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NORMAS E INSTITUCIONES NACIONALES

1. Ley 29664, Ley que crea el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (SINAGERD)
La norma regula los objetivos, composición y f u n c i o n a m i e n t o del SINAGERD, cuya
finalidad es identificar y reducir los riesgos asociados a peligros, minimizar sus efectos y atender
situaciones de peligro mediante lineamientos de gestión.
Mediante la Ley 29664 se crea el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres
(SINAGERD) como un sistema interinstitucional, sinérgico, descentralizado, transversal y
participativo, con la finalidad de identificar y reducir los riesgos asociados a peligros o minimizar
sus efectos, así como evitar la generación de nuevos riesgos, preparación y atención ante
situaciones de desastre mediante el establecimiento de principios, lineamientos de política,
componentes, procesos e instrumentos de la gestión del riesgo de desastres.
La norma precisa que la ley se aplica para todas las entidades y empresa públicas y en todos los
niveles de gobierno, el sector privado y la ciudadanía en general.
Asimismo, define la gestión del riesgo de desastres, al igual que establece los lineamientos de la
política nacional de gestión del riesgo de desastres, y la define como el conjunto de orientaciones
dirigidas a impedir o reducir los riesgos de desastres, evitar la generación de nuevos riesgos y
efectuar una adecuada preparación, atención, rehabilitación y reconstrucción ante desastres.
El artículo 9 de la Ley 29664 establece que el SINAGERD está compuesto por la Presidencia
del Consejo de Ministros que asume la función de ente rector, el Consejo Nacional de Gestión del
Riesgo de Desastres, el Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción del Riesgo de
Desastres, el Instituto Nacional de Defensa Civil, los Gobiernos regionales y Gobiernos locales, el
Centro Nacional de Planeamiento Estratégico, las entidades públicas, las Fuerzas Armadas, la
Policía Nacional del Perú, las entidades privadas y la sociedad civil.
El artículo 11,2 de la Ley 29664 establece como máxima autoridad de decisión política y de
coordinación estratégica para la funcionalidad de los procesos de la gestión del riesgo de
desastres del país al Consejo Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, que está integrado
por: El presidente de la República, quien lo preside; la Presidencia del Consejo de Ministros, que
asume la Secretaría Técnica; el Ministro de Economía y Finanzas; el Ministro de Defensa; el
Ministro de Salud; el Ministro de Educación; el Ministro del Interior; el Ministro del Ambiente; el
Ministro de Agricultura; el Ministro de Transporte y Comunicaciones; y el Ministro de Vivienda,
Construcción y Saneamiento.
2. Reglamento de la Ley del SINAGERD
El 26 de mayo de 2011, se publicó en el Diario Oficial El Peruano el Decreto Supremo 048-
2011-PCM, Reglamento de Ley 29664 del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres,
cuya finalidad es identificar y reducir los riesgos asociados a peligros, minimizar sus efectos y
atender situaciones de peligro mediante lineamientos de gestión.}
3. Resolución Ministerial N° 644-2016- MINEDU.

RESOLUCIÓN MINISTERIAL N° 644-2016- MINEDU


Gestión del Riesgo de Desastres
Constituye mediante Resolución Directoral, Constituye mediante Resolución Directoral,
la Comisión de Gestión del Riesgo de la Comisión de Gestión del Riesgo de
Desastres (CGRD) de la DRE/GRE. Desastres (CGRD) de la UGEL.
Brinda asistencia técnica a las IIEE para la
conformación de su respectiva Comisión de
Gestión del Riesgo de Desastres (CGRD).
Elabora el Plan de Gestión del Riesgo de Elabora en coordinación con la DRE/GRE el
Desastres de la DRE/GRE como parte de su Plan de Gestión del Riesgo de Desastres de
Plan Operativo Institucional. la UGEL, como parte de su Plan Operativo
Brinda asistencia técnica a las UGEL para la Institucional.
formulación de su respectivo Plan de Brinda asistencia técnica a las IIEE para la
Gestión del Riesgo de Desastres. elaboración del Plan de Gestión del Riesgo
de Desastres.
Elabora el Plan de Contingencia Regional de Elabora el Plan de Contingencia, como parte
la DRE/GRE, como parte de su Plan de su Plan Operativo Institucional.
Operativo Institucional.
Monitorea y brinda asistencia técnica a las Monitorea y brinda asistencia a las IIEE de
UGEL para su participación en el desarrollo su jurisdicción para su participación en el
de los simulacros y simulaciones escolares y desarrollo de los simulacros y simulaciones
reportan al COE-MINEDU sobre sus escolares y reportando los resultados al COE
resultados. DRE/GRE.
Organiza el Centro de Operaciones de Organiza el Centro de Operaciones de
Emergencia de la DRE/GRE (COE-DRE/GRE/, Emergencia de la UGEL (COE-UGEL) como
como espacio permanente a cargo del espacio permanente, a cargo del monitoreo,
monitoreo administración e intercambio de administración e intercambio de
información de los peligros emergencia o información de los peligros, emergencias o
desastres. desastres para la oportuna toma de
Consolida la información de las UGEL y decisiones de las autoridades del sistema
reporta al COE-MINEDU. educativo.
Orienta la implementación de los Centros
de Operaciones de Emergencia de las IIEE

