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ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN............................................................................................................... 4
6.7. Neuroconducta............................................................................................................. 30
6.7.1. Esquemas de evaluación de la Neuroconducta del Prematuro............................ 32
9. BIBLIOGRAFÍA............................................................................................................... 36
Alfredo García-Alix
Coordinador de investigación Neonatal. Profesor Asociado.
Servicio de Neonatología. Hospital Sant Joan de Déu. Universidad de Barcelona.
Barcelona. España.
Gemma Arca
Neonatóloga. Hospital Clinic. Universidad de Barcelona.
Servicio de Neonatología. Hospital Sant Joan de Déu. Universidad de Barcelona.
Barcelona. España.
1. INTRODUCCIÓN
La principal dificultad para el clínico que desea realizar una evaluación neurológica de un
neonato menor de 37 semanas de EPM, está condicionada no sólo porque el comportamiento
y la capacidad funcional difieren del nacido a término, sino también por los cambios
madurativos que tienen lugar en cada uno de los dominios de la función neurológica durante
el período de tiempo que media entre las 24 y la edad de término. Además, cuanto menor
es la EG, mayor es la dificultad de detectar alteraciones de la función neurológica, orientar
el carácter de la agresión sobre el cerebro y establecer el pronóstico mediante el EN.
Aunque estos tres propósitos permanecen, los objetivos actuales de la evaluación neurológica
del neonato son bastante más amplios (Tabla 1). El examen neurológico permite no sólo
señalar una posible desviación patológica sino también evaluar el proceso de cambios
secuenciales en la actividad funcional en relación con la edad postmenstrual (3,4). Un aspecto
que se olvida con frecuencia es que un examen neurológico sólo traduce el estado funcional
del sistema nervioso en un momento dado, aquel en el cual la exploración es realizada.
Utilizando una analogía, un examen aislado es como una “foto fija” que corresponde
exclusivamente al momento en que se realiza. La valoración de los movimientos generales
(véase más adelante) ha puesto de manifiesto el enorme valor de las evaluaciones seriadas
a partir del ingreso y durante las siguientes semanas tras el alta. A lo largo de este capítulo
se enfatiza reiteradamente, el valor de las evaluaciones seriadas como un buen indicador
de la naturaleza del proceso subyacente, así como de la gravedad de una agresión aguda
o crónica al sistema nervioso, y del mayor valor predictivo que poseen frente a un examen
aislado (2-7).
La presencia de los padres durante algunos de los exámenes permite incorporarlos como
participantes activos en el proceso de observar y aprender del comportamiento de su hijo,
gracias a las apreciaciones precisas del examinador sobre el comportamiento individual
del niño. Este abordaje interactivo individualizado, centrado en el niño y enfocado a la
familia, se concreta no sólo en la información que es transmitida a los padres, con el fin
de que conozcan mejor a su hijo, sino que ayuda a reforzar su confianza y autoestima en
su capacidad para interaccionar con él, y aumenta las actitudes paternales de atención
y participación más activa en la crianza. En los niños prematuros, este enfoque permite
compartir las preocupaciones de los padres acerca del futuro desarrollo de su hijo, ayudarles
a descifrar mejor las señales que emite su hijo y buscar las respuestas más adecuadas.
Al clínico, le permite establecer recomendaciones y pautas para mejorar la interacción de
los padres con su hijo, facilitar el inicio de las interacciones primarias y de vinculación
y ofrecerles apoyo psicológico. Esta estrategia, deudora de Brazelton y su escala NBAS
para evaluar el temperamento neonatal (9), y más particularmente del programa “Cuidado
Neonatal Individualizado con Atención Preferente al Desarrollo” (NIPCAP), es una parte
esencial del modelo de asistencia pediátrica individualizada y centrada en la familia.
La EG y la EPM no son sólo prerrequisitos para interpretar el estado neurológico del recién
nacido prematuro, sino que conlleva una enorme cantidad de información acerca de todos
los procesos regulados del desarrollo, así como de las potenciales patologías del SNC que
puede presentar el niño y del riesgo de ulteriores trastornos del neurodesarrollo.
