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Mariangel Méndez
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Tivisay Guerrero
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Facebook: Tivisay Guerrero Familia Interna
¿Por qué resulta importante tomar conciencia del lugar que ocupamos en nuestra
familia?
¿Qué sucede si no ocupamos el lugar que nos corresponde?
Hoy, cada uno de nosotros somos producto de un pasado. Gracias a ese pasado somos
la esencia que manifestamos como persona y tenemos la raíz conductual que nos
caracteriza. Siendo niños integramos y copiamos lo que vivimos en nuestro pequeño
mundo, que no es otro que nuestro hogar. Somos como una pizarra en blanco en la que
los seres que se responsabilizan de nosotros, comienzan a escribir parte de nuestra
historia y junto con ellos, el entorno en el que estamos inmersos. El problema está en
que, en la medida que vamos creciendo y desarrollándonos, también vamos olvidando
mucha de esa información raíz o de ese programa adquirido. Como consecuencia de
esto, siendo adultos, parte de ese comportamiento lo llevamos grabado en el
inconsciente y se nos dificulta cambiarlo si no entramos en conciencia de dicha raíz, ya
que el inconsciente siempre va a hacer todo lo posible por mantener el programa
adquirido.
Pudiéramos decir que, siendo niños, no tenemos la conciencia suficiente para entender,
como lo haría un adulto, todas las situaciones que se nos presentan, y muchos de
nuestros deseos de infancia jamás se ajustaron a la realidad vivida en el núcleo
familiar, por lo que se pudieron haber generado emociones que quedaron fuertemente
grabadas en el inconsciente. Basados en nuestra interpretación de las circunstancias,
empezamos desde pequeños a tomar posiciones ante éstas o resolverlas a nuestra
manera, como modo de protegernos de ellas. Mostramos así conductas para ser
aceptados y encontrar el espacio donde tener la libertad, por así decirlo, de interactuar
en ese medio donde nos desenvolvemos. Ocupamos entonces un lugar o posición en
nuestra familia como respuesta a esto.
Al ocupar un lugar, y probablemente uno que no nos corresponde, como por ejemplo: la
asesora de mamá, siendo una niña; el hombre de la casa, aunque sólo soy un niño; la
defensora de mamá ante los maltratos de papá; el compañero de mamá cada vez que se
ausenta papá; la mediadora entre mamá y papá; la mamá de mis hermanos, etc.,
comenzamos a construir el mundo de emociones que no resolvimos en su momento, y lo
dejamos guardado en el inconsciente para luego revivirlo en la adolescencia o adultez.
Es entonces en el hogar donde elegimos nuestro lugar, donde se forjan las conductas, se
toman diversas posiciones según sea el caso, y aprendemos a representar un rol: el de
víctima, perpetrador, dominante, salvador, conflictivo, rechazo a la figura masculina o
femenina, identificación con los padres, etc. Luego buscamos repetir la historia en la
adultez y vivir esas mismas emociones grabadas, representando ese rol, creando
circunstancias para vivir en función de lo mismo, ya que es lo único que conocemos.
Aquí cabria citar el señalamiento que hiciera Jung (1986: 76): Las potencialidades
futuras del yo dependen de su sombra presente.
En este sentido, con la técnica de la Familia Interna, se busca visualizar las emociones
grabadas en la infancia, a través de la disposición de las siluetas que dé el paciente.
Vemos entonces que las personas suelen presentar las posiciones del excluido, del
conflictivo, el de autoridad, el de la negación; estas son las cuatro posiciones más
frecuentes observadas en los casos estudiados, entre otras. Lo mismo sucede con
cualquier otro representante del núcleo familiar. Así podemos ver también qué lugar le
dan al padre y a la madre, si mantienen su lugar de autoridad o los anulan, y cómo están
los hermanos en dicha distribución gráfica. Claro está, esto varía de acuerdo a las
particularidades de cada quien. Veamos un ejemplo de esto:
Ejemplo:
Yin es Yang
Muchas veces pasamos nuestra existencia señalando a esas figuras principales en
nuestras vidas: papá y mamá ¡nuestros primeros amores! y basándonos en esto
generamos circunstancias que nos traen problemas. Si papá abandonó a mamá,
podemos generar un contrato inconsciente donde digamos “como papá no lo hizo
bien yo ocupo su lugar”, y no conforme con esto, podemos convertir
inconscientemente a mamá en nuestra compañera ¿Por qué? porque como papá no lo
hizo bien, lo desplazamos o sustituimos. Si este fuera nuestro caso, al representar la
familia interna con las siluetas, quizás lo hagamos de la siguiente manera,
colocando a papá debajo (Figura 1).
Para efectos didácticos, en este libro se le asignaran las iniciales P (Papá) – M (Mamá)
– H (Hermanos) – Y (Yo) a cada silueta, a fin de poder ubicar al terapeuta que se inicia
en esta técnica. Sin embargo, es importante resaltar que en la práctica clínica, las
siluetas sólo son diferenciadas con colores, en donde el rol del representante se lo
asigna el terapeuta sin que le notifique al paciente de éste.
Volviendo al ejemplo se tiene que, según lo observado en este estudio, cuando el padre
pierde el valor ante su hijo, en el caso de la mujer, por lo general lo ubica en la parte
inferior en su representación gráfica. Por otra parte, puede que busque parejas a
quienes mandar y dominar, ya que inconscientemente se puede decir “es que ellos (los
hombres) no pueden hacerlo bien, así que quien mejor que yo para hacerlo”. Con esta
posición se deja un vacío en el lugar de la pareja, y la persona comienza a generar un
desorden en su vida porque no puede haber un lugar para otra persona, ya que ella está
ocupando la cabeza de familia. Al tomar el mando en esta relación, puede colocar a su
pareja como hijo, y esta situación se convierte en una de esas donde las mujeres
constantemente están mandando y diciéndole a sus esposos que no saben hacer las
cosas.
En el caso del hombre ocurre igual. Cuando la madre pierde el valor ante el paciente,
éste ocupa su lugar, y la esposa se convierte en la hija, ya que todo lugar dominante que
se toma en la pareja, de padre o madre, lleva a transformar a las parejas en hijos
(inconscientemente). Veamos otro ejemplo:
Ejemplo:
¡Después que le entregué mi vida!
Una mujer se comporta como una madre con su marido, lo señala con frecuencia y
se queja de él diciendo: “es que mi marido es un quedado”, pero luego de la
revisión en detalle sobre el comportamiento de éste, resulta que él no es una
persona con poca iniciativa, solo que se vuelve cómodo porque toma el lugar de
hijo, por lo que le resulta fácil decirse (inconscientemente) “mamá lo resuelve todo,
entonces para que esforzarme, si ella lo va a resolver”. Lo que no tienen presente
las parejas es que el hijo crece y se va de casa. Lo más probable es que esto suceda
en este tipo de relación, y es cuando oímos la siguiente historia: “después que le
entregué mi vida, después que hice todo por él, ahora me abandona”.
Las parejas con estas características no se han hecho conscientes que se relacionan
como padres e hijos en lugar de pareja y que este estilo de relación no se mantiene por
siempre, el hijo(a) crece y dice: “gracias, ahora sí voy a buscar a alguien que ocupe el
lugar de esposa(o), tengo que irme”.
Si queremos transformar nuestras vidas, debemos cambiar nuestras raíces y tener
consciente el lugar que ocupamos ante los demás y en particular en nuestras familias.
Lo importante ahora es saber que el lugar que ocupamos en el núcleo familiar es el
mismo que hoy traemos con nosotros, y todas las reacciones y respuestas que
mostramos están condicionadas por esta identificación de infancia o adolescencia. Es
decir, dependiendo del lugar que decidamos ocupar en casa durante la infancia o
adolescencia, actuaremos con nuestro entorno y seres cercanos, repitiendo el mismo
patrón una y otra vez. Veamos esto con un caso:
Caso:
Se busca a un padre
Sara, de 29 años de edad, divorciada y sin hijos, acude a la consulta para revisar su
relación con quien fuera su esposo a fin de entender su participación en esta separación.
Durante el trabajo clínico se tiene que, siendo ella adolescente, su padre se va de la
casa. Comienza en ella en ese entonces, un Programa raíz de abandono con esta
vivencia. Luego en su adultez, guiada por su programa, ella reproduce este lugar de hija
abandonada y comienza así, de manera inconsciente, a buscar un padre, por lo que se
casa con un hombre a quien ve como éste. En esta relación, inconscientemente, ella deja
de ocupar el lugar de esposa y mujer, y comienza a ocupar el de hija (satisfaciendo así
su deseo inconsciente de tener un padre a su lado). ¿Qué sucedió luego en esta relación
padre - hija? Siendo esposa (hija), Sara comenzó a exigirle a su marido desde su lugar
de hija, depositando todo en él y esperando que “papá resolviera todas las situaciones”.
Como consecuencia de esto, su esposo se cansó de la relación y terminó dejando a “la
hija” para buscarse “una esposa”. Una vez que Sara entiende cómo su Programa Raíz
de abandono la hizo colocarse en el lugar de hija en esta relación, se inicia un trabajo
terapéutico orientado a Reprogramar su lugar, evitando así repetir nuevamente su
historia.
Al visualizar el lugar que ocupamos podemos entender el programa raíz que traemos
desde los primeros años de vida. La casa es nuestro primer mundo, es una sociedad, un
núcleo, ¡es todo!, y ocupamos algún lugar dentro de éste. Las experiencias vividas allí
son la base de lo que vamos a vivir fuera de dicho núcleo ya que es lo que dominamos,
es un programa inconsciente que repetimos fuera de casa, lo único que cambia son los
personajes, pero el programa es el mismo. Esto es tan sencillo que a veces nos cuesta
mucho verlo.
Según lo encontrado en la clínica, se tiene que:
- Si el conflicto del paciente fue con el padre del mismo sexo (madre e hija;
padre e hijo), presentará una imagen de mujer u hombre distorsionada en su
Programa Raíz.
- Si el conflicto fue con el padre del sexo opuesto (madre e hijo; padre e hija),
manifestarán sus conflictos principalmente con la pareja.
Orden familiar
Según lo explorado con los pacientes en relación al orden familiar, es posible señalar
que cada miembro debe ocupar su lugar porque, de no ser así, se inicia un proceso de
conflicto entre ellos. Apoyados en la propuesta de Hellinger (2001), es importante
mantener la jerarquía en la familia en función del inicio de la pertenencia a dicho
núcleo. Es por esto que en esta técnica se mantiene el orden de origen tomando en
cuenta la sucesión temporal, como lo propone dicho autor, sin embargo, en la Familia
Interna, este orden se circunscribe solo al núcleo familiar, como se ha venido señalando
desde el principio, representado por 4 miembros como lo son: el padre, la madre, el
paciente y los hermanos (simbolizados como una unidad). Así pues, se tiene entonces
que ambos padres deben ir arriba, por nacer primero y los hijos debajo de ellos, por
venir después. A diferencia de la propuesta de Hellinger, aquí no se toma como
relevante la posición hacia la derecha o la izquierda de sus integrantes, ni el orden
entre hermanos según su nacimiento.
Por otra parte, además de tomar en cuenta la posición de los integrantes, también hay
que revisar las relaciones objetales. Según De Paiva (2009), éstas no necesariamente
hacen referencia a una relación individuo – individuo. Esta autora señala que el objeto
puede ser además de una persona, una institución, situación, relación, entre otros. Dicho
aspecto resulta relevante para esta propuesta por lo que es tomado en cuenta en la
familia Interna, de ahí la importancia de entender que en función de la posición en la
que las personas colocan las siluetas que representan a cada miembro de la familia, se
puede interpretar no sólo su manera de relacionarse con los integrantes de este núcleo,
sino también con lo que cada uno de ellos puede significar simbólicamente.
