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LOS MUSEOS ESPACIOS DE CULTURA, ESPACIOS DE APRENDIZAJE 

Magda Fernández

Las fortalezas de los museos: Los museos como contenedores de


conocimiento y como recurso didáctico.

Los museos, en un momento de cambio también en su estructura donde   dentro


de los vértices del triángulo conservación- investigación - difusión, este
último vértice empezó a tener la misma categoría que los dos restantes,
empezaron a diseñar estrategias para la captación de los diferentes tipos de
público, entre ellos el escolar. En un gran número de museos y de espacios
patrimoniales se ha visto la necesidad de conocer las necesidades de este
segmento de público para poder desarrollar estrategias que atraigan a los futuros
visitantes. Así se han revalorizado los servicios educativos, pedagógicos,
didácticos con que cuentan numerosos museos Los que han tenido más éxito son,
indudablemente, los que han tenido más claro cuál es su función dentro de la
enseñanza formal y han aplicado correctamente el término didáctico en sus
productos, sin utilizarlo exclusivamente como un término de marketing para vender
más.

Siempre los museos han tenido claro su papel cultural como depositarios de


conocimiento, pero frecuentemente estos conocimientos se han dirigido a un
público erudito, nada despreciable. Pero en el momento en que los museos se
comprometen a ser espacios de instrucción, educación y divulgación orientados a
público diverso, entre ellos al escolar, se han visto obligados no solamente a
presentar su patrimonio sino a hacerlo comprensible. Esto ha implicado saber
transferir todo un conjunto de conocimientos científicos de manera
que facilite llenar el saco del bagaje cultural del que todo ciudadano debería
disfrutar.
Esta preocupación por llegar a un público no erudito ha sido quizás más intensa
en los museos de ciencia y tecnología. Las supuestas dificultades de comprensión
del mundo tecnológico-científico han motivado que, desde un principio, las
temáticas tratadas en sus muestras o exposiciones hayan intentado acercar el
saber "sabio” a la divulgación.

En el campo de las humanidades- geografía, arte, historia, antropología, - parece


mucho más fácil acomodar estos conocimientos a la divulgación. Pero esta no es
la realidad. Se parte muchas veces de principios generales que no encajan en el
marco concreto estudiado y fácilmente en lugar de divulgar se vulgariza. Es
fácil opinar, dar juicios de valor, etc. sobre hechos históricos, sociales sin
documentarse, sin seguir un método científico, sin una intervención didáctica.
Nadie se atreve a discutir el método de un biólogo o de un químico, todo el mundo
se atreve a hacer de historiador, de geógrafo, de analista social.  Es preciso tener
mucho cuidado en la presentación y divulgación en el campo de las humanidades.

Por otro lado, la aparición de las áreas de conocimiento implica la necesidad de


introducir la interdisciplinaridad y la multidisciplinaria entre los saberes
disciplinares. Los museos son espacios privilegiados para tratar las diferentes
temáticas desde esta óptica global que facilita el proceso de enseñanza-
aprendizaje. Este sistema de trabajo implica la necesidad de trabajar en equipo
dentro del museo y fuera del museo.

Las debilidades de los museos: la necesidad de adecuarse a una sociedad


cambiante

A pesar de haber avanzado enormemente, estamos muy lejos de tener unos


servicios educativos en los museos que funcionen siguiendo una filosofía y unos
objetivos instructivos y educativos concretos. Frecuentemente los servicios
educativos se ciñen a la concertación de visitas de diferentes tipos y a la
elaboración de algún tipo de material didáctico. Los servicios educativos o
didácticos siguen siendo los parientes pobres del museo, con bajo presupuesto
y donde muchas veces se hace un trabajo didáctico o de divulgación para hacer
comprensible una exposición. También es frecuente "externalizar" el servicio, es
decir, encargar a empresas externas la gestión de este servicio con un control más
o menos directo sobre las finalidades y los objetivos. Esta externalización de
servicios no es incorrecta siempre y cuando la institución tenga claro sus objetivos
y haga un seguimiento de los mismos para ver su cumplimiento.

