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¿QUÉ ES UNA IGLESIA SALUDABLE?

Iglesias saludables surgirán de un compromiso bíblico que tiene como objetivo las prioridades
de Dios.
Por Kenneth O. Gangel.

Un pasaje impactante de Isaías casi salta fuera de la cubierta de la Minuta del Concilio General
de 1996, y también del Directorio de oración de 1997 recientemente publicado “Vean, estoy
haciendo algo nuevo”.
Dios está obrando en nuestra asociación de iglesias para definir una visión para el futuro.
Muchas de las metas de los últimos nueve años han sido alcanzadas, algunas han sido echadas
a un lado; otras han sido revisadas para nuevos retos en el futuro. Como denominaciones
hemos sidos llamados a “orar”, “evangelizar”, “fundar iglesias”, y “discipular ‘cristianos del
mundo’ que ven la misión de la iglesia a través de los ojos y del corazón de Cristo” (Minuta,
Págs. 51-52). Tal llamado no puede ser interrumpido.
El reporte continua hablando del “desarrollo de la iglesia” y de las “iglesias que practican la
Gran Comisión en forma saludable”. La definición es quintuple: “Las iglesias que practican la
Gran Comisión en forma saludable son comunidades de personas Cristo céntricas caracterizadas
por cinco posiciones equilibradas: ganar a los perdidos, edificar al creyente, preparar al obrero,
multiplicar al líder y enviar a los llamados” (Pág. 56). ¿Quién podría darle la espalda a esas
pasiones?
Es mi intención subrayar nuestra necesidad de iglesias saludables. Al mismo tiempo, quiero
presentar algunas precauciones que cada denominación evangélica y cada congregación
deberían tener en cuenta. Estamos viviendo en lo que es comúnmente llamado el tiempo de la
“pos-modernidad”. La filosofía de la pos-modernidad ha destronado a la revelación, la tradición
e incluso, la razón. Todos los actores conocidos están fuera del escenario. La aceptación del
punto de vista políticamente correcto de los tiempos modernos. Actualmente, el tamaño de
una iglesia se ha convertido en una medida de su espiritualidad.
Pero así como la tradición no es nunca una protección contra la falla doctrinal, así mismo el
tamaño de una iglesia nunca es una garantía de su calidad espiritual. Dios nos hará enfrentar
el futuro totalmente dependientes de su soberanía y del poder de su Palabra. El quiere que
nuestro enfoque permanezca exclusivamente bíblico. En la medida en que hacemos eso,
evitamos casarnos con el espíritu de esta época y por lo tanto llegar a ser una viuda en la
próximo.
Si la palabra clave es salud, ¿qué es una iglesia saludable?

Las Iglesias saludables deben ser medidas en términos espirituales


En lugar de numéricos.
Para estar seguros, las cinco pasiones, ganar al perdido, edificar creyentes, preparar obreros,
multiplicar el liderazgo y enviar a los llamados, nos llevan mucho más allá del conteo de
cabezas. Pero en la implementación de programas como éste, es fácil colocar el rotulo de
“¡saludable!” sobre iglesias crecientes, sin mirar qué está pasando con las vidas de sus
miembros. Es igualmente fácil alejarse de iglesias pequeñas o estabilizadas, aun cuando la
evidencia de su vida espiritual corporal puede ser claramente visible para aquellos que la
conocen bien.
Este no es un articulo que aboga por las iglesias pequeñas (aunque un libro reciente titulado No
Small Places (No hay lugares pequeños, nos recuerda no contar con números a favor de Dios).
Nadie quiere una iglesia en una carretera de gravilla en un mundo interestatal. Pero en ningún
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lugar las Escrituras nos dan la autorización para justificar la salud de la iglesia sobre la base de
su tamaño.
Si, en los primeros capítulos de hechos leemos sobre algunos números grandes. Luego de
repente esos números desaparecen y Lucas nunca vuelve a mencionar el tamaño. En el
transcurso de los tres viajes misioneros de Pablo, Lucas no nos da indicios sobre el tamaño de
cualquiera de las iglesias fundadas por Pablo. Tampoco tenemos idea sobre el tamaño de
laguna de las congregaciones a las cuales se dirigen las prioridades de un Dios que castigó a
David por numerar a Israel.
En cambio Lucas nos llama a enfocarnos en la alabanza espiritual colectiva. Siguiendo
inmediatamente a su reporte de los 3000 añadidos a la iglesia en Pentecostés, Lucas sugiere
una fórmula eterna para iglesias saludables.
“Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión con tros, en el partimiento del pan y en las
oraciones.
Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles.
Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y
sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno”
Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y
sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la
iglesia los que debían de ser salvos” – Hechos 2:42-47.
Estos creyentes se entregaron ellos mismos al estudio de la Biblia, a la oración, al
compañerismo, a la alabanza y a la adoración. Sin programas especiales, lemas y nuevos
paradigmas, Lucas nos dice: “El Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”. Los actos
de los cristianos atrajo la atención de los que no eran salvos.
En otro lugar una vez escribí: “La adoración, como el servicio, describe a la gente permitiendo a
Dios obrar a través de ellos para crear una comunidad espiritual. La adoración, como el
servicio, implica el entendimiento y la aplicación de los dones espirituales y el papel que tienen
en el Cuerpo de Cristo (ver Romanos 12:6-8. La unidad, diversidad y mutualidad de la iglesia
abundan cuando los adoradores sirven y los siervos adoran” (“Reexamining Biblical Worship”,
Vital Ministry Sigues, Pág. 171)
La salud de la iglesia no comienza con evangelismo público ni con envíos misioneros, aunque
ambas cosas deben seguirle. La salud bíblica de la iglesia comienza con una congregación
centrada en Dios, centrada en la Biblia, determinada a ser en su vida personal, familiar y
corporal precisamente lo que Dios quiera de ella. Y no hay diferencia si hay 15 ó 1500.