Es por ello que conocer la EG, el peso al nacimiento y la EPM de un neonato prematuro
son aspectos cruciales antes de realizar el EN. La consideración de estos factores puede
aportar información directa o indirecta acerca de:
Aunque es difícil testar el efecto del entorno sobre el desarrollo estructural del cerebro, un
estudio que evaluó el programa NIPCAP ha aportado un fuerte respaldo a esta presunción.
Este estudio constató mediante anisotropía de resonancia magnética, que intervenciones
“positivas” desde el nacimiento (EG 28-33) hasta las 2 semanas de edad corregida,
conllevan cambios en la estructura cerebral y cambios en la función: mejor coherencia
espectral del EEG, mejor regulación de la conducta neonatal, y mejores puntuaciones en el
test de Bayley II (11).
No es de extrañar por tanto, que cuanto menor sea la edad gestacional al nacimiento
mayor será el tiempo de exposición a ambientes no óptimos para el desarrollo y que en
términos generales la edad gestacional es un determinante capital del riesgo de morbilidad
neurológica y de trastorno del neurodesarrollo ulterior de los recién nacidos prematuros.
Un aspecto crucial cuando se evalúa recién nacidos prematuros es utilizar una terminología
común y precisa para designar la edad del neonato. Los términos “edad gestacional (EG)”,
Se dispone de diversos métodos para estimar la edad gestacional del recién nacido. Éstos
varían en complejidad desde la simple observación de características físicas a evaluaciones
radiológicas, neurofisiológicas o imageneológicas. La evaluación clínica de la edad
gestacional puede ser realizada a la cabecera del paciente y se han desarrollado diversos
esquemas: a) puntuación de determinados criterios físicos, b) puntuación de características
neuromusculares, y c) combinación de características físicas y neuromusculares. Cada
método se fundamenta en la asunción de que tanto las características somáticas como las
neuromusculares maduran a un ritmo predecible (1). Los diferentes métodos clínicos son
menos precisos que la evaluación ecográfica fetal, y muestran en general una variabilidad
de ± 2 semanas respecto a la establecida en base a la fecha de la última menstruación y a
la ecografía fetal precoz.
Los esquemas más útiles son aquellos que combinan características somáticas y
neurológicas, como son los esquemas Dubowitz o Ballard (13,14). La realización de estos
esquemas combinados han constituido una herramienta de aprendizaje neuromadurativo
de primer orden para generaciones de neonatólogos, ya que mediante los cuales se
aprende: a) a reconocer la onda ascendente (caudo-cefálica) de aumento del tono flexor de
los miembros que tienen lugar entre las semanas 22 y 42 de gestación, b) las maniobras
operativas esenciales para estimar el tono muscular del neonato, y c) a reconocer marcadas
desviaciones de lo esperado como indicador de un trastorno neurológico subyacente.
El EN es la parte más precisa y extensa del examen físico de cualquier recién nacido y el
ambiente en el cual es realizado puede tener un impacto en la calidad de las respuestas
observadas (1). El detalle, la profundidad y el énfasis del EN dependerán del propósito de
éste, de la naturaleza del problema y del estado de salud y la estabilidad homeostática
corporal del paciente, así como del tiempo disponible. Los prematuros muestran dificultad
para asimilar los estímulos ambientales, son fácilmente sobrepasados y pueden entonces
presentar desorganización de su conducta y de su fisiología en relación inversa con la
EPM (15-16). En particular, el prematuro menor de 32 semanas puede mostrar durante el
examen dificultad para asimilar los estímulos junto con desorganización fisiológica.
Ésta se expresa como cambios de coloración, aumento del esfuerzo respiratorio o de la
necesidad de oxígeno suplementario, pausas de apnea, pobre regulación de la temperatura
y trastornos funcionales y digestivos (Figura 3). La desorganización puede ser acusada
o sutil y puede llevar a un agotamiento del bebé y conducir a juicios erróneos sobre su
integridad neurológica. Cuando se detectan signos de pobre tolerancia, el examen debe ser
interrumpido, dejando para más tarde las partes que quedaron sin examinar.