Es necesario una evaluación de resultados a partir de un estudio de público- tanto


a nivel de profesorado como alumnado- que permita conocer si los objetivos del
proceso de enseñanza-aprendizaje se cumplen y, en caso negativo, incidir en los
cambios pertinentes.

Es necesario, también, un conocimiento profundo de los cambios en los


programas escolares reglados para poder adaptar la oferta a las necesidades de
la escuela reglada. Pero esta adaptación no puede circunscribirse exclusivamente
a lo que decrete el ministerio correspondiente. Tiene que ir más allá y analizar la
sociedad actual y tener una visión de futuro. Conceptos como globalización, local-
global, interculturalidad, multiculturalidad tienen que dejar de pertenecer al mundo
erudito o de la prensa y penetrar en las propuestas que ofrezcan los museos como
espacio de cultura para una mayor comprensión del mundo actual. Pensemos
dentro de cinco o diez años en los perfiles los futuros alumnos de primaria y de
secundaria que frecuentarán los museos y los espacios culturales. ¿Cómo
integramos a hijos de inmigrantes a una cultura común sin dañar su cultura de
procedencia? ¿Qué elementos pueden ser utilizados para mostrar más las
afinidades entre culturas que las diferencias? Estas son algunas de las cuestiones
que los espacios de cultura, como los museos, también deben empezar a
preguntarse para ayudar a la creación de una sociedad madura y responsable.

Para terminar este apartado, hacer notar que los museos cada vez más ejercen
directamente una acción de instrucción científica, ya sea porque el docente no
tiene tiempo para profundizar en los contenidos científicos o porque se considera
que no tiene formación suficiente.
Las relaciones museos - centros de enseñanza

Las relaciones entre ambas instituciones van convergiendo cada vez más.  La


organización de encuentros, las visitas preparatorias organizadas por los museos,
las propuestas didácticas enviadas a los centros han facilitado la comunicación
entre museo y escuela. Algunos Departamentos de Didáctica de las Ciencias
Sociales han actuado como mediadores para acercar los puntos de vista y las
necesidades mutuas, como también algunos museos han organizado seminarios
permanentes de educación.

La interacción entre museos y escuela ha de ser, sin embargo, más profunda.  En


estos momentos existe un cierto desencanto en el cuerpo docente motivado por
múltiples factores y en los museos una falta de recursos para avanzar en mejorar
las propuestas o analizar y proponer de nuevas.  Es necesario prever también que
la entrada de nuevos docentes en la enseñanza reglada formados en unos planes
de estudio donde no se ha profundizado en las bases disciplinares mínimas de las
distintas áreas que ha de tener un docente, sobretodo en enseñanza primaria,
crea unos déficits conceptuales importantes. Los actuales planes de estudio de las
Facultades de Educación adolecen de una formación en las disciplinas referentes
de cada área de conocimiento. Creo que es necesario una reflexión sobre la
necesidad de exigir en los distintos cursos de formación de maestros,
principalmente en primaria, una profundización en los conceptos principales de las
distintas disciplinas referentes que inciden en el área de sociales, principalmente
en geografía historia, además de incidir en las estrategias de enseñanza-
aprendizaje.  No es lo mismo aprender para enseñar que aprender para pasar un
examen, como ocurre en el bachillerato.

Bajo esta óptica el papel de los museos como espacios de instrucción, de


transmisión de conocimientos, es muy importante ya que pueden suplir las
lagunas de   la escuela.   Es por ello que es muy necesario que la relación
escuela-museo   focalice la relación con los docentes para facilitarles la
información, actualización y formación de contenidos más que con los alumnos.
Incluso en el ámbito de usuario es más importante la relación con el profesor
porque es el "cliente" potencial y directo, el que aportará el público escolar. Sería
interesante que las administraciones educativas locales, autonómicas o estatales
se implicaran más en equilibrar la vertiente científica y disciplinar y la vertiente
pedagógica de los profesionales docentes, como indica el Informe Delors. Un
marco idóneo sería la formación continuada a través de programas
conjuntos entre la administración educativa y la cultural, programas que no fueran
esporádicos ni puntuales, sino pensados como proyectos a corto, medio y largo
plazo.

¿Es necesaria una didáctica del patrimonio?