En esta distribución, Javier se coloca por encima de su grupo familiar, en una posición
de poder y posible autoritarismo, en la que se pudiera pensar que se identifica con el
carácter del padre. Por otra parte, coloca a ambos padres debajo de él y su hermano, lo
cual pudiera estar reflejando su desaprobación ante el comportamiento de ambos
progenitores. Lo importante aquí es que Javier no internalice la posición que está
representando, ya que esto le puede traer serias dificultades con quienes le rodean;
también corre el riesgo de repetir la historia del padre con su manera agresiva de
relacionarse.
Mientras converso con el niño, le señalo a quién representa cada silueta. Luego las
redistribuyo (figura 3), al tiempo que le expongo brevemente que sus padres tienen su
propia historia y que lo que hayan hecho, sea lo que sea, es algo que les pertenece sólo
a ellos.
Le explico al niño que sus padres le han dado lo más importante: ¡la vida! “ellos
vinieron primero y luego viniste tú, por eso vas aquí delante de ellos, no por encima…”
Al explicarle que puede honrarlos y que puede hacer las cosas de manera diferente a
ellos, se le pide que visualice la imagen, agache la cabeza ante este nuevo orden
familiar, y repita con el terapeuta:
Terapeuta y Javier: Papá, mamá, gracias por darme la vida, sea como sea que
lo hayan hecho, esa es su historia, no la mía. Les pido su permiso para hacerlo
diferente.
Luego le muestro nuevamente la imagen dada por él y le pregunto ¿Cuál imagen te gusta
más? ¿Con cuál te sientes mejor? El niño respondió “¡con la segunda!, porque yo no soy
más grande que mis padres”.
En la siguiente sesión, al explorar con el niño cómo se siente luego de la
reprogramación, él responde: “me siento bien, ahora respeto más a mi mamá y a mi
hermanito”. Este reporte es ratificado por la madre.
Caso:
Paola (8 años):
Paola es traída a la consulta por sus padres quienes están separados y mantienen buenas
relaciones entre ellos. La niña es hija única, tiene 8 años de edad y según sus padres se
muestra dominante con ellos y sus docentes, por lo que sienten que a veces se le
dificulta el manejo de normas. Tomando en cuenta que la niña no tiene hermanos, se le
entregaron 3 siluetas para explorar cómo está su familia interna y se le pidió que las
distribuyera según como se sintiera cómoda. Ella dio la siguiente imagen (figura 4):
Luego de su exposición le informo a quien representa cada silueta al tiempo que las
coloco en el orden familiar (los padres arriba y la hija abajo), Figura 5.
Se le pide que honre a sus padres ante esta nueva imagen. La niña agacha la cabeza y
con orientación del terapeuta le dice a las siluetas: “papá, mamá, ustedes son mis
padres y yo la hija, ustedes tienen su historia y yo la mía… Los honro por ser mis
padres“.
Luego de esta acción la niña mueve sola las siluetas entre la imagen dada por ella y el
orden familiar dado por mí, ante lo que exclama “¡Entonces yo era la que mandaba, y
mi mamá era como la hija, por eso yo no le hacía caso y le gritaba a ella!”. Ante este
insight se concluye la sesión. Aun cuando Paola no asistió más a la consulta y no fue
posible hacerle un seguimiento sobre su comportamiento con los padres y docentes, con
la implementación de la herramienta se pudo lograr que la niña evidenciara su relación
con la madre y se fuera con un elemento nuevo de análisis.
Capítulo IV
CONDUCTAS OBLIGADAS
Una vez que la persona haya reestructurado la imagen de su familia interna, en este caso
apoyándose en el trabajo terapéutico, puede iniciar la reprogramación del esquema
mental que traía, siempre que decida romper con él ¿De qué manera? Lukas (2006),
expone que las cosas comienzan a tener sentido cuando se presenta la exigencia de
hacerlas, cuando se tiene un sentido para esto, cuando lo sentimos como lo correcto en
nuestro interior. Apoyándome en esto, busco que la persona tome conciencia de su
programa, le dé sentido al mismo y quiera cambiarlo, y que con ello pueda lograr
resultados favorables en su accionar ante la vida. Para esto, la única manera de
cambiarlo es obligarse a hacerlo, actuando de manera diferente, asumiendo Conductas
Obligadas (propuestas en esta técnica), creando nuevas conductas y actitudes frente a
las circunstancias que se le presenten en lo sucesivo.
Quizás el término “obligadas” se confunda inicialmente con imposición por parte del
terapeuta, lo cual resultaría contradictorio con lo que se busca en el ejercicio clínico.
Por el contrario se trata, de que la misma persona ejerza cierta presión según su ritmo e
interés, sobre su manera acostumbrada de relacionarse y que le ha venido causando
incomodidad o conflictos. Para esto debe primero reconocerla y determinar el cambio
que desea.
A través de las conductas obligadas es posible crear una nueva programación en el
cerebro, desaprendiendo y reaprendiendo, reconociendo nuestra posición correcta,
nuestra identificación familiar y, a través de ese reconocimiento, iniciar el cambio de
vida. De ahí la importancia de tener conciencia de un pasado que no se puede borrar,
pero si transformar.
En este sentido, Dispenza (2007, en Ortiz), afirma que el hecho de reconocer las
características de nuestros padres no cambia la condición en la persona, por el
contrario, le ayuda a aprender nueva información y contrastarla con el sistema de
creencias que trae, por lo que hay que convertir el hábito inconsciente en algo
consciente, es decir, hacerse consciente de los pensamientos y sentimientos
inconscientes que se tienen, con lo que podemos iniciar así un cambio en las conexiones
neuronales.
Una vez establecidas dichas conexiones resulta necesario comenzar a implementarlas,
desaprendiendo y aprendiendo. Así mismo, este autor explica que aprendemos a través
de la experiencia y la práctica, y que al pensar siempre lo mismo en una situación dada,
actuaremos de la misma manera cuando se nos presente una similar, por lo que resulta
necesario cambiar el modo de pensar para romper con las viejas conexiones neuronales
y poder así establecer unas nuevas con la que podremos entonces cambiar nuestras
acciones (Dispenza, 2006).
El cambio sólo será posible si la persona así lo desea y si actúa como si ya lo hubiera
logrado. Es por esto que cuando se le pide al paciente que se obligue a actuar de
manera distinta, desincorporando lo que no le es útil e intentando nuevas maneras de
relacionarse, lo llevamos a generar nuevas conexiones y programas que le permitirán el
cambio deseado; aunque no sea un cambio mágico, éste es posible con la práctica de un
nuevo esquema mental. Ahora bien, ¿Cómo es posible ejecutar una conducta obligada?
Veamos algunos ejemplos de esto:
Ejemplo:
¡Igualita a mi madre!
Usted se está enamorando y ya está consciente de que viene de una crianza con una
madre dominante y de carácter fuerte. Si usted hace una revisión de su historia
quizás se dé cuenta de que, de manera inconsciente, o como usted prefiera llamarlo,
por lo general han llegado a su vida mujeres con características semejantes a las de
su madre. Quizás, en algunas ocasiones en las que ha decidido aceptar a una de
ellas, es probable que se haya dicho a sí mismo: “Ya caí, es igualita a mamá”, lo
increíble es que lo piensa, lo dice e incluso se lo puede haber reclamado a la pareja:
“¡tú eres igualita a mamá!”
A efectos de no repetir esta manera de relacionarse y hacerse consciente de su
situación, se recomienda que usted se detenga un momento a pensar y se diga a sí
mismo: “yo no quiero esto para mi vida, porque estaría repitiendo el patrón que traigo
de mi pasado, sería como sentirme de novio con mi mamá y no quiero eso”.
Cuando la persona entra en conciencia de la repetición del patrón que ha estado
presentando, puede plantearse una conducta obligada que le lleve a actuar de manera
diferente a la habitual. En este ejemplo, usted puede obligarse, diciéndose a sí mismo:
“ella es igualita a mamá, por lo tanto aunque la quiera mucho, esto no significa que
tenga que iniciar una relación (o permanecer en ella)”. Entonces tendría dos opciones:
obligarse a cambiar esta situación y hacerlo de manera diferente, o decidir quedarse ahí
repitiendo su viejo patrón.
Recuerde que su inconsciente lo pondrá constantemente ante situaciones
comprometedoras para que se pruebe qué tan firme y real es en relación con lo que
dice, siente y piensa, por lo que usted podrá confirmar que el problema no es la pareja
¡el problema es usted! Esta persona sólo se le presenta en la vida porque es lo que
usted busca de manera inconsciente y ante un grupo de personas, curiosamente, usted
sólo elige a quienes tengan un patrón similar a lo que está buscando. La casualidad deja
de existir para convertirse en una conexión inconsciente de ambas partes, porque con
seguridad la otra persona también estará buscando su complemento para el programa
raíz que trae.
Seguiremos con otros ejemplos:
Le muestro al mundo
Si una persona vivió siempre luchando en su casa para demostrar que podía hacer
las cosas bien, pero nadie se lo creyó, constantemente buscará demostrarle al
mundo lo que sabe o puede hacer y buscará quienes le reconozcan lo que ha hecho
¿Cómo salir de ese programa de necesidad de aprobación? Debe obligarse a hacer
las cosas donde la única aprobación que necesite sea la suya propia, por lo que
puede repetirse a sí mismo: “no necesito de la aprobación de los demás, sé que lo
estoy haciendo bien”. También podrá evitar ponerse en situaciones donde deba
solicitar la aprobación de otros. Con esto propiciará la confianza en sí mismo
además del cambio conductual.
Ejemplo:
Soy la cabeza de familia
Hay mujeres que, teniendo a sus parejas en casa, ocupan el lugar del hombre y
actúan como la cabeza de familia, mostrando dificultad para recibir atenciones de
ellos. Ahora bien, sabiendo que en la actualidad la mujer no está subordinada al
hombre y que la familia es consensuada, se hace necesario que dichas mujeres
aprendan a recibir de ellos, sin que por esto se sientan inferiores. A ellas hay que
decirles ¡suelten ese lugar!, porque tomar ese lugar las lleva a comportarse desde el
ego, y desde el ego es como resuelven, porque piensan “nadie puede hacer las cosas
mejor que yo”.
¿Qué hacer entonces? Ellas deben permitirles a sus parejas que ocupen el lugar que
les pertenece y cada vez que puedan, decirles aunque sea mentalmente: “hoy
recordé que lo haces tan igual o mejor que yo”. Es probable que al principio no se
lo crean, y se saboteen el trabajo esperando a ver en qué falla la pareja, pues éste es
su viejo programa. Sin embargo, al obligarse a dejar que ellos hagan las cosas a su
manera y las resuelvan, se obligan a confiar en ellos. Cuando menos lo esperen han
hecho una gran transformación en sus vidas y comenzarán a ocupar verdaderamente
su lugar, en una libertad y orden, que no las limita ni las condiciona. También es
probable que empiecen a recibir más de su pareja.
A continuación les presento algunos casos vistos en la consulta a fin de ilustrar un poco
más lo antes señalado:
Caso:
Julio y sus esposas
Julio, de 45 años de edad, profesional en el área de la Ingeniería y con una gran
prosperidad en sus negocios, acude a la consulta para plantear lo siguiente: Aun cuando
está divorciado de su segunda esposa desde hace 3 años, continúa sintiéndose unido a
ella y responsable de su cuidado; así mismo reporta que sus relaciones de pareja no son
duraderas y que las cambia con suma frecuencia.
Actualmente él y su última esposa tienen lazos sentimentales con terceras personas. Su
relación con ella le preocupa ya que considera que no es la más adecuada y que puede
traerle inconvenientes con su actual pareja. Al explorar las características personales
de su ex esposa, Julio señala que ella presentó rasgos depresivos durante todo el
matrimonio. Cuando se indaga sobre la personalidad de sus parejas anteriores, también
reporta que presentaban rasgos depresivos, ante lo que exclama con sorpresa “¡Qué
casualidad! ¡Como que me las busco igualitas!”
Se decide entonces en la terapia, profundizar más sobre sus propios antecedentes
personales y explorar las características de su madre. Luego de su reporte exclama
nuevamente sorprendido “¡ella también era depresiva, se parecía a mis esposas!”.
