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TENDENCIAS

DE LA LITERATURA
BRASILEÑA

Escritos en contrapunto
Joâo Almino

801.95 Almino, Joâo


cdd Tendencias de la literatura brasileña : escritos
en contrapunto . - 1a ed. - Buenos Aires :
Leviatán, 2010.

TENDENCIAS
128 p. ; 14x20 cm.

ISBN 978-987-514-173-5

1. Crítica Literaria. I. Título


DE LA LITERATURA
BRASILEÑA
Obra publicada con apoyo del Ministerio de Cultura de Brasil / Fundación
Biblioteca Nacional / Coordinadora General del Libro y la Lectura Escritos en contrapunto
Diseño de tapa: Hernán Morfese

ISBN: 978-987-514-173-5

Libro de edición argentina Traducción: René Palacios More


Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723
copyrigth © by Editorial Leviatán

Editorial LEVIATÁN, Alsina 1170. Piso 5to. of 511


(C1088AAF) Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Argentina
Teléfono: 4381-7947 / 0453

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Impreso en Argentina - Printed in Argentine leviatán


Buenos Aires
Índice

PREFACIO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

MITO, UTOPÍA Y TRANSCULTURALISMO . . . . . . . . . . . 11


Brasilia, el mito. Anotaciones para un ideario
estético-literario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Acerca de olas y árboles. Historia, transculturalismo
y la novela occidental . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28

EXPRESIONES LITERARIAS
DEL UNIVERSALISMO DESCENTRADO . . . . . . . . . . . . . 51
Tendencias de la literatura brasileña.
De Machado a Clarice. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
Antropofagia ayer y hoy. Consideraciones acerca
de la ideología de una metáfora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99

DIÁLOGOS LITERARIOS. BRASIL-PORTUGAL


Y BRASIL-ESTADOS UNIDOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111
El diálogo interrumpido. Las relaciones literarias
entre Brasil y Portugal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111
El lado ausente del triángulo. Encuentros y desencuentros
entre las poesías brasileña y estadounidense . . . . . . . . . . . . . . . 136
POÉTICAS DEL VACÍO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161
De la poesía de la experiencia a la experiencia
de la poesía. A propósito de Robert Creeley
y de Herberto Helder . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161 PREFACIO
Un estilo sin tiempo ni lugar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179
El domador de sueños y otras imágenes de la piedra.
La construcción de la poética de Joâo Cabral de Melo
Neto desde Pedra do sono hasta Educaçâo pela pedra . . . . . . . . . 184

ORIGEN DE LOS TEXTOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 223


Los ensayos reunidos en este libro están “escritos en contra-
punto”, como si fuesen melodías interpretadas no en el inter-
valo ni en la pausa, o como paréntesis en la actividad principal,
sino al mismo tiempo que otra melodía subyacente: la del na-
rrador. Éste, aparentemente ausente, es el verdadero composi-
tor de estas melodías en paralelo.
Pasión mía es la literatura, especialmente la de ficción, a la cual
me he dedicado en los últimos años. En el ínterin, escribí ensayos
político-filosóficos, algo que sigo haciendo esporádicamente, res-
pondiendo por lo general a la necesidad de reflexionar acerca de
los desafíos de nuestro tiempo. Algunos de ellos fueron reunidos
en distintos libros. Pero nunca, hasta ahora, se me había ocurrido
proceder de igual modo con mis ensayos literarios.
Los produje a lo largo de los años, no en cualidad de crí-
tico, que no lo soy, sino por circunstancias que conducen al
escritor a interesarse en temas literarios, por la atenta lectura
de libros de poesía y de ficción, así como por la aceptación de
invitaciones a participar en conferencias o a escribir artículos.
Se trata de algo que fui haciendo al azar, como quien, al encon-
trar objetos a lo largo de un camino, se detiene a observarlos.
En el acaso existe también selección, como la resultante de la
indiferencia o la pasión que pueden provocarnos ideas, libros

9
y autores. De todos esos ensayos seleccioné unos pocos que me
parecieron guardar unidad.
Mediante este libro, más que teorizar, pretendo plantear in-
terrogantes y compartir percepciones. El método, aleatorio, va
de la lectura minuciosa, paso a paso, de textos seleccionados,
como en el análisis de poemas de Robert Creeley, Herberto MITO, UTOPÍA Y
Helder y Joâo Cabral de Melo Neto, análisis mediante el cual
planteo poéticas del vacío y del silencio, hasta la distant rea-
TRANSCULTURALISMO
ding del ensayo sobre “Historia, Transculturalismo y la Novela
Occidental”, en el que procuro comprender algunas tenden-
cias actuales de la literatura. En este libro discurro asimismo
acerca del tema del mito y de la utopía en Brasilia, efectúo un Brasilia, el mito. Anotaciones para
rescate de las tradiciones literarias en Brasil, remontándolas a un ideario estético-literario
Machado de Assis, discuto la actualidad de la metáfora de la
antropofagia, tanto como ciertos aspectos de los diálogos lite-
rarios entre Brasil y Portugal y entre Brasil y Estados Unidos. Hablo como quien situó tres novelas en Brasilia1, trilogía que
Estos ensayos responden a preocupaciones centrales con temas corre el serio riesgo de convertirse en breve en un cuarteto.
de la cultura y de las tendencias literarias contemporáneas que me No me correspondería efectuar una crítica de mi trabajo. Pero
son muy queridos. Entre esas preocupaciones se incluye la de li- sí me gustaría tomarlo cual referencia para desarrollar una re-
berar a la creación para que no permanezca cautiva de las modas flexión acerca de Brasilia en tanto que proyecto y realización
internacionales ni, tampoco, de las fronteras o raíces. Surge aquí de una nación y la relación que tal hecho podría guardar con
un partido que he tomado por lo que denomino “universalismo la literatura. Si existe una diferencia entre el narrador y el au-
descentrado” y por un cosmopolitismo que no abdica de lo local tor, no es menor la distancia entre ambos y el ensayista que se
y de lo concreto, lo que pasa por la reevaluación de temas del mo- refiere a su obra, una distancia tan grande como la que separa
dernismo brasileño. Y surge también, finalmente, una reflexión a un artículo sobre música de la interpretación de una pieza,
acerca del territorio de lo nuevo y de lo vacío, lo que ha constitui- o a un comentario de cine de la proyección de un filme. En
do un tema recurrente en mi literatura, tal como el primer ensayo
de este libro –sobre Brasilia– puede dejar en claro.
1
Idéias para onde passar o fim do mundo, Brasiliense, Sâo Paulo, 1987 (Ed Re-
cord, Río de Janeiro, 2003); Samba-enredo, marco zero, Sâo Paulo, 1994; y As cinco
Joâo Almino estaçôes do amor, Ed Record, Río de Janeiro, 2001. De hecho, la trilogía se convirtió
Miami, 7 de febrero de 2007 en cuarteto después de la publicación de O livro das emoçôes, en 2008.

10 11
consecuencia, quien habla aquí no es el autor de las novelas ni Algunas ciudades suelen mostrar de sí una imagen recurren-
su narrador, sino una tercera persona, que luce provisionalmen- te, cual un palimpsesto o una fotografía antigua que perma-
te el sombrero del ensayista. neciese impresa, aun cuanto amarilleciendo con el tiempo, y
Al no haber nacido ni crecido en Brasilia, a veces se me pre- que conservase sus trazos detrás de otras, más vivas y actuales.
gunta por qué escogí esa ciudad como escenario o personaje de En el caso de Brasilia se trata de una imagen forjada por
mis novelas; y ya hace hoy más de treinta años de las primeras el mito y también por la historia de una idea, que concluye
notas y casi veinte de la publicación del primer libro de la tri- con la ejecución de su proyecto modernista. Para decirlo de
logía, Idéias para onde passar o fim do mundo. Aun cuando, re- otra manera, esa ciudad carente de historia es rica en cuanto a
pito, no pretenda girar alrededor de mi literatura, este ensayo carga simbólica. ¿Y qué simboliza Brasilia? La democracia. La
es un intento de respuesta a ese interrogante. racionalidad. La nación. La integración y el desarrollo. La as-
Que se me permita, a título de introducción, una pequeña piración de igualdad. Lo moderno. El futuro. Y también, claro
nota personal. Algunos de mis relatos bien podrían situarse en está, el poder, la alienación, el encastillamiento, la corrupción,
sitios distintos de Brasilia, o quizá en países distintos de Bra- el autoritarismo, el misticismo y la irracionalidad.
sil. Una ciudad no basta para definir una novela. Puede haber Pocas ciudades del mundo poseen una carga simbólica tan
más puntos de contacto entre dos relatos que ocurren respec- poderosa. No importa que la realidad niegue o pretenda negar
tivamente en Río y en Nueva York que entre otros dos en la lo que la idea de Brasilia representa o representó a lo largo del
misma ciudad. Aunque, debo admitirlo, escogí Brasilia, y no tiempo. Los mitos no se destruyen fácilmente; sobreviven a la
otras ciudades en las que también viví. propia realidad material.
Cuando comencé a escribir ficción pensé que, si pudiese Recuerdo el día de inauguración de Brasilia, siendo yo un
trasladar algunas historias del Nordeste de Brasil –donde nací– niño y con toda mi familia junto a la radio, allí en Mossoró, Rio
a Brasilia, la atmósfera de esta ciudad improbable les añadiría Grande do Norte, tal como millones de otras familias dispersas
algunos elementos de extrañeza, ayudándome así a eliminar es- por todo el país. La construcción de Brasilia no atrajo la aten-
tereotipos y a quebrar el hábito de la realidad. En 1985 Brasil ción sólo en Brasil, siendo vista por un lado con escepticismo,
había recuperado un gobierno civil, ya no había presos políti- y, por otro, generando espanto y admiración. Fotos de la ciudad
cos y la democracia parecía una posibilidad viable para el país. en construcción eran impresas en periódicos y revistas en muy
La literatura tenía que cambiar ante el nuevo clima político. diversos sitios del mundo. Muchos fueron sus visitantes ilustres:
Al lidiar con el día a día, con la ciudad real, una literatura jefes de Estado como Dwight Eisenhower de Estados Unidos,
que retratase a Brasilia podía, a mi entender, beneficiarse no y Fidel Castro de Cuba; actores como el inglés David Niven; y
sólo de su historia y su geografía, sino también de su dimen- escritores como Jean-Paul Sartre y Aldous Huxley. Entre otros,
sión mítica, el mito entendido como una narrativa de signifi- Clarice Lispector, André Malraux, John Dos Passos y Simone
cación simbólica. de Beauvoir registraron sus impresiones sobre la nueva capital.

12 13
Charles Aznavour le dedicó una canción, y Tom Jobim y Viní- añadiendo que se la podría construir “en la latitud aproxima-
cius de Moraes, una sinfonía. Su inauguración atrajo al mayor da de los 15 grados”, lo que acabó coincidiendo con la futura
número de visitantes brasileños y extranjeros de toda la historia localización de Brasilia. En el mismo documento, Bonifácio
brasileña hasta aquella fecha, 21 de abril de 1960. proponía que la nueva ciudad llevase “la denominación de Pe-
La mayoría de las ciudades son resultado del azar, trópolis, Brasilia u otra semejante”.
del encuentro fortuito y de la necesidad. Brasilia es obra del El traslado al interior era visto no sólo como instrumento de
espíritu, de la voluntad y de la maquetación. Si la experiencia seguridad. En aquellas instrucciones se hallaba ya el embrión
concreta de quienes allí viven posee todavía una historia breve, del futuro proyecto desarrollista de Kubitschek e, incluso, el de
la historia de Brasilia en tanto que proyecto, símbolo y mito se integración nacional de los militares. “Desde esa Corte central,
confunde con la del Brasil independiente. Es la historia de una la propuesta –sostenían las instrucciones–, se deberán abrir de
utopía construida a lo largo de un siglo y medio. inmediato carreteras hacia las distintas provincias y puertos de
El traslado de la capital al interior del país, y no todavía ne- mar, con el fin de que se comuniquen y circulen con prontitud
cesariamente hacia el Planalto Central2, fue defendido en un co- las órdenes del Gobierno y se favorezca a través de ellas el comer-
mienzo como fruto de los ideales nacionalistas por los inconfiden- cio interior del vasto Imperio de Brasil.” Estas ideas habrán de
tes mineiros3 y por los revolucionarios de 1817, en Pernambuco; ser recuperadas en la memoria “sobre la necesidad y los medios
y también, a partir de 1808, por Hipólito José da Costa, quien, de edificar en el interior de Brasil una nueva capital”, presentada
desde su exilio londinense, deseaba instalar la nueva capital en “el por el mismo Bonifácio ante la Asamblea Constituyente brasi-
interior central”, en “las cabeceras de los grandes ríos”. leña, en 1823. Y serán luego dadas a conocer por el historiador
Incluso antes de la independencia, en 1821, José Bonifácio y diplomático Francisco Varnhagen, Vizconde de Porto Seguro,
de Andrade e Silva sugirió, en sus “instrucciones a los diputa- entre otros escritos, en su Memorial orgânico, de 1849.
dos paulistas a la Corte”, que se erigiese “una ciudad central en En él, Varnhagen, responsable de indicar una localización
el interior de Brasil como asiento de la Corte o de la Regencia”, incluso más exacta para la nueva capital, apuntaba, además
de a razones de seguridad, a factores generadores de riqueza, de
unidad nacional y de integración y civilización. Para él, el em-
2
Planalto Central. Denominación orográfica de la zona (1.6000.000 km2) si- pleo de “capitales productivos” en el interior habría de incre-
tuada en el centro-oeste de Brasil: estados de Goiás, Minas Gerais, Tocantins, Mato
Grosso y Mato Grosso do Sul. Linda con Bolivia y Paraguay.. [NT]
mentar “su cultura y riqueza, y en consecuencia su población”.
3
Inconfidentes mineiros. Miembros de la Inconfidência (falta de fidelidad al Sería necesario trasladar “cual tónicos” a los sertones “grandes
rey) Un intento de rebelión separatista de esa región (todavía no Estado) en 1789. focos de civilización, y no puede haberlo mejor que el de asen-
Abortado por la Corona portuguesa (José I de Portugal), contó entre sus iniciadores tar ahí la capital, que en todos los reinos es centro del lujo…”.
con Tiradentes (el alférez Joaquin José de Silva Xavier), que fue ejecutado. Se afir-
ma que, dada la ferocidad de la represión, la reina María I enloqueció debido a sus Se trataría de una manera de mantener vivo al mismísimo Es-
pesadillas. Tiradentes es reconocido hoy como padre de Brasil. [NT] tado. Afirma él que “los gobiernos cuya sede se encuentra en