Las Iglesias saludables siguen patrones de ministerio Bíblicos


En lugar de culturales
El evangelio ha sido siempre transcultural, pero los cristianos han estado tentados a adaptarse
de una manera tan dramática a sus entornos culturales que la iglesia escasamente se destaca
en el mundo. Para ser honesto, los motivos de los creyentes son sinceros. Ellos desean
contextualizar el evangelio, ser relevantes a los tiempos. Ese comportamiento, comúnmente
visto en el renacimiento y después en la lustración, marca mucho del evangelicalismo hoy.
Estamos enganchados en el futurismo, los movimientos, los grupos y los lemas. La teología
temblorosa del movimiento de igle-crecimiento ha atraído a muchos por sus proposición
gramática, centrada en el éxito, “Si funciona debe estar bien”. John McArthur advierte, “El
abandono por parte de la iglesia contemporánea de la sola Scriptura como el principio
regulativo ha abierto a la iglesia a uno de los abusos más crasos imaginables, incluyendo los
servicios ‘honky-tonk’ (música de ritmo sincopado y clásico del jazz), la atmósfera de atracción
secundaria de carnaval y las exhibiciones de lucha. Incluso la aplicación más general, la más
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liberal, de los principios regulativos tendrá un efecto correctivo sobre tales abusos” (The
Comino Evangelical Crisis, Pág. 181).
Más que programas o paradigmas, los creyentes del primer siglo fueron señalados por su
unidad y generosidad. Citando de nuevo a Lucas.
“Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada
de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común.
Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era
sobre todos ellos.
Así que no habían entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las
vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno
según su necesidad – Hechos 4:32-35.
¡Sin preguntarse si el mundo estaba interesado! Los creyentes hablaron la Palabra de Dios
corporalmente y proclamaron el nombre de Jesús y la resurrección dondequiera que fueron. ¡Y
su mensaje tenía significado porque la gente sabía que clase de relación tenían unos con otros!
Ray Ortlund nos recuerda. “Las epístolas mandan a los creyentes a unirse sobre la base de su
nueva relación de familia en Cristo. Una y otra vez está la instrucción: sufran juntos – 1ª.
Corintios 12:26, regocíjense juntos – Romanos 12:15, carguen los unos las cargas de los otros
– Galatas 6:2, restáurense los unos a los otros – Romanos 15:32, anímense unos a otros –
Romanos 1:12, perdónense unos a otros – Efesios 4:32, confiésense unos a otros – Santiago
5:16, sean sinceros unos con otros – Efesios 4:25, estimúlense unos a otros a hacer buenas
obras – Filipenses 4:14-15” (“Priorities for the Local Church”, Vital Ministry Sigues, Pág. 91)
Que extraño que en los visionarios 90’s practiquemos los métodos del Antiguo Testamento para
llevar a la gente a Dios, nuestro lugar, nuestro tiempo, nuestros sacerdotes. En el Nuevo
Testamento Cristo volteó la fórmula patas arriba y envió a su pueblo fuera de sus
construcciones a las calles. MacArthur pone en duda la justificación bíblica de la filosofía de
“servicio buscador”:
“Simplemente no hay en la Escritura una justificación para adaptar los servicios semanales de
la iglesia a las preferencias de los incrédulos. De hecho, la práctica parece ser contraria al
espíritu de todo lo que la Escritura dice sobre la asamblea de creyentes. Cuando la iglesia se
reúne en el día del Señor, no es un tiempo para entretener a los perdidos, divertir a los
hermanos u otra forma de proveer para las ‘necesidades sentidas’ de aquellos que asisten. Es
cuando debemos postrarnos ante nuestro Dios como una congregación y honrarlo con nuestra
adoración” (The Coming Evangelical Crisis, pág. 185.
¿Cómo lo dice A.W. Tozer? “Si queremos que la cristiandad de la Biblia sobreviva el presente
trastorno mundial, necesitamos recapturar el espíritu de adoración”.
En la formula bíblica, edificar al creyente precede a ganar a los perdidos o a cualquiera otra de
las cuatro pasiones. Y hasta que los creyentes estén edificados en un espíritu sólido de unidad,
mutualidad y generosidad, nada más importa. ¡Qué puede ser menos efectivo en el
cumplimiento de la Gran Comisión que invitar a gente no salva a una congregación marcada
por quejas, amargura, crítica e hipocresía!