Precisando un poco más su historia se obtiene que, durante su adolescencia, Julio se
prometió a sí mismo que siempre vería de su madre y que nada le faltaría. Mucho antes
de ver cumplido su deseo su madre fallece, por lo que se siente en deuda con ella.
Ahora en su adultez, cuando está solvente económicamente, él busca cumplir su contrato
oculto, por lo que inconscientemente busca parejas que se parezcan emocionalmente a
la madre y que requieran de su apoyo. Se concluye en la consulta que su programa raíz
es el de salvador de mamá, lo cual lo lleva inconscientemente a ayudar a mujeres que
se le parezcan a ella… ¡busca salvar a la madre!
Ante esta historia repetida en su vida, Julio puede analizar su manera de relacionarse
con las mujeres y entender que ninguna será la madre a quien prometió ayudar y que
nada le faltaría (bajo un contrato oculto, lo cual se detallará en el capítulo VI). Por
otra parte, es necesario que entienda que de seguir relacionándose bajo este patrón,
seguirá teniendo parejas poco estables ya que, como se ha venido diciendo a lo largo
de este texto, en la relación madre – hijo, cada quien busca su camino. Con esta
información él se puede hacer consciente de su situación y obligarse a sí mismo a
hacerlo diferente, teniendo presente su programa de salvador. Cada vez que decida
establecer una relación formal con alguien, deberá analizar sus emociones y las
características de la persona con quien desea relacionarse sentimentalmente y en
función de esto tomar sus propias decisiones.
Caso:
María, de jefe a asistente
María, de 38 años de edad, soltera y profesional en el área de la salud, viene a la
consulta para revisar su situación laboral. Ella plantea que en sus trabajos ha logrado
obtener buenas posiciones laborales y que cuando las alcanza, con frecuencia es
removida de éstas y asignada a otros cargos de menor responsabilidad.
Al revisar el lugar que ha venido ocupando en su familia interna, se tiene que ella ubica
a la silueta que la representa, por debajo de su núcleo familiar, en un lugar de
negación. Por otra parte, durante la exploración de su historia, también reporta que
tuvo un padre de carácter fuerte y que siempre la señaló, la juzgó, la condenó y
acostumbraba a decirle: “es que nunca haces nada bien”.
Precisando el programa raíz que se identifica en María, se puede ver que se repite el de
negación (en su representación con las siluetas y en su autoimagen ante el padre).
Tomando en cuenta que, por lo general, repetimos nuestros programas y lo que cambia
son los personajes y los lugares (pero todo lo demás es lo mismo), concluimos en la
consulta que identifica a sus jefes con su padre, lo cual se corrobora al explorar la línea
de jefes que ha tenido, a quienes califica como muy “señaladores y mandones” “¡son tan
iguales a papá!”
Es por esto que, al ocupar el lugar de negación, su programa la lleva a luchar por lo que
desea y cuando llega a donde quiere, nuevamente regresa a una posición de menor
responsabilidad (abajo), porque esa es la posición que sabe ocupar.
¿Qué puede hacer María entonces ante esta situación? Tomar conciencia del rol que ha
venido repitiendo; asumir el lugar que le corresponde y obligarse a reconocerse a sí
misma en su justa posición; también requiere honrar y reconocer al padre y al hombre,
ese es el primer gran paso de todos aquellos que tienen desordenes con sus figuras
paternas, ¡honrarlos! En este caso, se le pide a María que le diga a sus padres lo
siguiente, bien sea imaginándolos en frente de ella, cuando los esté viendo o ante la
silueta que los representa:
- “Papá / Mamá te reconozco, te honro y a través de ti honro a todos los hombres /
mujeres del mundo, porque ocupan un lugar maravilloso en mi vida, y en la vida
del planeta”.
- “Papá, hoy recordé que yo no necesito que nadie me reconozca o me diga que lo
hago bien. A partir de hoy comienzo a creer que lo hago bien”, “sé que tengo un
lugar y lo ocupo de la manera que es”.
Así como la técnica de la Silla Vacía, este ejercicio ayuda al paciente a reconocer los
sentimientos y emociones asociados a la situación que trabaja, en este caso su relación
con los padres. Al hacerse consciente, se permite liberar las tensiones que esto le
ocasionaba y entender el significado que le había asignado a sus vivencias en el
pasado, así como la intensidad con la que esto interfería en su vida. Una vez que haya
hecho consciente estos sentimientos, puede liberarse de ellos.
Para ayudarla a liberarse de ellos, a fin de reconocerse a sí misma y permitirse a través
de su reconocimiento cambiar conceptos y maneras de presentarse ante la vida, se le
pide también, como conducta obligada, que durante un tiempo corto (quizás una
semana) le diga mentalmente a todos los hombres que pasen a su lado: “te honro y
agradezco tu presencia en mi vida y en mi mundo”. Con esto se busca que pueda
cambiar su programa raíz de lucha con la figura masculina y por consiguiente con sus
jefes, lo cual le ha generado dificultades laborales.
Al cabo de 15 días María asiste a la consulta y reporta que nuevamente su jefe le asignó
el cargo de mayor responsabilidad que tenía anteriormente, que se siente en armonía
con él y que considera que ha cerrado una etapa en su vida.
Caso:
Papá y mamá se pelean
Alba, de 49 años de edad, divorciada y comerciante, solicita orientación para resolver
las constantes situaciones de conflicto que se dan entre sus padres. Ellos discuten
frecuentemente en su presencia, lo cual se volvió costumbre desde que ella era
adolescente. En vista de lo recurrente de esta situación Alba decidió intervenir en estas
diferencias, ocupando el lugar de la salvadora de sus padres. Al ocupar este lugar, ella
establece un contrato oculto con sus progenitores “siempre abogaré por ustedes”.
Durante las consultas se le lleva a hacerse consciente de su programa raíz y se le invita
a obligarse a cambiar dicho patrón de salvadora. ¿Qué va a hacer Alba ahora? Ante
estas discusiones respirará profundo como modo de hacerse consciente de su
reprogramación y se dirá a sí misma “ellos lo eligieron, ellos lo resuelven”, y por más
que desee intervenir en esto como acostumbraba a hacerlo, deberá repetirse a sí misma
“lo siento padres, me retiro”. Al principio es probable que le cueste hacerlo, sin
embargo, una vez que lleve esta reprogramación de manera consciente, logrará
desvanecer el programa inicial e instaurar uno nuevo. La clave para el cambio está en
obligarse a hacerlo, en establecer el programa de conductas obligadas, “me obligo a
generar nuevas maneras de relacionarme en mi vida”.
Basta con que usted cambie la actitud para que, de una manera automática, su
inconsciente se conecte con ello y todo cambie a su alrededor. Pero ¿cuán despiertos
estamos para entender esto? Es necesario hacernos conscientes de dónde estamos hoy,
¿dónde está mi vida ahora? ¿Dónde estoy yo en mi vida? Al cambiar la manera de hacer
las cosas, todo cambia alrededor de nosotros.
Una manera de hacernos conscientes ante lo que pasa en nuestra vida puede ser
deteniéndonos y mirando qué hay afuera. Si estamos en armonía podremos darnos
cuenta de que todo en nosotros fluye, las personas nos aman, nos buscan. Si estamos en
discordia, pelearemos aquí y allá, tendremos problemas con el vecino, en la casa.
Entonces preguntémonos ¿dónde estoy yo en esta historia? ¿Por qué insisto en seguir
dónde estoy?
PRIMEROS AMORES
Muchos autores hacen referencia a la importancia de la relación que las personas han
tenido durante sus primeros años con sus padres y la repercusión de este aspecto en la
elección de pareja durante su adultez. Para Freud (1981), los padres son los primeros
objetos de amor de sus hijos y en función de sus vivencias buscaran en la adultez una
pareja que les recuerde las características de sus progenitores. Así mismo, John
Bowlby (1976), establece en su teoría del apego, la importancia que tienen para las
personas las experiencias vividas en su edad temprana, generalmente con sus padres, y
su posterior resultado para establecer vínculos de tipo afectivo.
Basándome en lo expuesto por estos autores y en función de los aspectos que se he
venido describiendo a lo largo de los capítulos anteriores, se puede decir que
dependiendo de la relación inicial entre el niño y sus padres, se generará la raíz base
de amor, siendo ellos lo que aquí denomino los Primeros Amores. Como hayamos
vivido esa relación inicial así mismo manifestaremos nuestras formas de relacionarnos
en el futuro ante la elección de pareja. De allí que sea importante reconocer la relación
que se tuvo con el padre y la madre, así como con los hermanos, quienes también
resultan una referencia significativa para entender nuestra manera de relacionarnos, ya
que es de este núcleo de donde parte el patrón de comportamiento ante las relaciones
con el entorno, y de donde surgen también nuestros programas inconscientes, lo cual nos
lleva a elegir situaciones afectivas, laborales o de interrelación en general, basándonos
en lo que conocemos, identificándonos con nuestro repertorio emocional y buscando
sentirnos cómodos al repetir lo ya conocido.
En este sentido, es importante recalcar que papá y mamá fueron nuestros primeros
amores en la vida. Para un niño no hay amor más grande que el de sus padres, así que,
la relación que estos tengan entre sí y hacia sus hijos, de alguna manera será copiada y
tomada como referencia, por ser los modelos que se tienen presente. Estas personas son
quienes van a generar en nosotros el programa raíz de nuestra forma de expresar el
amor. Independiente de cómo haya sido éste, bueno o deficiente, ese será el modelo a
seguir. Por esto es importante tener presente que, si estas figuras nos generaron muchos
conflictos emocionales o abandono durante nuestra niñez, lo más probable es que en la
actualidad no las consideremos significativas en nuestras vidas, sin embargo, aun
cuando no las recordemos, ellas estarán siempre ahí, representadas en el inconsciente, y
será en función de esto que estructuraremos nuestra familia interna.
Veamos un pequeño ejemplo de esto:
Supongamos que un niño siempre vivió con su madre en casa durante sus primeros
años de vida. Sin embargo, aun cuando vivieron juntos, ella siempre estuvo ocupada
resolviendo la dinámica propia que implica el cuidado del hogar, por lo que no le
prestaba la suficiente atención y el tiempo que él requería.
Ante esta relación madre - hijo, es posible que siendo niño se sintiera abandonado,
ya que, aunque ella siempre estaba presente físicamente, emocionalmente le
resultaba distante. Con esta relación, lo más probable es que él inicie un programa
raíz que tiene como base la forma de amor mostrada por su madre, a la que él
pudiera definir en su adultez como “abandono”.
Ahora bien, dependiendo del tipo de relación que la persona tuvo con sus padres será
su elección de pareja. Sin embargo, esta puede tener una gran variedad de direcciones
que sólo serán guiadas por la manera como la persona haya interpretado psíquica y
emocionalmente sus afectos con sus figuras paternas. En este sentido, a continuación se
hace una revisión de la incidencia encontrada entre las raíces de amor de los pacientes
y su posterior elección de pareja.
Con la exploración de los Contratos Ocultos, se pudieron determinar con los pacientes
diferentes tipos, con los cuales se puede precisar un poco más los aspectos clínicos a
revisar con ellos. Es por esto que los describo a continuación como modo de darle
mayores herramientas al terapeuta que se incline por poner en práctica esta técnica.
CONTRATOS DE CASTIGO:
Estos contratos se generan cuando las personas sienten que han fallado ante una
exigencia familiar o propia, la cual se ven obligadas a cumplir. El no hacerlo bien
significa que se deben castigar por esto (inconscientemente).
