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Rendirnos con humildad al destino de nuestros antepasados, nos brinda la fuerza para ir hacia adelante. Sin
negar el miedo y el dolor. Por el contrario, lo reconocemos, sabemos de dónde viene. Pero cuando lo miramos
de frente, pierde todo su aspecto tenebroso y ganamos seguridad. Porque tenemos raíces fuertes en qué
apoyarnos.
Ahora sabemos lo que son: Sombras del pasado. Y aunque fueron reales para nuestros antepasados, ellos
De esa manera realmente honro lo que han vivido anteriormente, honro las historias de dolor y de
sufrimiento.
Estás aquí y ahora, con la vida que te han pasado tus ancestros. Ellos pagaron el precio, no tenés que seguir
pagando vos. Sos el éxito de ellos, sus vidas han valido la pena. Porque ahora estás vos acá, dispuesto y
Tenés el privilegio de vivir en esta época, la era de la tecnología, del conocimiento, de las redes sociales, etc.
Es una época que muchos de tus ancestros, ni siquiera lo hubieran imaginado. Contá tus bendiciones.
Mirá hacia adelante con orgullo, porque los que han estado antes que vos, lo hicieron posible. Soltá los
reclamos y los juicios y decidite a vivir plenamente, la vida que te han legado.
Jamás niegues lo vivido por tus ancestros, no cierres los ojos a ello.
De manera que el clan familiar puede ser una trampa que nos ate y condicione por las
lealtades inconscientes que conlleva la herencia transgeneracional que recibimos de él.
El clan familiar vive dentro de cada uno. Llevamos la marca del clan desde el principio.
Somos portadores de la memoria transgeneracional de lo que han vivido nuestros
antepasados, sedimento y expresión de lo que en nuestro clan se ha experimentado,
gozado, reído, llorado, silenciado y ocultado.
El clan asigna mandatos y tareas a sus miembros a través del inconsciente familiar.
Mensajes que deben ser decodificados para descubrir qué propósito hay detrás de las
repeticiones, proyecciones e identificaciones inconscientes.
En el útero, el inconsciente del h o está fusionado con el de la madre y todo lo que viva
ella dejará en él una huella emocional que perdurará, afectando después a su
autoestima, su capacidad para mostrar afecto y también a la calidad de sus relaciones
íntimas.
El h o se construye a partir del referente principal que para él es la madre, sobre todo a
partir de la emotividad y la información que recibe a través de ella. Todo ello definirá la
personalidad del h o, su forma de ser y las actitudes que adopte en la vida.
En esta etapa inicial de la vida resultan cruciales las circunstancias emocionales que
vivan nuestros padres y el ambiente familiar. Cuando la atmósfera familiar es tóxica, de
miedo o angustia, con discusiones y maltratos, el útero puede llegar a convertirse en
una especie de cárcel para el bebé que recibe toda esa conflictividad sin la más mínima
capacidad de comprensión y, por supuesto, sin la posibilidad de evadirse.
En nuestra primera memoria emocional queda registrado todo lo que ocurre en torno a
la concepción, el embarazo y las circunstancias de la vida de los padres, que nos
trasmiten sus anhelos y sus experiencias, convirtiéndonos en destinatarios de sus
ilusiones y de los objetivos que han previsto para nosotros.
Las heridas emocionales más traumáticas que recibimos a lo largo de la vida son
precisamente las que nos hieren en la etapa uterina y en la primera infancia.
Esto nos provoca heridas emocionales que probablemente nunca nadie después va a
revisar; pero que perdurarán en nuestro inconsciente.
El rol materno nos aporta nuestra sensibilidad; el rol paterno, la fuerza y la seguridad.
Comprender las heridas emocionales recibidas en la infancia y la huella que han dejado
en nuestro inconsciente nos permite adquirir el nivel de conciencia necesario para
esclarecer qué modelos, códigos y proyectos hemos absorbido de los padres y del
ambiente familiar, para comprendernos a nosotros mismos como nunca antes lo hemos
hecho.
Todos tenemos una historia. Una historia de la familia de la cual somos uno de los
eslabones, llena de personajes que conocemos bien, padre, madre, abuelos, hermanos
o hermanas; y otros de los cuales sabemos poco (o nada), pero su huella subsiste en
nosotros a través de los secretos, lo callado, las alusiones, transmitidos por nuestros
padres.
Este mosaico familiar ejerció sobre nosotros una influencia, tengamos consciencia o
no de ello, y está frecuentemente en el origen de repeticiones obstinadas que
constatamos sin comprenderlas. ¿En efecto, porqué elegir a un hombre que nos hace
padecer, igual como nuestra madre eligió a un hombre que la hizo sufrir e igual como su
propia madre había vivido muerte y pasión a causa de su esposo? ¿Por qué ser víctima de
la misma enfermedad que nuestro padre a su misma edad?
Explorar este laberinto, gracias a esta psicoterapia original, nos permite comprender lo
que nos determina, nos influencia y constituye el tejido de nuestra vida: cañamazo de
guiones genealógicos afectivos, sexuales, intelectuales, profesionales.
Para ciertos niños de hoy, ya no se puede decir que han nacido del encuentro de un
hombre y de una mujer: la fecundación se hizo por el esperma puesto en banco
anónimamente o la gestación por una madre portadora.
Sucede lo mismo con nuestra familia. Criados por nuestros vecinos, seríamos
totalmente diferentes. Las personas que nos educan bebé, niño, adolescente, nos dan
un patrimonio psicogenealógico. Tomemos el caso más frecuente en que nuestros
padres biológicos son los que velan por nosotros.
Durante nuestro crecimiento, nos identificábamos con nuestra madre o nuestro padre.
Estos gigantes, para los pequeños que somos, representan el mundo, la realidad, la
verdad. Los imitamos, aprendiendo a través de ellos lo que significa ser humano, ser
hombre, ser mujer, lo que es la pareja, la familia. Descubrimos la vida a través de ellos.
Se efectúa una separación entre nuestro consciente que expresa ciertas aspiraciones y
nuestro inconsciente que traduce deseos desconocidos, oscuros, reprimidos.
Volvemos a encontrar las mismas dificultades en filigrana de nuestra existencia:
siempre tenemos los mismos problemas en nuestra vida profesional, encontramos el
mismo tipo de hombre o mujer en nuestras relaciones afectivas, volvemos a vivir las
mismas situaciones. Nuestras angustias, nuestros fracasos nos persiguen. ¿Cómo salir
de estas trampas?
En lo más hondo de nosotros, no sólo viven nuestros padres, sino que también los
padres de éstos, o sea nuestros abuelos, incluso nuestros bisabuelos aun cuando no los
hayamos conocido.
Adentro nuestro viven también amigos de la familia, adultos que amamos u odiamos
durante nuestra infancia (servicio doméstico, maestro o profesor, médico, religiosos,
etc.), niños, adolescentes que eran nuestros amigos íntimos o nuestros compañeros.
El psicólogo francés Marc Frechét decía que “antes de ser concebido, el bebé es ya una
idea pre- concebida”. Lo que sucede en la vida de nuestros padres (pensamientos,
deseos, sueños, expectativas de vida, situación en general), nueve meses antes y en el
momento de la concepción, va a determinar nuestra vida posteriormente.
El niño deberá, desde su vida intra-uterina, absorber toda la historia del linaje al que
intenta pertenecer. Llegará al mundo con el bagaje de los sueños e ideales proyectados
de manera inconsciente en su persona, con todo lo que ello implica a veces en términos
de culpabilidad, sufrimiento e inferioridad, búsqueda de la perfección, etc.