14 15
el interior del país procuran, más que los otros, atender que a partir de la segunda mitad del siglo XIX, adquiriendo su le-
se faciliten las comunicaciones, que constituyen las venas y las gitimidad como elemento fundamental de la construcción de
arterias del Estado, que sin ellas decae y muere”. Surge asimis- la nación, tanto como de la promoción de su riqueza. El “Pro-
mo el argumento de la irradiación ecuánime de la adminis- yecto de Ley de Traslado de la Capital”, inspirado en parte en
tración –y, en consecuencia, del buen gobierno– a partir del los escritos de Varnhagen y del senador Holanda Cavalcanti,
centro: “al mismo tiempo, una capital central puede distribuir de Pernambuco, de 1852, la situaba en las “latitudes 10 a 15
con mayor igualdad, y con distintas irradiaciones, su llamado”. grados sur”, en el Planalto Central. El artículo 3 de la Consti-
El comercio interior y la generación de riqueza así planteados tución de 1891 destinaba al proyecto, en el Planalto Central,
serían generados por el consumo de esta capital situada en el una zona de 14.400 kilómetros que debería ser “demarcada
interior. Allí se producirían artículos comerciales “que no pro- para establecer en ella a la futura Capital Federal”. Y en 1892,
duce la ribera”, y poco a poco nacería cierta autosuficiencia. La el presidente Floriano Peixoto nombraba una comisión, bajo la
“población pastoril pasaría a ser agricultora, y con el paso del presidencia del director del Observatorio Nacional, Luiz Cruls,
tiempo se lanzaría a otras ramas de la industria”. para “que se proceda a la demarcación del área, efectuándose
En otros escritos del siglo XIX la nueva capital simbolizaba en la zona los estudios indispensables para ello”, lo que se im-
también la autoridad que habría de expandirse por todo el te- plementaría a lo largo de cuatro años.
rritorio nacional. Por ejemplo, en carta dirigida al Ministro de El fundador y primer presidente de la Academia Brasileña
Agricultura, Tomás Coelho, en 1877, señalaba que su localiza- de Letras, Machado de Assis, no se mostró ajeno a la impor-
ción en el centro del país parecía estar señalada “por la naturale- tancia del tema. Afirmaba, en su crónica semanal de 22 de ene-
za en la mismísima región elevada de su territorio, desde donde ro de 1893, que “la cuestión Capital está a la orden del día”, y
bajarían las órdenes tal como bajan las aguas que van desde To- daba noticia de los trabajos de la Comisión Cruls.
cantins hacia el norte, del Prata al sur y de Sâo Francisco al este”. “En cuanto a la capital de la república –sostenía–, se trata
A la historia del proyecto de Brasilia no le falta tampoco la de materia constitucional, y la comisión encargada de escoger
dimensión mística. Don Bosco, el santo fundador de la orden y delimitar el área concluyó ya sus trabajos, o está a punto de
de los salesianos, habría tenido en 1883 un sueño profético so- hacerlo, según leí esta misma semana. Un telegrama de Ube-
bre “La Tierra Prometida” situada en “un lecho muy ancho y raba dice que llegó allí el jefe, Luiz Cruls. No hay duda de que
muy extenso”, que partiría de un punto en el que se forma un una capital es obra de los tiempos, hija de la historia. La histo-
lago, “entre los paralelos 12 y 20” y donde habría de fundarse ria y los tiempos se encargarán de consagrar a las nuevas. Es de
“una nueva civilización”. esperar que la ciudad que ya estuviera hecha, como en el Esta-
Es posible citar varias otras pruebas de que la idea de trasla- do de Río, se desarrolle en su condición de capital. Pero de las
do de la capital estuvo presente en el imaginario de los líderes nuevas deberemos esperar que sean habitadas después de saber
políticos, así como de muchos otros brasileños, especialmente que son habitables. El resto vendrá con los años.”

16 17
Y añadía Machado, con una referencia a la expectativa de Transitorias de la Constitución de 1946; los estudios técnicos
que el traslado se produciría incluso en un futuro no tan leja- para su exacta localización durante los gobiernos Dutra, Var-
no: “No sé si viviré hasta su inauguración. La vida es tan bre- gas y Café Filho, hasta aquella idea de que se constituyera en
ve, y la muerte tan incierta, que la inauguración bien puede la “metasíntesis”, de grandeza épica, del Programa de Metas del
producirse sin mi presencia; y tan cierto es el olvido que nadie gobierno Kubitschek y se transformase, al decir del académico
reparará en mi ausencia.” y ex canciller Celso Lafer, en “el símbolo de la dimensión de
Y más de tres años después, el tema le seguía interesando. En Juscelino [Kubitschek, NT] como el estadista que dio origen a
otra de sus crónicas semanales, la de 7 de junio de 1896, afirma- la racionalidad superior de lo nuevo a partir de lo existente4”.
ba, en oportunidad de discutirse un proyecto de ley que apun- Parecía que el país llegaba, finalmente, a su futuro.
taba a conservar a Río de Janeiro como capital, que “la cuestión Quizá la defensa más elocuente del valor simbólico de la
de la capital… y nuestra propia cuestión capital recibieron esta nueva capital en el momento mismo de su fundación haya
semana cierto impulso”. Y una vez más daba cuenta de los tra- sido efectuada por André Malraux en oportunidad de su visita
bajos de la Comisión Cruls: “La Constitución determina que en oficial a Brasil en su calidad de Ministro de Cultura de Fran-
el planalto de Goiás quede demarcado el territorio de la nueva cia. Tal como afirmó Lafer, “la voz del autor de La condición
capital, y ya trabaja allí una comisión de ingenieros.” humana fue la primera en proclamar el alcance simbólico de
Le pedía al lector que no imaginase que hablaba “por la la construcción de Brasilia y en realzar la dimensión espiritual
tristeza de ver decapitada a mi encantadora ciudad carioca. Sí, de sus espacios y edificios”5. Para Malraux, en su discurso de
en verdad siento tristeza; pero las tristezas no implican razones 25 de agosto de 1959, pronunciado en Brasilia, por ser “la
de Estado; y, si el bien común lo exige, tienen que convertirse resurrección del lirismo arquitectónico nacido con el mundo
en alegrías”. helénico”, aquella ciudad era “un poco la Acrópolis en su co-
La idea del traslado de la capital siguió viva en tanto que llado”, “la capital de la esperanza”, “la primera de las capitales
sueño de visionarios e intérpretes de la voluntad nacional y el de la nueva civilización”, “la ciudad más audaz que Occidente
destino de un pueblo. Son señales de ello las grandes discu- pudo concebir”, y que “recuerda al mundo que los monumen-
siones públicas sobre la materia, producidas en 1905, y de las tos están al servicio del espíritu”. En aquel mismo discurso, el
que participaron periodistas y escritores de nota, como Olavo escritor francés, que acabó siendo elegido en 1967 socio co-
Bilac y Euclides da Cunha; que se procediese a la fundación rrespondiente número 13 de la Academia, creía, al igual que
en el Planalto Central, en el centenario de la Independencia Lúcio Costa, que “la ciudad no [constituiría] sólo la sede del
bajo el gobierno de Epitácio Pessoa; la inclusión de disposi-
ciones sobre la transferencia de la capital hacia “el punto cen- 4
Mudam-se os tempos, IPRI, Brasilia, 2002, p 307. Texto de presentación del
tral de Brasil” en la constitución de 1934; o hacia el Planalto libro Brasil, Brasília e os brasileiros, Fundaçâo Israel Pinheiro, Brasilia, 2002.
Central, según lo establecía el artículo 4 de las Disposiciones 5
Mudam-se os tempos, IPRI, Brasilia, 2002, p 275.

18 19
nuevo gobierno de la administración, sino también uno de todos se cruzam pelo sinal da Santa Cruz”.9 La cruz se halla en
los mayores centros culturales del país”. “Las grandes naciones el mismísimo proyecto urbanístico, así como en las palabras con
siempre encuentran su símbolo, y sin duda Brasil es un símbo- las que Lúcio Costa lo describió: “Nació del gesto elemental de
lo de ese estilo”, añadía.6 quien señala un lugar o que de él toma posesión: dos ejes que se
Dice James Holston en su libro A cidade modernista. Uma crí- cruzan en ángulo recto, es decir la exacta señal de la cruz.”
tica de Brasília e sua utopia, que los visionarios que soñaron con el La utopía de Brasilia quedaba expresada en aquella cruz. El
cambio de la capital “le dejaron a Brasilia el legado de una mitolo- eje monumental implicaba el sueño de realización de la nación.
gía del Nuevo Mundo en la que la construcción de una capital en La monumentalidad deseada correspondía a la ambición del
el Planalto Central constituiría el medio de desencadenar el flore- proyecto y era proporcional a la grandeza de su ideal. Habría de
cimiento de una gran civilización en un paraíso de abundancia”.7 surgir una ciudad de iguales a lo largo del eje residencial. Brasilia
El proyecto de Brasilia tendría que “expresar la grandeza de la tenía que fundar un nuevo país, moderno como la arquitectura
voluntad nacional”, según indicaba el informe de jurado del con- de su capital; ser la base de una nueva y más justa sociedad.
curso. Brasilia “tenía que instituir un nuevo sistema de vida” e im- El Plan Piloto constituía un espacio de posibilidades. Esta-
plicar un mensaje capaz, entre otras cosas, de “comunicar ideales ba asociado a lo nuevo: un nuevo hombre, una nueva política.
de vida democrática” y de “autoidentificación triunfal de un país Su ítem más visible era la búsqueda de lo moderno, la discu-
joven”, tal como observó Umberto Eco en su libro A estrutura au- sión sobre el renacimiento, sobre el nuevo comienzo. Por otra
sente, publicado originariamente en 1968.8 parte, su cartografía acabaría también empleando los límites y
La ciudad nació bajo el manto sagrado, representado por el la transgresión como símbolos; enfocando imágenes de la re-
signo de la cruz. Todavía durante el gobierno de Café Filho per- volución y del fin del mundo.
maneció la cruz de madera en el punto más alto del área de- Una vez inaugurada la ciudad, la utopía de Brasilia comen-
marcada, hoy Praça do Cruzeiro, marco de la fundación de la zaba a chocar con la Brasilia real. Comenta una de las princi-
ciudad y sitio en el que más tarde, en mayo de 1957, se rezó pales estudiosas de Brasilia, la socióloga Barbara Freitag, que tal
la primera misa. El poeta y académico Guilherme de Almeida ciudad “recibió en su espacio urbano todos los problemas de la
saludó la inauguración con un poema que decía: “agora e aqui sociedad brasileña sin correcciones previas”. Añade que “no hay
que admirarse de que en este verdadero ‘laboratorio social’ vea-
mos con claridad, y convivamos con ellos de manera directa, los
6
Palavras no Brasil, comp y trad Edson Rosa da Silva, Funarte, Río de Janeiro, problemas globales de la sociedad brasileña como un todo”10.
1998, pp 33-41.
7
James Holston, A cidade modernista, Companhia das Letras, Sâo Paulo,
1993, p 23. “aquí y ahora todos se santiguan con la señal de la Santa Cruz”. [NT]
9

8
Umberto Eco, A estrutura ausente, Perspectiva, Sâo Paulo, 2001, p 244. Hay Barbara Freitag, “Brasília Refletida”, en Abstrata Brasília concreta, Mediale-
10

ed castellana: La estructura ausente, Ed. Lumen, Barcelona, 1973. [NT] com, Brasilia, 2003, p 75.

20 21
El proyecto de desarrollo y la modernidad pasaban por la Brasilia obedece a un plan racional y casi matemático, don-
educación. A través de la Universidad de Brasilia, Darcy Ribeiro de la cualificación es llevada a un extremo. Es a no dudarlo la
y Anísio Teixeira pretendían que la nueva capital se convirtiese ciudad moderna por antonomasia en el sentido de realización
en el centro innovador del pensamiento crítico brasileño. En del proyecto moderno de los 50, y, más todavía, la ejecución
música Cláudio Santoro, en crítica Paulo Emílio Sales Gomes, más acabada de las propuestas consustanciadas con los mani-
en cine el ya inmortal Nelson Pereira dos Santos, en arquitectura fiestos de los CIAM (Congresos Internacionales de Arquitec-
aquel que proyectó los principales edificios y monumentos de tura Moderna), realizados desde 1928 hasta mediados de los
la ciudad, Oscar Niemeyer, fueron algunos de los nombres que 60 y que tuvieron en Le Corbusier a uno de sus exponentes.
pasaron por la universidad. Mas llegó la dictadura militar, y la Por ello invita a pensar en la idea de lo moderno que la fundó,
universidad experimentó su primera invasión por parte de tro- una idea que envejeció con ella, pero que todavía habita en la
pas policiales allá hacia 1965. Quince profesores fueron deteni- imaginación de los brasileños. Brasilia, “misterio enclaustrado
dos, y 210 dimitieron. Entre otros, Nelson Pereira dos Santos y en archivos de acero”, “es un futuro que ocurrió en el pasado”,
Niemeyer dejaron la Universidad en esa ocasión. Otra invasión decía Clarice Lispector.
se produjo en 1968, cuando 500 alumnos fueron detenidos por Este proyecto moderno y racional se ve enfrentado a la crea-
militares y el cuerpo docente dimitió en masa. ción espontánea. Hay un contraste entre el caos y el orden, en-
Con el paso del tiempo se descubrió lo obvio: no es el plan tre las líneas rectas del Plan Piloto, en el que los autos circulan,
urbanístico el que moldea a la sociedad, sino ésta la que va y las sinuosas veredas que los peatones van creando libremente
otorgando nuevos significados a aquél. Incluso preservada, la en el césped como formas de resistencia a la planificación. Mu-
arquitectura absorbe el espíritu del tiempo, acomodándose a chas de las supuestas construcciones modernas envejecieron
las nuevas realidades. Brasilia recibió el impacto de las trans- prematuramente y están cubiertas de grafitis.
formaciones políticas brasileñas, así como el de la revolución El proyecto moderno y racional se mezcla también con la
de las costumbres de los 60 y 70. Junto con la expansión de expresión premoderna e irracional que prolifera adentro y en
las ciudades satélites, la urbe había nacido con el sueño de la torno de sí. La ciudad se ve rodeada por la irracionalidad de
igualdad volcado hacia la desigualdad más evidente que en varias sectas místicas. Algunas de ellas insinúan en el Planalto
cualquier otro centro urbano brasileño. Con los militares, la Central una grandeza paralela a la del papel civilizador de la
ciudad que había sido inaugurada bajo un gobierno demo- interiorización: en contrapunto con el triángulo equilátero
crático pasaba a reflejar la imagen del autoritarismo. Por otro que, en el plan de Lúcio Costa, define el área de la ciudad,
lado, simbólicamente, en tanto que centro del poder, estaba existiría un triángulo mucho mayor, localizado en el Planalto
asociada a la lucha contra la dictadura y a la ilusión revolu- Central, que sobreviviría a la gran catástrofe que estaría por
cionaria. Y tuvo asimismo su “generación de la locura”, que llegar y sería la cuna de una nueva era y una nueva humani-
generó su propio rock. dad. Añádase a este contraste evidente con la modernidad,