Ante estos contratos se puede afirmar:
“El que no lo haya hecho como esperaban, no significa que lo esté haciendo mal”
“El que lo haga diferente no quiere decir que lo esté haciendo mal”
Tomando en cuenta los casos antes descritos, se hace necesario tener presente que
pueden haber muchos contratos, y se llaman contratos ocultos porque están en el
inconsciente de la persona. Es ahí donde exploraremos a través de esta técnica. Por otra
parte, no siempre son necesariamente con el padre o la madre, también pueden existir
contratos ocultos con el dinero, el amor, los amigos, el trabajo… ya que los mismos se
desprenden de la manera como los pacientes se relacionaron con el objeto de amor de
su niñez y el significado simbólico que le pudieron dar en su momento. Recuerde que
esta relación los lleva a establecer su programa raíz en el cual se fundamenta su manera
de interrelacionarse con su entorno.
Es muy probable que al tener determinada información almacenada en el inconsciente,
el paciente busque las mil maneras de cumplirla a cabalidad sin darse cuenta de lo que
hace. Es decir, no nos percatamos de que nos la estamos ingeniando para cumplir
nuestras propias profecías y contratos ocultos. Sin embargo, poder hacernos
conscientes de esto es abrir el camino hacia el cambio… permitirnos hacerlo diferente
sin que esto genere desequilibrio en nosotros y en quienes nos rodean.
Luego de revisar estos casos, podemos decir que al contactar con los contratos ocultos
de los pacientes y visualizar como estos se limitan en su andar por la vida, surge la
inquietud y la necesidad de orientarlos a que vivan en libertad, a que reconozcan los
juicios que se han hecho, o los que han permitido de otros; a que reconozcan sus
críticas y condenas, a que se liberen de ellas y se permitan asumir la responsabilidad
de sus vidas, apoyados en el reconocimiento del origen de sus acciones, de su
Programa Raíz.
A continuación describiré en el siguiente capítulo en qué consiste la aplicación de la
técnica en el contexto terapéutico, luego de haberles presentado los aportes teóricos
que la fundamentan.
Capítulo VII
TÉCNICA
HERRAMIENTA DE TRABAJO
La técnica de la Familia Interna surge del trabajo psicoterapéutico individual, en
donde se hizo importante el empleo de un dispositivo terapéutico concreto que le
permitiera al paciente proyectar los aspectos internos que surgían durante la
exploración clínica. Esto ya ha sido propuesto antes por otros autores como la
psicóloga Colodrón (2010) quien trabaja con muñecos en sus terapias y la Consteladora
Castillo (2009) quien emplea figurines sistémicos en trabajos individuales, así como
muchos otros consteladores lo han venido haciendo a lo largo de estos años, adaptando
sus propios materiales de trabajo para la atención individual.
En este sentido se revisaron un sinfín de elementos empleados en diversas terapias
individuales así como en Constelaciones familiares, por considerarlos prácticos;
encontrándose que a dichos elementos se les ha denominado de diversas maneras:
muñecos, piezas, figurines, figuras; así mismo son realizados con variados materiales y
formas. Se decide luego de dicha revisión, personalizar el dispositivo a fin de
diferenciarlo de los elementos ya existentes en el mercado, con lo que se caracteriza
más la técnica y se reafirma una identidad propia. Se diseña para esto la Silueta
(Figura 7), la cual es la representación de una persona, con un diseño moderno y
sencillo, cuya característica principal es que no presenta distingo de género, limitando
así su asociación con determinado sexo o miembros de la familia; tampoco se
discrimina delante o detrás.
En esta técnica, a cada silueta se le asigna un color. En relación a esto, no hay un patrón
preestablecido, por lo que el terapeuta puede elegir los que considere pertinentes. El
material empleado es la madera, por suponer que es resistente al uso, sin embargo,
también es posible hacerlas con goma, plástico, papel o cualquier otro material.
Quien explora la familia interna, sólo debe elegir 4 siluetas de diferentes colores y
asignarle un rol a cada una: papá (P), mamá (M), hermanos (H) y yo (Y), sin informarle
esto al paciente (así se evita la representación racional que tienden a hacer las
personas, según colores o patrones mentales previos).
Acción del dispositivo
Como es sabido, el cerebro guarda información basada en infinidad de códigos,
símbolos, imágenes, recuerdos, representaciones, entre otros tantos. Muchos de estos
están almacenados en el inconsciente y solo se revelan ante determinados estímulos. En
esta técnica, las siluetas resultan un dispositivo que permite al paciente conectarse con
dicha información codificada y relacionada con la familia que traen en su
representación mental, permitiéndoles proyectarla de manera inconsciente para luego
hacerla consciente con la intervención terapéutica.
La asignación del rol asociado a cada una de las siluetas (por parte del terapeuta),
pareciera disparar en el paciente una asociación inconsciente con cada personaje, ya
que en la práctica se evidencia que indistintamente de dicha asignación, la distribución
que suelen dar coincide con el reporte en la clínica, con lo cual es posible obtener
información susceptible de análisis para concientizar su patrón de relaciones; ante esto,
cabe citar a Carl Jung cuando se refirió a la intuición (1986: 89), ya que la distribución
que dan los pacientes pareciera coincidir con su señalamiento:
…No sé lo que ha sucedido cuando un hombre sabe de pronto una cosa que, por
definición, no debería saber; no sé cómo ha llegado a este conocimiento, pero sé
que es real y que puede servir de base para su acción.
Según lo observado en la clínica en reiteradas ocasiones, y más aún, afirmo que en la
totalidad de las veces que he aplicado esta técnica, observo con asombro como el
paciente se conecta con la asignación dada por el terapeuta y en función de esto da una
imagen susceptible de análisis que por lo general lo describe en sus acciones. Pareciera
una suerte de conexión inconsciente entre el rol asignado por el terapeuta a cada silueta
y los códigos mentales que guarda el paciente en su interioridad.
LA CONSIGNA
Una vez que el terapeuta ha asignado el rol a cada una de las siluetas (sin notificárselo
al paciente), prosigue a entregárselas en la mano, a fin de evitar una distribución
sugestiva sobre la mesa. Se le deja a la persona la libre elección de distribuirlas,
permitiéndole al inconsciente actuar durante su disposición en el espacio, al tiempo que
se le da la siguiente consigna:
Consigna:
Te voy a dar estas cuatro piezas y quiero que las coloques como más te guste,
como visualmente sientas que te agradan.
Recuerde que en este texto las iniciales sólo se colocan a modo didáctico, en la
práctica cada silueta se diferencia solo por el color (Figura 8).
Consigna:
Colócalos acostados, como desees, como te sientas cómodo.
Con esto se busca sencillamente que proyecte su imagen interna, el orden de familia que
tiene, y se minimice cualquier información que lo pueda llevar a dar una representación
inducida por el terapeuta.
Una vez que la persona haya hecho la distribución con las siluetas (representación
gráfica), se le puede preguntar hasta dos veces si se siente bien con la imagen que
presentó. Ante la pregunta “¿Te gusta así?”, “¿Te sientes bien así o deseas
cambiarla?” Quienes no estén satisfechos con la imagen dada, buscarán la manera de
cambiarla y, automáticamente, ante las preguntas de confirmación, pueden manifestar
cierta inconformidad y tender a mover las siluetas dando así otra imagen, manifestando
finalmente la representación mental que tienen de familia; sin embargo el paciente no
siempre cambia su distribución, sencillamente hay quienes se limitan a aceptar la
imagen inicial que presentan y exponer su conformidad ante esta. Muchos de los
pacientes, cuando colocan las siluetas en su imagen final, suelen hacer manifestaciones
verbales o físicas de aceptación (suspiros o movimientos de aceptación con la cabeza),
parecieran decir ¡listo, encajé en lo mío!
Hay pacientes quienes luego de que se les indica a quien representa cada silueta,
tienden a dar explicaciones racionales que justifiquen su distribución, argumentando
que lo hacen en función de la policromía, o de sus preferencias ante cada color, o
porque prefirieron sacar los que no les gustaban, o porque pensaron que determinada
silueta los representaba mejor a ellos; en fin, dan una variedad de argumentos y sin
embargo, cuando se hace el análisis de lo que manifestaron a través de las siluetas,
coinciden con que ciertamente esta distribución los describe acertadamente, por lo que
me arriesgo a decir que ¡sale entonces esa familia interna que tienen en el inconsciente!
¿Qué es lo que hace la representación a través de las siluetas? sencillamente proyectar
la imagen interna que tiene el paciente de su familia. Es importante resaltar que se
refiere a la que grabó en sus primeros años de vida, o en su adolescencia, no a la que
tiene en la actualidad. Representa entonces el verdadero orden de su familia en su
niñez, o el que la persona interpretó, y no el que cree racionalmente. También es
posible interpretar dicho orden en función de su actualidad, ya que lo aprendido en la
niñez lo representamos luego en la adultez, por lo que para entender el presente se
puede trabajar con el significado simbólico de cada representante.
Una vez presentada la imagen de la Familia Interna, el terapeuta deberá estar atento a
las posiciones dadas con cada silueta. En principio, la imagen de origen esperada sería
la siguiente (figura 9):
Papá (P) y mamá (M) arriba, bien sea a la derecha o a la izquierda, esto es indiferente;
a diferencia de las Constelaciones familiares que establecen un lugar para cada una de
las figuras paternas (el padre es ubicado a la derecha y la madre a la izquierda). Los
hermanos (H) y el paciente (Yo) van abajo, también es indistinto si van a la derecha o a
la izquierda. Si la persona presenta esta imagen se espera que tenga un orden estructural
de su familia, ya que esta es la esencia de la familia: los padres tienen el lugar siempre
arriba porque ellos son los que dieron la vida, y los hijos van abajo ¿Por qué? Porque
es así como los padres, simbólicamente empujan a los hijos a seguir la vida. Según lo
planteado por Hellinger (2001), quienes nacieron primero tienen más derecho que
quienes vinieron después, es por esto que en las Constelaciones Familiares colocan
primero a los padres y luego a los hijos. Pues bien, en esta técnica también se adopta
dicho orden jerárquico, por considerar que realmente es el adecuado, sólo que aquí los
hermanos están en la misma línea de esta distribución, aun cuando sean unos mayores y
otros menores, y todos son representados por una misma silueta.
Siguiendo con la técnica, si la persona es hijo único, el terapeuta debe colocar sólo tres
siluetas y obviar la de los hermanos, ya que lo que nos interesa ver es como está ese
núcleo familiar. Y si alguno de los padres tiene otros hijos que no viven con el
paciente, y éstos le resultan significativos, se incluirá la silueta de los hermanos, y así
se puede explorar cómo está el paciente en relación a ellos.
Quizás ustedes se pregunten ¿Habrá quienes coloquen las siluetas en un orden familiar?
¿En su debido orden? Veámoslo así: hay personas que por lo general mantienen un
orden y equilibrio en sus acciones y probablemente vengan de un hogar donde honren a
sus padres, dándoles su debido lugar, y donde las relaciones familiares hayan sido
armónicas, placenteras, gratificantes y bajo líneas de respeto y amor; entonces, lo más
probable es que ellos reflejen sus programas raíz de esta misma manera, por lo que no
siempre veremos posiciones conflictivas o que requieran mayor análisis por parte del
terapeuta. No tenemos que ir por la vida esperando siempre conseguir personas que nos
arrojen imágenes de una familia interna distorsionada ya que no siempre las personas
enfrentarán la vida de una manera conflictiva, o sin aciertos. Aunque esta posición no
es la que suelen dar quienes acuden a terapia.
Por otra parte, quizás quien se está iniciando en esta técnica le interese saber cómo se
puede registrar de manera rápida la imagen dada por las personas durante la sesión
clínica. En lo particular, dibujo a cada miembro de la familia con un óvalo y dentro de
éste coloco la inicial que lo representa. El óvalo nos permite visualizar la distancia,
dirección y ubicación que pueda haber entre los diferentes representantes de la familia,
sin embargo invito al terapeuta para que se sienta en libertad de establecer su propia
estrategia.