En gran medida estos proyectos que nuestros padres nos transmiten en el momento de
la concepción de acuerdo a lo que ellos están viviendo, pensando y sintiendo, son
proyectos dolorosos y difíciles de llevar. Y los vamos a cumplir de manera automática e
inconsciente sin darnos cuenta.
Puede ser el papá esté odiando a todas las mujeres, incluso sin darse cuenta que las
odia; de hecho, puede que diga con frecuencia que le encantan las mujeres y que las
quiere mucho, sin embargo, tiene pensamientos que las mujeres no valen nada, que son
malas, etc.; las utiliza solo para su placer sin importarle lo que ellas sientan, etc.
Y puede ser que la madre esté pensando en que los hombres son malos, son
“sinvergüenzas”, que son infieles, graba tanto lo que la madre y el padre piensan y
sienten, como su propia “interpretación” (sentido) que él le da a esa información.
Posteriormente va a ser leal a eso que le sucedió no sólo durante la concepción sino lo
que sigue pasando durante su gestación y nacimiento.
Si cuando la madre se entera que está embarazada siente que es un problema, que no
quiere tener un bebé, que ese bebé le está “dañando sus planes” que el estar
embarazada le impedirá hacer la vida que quiere en ese momento el bebé graba que es
un problema, que está siendo un estorbo para su madre y va a estar muy desvalorizado.
Le costará entonces conseguir lo que quiera en la vida, pues sentirá que no merece (no
merece ser amado, ser valorado, ser importante, tener sus logros), puesto que en ese
momento, siente que su madre no lo ama.
Si los padres piensan que no tiene un espacio dónde vivir, que no tiene dinero, que son
muy pobres, que la vida les es muy difícil, eso es lo que va a grabar en el bebé que está
siendo concebido en esos momentos. Posteriormente su vida estará llena de pobreza,
dificultades, etc.
El acto biológico (sexual), no es suficiente para explicar una concepción. Hay mujeres
que quieren tener h os y no quedan embarazadas y otras que no quieren y se quedan
embarazadas, existe algo más fuerte que el deseo consciente.
Es algo claro, Mi padre es notario, estaba claro en la cabeza de mi padre que quería un
sucesor, porque él mismo era sucesor de su padre, esto es un proyecto sentido
explícito.
Ejemplo: Un niño de 13 años con problemas osteoarticulares. Los dos padres son
gimnastas entrenadores de equipos de alto rendimiento, ninguno de los dos logró
entrar en el equipo nacional de su especialidad, solo seleccionaban a los tres primeros
y ellos siempre quedaban en 4o o 5o posición, tienen un niño y ¿qué piensan?, quieren
hacer de su h o un deportista de élite, el niño con 13 años es campeón nacional de
gimnasia deportiva, pero sucede que hasta esa edad esta todavía influenciado por los
deseos y expectativas de los padres, con trece años a la vez que sucede el cambio
hormonal el niño se desvincula de esas expectativas, se “sale del camino” y empieza a
tener problemas osteoarticulares, porque se va a desviar del camino que han dibujado
para él, empieza con tendinitis, dolores de espalda... para dejar de practicar la
gimnasia, pero también podría suceder un accidente de moto, con consecuencias
mucho más graves.
Lo primero es preguntarnos, ¿qué es lo que habían programado mis padres para mí?
Y las soluciones son dos, o lo dejo todo y cambio, o continuo haciendo lo que hago, pero
lo hago a plena conciencia, porque de esta manera ya lo hacemos para nosotros
mismos y no para la familia, entonces tenemos éxito. Cuando no ganamos dinero con
nuestra profesión, estamos reparando para la familia. Cuando reparamos a plena
conciencia disminuye el estrés inconsciente y se hace mejor el trabajo.
Por ser niña cuando esperaban un niño, o viceversa, en estos casos se dan muchos
zurdos biológicos.
Por ser una figura protectora dentro de la familia, con la misión encargada por el clan
familiar de proteger y cuidar.
Por ser yaciente, es decir que, nuestra fecha de nacimiento o concepción coinciden con
la de algún miembro de la familia fallecido, que no hemos conocido, alguien que murió
antes de que naciéramos. Uno de estos motivos es suficiente para tener un P.S de
inexistencia, de no ser esperado.
Mamá habla “no debías haber nacido”, yo hablo “no tengo derecho a vivir”.
Se trata de tomar plena conciencia del P.S, para que suceda una aceptación consciente
de nuestras tendencias y comportamientos y no una fidelidad familiar inconsciente.
Es el guión predominante con el que podemos resumir todo el período, una forma de
medir las emociones predominantes que solo pueden ser de dos tipos, agradables o
desagradables.
Imaginate una mujer embarazada y todas las personas a su alrededor están contentas,
el futuro padre, los abuelos, la propia madre, todos contentos, hay júbilo, amor...
Ejemplo: una mujer queda embarazada poco después de la muerte de su padre, siente
tristeza, angustia depresión, y el bebé va a ser marcado por estas emociones, porque
cuando estamos angustiados aumentan las hormonas del estrés y estos elementos van
a impregnar al feto, así que, un segundo trabajo que podemos realizar es averiguar el
estado emocional de nuestra madre durante el embarazo. Si la mujer está en pleno
duelo, el bebe nacerá con muchas moléculas de tristeza.
La diferencia de una depresión de P.S y una conflictual es, que la depresión existe
desde siempre, se nace triste, se está triste desde siempre, es un fondo de tristeza, son
personas que parece que les falta energía o que no consiguen comprometerse en
proyectos, es una tristeza que no nos pertenece.
Un caso es el niño que nace y le damos el nombre de un familiar que acaba de morir
mientras el niño se estaba gestando; cada vez que vemos al niño, representa ese
muerto, representa el duelo de la familia.
Cuando hacemos una profesión que no nos gusta probablemente estamos reparando.
Cuando reparamos hay dos posibilidades: o se hace con pasión, es una sublimación, o
no nos gusta nada y uno de los signos es que, trabajamos mucho y no nos ganamos bien
la vida.
Una información de P.S, puede estar bloqueada desde el momento que se estableció; si
es positiva no pasa nada, pero si no lo es, nos hace repetir una y otra vez de manera
automática los mismos patrones.
Parece que no hay P.S, todo es normal. Pero todas las memorias ancestrales del clan se
focalizarán en ese bebé, por ejemplo en el niño de sustitución, cuando nacemos
después de uno o varios hermanos que han muerto, o el síndrome del yaciente, que
proviene de un familiar o antepasado fallecido antes de nuestra concepción.
La clave de estas personas es, “sin emoción”, o se busca sentir, se buscan emociones o
se bloquean las emociones, si no siento soy fiel al programa, si las busco, reparo.
Pueden ser personas con atracción por la ropa oscura, con necesidad de dormir mucho,
hacer siestas muy largas de las que se despiertan cansados, les molesta la luz intensa,
los ruidos fuertes, el frío intenso, pueden ser frioleros, a menudo su mirada es triste
cuando están solos, suelen tener un fondo de tristeza y tendencia a la depresión.