Los museos, como contenedores patrimoniales, precisan de un


personal especialista en tratar los temas patrimoniales. Todos los bienes
patrimoniales son objeto de estudio que movilizan saberes,
proporcionan información y general conocimiento más allá de sí mismos. A la vez,
son valiosos instrumentos procedimentales que permiten que el proceso de
enseñanza - aprendizaje sea estimulado por la emoción de construir el
conocimiento mediante el desarrollo de competencias cognitivas a partir de la
participación activa. El conocimiento del patrimonio comporta, además una
valorización de las sociedades del pasado por parte de la sociedad actual.
Conocer, valorar y respetar el patrimonio implica también una educación en
valores. El conocimiento del patrimonio cultural   no constituye un fin en sí mismo,
más bien es un medio que se puede utilizar   para incidir en las formas y en las
características de las relaciones sociales. Y es aquí donde es necesario una
didáctica del patrimonio para hacerlo comprensible, darle sentido y aprovechar su
potencial educativo.

En buena parte, la didáctica del patrimonio se está conformado como didáctica


específica a partir de la larga experiencia didáctica en la acción educativa en el
campo de las ciencias sociales (geografía, historia, historia del arte, historia de la
tecnología, etc.). Las aportaciones de la didáctica a esta área del conocimiento y
su experiencia durante más de cien años fundamentan actualmente las estrategias
de promoción y de difusión del patrimonio más avanzadas: la enseñanza activa, el
valor del aprendizaje significativo, la importancia de la observación y de la
experimentación, la necesidad de contacto con la realidad, etc.

Equipos de trabajo y de investigación compuestos por didactas, profesores y


personal de museos son necesarios para formar especialistas en esta temática
que vayan más allá de la educación formal, que puedan actuar en campos de
actuación emergente, como puede ser el turismo cultural.

El término mediación se utiliza mucho en psicología, sociología y pedagogía. 


Trata preferentemente de la resolución de conflictos entre dos partes con la
participación de un tercero, el mediador, que está habilitado para ayudar a las
partes en conflicto a que puedan alcanzar voluntariamente un acuerdo.

No es la resolución de conflictos lo que proponemos   en la mediación didáctica en


patrimonio. Creemos que las finalidades del mediador didáctico en
patrimonio deberían ser:

 Coordinar los diversos agentes sociales implicados en la difusión, la


promoción
 y la explotación de un patrimonio que trabajan con un objetivo final común,
en este caso la educación.
 El mediador seria el puente entre la escuela y el museo; tendría suficiente
conocimiento del funcionamiento y las necesidades de la escuela y del
funcionamiento y las ofertas del espacio cultural, en este caso el museo.
Todo ello facilitaría el trabajo y las relaciones de ambas instituciones.
 Aplicar los principios de la didáctica del patrimonio a los proyectos y
actividades relacionadas   desde el museo para la escuela, enfatizando la
visión sistémica del patrimonio.
 Destacar la importancia de la mediación didáctica respecto a los saberes
disciplinares que haga posible la transferencia de los conocimientos de las
disciplinas referentes a un elemento mediador- guías, material informativo,
elementos interactivos, etc.- para hacerlos comprensibles.
 Evaluar el proceso de enseñanza - aprendizaje tanto desde las
necesidades de la institución museística- que no tienen por qué coincidir
con los escolares- como desde el centro de enseñanza, para analizar las
fortalezas y debilidades observadas y poder prever acciones modificadoras.

¿Dónde encontrar esta especie de mirlo blanco de la didáctica? ¿Dónde formarlo?


La respuesta la tenemos nosotros, profesores y responsables de museos.  Es un
reto que tienen que recoger tanto los Departamentos de Didácticas específicas, en
nuestro caso, de Ciencias Sociales, como los museos.  La didáctica del patrimonio
puede tener un excelente futuro. Es una didáctica compleja, pero que puede
ayudarnos a comprender nuestro mundo, nuestra sociedad porque, como dice
Edgar Morín, " la sociedad está presente en cada individuo como un todo a través
de su lenguaje, su cultura, sus normas" y nos atrevemos a añadir: y su patrimonio.

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