Figura 3. Signos sugestivos de mala tolerancia del neonato prematuro al examen neurológico.
• Temperatura del entorno. Aún cuando el EN del prematuro menor de 32-34 semanas
postmenstruales es realizado con éste dentro de la incubadora, la apertura sostenida
de las ventanas de la misma puede dar lugar a pérdida de calor y estrés térmico a los
pocos minutos de iniciar el examen. En esta circunstancia el neonato tolerará mal el
examen y puede mostrar dificultad para asimilar los estímulos del examen y presentar
desorganización fisiológica. La pobre tolerancia al estrés térmico que puede acontecer
durante el examen cuando no se presta atención a la temperatura del entorno, es
mayor cuanto menor es la edad gestacional o postmenstrual del bebé.
• La iluminación del entorno debe ser uniforme y no directa sobre el niño, pero aunque
debe permitir detectar cambios en la coloración y marcas cutáneas, nunca ser
tan excesiva que moleste al neonato y le desanime a abrir los párpados de forma
espontánea y de mantener los ojos abiertos en los mayores de 28 semanas. En los
neonatos que están recibiendo fototerapia, es importante apagar “las luces” y retirar el
cobertor de protección ocular.
• Prestar atención continua a la tolerancia del neonato al examen. Los neonatos prematuros
toleran mal un examen prolongado.
• Evitar fatigar al niño, así como causar inestabilidad cardiorrespiratoria o enfriar, molestar o
estresar al bebé lo menos posible.
• Dejar para el final del examen, aquellos ítems del examen que conllevan mayor molestia
para el niño.
• Cualquier signo debe ser valorado siempre dentro de un contexto más amplio que incluye la
presencia o ausencia de otros signos o factores.
Valoración de:
• Reflejos primitivos.
• Reflejos miotáticos.
Para valorar cada uno de los dominios se utilizan unos pocos ítems y con el fin de caracterizar
con precisión la respuesta a cada uno ellos, es muy importante que la graduación de
la respuesta esté lo más estandarizada posible. Ambas propiedades, estructuración y
estandarización, es lo que ofrecen los esquemas de examen neurológico estructurados,
por lo que es importante que cada examinador se familiarice con un esquema de examen,
así como con la graduación de la respuesta a los diferentes ítems que lo componen y
utilizar siempre el mismo esquema con el fin de ganar confianza, consistencia y capacidad.
Seguir una sistemática reduce la posibilidad de pasar por alto alteraciones significativas
en la función neurológica y permite obtener una adecuada idea multidimensional de la
competencia funcional (1).
En ocasiones, según la naturaleza del problema, puede ser necesario ampliar el número de
ítems o una evaluación sistemática de otros dominios, como: función del tronco encefálico,
o evaluación neuro-oftalmológica. Independientemente de la profundidad y detalle con el
que se examina cada dominio, es preciso tener en cuenta que el EN tiene sentido como un
todo y que su capacidad para evaluar funcionalmente el sistema nervioso es muy superior
a la suma de sus partes.
Durante los últimos 50 años se han desarrollado diversos esquemas de examen neurológico
y varios esquemas dirigidos a evaluar la neuroconducta del neonato. Aunque estos últimos,
han sido utilizados a menudo en la evaluación neurológica, su cometido no es exactamente
ese, sino evaluar el repertorio de la conducta neonatal en un contexto social. Sin embargo,
la distinción entre el examen neurológico y la valoración conductual parece poco clara y el
contenido de los esquemas de valoración se solapan en gran medida (1).
Desde el examen inicial de André-Thomas (17), cada uno de los esquemas de examen
neurológico desarrollados se ha construido con el objetivo de ser una herramienta clínica
estandarizada que cumpliera las siguientes premisas:
3) fácil de usar.
4) poder ser realizado en un tiempo razonable, que por lo general se considera entre 10
a 30 minutos.
7) sensible para detectar cambios en el estado del paciente y predecir trastornos ulteriores.