Una chica de 15 años con una artrosis en las dos caderas, algo muy raro. En las caderas
hay varios conflictos, pero uno muy frecuente es la sexualidad. Siendo tan joven no has
tenido tiempo de provocarte esta enfermedad, al indagar en la familia buscando algún
secreto relacionado con la sexualidad, averiguan que el abuelo de la niña era el cura del
pueblo, era un secreto que la abuela mantuvo oculto toda la vida.
Las nalgas a nivel biológico ¿quién puede tocarnos el culo? De niños los papás y de
adultos la pareja; con un eccema en la nalga nos está explicando una historia de
separación carnal.
Al volver a la consulta explica que la madre estaba enamorada de un chico, pero sus
padres la obligaron a casarse con otro, generándole un dolor muy fuerte.
Se casa, tiene a este h o, que nace con un eccema en la nalga y además un problema de
desórdenes amorosos. Es un programa de amor difícil. Cuando hay personas con
muchas historias de amor, sin conseguir formar una familia ni tener h os, quizá llevan
una historia de amor difícil.
Tomemos el caso más cómodo de vivir: los padres, tanto el uno como el otro, desean
tener un h o y acogen con gran alegría su llegada.
Padre y madre proyectan en este bebé esperado todos sus fantasmas. ¿Qué se prefiere
más o menos conscientemente: niño o niña? ¿O bien estará bien acogido cualquier sea su
sexo?
Por ejemplo, una mujer que ama a su marido quiere darle a un h o que se le parezca, o a
una h a con los ojos azules que tanto le sedujeron. O bien aún, el padre desea volver a
encontrar, a través de su h o(a), la belleza de su esposa o el color de sus cabellos.
Más allá de su propia pareja, los padres fantasman (crean una imagen imaginaria, o
virtual, o fantasmal) que este niño, su h o, se parecerá a personas amadas que forman
parte de su árbol genealógico.
Una niña tan guapa como su hermana mayor, tan dulce como su madre, tan despabilada
como su abuela que hizo frente a todas las dificultades; un h o robusto como su
hermano, trabajador como su padre, brillante como su abuelo.
Más aún, los padres felices de serlo intentan hacer mejor que sus propios padres.
Quieren dar a su h o todo lo que les hizo falta. Desean ardientemente verlo realizar lo
que ellos no pudieron vivir o conseguir: estudios, por ejemplo, logro de un examen de
alto nivel.
Y esto, con tanta más acuidad cuanto más padre y madre se sintieron no deseados,
rechazados, no conformes al deseo familiar. “¡Esperemos que todo vaya bien, que sea
normal!”. “Esperemos que el parto se desenvuelva lo mejor posible”. El anterior quizás fue
difícil, quizás una de las mujeres de la familia, madre, abuela, bisabuela, tía, tuvo un
parto dramático o murió al dar a luz.
Esperemos que este niño no se parezca a miembros rechazados del árbol genealógico:
“Que no sea mala como tía Agata”, “drogadicta como la prima”, ``Prostituida como la tía”,
“Libertina como la abuela Ernestina”. “Que no sea alcohólico como su abuelo Arturo”,
“Homosexual como el tío”, “Holgazán y ligón como el abuelo paterno”, “mendigo como el
bisabuelo”.
El ser humano pone voluntariamente niños al mundo con una sutil mezcla de amor,
necesidades, deseos contradictorios, temores. Necesita ser excepcionalmente
evolucionados para dar vida a un h o lo más libremente posible, para concebir que su
papel es aprender a conocerle tal como es, acompañarle en su desarrollo, ayudarle a
alcanzar su plenitud y dejar que construya su vida.
Este pequeño ser que viene de su carne y de su sangre no les pertenece. Se necesita
mucho valor y consciencia para no transformar al h o en la “cosa propia” y aceptar que
se marche después de haber solicitado tanto amor, cuidados, paciencia.
¿Cuáles son los motivos por los cuales se desea un h o? Si lo conciben sus padres por el
profundo deseo de ser madre y padre, para formar una familia, ¡cuánta suerte! Por
desgracia, a veces se le espera por razones psicológicamente menos sanas.
Hay “niños – instrumentos”, creados según una finalidad muy concreta referente a la
vida de sus padres y no a la suya.
Algunos sólo están aquí para salvar al matrimonio. Por ejemplo, la madre está
embarazada para guardar a su marido que quería dejarla, o bien uno de los padres tenía
una relación que rompió y el nacimiento se presenta como voluntad de un nuevo
comienzo conyugal. Otros han nacido para recoger la herencia: padres tienen un h o,
generalmente único, tanto para transmitir el patrimonio como para no dividirlo.
Numerosos son los que fueron concebidos después de un fallecimiento, para sustituir a
un h o muerto, o para continuar el linaje – uno de los abuelos, o uno de los tíos o tías
acabando de morir.
Al principio del embarazo se deseó al niño, pero suceden tantas cosas en nueve meses!
Al trabajar en psicogenealogía, hay que considerar también la vida fetal: ¿qué sucedió
en el curso de este período? Padres tuvieron impactos: un conflicto grave entre ellos,
inquietudes financieras, pérdida del empleo, una quiebra, problemas de salud, un
accidente, una salida para la guerra, la desaparición de una persona amada,
dificultades con otro h o. Inconscientemente el feto capta el ambiente que le rodea.
La concepción puede ser inoportuna. El niño llega sin haberlo planeado. Se trata de
ausencia o error de contracepción. Los padres no están regoc ados, pero finalmente
se hacen a la idea y aceptan poco a poco al recién llegado.
Algunos padres compensan esta carencia de deseo en el momento del nacimiento por
un exceso de atención, vigilancia que puede ahogar al niño y hacerlo muy dependiente o
muy rebelde. Existen embarazos dramáticos. Antaño, para muchas madres solteras,
era el oprobio y la puesta en desgracia por la sociedad, incluso la familia. Así algunos
bebés fueron abandonados. Los niños nacidos de una violación o de un incesto también
son el fruto de concepciones particularmente dolorosas.
Ahora, el estatuto de las madres solteras ha cambiado: muchas eligieron asumir solas a
su h o. A veces, estas mujeres muy absorbidas por sus estudios, luego su profesión,
cuarentonas y viviendo solas, desean tener la experiencia de la maternidad.
Para ellas, si no se vuelven madre, nunca serán mujeres completas. Biológicamente, ya
no pueden esperar.
Sin embargo, el niño estará privado de la presencia del padre. Otras madres solteras no
han elegido su situación: esperaban formar una pareja pero, por diversas razones, el
padre no asume a su h o. Por ejemplo, no tiene ganas de formar una familia o su trabajo
necesita una total independencia; o bien ya está casado y no quiere divorciarse.
Puede ocurrir que la madre no se haya dado cuenta que estaba embarazada y que una
interrupción voluntaria del embarazo ya no sea posible. Hay confrontación entre lo
consciente, lleno de conflictos y el inconsciente que hace que el niño esté aquí. Un
trabajo psicológico consiste, entre otros, en desenredar las razones de esta
concepción. ¿Quizás, inconscientemente, la madre sólo trae a este niño al mundo para
satisfacer a su propio padre de quien llevará el apellido, el bebé no siendo reconocido por
su genitor?
Sin embargo, los padres frecuentemente se concientizan mejor de que este niño que
está creciendo en el seno de la madre ya es un ser distinto dotado de vida propia.
NACIMIENTO
El nacimiento, el paso de la vida fetal, fusionada con la madre a la del recién nacido en
un cuerpo independiente, constituye la separación inicial. Venimos al mundo,
afirmamos nuestra identidad, efectuamos nuestra primera respiración.