22 23
otro, silencioso y vulgar: dado su carácter geográficamente Planalto Central no contribuyeron a la formación de la ciudad,
goiano11, la ciudad fue también absorbiendo la atmósfera del ni ella creció a sus orillas. Sus escasas aguas fueron utilizadas para
Brasil profundo y tradicional. Además, lingüísticamente la conformar el lago Paranoá. El Plan Piloto abraza con sus alas el
ciudad es, sobre todo, goiana. lago artificial que resulta fundamental tanto para aliviar la se-
Así pues, en Brasilia se ven exacerbadas tanto la tensión en- quedad del aire como para las actividades lúdicas sobre el espejo
tre la racionalidad geométrica y la vivencia creativa de lo coti- de agua o en lo que sobra de las orillas privatizadas. La pequeña
diano, existente en toda ciudad –tal como ya nos lo mostró Íta- laguna que antecedió a Brasilia, la laguna Jaburu, situada en la
lo Calvino en su Seis propostas para o próximo mileni 12–, como actualidad en terrenos del palacio del Vicepresidente, se viene
la tensión entre lo moderno y lo arcaico que parece hallarse en secando desde el nacimiento mismo de la ciudad.
el corazón del mundo contemporáneo. En tan enorme Ciudad Parque no se camina con sentido uti-
A lo largo de su breve historia, algunos de sus rasgos son per- litario, para ir de compras, o al trabajo. Uno se pasea, hace ejer-
manentes. Un aspecto del perfil psicológico del Plan Piloto es cicios. La artificialidad que invade el paisaje –la naturaleza rein-
su artificialidad. “Brasilia es artificial. Tan artificial como tuvo ventada por los hombres y que guarda aún ejemplos del genio de
que haber sido el mundo cuando fue creado”, escribió Clarice Burle Marx– se halla también presente en la flora del Plan Piloto.
Lispector. Suele afirmarse que esta ciudad fue hecha para el paso La falta de espacio es algo común en las ciudades modernas,
rápido de los automóviles. Hay allí pocos sitios públicos de en- en donde los edificios altos bloquean el horizonte. Allí se trata
cuentro, no hay calles, esquinas o calzadas de tipo usual, y hay de lo contrario. Ante los vastos horizontes y la larga distancia
relativamente pocos peatones. Por supuesto, la artificialidad es entre edificios, los seres humanos de sienten pequeños y solita-
propia de los centros urbanos. Pero se puede considerar “natu- rios. Tanto la grandeza como la artificialidad del paisaje urbano
ral” un desarrollo urbano que surja como consecuencia espontá- inspiran con frecuencia una sensación de extrañeza positiva o
nea de la historia de un lugar y de las relaciones que las personas negativa entre los visitantes, e incluso entre los habitantes de
establecen entre sí. Y no es tal el caso de Brasilia. Su configu- la ciudad. Aun cuando sin los resultados sociales esperados por
ración indica su naturaleza artificial. Totalmente planificada y los modernistas, se produjo una desfamiliarización. En cierta
habiendo sido concebida sobre todo para su función política, la medida, Brasilia no es todavía una ciudad como las otras, y
ciudad original no fue de manera alguna resultado de una evo- esto se debe en parte a su Plan Piloto.
lución espontánea y orgánica. Los pequeños ríos de la región del Creo que no sólo éstas, sino también otras características
–apuntadas a veces como defectos– son rasgos positivos para
la literatura que podrían inspirar un ideario estético-literario.
11
Goiano. Propio de Goiás, Estado del centro-norte de Brasil, caracterizado por Esta ciudad carente de raíces, poblada por inmigrantes, en
representar cuasi lo más profundo del hinterland brasileño. [NT]
12
Companhia das Letras, 1990, p 85. Hay ed castellana: Seis propuestas para donde la identidad es abierta y múltiple, rechaza la noción de
el próximo milenio, Ed. Siruela, Madrid, 1986. [NT] origen único. Aquí, los orígenes pueden aparentar ser lo que

24 25
de hecho son: mitos, o referencias cambiantes. La ciudad sirve hacia el lado sombrío de la existencia y, también, hacia las uto-
de vacuna contra lo pintoresco. Aquí, la cultura no supone un pías negativas, a veces con la esperanza de evitar que se vuelvan
cuerpo normativo, una moral o una colección de pensamien- reales. Brasilia es un retrato de Brasil, con sus vicios y la miseria
tos o comportamientos congelados. Brasilia exige todos los le- corroyendo el poderoso deseo de modernización.
gados que sea posible recoger de múltiples memorias. Conocerla no es conocer la Explanada de los Ministerios ni
Considerada por la UNESCO patrimonio de la humani- la Plaza de los Tres Poderes, ni las inmensas cuadras, ni tampo-
dad, fruto de un proyecto modernista que trascendió las fron- co el Lago Sur o las ciudades satélites. Sí lo es sentir por dentro
teras brasileñas y es ya parte de una herencia mundial, su ca- el peso de su drama, de sus intrigas, de sus contrastes, su desor-
rácter es universal. den disfrazado de líneas rectas, su modernidad carcomida y
Sin pasado y con un futuro todavía abierto, asociada al sur- sucia, su polvareda y su luz, las lágrimas derramadas y las risas
gimiento de una nueva sociedad, lleva a pensar acerca de cómo oídas en los pasillos del Congreso, el clamor de sus multitudes
habitar el relativo vacío de historia y de espacio. Legitima la en la Explanada, su hermosura y su sueño de igualdad, todo
libertad de imaginación. eso de lo que es posible extraer un resto de esperanza, el cons-
Una ciudad es como un caleidoscopio de infinitas combi- tante recuerdo de sus mitos y utopía, y la insatisfacción de la
naciones. Está hecha de prismas, de perspectivas. Está abierta a realidad que es alimento de la buena literatura.
la mirada subjetiva de su flâneur, de su habitante turista, la de En el fondo, el Plan Piloto sigue siendo un espacio de po-
aquel que la observa de lejos, como una idea. Por consiguiente, sibilidades. Su utopía puede ser recreada no como una aspira-
podría haber varias literaturas de Brasilia. ción hacia el ideal sino como una ocupación presente de los
Las mismas se construyen con historias de verdad, con la espacios existentes, como una redefinición de las relaciones po-
verosimilitud, con emociones, con evocación de dramas ver- sibles, como la creación de nuevas formas de organizar el caos;
daderos. Pero a cualesquiera de ellas, el estrato mítico –aquella en síntesis, como una nueva percepción de lo que es. Esta nue-
foto amarillenta, imagen recurrente, de la que yo hablaba en va percepción podría ser mostrada como guía para el proceso
un comienzo– las enriquece, como si se tratase de un segundo necesario mediante el cual Brasilia se volvería gradualmente
lenguaje. menos un plan incompleto o fracasado y más un lugar mode-
Procuro no idealizar a esta ciudad. No la veo como modelo. lado por una historia viva y por problemas urgentes, es decir:
Practico el pesimismo como método creativo. Esto no significa una ciudad como la mayoría de las demás, pero que supiese
que sólo posea expectativas negativas, o que desconfíe de toda guardar todavía, por el mero hecho de no ser posible apagar-
noción de progreso o que vea la decadencia como fatalidad. la, su dimensión mitológica. Tal como afirmaba Machado de
No es papel de los escritores el hacer profecías. Sí lo es el pro- Assis, “la historia y los tiempos se encargarán de consagrar las
curar iluminar lo que parece oscuro y el volver opaco lo que nuevas” ciudades; y podríamos añadir: para aquellas que nacen
parecía claro. Al proceder de este modo, llaman la atención llenas de promesas, de destruir sus ilusiones.

26 27
Acerca de olas y árboles. Historia, Antes de la modernidad –es decir básicamente antes del Re-
transculturalismo y la novela occidental nacimiento– y en la tradición cristiana es posible afirmar que
la historia, en su esencia, era representada por el paso de la tie-
No hablo aquí en tanto que crítico aun cuando he ejercido la crí- rra al cielo. La idea de que el hombre es dueño de su destino en
tica literaria de manera esporádica, como escritor y lector común. la tierra, de que es el amo de algo a lo que llamamos historia,
Emplearé el método opuesto al denominado close reading, es, de hecho, un concepto moderno.
esa lectura cercana al texto y atenta al detalle. Efectuaré una En El arte de la novela, Milan Kundera traslada el origen
lectura a distancia (distant reading), método propuesto en fe- de la novela occidental a este concepto moderno. La tradición de
brero de 2000 por Franco Moretti en un artículo para la New la moderna novela occidental habría sido inaugurada durante
Left Review titulado “Conjeturas sobre la Literatura Mundial” el Renacimiento, en España, por parte de Cervantes. “Cuando
(Conjectures on World Literature). Pero tal vez, o por lo menos Dios –afirma– estaba dejando lentamente el lugar desde donde
en mi caso, no se trate de un método. La lectura a distancia había guiado al universo y su orden de valores, tras haber sepa-
de unos pocos textos, mezclada con la ignorancia de muchos rado el bien del mal y otorgado un sentido a cada cosa, Don
otros, sugiere que mis palabras sean tomadas como el intento, Quijote deja su casa y ya no es capaz de reconocer el mundo.
por parte de un autor de ficción, de plantear algunas preguntas En ausencia del Juez Supremo, este mundo se mostró de pronto
sobre las relaciones entre historia, cultura y literatura hoy, más en una ambigüedad dudosa; la única verdad divina se vio des-
que el aspirar a contestarlas. compuesta en centenares de verdades relativas que los hombres
“En la actualidad, las literaturas nacionales no significan habrían compartido. De este modo nació el mundo de los tiem-
mucho; está comenzando la era de la literatura mundial, y pos modernos, y junto con él, la novela, su imagen y modelo.”
todos tienen que contribuir a acelerar su llegada.” Frase tan Y no sólo la historia y la novela occidentales nacieron en la
radical no es mía. Es de Goethe, de 1827. En el artículo men- misma cuna: crecieron juntas. Ambas habrían de imbuirse de
cionado, Moretti cita esta frase, al igual que Marx y Engels, las grandes narrativas, así como de experimentar con los te-
que en 1848 escribían: “La parcialidad y la estrechez de visión mas épicos. Ambas fueron atraídas, en algún momento, por
nacionales se vuelven cada vez más imposibles, y de las muchas las ideas de progreso y de formación.
literaturas nacionales y locales surge una literatura mundial.” Resulta evidente que existe ya una historia de la histo-
¿Serán ciertas estas afirmaciones? ria en los tiempos modernos. Mejor aún, deberíamos decirlo
La historia y la así llamada novela occidental nacieron en la en plural: historias de distintas historias. La historia siempre
misma cuna. Son fenómenos de las sociedades históricas. No puede ser reescrita. Esto no significa que la objetividad y la
todas las sociedades han necesitado procurar sus significados en verdad no existan, sino apenas que las perspectivas cambian
una secuencia de eventos. Ni todas han necesitado espejos que con el espacio y el tiempo, y así también lo hacen la objeti-
les muestren lo que están construyendo a lo largo del tiempo. vidad y la verdad.

28 29
No sólo la historia adquiere estado al servicio de la ficción, hechos. Afirma: “Puedo andar hacia derecha y hacia izquierda
como en las obras de Marguerite Yourcenar, Julian Barnes, cual un vagabundo, detenerme, saltar lugares desprovistos de
Gore Vidal y muchos otros; no solamente hechos personales, interés, pasear, correr, volver a sitios desconocidos. Omitiré
de la vida real, han constituido la materia de muchas nove- acontecimientos esenciales o los mencionaré actualizándolos,
las. Incluso cuando no explícitamente biográfica o basada como si los mirase por los pequeños cristales de un binóculo;
en la Historia, o incluso cuando, por así decirlo, es “pura”, ampliaré insignificancias, las repetiré hasta cansar, si todo esto
la ficción también ha estado al servicio de la historia. Véase me pareciese conveniente.”
el ejemplo de Machado de Assis. Sus novelas no se centran Graciliano Ramos no quiere solamente describir la verdad
en temas sociales. No tratan de manera sistemática de asun- como lo que de hecho ha ocurrido, con absoluta precisión y
tos por entonces corrientes: no hay una novela suya sobre riqueza de detalles. Para él, la realidad no descansa en fechas o
la Guerra del Paraguay, sobre la causa republicana, sobre la descripciones exactas. En un momento de desesperación, se vio
condición de la esclavitud o sobre la monarquía. En cambio, forzado a deshacerse de los manuscritos de las Memórias do cár-
estos temas están presentes, y no sólo en obras como Isaú e cere. Al respecto, comenta: “… me inclino a suponer que estuvo
Jacó, en donde las referencias a la transición hacia el régi- bien el hecho de privarme de ese material. Si existiese, me senti-
men republicano son explícitas. Y esto es verdad a tal punto ría muy propenso a consultarlo a cada instante, me mortificaría
que los críticos han leído en la obra de Machado profundas por decir con rigor la hora exacta de una partida, cuántas vaga-
interpretaciones de la historia de Brasil y una visión crítica rosas tristezas se encendían al sol pálido, en la mañana brumosa,
de la sociedad de su tiempo. Este es el caso, por ejemplo, de o cuál era el color de las hojas que caían de los árboles, en un
Roberto Schwarz, en Ao vencedor as batatas. Como es sabido, patio blanco, la forma de los montes verdes, teñidos de luz, fra-
dedica sustancialmente su tesis a la forma literaria en Macha- ses auténticas, gestos, gritos, gemidos. ¿Pero qué significa esto?
do como reveladora de la estructura de una sociedad paterna- Estas cosas verdaderas pueden no ser verosímiles”.
lista en la cual predominan las relaciones de favor. Para Graciliano, la verosimilitud, en consecuencia, tiene
“La irrealidad es la condición del arte”, según un persona- precedencia sobre lo ocurrido. Lo que importa es que lo que
je de Borges del relato “El Milagro Secreto”, de Ficciones. La sea descrito, aun cuando no corresponda exactamente a lo
ficción, como resultado de la imaginación y de la libertad de que ocurrió, sea plausible, probable. Cuando lo que de hecho
creación, puede, por otro lado, añadir verosimilitud –y una ocurrió, por otro lado, no parece real, tiene que ser evitado o
verdad más profunda– al texto histórico. Es algo defendido transformado en el texto literario. Dostoievski dijo alguna vez
también por otro gran escritor brasileño, Graciliano Ramos. que si únicamente reprodujesen los relatos de la vida, las no-
Al escribir su historia verdadera en Memórias do cárcere, enfa- velas resultarían increíblemente rechazadas.
tiza la libertad de que el escritor debe poder gozar para ser más Por lo tanto, la imaginación tiene que ayudar a que las histo-
auténtico consigo mismo y para con sus lectores que para los rias se vuelvan más probables y reales. Por ejemplo, Graciliano