Entre los esquemas de examen disponibles para neonatos que no se comentarán aquí por
ser dirigidos al neonato a término se encuentran el “Examen neurológico de Prechtl” y la
“Valoración neurológica Amiel-Tison para el neonato a término o a las 40 semanas de edad
corregida”(18,19). A continuación se señalan otros esquemas que sí están diseñados para
evaluar a neonatos pretérmino, si bien estos esquemas no son útiles para los prematuros
extremos antes de alcanzar las 28 semanas postmenstruales. Hasta el presente no se han
desarrollado modificaciones de los esquemas originales con objeto de poder evaluar a este
grupo etario.
Este examen, desarrollado por Lily y Victor Dubowitz (20) denominado inicialmente como
“Neurological Assessment of the Preterm and Full-Term infant” (NAPFI), fue diseñado para
examinar neonatos a término o pretérminos en 10 o 15 minutos y también para permitir el
examen secuencial tras el nacimiento. Una virtud de este examen fue la incorporación de
ítems derivados del examen de la neuroconducta de Brazelton (NBAS) y posteriormente,
en la segunda versión de este examen (3), la valoración de la actividad motora espontánea
siguiendo conceptos derivados del examen de los movimientos generales de Precthl. Este
esquema se ha nutrido, por tanto, de todas las aportaciones a la valoración neurológica de
los últimos 50 años.
Este esquema de EN está bien estandarizado; contiene las instrucciones adecuadas para
realizar cada maniobra, la graduación absoluta de las posibles respuestas del neonato
a cada ítem, con descripciones de éstas, y en el dominio del tono muscular y la postura
presenta diagramas ilustrativos de las respuestas. Este desarrollo es muy práctico y facilita
su realización por observadores inexpertos, y favorece la reproducibilidad del examen.
Cada ítem del examen está graduado en una escala de cinco puntos, desde su mínima a
su máxima respuesta. Las respuestas a cada ítem son circuladas en los esquemas para
indicar el diagrama o la descripción apropiada de la respuesta obtenida. En el neonato
prematuro enfermo, el examen puede ser reducido a los ítems compatibles con la condición
médica del neonato.
los autores de la nueva versión presentan en su manual, el perfil del examen a diferentes
edades gestacionales, (de la 28 a las 35 semanas), la maduración postnatal del perfil y una
comparación entre el perfil de estos prematuros a las 40 semanas posmenstruales con el
del neonato a término.
5.2. EL “NEONEURO”
Este examen fue diseñado por Sheridan-Pereira para valorar la actuación neurológica y la
neuroconducta de los recién nacidos a término, pero puede ser aplicado por su estructura
también a pretérminos (21). En la última versión de este examen, el denominado “NEO
NEURO & Up”, está constituido por 32 ítems, mediante los cuales además de valorar el
tono, los reflejos primitivos y la excitabilidad, también incorpora diversos ítems inspirados
en conceptos del NBAS de Brazelton (9), con el fin de examinar la capacidad de interacción
del neonato con su entorno. Además, el examen incorpora algunos ítems no valorados
en otros exámenes, como son: la facilidad de su cuidado, el número de alimentaciones
en un período de 12 horas, y si el cuidador necesita despertar al bebé para alimentarlo.
Aunque el examen dispone de diagramas ilustrativos en los ítems relacionados con el
tono, a diferencia del Hammersmith neonatal neurological examination no contiene en el
protocolo las instrucciones adecuadas para la realización de cada maniobra. Los ítems son
graduados de forma variable; según el ítem valorado de 3 a 7 puntos.
En los neonatos prematuros el PC se reduce durante la primera semana de vida (≈ 0,6 cm) y
posteriormente, tras un período variable, reinicia el crecimiento. La velocidad del crecimiento
postnatal del perímetro cefálico no se aproxima al ritmo esperado intraútero hasta que
no se recupera el peso al nacimiento. Una vez alcanzado este, el crecimiento cefálico es
alrededor de 0,9 cm por semana. El crecimiento cefálico postnatal puede ser caracterizado
en tres fases: una inicial con parada del crecimiento o crecimiento subóptimo, seguida por
un período (2ª fase) de recuperación rápida, y finalmente, una tercera fase en la que el
crecimiento cefálico sigue las curvas de crecimiento estándar. En general, la duración de
cada fase puede variar de semanas a meses, dependiendo de la edad gestacional, el peso al
nacimiento, el crecimiento intraútero, la gravedad y la duración de la morbilidad relacionadas
con la prematuridad, el manejo nutricional, y la gravedad de los problemas neurológicos (1).