Registro de la imagen dada
Así mismo, es posible que se requiera de alguna anotación adicional que permita
discriminar la orientación de las siluetas. En este caso se sugiere registrar de las
siguientes maneras:
INICIO DEL ANÁLISIS TERAPÉUTICO
Luego de que el paciente nos haya dado la imagen de su familia interna a través de la
distribución de las siluetas, se puede dar inicio al análisis terapéutico. Se recomienda
comenzar la revisión viendo donde está el padre y la madre en la distribución, ya que
ellos son el origen de todo, y quizás también el inicio de nuestros patrones de
comportamiento. Luego se revisarán los otros representantes. Según lo observado en
este estudio, las posiciones más frecuentes son las del excluido, la del conflicto, la de
autoridad, la de negación y la de responsabilidad. Pienso que quizás sea posible que
luego se determinen otras posiciones, sin embargo, en este trabajo sólo haré referencia
a las observadas en el grupo de pacientes estudiados.
Posiciones más frecuentes:
- El excluido
- El conflicto
- La autoridad
- La negación
- Responsabilidad
¿Por qué se nos dificulta aceptar muchos de los aspectos negativos que
vivimos en nuestra infancia?
¿Cuál es la importancia de mantener la conexión con nuestros padres?
Antes de proseguir con las características del trabajo terapéutico que se realiza con el
paciente, considero importante describir la lealtad familiar, ya que es un aspecto con
el que nos encontraremos frecuentemente durante la aplicación de esta técnica. Este
aspecto surgió luego de las entrevistas iniciales con los pacientes, mientras se indagaba
sobre las relaciones con sus padres, buscando información sobre sus primeros amores.
Ante esto, por lo general prevalecieron respuestas positivas hacia dicha relación, aun
cuando hubiese aspectos negativos en sus historias de vida. Tomando en cuenta la
recurrencia de este tipo de respuestas como elemento característico, decidí explorar los
aspectos negativos de las mismas, con lo cual era frecuente observar cierta resistencia
por parte de las personas, a conversar de ello. Es así como se decide ahondar en la
lealtad familiar a fin de entenderla y poder usarla luego como elemento para disminuir
dicha resistencia al explicársela a los pacientes.
Se tiene entonces que la lealtad familiar es la defensa que surge como primera
respuesta ante la pregunta sobre las características de los padres y su relación con
ellos. Esta lealtad se traduce en comentarios positivos que hace la persona sobre el
trato que recibieron durante la crianza y se convierte en una forma de engaño a sí
mismos; es la manera a través de la cual las personas justifican las características de
sus padres, las cuales pudieron haberles creado un desorden en sus vidas y hacerles
daño, por lo que es común oírles decir: “ellos eran muy buenos conmigo, aunque casi
no nos veíamos”, “yo entiendo que mamá fuera así” o “papá me pegaba porque yo lo
hacía enojar”, etc. Teniendo en cuenta este aspecto, se decide entonces explicárselo a
los pacientes, durante la exploración de su historia familiar, observándose luego de su
descripción se mostraban más aliviadas y accedían a conversar con soltura sobre los
aspectos que consideraban negativos de la crianza o trato que recibieron de sus padres.
La lealtad familiar, forma parte de la razón del por qué el paciente no resuelve sus
situaciones de vida, ya que busca ver sólo un aspecto de dicha relación.
Independientemente de lo buena o no que haya sido ésta, por lo general, las personas
inician sus respuestas señalando lo bueno que recibieron de sus padres. Sin embargo,
en esta ocasión, a efectos de lograr que emerjan los aspectos inconscientes que los
dominan, se trata de reconocer los sentimientos negativos que les generaron durante sus
primeros años de vida, por lo que habrá que trabajar la lealtad, ya que, de lo contrario,
sólo nos desviaríamos del propósito terapéutico.
Para explorar el sentimiento que les generó la relación con la madre y el padre, se les
puede plantear lo siguiente:
Consigna:
Vamos atrás, vamos a viajar, vamos cuando eras niño, recuerda a mamá / papá,
tráelos a tu memoria, y dime “¿Cómo era mamá / papá contigo?
Ya sabemos que por lo general, la respuesta del paciente ante estas preguntas serán de
lealtad hacia sus padres, por lo que de una vez ésta los llevará a razonar algo así:
“mamá / papá era el gran amor, no puedo aceptar que mamá / papá era mala(o)”.
Entonces, de ser el caso, antes de aceptar que mamá / papá les trajo problemas a sus
vidas, su lealtad los lleva a decir “mamá / papá eran muy buenos”.
Es aquí donde el terapeuta debe minimizar dicha lealtad y dejarla a un lado precisando
al paciente en lo que se desea:
Consigna:
Dejando de lado lo bueno de mamá / papá… yo quiero que me digas ¿en que
marcó mamá / papá tu vida?
Con la intervención del terapeuta se busca que ceda la resistencia ante la lealtad y el
paciente pueda quitarse un peso de encima contando sus verdaderos afectos. Algunos
pacientes pueden responder también: “yo comprendí por qué papá /mamá fue así” “No
los puedo juzgar”. Ante esto, se le puede precisar diciéndole:
Consigna:
No se trata de juzgarlos, sólo de entender cómo fue esa relación y que me digas
de qué manera papá / mamá marcó tu vida” “que me digas lo que te molestó, lo
que te hizo sentir mal de ellos” “no vamos a hacer juicios, ni condenar el
pasado, sólo saber la raíz de tu programa de infancia.
Con esto es posible que el paciente pueda asociar un sentimiento en particular, como
representación de lo que significó ese primer amor. Luego se puede explorar su
relación con la otra figura paterna. En lo particular prefiero iniciar la exploración con
la última pregunta:
Consigna:
¿En qué marcó mamá / papá tu vida? O ¿Qué cosa no hizo bien mamá / papá?
Una vez precisadas las posiciones dadas por el paciente con las siluetas e indagado
sobre las características de su relación con sus padres y hermanos, así como sus
propios sentimientos, podemos darle inicio al análisis terapéutico descrito en el
capítulo anterior. Para esto podemos revisar el siguiente caso, a manera de ilustración.
Caso:
Joel y sus parejas
Joel de 27 años de edad, bachiller, con un cargo gerencial y de gran responsabilidad en
una empresa, asiste a la consulta por infidelidad con su esposa. Reporta que para ese
momento está casado y que lejos de la ciudad tiene otra pareja, además de frecuentar a
otras chicas que eventualmente conoce en bares y discotecas. Al indagar sobre su
manera de relacionarse con las mujeres previo al matrimonio, reporta que antes de
casarse tenía una novia además de tener una relación afectiva con quien luego fuera su
esposa. Al solicitarle que distribuyera las siluetas como mejor le agrade, él presenta la
siguiente imagen (figura 12):
Él es el menor de tres hermanos y además es el único varón. Basándome en esta imagen
le pregunto si sus hermanas eran quienes llevaban la responsabilidad de la casa. Él
afirma que no fue así, que siempre fueron ambos padres. Esta situación me genera
ciertas interrogantes ¿Qué hacen sus hermanas iniciando la línea familiar como
responsables de ésta? Ya que parece, según esta imagen, que ellas eran quienes
llevaban la responsabilidad del hogar, (según lo encontrado en los estudios, ubicarse al
inicio de la distribución, implica hacerse responsable de la familia). ¿Por qué los
padres están en posición de conflicto al final de esta línea? (estas posiciones se
explicarán en el capítulo X). Ante esto, se indaga un poco más ¿qué pasaba con mamá y
con papá? Es ahí cuando el paciente recuerda que su mamá vivía fuera de la ciudad por
razones de trabajo y que sólo se veían los fines de semana. Así mismo, me informa que
su padre conducía un camión, por lo que siempre viajaba por diferentes estados, estaba
lejos de casa con suma frecuencia, y se veían sólo algunos fines de semana. Es ahí
cuando le señalo a quien representa cada silueta en su imagen.
Esta vivencia explica el por qué Joel coloca a sus hermanas como las responsables de
la familia, ya que eran ellas quienes veían de él la mayor parte del tiempo. Una vez
visualizada esta imagen, con la identificación clara de cada uno de sus representante, le
hago ver que su comportamiento actual con las mujeres es el mismo que trae de su
familia interna ya que se bandea entre dos amores, el que le dieron sus hermanas y el
que añoraba cada día hasta verlo los fines de semana (mamá). Así pues, esto refleja
como él se mantiene en esta posición de dualidad constantemente, sustituyendo el amor
de hermana y el de mamá, por el de esposa y el de amante. Adicional a esto, cada vez
que tiene una pareja siente que ella “no es lo que esperaba”, por lo que suele buscar a
la siguiente aunque aún esté con la anterior. Quizás en su niñez permanecía con sus
hermanas a quienes les tiene un gran afecto, sintiendo que ellas no eran su madre (“no
es lo que esperaba”), y añoraba todos los días encontrarse con su primer amor (mamá).
Por otra parte, su trabajo consiste en viajar constantemente a las afueras de la ciudad,
por lo que permanece poco con alguna de sus parejas (como lo hizo papá con su
esposa).
Para que Joel rompa este programa raíz, es necesario que entienda lo que ha venido
haciendo de manera reiterada, y se obligue entonces a cambiar dicho patrón, de lo
contrario seguirá siempre entre dos amores. Esto sólo se hace a través de la
interpretación de esa imagen inicial, de la asociación de ésta con su comportamiento
actual, de descubrir el lugar que ha venido ocupando en ese esquema familiar
inconsciente, identificando así su programa raíz y reprogramándolo conscientemente
desde la reestructuración del esquema de familia, con la conducción de la terapia.
Siguiendo con la técnica, una vez dada la representación gráfica con las siluetas, se
espera que el cerebro entre en un estado de alerta a través del cual la persona puede
Reprogramar su vida ¿De qué manera? Cambiando esa gráfica de familia, ubicando a
cada quien en su lugar, en orden. Y en el momento que los está ubicando puede iniciar
una resolución interna. ¿Por qué? Porque nuestro inconsciente sabe que papá tiene un
lugar, que mamá tiene otro, los hermanos el suyo y yo como hijo también tengo uno. Así
pues, nos estamos yendo a la esencia de lo que es la familia, su estructura familiar:
padre, madre e hijos, ¡y ahí es a donde tenemos que volver para poder retomar lo que
realmente nos pertenece!
Hellinger (2003), explica la importancia de mantener la conexión con los padres ya que
es a través de ellos que tenemos la vida y es sólo a través de la paz y el respeto que les
tengamos que podremos tomar la totalidad de nuestra existencia. Es por esto que, en
esta técnica de la Familia Interna también se asume que sólo a través del
agradecimiento y la honra a nuestros padres, podremos cambiar esta imagen interna que
hemos venido repitiendo. Por lo que se busca que las personas reprogramen su
esquema de familia interna en un orden que les permita reconciliarse con sus padres y
separarse de su historia para vivir la suya propia, reconociendo que, sea lo que sea que
hayan hecho, lo hicieron desde el estado de conciencia que tenían para ese entonces.
Es así como, al honrar, dejamos de lado la lealtad familiar, con la cual veníamos
aceptando de manera incondicional lo malo y lo bueno que vivimos con nuestros
padres, reprimiendo nuestras verdaderas emociones. Al dejarla de lado, estaremos
aceptando los aspectos negativos que nos pudieron marcar en la vida, nos damos el
permiso de ver el pasado en su verdadera dimensión, haciendo conscientes las
emociones generadas para poder así dejar que salgan de nuestro inconsciente, y liberar
gran parte de ellas. Es por esto que la reprogramación propuesta en la técnica de la
familia interna juega un papel importante, porque lleva al paciente a generar nuevas
maneras de ver su realidad, reconectándose con sus figuras paternas, esta vez desde la
aceptación consciente de ellas, desde donde podrá permitirse vivir otras maneras de
relacionarse, retomando así el lugar que le corresponde.
Dicho lugar está presente en la persona, por lo que la reprogramación comienza cuando
volvemos al orden real de la familia, donde el paciente recuerda este lugar. Y digo
recordar porque en esencia, en nuestra interioridad, todos sabemos cuál es el nuestro,
pero por lealtad o contratos establecidos a veces no lo hemos ocupado o preferimos
llevarlo al olvido.