30 31
Ramos sostuvo que las novelas de José Lins do Rego parecían dominio de la historia. Pero su lado novelístico y romántico…
verosímiles, aun cuando fuesen, más que las suyas, producto incluye ‘las puras pasiones, es decir los sueños, las alegrías y las
de la imaginación. Refiriéndose a los mocambos13 que José tristezas que sus buenas maneras o su vergüenza le impiden
Lins do Rego había descrito en Moleque Ricardo, pregunta, en mostrar’; y expresar este lado de la naturaleza humana –sigue
las Memórias do cárcere: “¿Conocería José Lins aquella vida? Forster– es una de las principales funciones de la novela”. Y
Probablemente no la conocía. Lo acusaban de ser apenas un añade que “quizá éste sea, tal vez, un rodeo para decir lo que
memorialista, de no poseer imaginación, y la novela demostra- sabe cualquier colegial: el historiador registra, en tanto que el
ba exactamente lo contrario. ¿Qué sabía él de niños nacidos y novelista debe crear”.
criados en el barro y en la miseria, él, un hijo de propietarios? Está claro que la historia contiene a la ficción y que es po-
Y con todo eso, la narración tenía verosimilitud.” sible escribir la propia historia de la ficción. Pero resulta igual-
Cuando los novelistas quieren reconstruir el pasado, esco- mente interesante el que la ficción contenga a la historia y po-
gen los lugares comunes, el período histórico y los personajes. sea su propia realidad funcional.
Los documentos de que disponen, aun cuando se tratase de Aun cuando la novela sea principalmente el resultado de
diarios, no abarcan típicamente aspectos fundamentales del día una expresión individual, en la que el escritor procura enten-
a día ni del mundo interior de sus personajes. Entonces, tienen der su mundo más allá de los hechos históricos, no existe in-
que crearlos. El lenguaje, aun cuando basado en los documen- dependientemente de los procesos históricos y de una herencia
tos de un tiempo y de un espacio específicos, es finalmente una cultural. Las opciones de cada escritor son guiadas por su pro-
creación del autor. pio tiempo. Esto puede no resultar perceptible a no ser en su
La ficción puede también ser un collage –una colcha hecha forma, en su propuesta estética, en algo que, de hecho, a veces
de retazos– de relatos de la vida real, de biografías, funcionan- solamente puede ser percibido desde otro contexto histórico
do de este modo cual una historia de la vida privada en un de- o social; o a través de la visión del crítico. La historia no se re-
terminado momento. vela sólo en los hechos o en los temas. Ella está a veces mejor
E.M. Forster, en Aspects of the Novel, una colección de con- representada en la invención involuntaria que en la intención
ferencias pronunciadas en 1927, cita al crítico francés Alain, del autor. No necesariamente los propios escritores –que fre-
quien afirma que “todo ser humano posee dos lados, uno apro- cuentemente sólo escriben por necesidad de contar una histo-
piado a la historia y otro a la ficción. Todo lo que es observa- ria– son conscientes de los significados que sus trabajos puedan
ble en un hombre (o sea sus acciones y aquello de su existencia tener más allá de las fronteras de sus experiencias personales,
espiritual que pueda ser deducido de sus acciones) encaja en el fantasías, miedos o sueños.
Vista desde este prisma –el de la forma–, la novela puede
13
Mocambo. Refugio (coto cerrado) de esclavos huidos, en la profundidad de ser reveladora de algo más amplio que el contexto cultural lo-
la selva. Los alguaciles del Rey no entraban ahí. [NT] calizado de donde surgió. Milan Kundera, en un artículo en Le

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Monde, critica el “provincianismo internacionalizado” de los es- Centro de la Civilización, que arregla las manecillas del reloj
tudios universitarios. Habría un “nacionalismo” que examina a de la historia. La afirmación del progreso y, de manera crítica,
la literatura exclusivamente a través de su aspecto nacional. Y se la de su ausencia, tiene que ser interpretada en el contexto de
pregunta: “¿Cómo es posible entender la originalidad de Broch las ideas modernas.
o de Proust sin tomar como referencia la problemática suprana- Las expresiones locales de la novela moderna, tal como Mi-
cional de la novela moderna?” Y E.M. Forster se preguntaba a su lan Kundera la entiende, varían de lugar a lugar, de un contex-
vez, en la primera de sus conferencias de su libro citado, Aspects to histórico-cultural a otro. Al mismo tiempo, las literaturas
of the Novel: “¿Podemos, al discutir de ficción inglesa, ignorar nacionales o regionales –por cierto que otras categorías tam-
la ficción escrita en otras lenguas, especialmente en francés y bién tienen sentido– se inscriben en una tradición más amplia,
ruso?” Podríamos asimismo preguntar: ¿cómo entender la fic- cuya frontera es por lo menos –por lo menos– la de la novela
ción de los últimos dos siglos sin considerar su interacción con occidental.
la historia del pensamiento? ¿Con Bergson, por ejemplo, eviden- En el artículo al que me referí al inicio de esta ponencia,
te en el caso de Proust? ¿Con Marx, en mucho de la literatura Franco Moretti dice que “la literatura existente en nuestro re-
socialmente comprometida? ¿O con Freud y el surgimiento del dor es inequívocamente, ahora, un sistema planetario…, un
psicoanálisis, presente en La conciencia de Zeno, de Italo Svevo, sistema que es simultáneamente uno y desigual: con un centro
de 1923, por ejemplo, y en muchas otras obras de ficción que y una periferia…”. Cita al crítico brasileño Roberto Schwarz al
incorporaron asimismo la dimensión psicológica? sostener que la deuda externa en literatura no es simplemente
De hecho, todos los desarrollos que tuvieron lugar, por una parte dispensable de la obra en que ella aparece, sino una
ejemplo, en las literaturas peruana y británica, absorbiendo en característica compleja de ella. Basa asimismo sus comentarios
la misma ola a Mario Vargas Llosa y a Martin Amis, pueden en un insight de Frederic Jameson: “Al presentar Los orígenes
ser considerados capítulos de la historia de esta novela moder- de la moderna literatura japonesa, de Kojin –sigue diciendo–,
na occidental, o de una larga historia contada por la humani- Jameson observó que la implantación de la novela japonesa
dad a sí misma, en múltiples formas. Lo mismo puede decir- moderna, ‘la materia prima de la experiencia social japonesa y
se de la literatura practicada en el resto de las Américas y en los modelos formales y abstractos de construcción de la nove-
Europa. Si América fue vista inicialmente como la tierra de la la occidental no siempre pueden ser soldados sin que se vean
utopía y de lo exótico, del futuro y del paraíso, ello se debió los remiendos’”; Jameson también “se refiere en este particular
a que podía ser insertada en el contexto de una historia ma- a… Realismo y realidad (un estudio de los inicios de la novela
yor que la suya. Una literatura en busca de identidad nacional india) de Meenakshi Mukherjee”. En consecuencia, Moretti
y volcada a la idea de formación de la nacionalidad exige no concluye: “Estos libros retornan con frecuencia a los compli-
sólo lo referencial del imaginario moderno, sino también, y cados ‘problemas’… que se desprenden del encuentro entre
especialmente, la imagen de lo otro, de Europa, del llamado una forma occidental y la realidad japonesa o india.” Además,

34 35
Antônio Cándido ya había observado, en su artículo “Literatu- trata de “una literatura nacional para gente que ve árboles; y
ra e Subdesenvolvimento”, para más dato citado también por de una literatura mundial para la que ve olas”.
Moretti, que los distintos nativismos nunca rechazaron el uso Antes de aceptar estas premisas e intentar aplicarlas a la
de “formas” literarias importadas; lo que se exigía era una elec- literatura que se hace hoy, es necesario proceder a algunas
ción de nuevos “temas”, de diferentes “sentimientos”. cualificaciones.
La idea que estos autores enfatizan es que –para usar la ex- En primer lugar, los caminos seguidos por la literatura del
presión de Moretti– en la periferia del sistema literario “la no- llamado centro del sistema mundial hacia su periferia no son
vela moderna surgió primero [después de 1750 en casi todas lineales. El escritor mexicano Carlos Fuentes, en un ensayo
partes] no como un desarrollo autónomo. Es antes un acuerdo titulado “Machado De La Mancha”14, explica cómo la tradi-
entre una influencia formal occidental (por lo general france- ción moderna inaugurada por Cervantes en el Renacimiento
sa o inglesa) y materiales locales”. Y añade que, dado que este español fue seguida en el siglo XVIII por Laurence Sterne; y
acuerdo “es tan ubicuo, estos caminos independientes normal- cómo el modelo literario establecido por Sterne inspiró al que
mente considerados como la regla de la implantación de la no- Fuentes considera el único verdadero escritor moderno (algu-
vela (la española, la francesa y especialmente el caso británico), nos dirían posmoderno) de las Américas en el siglo XIX, Ma-
pues bien, no son de manera alguna la regla, son la excepción”. chado de Assis.
La tesis de Moretti es que si existe por un lado un sistema En segundo lugar, deberíamos introducir algunos matices
mundial, este sistema es, con todo, “un sistema de variacio- en el empleo de los conceptos de Occidente, cultura occiden-
nes”. En otras palabras, “si el encuentro de las formas occiden- tal, centro y periferia del sistema mundial.
tales y la realidad local produjo de hecho en todas partes un El concepto de Occidente puede resultar demasiado estre-
acuerdo estructural”, este acuerdo “estaba adquiriendo formas cho para abarcar la historia de algunas expresiones literarias
diferentes”. significativas. Por ejemplo, los ideogramas orientales pueden
Por ello, mediante el estudio de esas formas sería posible haber influido en el surgimiento del concretismo, una poesía
develar las estructuras históricas y sociales específicas. Al igual visual que nació simultáneamente en Brasil y en Suiza en los
que Schwarz, citado por Moretti, quien explica, en un texto 50 y que ha sido considerada –como en la obra de la crítica
sobre “La importación de la novela en Brasil y sus contradic- estadounidense Marjorie Perloff– como un experimento ver-
ciones en la obra de José de Alencar”, que “una parte de las daderamente internacional.
condiciones históricas originales reaparece como forma socio- A su vez, la cultura occidental es ya de por sí un producto
lógica”. En este sentido, las formas reflejarían en consecuencia
relaciones sociales específicas. 14
Carlos Fuentes, Machado de La Mancha, Fondo de Cultura Económica,
Para usar la imagen de Moretti, la novela moderna “es una México, 2001. (Publicado con anterioridad en la revista Nexos, México, julio de
ola que corre entre los retazos de las tradiciones locales”. Se 1998).

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transcultural, dinámico y de difícil definición. Se ha argumen- acumulada en una determinada sociedad, como sería el caso
tado que le son propios determinados valores y principios, ta- de la calidad de producción tecnológica o industrial. De he-
les como los de la libertad y la tolerancia. Pero concuerdo con cho, las formas locales reinventadas pueden ser realizadas a la
Sérgio Paulo Rouanet, quien, en artículo para Folha de Sâo perfección, y el acuerdo entre el contenido local y la forma im-
Paulo titulado “Liberdade transcultural” (1/04/2001), observa portada puede volverse un ingrediente positivo para la manera
que, en vez de creer en peculiaridades irreductibles de las civi- en que una determinada literatura expresa las condiciones o las
lizaciones, tiene más sentido utilizar un sistema clasificatorio relaciones locales, como, por lo demás, Schwarz lo demostró
transcultural. En este sistema deberíamos situar en uno de los con el ejemplo de Machado de Assis.
lados a quienes valoran la razón, la libertad y la tolerancia, y, Además, existen casos de influencia mutua que cruzan las
del otro, a los pensadores autoritarios. En el primer grupo es- fronteras de lo que se presume deberían ser regiones del cen-
tarían Aristóteles y el emperador indio del siglo III Asoka. En tro y de la periferia. La literatura rusa fue ciertamente influida
el segundo, Platón, San Agustín, Confucio y el indio Kautylia, por la francesa. Pero la comprensión del alma humana por par-
quien vivió en el siglo IV a.C. Tal como Rouanet destaca, el te de Dostoievski carece posiblemente de paralelo en el siglo
emperador mongol Akbar practicó una política de neutralidad XIX, incluso en la literatura francesa, y su obra ha repercutido
y tolerancia religiosa, al mismo tiempo en que, en 1600, Gior- mundialmente. La literatura portuguesa, así como la france-
dano Bruno era quemado en Roma por herejía. sa y la inglesa, influyeron en el romanticismo y en el realis-
Si utilizamos la terminología “centro” y “periferia”, no de- mo en Brasil. Por otra parte, el escritor portugués y Premio
bemos deducir de ella, mecánicamente, una supuesta superio- Nobel de literatura José Saramago puede haber recibido la in-
ridad de las expresiones literarias del centro en relación con las fluencia del realismo mágico de García Márquez y otros, y la
de la periferia. Grandes obras literarias fueron producidas en literatura del Nordeste brasileño en los años 30 se convirtió
Irlanda, y Joyce no era una figura menos importante que sus en referencia para el neorrealismo literario portugués. Y acude
contemporáneos escritores franceses. Hoy día, la cualidad lite- nuevamente a mí el ejemplo del concretismo.
raria del trabajo de un escritor surafricano como Coetze no es En tercer lugar, me gustaría subrayar algo que debería ser
en nada inferior a la de los escritores ingleses. La literatura de obvio: esta percepción de un sistema literario mundial con las
América latina no es inferior a la de Estados Unidos; la del Este características que acabo de describir sólo es posible mediante
europeo muestra obras tan bien terminadas como la de Europa el trabajo del crítico. Este trabajo es, al mismo tiempo, pode-
occidental. Paraguay no puede ser considerado, cualquiera que roso y limitado: poderoso porque los lectores –y, entre ellos,
fuere el criterio a aplicar, como situado en el centro del siste- aquellos lectores cuidadosos y sistemáticos a los que llama-
ma mundial, pero Augusto Roa Bastos es uno de los grandes mos críticos– tienen la última palabra acerca del sentido de
escritores mundiales. En suma, la calidad de la producción li- un libro; limitado, porque esa última palabra puede luego ser
teraria, artística y cultural en general no depende de la riqueza superada por otras lecturas. Aun cuando la buena ficción o el