Cualquier agresión aguda con afectación global del cerebro se expresará por un deterioro
de la capacidad para despertar y mantener la vigilia. Las alteraciones en la capacidad para
despertar y la vigilia más graves como el estupor marcado y el coma se pueden detectar a
partir de las 28 semanas y para las 34 graduar de acuerdo a la capacidad para despertar
Tabla 4. Clasificación de la alerta y su alteración en el neonato
Movimientos
Sin necesidad De nivel superior:
Despierta generales fluidos,
Normal de mantener la movimientos
fácilmente variables y
estimulación alternantes y suaves
complejos
Mantiene la alerta
Despierta con breves segundos.
Pobre y escasa De nivel superior:
dificultad a la Puede llorar pero
Letargia actividad motora movimientos
estimulación cede rápida y
espontánea alternantes y suaves
moderada. bruscamente,
volviendo al sueño
Movimientos
Ausente o
Coma Ninguna Ninguna estereotipados
“posturing”
“Posturing”
El examen de la función motora incluye la evaluación del tono y la fuerza muscular, de los
relieves musculares, el examen de los patrones motores y de la movilidad facial y ocular.
La evaluación de la función motora permite identificar la existencia de un trastorno motor,
puede establecer la localización anatómica del trastorno y su evaluación secuencial en el
prematuro aporta importante orientación diagnóstica y pronóstica.
Figura 4. Signos sugestivos de mala tolerancia del neonato prematuro al examen neurológico.
Edad de
Tipo de Patrón Características Normales Alteraciones
observación
Involucran a todo el
• Pobre repertorio. La
cuerpo y tienen una
sequencia de movimientos
secuencia variable, fluida
22 a 37 sucesivos es monótona y
y compleja, en la cual se
semanas no muestran la complejidad
observan movimientos de
de EPM habitual.
flexión-extensión de las
Movimientos extremidades, el cuello y • Espasmódicos-
Pretérmino el tronco. sincronizados (“Cramped-
syncronised”). Los
y movimientos tienen un
carácter rígido y han perdido
Movimientos Los movimientos su fluidez, variabilidad y
de contorsión comienzan y finalizan complejidad; los músculos
(Writhing gradualmente, son del tronco y los miembros
movements) suaves, de pequeña se relajan y contraen
38 a 48-50 simultáneamente.
amplitud y de velocidad
semanas
lenta o moderada. Hay • Caóticos. Los movimientos
de EPM
movimientos de rotación son de gran amplitud y
superimpuestos, así ocurren en un orden caótico,
como cambios discretos sin suavidad y fluidez
en la dirección.
Movimientos circulares
de pequeña amplitud,
aceleración variable y • Ausente. No se observan
velocidad moderada que estos movimientos y si
Movimientos afectan a todo el cuerpo; otros movimientos de otras
6 - 20 características.
de ajetreo el cuello, el tronco y
semanas
(Fidgety los miembros. Cuando • Anormal. Los movimientos
postérmino
movements) el niño está despierto, muestran una amplitud,
tienen un carácter velocidad, y aceleración
continuo, cesando claramente aumentada
cuando el niño focaliza
su atención o llora.
Los RM son más bruscos y rápidos en los prematuros y muestran una marcada variabilidad
en la intensidad de la respuesta tanto entre exámenes en el mismo niño y entre distintos
neonatos. En general debe prestarse atención a la velocidad, la fuerza y la amplitud de la
respuesta y del movimiento del miembro, así como a la posible presencia de clono o difusión
contralateral. Los RM deben ser valorados en ambos lados del cuerpo y las respuestas
comparadas entre ambos lados.