Para llegar a esto es necesario que reconozcamos que sólo nosotros podemos cambiar
nuestra historia, sólo nosotros podemos reestructurar nuestro orden familiar, y sólo así
podremos entonces cambiar la manera inconsciente de relacionarnos con todo cuanto
nos rodea, y que de alguna u otra forma nos genera conflicto.
Capítulo IX
REPROGRAMACIÓN
Según Dispenza (2005b), si se mantiene fija una idea en el cerebro es posible generar
huellas que puedan funcionar luego como la base de nuestro comportamiento y de
nuestro actuar. Manteniendo estas huellas por periodos de tiempo es posible volver el
pensamiento real, y cuando eso sucede el cerebro crea un nuevo patrón de conexiones
neuronales que se asocian con dicho concepto o idea. Por lo que al aprender algo
nuevo, creamos nuevas conexiones cerebrales, y al memorizarlas estas se refuerzan y es
posible mantenerlas, “la memoria es mantener esas conexiones, el aprendizaje es
formar esas conexiones” (Dispenza 2005b: s/p). Es por ello que con esta técnica se
busca que el paciente internalice la imagen del orden familiar a través de la constante
visualización de las siluetas que se le presentan, a fin de lograr la reprogramación.
En este sentido, reprogramar significa reestructurar un orden familiar interno que nos
permita un actuar diferente, de tal manera que podamos vivir libres de ataduras
inconscientes hechas en el pasado en nuestro núcleo familiar, para habilitar ahora, de
manera más fácil, nuestro fluir en la vida. Es ir en un orden de respeto, principalmente
hacia nuestros padres, porque ellos nos dieron la vida. Es romper con nuestros
contratos ocultos y proponernos de ahora en adelante hacerlo desde la libertad de lo
que realmente queremos y con lo que nos sentimos plenos en la vida. En definitiva se
trata de crear un nuevo patrón conductual que nos permita romper las viejas ataduras
inconscientes.
Para exponerlo de manera sencilla, pudiéramos decir que la reprogramación es como
cuando iniciamos nuestro proceso de adquisición de los conceptos básicos para las
operaciones numéricas. Si queremos aprender a sumar, la opción más viable es que
“nos obliguemos” a practicar dichos conceptos y procedimientos. De esta manera
estamos creando una nueva red neuronal la cual se alimenta de la práctica constante de
estas operaciones, para luego permitirnos evocar el aprendizaje establecido con
facilidad y cuando así lo requerimos. Por otra parte, siguiendo este ejemplo, si luego de
obtenido este conocimiento matemático, nos apoyáramos constantemente de una
calculadora u otro implemento que nos facilite estas operaciones, y no ponemos en
práctica lo aprendido basándonos en operaciones mentales, lo más probable es que
dicho conocimiento vaya disminuyendo y quizás se nos olvide. Así mismo funciona la
reprogramación de nuevas conductas, nos podemos “obligar” a actuar diferente para
crear nuevas redes neuronales y permitir que las anteriores vayan disminuyendo,
extinguiendo así una conducta no deseada.
Cuando reprogramamos, creamos una nueva red de información en nuestro cerebro. La
información anterior de alguna manera tratará de salir, como suele suceder con la
información almacenada en el inconsciente. Sin embargo, esta vieja información
guardada en alguna red neuronal, va perdiendo fuerza eléctrica para trasmitirse ya que
la unión o puente que le permitía seguir no se está reforzando, por esto es posible que la
nueva red vaya haciendo y fortaleciendo una nueva conexión a través de la cual la
persona pueda mantener su nueva posición si así se lo permite, para lo cual tendrá que
obligarse a hacerlo, con plena conciencia de su decisión, si desea reestructurar su
orden familiar.
Reestructurar su orden familiar es reconocer el lugar que ocupa cada uno en este
núcleo, es tomar el poder, saber que existimos y que algo nos pertenece. Como lo
expuso la autora Franke-Gricksch (2009: 73) a sus alumnos de educación primaria “la
familia siempre queda intacta aunque los padres concluyan su relación amorosa. Los
padres siempre serán los padres y, en forma consciente o no, mantendrán una relación
de padres mientras vivan. Allí están contenidos ustedes”. Es por esto que al
reprogramar a la familia, la persona se estructura en esencia, con un nuevo enfoque ante
sus relaciones, ante sí mismo, crea la pertenencia de familia y toma una posición ante su
nuevo programa, genera la confianza y la seguridad que requería para hacerlo diferente
de ahora en adelante. El siguiente paso es ir más confiado ante la vida porque hay un
lugar para sí que le pertenece, a donde quiera que vaya ¡hay un lugar para mí! Esto es
tan intenso que con frecuencia sucede que cuando se aplica la técnica con los pacientes
y se les dice “no tienes idea de lo importante que es esto en tu vida”, al tiempo regresan
y ratifican que entendieron y que pudieron sentir el cambio en sus relaciones y maneras
de comportarse.
Para ilustrar esto me permito citar a Clarissa Pinkola Estés (2001: 141), como bien lo
dijo en su libro “Mujeres que corren con los lobos”, al analizar el relato del Patito Feo:
Cuando el sentimiento anímico particular de un individuo, que es
simultáneamente una identidad instintiva y espiritual, se ve rodeado por el
reconocimiento y la aceptación psíquica, la persona percibe la vida y el poder
con más fuerza que nunca. El hecho de descubrir a la propia familia psíquica
confiere a la persona vitalidad y sensación de pertenencia.
Es tan sencillo que luego de hacer el trabajo y mostrarles el orden familiar, si le
preguntamos al paciente “¿Qué ves ahí?” algunos de ellos no dicen nada, pero por lo
general hacen una respiración particular, como un suspiro; otros refieren sentirse mejor
ante la nueva imagen. Luego al preguntarles “¿Cómo te sientes?”, suelen hacer una
respiración más aliviada y reportar que se sienten como si les hubieran quitado un peso
de encima. Entonces, le decimos a estas personas que con solo acomodar a los
representantes de su familia (a través de las siluetas), ya su cerebro comienza a
entenderlo, por lo tanto se sienten bien, porque su cerebro manda de una vez la orden de
esa nueva imagen y es cuando la persona manifiesta un alivio en su interioridad, porque
ha descargado lo que traía, y al reconocer la descarga del mundo que traía consigo se
permite manifestar el alivio.
Con la reprogramación, la persona inicia un cambio en su interioridad, el cual es
posible notar en las siguientes sesiones a través del reporte que dan, y de sus maneras
de abordar sus relaciones luego de esto. Es un cambio favorable, casi imperceptible,
sin embargo posible de notar.
Terapeuta:
Ahora baja la cabeza ante ellos porque fueron el puente para que tú llegaras,
eso era lo único que tus padres tenían que hacer, y así lo hicieron, pero se te
olvidó que esa era su misión.
Es ahí cuando logran entenderlo y darles la razón y comienzan así la comprensión hacia
ellos, de manera diferente. Debo reiterar que con esta acción no necesariamente
logramos un cambio inmediato, pero si una actitud de mayor receptividad, la cual se
debe seguir trabajando en la terapia.
PRIMERA TÉCNICA:
REPROGRAMANDO EL ORDEN ESTRUCTURADO DE FAMILIA
SEGUNDA TÉCNICA:
REPROGRAMANDO A TRAVÉS DE LA VISUALIZACIÓN
Colodrón (2010) expone que sus trabajos con los muñecos suelen concluir con
visualizaciones guiadas para facilitar la resolución del conflicto en el paciente. Así
mismo, en esta técnica, luego de reconocida la imagen dada por la persona y haber
realizado la interpretación de la misma, se busca reestructurar el orden familiar,
acompañado del movimiento de siluetas y de la visualización guiada por el terapeuta,
con la cual el paciente puede drenar esas emociones contenidas desde hace tiempo por
los conflictos vividos con cada una de sus figuras paternas en el pasado, o con sus
hermanos. Recuerde que siempre debe explorar previamente como fue la relación en
casa con sus padres y hermanos, ya que esta será la información en la que se apoyará
para guiar la visualización. Lo importante aquí no es la historia que el paciente cuenta
sobre sus padres, sino los sentimientos que estos le generaron.
Para iniciar la visualización invitamos al paciente a ponerse cómodo (es opcional una
música suave para inducir la actividad), le pedimos que cierre sus ojos, respire
profundo y expire suavemente (así iniciamos la puesta en alerta y activación del
cerebro), lo invitamos a que repita esta misma acción tres veces para asegurarnos de
que su atención está centrada en la actividad.
Lo llevamos a que se ubique en el pasado, según lo que nos haya manifestado
previamente durante la exploración del lugar ocupado y sus contratos ocultos. Luego le
pedimos que visualice al frente de sí a uno de sus padres y lo llevamos a reconocer el
sentimiento que vivió con éste, que lo exprese con la mayor intensidad posible, y que lo
haga refiriéndose a esa persona más no al terapeuta. Lo orientamos a que le refleje lo
que lo marcó de alguna manera en la vida, bien sea soledad, abandono, maltrato,
conflictos, miedo, rabia, desconfianza, etc., sin contar su historia de vida, sólo le
pedimos que manifieste los sentimientos que esto generó y que trate de vivenciarlos
para poder así desprenderse de ellos durante la terapia. La intención es que la persona
reviva esos sentimientos y pueda darse el permiso de liberarse de ellos, ya que, al
verbalizarlos, estos afloran de su inconsciente y puede así minimizar la emocionalidad
que estos le generan.
El terapeuta pude ayudar al paciente guiándolo en sus palabras, expresando de ser
posible los mismos sentimientos reportados por él previamente, para que se permita
decirle a su padre / madre / hermanos todo lo que ha acumulado por años, y luego
permitir la aceptación y el perdón ante esta situación.
Guiando al paciente con sus emociones
Puede iniciar con algo como esto:
Terapeuta / paciente:
“Papá / mamá, me dolió mucho tu ausencia, maltrato, abandono, indiferencia,
que no me trataras como a los demás, que no me dieras afecto, que me dejaras
solo(a) con otras personas, que te murieras siendo yo tan pequeño(a), que
fueras tan distante... No entendí por qué me tratabas tan mal, por qué me
dejabas solo(a), etc.
Se puede precisar al paciente preguntándole “¿Qué más quieres decirle? ¡Vamos, dile
lo que deseas!”, con el fin de propiciar el mayor desahogo de sus emociones y
sentimientos negativos. Una vez que consideremos que ha aflorado todos sus
sentimientos o que el paciente reporta que no tiene más que decir, podemos llevarlo a
un cierre emocional de estas situaciones con algo como lo siguiente:
Cerrando procesos:
“Papá / mamá / hermano, ahora entiendo que lo que hiciste, lo hiciste porque
no tenías otras herramientas o conocimientos diferentes para hacerlo, lo
hiciste desde tu nivel de conciencia”. O “papá / mamá / hermano, te perdono
por lo que me hiciste y me perdono por haberlo permitido, porque siendo un(a)
niño(a) no tenía la fortaleza / sabiduría / madurez / herramientas para
entenderlo o defenderme de esto”.
Es muy probable que el paciente se sienta removido ante esta situación, con lo que se
busca que luego de que drene dichas emociones pueda ahora reconciliarse con la figura
que visualiza al frente. Luego de esto se repite la misma visualización con el otro
representante padre / madre / hermano. Al finalizar, en lo particular les pido a los
pacientes que se imaginen a ambos padres al frente de ellos y les manifiesten:
“Papá, mamá, gracias, los honro porque a pesar de todo me dieron lo más
importante que tengo: la vida. Y con ustedes honro a todos los hombres /
mujeres en mi vida”, “Ahora entiendo que esa era su historia y no la mía, por
eso hoy me permito apropiarme de mi vida De ahora en adelante me permito
hacerlo diferente”.