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buen arte en general puede mantener su capacidad de expresar reflejo de una estructura social o su condensación formal. Una
su significado para cada generación, incluso los mejores traba- obra literaria que se prestase únicamente a ese ejercicio sería
jos críticos o cada lectura lo hacen con mayor dificultad, tan una pieza caricaturesca, desprovista de imaginación. Por su
marcadas les están las fronteras del presente. Por supuesto, esto parte, ideas o formas importadas no son necesariamente artifi-
puede ser aplicado a lo que afirmo aquí, que quizá sólo refleje ciales u ornamentales, sino que, al contrario, en determinados
la percepción contemporánea de un nuevo mundo global y el casos pueden resultar altamente funcionales y producir efectos
deseo de entender la literatura en un contexto histórico y so- históricos, como Bosi bien lo ha demostrado en su Dialéctica
cial amplio. de la colonización.
También son posibles, y necesarias, lecturas de lecturas. El Efectuadas estas salvedades, concuerdo en que existe una
mismo libro puede expresar sentidos diferentes a medida que tradición de la novela moderna occidental y que ella ha teni-
pasa el tiempo. A través de los trabajos de los críticos, obras do diferentes expresiones. Si tal cosa es cierta, ¿cuál de ellas
maestras de la literatura son reveladoras no sólo de la época en traduce mejor la escena contemporánea? ¿Qué tipo de lite-
que fueron escritas. Muestran también mucho de las distintas ratura está produciendo nuestro tiempo? ¿Y qué revela esta
épocas en que fueron leídas. Los libros son creaciones que ne- literatura acerca de nuestro tiempo? Algunos dirían que esta
cesitan ser descubiertas. Y el mismo texto puede siempre ser el tradición está siendo desafiada en la medida en que el propio
territorio de nuevos descubrimientos. mundo moderno puede estar llegando a su fin. Una vez más,
A ello se debe el que, en una perspectiva a largo plazo, y nuestros juicios sobre el escenario literario actual no se basan
por más importante que sea procurar entender la sociedad me- sólo en los trabajos producidos hoy, sino también en la forma
diante la lectura de una forma literaria o el potencial crítico de en que estamos leyendo tanto esos trabajos como la literatu-
una obra literaria en el contexto de un sistema mundial, éste ra del pasado. Tal como Borges afirmó alguna vez, “Dígame
no deja de ser un enfoque históricamente circunscrito, que no cómo será leída una obra en el año 2000 y yo le diré cómo
va a agotar el significado de una determinada narrativa. Ella será la literatura del año 2000”.
siempre estará abierta a otras interpretaciones, sin necesidad de Bien mediante la lectura de un número creciente de obras
ideologías, intenciones o fronteras. Lo que, por lo demás, es literarias, bien de la lectura de sus críticas, no resulta fácil de-
bueno y dice mucho acerca del potencial de la crítica. finir la literatura de hoy. Incluso así, es posible discernir algu-
Es necesario, sobre todo, estar abierto al análisis de perfi- nas características y tendencias. En esta época de la posguerra
les que singularicen a los personajes, tal como viene siendo la fría no es acertado hablar del fin de la historia, pero sí estamos
postura de los mejores críticos. Para ello es preciso ir al texto, indudablemente enfrentados a una crisis de ideas utópicas, de
convivir con él, imbuirse de él por dentro, y no sólo cotejar- revolución y de conceptos de vanguardia. Umberto Eco lle-
lo con categorías teórico-sociológicas o con un cuadro social gó a comparar este nuestro tiempo con la Edad Media. No se
observado. Ya que, de hecho, la forma narrativa no es sólo un han concebido grandes alternativas de proyectos de sociedad.

40 41
Las ideas de progreso y de desarrollo han sido criticadas y re- comercial estadounidenses repercuten mundialmente, no se
visadas. Según Jacques Derrida, reciclado en algunas oportu- vean con claridad las conexiones entre las producciones litera-
nidades por los Departamentos de Inglés de las universidades rias locales y la gran estructura universal.
estadounidenses, muchos prefieren no decir nada de forma po- No se trata de que, justamente, tales conexiones se hayan
sitiva; deconstruyen significados. perdido. Ocurre que junto con la desilusión respecto a las
En las últimas décadas, en gran parte de la producción li- ideologías del pasado, surge la percepción de que no existe esta
teraria, histórica y filosófica, fue abandonado el vano intento supuesta estructura universal, sino que hay varias, un concier-
de controlar la historia –o la narrativa–. Bosi describe con to casi siempre cacofónico y cuyo único maestro, blandiendo
gran acuidad el escenario contemporáneo en el “Post-scrip- arcabuces teóricos de amplia difusión mundial, pide la multi-
tum 1992” de su libro Dialéctica de la colonización. Mues- plicidad de expresiones.
tra que está ocurriendo una “desintegración” de lo que antes La fragmentación de la narrativa no es una invención nue-
podía ser percibido como “unidad, continuidad y centraliza- va; recordemos a Laurence Sterne, a Machado de Assis y a
ción” de la perspectiva. A su entender, “existe un deseo y un otros. Por lo demás, no puede ser generalizada para el conjunto
discurso de la descentralización”, un rechazo de la totalidad de la ficción contemporánea. De hecho, nada está siendo per-
y de “la idea de sistema con todo lo que ella implica de uno cibido como si definiese el conjunto de la ficción contemporá-
completo, vinculante”. Dado esto, “la mirada del observador nea. La multiplicidad ha sido la única característica unificadora
cultural vaga hoy por los reinos de lo múltiple, de lo ambiva- de la presente escena literaria.
lente, de lo disperso, de lo aleatorio, de lo centrífugo”. Del lado de la crítica, la literatura comparada no asegura una
El rechazo del “todo”, del “sistema”, entendido como la fi- mayor amplitud de perspectiva, aun cuando más fácilmente
delidad a la indeterminación, tiene también aspectos positivos, permita el cruce de las fronteras nacionales en la apreciación de
entre los cuales el más importante sea quizá su compromiso de- las obras literarias. Ella se ha prestado a la misma fragmentación
mocrático. La fragmentación de la cultura y la falta de ideolo- temática, a sincronías en las que se pierde de vista el sentido
gías capaces de dar un sentido a las transformaciones mundiales más amplio de la historia. No quiero decir que esto sea acertado
abrieron nuevas ventanas hacia un trabajo de ficción y una his- o equivocado. Es la tendencia actual. Los estudios culturales,
toria preocupados por las realidades locales y parciales. Más que muy especialmente, han contribuido a la producción de análi-
una expresión de la tradición moderna, o ruptura con aquella sis muy próximos a la antropología, focalizando determinados
tradición, tal como argumentan los defensores de la posmoder- temas y relegando a un segundo plano la atención por los aspec-
nidad, presenciamos un nuevo movimiento de libertad. tos formales y propiamente literarios de las obras.
Curioso es que ahora, cuando el mundo se ha vuelto me- El abandono de las grandes perspectivas no es sólo una ca-
nor y los contactos entre los escritores se adensan internacio- racterística de la literatura. El final de la gran narrativa fue
nalmente, y las influencias del cine y de la literatura de tipo inicialmente declarado de forma explícita por un grupo de

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filósofos franceses. Muchos historiadores –desde los trabajos mundialmente en tiempo real. He aquí una utopía al alcance
de la muy influyente Escuela de los Anales– abandonaron tam- de la mano: global y local. Se está reduciendo la diferencia de
bién el estudio de los grandes movimientos de la historia para tiempo entre la producción inicial y su asimilación.
rastrear detalles de la vida privada del hombre común, por no Una de las caras de la literatura, la mejor de ellas, consiste en
hablar del hecho de que, como observa Bosi en el “Post-scrip- que sigue pudiendo dar voz a los que no tienen voz. Expresa la
tum” de Dialéctica de la colonización al que ya hice referencia, inseguridad de hoy, la incertidumbre en cuanto al futuro, sien-
forzando el límite entre la crónica histórica y la prosa de fic- do el lenguaje de cada escritor un arma contra la uniformización
ción, “se hace historia de los sueños, las fantasías, las compul- cultural y la disolución de valores. La insatisfacción y la crisis
siones, las perversiones sexuales, los fetichismos, los embru- moral pasan asimismo a ser citadas a una escala global. Con las
jamientos, y de sus represiones desde la aurora misma de los comunicaciones más rápidas, y sobre todo con internet, los mo-
tiempos modernos”. Sin embargo, se está atenuando aquella vimientos de resistencia pueden cruzar fronteras más fácilmente.
distinción a la que se refería Alain entre lo que es observable Su otra cara es más prosaica. El pastiche, los collages estilís-
en el hombre y por ello muy propio de la historia, y aquello ticos, el sensacionalismo han marcado en sumo grado la pro-
que correspondería a su aspecto fantasioso, el territorio de las ducción contemporánea. Por su parte, la literatura mundial
pasiones, sueños o tristezas, por ejemplo. más visible es la de los best-sellers estadounidenses, escritos en
Precisamente cuando el mundo se ha vuelto más global, se la única lengua de comunicación mundial. O, peor aún: es la
ve desprovisto de una narrativa global con la que puedan rela- que relega a segundo plano lo que el autor escribió, por con-
cionarse las contribuciones nacionales o locales. Ahora, los ga- centrarse en su biografía, su personalidad aparente, su fama
jos están caídos sobre un suelo mundial indefinido, en donde pasajera reciclada como mercadería. Vivimos en la época del
no hay vestigios de su tronco. Por consiguiente, una literatura cine, en la que el libro desempeña un papel accesorio, y en la
que forme parte de una estructura universal puede estar llegan- de la televisión, en la que él casi no tiene sitio.
do a su final, a menos que podamos insistir en que las mudan- En cuanto al contenido, por una parte, con las comunica-
zas son apenas aparentes y nos mantengamos atrincherados en ciones facilitadas, temas tales como las migraciones internacio-
nuestras posiciones del pasado; o bien que podamos recons- nales y otros relacionados con la internacionalización pueden
truir las conexiones, quizá a partir de una mejor comprensión atraer la atención de los escritores. Por otra, la fragmentación
de la era de la información, tal como ha sido denominada la de la cultura y la falta de ideologías que otorguen sentido a
nueva fase del capitalismo. las transformaciones mundiales abren nuevos horizontes, tal
Al avanzar en la era capitalista de la información, las formas como ya señalé, a una literatura preocupada por realidades lo-
literarias, entre otras, circulan más rápidamente. Lo univer- cales y parciales.
sal puede expresarme localmente en tiempo real. Y lo contra- Aun cuando nos dejen con la responsabilidad de discer-
rio también es posible: la expresión local puede ser reciclada nir la paja del trigo, no creo que estas tendencias supongan

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una razón para el desánimo. Por el contrario, en parte nos tanto su cultura como sí ejerció un gran poder de absorción de
llevan a abandonar ilusiones y pisar en un suelo más concre- otras culturas. Lo mismo puede decirse de Estados Unidos.
to. La utopía deja de ser referencia de una narrativa teleoló- La calidad o eficacia de determinadas técnicas o saberes
gica para servir a una revaloración de nuestras relaciones y es, probablemente, la principal responsable dada su difusión.
a la reorganización de nuestro propio espacio en el ámbito Nuestra civilización es grecorromana, pero hoy utilizamos los
mundial. números arábigos y no los romanos. Por su parte, los árabes re-
He aquí una posición posible: liberar lo local y acoger cibieron influencia de India al desarrollar su sistema numérico.
lo universal; establecer conexiones no por mero mimetismo, El papel, la impresión y los libros no son originariamente una
sino como resultado de un diálogo, con la certidumbre de invención de Occidente, sino de China, y llegaron a instalarse
que la imaginación va siempre más allá de nuestro horizonte, como aspectos esenciales de la civilización occidental. Carece-
y con la creencia de que es posible crear en cualquier lugar. ría de sentido discutir si emplear pergamino era más civilizado
Una perspectiva favorable al diálogo democrático entre cul- o era o no occidental, cuando, en Occidente, predominó la
turas, sin perder su dimensión universal, tiene que ser prag- invención china.
mática o suficiente para reconocer, tal como propone Pierre El universalismo no es un dato, un conjunto de valores y
Bourdieu, que lo universal cumpla con condiciones históricas principios pasibles de ser impuestos. Es una apertura al diálogo
de posibilidad. Este punto de vista reconoce la necesidad de y a la libre elección que se sitúa a prueba en la confrontación
que se distribuya el acceso a la universalidad, que puede ser entre culturas.
producida a partir de cualquier lugar. A su vez, esta razón tie- No perdió del todo su relevancia el concepto de antropofa-
ne sus historias locales, que pueden y deben ser confrontadas gia desarrollado por algunos modernistas brasileños, acorde el
entre sí. Hay que analizar concretamente la lógica de campos cual las culturas locales son definidas por su capacidad de de-
específicos y situar en la historia el punto de vista del observa- vorar y digerir a otras. Aun cuando esta metáfora haya servido
dor en tanto que sujeto de la objetivación. también al propósito del nacionalismo cultural, y haya refle-
En esta perspectiva, la oposición entre la modernidad (ra- jado una confianza ingenua en la capacidad de los estómagos
zón iluminista) y la posmodernidad (relativista) es falsa, así nacionales y en la posibilidad de contribuciones nacionales a
como la oposición entre el racionalismo de Habermas, por un sistema cultural mundial, tiene el mérito de revelar aper-
ejemplo, y el supuesto relativismo de Foucault. Por consi- tura hacia el mundo, el de reconocer la característica diná-
guiente, no estamos condenados a oponer una posmoderni- mica de las culturas locales y el de encararlas como resultado
dad nueva, irracional y relativista a una modernidad universa- no sólo de su propia evolución, sino también de encuentros.
lizante y racional. Nos enfrentamos a dos riesgos. Uno de ellos es el del rela-
Las culturas más pujantes son precisamente aquéllas con ma- tivismo cultural, que podría venir a negar valores fundamen-
yor capacidad de absorción. Europa, por ejemplo, no exportó tales, en cualquier lugar, en aras de la propia afirmación de las

