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Introducción ............................................................................................................................... 2
1. Las decisiones de integración vertical ................................................................................... 3
1.1. Concepto de integración vertical.................................................................................... 3
1.2. Las ventajas de comprar en el mercado ......................................................................... 4
1.3. Las ventajas de la integración vertical ........................................................................... 5
1.3.1. Monopolio............................................................................................................ 5
1.3.2. La elusión de impuestos y regulaciones............................................................... 6
1.3.3. La minimización de los costes de intercambio .................................................... 7
2. El problema de los activos específicos .................................................................................. 7
2.1. Concepto de activo específico........................................................................................ 7
2.2. Competencia ex ante y monopolio ex post..................................................................... 9
2.3. La bilateralidad del monopolio: Oleoductos frente a petroleros.................................. 10
2.4. Inversión subóptima ..................................................................................................... 11
2.5. Causas de la especificidad de los activos..................................................................... 11
3. Contratos a largo plazo frente a integración ........................................................................ 13
3.1. La variedad de soluciones contractuales ...................................................................... 13
3.2. Papel y limitaciones de los contratos a largo plazo...................................................... 14
4. Activos específicos y contratación laboral .......................................................................... 16
4.1. La expropiación del empleador .................................................................................... 16
4.2. La expropiación del empleado ..................................................................................... 18
5. Apéndice. Análisis de algunos problemas típicos relacionados con activos
específicos ........................................................................................................................... 22
5.1. El problema del volumen de intercambio .................................................................... 22
5.2. Subinversión bajo un supuesto de negociación............................................................ 23
5.3. Un supuesto de contratación completa......................................................................... 24
5.4. Subinversión bajo un supuesto de contratación incompleta ........................................ 25
5.4.1. Los supuestos del problema ............................................................................... 25
5.4.2. Soluciones posibles............................................................................................ 26
5.4.3. Análisis de los supuestos del modelo................................................................. 28
6. Caso para discusión: El control del tráfico aéreo ................................................................ 30
1.3.1. Monopolio
1 Esta posición es la que sirve de arranque, entre otros, a Williamson, quien la expresa como una “premisa favorecedora
del mercado” (1985, p. 86).
2 Además de las condiciones de monopolio u oligopolio que se originan en su estructura de costes, han influido factores
como la financiación a través del recibo de la luz de las subvenciones al carbón, el cambio en las normas sobre centrales
nucleares, las deficiencias intrínsecas de la regulación, incluyendo eventualmente la “captura” del regulador por los
regulados, los incrementos de costes fruto del monopolio y la regulación con objeto de apropiar rentas, etc.
3 En una interpretación amplia de los costes contractuales, las dos primeras de las tres categorías precedentes
(monopolio e impuestos) vienen a ser variantes de la tercera (coste de intercambio). Por un lado, sin costes de transacción
los efectos de la situación de monopolio serían eliminados mediante contratación: en lugar de optar por la fabricación propia
para evitar un precio abusivo, bastaría con negociar una rebaja o descuento del monopolista, descuento que éste concedería
justo hasta el punto en que a su cliente le resultara indiferente comprarle a él o iniciar la fabricación interna. Por otro lado,
los impuestos constituyen el precio que pagan las partes por los servicios públicos, incluido el soporte institucional de la
contratación privada. En ausencia de costes contractuales, dicho soporte también sería innecesario. Además, las decisiones
motivadas para evitar regulaciones, con independencia de si éstas contribuyen a aumentar la eficiencia o sólo a redistribuir
riqueza, pueden asignarse según los casos en cualquiera de las tres categorías.
4 Las causas de la subcontratación en los sectores de la construcción y el transporte de mercancías por carretera se
analizan desde esta perspectiva en, respectivamente, González, Arruñada y Fernández (1997 y 2000), Fernández, González
y Arruñada (2000a, 2000b) y Arruñada, González y Fernández (2004).
5 El papel de los activos específicos en la empresa fue analizado inicialmente por Williamson (1975 y 1979) y Klein,
Crawford y Alchian (1978).