NORMAS Y ORIENTACIONES PARA EL DESARROLLO DEL AÑO ESCOLAR 2017 EN LAS


INSTITUCIONES EDUCATIVAS Y PROGRAMAS DE LA EDUCACIÓN BÁSICA

Resolución Ministerial N° 627-2016-MINEDU:


d. Orientaciones para el año escolar.

d.1.9. las II.EE. Publicas y privadas deben elaborar el Plan de Gestión del Riesgo de Desastres.
Articulado como anexo al Plan de trabajo, el cual contiene acciones de prevención, reducción y los planes
de contingencia por amenaza o peligro. Además debe acondicionar el Centro de Operación de Emergencia
(COE – II.EE). Para el procesamiento e intercambio de información en situaciones de emergencia de las
I.E. a la UGEL. Las II.EE. Deben formar mediante resolución directoral la Comisión de Gestión del Riesgo
de Desastres (CGRD II.EE, los equipos de respuestas de profesores, estudiantes y padres de familia. Como
parte de una cultura de prevención. Las II.EE. Deben participar en los simulacros nacionales escolar y
campañas de educación preventiva y respuesta frente a los peligros y/o amenazas del territorio de acuerdo
con la norma vigente lo mismo que señalan en el numeral 8.2 de la presente Norma Técnica. Asimismo,
participan en las campañas de educación preventiva y respuesta frente a los peligros y/o amenazas del
territorio. El MINEDU implementa el reconocimiento de buenas prácticas en Gestión del Riesgo de
Desastres (GRD) en las II.EE. En el marco del Plan Nacional de gestión del Riesgo de Desastres
(PLANAGERD 2014 -2021), en que se desarrolló el tres etapas a nivel de UGEL, DDRE y Nacional.

4. Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción del Riesgo Desastres (CENEPRED).

Responsable técnico de coordinar, facilitar y supervisar la formulación e implementación del Plan


Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres en lo que corresponde a los procesos de estimación,
prevención, reducción del riesgo y reconstrucción, así como de asesorar, elaborar y establecer los
lineamientos técnicos y mecanismos para el desarrollo adecuado de los referidos procesos por
los distintos entes públicos y privados que integran el indicado sistema.
5. Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI)
Es un organismo público ejecutor que conforma el SINAGERD, es el responsable técnico de coordinar,
facilitar y supervisar la formulación e implementación de la Política Nacional y el Plan Nacional de
Gestión del Riesgo de Desastres en los procesos de preparación, respuesta y rehabilitación.