Las Iglesias saludables deben estar basadas en fundamentos teológicos en


lugar de sociológicos
Aquí se apoya mi principal problema con la metodología de igle-crecimiento y muchas de las
cosas que dejamos pasar como liderazgo cristiano a finales del siglo 20. Muchos se han dejado
guiar por los pragmatismos sociológicos (como lo sugerí antes). Han ignorado la verdad
dinámica de la teología bíblica y han fallado al evaluar las ideas culturales y sociológicas por la
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medida de las Escrituras. En el libro No God but God), Os Guiness toma precisamente este
punto en su crítica al movimiento:
“Por un lado, sin elementos bíblicos de critica. Como un muy conocido proponente declara, “Yo
no me meto con la teología, yo soy simplemente un metodologista”, como si eso garantizara
que su teología permanecerá critica y su metodología neutral. Pero, de hecho, la teología en el
movimiento de igle-crecimiento raras veces es más que marginal, y la discusión sobre las
marcas tradicionales de la iglesia virtualmente es inexistente. En su lugar, la metodología, o la
técnica, está en el centro y tiene el control. El resultado es una metodología que solo
ocasionalmente busca una teología” – Pág. 155.
La mayoría de los estudiantes del Nuevo Testamento están de acuerdo en que Efesisos
identifica las metas bíblicas para la iglesia y describe cómo pueden ser alcanzadas. En esa
epístola Pablo no trata errores ni herejías. En cambio, él quiere expandir los horizontes
espirituales de sus lectores, particularmente en relación con el Cuerpo de Cristo. Obviamente
la iglesia en Efeso era saludable y nos sirve como modelo en las Escrituras. ¿En qué parte de
sus páginas encontramos programas y estadísticas? ¿En qué dónde habla Pablo de crecimiento
o estabilización? ¿Y qué sobre las construcciones y el levantamiento de fondos, consideradas
ambas claras muestras de una “iglesia sana” en los 90’s?
No encontramos nada de eso, por supuesto. En cambio, el apóstol describe gente humilde que
hace progresos espirituales hacia Dios y hacia los demás. El ofrece una formula que podría
llevar cualquier iglesia de cualquier tamaño, de la enfermedad a la salud en cuestión de
semanas:
“Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,
solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vinculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como
fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un
bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos – Efesios 4:2-6.
Alguien diría, “Esa clase de ideal puede haber marcado las iglesias del Nuevo Testamento. Pero
después de 2000 años de guerra espiritual, los enemigos del alma parecen estar en las filas de
ataque en forma más amenazadora en contra del pueblo de Dios”.
Puede parecer de esa manera, pero el secularismo moderno no es una amenaza mayor o menor
a la verdad bíblica que el paganismo romano. Verdaderamente, las similitudes son
impactantes. Además, aquí no estamos hablando sobre alguna clase de supervivencia
orientada hacia la victima, estamos hablando sobre la salud de la iglesia.
Iglesias saludables no surgirán nunca simplemente de un cambio o de una unidad filosófica.
Los compromisos bíblicos de cada persona que se congrega, de cada persona que trabaja en los
oficios, cada líder denominacional, deben tener como primer objetivo las prioridades de Dios y
después permitirle a El producir en nuestras iglesias lo que El quiera, de adentro hacia fuera.
Lejos de desviarse del cumplimiento de la Gran Comisión, esta propuesta, ya que es bíblica en
forma muy obvia, aumenta nuestra misión colectiva individual: conocer a Jesucristo, exaltarlo a
El como Salvador, Santificador, Sanador y Rey que viene, y llevar a cabo su Gran Comisión.
Si, Dios quiere hacer algo nuevo en nosotros y a través de nosotros. Pero El quiere hacerlo por
medio de su Palabra y su poder. Asegurémonos de que la cristiandad cultural moderna no se
quede en el camino.

El Dr. Kenneth O. Gangel, quien porta credenciales de la Alianza, es vicepresidente de Asuntos


académicos y decano académico en el Seminario Teológico de Dallas (Texas).

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