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diferencias y la autoafirmación de las etnias, como los derechos del objeto pequeño, de las vías alternativas, ha liberado enfo-
humanos y la democracia. ques nuevos y conducido a descubrimientos.
Otro riesgo es el de que el énfasis en el internacionalismo y Pueden incluso resurgir grandes síntesis como resultado
en la cultura occidental pueda ocasionar ceguera y preconcep- de este proceso, o ser percibidas algún día mediante el tra-
to en la apreciación de las obras de arte. Para evitar este riesgo bajo de los críticos. Digo “síntesis” en plural ya que nunca
necesitamos, de hecho, no una defensa contra la globalización, se trata de un final de camino; son apenas nuevas etapas de
sino un verdadero cosmopolitismo. No hay motivo para temer nuestro proceso de comprensión del mundo. Samuel Bec-
que un nuevo barbarismo invada el territorio de la civilización, kett, citado por Paul Auster en El arte del hambre, afirma que
si la civilización puede ser creada mediante un diálogo entre las la tarea de los artistas es hoy la de encontrar una forma que
culturas o a través de la innovación transcultural. pueda arreglar el desorden. La de los críticos, diría yo, es la de
La literatura contribuye a la expansión de las fronteras de intentar descifrar esa forma. Quizá las nuevas síntesis termi-
lo posible, procurando más espacio, redefiniendo el presente, nen siendo compuestas por los descubrimientos que estamos
representando el futuro en nuevas y múltiples formas, redes- haciendo y por el diseño elaborado, tal vez por unos pocos
cubriendo el pasado. Con su impulso creativo, ella no es re- escritores iluminados, a partir de la reunión de tantos trozos.
ferencia ni siquiera de la vanguardia y de lo nuevo, ya que la La literatura está recogiendo fragmentos de nuestro mundo,
búsqueda de lo nuevo puede volverse vieja y el vanguardismo no sólo aspectos exteriores, no únicamente hechos: también
puede resultar apenas la ilusión de los que, al repetir el pasado, el mundo interior, propiamente íntimo, heridas del alma,
creen estar al frente de su propio tiempo. aprensiones, miedos, pasiones, crisis amorosas, sentimientos
Los nuevos enfoques, por otra parte, no implican que los de amistad, inseguridades, dudas y todo lo que se refiera a
escritores tengan que comprometerse en áreas específicas de in- la humanidad. El crítico verá tal vez –en la multiplicidad y
vestigación, encaminadas a temas posmodernos. Además, una en la ausencia de la narrativa de hoy, en la reacción ante el
de las consecuencias posibles del control políticamente correc- mero producto del mercado globalizado, quizá en la utopía
to es la reacción ante su insuficiencia e hipocresía. La literatura posible– los trazos de un nuevo combate y, también, los de
tiene que estar liberada de un tema básico, de una dirección o una historia.
una lógica de la historia. Los buenos escritores no dejarán de No hay por qué temer que, con la nueva libertad que esta-
representar a su propio tiempo. mos experimentando, la literatura se vea desorientada o supe-
Tal como Ilya Prigogine e Isabelle Stengers mostraron para rada. Ella siempre estará a la altura de su tiempo, si es inven-
las ciencias sociales, en La nueva Alianza, al permitir dudas y tiva. De hecho, deberíamos decir, como Italo Calvino en Seis
contradicciones en mundos más complejos e inestables esta- propuestas para el próximo milenio, que “solamente si los poetas
mos expandiendo el viaje del conocimiento por el territorio y escritores se atribuyeren tareas que nadie más osa imaginar,
infinito de la ignorancia. La fragmentación cultural, el análisis la literatura seguirá cumpliendo una función”.

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Y también estamos hablando de una mirada nueva sobre
el pasado, de una historia recompuesta (que va más allá de la
vida privada, que va armando el rompecabezas de sus fragmen-
tos). Parte de las fuentes pueden ser las mismas. Nuestra per-
cepción es que habrá otra. En el relato “Pierre Menard, Autor
del Quijote”, de Ficciones de Borges, el protagonista alcanza su EXPRESIONES LITERARIAS
objetivo de escribir Don Quijote, el mismo libro escrito varios
siglos antes por Cervantes. Al comparar ambos textos, el de
DEL UNIVERSALISMO
Cervantes y el de Menard, y aun cuando digan exactamente DESCENTRADO
lo mismo con exactamente las mismas palabras, percibe él que
tienen significados y estilos diferentes, pues fueron escritos en
épocas y contextos intelectuales distintos.
Para terminar, permítaseme añadir aún otra referencia a un Tendencias de la literatura brasileña.
relato del mismo libro, Ficciones. En “Funes el Memorioso”, De Machado a Clarice
el principal personaje, Funes, recuerda el todo, totalmente el
todo, de cada detalle. A él le resultaba difícil generalizar por- Sólo es posible sintetizar en unas pocas páginas un siglo en-
que aprehendía cada imagen y hecho en su singularidad. Por tero de tendencias de una literatura si este ejercicio fuese en-
ejemplo, le era difícil entender cómo la palabra “perro” podía tendido como algo semejante a una música compuesta para
significar no sólo tantas individualidades de distintos tamaños un filme o como una ilustración para un libro, es decir como
y formas, sino que se quedaba también molesto por el hecho algo que no pretende resumir ni explicar el objeto de análisis,
de que un perro específico al que viera de perfil a las 3.14 fue- sino apenas dialogar con él. En vez de intentar hacer crítica
se llamado de la misma forma que el que veía de frente a él literaria –que no es mi campo de acción y no sería factible
a las 3.15. Y se sorprendía con su propio rostro cada vez que para conjunto tan amplio– o inventariar obras y autores, asu-
se miraba al espejo; o con sus manos cada vez que las miraba. miré el papel de escritor interesado en nuestra historia lite-
Mientras tanto, no era capaz de pensar porque pensar, afirma raria para trazar un panorama, necesariamente simplificador,
el narrador, es olvidar diferencias, es generalizar, es abstraer. de tendencias y obras principales. Con esto plantearé hipóte-
Siempre debemos intentar recordar, para poder aprender sis sobre cómo la literatura y la crítica literaria brasileñas han
de la historia. Pero, felizmente, no podemos ser como Funes. luchado a lo largo del tiempo con la cuestión de la relación
Al recordar, olvidamos; y al inventar recordamos, para poder entre lo local y lo universal en busca de una identidad bra-
pensar en las fronteras de nuestro propio tiempo. sileña y, viendo retrospectivamente, sobre los estilos más co-
múnmente empleados por nuestros escritores para expresarse.

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Además de ser una experiencia personal, en la cual el escri- todavía que “cuanto más un autor o un político haya trabajado
tor procura entender su mundo, la literatura también se rela- en la determinación de nuestro carácter nacional, tanto mayor
ciona con una herencia cultural. Por ello podemos hablar de es su merecimiento”.
una literatura brasileña que se inserta en una tradición europea A lo largo del tiempo hubo diferentes respuestas de los es-
y moderna, que se remonta por lo menos hasta el Renacimien- critores a las cuestiones que ellos mismos se planteaban en
to –en prosa, al menos hasta la España de Cervantes, el autor cuanto a la búsqueda o la afirmación de una identidad nacio-
de Don Quijote– y está asociada al surgimiento de un mundo nal. Inicialmente, los románticos describían la originalidad de
en el que el hombre es el sujeto de su historia. Brasil realzando el color local en sus producciones literarias. Es
La literatura brasileña del período colonial –si es que así se conocida la crítica de Machado de Assis al nacionalismo ro-
la pudiese llamar– fue una extensión de la portuguesa, y recibía mántico y al indigenismo cuando, en el artículo “Instinto de
a través de Portugal las influencias francesa, inglesa, española e Nacionalidade”, de 1873, ve “la civilización brasileña” en for-
italiana. La situación de país colonizado explica que la cuestión mación como expresión europea, prescinde de los ingredien-
de la afirmación nacional sea central en la fase de formación de tes pintorescos de la caracterización nacional y sostiene que
la literatura brasileña, que comienza con el arcadismo (hubo es erróneo “reconocer el espíritu nacional únicamente en las
antes obras literarias brasileñas, pero no literatura entendida obras que tratan de asuntos locales”. Y añade: “No hay duda
como sistema) y se completa con el romanticismo. de que una literatura, sobre todo una literatura naciente, tie-
Esta cuestión de la afirmación nacional se verá transforma- ne que alimentarse principalmente de los temas que le ofrece
da con el tiempo. La percepción de un atraso, el análisis de la su región; pero no establezcamos doctrinas tan absolutas que
dependencia, la búsqueda de las raíces o de lo nuevo, las dis- la empobrezcan. Lo que se le debe exigir al escritor, por sobre
tintas formas de encarar la relación entre lo local y lo universal todo, es cierto sentimiento íntimo que lo convierta en hombre
dan continuidad a una preocupación de origen respecto de la de su tiempo y de su país, incluso cuando trate de temas remo-
autonomía o independencia de la civilización, o de la cultura tos en el tiempo y en el espacio.” Daba el ejemplo de Shakes-
brasileña; es decir, ante su carácter propio, específico y diferen- peare: “Preguntaré… si Hamlet, Otelo, Julio César, Romeo y
ciado en relación con la metrópolis o con los centros culturales Julieta guardan alguna relación con la historia inglesa o con el
de Occidente. A mero título de ejemplo, mucho después de territorio británico; y si, con todo, Shakespeare no es, más allá
la independencia, Sílvio Romero, en el prólogo a la primera de un genio universal, un poeta esencialmente inglés”1.
edición de su História da literatura brasileira, de 1888, decía En su obra maestra, Formaçâo da literatura brasileira, cuya
haberse inspirado “siempre en el ideal de un Brasil autónomo, primera edición fue publicada en 1959, el más destacado
independiente en política y más aún en literatura”, extrayen-
do “de este pensamiento inicial” todas sus “embestidas en el 1
Machado de Assis, Obra completa, vol III, Ed Nova Aguilar SA, Río de Janei-
dominio de las letras”. En el capítulo I del mismo libro afirma ro, 1986, p 804.

52 53
crítico literario brasileño contemporáneo, Antônio Cándido, literatura”; y esto “porque, a pesar de su clara importación ex-
recupera esos comentarios de Machado, que ya determinan el tranjera e imitación exótica, es el único en el que pusimos algo
pasaje hacia el realismo, como expresión de “la madurez de la de lo nuestro, en este caso –afirma– nuestro indianismo”3. Al
crítica romántica”. Esto porque ellos prolongan una toma de citarlo en un artículo de 1920, Sérgio Buarque de Holanda
conciencia de José de Alencar (1829-1877), el principal ex- sostenía que “para que alcancemos la originalidad debemos no
ponente del romanticismo en el prefacio de Sonhos d’ouro, de olvidar la obra del indianismo en Brasil. Su restauración hoy
1872. En ese prefacio, “Alencar reconoce la legitimidad nacio- sería algo insensato y estulto –afirma–, pero la inspiración en
nal de las investigaciones esenciales de la novela, liberada de lo temas nacionales nos llevaría a idénticos resultados por calza-
pintoresco en beneficio de lo humano social y psicológico; de das más suaves”. Aun dándole la razón a Sílvio Romero cuan-
lo humano contemporáneo, que nos toca de cerca y envuel- do declara que “el nacionalismo no es una cuestión exterior,
ve la sensibilidad ante sus problemas… Se trata de describir es un hecho psicológico, interior, es una cuestión de ideas, es
y analizar los variados aspectos de una sociedad, en el tiem- una formación lenta y gradual de los sentimientos”, cree que
po y en el espacio, expresando su lucha por la autodefinición “la inspiración en temas nacionales, el respeto de nuestras tra-
nacional como pueblo civilizado, ligado al ciclo de la cultura diciones y la sumisión ante las voces profundas de la raza ace-
de Occidente”2. lerarán” el resultado final de que Brasil “tenga una literatura
Para Joaquim Nabuco, uno de los más influyentes pensado- nacional, alcanzando, más pronto o más tarde, la originalidad
res brasileños del siglo XIX, no hay dudas en cuanto a que la literaria”4. Este artículo de Sérgio Buarque de Holanda fue es-
marcha de la historia consiste en un avance de la civilización crito unos dos años antes de la Semana de Arte Moderna, que
sobre la barbarie, sustentado en la superioridad de los valores tuvo lugar en el Teatro Municipal de Sâo Paulo, entre el 13 y
occidentales. Los poetas parnasianos de finales del siglo pasado el 17 de febrero de 1922. Los modernistas amplían y profun-
y principios de éste, cuyo máximo exponente es Olavo Bilac, dizan la discusión de este tema. Sin renegar de la influencia
también enfatizaron la naturaleza occidental de la civilización externa en la cultura brasileña, la ven como ingrediente de una
brasileña. producción nacional de raíz autóctona.
José Veríssimo, en su História da literatura brasileira, de Pero la brasileidad puede hallarse todavía en la forma espe-
1916, procuró recuperar el espíritu de los valores románti- cífica de apropiación de lo ajeno y pide sobre todo crítica, tal
cos originarios. Consideraba a nuestro romanticismo como
el único movimiento literario habido aquí capaz de merecer el 3
Cf Sérgio Buarque de Holanda, “Originalidade literária”, publicado en Correio
nombre de escuela y “el más importante momento de nuestra Paulistano, Sâo Paulo, 22 de abril de 1920. En O espírito e a letra. Estudos de crítica
literária, vol I, Companhia das Letras, Sâo Paulo, 1996, pp 39, 40 y 41. El asunto
es discutido por José Veríssimo en su História da literatura brasileira, Tipografia da
2
Antônio Cándido, Formaçâo da literatura brasileira, 6ª ed, vol 2, Ed Itatiaia, Ilustraçâo, Lisboa, 1929, pp 209 ss.
Belo Horizonte, 1981, p 368. 4
Sérgio Buarque de Holanda, op cit, vol I, p 41.

