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CAPITULO 4

El origen del sentir

Las sensaciones agradables y desagradables simples surgen de un proceso


continuo en nuestro interior llamado «interocepción». La interocepción es la
representación que hace el cerebro de todas las sensaciones de nuestros órganos
internos y de nuestros tejidos, de las hormonas de nuestra sangre y de nuestro
sistema inmunitario.

En realidad, la interocepción es uno de los ingredientes básicos de la emoción, del


mismo modo que la harina y el agua son ingredientes básicos del pan, pero las
sensaciones que provienen de la interocepción son mucho más simples que las
verdaderas experiencias emocionales como la alegría o la tristeza. En este
capítulo expondremos cómo actúa la interocepción y cómo contribuye a las
experiencias y las percepciones emocionales. Primero necesitaremos un poco de
información sobre el cerebro en general y sobre cómo administra o gestiona la
energía del cuerpo para mantenerlo vivo y sano. Esta información nos preparará
para entender el quid de la interocepción, que es el origen del sentir. Después
veremos la influencia inesperada y francamente asombrosa que tiene la
interocepción en nuestros pensamientos, nuestras decisiones y nuestros actos
cotidianos.

El cerebro no es una máquina simple que reacciona a estímulos del mundo


exterior. Está estructurado como miles de millones de bucles de predicción que
generan actividad cerebral intrínseca. Las predicciones visuales, auditivas,
gustativas (gusto), somatosensoriales (tacto), olfativas (olor) y motoras viajan por
todo el cerebro influyéndose y limitándose entre sí. Estas predicciones están
controladas por los inputs sensoriales del mundo exterior, que el cerebro puede
priorizar o ignorar. Si esta explicación de la predicción y la corrección no parece
intuitiva, concibámosla así: el cerebro funciona como un científico. Siempre está
haciendo un montón de predicciones del mismo modo que un científico formula
hipótesis opuestas.

Nuestro cerebro siempre está prediciendo, y su misión más importante es predecir


las necesidades energéticas del cuerpo para que nos mantengamos sanos y
salvos. Estas predicciones cruciales, y el error de predicción asociado a ellas, son
un ingrediente clave para construir emociones. Durante centenares de años, los
estudiosos han creído que las «reacciones» emocionales estaban producidas por
determinadas regiones cerebrales. Como veremos ahora, esas regiones hacen lo
contrario de lo que esperaba todo el mundo, y ayudan a construir las emociones
de una manera que contradice siglos de creencia científica. Y, de nuevo, el relato
empieza con el movimiento, pero no con los movimientos a gran escala de un
partido de béisbol, sino con el movimiento interior de nuestro cuerpo.

Normalmente, solo experimentamos la interocepción de una manera muy general:


las simples sensaciones de placer, desagrado, excitación o tranquilidad que he
mencionado antes. Pero a veces experimentamos momentos de intensas
sensaciones interoceptivas como emociones. Este es un elemento clave de la
teoría de las emociones construidas. En cada momento de vigilia, el cerebro
confiere significado a nuestras sensaciones. Algunas de esas sensaciones son
interoceptivas, y el significado resultante puede ser un caso de emoción

Todas las personas que conocemos, todas las predicciones que hacemos, todas
las ideas que imaginamos y la totalidad de imágenes, sonidos, sabores,
sensaciones táctiles y olores que no prevemos tienen consecuencias
presupuestarias con las predicciones interoceptivas correspondientes. El cerebro
debe hacer frente a este flujo continuo y siempre cambiante de sensaciones
interoceptivas de las predicciones que nos mantienen vivos. A veces somos
conscientes de ellas y a veces no, pero siempre son parte del modelo del mundo
de nuestro cerebro. Como he dicho, son la base científica de las sensaciones
simples de placer, desagrado, excitación y tranquilidad que experimentamos cada
día.35 Para algunos, es como el flujo de agua de un arroyo sereno.
La interocepción no es un mecanismo dedicado a producir afecto. La interocepción
es una característica básica del sistema nervioso humano, y la razón de que
experimentemos estas sensaciones como afecto es uno de los grandes misterios
de la ciencia. La interocepción no ha evolucionado para que tengamos
sensaciones, sino para regular nuestro presupuesto corporal. Ayuda al cerebro a
controlar nuestra temperatura, la cantidad de glucosa que usamos, si tenemos
algún tejido dañado, si nuestro corazón late, si nuestros músculos se extienden y
otras condiciones corporales, 87 todo al mismo tiempo. Nuestras sensaciones
afectivas de placer o desagrado y de tranquilidad o agitación son simples
resúmenes de nuestro estado presupuestario.

La interocepción también es uno de los ingredientes más importantes de lo que


experimentamos como realidad. Si no tuviéramos interocepción, el mundo físico
sería para nosotros un ruido carente de sentido. Consideremos esto: nuestras
predicciones interoceptivas, que producen nuestras sensaciones de afecto,
determinan lo que nos importa en cada momento, nuestro nicho afectivo. Desde la
perspectiva del cerebro, cualquier cosa de nuestro nicho afectivo podría influir
potencialmente en nuestro presupuesto corporal, y en el universo no hay nada
más que tenga importancia. En realidad, esto significa que construimos el entorno
en el que vivimos

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