Castillo (2009: 83) sugiere: Ha sido tan difícil para ti como para mí. Como tú lo
hiciste para mi está bien, pero ahora por favor, dame tu bendición si lo hago
diferente.
Luego de esta visualización y reprogramación del lugar de sus padres, se le pide al
paciente que visualice a sus hermanos y les exprese los sentimientos que tiene hacia
ellos, al igual que lo hiciera anteriormente con sus padres. Puede concluir diciendo:
“Hermano(s), ahora recordé que soy tan igual a ustedes, ni mejor ni peor,
solamente iguales y que todos tenemos el mismo lugar”.
Visualizando un camino
Al finalizar esta actividad, donde el paciente se ha permitido desahogarse
emocionalmente, les podemos pedir que se visualicen dando unos pasos hacia adelante
de su familia (en este momento podemos adelantar la silueta que los representa, como
símbolo de la acción que le sugerimos). Seguidamente los llevamos a que se imaginen
adelante de sí un camino tan hermoso como lo deseen: lleno de colores, paisajes,
personas, situaciones… en fin, tan rico y colorido como lo quieran, con las personas
que quieren esperándolos al frente, bien sean su pareja, hijos, o las personas con
quienes deseen reconciliarse. Les permitimos un tiempo breve para que puedan
visualizar en detalle lo que deseen. Para finalizar, les indicamos que se permitan
quedarse con ese camino visualizado y ese sentimiento de agrado y tranquilidad con los
miembros de su familia. También le podemos sugerir que afirme lo siguiente:
TERCERA TÉCNICA:
REPROGRAMANDO PASO A PASO CON LAS SILUETAS
Terapeuta junto con el paciente: “Mamá este es tu lugar, al lado de papá, hoy
recordé que esta fue tu elección”.
Si su mamá sufrió, lloró, papá le pegó, se quedó sola, fue abandonada, o pasaron mil
cosas, el paciente debe recordar que esa era la historia elegida o aceptada por ella y no
la suya.
Terapeuta: “Permítete decirles a tus padres lo que no les has dicho antes,
suelta esas emociones, no te quedes con ellas”.
Si el paciente tiene mucho que decir, puede manifestarlo: “mamá me abandonaste… hoy
recordé que tu abandono (o las circunstancia que sean) me trajo dolor, tristeza, y lo
acepto”. Una vez que acepta las situaciones dadas con su madre le puede decir:
“mamá, te perdono”. “me hago libre de ti y te hago libre de mi… te amo… gracias.”
Liberando la emoción:
Para lograr hacer el cambio hay que liberar la emoción. Luego que la persona drena las
emociones que tenía ocultas, vamos nuevamente al origen, a la esencia de la familia, y
una vez reestructurada la imagen inicial podemos continuar.
Terapeuta: ¿Qué le voy a decir a papá y a mamá? “Papá, mamá, los honro, no
importa la manera como lo hayan hecho, lo importante es que gracias a
ustedes estoy aquí, ¡los amo!” “gracias porque a pesar de todo me dieron la
vida”.
Así reconoce que no importa la historia que haya vivido, simplemente gracias a ellos
está aquí... ¡eso ya es bastante! Por lo general las personas entran como en un alivio y
aceptación y suelen decir “bueno, si es verdad, lo más grande que hicieron mis padres
fue permitirme estar aquí, darme la vida”.
Reconociéndose a sí mismo
Terapeuta: ¿Quién es éste? (figura 16).
Paciente: Yo
Terapeuta junto con el paciente: “Este soy yo, hoy recordé que tengo un lugar
y regreso a él”.
Si el conflicto es con él mismo (Y), trabajamos al niño interno (él en su infancia), según
los eventos vividos. Luego buscamos las emociones que se grabaron en determinados
momentos, y al identificarlas ayudamos al paciente a generar la integración con su niño.
Le pedimos entonces que le diga a ese niño:
Integrándose con su niño:
Ya no te preocupes (nombre del paciente), entiendo que por ser pequeño no
pudiste defenderte ni resolver el mundo que te rodeaba, pero ahora que soy
adulto lo puedo hacer por ti, por eso ahora estoy aquí para protegerte, amarte
y cuidarte.
Si el niño estuvo abandonado o la mamá nunca le prestó atención, ese niño graba en su
inconsciente sentimiento de rabia, abandono, soledad; por lo que entonces lo más
probable es que sea una persona miedosa, insegura o con resentimientos. Una vez
identificadas estas emociones negativas le vamos a permitir que evoque a su niño
interno un instante, para sacar estos sentimientos, luego así como lo exterioriza, le
pedimos que se diga a sí mismo, guiado por el terapeuta:
Terapeuta / Paciente: “todo está bien (nombre del paciente) ya no tienes por
qué tener miedo, ya no estarás solo, ahora estoy aquí para cuidarte y amarte.”
Se toma una quinta silueta y se coloca al lado del representante del paciente (Y), como
pareja (PR) o como la vida (V). Es importante no darle un nombre específico a este
representante ya que la persona viene con un pasado de parejas que tiene que resolver,
y aquellos que hoy no tienen pareja, en un futuro tendrán una, por lo que tendrán que
darle un lugar en orden en sus vidas.
Tanto hombres como mujeres de ahora en adelante son quienes van a elegir qué lugar
van a ocupar: esposos, amigos, compañeros, novios… Esto ya es elección de cada
quien, lo importante es que tienen un lugar y que más nunca lo van a dejar vacío. Serán
ellos quienes elijan conscientemente cual ocuparán de ahora en adelante
Reconociendo a los hijos
Para quienes tienen hijos se seleccionará otra silueta (HJ). Recuerde que al no estar
ocupando el lugar que les corresponde, las otras posiciones también se ven alteradas,
por lo que el hijo puede ser el compañero, esposo, amigo, padre, etc., como es
frecuente ver en algunas madres que dicen “él es mi compañero”, o “él es mi mejor
amigo”, en lugar de decir ¡él es mi hijo! Entonces, siendo padres / madres, dirán:
Paciente: “Hoy recordé que eres mi hijo, y aquí estoy como papá / mamá.
Siempre estaré aquí, ocupando mi lugar, dándote mi apoyo y bendición para
que sigas adelante”.
Y al mirar esa imagen el paciente puede decir: “Esta es mi nueva elección ahora”
(figura 22).
Luego del reconocimiento del lugar de cada uno de los miembros de la familia, se
puede realizar con el paciente la actividad propuesta en la técnica dos: “visualizando
un camino”. Al finalizar se le sugiere repetir por unos días este ejercicio en su casa:
reconocer al padre y a la madre, sanar lo que tiene que sanar “hoy recordé que soy el
hijo”, y así ir cambiando todas las posiciones hasta llevarlas al orden familiar ya
trabajado. Del orden familiar pasar a la libre elección “este soy yo, tengo un lugar, yo
elegí una pareja”, y hacer el trabajo de pareja. Después podrá colocar la posición final
en un lugar de la casa donde sea visible. No es necesario contar ninguna historia ya que
cada vez que la persona vea la imagen, su cerebro estará recordando y reprogramando
la nueva información.
Terapeuta: “Te sugiero que por varios días repitas todo lo anterior y que
coloques a la familia en algún lugar visible en casa. Tómate un tiempo para
resolver esto…”
Como resultado del trabajo logrado con esta técnica se busca que la persona entre en un
estado de comprensión de sus maneras de relacionarse, de lo que venía repitiendo por
tanto tiempo, para que pueda así hacerse libre de esto, de sus problemas, para que
entienda y pueda decir: “¡si, es verdad, esa parte no la recordaba!” y pueda ahora
empezar a tomar el control de su vida con mayor conciencia. Reitero que con esto no se
busca un cambio mágico en la persona, sin embargo es posible ver actitudes positivas y
conductas favorables en corto tiempo. También hay que tener presente que, como todo
proceso terapéutico, no todos los pacientes presentan los mismos ritmos de avance en
la resolución de sus conflictos.
Por otra parte, quiero señalar que durante la práctica de esta técnica me he dado cuenta
que en ocasiones es necesario mostrarle al paciente la imagen que dio originalmente
para hacerle ver o recordar lo que ha venido repitiendo y el por qué de sus acciones, o
para mostrarle el avance que ha tenido. Así mismo, en ocasiones he tenido pacientes
resistentes al cambio o con mucha negación de su problemática, en estos casos he
mantenido la imagen original como elemento visual durante algunas sesiones, bien sea
con las siluetas en físico o con el registro gráfico que hago de ellas, hasta que
considero que la persona ha logrado entender o aceptar su situación. Luego de esto es
posible hacer la reprogramación con ellos.
En otros momentos, dependiendo del caso y como elemento terapéutico, me permito
mostrarles durante una sesión su distribución original y el orden esperado (luego de la
reprogramación) a modo de que visualicen gráficamente la interpretación que hago de
su reporte, por lo que me apoyo en las siluetas a medida que les voy explicando lo que
deseo que vean, y puedo perfectamente moverme entre ambas gráficas, con lo que
obtengo resultados efectivos que luego son reportados por ellos.
Entendiendo que esta técnica es novedosa, reconozco la importancia de mostrarle a los
lectores ejemplos que les permitan comprender su implementación a través de la
interpretación de algunas gráficas dadas por los pacientes, por lo que en el siguiente
capítulo les presentaré algunas distribuciones con las siluetas y sus respectivos
análisis.
Capítulo X
ALGUNAS DISTRIBUCIONES CON LAS
SILUETAS
Y SUS ANÁLISIS
A continuación les presentaré algunas de las distribuciones dadas con mayor frecuencia
con las siluetas. En esta oportunidad se hará mayor énfasis en el análisis del lugar que
ocupan los representantes del paciente (Y) en las imágenes, aunque también se
comentará sobre los demás representantes. En este contexto, se le sugiere a quienes
deseen explorar y profundizar en la técnica de la Familia Interna, que sustituyan o
intercambien a modo de ejercicio, a cada uno de los representantes en las diferentes
distribuciones que se les presentan, así podrán ver con mayor claridad la verdadera
dimensión de las posibles distribuciones en la clínica, e iniciar su propia exploración y
análisis.
Por otra parte, el terapeuta no debe olvidar que la interpretación de las posiciones de
cada representante dependerá del reporte que haya dado previamente el paciente, por lo
que cada análisis es único; tan único como la historia y el proceso terapéutico de cada
quien; por lo que podemos tener la misma imagen en dos pacientes distintos y tener
relatos individuales y particulares para cada uno de ellos, y aun así la imagen dada
puede representar de manera física lo que nos ha relatado con anterioridad.
He de enfatizar que las siluetas constituyen un dispositivo terapéutico a través del cual
es posible que se proyecten aspectos internos que conforman la familia interna de la
persona, por lo cual, aunque dicho dispositivo sea el mismo para todos (niños,
adolescentes y adultos), los resultados tendrán un matiz propio basado en la historia de
cada paciente, al igual que ocurriría en un proceso terapéutico donde se trabaje con
determinada corriente teórica; aunque la teoría sea la misma, los resultados siempre
serán únicos.
Basándome en lo anterior, sugiero que la información que aquí se presenta se tome sólo
como una guía en la cual podrán apoyarse quienes se inician, para comenzar su propio
proceso de conocimiento e implementación de esta técnica. Tenga presente que hay que
ser muy cuidadoso a la hora de hacer una interpretación. Es importante observar los
detalles: las posiciones, la orientación de los representantes, las distancias entre ellos,
la proximidad a alguno o varios integrantes, con quien se identifica más la persona o a
quien excluye, que color prefiere, entre otros. Así mismo, se sugiere iniciar la
exploración por el que esté más cerca o más lejos del representante del paciente (Y).
Las siguientes posiciones y su interpretación se tomaron de la coincidencia del reporte
de los pacientes en estudio y las imágenes que nos mostraban durante las consultas, por
lo que en esta oportunidad describiremos posiciones y no hablaremos de pacientes en
particular.
En esta imagen el paciente (Y) está debajo, al lado de la madre (M), quien según su
reporte le generó problemas, por lo que inconscientemente la coloca a su mismo nivel.