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como muchos años después procurará demostrarlo el crítico El hecho de que la literatura brasileña inicie su formación
Roberto Schwarz. En su famosa tesis sobre “las ideas fuera de durante el arcadismo lleva a que exista un cierto rigor formal,
lugar”, discutida en el libro Ao vencedor as batatas, afirma, por un comedimiento y una preocupación por la universalidad,
ejemplo, que en Machado de Assis, hallándose lo local y lo que marcarán después mucho de las letras brasileñas. Esto es
universal en paralelo, son, con todo, distintos, ya que hay falta lo que dice Antônio Cándido en la introducción a Formaçâo da
de armonía y disparidad entre la generalidad de las tesis –uni- literatura brasileira: “Para nosotros fue auspicioso que el proce-
versales– y los detalles localistas de los personajes. so de sistematización literaria se acentuase en la fase neoclásica,
Si al recorrer el conjunto de nuestra producción literaria beneficiándose de la concepción universal, rigor formal y con-
una primera cuestión es la de la afirmación de una identi- tención emocional que la caracterizan. Gracias a esto, persistió
dad brasileña, una segunda no es menos importante: cómo más conciencia estética que lo que sería de esperar del atraso
dar forma a esta literatura brasileña. Un texto literario pue- del medio y de la indisciplina romántica. Por otro lado, la fase
de relacionarse con el lector de muchísimas maneras: puede neoclásica está indisolublemente ligada a la Ilustración, al fi-
proporcionar ejemplos de oposición o contraste en relación losofismo del siglo XVIII; y esto contribuyó a inspirar y acen-
con la experiencia, de utopía o proyección ideal de la misma tuar la vocación aplicada de nuestros escritores, por momentos
experiencia; intentar explicar el mundo que cada uno guarda verdaderos delegados de la realidad en el seno de la literatura.
dentro de sí o el que lo rodea; destacar lo excepcional o, por el Si no se desprendió de ahí un realismo de alto vuelo, sí se des-
contrario, lo medio, lo mediano y vulgar; ser fantasioso, meta- prendió cierto inmediatismo, que con frecuencia confunde las
fórico o naturalista; expresarse mediante un lenguaje simple y letras con el modelo periodístico.”
directo, hasta incluso periodístico, o, por el contrario, mostrar De hecho, la vertiente realista es tal vez la que con mayor
pasión por el enigma, por el laberinto y por el exceso; exaltar consistencia ha atravesado la historia literaria brasileña, aun
épicamente o, por el contrario, criticar o incluso satirizar su cuando debamos reconocer que sus matices son de lo más dis-
objeto de análisis, que puede ser visto bajo un ángulo optimis- tinto según las obras y las épocas.
ta o pesimista, etc. Su verdad puede ser atrapada en la vida co- En su História concisa da literatura brasileira, Alfredo Bosi
tidiana, en la estructura de las relaciones sociales, en el sueño, resume el cuadro en el que se afirma el realismo brasileño: “A
en el mito o en un sistema de creencias o de símbolos. partir de la extinción del tráfico esclavista, en 1850, se acelera
Estoy seguro de que es posible encontrar ejemplos, en la la decadencia de la economía azucarera; el hecho de trasladar-
literatura brasileña, para cada una de estas caracterizaciones se el eje de prestigio hacia el Sur, junto con la ansiedad de las
formales y, quizá, para otras que no se me ha ocurrido enume- clases medias urbanas, compusieron un cuadro nuevo para la
rar. Con todo, dos grandes tradiciones parecen destacarse en nación, propicio para el fermento de ideas liberales, abolicio-
el paisaje de nuestra historia literaria: la del realismo y la del nistas y republicanas. De 1870 a 1890 serán ésas las tesis plan-
barroco, cada una de ellas en múltiples manifestaciones. teadas por la inteligencia nacional, cada vez más permeable al

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pensamiento europeo que en la época giraba en torno a la filo- no hay lugar para el modelado sentimental o heroico…, ni
sofía positiva y la del evolucionismo”5. para el abuso de la peripecia inverosímil6. Son una “fábula rea-
El realismo corresponde a una búsqueda de objetividad o lista” (Antônio Cándido) acerca del Río de Janeiro del período
de neutralidad del punto de vista. El escritor intenta presen- joanino7, de inspiración picaresca, cuyos elementos satíricos
tar las cosas, las personas y las situaciones tal como ellas son, apuntan a la Iglesia y al Estado (especialmente a la justicia y a
descubriendo sus verdades. En vez de la excepcionalidad de los la policía). Pero hay un trazado básico del pícaro que le falta al
románticos, va a buscar lo común o lo típico, pero también personaje central, un malandro8 a quien jamás se le plantea el
lo feo y lo imperfecto, privilegiando casi siempre el lado más problema de la subsistencia: el choque frontal con la realidad.
sombrío de la existencia. A la exacerbación de esta tendencia Según Antônio Cándido, “el núcleo especial del libro consiste
–conocida como naturalismo– contribuirá la consolidación de en una cierta ausencia de juicio moral y en la aceptación risue-
los métodos científicos. El meticuloso estudio del medio, de ña de ‘un hombre tal como es’, mezcla de cinismo y bonhomía
las condiciones físicas, sociales y psicológicas es fundamental [al contrario del sarcasmo y el pesimismo de las novelas de la
para explicar la acción y el comportamiento de los personajes. picaresca] que muestra al lector una relativa equivalencia entre
Desde su inicio, el realismo brasileño fue sobre todo urba- el universo del orden y el del desorden; entre lo que se podría
no, las más de las veces retratando la vida en la ciudad de Río llamar convencionalmente el bien y el mal9.
de Janeiro, tal como ya lo hacía en pleno romanticismo un pre- Afirma todavía Antônio Cándido, en su ensayo Literatura
cursor del realismo, Manuel António de Almeida (1831-1861). e subdesenvolvimento, publicado en 1973, que el caso de Bra-
Sus Memórias de um sargento de milícias (de 1853) constituyen sil es tal vez peculiar, pues aquí el regionalismo, que comienza
un culmen en el proceso de formación de la literatura brasi- con el romanticismo, y antes que en otros países, jamás pro-
leña, que le sirvió de referencia no sólo al realismo del siglo dujo obras consideradas de primera línea, incluso por parte de
XIX sino también, como veremos más adelante, a la literatura sus contemporáneos. Siempre fue una tendencia secundaria, si
brasileña del siglo XX. Aun cuando perteneciendo todavía a la no francamente subliteraria, en prosa y en verso. Y concluye:
época romántica y no pudiendo ser consideradas realistas en “Los mejores ejemplos de ficción brasileña fueron urbanos, las
sentido estricto, las Memórias… son “de franca adhesión a la más de las veces desprovistos de cualquier rasgo pintoresco”,
realidad media”, están “exentas de cualquier trazo idealizador”
y recurren a “un método objetivo de composición”. Como dice 6
Ídem, ibídem, pp 146, 147 y 148.
Alfredo Bosi, al “librarse de los hados de la psicología románti- 7
Período joanino. Propio de la época de Juan VI de Portugal: 1816-1821. Se
ca”, se encaminaron “hacia la crónica de costumbres en donde suma al período Imperial: 1822-1888. [NT]
8
Malandro. “Tipo listo”. Sujeto que abusa de la confianza de los otros. [NT]
9
Antônio Cándido, “Dialética da Malandragem”, en O discurso e a cidade, Li-
5
Alfredo Bosi, História concisa da literatura brasileira, 3ª ed, Ed Cultrix, Sâo vraria Duas Cidades, Sâo Paulo, 1993, p 39. Publicado originariamente en Revista
Paulo, 1983, p 181. do Instituto de Estudos Brasileiros (Universidad de Sâo Paulo), n 8, 1970.

58 59
añadiendo que su mayor representante, Machado de Assis, Cándido, por lo demás, en su “Esquema de Machado de
mostraba desde la década de 1880 la fragilidad del descripti- Assis”10, procede a una tipificación diacrónica de los múltiples
vismo y del color local que eliminó de sus libros extraordina- Machado estudiados por la crítica. El primero, en los inicios
riamente elegantes y esmerados. de este siglo, estudiado por Oliveira Lima, es filosófico y clási-
Para una mejor ilustración de las dos cuestiones que vengo co. El segundo, de la década del 30, el de Lúcia Miguel-Pereira
discutiendo –la de la identidad y la de las corrientes estéticas–, y Augusto Meyer, es psicológico. Después, en los 40, es exis-
pretendo comentar algunos autores y obras; u opiniones que tencialista y sociológico, de acuerdo con los textos de Barreto
se han manifestado acerca de ellos. Filho y de Astrojildo Pereira respectivamente.
El escritor, fiel a su propia subjetividad, no podrá dejar La obra del carioca Machado de Assis es un culmen en la li-
de ser hombre o mujer de su tiempo y de su tierra, lo que teratura brasileña, y guarda actualidad hasta nuestros días. An-
legitima el análisis del contexto de sus obras. Situando a tônio Cándido termina su Formaçâo da literatura brasileira con
unas al lado de otras, el ensayista literario puede vislumbrar referencia a él, y más específicamente a su ya citado artículo
la tea cultural y el piso histórico que las une, considerando “Instinto de Nacionalidade”. Sin embargo, no lo toma como
válido organizarlas y comentarlas según criterios histórico- objeto de análisis en Formaçâo, como si apuntase de ese modo
sociales y estéticos, aun cuando estos criterios no hayan a decir que con él –o más exactamente con su obra madura,
consciente o explícitamente guiado a los poetas y novelistas iniciada en los 80 del siglo pasado– ya está concluido el perío-
en el momento de la creación. Pero su análisis será parcial, do de formación de la literatura brasileña.
ajeno a las obras y, aunque se pretenda histórica, colectora A partir de aquella década, Machado de Assis asume el
de las percepciones de la época en que surge. Son, de hecho, papel central en una tradición brasileña de literatura urbana,
las cuestiones de hoy que sugieren un foco especial para mi- por lo general realista y poco orientada hacia lo pintoresco,
rar el pasado. una tradición que podría remontarse no sólo a Manuel An-
Si una misma obra puede tener diferentes lecturas según tónio de Almeida con sus Memórias de um sargento de milí-
quien la lee, y puede ir adquiriendo nuevos significados para cias, ya citado, sino también a un cierto Alencar, el de Lu-
un mismo lector en cada nueva lectura, tanto más tendrá senti- ciola (1862), A pata da gazela (1860) y Senhora (1875). Una
do que, a partir de experiencias histórico-sociales muy diferen- tradición en la cual podemos incluir más tarde, también, a
tes entre sí, pueda presentar un variado abanico de significacio- Raul Pompéia con O Ateneu (de 1888) y, en pleno siglo XX, a
nes. “Todos saben que cada generación descubre e inventa a su Lima Barreto, el autor de O triste fim de Policarpo Quaresma,
Góngora, su Stendhal, su Dostoievski”, dice Antônio Cándido y a muchos otros hasta llegar, como veremos, a la literatura
en la “Introducción” a su Formaçâo… urbana de los 70.
Parafraseando a Antônio Cándido, diría que cada gene-
ración descubre e inventa a su Machado de Assis. El propio 10
Publicado en Vários escritos, Livraria Duas Cidades, Sâo Paulo, 1970.

60 61
El realismo de la obra madura de Machado de Assis (1839- Como observan Antônio Cándido en “Esquema de Ma-
1908) –que incluye las novelas Memórias póstumas de Brás Cu- chado de Assis” y Wilson Martins en el libro ya citado, su
bas (1881), Quincas Borba (1891), Dom Casmurro (1900), procedimiento o su técnica realista es, en ese sentido, lo
Esaú e Jacó (1904) y Memorial de aires (1908)– difiere del contrario de la de Flaubert, quien publicó L’éducation sen-
propio de sus precursores o contemporáneos europeos Balzac timentale doce años antes de que apareciera Memórias pós-
(1799-1850), Flaubert (1821-1880) y Zola (1840-1902) y del tumas… y para quien el escritor tiene que proceder de ma-
de los seguidores brasileños de estos autores. De hecho, el rea- nera que la posteridad piense que jamás existió. Machado
lismo según el modelo francés, por ejemplo el de Balzac, tenía tampoco va a seguir, jamás, los preceptos naturalistas según
narradores omniscientes, en tercera persona. Los narradores de los cuales es importante inventariar en sus mínimos detalles
Machado, frecuentemente en primera persona como en el caso y científicamente la realidad, a lo Émile Zola, que tuvo no
de Memórias póstumas de Brás Cubas y el de Dom Casmurro, obstante seguidores en Brasil, de los cuales los ejemplos más
ven necesariamente a través del prisma subjetivo y, por consi- notables son Aloísio Azevedo (1857-1913) con O cortiço, el
guiente, limitado. A Machado le interesa la problemática de menos conocido Inglês de Sousa (1853-1918) con O mis-
la identidad: quién soy, qué hago en el mundo, qué sentido sionário, Adolfo Caminha (1867-1897) con O bom crioulo,
tienen mis acciones, cuál es el límite para mí entre la razón y o incluso, en un escalón abajo, Júlio Ribeiro (1845-1890)
la locura. Sus novelas relatan por lo general las aventuras del con A carne.
deseo de un “yo” inconsecuente y frustrado. En Machado, las cuestiones reales son no sólo presentadas
Con todo, hay una objetividad moderna en Brás Cubas, mediante ese prisma subjetivo sino que también están ocultas,
la objetividad del narrador Brás Cubas delante del personaje fragmentadas o nada situadas respecto de un lugar inusitado.
Brás Cubas, que crea en la novela el espacio del metalengua- En cuanto a este último punto, el inglés John Gledson llama
je, tal como lo destacan, entre otros, Kalman Jorge Barsy en la atención, por ejemplo, en su libro Machado de Assis. Ficçâo
Notas sobre a estrutura de Memórias póstumas de Brás Cubas y e història, sobre el hecho de que, en la novela Quincas Borba,
Wilson Martins en el cuarto volumen de su História da inte- Machado presenta las cuestiones reales a través del vehículo
ligência brasileira. Como dice Barsy, el Brás Cubas narrador distorsionante de la locura de Rubiâo.
es “el espectador objetivo” del Brás Cubas que vive. Es, de En su obra anterior, The Deceptive Realism of Machado de
este modo, la objetividad del lugar de la escritura lo que está Assis. A dissenting interpretation of Dom Casmurro (Machado
tematizado a lo largo del libro. Machado llama la atención de Assis: impostura e realismo), Gledson define el realismo de
del lector, con quien dialoga con frecuencia, hacia la reali- Machado como engañoso, precisamente por hallarse oculto
dad de lo que se lee, hacia la realidad del propio libro, de su para el lector. Hace observar, a propósito de Dom Casmurro,
estructura o ausencia de estructura, de sus historias y mean- que lo que parece un detalle trivial o una digresión se encua-
dros creativos. dra en una moldura realista extraordinariamente múltiple,