NORMAS E INSTITUCIONES INTERNACIONALES

1. ESTRATEGIA Y PLAN DE ACCIÓN DE YOKOHAMA .


La "Estrategia y el Plan de Acción de Yokohama para un Mundo más Seguro" fue adoptada en la
Conferencia Mundial sobre Reducción de los Desastres Naturales (del 23 al 27 de mayo 1994,
Yokohama, Japón), en asociación con organizaciones no gubernamentales y con la participación de
organizaciones internacionales, la comunidad científica, círculos comerciales e industriales y los medios
de difusión, deliberando en el marco del Decenio Internacional para la Reducción de los Desastres
Naturales, expresando nuestra profunda preocupación al observar que los desastres naturales siguen
causando sufrimientos humanos y entrabando el desarrollo e inspirados por la Estrategia y el Plan de
Acción de Yokohama para un mundo más seguro,
Afirmamos que:
1. Las pérdidas humanas y económicas causadas por desastres naturales han venido en aumento en
los últimos años y la sociedad en general se ha hecho más vulnerable a esos desastres. Los más
perjudicados por los desastres naturales o de otra índole suelen ser los pobres y los grupos en
situación social desventajosa de países en desarrollo, que son quienes cuentan con menos medios
para hacerles frente.
2. La prevención de desastres, la mitigación de sus efectos, la preparación y el socorro son cuatro
elementos que contribuyen a la ejecución de la política de desarrollo sostenible, la cual a su vez
redunda en beneficio de ellos. Estos elementos, junto con la protección del medio ambiente y el
desarrollo sostenible, están estrechamente relacionados entre sí. Por lo tanto, los países deben
incluirlos en sus planes de desarrollo y velar por que se adopten medidas complementarias eficaces
en los planos comunitario, nacional, subregional, regional e internacional.
3. Para el logro de las metas y los objetivos del Decenio, la prevención de desastres, la mitigación de
sus efectos y la preparación para casos de desastre son mejores que la reacción una vez ocurrido
uno. La reacción ante un caso de desastre no basta por sí sola pues no arroja más que resultados
temporales con un costo muy alto. Durante demasiado tiempo hemos seguido este criterio
restringido y ello ha quedado aún más de manifiesto en el interés que recientemente ha suscitado
la reacción ante situaciones complejas de emergencia, las cuales, por imperativas que sean, no
deben distraer la atención de la aplicación de un planteamiento general. La prevención contribuye a
un aumento perdurable de la seguridad y es esencial para un manejo integrado de los casos de
desastre.
4. El mundo es cada vez más interdependiente. Todos los países deben actuar animados de un nuevo
espíritu de asociación a fin de construir un mundo más seguro sobre la base del interés y la
responsabilidad común de salvar vidas humanas, habida cuenta de que los desastres naturales no
conocen fronteras. La cooperación regional e interregional nos dejará en condiciones mucho
mejores de alcanzar verdaderos progresos en la labor de mitigar los efectos de los desastres
transfiriendo tecnología, compartiendo información y realizando actividades conjuntas en materia
de prevención de desastres y mitigación de sus efectos. En apoyo de lo que antecede hay que
movilizar recursos financieros y asistencia bilateral y multilateral.
5. La información, los conocimientos y parte de la tecnología necesaria para reducir los efectos de los
desastres naturales podrían estar disponibles en muchos casos a un costo bajo y es preciso
aplicarlos. Hay que poner libremente y en forma oportuna a disposición de todos, particularmente
los países en desarrollo, la tecnología y los datos apropiados con la capacitación correspondiente.
6. Habría que fomentar la participación activa de la comunidad para comprender mejor la
interpretación individual y colectiva de las ideas de desarrollo y riesgo y para entender claramente
características culturales y de organización de cada sociedad, así como de su comportamiento y su
interacción con el medio físico y natural. Este conocimiento reviste suma importancia para
determinar qué cosas favorecen y qué cosas entraban la prevención y la mitigación o promueven o
limitan la preservación del medio ambiente para el desarrollo de las generaciones futuras y para
econtrar medios eficaces y eficientes de reducir los efectos de los desastres
7. La Estrategia adoptada en Yokohama y el correspondiente Plan de Acción para el resto del Decenio
y más adelante:
A. Afirmarán que cada país tiene la responsabilidad soberana de proteger a sus ciudadanos de los
desastres naturales;
B. Prestarán atención prioritaria a los países en desarrollo, en particular los países menos
adelantados, los países sin litoral y los pequeños Estados insulares en desarrollo;
C. Desarrollarán y fortalecerán la capacidad y los recursos nacionales y, cuando proceda, la
legislación nacional para la prevención de desastres naturales o de otro tipo, la mitigación de
sus efectos y la preparación para esos casos, incluida la movilización de organizaciones no
gubernamentales y la participación de las comunidades locales;
D. Promoverán y afianzarán la cooperación subregional, regional e internacional en las actividades
encaminadas a prevenir, reducir y mitigar los desastres naturales y de otro tipo, haciendo
especial hincapié en: o La creación y el fortalecimiento de la capacidad humana e institucional;
o La transferencia de tecnología y la reunión, difusión y utilización de la información; o La
movilización de recursos.
8. El marco de acción del Decenio Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales ofrece
a todos los países vulnerables, en particular a los países en desarrollo, la oportunidad de acceder a
un mundo más seguro desde el final del presente siglo en adelante. A este respecto, la comunidad
internacional y el sistema de las Naciones Unidas en particular deben prestar al Decenio
Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales y sus mecanismos, en particular la
secretaría del Decenio, el apoyo necesario para que puedan cumplir su mandato.
9. La Conferencia de Yokohama marca una encrucijada en el progreso de la humanidad. Por un lado,
esta oportunidad extraordinaria que se abre a las Naciones Unidas y sus Estados Miembros podría
arrojar magros resultados. Por el otro, las Naciones Unidas y la comunidad internacional pueden
cambiar el curso de los acontecimientos y reducir los sufrimientos causados por los desastres
naturales. Es preciso actuar con urgencia.
10. Las naciones deben enfocar la estrategia de Yokohama para un mundo más seguro como un
llamamiento a la acción, individualmente y en forma concertada con otras naciones, para poner
en práctica la política y los objetivos reafirmados en Yokohama y utilizar el Decenio Internacional
para la Reducción de los Desastres Naturales como elemento catalizador del cambio.