6 Conviene precisar la diferencia entre los conceptos económicos de “renta” y “cuasi-renta”, si bien la distinción es más
relevante para las políticas públicas en cuanto a la competencia que para el análisis privado. Se denomina “renta” al exceso
de precio por encima del que sería necesario para atraer un recurso a un fin determinado; mientras que se emplea el término
“cuasi-renta” para hacer referencia al exceso de precio respecto al que sería necesario para retenerlo. De acuerdo con estos
usos, sólo cabe hablar de rentas cuando la retribución total de un recurso exceda la que sería necesaria para atraerle a un
empleo, siendo el importe de dichas rentas igual justamente a la diferencia entre ambas retribuciones. Este mismo recurso
puede percibir cuasi-rentas, por un importe igual a la diferencia entre sus ingresos en un determinado período y lo mínimo
que sería necesario para retenerlo en ese empleo, mínimo que será igual a sus máximos ingresos de oportunidad. Todas las
rentas son cuasi-rentas; sin embargo, la afirmación inversa es falsa: no todas las cuasi-rentas son rentas, por lo cual las
cuasi-rentas son siempre superiores a las rentas. En otras palabras: un flujo futuro de cuasi-rentas constituye una renta tan
sólo cuando el valor actual neto de la inversión necesaria para lograrlo es positivo. Véanse Klein, Crawford y Alchian
(1978, p. 299) o Milgrom y Roberts (1992, p. 269).
7 Si bien al unificar la propiedad no se anulan los costes contractuales que motiva la especificidad, sí se reducen de
forma sustancial, alterándose su orden de magnitud. Este aspecto ha sido puesto en duda, entre otros, por Grossman y Hart
(1986), para quienes esta reducción es discutible. (Véase el Apéndice de este capítulo y, en especial, la discusión de los
supuestos del modelo). No obstante, su análisis presupone que la eficacia de las tecnologías de control no se altera al
modificarse la propiedad de los activos. Véase, al respecto, Williamson (1985, Cap. 6, y, en especial, pp. 136, n. 4, y 154-
155).
8 Este ejemplo es una adaptación del utilizado en el artículo pionero de Klein et al. (1978, p. 298).
Cuadro 4.1. Valoración de los activos de la imprenta Gutenberg que son específicos a Satélite
— 5.500 = precio contratado
diferencia = 3.000 = “cuasi-renta apropiable” por Satélite
— 2.500 = precio mínimo para que Gutenberg continúe sirviendo a Satélite
Reflexión
• ¿Cómo cambia el ejemplo anterior si suponemos que Gutenberg puede obtener de
un juez una sentencia que obliga a pagarle el precio acordado?
• ¿En qué condiciones informativas será más o menos viable esta intervención
judicial?
11 La idea ha sido desarrollada principalmente por Klein (1992 y 1996) y Klein y Murphy (1997), y será tratada con más
detenimiento en el capítulo quinto.
12 Véanse Klein et al. (1978, pp. 308-310), Coase (2000), Casadesus y Spulber (2000) y Klein (2000).
14 En especial, la seguridad en el empleo está escasamente protegida por las normas legales. En una escala de seguridad en
el empleo, Japón aparecía por debajo de Italia, Francia, Suecia y Alemania; y sólo por encima del Reino Unido y los
Estados Unidos entre los países grandes (Bertola, 1990, p. 853). Además, la garantía de empleo a largo plazo no es exigible
judicialmente (Kester, 1991, p. 230). Véase el índice Doing Business
(http://www.doingbusiness.org/ExploreTopics/EmployingWorkers/) para un indicador más reciente.
15 Befu y Cernosia (1990) describen las diversas vías por las que se ha ido produciendo la conversión de empleos fijos en
formas más flexibles. Durante años, la prensa económica informó continuamente de casos como los señalados en el texto.
16 Esta sección desarrolla mediante ejemplos numéricos el análisis de Tirole (1988, pp. 22-24).
——————————————————————
c = 0 si I = 2 v=3 c = 4 si I = 0
En principio, la inversión es rentable, pues su valor (= 3 - 0) es mayor que su coste (2).
18 Suponiendo así que la negociación conduce a la solución de Nash. No obstante, el porcentaje concreto de reparto de
las ganancias no afecta a la decisión de inversión, siempre que exista alguna posibilidad de que ésta no sea rentable.
19 Se sigue aquí a Tirole (1988, pp. 26).
20 Incluyendo como tal la actuación sancionadora de los demás participantes en el mercado, si incluimos como
mecanismos de ejecución o enforcement contractual los reputacionales y no sólo los de tipo estrictamente judicial.