Pasos, los habrá durante toda la vida. Vivimos transformaciones sucesivas, morimos en
un estado para renacer en otro. Repetimos inconscientemente, a medida de los
diversos nacimientos simbólicos de nuestra vida el modo en que salimos a luz.
Una paciente nació muy rápidamente, en veinte minutos. Para ella, todo ha de ir rápido.
Cualquier cosa que haga, actúa con urgencia.
La madre de otra paciente tenía albúmina antes del nacimiento. El médico observaba
cada mañana el resultado del laboratorio más favorable para provocar el parto. Lo cual
se hizo y el nacimiento fue fácil también y corto. Esta persona rumía las decisiones
importantes de su vida durante cierto período y de repente, se precipita. Es así como
después de haber conocido a un hombre durante tres meses, decidió casarse con él en
veinticuatro horas. Concibió a su h a tan pronto como dejó el contraceptivo. Meditó la
compra de una casa durante dos semanas y eligió el modelo de construcción en una
hora.
Otros pacientes nacidos con fórceps tienen tendencia, frente a un problema, a esperar
el último momento para resolverlo. Esperan una ayuda exterior. A veces, son
“mágicamente” socorridos antes de la catástrofe. Así, el propietario del piso que alquila
Alina le obliga a marcharse. Dos días antes de la fecha fatídica, ella aún no ha
encontrado nada pero un amigo le propone una vivienda que le conviene
perfectamente.
El banquero llama a Paul para que cubra el saldo rojo autorizado de su cuenta en el
plazo más corto. Al día siguiente recibe una suma de dinero imprevista.
Otros pacientes, nacidos por cesárea, tienen muchas dificultades para tomar
decisiones. La vida actúa sobre ellos, más de lo que ellos actúan sobre ella. No es
sistemáticamente el caso, pero es frecuente.
Elena se consideró muerta al nacer. Una enfermera sin embargo intentó reanimarla
sumergiéndola alternativamente en baños de agua caliente y helada. Esta mujer es una
artista. En su vida, alternan golpes de suerte extraordinarios y golpes de mala suerte
igual de intensos.
Una de mis amigas había “fallecido” ella también, en el nacimiento. Esto era muy
dramático ya que el primer h o había muerto en estas condiciones y ella era la segunda.
En este caso también, una enfermera intentó sin embargo salvar al bebé totalmente
cianosado. Merced a una inyección y cuidados, Cristina volvió a la vida. Paso su tiempo
intentando sacar a los demás de situaciones desesperadas.
EL PARTO
Dime cómo has nacido y te diré quién eres. Según se desarrolla el parto podemos
definir unos patrones de conducta, vemos los ejemplos más comunes.
Parto bloqueado: Un caso bastante común, el embarazo va muy bien, se inicia el trabajo
de parto normal, pero se alarga demasiado, el parto se bloquea, hay sufrimiento fetal y
se practica una cesárea de urgencia.
Son personas que desarrollan bien sus proyectos pero siempre encuentran dificultades
para concluirlos. Siempre ocurre algo que les impide concluir con éxito lo que
emprenden. La frase clave es: “si concluyo me muero”, porque si el parto hubiera
continuado se hubiese muerto.
Partos muy rápidos: sin tiempo de llegar al hospital, nacer rápidamente me salvó la
vida, así que para mí, ser rápido es una buena solución.
Son personas que lo hacen todo muy rápido, que tienen muchas ideas y llevado al
extremo pueden presentar patologías de tiroides, hipertiroidismo.
Partos muy lentos: son personas que no tienen ninguna prisa, lo hacen todo con
lentitud. El nacer despacito me salvó la vida. Son personas perezosas, en algunos casos
con sobrepeso y pueden dar patologías de hipotiroidismo.
Nacer con fórceps: En el uso de fórceps y ventosas, el bebé vive una intervención
dolorosa de un tercero, en una situación de peligro por sus supervivencia, “es gracias al
fórceps que sigue vivo”.
Esto puede ocasionar conflictos en momentos clave de su vida, como cuando tiene que
“nacer a algo nuevo”, dificultad de pasar a otra cosa sin ayuda exterior, no les gusta que
los controlen, temen el dolor, sienten que no son lo suficientemente buenos, que no
importa cuánto hagan, nunca es suficiente, temen el contacto físico, sienten que
cabeza y corazón están separados, pueden sufrir falta de voluntad crónica.
Simbólicamente los fórceps son, “toma de cabeza”, se arrastra la cabeza fetal, suelen
ser personas muy intelectuales, que tienen necesidad de entenderlo todo, “mi cabeza
es sólida”.
Parto tardío: Concluye el tiempo de gestación y la mujer no se pone de parto, no se
puede continuar más tiempo con el bebé dentro, existe sensación de fracaso, por no
tener contracciones, por no poder desarrollar un parto natural, miedo...
En la vida muchas personas nacidas de esta manera, pueden tener un ritmo lento, ser
perezosos, se sienten indefensos, piensan que no pueden conseguir lo que desean,
sienten que hacen esperar a los demás, que pueden lastimar, que la vida es dura y
difícil.
Parto inducido: Generalmente en la vida las personas que han nacido de esta forma
tienen dificultades para iniciar proyectos y con el tiempo en general. Con frecuencia
piensan que los demás tienen que hacer las cosas por ellos, se sienten indefensos y
esperan que alguien los ayude. No eligen sus relaciones, generalmente son elegidos,
son apáticos en las relaciones. Tienen que ser impulsados, sienten que los demás
ponen las reglas y se sienten atrapados en sus relaciones, les cuesta salir de la cama.
Nacer por cesárea: Cuando existen problemas de salud, riesgo para la madre o el bebé,
embarazos gemelares o múltiples, se recomienda en muchos casos programar una
cesárea. Hay una preocupación real o simbólica de la madre o del ginecólogo; la madre
siente miedo de dar a luz por sí misma, o puede ver el ginecólogo que existe un riesgo
para el futuro bebé.
Pueden ser niños con dificultades para hacer sus tareas solos, muy dependientes de
los padres, les cuestan mucho los cambios de curso, de ciclo, de colegio, de amigos...
De adultos pueden ser personas con dificultades para concretar proyectos por sí
mismas, hay una impronta de estrés, peligro, miedo en el momento de nacer, que se
puede revivir cuando tenga que dar a luz, materializar ideas o proyectos, en algunos
casos baja autoestima, necesitan que alguien les ayude a sobrevivir o que alguien
decida por ellos.
ETIQUETAS
Cuando nacemos, nuestra familia ve en primer lugar nuestro cuerpo. Conocí un caso en
que el padre, deseando dejar a la madre, sin embargo vino a ver a su h a a la
maternidad. Se exclamó: “Dios míos! Qué fea es!”, y desapareció sin dejar rastro. Inútil
decir cuanto esta mujer, sin embargo muy bella, tuvo dificultad en aceptar y amar su
físico.
En general, los guiones son por suerte menos dramáticos. “¡Qué lindo es!”, “qué guapa
es!” y, según el caso, “es el retrato de su padre”, “de su madre”, “de su abuelo”, “de su
abuela”, “ de su tío”, “de su tía”.
La familia hace suyo al bebé, luego el niño y el adolescente por los parecidos físicos
más o menos proyectados, fantasmados. Habitualmente, el cuerpo del niño está
troceado. El o ella tiene, por ejemplo, los ojos de su madre, el cabello de su padre, la tez
de su abuela materna, la boca de su abuela paterna, las piernas de su tío, las manos de
su tía. En breve, el cuerpo del niño es un cuerpo psicogenealógico.