PRINCIPIOS DE LA ESTRATEGIA DE YOKOHAMA.


1. La evaluación del riesgo es un paso indispensable para la adopción de una política y de medidas
apropiadas y positivas para la reducción de desastres.
2. La prevención de desastres y la preparación para casos de desastre revisten importancia
fundamental para reducir la necesidad de socorro en casos de desastre.
3. La prevención de desastres y la preparación para caso de desastre deben considerarse aspectos
integrales de las políticas y la planificación del desarrollo den los planos nacional, regional, bilateral,
multilateral e internacional.
4. El establecimiento y la consolidación de la capacidad para prevenir y reducir desastres y mitigar sus
efectos constituyen una cuestión de suma prioridad que hay que tener en cuenta en el Decenio a fin
de sentar una base sólida para las actividades posteriores a este.
5. La alerta temprana de desastres inminentes y la difusión efectiva de la información correspondiente
mediante las telecomunicaciones, inclusive los servicios de radiodifusión, son factores clave para
prevenir con éxito los desastres y prepararse bien para ellos.
6. Las medidas preventivas son más eficaces cuando entrañan la participación en todos los planos,
desde la comunidad local hasta los planos regional e internacional, pasando por los gobiernos de los
países
7. La vulnerabilidad puede reducirse mediante la aplicación de métodos apropiados de diseño y unos
modelos de desarrollo orientados a los grupos beneficiarios, mediante el suministro de educación y
capacitación adecuadas a toda la comunidad.
8. La comunidad internacional reconoce la necesidad de compartir la tecnología requerida para
prevenir y reducir los desastres y para mitigar sus efectos, esta tecnología debería suministrarse
libremente y en forma oportuna como parte integrante de la cooperación técnica.
9. La protección del medio ambiente como componente de un desarrollo sostenible que sea acorde
con la acción paliativa de la pobreza es esencial para prevenir los desastres naturales y mitigar sus
efectos.
10. Recae sobre cada país la responsabilidad primordial de proponer a su población, sus
infraestructuras y otros bienes nacionales de los efectos de los desastres naturales. La comunidad
internacional debería demostrar la firme determinación política necesaria para movilizar recursos
adecuados y hacer uso eficaz de los existentes, incluidos los medios financieros, científicos y
tecnológicos, en el ámbito de la reducción de los desastres naturales, teniendo presentes las
necesidades de los países en desarrollo, en particular las de los países menos adelantados.

2. PROYECTO ESFERA .
El objetivo del Proyecto Esfera es “aumentar la efectividad de la asistencia humanitaria y hacer que las
agencias sean más responsables”. Desde su lanzamiento en 1997 se ha convertido en una influencia
importante en la práctica del socorro de emergencia en una amplia variedad de escenarios de desastres.
El Proyecto Esfera fue concebido por un grupo de organizaciones no gubernamentales, en parte como
respuesta a las críticas vertidas contra la actuación de la comunidad humanitaria durante la crisis que siguió
al genocidio de Ruanda de 1994. El núcleo central del Proyecto lo constituye un manual, a saber: la Carta
Humanitaria y las Normas mínimas de respuesta humanitaria en casos de desastre.
SESIÓN

El contenido del manual se basa en dos ideas fundamentales: “primero, que deberían tomarse todas las medidas
posibles para aliviar el sufrimiento humano derivado de un desastre o conflicto, y, segundo, que todas las
personas afectadas por un desastre tienen derecho a una vida digna y, por tanto, a recibir asistencia”. La
articulación de este “enfoque basado en derechos” representa una revisión importante de lo que ha sido
tradicionalmente la base de las intervenciones de socorro. El Proyecto Esfera considera que la asistencia humanitaria
debe ser, por obligación y no por una cuestión de amabilidad, demuy alta calidad. Afirma que únicamente aquella
asistencia que permite a las personas afectadas por desastres recuperar una “vida digna” es aceptable; puede
que la generosidad de corazón y la caridad sean necesarias, pero no son suficientes.
Al respecto, la Carta Humanitaria, la primera parte del manual, “define las responsabilidades legales de los
Estados y de las partes de cara a garantizar el derecho a recibir asistencia y protección”. Se basa en unos
principios de derecho internacional contenidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, en el derecho
internacional humanitario y en la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados (1951), entre otros. Las Normas
mínimas –la segunda parte del manual– constituyen un intento de cuantificar las necesidades, en determinadas
áreas de trabajo (suministro de agua y saneamiento, nutrición, ayuda alimentaria, refugio y planificación de
emplazamientos, y servicios de salud), para cumplir las obligaciones legales que establece la Carta. Y lo hace
articulando normas que deben cumplirse y proporcionando indicadores cuantificables para medir la consecución
de esas normas. El Proyecto Esfera no lo incluye todo: omite importantes áreas de trabajo de socorro, y no
pretende erigirse en un intento de satisfacer todas las necesidades de las poblaciones afectadas por desastres.