21 Véase Tirole (1988, p. 26, n. 33).
1 2
ESFUERZOS NO VALORES Y COSTES OBSERVABLES,
OBSERVABLES: PERO NO VERIFICABLES POR TERCEROS:
Esfuerzo del proveedor, y ⎯⎯⎯⎯⎯→ 10, y 30, 1-y Coste, c, y probabilidad
Esfuerzo del cliente, x ⎯⎯⎯⎯⎯→ 20, 1-x 40, x Valor, v, y probabilidad
↓
COSTES DEL ESFUERZO
10x2, 10y2
22 El desarrollo del ejemplo sigue aquí a Holmstron y Tirole (1989, pp. 64-73).
¿Compensa esforzarse?
En estas condiciones, un mayor esfuerzo por cualquiera de las dos partes tiene un coste
personal directo para esa parte y proporciona un beneficio a ambas, puesto que hace más
valiosa o menos costosa la introducción de la mejora. Veremos que, como consecuencia,
tienden a esforzarse —esto es, a invertir— menos de lo que sería óptimo, porque anticipan un
determinado reparto de esos beneficios futuros: en concreto, entienden que han de compartir
con la otra parte los beneficios, pero no los costes, de dicho esfuerzo inversor.
Comparemos ahora la solución ideal con las alcanzables bajo diversas asignaciones del
derecho a decidir si se adopta o no el cambio técnico.
23 Es trivial comprobar que se verifica la condición de segundo orden, pues, por un lado, (Vxy)2 - VxxVyy = 100 - (-
20)(-20) = -300 < 0 y, por otro lado, Vxx+Vyy = (-20)+(-20) = -40 < 0.
24 Se sitúan así en un equilibrio de Nash, que se define como aquel conjunto de decisiones tal que ninguno de los
jugadores desea modificar su estrategia si toma como dadas las acciones de los demás. Lo que es lo mismo, ninguno de los
jugadores gana modificando su línea de actuación y, si todos esperan que los demás sigan este tipo de conducta, también les
interesará seguirla. Véase Binmore (1994, p. 182) para una formulación intencionalmente axiomática, según la cual se parte
simplemente de que “en situaciones simétricas, ambos jugadores obtienen lo mismo”. A nuestros efectos, el supuesto sobre
la división del excedente tiene escasa trascendencia. No es relevante cómo se divide exactamente el excedente, pues basta
que alguna de las partes pueda no recibir todo el excedente para que tenga interés en invertir por debajo del nivel óptimo.
Obsérvese, sin embargo, que, al decir que es poco restrictivo, nos estamos refiriendo al resultado de la división y no al
procedimiento por el que se llega a él. Como veremos más adelante, el supuesto de que esta división se alcanza a coste de
negociación nulo sí configura una situación muy particular.
PERÍODO 1 PERÍODO 2
25 Williamson (1985, p. 96) argumenta que tenderá a integrarse más al aumentar la especificidad del capital humano. En
el contexto de esta sección, ha de entenderse que está pensando en que es más fácil incentivar esa inversión dentro de una
relación de empleo que mediante un contrato comercial.
Muchos países han experimentado graves conflictos laborales con sus controladores
aéreos. El más célebre fue el que iniciaron los controladores estadounidenses en 1981. Tras
numerosos roces con el organismo federal encargado del transporte aéreo (la FAA), el 3 de
agosto el sindicato de controladores (PATCO) declaró una huelga para exigir mayores
salarios y mejores condiciones laborales, entre ellas una semana laboral de 32 horas. Como la
huelga era ilegal, por tratarse de empleados del Gobierno Federal, el presidente Reagan les
dio un ultimátum de 48 horas para reintegrarse al trabajo. Reagan despidió a los 11.345
controladores que ignoraron el ultimátum, lo que conllevó su imposibilidad de ocupar otros
empleos federales hasta que fueron perdonados por el presidente Clinton en 1993. En un
principio, la FAA hubo de reducir drásticamente el tráfico aeroportuario, pues sólo podía
emplear a los pocos controladores que habían acudido a trabajar, a los controladores militares
y a algunos otros empleados de menor formación. Tardó casi diez años en completar la
renovación del a plantilla.
Se planteó una situación similar en España en 2010. Ya en 1999, el Gobierno había
firmado un convenio colectivo que otorgaba a los controladores generosas condiciones de
trabajo y un salario base de 170.000 euros por un máximo de 1.200 horas anuales. A este
salario, se sumaba la retribución por horas extraordinarias, que se pagaban el triple y
acabaron siendo un tercio del total. Según la empresa pública Aeropuertos Españoles y
Navegación Aérea (AENA), el sueldo medio había sido entre 2008 y 2009 de unos 350.000
euros, el triple de un controlador británico y el doble de uno francés, alemán o italiano
(Cuadro 4.2). Además, 713 controladores ganaban entre 360.000 y 540.000 euros. En
contraste, un controlador militar español cobraba, en 2010, 23.500 euros anuales, 16 veces
menos que un controlador civil.