Esta h a desarrolla mucho más intensamente su “hombre interior” que “su mujer
interior”. Vive esta polaridad masculina en función de lo que sus padres y su árbol
genealógico definen como imagen de virilidad. ¿Qué proyectan sobre esta niña su
madre quien, quizás, tiene un “hombre interior” desarrollado, su padre, eventualmente
sus abuelos? ¿Cómo actúan los padres en función de su propia historia familiar?
Antaño, existían familias en las cuales sólo los muchachos tenían derecho de cursar
estudios. A veces, esta h a privilegia el deporte de un modo masculino, basado en el
desarrollo de la fuerza. Frecuentemente, sólo lleva prendas andróginas, detestando
faldas y vestidos.
Las comparaciones positivas son naturalmente más fáciles de asumir que las otras. No
es menos verdad que no reflejan quizás la personalidad real del niño, luego la del
adolescente, y que estas proyecciones entonces son un corsé con el cual ha de
identificarse para ser amado(a).
No es seguro que querramos parecernos a nuestra abuela paterna quien, según nuestro
padre, era la dulzura, generosidad, abnegación encarnadas. No forzosamente tenemos
ganas de vivir como nuestra tía, original, independiente, soltera que, a los ojos de
nuestra madre, tuvo una existencia de ensueño porque enseñó en el mundo entero y sin
rendir cuentas a su marido naturalmente. Nada menos seguro de que querramos
parecernos a nuestro abuelo paterno, trabajador empedernido, ahorrador, puntual,
cuya única distracción consistía en tocar música.
Y sin embargo, según nuestros padres, nos parecemos tanto a él por ser amable,
generoso(a) y servicial! Es obvio, somos una persona original, independiente, dotada de
idiomas. No tenemos forzosamente ganas de ser soltero(a). Y los viajes no son quizás
nuestra actividad preferida. Puede también que la enseñanza no sea nuestro sueño.
Evidentemente somos una persona trabajadora, seria, puntual pero, de hecho, nos
gustaría de vez en cuando hacer tonterías! Las clases de violín, están muy bien, pero
nos gusta realmente esta actividad?
Con excesiva frecuencia, por desgracia, las comparaciones son negativas.
Son dramáticas para el niño pero los padres no se percatan de ello. De hecho, temen el
fracaso para su retoño, se preocupan, se angustian. Frecuentemente, ellos mismos
están en desarmonía con su familia y sólo tienen un temor: el que su h o se parezca a
los repudiados de su árbol genealógico.
Más o menos incansablemente, los padres repiten: “Serás tan gorda como tu abuela”,
“Ponte recta, sino serás jorobada como tu tía”. “Eres un blando como tu tío Juan”, “Si
sigues así, acabarás en el arroyo como tu padrino”, “Te encontraremos “ejerciendo por la
calle” (no se suele precisar de cuál miembro de la familia se trata porque es un secreto
vergonzoso), “Acabarás poniendo embarazada a una chica como lo hizo tu abuelo”, “Eres
malvada como mi suegra”, “Te pareces a tu primo fracasado Pedro”, “Eres holgazán como
tu abuelo”, “Eres avaro como mi suegro”, etc.
Los mensajes negativos referentes al propio h o destruyen aún más las comparaciones
genealógicas.
Como terapeuta, estoy abrumado al constatar en qué medida padres que piensan obrar
bien, asesinan a sus h os con frases que matan: “ No eres ni manioso(a), ni intelectual”,
“lo estropeas todo”, realmente no se te puede confiar nada”, “Nunca lograrás nada”, “Nadie
querrá estar contigo, no te puedes casar”, “ Nunca harás feliz a un hombre”, “Tendrás
fracaso tras fracaso”, “De saberlo, no te hubiésemos tenido”, “Los h os, qué decepción!”
“Verás más tarde, deseo que tengas una h a como tú”, “ Nos preguntamos realmente a
quién te pareces para ser así”, “Es demasiado complicado para ti”, “Eres un auténtico
cesto agujereado, “Hay gente elegante con vestidos del Lidl, pero tú, aunque vistieras de
Dior, seguirías pareciendo un trapo”. “Es terrible que haya muerto tu hermana, ella que
estaba tan dotada”.
¿Por qué, pero por qué dicen esos padres estas cosas a sus h os? Porque no se quieren
a sí mismos. Son víctimas de su propia historia familiar. Se desvalorizan físicamente,
sexualmente, afectivamente, intelectualmente.
Este h o sale de ellos, fue creado por ellos. Entonces proyectan sobre su h o o su h a
todas las desvalorizaciones que ellos padecen.
De hecho, el niño no tiene nada que hacer con el baile de las proyecciones familiares.
Quiere ser contemplado, escuchado, conocido por lo que es. Ciertamente ha nacido de
una familia, pero sin embargo es un individuo único que busca su lugar específico. No
tiene ganas de ser amado porque es el h o de sus padres. Tiene ganas de ser amado
porque es él mismo.
Dicho de otro modo, bajo forma de broma, cualquier niño desea ser elegido como si sus
padres lo hubiesen comprado en unos grandes almacenes. Necesita que se le aprecie
tal como es, no sólo físicamente, sino con todas las características de su personalidad,
sean éstas sexuales, afectivas o intelectuales.
Los yacientes: es una sustitución vertical dentro del árbol, de alguien de una
generación anterior.
El niño medicamento: se tiene un niño para curar a otro, por ejemplo en el caso de
necesitar un trasplante de células madre. Esta persona hará como profesión
enfermera, médico, terapeuta, farmacéutico, su rol es curar a otra persona.
El bastón de la vejez: cuando la madre está embarazada ya al final de su edad fértil, con
la intención de que ese h o sea el que se ocupe de los padres cuando sean viejos. Son
personas que están bien, con sobrepeso solido fuerte, porque es un bastón, son
personas que no consiguen casarse, son los solteros eternos, no se autorizan a
casarse, viven con sus padres hasta que estos mueren, tienen sus historias amorosas
pero dicen, tengo que volver a casa porque mi madre está sola. Adaptan el trabajo y la
vida en función de las necesidades de sus padres.
El niño esponja: está ahí para cargar con todos los golpes, cuando aparecen problemas,
es el niño que los absorbe, gestionara todos los problemas, positivos y negativos,
gestionara las problemáticas emocionales.
Muchas veces con solo preguntarles qué les pasa empiezan a llorar, la problemática
viene de antes de los tres años, porque ahí el niño es una esponja y no puede
expresarse, se lleva todas las emociones difíciles de la familia.
La vida de estas personas es, cada vez que hay un problema ellos lo absorben, cada vez
que hablan con alguien es para que la otra persona se descargue, lo absorben todo.
Estos niños están para absorber todos los líquidos conflictuales de la familia, si alguien
está en duelo, él va a absorber su tristeza y va a estar triste, mi madre está enfadada y
yo absorbo su enfado y voy a destrozar los juguetes.
Niño basura: ¿de qué sirve la basura?, para tirar lo que no sirve, estos niños están para
absorber las cosas tóxicas, son personas que están al servicio de todos, los llaman solo
cuando hay un problema, solo los tienen en cuenta cuando hay problemas. “Solo me
llaman para pedirme algo, que les preste dinero, les solucione un problema, que les cuide
a los niños......”