3. INEE. Normas mínimas para la educación: preparación, respuesta y


recuperación.
El manual de normas mínimas de la INEE contiene 19 normas, cada una con las correspondientes
acciones clave y notas de orientación. El propósito del manual es aumentar la calidad de la
preparación, la respuesta y la recuperación educativas; aumentar el acceso a oportunidades de
aprendizaje seguras y pertinentes y garantizar la responsabilidad de quienes brindan estos servicios. La
INEE facilitó un proceso consultivo que dio participación a autoridades nacionales, profesionales,
responsables de formular políticas, académicos y otros educadores de todo el mundo en la elaboración
de este manual en 2004 y en su actualización en 2010 (ver más abajo para conocer otros detalles). El
manual fue concebido para servir de orientación en la respuesta a crisis en 5 Normas mínimas para la
educación: Preparación, respuesta, recuperación una variedad de situaciones, por ejemplo, desastres
causados por amenazas naturales y conflictos, crisis de evolución lenta o rápida y emergencias en
ambientes rurales y urbanos. Las normas mínimas de la INEE se centran en garantizar una respuesta
humanitaria de calidad y coordinada, que atienda los derechos y las necesidades de educación de las
personas afectadas por desastres mediante procesos que afirmen su dignidad. También es importante
coordinar la ayuda humanitaria y de desarrollo en el sector de la educación. En particular en contextos
de conflicto, es posible que se alternen períodos de estabilidad con períodos de conflicto, inestabilidad
y crisis humanitarias. En estas situaciones, las organizaciones humanitarias y de desarrollo suelen
actuar en forma simultánea para apoyar la educación. La coordinación y la estrecha colaboración entre
estas partes interesadas son fundamentales para apoyar la educación de manera efectiva, incluso
durante la transición de la ayuda humanitaria a la asistencia al desarrollo. El manual ofrece orientación
sobre cómo prepararse para emergencias agudas y responder a ellas de manera de reducir el riesgo,
mejorar la preparación futura y establecer una base sólida para la educación de calidad. Esto
contribuye a construir sistemas educativos más fuertes en las etapas de recuperación y desarrollo.

¿Cómo se elaboraron las normas mínimas de la INEE ?


En los años 2003 y 2004, se crearon, debatieron y acordaron las normas mínimas de la INEE en un
proceso participativo de consultas locales, nacionales y regionales, consultas en línea mediante la lista
de correo electrónico de la INEE y un proceso de revisión entre pares. Este proceso tan consultivo puso
de manifiesto los principios orientadores de la INEE de colaboración, transparencia, eficiencia y
adopción participativa de decisiones. Más de 2.250 individuos de más de 50 países contribuyeron a la
elaboración de la primera edición de las normas mínimas de la INEE. En 2009 y 2010, sobre la base de
conclusiones de evaluaciones y recomendaciones enviadas por los usuarios de las normas, la red
comenzó un proceso de actualización para que el manual: • refleje los últimos acontecimientos en el
ámbito de la educación en situaciones de emergencia; • incorpore las experiencias y buenas prácticas
de las personas que usan el manual y adaptan las normas a su contexto; • resulte más fácil de usar que
la edición 2004. La actualización 2010 de las normas mínimas de la INEE se basan en el proceso original
de consultas y en las sólidas relaciones que la INEE ha construido con profesionales y responsables de
formular políticas en los ámbitos educativo, 6 humanitario y de desarrollo. Los pasos clave de este
proceso, que contó con la participación de más de mil personas de todo el mundo, comprendieron un
análisis de los comentarios sobre el manual, una consulta en línea, el fortalecimiento de las cuestiones
transversales mediante consultas con grupos de expertos, la consolidación de cada ámbito de las
normas, una revisión entre pares y una revisión en línea por miembros de la INEE mediante la lista de
correo electrónico de la red.
Las normas mínimas se presentan en cinco ámbitos:

4. MARCO DE SENDAI PARA LA REDUCCIÓN DEL RIESGO DE DESASTRES 2015-


2030
El Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030 fue aprobado en la Tercera
Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Reducción del Riesgo de Desastres, celebrada del
14 al 18 de marzo de 2015 en Sendai, Miyagi (Japón), que brindó a los países una oportunidad única
de: a) Aprobar un marco para la reducción del riesgo de desastres después de 2015 conciso, específico,
preparado con visión de futuro y orientado a la acción; b) Concluir la evaluación y el examen de la
aplicación del Marco de Acción de Hyogo para 2005-2015: Aumento de la Resiliencia de las Naciones y
las Comunidades ante los Desastres ; c) Examinar la experiencia adquirida mediante las estrategias,
instituciones y planes regionales y nacionales para la reducción del riesgo de desastres y sus
recomendaciones, así como los acuerdos regionales pertinentes para la aplicación del Marco de Acción
de Hyogo; d) Determinar las modalidades de cooperación basada en los compromisos para la
aplicación de un marco para la reducción del riesgo de desastres después de 2015; e) Determinar las
modalidades para el examen periódico de la aplicación de un marco para la reducción del riesgo de
desastres después de 2015.
Durante la Conferencia Mundial, los Estados también reiteraron su compromiso de abordar la
reducción del riesgo de desastres y el aumento de la resiliencia ante los desastres con un renovado
sentido de urgencia en el contexto del desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza, y de
integrar como corresponda tanto la reducción del riesgo de desastres como el aumento de la
resiliencia en las políticas, los planes, los programas y los presupuestos a todos los niveles y de
examinar ambas cuestiones en los marcos pertinentes.

I. Resultado previsto y objetivo


Si bien se han logrado algunos avances en el aumento de la resiliencia y la reducción de las pérdidas
y los daños, la reducción sustancial del riesgo de desastres exige perseverancia y persistencia, con
una atención más explícita en las personas y su salud y medios de subsistencia, así como un
seguimiento regular. Sobre la base del Marco de Acción de Hyogo, el presente Marco tiene como
objetivo lograr el siguiente resultado en los próximos 15 años: La reducción sustancial del riesgo de
desastres y de las pérdidas ocasionadas por los desastres, tanto en vidas, medios de subsistencia y
salud como en bienes económicos, físicos, sociales, culturales y ambientales de las personas, las
empresas, las comunidades y los países. La consecución de este resultado requiere que los dirigentes
políticos a todos los niveles de todos los países se comprometan firmemente y se impliquen en la
aplicación y el seguimiento del presente Marco y la creación del entorno propicio necesario.