Cervical
tónico Ausente Emergiendo Presente Presente 1-2 m 6-9
asimétrico
Larga
Succión Completo Completo Completo 34-36 s 4
latencia, débil
Permite
Prensión Presente y
Emergiendo Débil elevar al niño 32 s 6-9
Palmar fuerte
de la cuna
Tónico
Presente Presente 2-4 m 11-24
laberíntico
Extensión
Ausente Ausente Ausente Presente 40 s 2-3
cruzada
s = semanas, m = meses.
siguiendo un orden predecible durante el primer año de vida. Los RP son polisinápticos y
se considera que están mediados principalmente por niveles inferiores del SNC, el tronco
encefálico y la médula espinal. En la tabla 6 se muestra la ontogenia de estas respuestas
motoras estereotipadas (1).
6.7 NEUROCONDUCTA
Los 6 estados de conducta están bien definidos. El neonato muestra atención a estímulos
38-42 auditivos y visuales durante la vigilia. Competencia en la regulación de los estados de
semanas conducta. En el EEG el sueño comienza con sueño activo, el cual representa el 50% del
sueño y el 50% restante, a sueño pasivo.
puntuaciones más bajas (de 1 a 3) denotan una regulación de la conducta bien organizada
y modulada, mientras que las puntuaciones más altas (de 7 a 9) denotan una conducta que
se desorganiza con facilidad y una regulación conductual pobremente modulada, todo lo
cual refleja desorganización y estrés. La atención simultánea que se presta en la escala
APIB a la interacción entre los diferentes subsistemas y la interacción de cada uno con el
entorno es innovadora y ofrece una perspectiva dinámica del desarrollo de la neuroconducta
neonatal (25-27).
La “Neurobehavioral Assessment of the Preterm Infant” (NAPI) fue diseñada como una
herramienta específica para evaluar la madurez neurológica relativa de los recién nacidos
pretérmino. Por tanto, a pesar de su nombre no está dirigida a evaluar la neuroconducta,
sino que su propósito es monitorizar el progreso del desarrollo del recién nacido prematuro
mediante una valoración de la madurez. La escala NAPI ha sido propuesta como una
herramienta para: a) valorar el efecto sobre el desarrollo de una intervención, de un ensayo
clínico o de cambios en el cuidado, b) identificar retrasos persistentes en el desarrollo de
funciones específicas, c) monitorizar los progresos en el desarrollo de un neonato individual.
La escala está construida con siete ítems que muestran cambios durante el desarrollo:
1) signo de la bufanda, 2) ángulo poplíteo, 3) desarrollo motor, 4) alerta y orientación, 5)
irritabilidad, 6) calidad del llanto, y 7) porcentaje de tiempo dormido. Cada uno de los ítems
es puntuado desde la respuesta más inmadura a la más madura. La valoración de cada
ítem no tiene en cuenta el estado de conducta en que se encuentra el recién nacido, desde
que los autores argumentan que este requerimiento no es factible en la práctica clínica. El
NAPI es aplicable a neonatos estables a partir de las 32 semanas de EPM.
de alteración del desarrollo neuroevolutivo. Los prematuros y más cuanto menor haya sido
su edad gestacional, difieren ligeramente en su actuación neurológica a la edad de término
de aquellos neonatos nacidos a término, particularmente en algunos ítems del tono muscular
(menor tono flexor en la extremidades inferiores y en el tono cervical), en la actividad motora
(caracterizada por movimientos más bruscos, temblor y sacudidas más frecuentes), y una
menor capacidad de orientación visual. No obstante, las diferencias no son marcadas. El
esquema mostrado en la tabla 8, compuesto de diez ítems, muestra las respuestas óptimas
Tabla 8. Variables valoradas al alta de neonatología y signos de alarma
10. R
eflejos miotáticos Franca hiperreflexia, clono, temblor o
Reflejos fáciles de obtener
y reactividad sacudidas al menor estímulo
y los signos de alarma que pueden ayudarnos al alta a establecer rápidamente el estado
neurológico global y de acuerdo a los signos de alarma presentes establecer de forma más
individualizada el programa y ritmo de seguimiento.
próxima al término) aportan una información crucial para establecer el posible impacto de
la agresión sobre el neurodesarrollo y para la individualización del ritmo de seguimiento, así
como acerca de la necesidad precoz de intervenciones terapéuticas rehabilitadoras.
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