Al padre (P) sí le da su lugar (arriba), sin embargo, esto no significa que éste no le haya
traído inconvenientes ya que, en esta imagen, el padre y la madre no están juntos. Por
otra parte, al colocar a los hermanos (H) arriba señala que estos tuvieron más poder
que el paciente, a quienes considera más importantes que él.
2. Distribución 2 (Figura 24):
En esta imagen el lugar de los hermanos está bien. Papá está abajo, lo cual puede
significar que le trajo problemas al paciente (Y). En este caso, papá (P) pudo haber
sido muy autoritario, por lo que esa autoridad le incomodó al paciente (Y), quien lo
ubica en un lugar donde no le cause problemas (lo manda abajo en su familia interna). A
mamá (M) le da el lugar que le corresponde, pero como papá (P) no lo hizo bien,
“¿quién mejor que yo para hacerlo como es?”, por lo que decide ocupar su lugar. El
problema es que en la posición que asume el paciente (Y) puede crear un gran
compromiso con la madre (M), ya que se inicia entre ambos una relación de pareja, (Y)
es el o la compañera de mamá, quien cuida de ella, entonces la madre (M) se siente con
derecho de pedir y demandar, con poder para exigirle que esté pendiente de ella ya que
necesita de su cuidado, ¿por qué? porque se convirtió en su pareja emocionalmente.
Puede que en la actualidad el paciente (Y) tenga su propia vida, pero una parte de sí
está con la madre (M), con la presión de tener que complacerla y cuidara. Por otra
parte, papá es un problema y (Y) se siente con poder sobre él. Se convierten en esos
hijos o hijas mandonas con sus padres, ya que ellos pasan a ser como el hijo: “Yo
mando a papá y él no me manda a mí”, “Yo le converso suavecito y él hace lo que yo
digo”.
4. Distribución 4 (Figura 26):
En esta distribución el paciente (Y) se colocó en el medio de papá (P) y mamá (M).
Estar en esta posición es estar ocupando un lugar de conflicto y dualidad. Cuando las
personas dan esta imagen pueden haber tenido situaciones en su casa donde unas veces
se alineaban con la madre y otras con el padre, lo cual los lleva a generar siempre una
dualidad en todos los aspectos de su vida.
Esta posición lleva a las personas a dudar si hacer o no algo, tomarlo o no tomarlo. A
estas personas se les dificulta precisar lo que desean hacer y las situaciones en las que
quieren estar, bien sea laborales, familiares, sociales, etc. Por más armonía que quieran
tener se les dificulta conseguirla. Para ellos, es una gran mentira decir que llevan una
vida equilibrada, porque siempre van a estar sobre dos líneas de deseos. Por lo general
van a estar batallando sobre dos cosas y eso los hace indecisos. Su inconsciente los
llevará siempre a tener dos cosas en la vida. Y el paciente (Y) está en el medio, no
termina de definir lo que desea. Lo más probable es que asuma algunos
comportamientos propios de las personas que coloca a ambos lados, por lo que tendrá
conductas que lo describen de ambas maneras.
6. Distribución 6 (Figura 28):
Esta imagen es interesante porque se pudiera confundir con una posición de autoridad
por parte de los hermanos (H), sin embargo, analizándolo en detalle se puede visualizar
sutilmente su exclusión por estar fuera del círculo familiar, y en cambio mamá (M),
papá (P) y el paciente (Y) se encuentran ubicados en su lugar. Quizás el paciente (Y) se
sienta en un lugar de preferencia sobre sus hermanos (excluidos en este caso), ya que
los padres están más cerca de él que de ellos (H). El paciente (Y) está ocupando su
lugar, y sabe cuál es, por la distribución que hace del padre (P) y de la madre (M)
arriba y él (Y) abajo.
Ahora bien, en el medio se observa un vacío porque mamá (M) y papá (P) no están
unidos como tienen que estar, hay una distancia entre ellos, lo cual pudiera significar
que tienen papeles muy diferentes, tal vez uno ejerce el de la autoridad y el otro el de
cuidado. Recuerde que al explicarles las diferentes imágenes me baso en el reporte de
los pacientes, quienes coinciden en éste y la distribución que han dado a lo largo de la
exploración. Esta estructura de exclusión de los hermanos (H) y el vacío entre todos los
integrantes del núcleo familiar, implica una necesidad de estructurarse como familia, de
estar juntos. Hay una distancia muy grande entre el paciente (Y) y sus hermanos (H), y
esto genera el vació, porque la estructura familiar no está en armonía y en unión como
se espera que esté.
Distribución 7 (Figura 29):
Esta distribución la dieron los pacientes que presentaban una posición de conflicto
entre todos los integrantes de la familia. En ellos puede prevalecer lo racional sobre
los afectos y se observa que hay un vacío entre todos, no saben cómo llenarlo. Están
unidos por el intelecto más no por los sentimientos, lo cual se evidencia en la unión de
las siluetas a través de las cabezas.
Todos quieren tener el poder, van en función a lo que piensan. Esta distribución la
presentaron principalmente personas con familias críticas, señaladoras, religiosas,
estudiosas. El paciente (Y) no encaja en ningún lugar, “nada es suficiente para mí”. En
este caso hay un conflicto (mental, no emocional) entre el padre (P) y el paciente (Y) y
entre los hermanos (H) y la madre (M) por estar cada uno al frente del otro. Es como
esas familias cuyo interés es que el hijo crezca, se gradué y haga todo un plan de vida
laboral, con poca contemplación por los afectos y un futuro hogar.
7. Distribución 8 (Figura 30):
Esta distribución también denota vacío y conflicto en el sistema familiar. Al igual que
la distribución anterior los integrantes de esta familia no saben cómo llenar el vacío, se
encuentran unos frente a otros. Sin embargo, en este caso, cada quien vive su mundo
emocional, cada quien va por su lado, sus integrantes pueden ser individualistas. Hay
poca o ninguna sincronización con los demás miembros. Es un esquema de familia en
total conflicto, conflicto entre el padre (P) y el paciente (Y), y entre la madre (M) y los
hermanos (H). Esta distribución la dieron pacientes quienes reportaban un sentimiento
de “no tener rumbo en la vida” o sentirse solos, sin familia, o con poco apoyo de ésta,
con desunión entre sus integrantes; también reportaron inseguridad en sus relaciones
sociales.
8. Distribución 9 (Figura 31):
Esta imagen la dieron pacientes cuyos padres, presentaban una posición de autoridad en
la familia. En esta gráfica es la madre (M) quien predomina en este rol. El paciente (Y)
se ubica al final, lo cual pudiera significar un sentimiento de poca valoración ante sus
hermanos, ya que quizás ocupó un lugar de negación en su casa (según los reportes
dados en la clínica). Cuando las personas generan muchos conflictos en la vida de
alguien, éstos tienden a colocarse en el lugar de la negación, porque siempre van a estar
en una lucha de querer encontrar y tener “algo”, sin embargo, cuando las cosas se les
acercan no terminan de apropiarse de ellas ¿por qué? Porque hay un sentimiento de no
merecimiento “Yo no merezco, no son para mí”.
Estas personas por lo general siempre van a estar en una conducta de esfuerzo. Así
como desean encajar en la familia y no pueden, así mismo estarán en sus vidas, en sus
actividades laborales. Tienen un trabajo pero sienten que no terminan de encajar, y
aunque busquen cambios estos se les hacen difíciles. Se les dificulta encajar porque una
parte de ellos los lleva siempre a retirarse, a estar más distantes, a estar fuera, como el
lugar que están ocupando en su familia interna.
9. Distribución 10 (Figura 32)
En esta imagen el hecho de que el padre (P) esté ubicado arriba y la madre (M) abajo,
implica que él representa más autoridad que ella (M), es más respetado que mamá por
parte del paciente. Aquí, el paciente (Y) reconoce la autoridad del padre (P), y de
alguna manera quiere ocupar su lugar, sin embargo, como no puede tenerlo, ocupa un
lugar al lado de la madre (M), restándole autoridad a ella (al colocarla abajo): “mamá
es tan igual como yo”. En esta relación, posiblemente el paciente (Y) y la madre (M)
tengan muchos conflictos por tener una relación más como madre – pareja en lugar de
madre- hijo, ya que (Y) le resta autoridad.
Por otra parte, al colocar a los hermanos (H) arriba, denota que ellos ejercieron más
poder que el paciente en esta familia (Y). Al igual que la imagen anterior (figura 32), se
observa en esta estructura familiar que el paciente (Y) está fuera del núcleo, por lo que
está ocupando un lugar de negación, entonces, con seguridad, no termina de encajar en
su familia. Este lugar (de negación) siempre lleva a la persona a luchar por lo que
desea y cuando lo tiene cerca se sabotea para perderlo, en este caso es probable que se
diga a sí mismo “Yo no merezco, esto es para mis hermanos, para la familia, pero no
para mí”.
10. Distribución 11 (Figura 33):
En esta imagen, el paciente (Y) está en una posición de negación y anulación ante su
grupo familiar por ubicarse debajo de ellos. Estas personas buscan constantemente la
aprobación de sus acciones, también tienden a buscar parejas dominantes, que les digan
qué hacer, incluso pueden llegar a ser víctimas de maltrato, bien sea por sus padres,
hermanos o parejas. Sus jefes, compañeros de trabajo o amigos pueden tener autoridad
sobre ellos y llevar una relación de conflicto o sumisión. Por lo general se observó en
personas con una autoestima baja, con poca valoración de sí mismas.
11. Distribución 12 (Figura 34):
Esta distribución refleja un posible contrato oculto con la familia, en donde el paciente
(Y) se hace responsable de todos, y piensa que sólo con su familia genera y produce.
Estas personas tienden a tener fracasos económicos cuando inician actividades
laborales fuera de su grupo familiar, ya que sienten un gran compromiso con ellos y
para ellos. Todas sus acciones van orientadas en función de la familia, lo cual puede
generarles conflictos por sentirse responsables de todos. Sus acciones quizás no las
hagan en libertad, sino bajo un compromiso inconsciente.
13. Distribución 14 (Figura 36):
En esta imagen se observa al padre (P) en posición de abuso hacia el paciente (Y) por
encontrarse encima de éste, se puede ver a la madre (M) como cómplice de esta
situación. Por otra parte, tanto los hermanos como la madre están excluidos de esta
acción. Los integrantes de esta familia pueden ser sumisos o con sentimientos de
impotencia ante la vida.
A MANERA DE CIERRE
Durante el ejercicio clínico he encontrado una gran variedad de distribuciones dadas
por los pacientes, quienes coinciden con que su gráfica representa el estilo de
relacionarse en su actuar diario, así mismo afirman que describen aspectos de sus
vidas. Teniendo claro que esta técnica está aún en exploración, no puedo dejar por
sentado que dichas imágenes dadas tienen una única interpretación, ya que como he
venido resaltando a lo largo de este trabajo, cada una de ellas representa una
particularidad en la vida de cada paciente, por lo que sus interpretaciones pueden ser
tan infinitas como las personas que las vivencian.
Basándome en esto quiero invitar a los psicoterapeutas interesados en su
implementación, a que la practiquen con diferentes grupos de estudios y en diferentes
contextos, con la intención de profundizar en ella y poder así sistematizar sus
resultados.
En conclusión, considero que la Familia Interna es una técnica de gran utilidad en la
consulta terapéutica por su sencillez, lo práctico de su implementación y porque nos
permite llegar al programa raíz de las personas, hacerlos visualizarse en éste, y
permitirles cambiarlo luego de concientizarlo, a través de la libertad de sus propias
acciones. Así mismo, les permite reconocer como está su familia interna y cuáles son
los contratos ocultos que los llevan a actuar de determinadas maneras, a través de una
acción inmediata que nos lleva a lograr el descubrimiento en ellos… Es por esto que
propongo la puesta en práctica, el registro e intercambio de los resultados logrados con
dicha técnica.
BIBLIOGRAFÍA