II. Principios Rectores


Sobre la base de los principios contenidos en la Estrategia de Yokohama para un Mundo Más Seguro:
Directrices para la Prevención de Desastres Naturales, la Preparación para Casos de Desastres y la
Mitigación de sus Efectos10 y el Marco de Acción de Hyogo, la aplicación del presente Marco estará
guiada por los siguientes principios, teniendo en cuenta las circunstancias nacionales y de
conformidad con la legislación nacional, así como las obligaciones y compromisos internacionales:
a) Cada Estado tiene la responsabilidad primordial de prevenir y reducir el riesgo de desastres,
incluso mediante la cooperación internacional, regional, subregional, transfronteriza y bilateral. La
reducción del riesgo de desastres es un problema común de todos los Estados y la medida en que
los países en desarrollo puedan mejorar y aplicar eficazmente las políticas y medidas nacionales de
reducción del riesgo de desastres, en el contexto de sus respectivas circunstancias y capacidades,
puede mejorar aún más por medio de la cooperación internacional sostenible;
b) Para la reducción del riesgo de desastres es necesario que las responsabilidades sean compartidas
por los gobiernos centrales y las autoridades, los sectores y los actores nacionales pertinentes,
como corresponda según sus circunstancias y sistemas de gobernanza nacionales;
c) La gestión del riesgo de desastres está orientada a la protección de las personas y sus bienes,
salud, medios de vida y bienes de producción, así como los activos culturales y ambientales, al
tiempo que se respetan todos los derechos humanos, incluido el derecho al desarrollo, y se
promueve su aplicación;
d) La reducción del riesgo de desastres requiere la implicación y colaboración de toda la sociedad.
Requiere también empoderamiento y una participación inclusiva, accesible y no discriminatoria,
prestando especial atención a las personas afectadas desproporcionadamente por los desastres,
en particular las más pobres. Deberían integrarse perspectivas de género, edad, discapacidad y
cultura en todas las políticas y prácticas, y debería promoverse el liderazgo de las mujeres y los
jóvenes. En este contexto, debería prestarse especial atención a la mejora del trabajo voluntario
organizado de los ciudadanos;
e) La reducción y la gestión del riesgo de desastres dependen de los mecanismos de coordinación en
todos los sectores y entre un sector y otro y con los actores pertinentes a todos los niveles, y
requiere la plena participación de todas las instituciones ejecutivas y legislativas del Estado a nivel
nacional y local y una articulación clara de las responsabilidades de los actores públicos y privados,
incluidas las empresas y el sector académico, para asegurar la comunicación mutua, la
cooperación, la complementariedad en funciones y rendición de cuentas y el seguimiento;
f) Si bien la función propiciadora, de orientación y de coordinación de los gobiernos nacionales y
federales sigue siendo esencial, es necesario empoderar a las autoridades y las comunidades
locales para reducir el riesgo de desastres, incluso mediante recursos, incentivos y
responsabilidades por la toma de decisiones, como corresponda;
g) La reducción del riesgo de desastres requiere un enfoque basado en múltiples amenazas y la toma
de decisiones inclusiva fundamentada en la determinación de los riesgos y basada en el
intercambio abierto y la divulgación de datos desglosados, incluso por sexo, edad y discapacidad,
así como de la información sobre los riesgos fácilmente accesible, actualizada, comprensible, con
base científica y no confidencial, complementada con los conocimientos tradicionales;
h) La elaboración, el fortalecimiento y la aplicación de las políticas, planes, prácticas y mecanismos
pertinentes deben buscar que exista coherencia, como corresponda, entre las agendas para el
desarrollo y el crecimiento sostenibles, la seguridad alimentaria, la salud y la seguridad, la
variabilidad y el cambio climático, la gestión ambiental y la reducción del riesgo de desastres. La
reducción del riesgo de desastres es esencial para lograr el desarrollo sostenible;
i) Si bien los factores que pueden aumentar el riesgo de desastres pueden ser de alcance local,
nacional, regional o mundial, los riesgos de desastres tienen características locales y específicas
que deben comprenderse para determinar las medidas de reducción del riesgo de desastres;
j) Enfrentar los factores subyacentes al riesgo de desastres mediante inversiones públicas y privadas
basadas en información sobre estos riesgos es más rentable que depender principalmente de la
respuesta y la recuperación después de los desastres, y contribuye al desarrollo sostenible; 10.
A/CONF.172/9, cap. I, resolución 1, anexo I. 14
k) En la fase de recuperación, rehabilitación y reconstrucción después de los desastres, es
fundamental prevenir nuevos desastres y reducir el riesgo de desastres mediante el principio de
“reconstruir mejor” e incrementar la educación y la sensibilización públicas sobre el riesgo de
desastres;
l) Una alianza mundial eficaz y significativa y el mayor fortalecimiento de la cooperación
internacional, incluido el cumplimiento de los compromisos respectivos en materia de asistencia
oficial para el desarrollo por parte de los países desarrollados, son esenciales para una gestión
eficaz del riesgo de desastres;
m) Los países en desarrollo, en particular los países menos adelantados, los pequeños Estados
insulares en desarrollo, los países en desarrollo sin litoral y los países africanos, así como los países
de ingresos medianos y otros países que enfrentan problemas específicos de riesgo de desastres,
necesitan apoyo suficiente, sostenible y oportuno, incluso con financiación, transferencia de
tecnología y creación de capacidad de los países desarrollados y los asociados, ajustado a sus
necesidades y prioridades, según las definan ellos mismos.