Entre 2000 y 2007, sucesivos gobiernos habían invertido más de 9.000 millones de euros
para renovar y ampliar los aeropuertos, principalmente los de Madrid y Barcelona, pero
también, en menor medida, los de Málaga, Alicante, Baleares y Canarias. Sin embargo, estas
inversiones se dieron de bruces con la caída de la demanda a raíz de la crisis que se desata en
2007. Al año siguiente, el tráfico en los aeropuertos españoles sufrió caídas superiores al 3%,
tanto en pasajeros como en vuelos. Como consecuencia, AENA exhibió un déficit de 433
millones de euros cuya mayor parte (300 millones), se debían a Navegación Aérea y estaban
causados mayormente por la baja productividad y los elevados sueldos de los controladores.
Tras varios desacuerdos con AENA, los controladores iniciaron en 2009 varias huelgas de
celo, una práctica habitual en el sector, consistente en cumplir de forma estricta el
reglamento, aprovechando sus ambigüedades para ralentizar las operaciones y provocar
retrasos. Por ejemplo, como los reglamentos especifican los mínimos de separación entre
aviones pero no los máximos, se carece de criterios para evaluar si un controlador emplea
injustificadamente la seguridad como excusa para ralentizar el tráfico. Además, perjudicaron
especialmente el tráfico en días clave como, por ejemplo, el de Año Nuevo, cuando 5 de los
18 controladores asignados al aeropuerto de Madrid no se presentaron a trabajar alegando
encontrarse enfermos. Como consecuencia, el aeropuerto hubo de operar a la mitad de su
capacidad, sufriendo notables retrasos.
26 Caso elaborado en colaboración con Mircea Epure con base en artículos de prensa y otros documentos públicos (véase,
para referencias, una versión más extensa del caso en “El control del tráfico aéreo” [http://bit.ly/nyC89h, visitada el 9 de
agosto de 2011]).
Guía de discusión
El control del tráfico aéreo muestra el carácter específico que pueden alcanzar los activos
físicos respecto a los trabajadores necesarios para utilizarlos, así como, el capital humano de
esos trabajadores. En esta línea, el caso español plantea muchas cuestiones, como, por
ejemplo: (1) ¿Qué activos de AENA y de los controladores están sujetos a expropiación en
este caso? (Entendiendo el término “expropiación” en sentido económico, no jurídico).
¿Existen cuasi-rentas? ¿Tendría sentido que AENA fuese controlado por las aerolíneas? (2)
¿Cómo cambian las posibilidades de expropiación con la evolución del entorno institucional?
(3) ¿Y con la tecnología? ¿Por qué representan un papel tan importante las huelgas de celo?
¿Cómo apoya la comprensión del asunto el caso estadounidense? (4) ¿Es real la expropiación
de los controladores? ¿Puede haber diferencias entre los controladores antiguos y los más
recientes; en especial, entre los que hayan entrado en la profesión antes o después del
convenio de 1999? ¿Disfrutan ambos de cuasi-rentas? (5) ¿Qué cabe deducir al comparar los
sueldos de los controladores civiles con los militares? ¿Dónde se tenderá a emplear más
maquinaria y capital físico, en las tareas de control aéreo civil o militar? (6) ¿Por qué van a la
huelga justo antes del puente de la Constitución? ¿Es más costosa para el país una huelga
durante la semana o durante el fin de semana? ¿Es más o menos eficaz para los
controladores? (7) ¿Qué consecuencias entraña quién carga con el coste de la huelga? (8)
¿Cómo difiere el tratamiento posterior a la huelga ilegal de los controladores estadounidenses
y españoles? ¿Qué nos dice acerca de la capacidad de ambas sociedades para responsabilizar
a sus ciudadanos? ¿Cuáles podrían ser las raíces históricas de esta diferencia? (9) Como idea
general, ¿quién debería “controlar a los controladores”? ¿Cómo se debería organizar la
actividad para evitar de raíz estos problemas que, en mayor o menor grado, parecen estar
presentes en todos los países? (10) Investiga la evolución del sector con posterioridad a los
hechos referidos en el caso. Averigua, en especial, cuáles han sido las sanciones que han
acabado asumiendo efectivamente los controladores implicados y sus líderes, no sólo como
consecuencia de los expedientes de AENA sino de su previsible litigación y renegociación.