En este grupo, hay muchos casos de sobrepeso y obesidad, son todo casos de niños
basura, reciben todos los tóxicos de la familia, porque a nivel biológico para limpiar
usamos agua, así que retenemos líquidos, tengo tantos tóxicos que gestionar que
necesito líquidos para limpiarlos.
Cuando tenemos muchos tóxicos los diluimos con agua, pero la persona no puede
eliminar ese agua retenida porque está para diluir los tóxicos, esto puede ser un
conflicto que bloquee los tratamientos de pérdida de peso.
Cuando vemos un niño de un año con un cáncer, a través de su síntoma está expresando
un problema del clan cuando hay una enfermedad que se repite, quiere decir que el
conflicto es enorme.
EL SIGNIFICADO DEL NOMBRE
La primera pregunta que hay que hacerse cuando nos interrogamos sobre la
psicogenealogía es la del origen del sonido y más generalmente de sus nombres. ¿Cómo
y porqué se dieron? ¿Quién los eligió? ¿La madre, el padre, otro miembro de la familia,
incluso el padrino, la madrina, un amigo o amiga?
La psique infantil, tal como haría un animal doméstico, se identifica a ese sonido con el
que constantemente atraen su atención. Termina incorporándolo a su existencia como
si fuera un órgano o una víscera más.
En la mayoría de los casos, en los nombres se desliza el deseo familiar de que los
antepasados renazcan: el inconsciente puede disfrazar esta presencia de los muertos
no sólo repitiendo el nombre entero (en muchas familias el primogénito recibe el mismo
nombre que su padre, su abuelo, su bisabuelo; si es mujer puede recibir un nombre
masculinizado que pasa por ejemplo de Francisco a Francisca, de Marcelo a Marcela, de
Bernardo a Bernarda, etc.).
Este nombre, si viene cargado de una historia, a veces secreta (suicidio, enfermedad
venérea, pena de cárcel, prostitución, incesto o vicio, quizás de un abuelo, una tía, un
primo), se hace vehículo de sufrimientos o de conductas que poco a poco invaden la
vida de quien lo ha recibido.
Hay nombres que aligeran y nombres que pesan. Los primeros actúan como talismanes
benéficos. Los segundos, son detestados.
Si una madre que no ha resuelto el nudo incestuoso con su padre da al niño el nombre
de aquel abuelo, el h o, preso en la trampa edípica, se verá impulsado a imitar al
antepasado admirándolo y al mismo tiempo detestándolo, por ser un rival invencible.
Aquellas personas que reciben nombres que son conceptos sagrados (Santa, Pura,
Encarnación, Inmaculada, etc.) pueden sentirlos como órdenes, padeciendo conflictos
sexuales.
Aquellos bautizados como ángeles (Angélica, Rafael, Gabriel, Celeste, etc.) pueden
sentirse no encarnados. Los Pascual, Jesús, Enmanuel, Cristián o Cristóbal es muy
posible que padezcan delirios de perfección y a los 33 años tengan angustias de
muerte, accidentes, ruinas económicas o enfermedades graves.
A veces los nombres dados son producto del deseo inconsciente de solucionar
situaciones dolorosas.
Por ejemplo, si un hombre cuando era niño fue separado de su madre, llamará a su h o
Juan-María, realizando en ese doble nombre su deseo de unirse con ella.
Si un pequeño muere, al que le sigue lo pueden llamar René (del latín renatus, lo que
significa «renacido»).
Si un antepasado fue detenido, por vergüenza de su familia, por haber cometido una
estafa o un robo, a un descendiente directo se le puede bautizar como Inocencio.
Si una mujer con fijación incestuosa se casa con un hombre que tiene el mismo nombre
que su padre, puede engendrar h os que padezcan una confusión generacional:
inconscientemente, al vivirse como h os de su abuelo, considerarán a su madre como
una hermana, lo que les provocará inmadurez.
Si después de una niña nace un niño al que se le bautiza con el nombre de ella
masculinizado (Antonia seguida de Antonio, Francisca seguida de Francisco, etc.),
puede denunciar que el nacimiento de la nena fue una decepción y la joven,
considerándose el esquema de un futuro hombre, puede vivir sumida en un doloroso
desprecio a sí misma, sintiéndose incompleta.
Algunas María pueden verse asediadas por el deseo de engendrar a un niño perfecto.
Algunos José pueden tener dificultad para satisfacer a una mujer. A Santa Valeria le
cortaron la cabeza: las mujeres que reciben este nombre pueden tender a la locura.
Ciertas Mercedes, nombre que desciende del latín merces (salario, pago), pueden ser
tentadas por el comercio, ejercido con honradez.
Los brahmanes creen que cada sonido en el mundo físico despierta un sonido
correspondiente en los reinos invisibles e incita a la acción de una fuerza u otra. Según
ellos, el sonido de una palabra es un eficaz agente mágico y la principal llave para
establecer la comunicación con las entidades inmortales.
Para la persona, que desde que nace hasta que muere, repite y escucha repetir su
nombre, este funciona como un mantra. Pero un sonido repetido puede ser benéfico o
dañino.
Los grandes adeptos de la magia, como Éliphas Lévi, Aleister Crowley o Henri
Corneille-Agrippa, afirmaron que el ser humano tenía dos cuerpos, uno físico y otro de
luz (también llamado cuerpo energético o alma) el que, por ser sagrado, no podía tener
un nombre personal.
El nombre que se pronuncia, unido como una sangu uela al cuerpo físico, sólo
manifiesta la individualidad ilusoria de la persona. El cuerpo de luz forma parte del
impronunciable nombre de Dios.
Cuando bautizamos a un h o debemos saber que junto con el nombre le pasamos una
identidad. Evitemos por tanto los nombres de los antepasados, de antiguos novios o
novias, de personajes históricos o novelescos.
Los nombres que recibimos son como contratos inconscientes que limitan nuestra
libertad y que condicionan nuestra vida. Un nombre repetido es como un contrato al
que le hacemos una fotocopia, cuando en el árbol genealógico hay muchas fotocopias
el nombre pierde fuerza y queda devaluado.
El nombre tiene un impacto muy potente sobre la mente. Puede ser un fuerte
identificador simbólico de la personalidad, un talismán o una prisión que nos impide ser
y crecer.
¿Podríamos decir que los nombres tienen una especie de frecuencia que sintoniza con
ciertos receptores? ¿Qué tipo de receptores?
Inconscientemente nos sentimos atraídos por cientos nombres que reflejen lo que
somos (a veces son exactos y otras veces están ocultos detrás de máscaras, sólo hay
similitudes léxicas o fonéticas):
Nuestra parte sana y positiva es un receptor que sintoniza con ciertos nombres, porque
nos hacen gozar y sentirnos seguros.
Según nos cuenta Alejandro Jodorowsky, tanto el nombre como los apellidos encierran
programas mentales que son como semillas, de ellos pueden surgir árboles frutales o
plantas venenosas.
Cuando una h a lleva el nombre de una antigua novia de su padre, se ve condenada a ser
“la novia de papá” durante toda su vida.
Un tío o una tía que se suicidan convierten su nombre, durante varias generaciones, en
vehículo de depresiones.
A veces es necesario, para detener esas repeticiones que crean destinos adversos,
cambiarse el nombre.
El nuevo nombre puede ofrecernos una nueva vida. En forma intuitiva así lo
comprendieron la mayoría de los poetas chilenos, todos ellos llegados a la fama con
seudónimos.