5. La Estrategia Andina para la Prevención y Atención de Desastres (EAPAD).


La ocurrencia de desastres durante las décadas recientes llevó a la Organización de las Naciones
Unidas a asumir la tarea de incorporar dicha temática en la agenda pública internacional, para lo cual
se declaró el período 1990 – 1999 como el “Decenio Internacional para la Reducción de los Desastres
Naturales”.
Terminado el Decenio, y luego de evaluar los logros y retos pendientes, se crea la Estrategia
Internacional para la Reducción de los Desastres (EIRD), la cual busca ubicar la gestión del riesgo de
desastres como el elemento central de la política pública y las intervenciones, sin descuidar la
necesaria atención que reviste el componente de respuesta y rehabilitación.
En 1998 el Consejo Presidencial Andino, a raíz de los recurrentes impactos del fenómeno El Niño,
solicitó a la Corporación Andina de Fomento realizar la evaluación de los impactos socioeconómicos
del fenómeno ocurrido en los años 1997 – 1998 y un análisis de la institucionalidad andina frente a la
prevención de desastres. Con base en este estudio, el Consejo Presidencial Andino reunido en el año
2000 instó a la CAF a apoyar a los países en este campo, lo que llevó al desarrollo del Programa
Andino para la Prevención y Mitigación de Riesgos, PREANDINO.
Posteriormente, el Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores – CAMRE, mediante la
decisión 529, crea el Comité Andino para la Prevención y Atención de Desastres – CAPRADE, en Julio
de 2002, con el propósito de reunir en una sola institucionalidad, a las principales entidades
relacionadas con la prevención y atención de desastres en la Subregión Andina.
Luego de su creación, el CAPRADE asumió el reto de elaborar una estrategia a largo plazo para
promover la Prevención y Atención de desastres bajo una perspectiva de apoyo al desarrollo
sostenible, avanzando en un enfoque moderno que privilegia la planificación a diferentes niveles y la
promoción e implementación de políticas nacionales y subregionales para la prevención de desastres.
La Estrategia Andina para la Prevención y Atención de Desastres - EAPAD, fue aprobada mediante la
Decisión 591 del Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores en julio de 2004. En su formulación,
participaron alrededor de 500 funcionarios y 300 entidades nacionales de los diferentes países de la
Subregión, involucrando entidades de Planeación Nacional, instituciones Nacionales de Defensa y
Protección Civil, Ministerios de Relaciones Exteriores y de sectores como Salud, Ambiente, Agua y
Saneamiento, Vialidad y Transporte, Agropecuario, Energía, Organismos Operativos, entidades del
Conocimiento Científico, Gobiernos y Organizaciones Regionales y Locales, Organizaciones
Comunitarias e Internacionales. Posteriormente, la EIRD propuso, en el seno de la Conferencia
Mundial para la Reducción del Riesgo de Desastres, realizada en Japón en enero de 2005, el Marco de
Acción de Hyogo – MAH (2005 – 2015): “Aumento de la Resiliencia de las Naciones y las Comunidades
ante los Desastres”, como un marco estratégico global para su implementación por parte de los
países, las regiones, los organismos de las Naciones Unidas y la sociedad civil. El MAH fue suscrito por
168 países, incluyendo los 4 queconforman la Subregión Andina.
Este contexto internacional señala la dimensión del desafío, persuade y vincula a los países al
cumplimiento de compromisos asumidos internacionalmente y ofrece un contexto de oportunidades
para el desarrollo de las responsabilidades de los Estados.
Con el fin de promover la prevención de desastres en la Subregión, se formuló y aprobó mediante la
decisión del CAMRE 555 de junio de 2003, el Proyecto “Apoyo a la Prevención de Desastres en la
Comunidad Andina, PREDECAN”, financiado con recursos de cooperación de la Comisión Europea y
de los países andinos e implementado por la Secretaría General de la Comunidad Andina. El Proyecto
PREDECAN inició actividades en el año 2005, constituyéndose en el principal apoyo del CAPRADE para
la implementación de 3 de los 5 ejes de la EAPAD, logrando durante los primeros 3 años de su
ejecución, un avance considerable en los programas y actividades priorizadas por el Comité en sus
planes anuales.
El CAPRADE en el año 2005, decidió la implementación de la EAPAD, a través de la aprobación y
ejecución del Plan Estratégico Andino para la Prevención y Atención de Desastres – PEAPAD, con un
horizonte de implementación de 5 años: 2005 – 2010 en ocasión de la V Reunión Ordinaria del
Comité.
En relación al tema de gestión del riesgo en el sector salud, los Ministros de Salud de la Subregión
Andina, en su reunión anual número XXVI, en el año 2005, aprobaron el Plan de Preparativos y
Respuesta del Sector Salud (resolución número 400). Este Plan fue reconocido y asumido por el
CAPRADE durante la V Reunión Ordinaria del Comité.
Con el propósito de monitorear los avances en el logro de objetivos del Plan Estratégico Andino, el
CAPRADE, en el año 2006, adoptó el Sistema de Monitoreo Orientado a Impactos – SMOI. Este
Sistema se empleó para monitorear los avances de los países de la Subregión en los periodos
siguientes.
En el año 2007, el CAPRADE decide armonizar la EAPAD con el Marco de Acción de Hyogo, dicho
proceso siguió tres etapas: inicialmente se propuso una armonización a nivel de ejes temáticos,
Programas y Subprogramas, seguidamente se realizó una revisión técnica en dos Talleres
Subregionales (Bogotá, Agosto de 2007 y Lima, Julio de 2008), terminando con una tercera fase de
adecuaciones de forma y contenidos en un tercer taller subregional andino realizado en la ciudad de
Quito (noviembre de 2008).ANDINA PARA LA PREVENCIÓN Y ATENCIÓN DE DESASTRES
La presente EAPAD es el resultado del esfuerzo de las entidades CAPRADE de los países miembros y
define un marco estratégico de intervención en materia de gestión del riesgo de desastres en
armonía y correspondencia con el nivel internacional3, en el que se inserta la Subregión Andina en
este tema.

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