma a estas condiciones el hecho de que Mar del Plata, si bien es una
ciudad importante económica y educativamente, ha perdido, tras la dictadura militar, su tradición
participativa.
Reducida la afiliación, en muchos casos, a una decisión mercantilista cuyo aporte tiene
sentido retributivo en términos de cuánto se aporta y qué se obtiene a cambio, consideramos
impostergable reforzar la tarea de reconstrucción de sentido de la organización sindical. Esto

9
implica trazar acciones estratégicamente diseñadas, que abarquen la formación continua -que
debe comenzar en los institutos de formación docente-, la contención de los docentes y el
crecimiento de la organización tanto en números de afiliados como en presencia en las escuelas.
Exige también

revisar, dentro de la organización, los mecanismos democráticos, optimizarlos y adaptarlos a la


realidad actual, en un escenario mundial dinámico, sobre todo en lo que respecta al trabajo.
La formación sindical deberá abarcar estrategias de participación, discusión política,
conocimiento de los derechos laborales, jerarquización del rol del delegado y afianzamiento de la
comunicación entre sindicato y docentes. Concientizar, convocar y desarrollar la organización en el
convencimiento de que la construcción por la justicia social siempre es colectiva, son las tareas que
el SADOP Mar del Plata tiene como misión.
La revolución cultural que asume como eje la inclusión y la dignidad de los trabajadores nos
incluye y compromete, entendiendo la coyuntura pero también el momento histórico del que
participamos, tiempo en el que los sindicatos tienen y deben aumentar su protagonismo.

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