¿Hay ejemplos que nos permitan comprender la importancia del nombre? Nuestro
nombre nos tiene atrapados, ahí está nuestra “individualidad”
- Barrick Gold (oro en inglés es gold) se convirtió en el mayor productor de oro del
mundo.
- Brontis “voz de trueno” se dedica al mundo del teatro con una potente voz…
- Maria, Inmaculada, Consuelo se asocian a la pureza, la virginidad, nombres que
exigen perfección absoluta, que nos limitan
- Miguel Ángel, Rafael, Gabriel, los nombres de ángeles dan problemas con la
encarnación
- César, poderoso y asociado a la ambición
Estudiar los nombres del árbol genealógico es igual que acceder al inconsciente. En los
nombres encontramos secretos. Es importante ver cómo funciona el nombre que nos
dieron.
Algunas cuestiones:
-Lo primero es saber quien nos nombró. ¿Papá?, ¿mamá?, ¿abuelo?, ¿la hermana?, ¿el
padrino?... El que nombra, toma poder sobre lo nombrado y no es lo mismo llamarme
Micaela por mi abuela paterna, si el nombre se le ocurrió a mi padre para repetir el nudo
incestuoso, o por mi madre, para ser aceptada en la familia de mi padre, dándole una
h a-clon de su suegra.
● Si es de alguien significativo para quién nos nombró, nos caerá la carga de darle
a éste lo que el otro no le dio.
● Si me llamo por algo inmaterial, tenderé a fines abstractos ideados por nuestros
padres, desatendiendo lo real e incluso, por oposición a ellos, llegaré a
materializar lo contrario a lo que llevo escrito en el nombre. Llamarse Libertad,
Paz, Luz, no siempre es sinónimo de ser libre, vivir en paz y tener las cosas
claras.
-Los diminutivos: “Me llamo Manuel como mi abuelo, pero me dicen Manolito”, han
proyectado en ti la figura de tu abuelo, pero tienes prohibido crecer y superarlo.
-Los nombres compuestos: “Me llamo José Luís, por mi padre y mi abuelo”. Pobre de ti
si la relación entre ellos era farragosa. “Me llamo “María José”, como dice Jodorowsky,
“¡Catástrofe sexual!”.
¿Por qué no cambiarnos de nombre cuando este va cargado por un lastre que nos
inmoviliza?
Nos aterra cambiarnos de nombre ya que tememos que dejaremos de ser reconocidos
por nuestro clan. Tememos no ser reconocidos, ni identificados, no ser amados es el
mayor temor que tenemos. Somos seres gregarios y pensamos que podemos morir si
nuestro “clan” nos abandona, lo que es una herencia de nuestro cerebro arcaico.
Metafóricamente, el nombre que nos dan los padres es como un archivo del GPS que
nos va indicando caminos digitalizados y guardados en la memoria familiar.
Al nacer, nos instalan el archivo y vamos deambulando por el mundo por rutas más o
menos pedregosas y abruptas, pero nos sentimos como en casa, porque ya fueron
trazadas por el sistema operativo del árbol.
Cambiarnos de nombre es arrojar el GPS por la ventanilla del coche y empezar a ver y a
recorrer nuevos caminos, conquistar territorios que no habían sido archivados por
nuestro árbol. Es hacernos cargo de nuestro propio destino.
Alejandro Jodorowsky afirma que cada uno tenemos un nombre (podemos hacer
aparecer a nuestro guía interior y pedirle nuestro nombre en un ejercicio de meditación
o de visualización) que viene con nosotros incluso antes de ser concebidos.
Es posible que durante la gestación, este nombre les llegue al mismo tiempo a ambos
padres de forma telepática, si tienen suficiente capacidad de percepción. Si no es así,
es el niño el que debe nombrarse más adelante.
En el caso de tener que decidir cómo llamar al bebé, el nombre no debe haber existido
en la historia de su árbol genealógico, ni haber pertenecido a personas o ideales de los
que lo nombran.
A la inversa, una paciente que ya tenía dos hermanos y que, debido a una situación
afectiva muy precisa y dramática, llevaba el nombre en versión femenina de su padre, o
sea Luciana, se sintió mucho más a gusto haciéndose llamar Lili.
Un amigo, eminente terapeuta, eligió el apodo de Jeff para sus íntimos. Hizo bien ya
que lleva el mismo nombre que su hermano mayor muerto al nacer y no tiene ningún
otro hermano o hermana. Y como “por casualidad”, pasa su tiempo curando a los
demás!
EL RANGO DE LOS HERMANOS
Existe por tanto un rango que engloba a personas de diferentes generaciones, tales
como los abuelos, los padres y los h os.
Del mismo modo, hay también un rango asociado a aquellos que forman parte de la
misma línea del árbol genealógico.
Ocupar cada espacio dentro de este rango comporta ventajas y desventajas, que vienen
dadas por el lugar dentro del orden de los hermanos y por las particularidades de cada
clan.
Normalmente, la asignación de los privilegios de cada posición viene otorgada por los
progenitores. Cuando esta asignación se rige por un patrón ordenado, que tiene que ver
con la jerarquía de nacimiento, no suele ser fuente de problemas.
Ahora bien, cuando los patrones no se respetan (y hay muchas situaciones que pueden
provocar esto), es cuando surgen las dificultades entre los hermanos.
También hay que señalar que entre los hermanos se pueden originar conflictos debido
a la necesidad que tiene cada cual de diferenciarse del resto.
En el rango de la fratría, las comparaciones son uno de los elementos más destacados.
Cada hermano se analiza con respecto a los demás para así desmarcarse de ellos y
encontrar un sitio propio y privilegiado en el amor de los padres. Este comportamiento,
que es normal y que tiene que ver con la necesidad de amor, pertenencia e identidad
propia, puede ser reforzado o no por los progenitores.
Como vemos en todas las dinámicas familiares, existe también aquí una lucha entre dos
fuerzas encontradas: aquella que tiende a unificar a todos los h os bajo un orden, y la
que busca, entre ellos, una diferenciación.
Vamos a analizar la posición de cada uno de los miembros del sistema de los hermanos:
El hermano mayor:
● Suele recibir una educación más estricta por parte de unos padres primerizos.
● Es el primero en adquirir el sentido de la responsabilidad.
● Puede estar sujeto a una gran carga derivada de las expectativas de los padres. Se
espera mucho de él o ella.
● Puede recibir reconocimiento y respeto de sus hermanos o de los padres.
● Por el mismo motivo, puede recibir duras críticas. Está muy expuesto ante los
demás, es muy visible para todos.
● Puede acceder a privilegios mayores que los de sus hermanos menores.
● Existe presión para dar ejemplo a los hermanos.
● Los hermanos mayores suelen tener un papel en el cuidado y la educación de los
menores. Esto es especialmente cierto cuando hay una diferencia de edad
importante entre el mayor y el menor o en las familias numerosas.
● Puede prolongar el rol de los padres (empresa familiar, cuidar de los hermanos
cuando los padres hayan fallecido, etc.).
Cada uno de los hermanos medianos disfruta al menos de una etapa en la que son
hermanos menores. Pero una vez que nace el siguiente miembro de la familia, el
mediano queda en una tierra de nadie, pues no destaca como el mayor ni recibe
atenciones especiales como el más pequeño.
En este caso, puede llegar a tener un estatus parecido al del hermano mayor o el menor.
