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Sin embargo, cuando el matrimonio llega a una crisis también son las mujeres que con mayor
frecuencia toman la iniciativa del divorcio. De cada 4 divorcios, 3 son iniciados por las mujeres. Los
hombres se resisten mucho más fuertes salir de matrimonio que para contraerlo. Tal parece que
las mujeres son predestinadas a tomar las iniciativas en los asuntos de compromisos emocionales.
El divorcio es una decisión seria y casi siempre representa un proceso muy doloroso para ambos.
En terapia de parejas vemos muchos casos que llegan al punto del divorcio que pudieron haber
sido evitados si la pareja hubiera prestado la atención a las señales de peligro.
Existen ciertos factores de riesgo que pueden conducir al desgaste del matrimonio y a un posible
divorcio. ¿Cuáles son estos factores? :
1. Uno de los dos ha sido infiel en los últimos 5 años y el otro lo sabe
2. Los temas de conversación en la pareja solo rondan sobre los hijos o animales domésticos
3. La frecuencia de las relaciones sexuales se ha reducido a una vez a la semana o menos
4. La pareja no se besa nunca (los besitos de saludo no se cuentan)
5. Los dos tienen donde vivir en caso de separación
6. Existen episodios de violencia domestica
7. La pareja nunca se sonríe cuando se miran uno al otro
8. Uno de los dos puede estar de viaje por una semana o más sin extrañar al otro
9. No existen prácticas de la vida espiritual o religiosa entre los dos
10. Tienen un solo hijo, o no tienen hijos
11. El hijo menor tiene más de 7 años
12. La pareja siempre sabe lo que va a decir el otro. Las sorpresas no existen. Todo es
predecible.
13. Los padres de uno o de los dos están divorciados
14. No existe dependencia económica de ninguno de los dos
Es interesante analizar estos factores de riesgo. Cada uno por separado tal vez no tenga una mayor
importancia, pero la combinación de dos, tres o varios podrían crear las condiciones de alto riesgo.
Si tu relación de pareja presenta estos riesgos, es necesario hacer una mayor inversión en cuidar la
relación, alimentarla, procurar el bienestar de los dos, manejar los conflictos y mantener una
comunicación efectiva. En casos de complicaciones, es recomendable acudir a un especialista en
terapia de pareja.