El hermano menor:
El hermano menor dentro de una familia posee una posición destacada, tanto como la
del mayor. Como en los casos anteriores, esta posición posee ventajas y desventajas:
● Recibe las atenciones de toda la familia, y tiene a sus hermanos mayores para
cuidarle y guiarle.
● Tiende a estar sobreprotegido y puede ser más inmaduro que el resto.
● Despierta las envidias de los hermanos mayores y recibe un trato más indulgente
por parte de los padres.
● A diferencia del mayor, ya no se espera tanto de él o ella. El menor tiene, en
ocasiones, más libertad que el mayor para elegir su destino.
● En muchas ocasiones, la familia está más asentada económicamente en el
momento de su nacimiento y crianza. En familias más humildes, en cambio, el
menor hereda todo lo que sus hermanos ya han disfrutado: ropa, libros, juguetes.
● En familias numerosas o con conflictos, el menor puede pagar el agotamiento de
los padres.
● En ocasiones, los padres intentan retenerle en el hogar para evitar el síndrome del
"nido vacío".
● A menudo se espera de él o ella que cuide a los padres cuando sean mayores o
estén enfermos.
● Si hay mucha diferencia entre su nacimiento y el de los mayores, puede ser tratado
como h o único.
El h o único:
Un h o en esta posición:
● Es más independiente que el resto de los niños, pero también carece de ciertas
habilidades para la negociación.
● Puede adquirir la madurez más rápido pues está siempre en contacto con adultos.
● Es el único depositario de todas las esperanzas y deseos de sus padres, lo que
puede ser una carga muy dura.
● Puede sentir la soledad y ser demasiado sobreprotegido.
● Puede vivir demasiado inmerso en un triángulo con sus padres, siendo el cómplice
de uno de ellos o la figura mediadora.
● Echará de menos a los hermanos que podría haber tenido.
El h o adoptado:
Un niño adoptado representa un desafío para el sistema familiar. El niño trae consigo a
su propio sistema y debe insertarse en uno que no le ha dado origen. En estos casos:
Este tema que ahora abordamos fue desarrollado por varios autores, en particular
Serge Tisseron, Anne Ancelin Schutzenberger, Gérard Athias y Marc Fréchet.
Los secretos de familia son, sin lugar a dudas, uno de los elementos más tóxicos que se
pueden extender en el terreno generacional.
Los secretos crean alrededor un espacio de silencio culpable que, como veremos, se
extiende como una mancha a través del tiempo con consecuencias nada positivas.
Conviene dejar claro, antes de entrar de lleno en el terreno de los secretos familiares,
que no todos los silencios son negativos. De hecho, algunos secretos son necesarios,
sobre todo en aquellos temas que se relacionan con la propia intimidad o con
cuestiones que uno conoce de manera confidencial.
Este silencio es siempre sospechoso, puesto que lo “no-dicho” es tan importante para
la conciencia como aquello que se dice. Así que si se habla abiertamente de otros
antepasados más “honorables”, ¿por qué en la familia no se habla de algunas personas?
Desafortunadamente, cuanto más oculto está el secreto, tanto más evidente es para
todos su existencia.
A partir de aquí, este silencio, que surge a partir del secreto, se extiende entre los
descendientes como una mancha extraña, a la que nadie se refiere, pero que está
sobrevolando la convivencia familiar en todo momento.
- El dinero, sea por robo, apropiación de los bienes que han sido confiados al
cuidado de la persona, mala gestión de un negocio familiar, etcétera.
Aún cuando algunos de los temas que acabamos de mencionar son ilegales, es evidente
que hay otros que probablemente no lo sean.
Pero aquí, hay que dejarlo claro, no hablamos de la moral social ni de la ley, sino de
aquello que la familia considera reprobable a partir de sus códigos internos.
Estos secretos son cosas de las cuales no se debe hablar, no hay que decirlas ni
escucharlas.
Existe una ley transgeneracional que dicta que “todo aquello que no se conoce de la
historia familiar, se repite”.
Los secretos familiares son la zona de sombra por excelencia dentro de la conciencia
familiar.
Siguiendo el símil empleado por algunos autores, podemos decir que en la conciencia
de la familia hay una zona que actúa como una cripta oscura, un calabozo en el que
habitan los fantasmas ocultos de la familia.
Estos fantasmas, que no se resignan al olvido al que se les quiere obligar, gritan su
dolor en forma de enfermedades, accidentes aparentemente inevitables y repeticiones
nefastas de todo tipo.
Las consecuencias de mantener un secreto son nefastas para todos aquellos que, aun
reconociendo la existencia de una zona de sombra en su relato familiar, ignoran qué
puede ocultarse detrás de todo lo “no-dicho”. Los fantasmas familiares crean en las
personas que han de vivir con ellos, una situación de ira y de miedo que estalla con
violencia en todo tipo de síntomas.
La zona oscura donde habitan los fantasmas ocultos del pasado es un lugar excelente
que funciona como un vertedero de todo lo que no se puede admitir o expresar acerca
de uno mismo.
De este modo, el individuo hace suyo el territorio gris de la familia, creando lugares
donde esconder sus propios secretos inconfesables, sus miedos, sus manías y sus
obsesiones.
Al final, esto desemboca en una dualidad dentro de la persona, con la sensación de que
en ella existe un yo oculto que florece en un entorno de culpabilidad.
El efecto práctico de esta dualidad puede ser tanto más grave cuanto más perturbador
sea el secreto.
Por ejemplo, las dudas sobre la filiación de un antepasado llevan a algunos de sus
descendientes a tener la misma preocupación sobre su origen. Así, la persona que sufre
el efecto de un antiguo secreto familiar puede sentir que no es h o de sus padres, que
de alguna manera debe haber sido adoptado o de que su padre no es quien le han dicho
que es.
Aun cuando esta sospecha sea totalmente infundada, la sensación de “no pertenecer”
se hace muy poderosa en la persona, que intentará durante toda su vida remar a
contracorriente, haciendo todo lo contrario de lo que se espera de ella, y con una
perpetua sensación de fracaso.
Pero si mantener el secreto tiene un coste tan alto, ¿por qué en muchas familias se
opta por seguir manteniéndolo oculto? ¿Por qué no se hace un esfuerzo por desvelarlo?
Es una ley del silencio que incumbe a todos y que, de algún modo, les revela cómo
miembros devotos del colectivo.
Pero por doloroso o desconcertante que pueda ser el hecho, conocer el secreto es algo
necesario, imprescindible para poder entender la dinámica real del sistema familiar.
Ese desvelamiento nos ayuda a comprender muchas de las cosas que se presentan
como un enigma, y sobre todo, representa el primer paso para soltar algunas cargas
hereditarias que desconocíamos.
Por ejemplo, saber que una abuela dejó morir a dos de sus h os de hambre en un
contexto de guerra para conseguir que los demás salieran adelante, nos ayuda a
entender por qué su nieta, perfectamente sana, ha tenido dos abortos naturales y teme
no poder quedarse embarazada.
O bien saber que un antepasado fue encarcelado de manera injusta nos permite
entender por qué una persona de la generación actual ha tenido que hacer frente a una
acusación falsa que le llevó a la cárcel.
Acceder al secreto familiar tiene un efecto preventivo muy importante, puesto que
evita caer en las repeticiones del árbol genealógico. Además, cada vez que un secreto
sale a la luz, se despeja una parte de la cripta interior donde habitan los fantasmas
oscuros del pasado.