62 63
en la cual la vida psicológica, sexual, familiar, social, religio- En un ensayo de 1998 titulado Machado de La Mancha11,
sa, política e ideológica del período se nos presenta como un el escritor mexicano Carlos Fuentes concuerda con esa valora-
todo ligado entre sí. ción. “Es un milagro –afirma–. Brasil otorga su nacionalidad,
En una lectura de Machado de Assis efectuada desde la vi- su imaginación, su lengua, al mayor (¿por qué no decir al soli-
sión de la crítica estructural y marxista, Roberto Schwarz en- tario?) novelista iberoamericano del siglo pasado.”
cuentra en su obra claves para develar una sociedad paternalis- Leo todavía a Machado como si se tratase de un escritor
ta en la cual predominan las relaciones de favor. En Machado contemporáneo. No existe la necesidad de disculparlo por ha-
de Assis. Ficçâo e história, John Gledson, por su parte, lee en él ber escrito en otro siglo. Es el maestro por excelencia de mi ge-
los temas de la política brasileña del siglo XIX formulados de neración literaria en Brasil; e influyó en mí y en otros escritores
manera explícita y nos convence de que elaboró consciente- tal como lo hizo sobre generaciones pasadas.
mente sus novelas alrededor de épocas densas y plenas de sig- En Brasil, cada generación descubre a su Machado de As-
nificación política de las cuales se destacan, como referencia, sis, a quien estudiosos de diferentes tendencias han aplicado
los años 1867-1871. Aun cuando, según Gledson, Machado asimismo distintos enfoques. Por consiguiente, no es sorpre-
no asuma en sus obras el sentido de la comunidad o de la na- sivo encontrar a un Machado para estudios culturales, a otro
cionalidad, se encuentra en el desarrollo de su obra una con- para enfoques estructuralistas e historicistas; o ver su trabajo
cepción de la historia brasileña. considerado en el ámbito del romanticismo, del realismo o del
La literatura de Machado de Assis y su relativamente escaso barroco, e incluso verlo caracterizado como moderno o has-
reconocimiento mundial son prueba de dos tesis. La primera ta, incluso, posmoderno. Obviamente, su trabajo no puede
es que la calidad de una obra literaria no depende de la expre- ser reducido a ninguno de esos enfoques, interpretaciones o
sión política o económica del país en el que fuere produci- corrientes estéticas, quizá debido a su ambigüedad, su visión
da. La segunda es que esa expresión política o económica, así a distancia y oblicua, su falta de linearidad, sus perspectivas
como la lengua empleada, pueden determinar la divulgación subjetivas y el hecho de que no se adscribe a cualesquiera de
internacional de esa obra. las grandes corrientes ideológicas y no se adecúa a los dogmas
“Me espanta –sostiene Susan Sontag en artículo publicado de su propio tiempo.
en The New Yorker del 7 de mayo de 1990– el que un escritor Machado fue realmente un pensador independiente, que
de semejante grandeza no haya ocupado todavía su merecido ejerció la doble crítica a los románticos y al naturalismo, por
lugar.” Y añade: “Machado ha sido muy poco conocido y leí- entonces una nueva tendencia realista. No creía ciegamente en
do en el resto de América latina; como si todavía fuese difícil el progreso. No era adepto del positivismo, del evolucionismo
digerir el hecho de que el mayor autor producido en América
latina escribiese en portugués.” 11
Carlos Fuentes, Machado de la Mancha, Fondo de Cultura Económica,
México, 2001.

64 65
ni de otras formas de determinismo. No era socialista, repu- por usar sus propias expresiones en un artículo sobre “A Nova
blicano ni abolicionista. Con todo, todas esas corrientes filosó- Geraçâo”, publicado en 1879.
ficas, políticas y estéticas son tratadas, a distancia, en su obra. Quizá en el ámbito del amor sea donde su pesimismo re-
Aun cuando escribiendo de manera digresiva –de hecho, sulta más evidente. Sus novelas, por lo general, narran las des-
en algunas de sus novelas las digresiones son a veces más re- venturas del deseo.
levantes que la trama principal–, se situaba más cerca del En Memórias póstumas de Brás Cubas, publicado en 1881, el
realismo que del barroco. Su realismo era imaginativo, un protagonista no se obstina en una única mujer, y aquella que
realismo de la ambigüedad, en el cual la objetividad no existe podría amar, Virgília, está casada. Y no mostrará la valentía
fuera de una perspectiva subjetiva frecuentemente centrada, de asumir plenamente su relación, que permanece clandesti-
como ya dije, en un yo inconsecuente y frustrado. La imagi- na y lleva consigo, entre otras desventuras, a la concepción y
nación más osada se halla al servicio de la verdad más cruda, al aborto de un hijo. Pasados veinte años, “de los dos grandes
como en el caso de las memorias de un hombre muerto, Brás enamorados, de aquellas dos pasiones sin freno, nada queda-
Cubas, cuya primera virtud es la sinceridad. Se trata, en Me- ba…; apenas si había dos corazones marchitos, devastados por
mórias póstumas de Brás Cubas, de un realismo que admite la vida y saciados de ella”, tal como observará el narrador.
no sólo lo improbable sino lo imposible, es decir las propias No es seguramente mejor la situación del pobre Rubiâo en
memorias póstumas. Quincas Borba, de 1891, que se enamora de la hermosa mujer
Su distancia de todos los absolutos derivaba de su escepti- de Cristiano Palha, Sofía. Ésta juega a un juego ambiguo con
cismo y de su pesimismo. Este pesimismo tiene fuerza crítica Rubiâo, solamente para servir a los deseos de especulación co-
en un país siempre dispuesto a creer en el futuro y delante de mercial de su ambicioso marido. En Dom Casmurro, de 1899,
las expectativas positivas no solamente de la nueva generación el narrador Bento está obcecado por la imagen –imaginada o
en Brasil –sobre la cual escribe–, sino también de las ideas eu- verdadera– de la infidelidad de su mujer Capitu, que lo habría
ropeas de su época. traicionado con su mejor amigo, Escobar, quien sería el verda-
Es sabido que Brasil no ofrece ejemplos de grandes trage- dero padre del hijo de Capitu. En Esaú e Jacó, novela publicada
dias en la literatura. En el siglo XX, Graciliano Ramos, cuya en 1904, los hermanos gemelos Pedro y Paulo aman a Flora,
obra comentaré más adelante, podrá probar la falsedad de esta que tiene que decidir entre ambos pero no puede hacerlo ya que
tesis. Pero el lector de Graciliano, conociendo el compromi- se sentiría reducida a su mitad si escogiese a uno solo, y final-
so político que guió al autor, podría esperar alguna redención mente muere sin tomar ninguna decisión.
social si la revolución llegase algún día. No así el lector de Con todo, este pesimismo se ve atemperado por el humor.
Machado. Éste no plantea ninguna expectativa y no ofrece La tragedia de Memórias póstumas de Brás Cubas, por ejemplo,
ninguna esperanza. Para él no hay redención, así como no hay solamente se revela por entero en las últimas frases del libro,
utopía, ningún “paraíso final”, ni ninguna “selección social”, e, incluso así, se le ofrece al lector la posibilidad de mezclar el

66 67
dolor del resentimiento con el placer del humor: “No alcancé No, definitivamente Virgília no es una Madame Bovary, pero
la celebridad del plasta inútil, no fui ministro, no fui califa, no es justamente este tono de aparente trivialidad lo que contri-
pasé por el matrimonio. Verdad es que al lado de esas fallas, me buye a la actualidad de la narrativa machadiana.
cupo la buena fortuna de no comprar el pan con el sudor de En las principales novelas de Machado no encontramos
mi frente. Más aún, no padecí la muerte de Dona Plácida, ni la dramas extraordinarios, suicidios, asesinatos, crímenes pasio-
semidemencia de Quincas Borba. Sumadas unas y otras cosas, nales o pasiones enloquecedoras. Pensemos en cómo otros au-
cualquier persona imaginará que no hubo mengua ni sobra, y, tores del siglo XIX retrataron las consecuencias de relaciones
consecuentemente, que salí a la par con la vida. E imaginará extraconyugales, y comparemos estos relatos con la forma en
mal; porque al llegar a este otro lado del misterio, me hallé con que es narrada la citada relación entre Brás Cubas y Virgília en
un pequeño saldo, que es la última negativa de este capítulo Memórias póstumas de Brás Cubas.
de negativas: –No tuve hijos, no trasmití a ninguna criatura el Podemos afirmar que en Machado los grandes, e incluso los
legado de nuestra miseria.” trágicos dramas, no tienen la apariencia de drama. La propia
No todo lo que afirma Sílvio Romero en Machado de Assis. tragedia de vivir ofrece material suficiente para una narrativa
Estudo comparativo de literatura brasileira, de 1897, está errado. en la cual cada frase es de interés para el lector. Machado nos
Pero algo de lo que él veía como defecto puede ser considerado dice que tenemos que reírnos de este mundo sin arreglo y se-
virtud. Observó correctamente que Machado no tenía la fuerza guir viviendo.
épica de un Flaubert. En la tragedia amorosa de Memórias pós- En contraste con Machado, Aloísio Azevedo (1857-1913)
tumas de Brás Cubas, el hecho de que Virgília no es totalmente ha sido señalado en Brasil como el mayor exponente del natu-
correspondida por Brás Cubas, que no se decide por ella, de ralismo a lo Émile Zola. Típicamente, en sus libros el medio,
que ella sigue viviendo con su marido una vida de felicidad dadas sus leyes naturales, es el opresor. Hay en él como un fa-
mediocre, nada de eso es comparable a la situación de una talismo de la desgracia, que conduce a un sentimiento de im-
Madame Bovary. El adulterio es casi aceptado por los persona- potencia ante las condiciones adversas. En O cortiço, de 1890,
jes sin un gran drama, y no hay siquiera “el vigor de la verdad el narrador omnisciente, ausente del texto, tal como recomen-
descubierta in fraganti”, de cuya ausencia habría de quejarse daba Flaubert, describe las costumbres, el paisaje, la realidad
Romero. Aun cuando el marchamo sea de pesimismo y estén social del siglo XIX en Brasil, desde las clases altas hasta las
presentes los ingredientes de una tragedia, la relación entre bajas, reproduciendo sus lenguajes y tratando temas política-
Brás Cubas y Virgília quizá sea relativamente la más estable y mente explosivos de la época mediante personajes como el de
sana de las relaciones amorosas de la fase madura de la obra de la ex esclava Bertoleza.
Machado, puesto que, bajo la forma de la amistad, puede so- Contemporáneo de Azevedo, Raul Pompéia (1863-1895),
brevivir hasta los últimos días de la vida el personaje principal, autor de O Ateneu, publicado en 1888, es un novelista más
que Virgília viene a visitar en su lecho días antes de su muerte. bien elaborado, un refinado estilista que va mucho más allá de

68 69
una novela de tesis, explorando el universo de la mente, las an- mundo místico e irracional que sólo la riqueza y la exuberancia
gustias y las ambigüedades de la sexualidad juvenil. En el caso barroca del lenguaje conseguirán abarcar. Euclides practica, de
de Aloísio Azevedo se trata de un naturalismo de cuño social; este modo, lo que podría llamarse un realismo barroco, inspi-
en el de Raul Pompéia, de un realismo impresionista y de cuño rado en el inmediatismo del reportaje.
psicológico, dos vertientes que van a abrir perspectivas a la no- Barrocas habían sido algunas de las primeras manifestacio-
vela brasileña de la primera mitad del siglo XX. nes estéticas del Brasil colonia, cuyos mayores exponentes fue-
Pero quien apunta al naturalismo de Zola, así como Ma- ron Gregório de Matos y el padre António Vieira, en el siglo
chado apuntó al realismo de Flaubert, en el sentido de poder XVII. Fruto de una mezcla de los ideales renacentistas con
percibirse en su obra concomitantemente un dominio del co- el espíritu medieval, de clasicismo y manierismo, el barroco
nocimiento europeo de la época y una distancia de las fuentes adoptaba el triunfalismo y el mesianismo de la época de los
europeas perceptible en la realización y en el efecto final –o in- descubrimientos mientras erigía barreras contra el racionalis-
cluso una brasileidad no sólo en los temas sino en la propia for- mo creciente, la modernidad burguesa y laica. Según Richard
ma literaria–, es Euclides da Cunha (1866-1909). Con la des- Morse en O espelho de Próspero, en América favorece él una in-
cripción meticulosa de la región, del hombre y de la guerra de finidad de transacciones necesarias para “incorporar” (por más
Canudos12, Os sertôes –libro “de ciencia y de pasión, de análisis asimétrica que fuese la forma de hacerlo) a las poblaciones in-
y de protesta”, publicado en 1902 y de difícil clasificación, se dígenas y mestizas. Euclides tiene ante sí una tarea de esta na-
sitúa al nivel de la cultura científica e histórica, como lo destaca turaleza y dimensión: incorporar, es decir reunir dos mundos,
Alfredo Bosi, para quien “Euclides hizo geografía humana y so- el arcaico y el moderno, la monarquía y la república, lo urbano
ciología tal como un espíritu atildado podría hacerlas a inicios y lo rural, lo racional y lo místico.
de siglo, en nuestro medio intelectual, por entonces cerrado a la Un parcial seguidor de Aloísio Azevedo, pero que supo su-
observación atenta y a la investigación pura”13. Si en Machado perar su esquematismo y el horizonte más general del natura-
el conocimiento filosófico y científico europeo se hallaban des- lismo, para producir de forma ya estilísticamente moderna una
conectados de la realidad local de los personajes, en el Euclides de las más significativas obras del realismo urbano brasileño,
de Os sertôes la objetividad científica –que explora la geografía, fue Lima Barreto (1881-1922). Siguió a Azevedo, por ejemplo,
la raza, las condiciones sociales, la política– va más allá del na- en la preocupación social, en el cuestionamiento de problemas
turalismo y se pone al servicio del desenmascaramiento de un políticos de su tiempo y, también, en la desesperación que cer-
ca a sus personajes. Se mantuvo atento a la discriminación ra-
cial, criticó los vicios de la política, la burocracia, la prensa y a
12
Guerra de Canudos. Rebelión popular encabezada por António Conselheiro algunas de las ideologías vigentes.
(1896-1897) que condujo a la primera represión brutal de la reciente República.
Murieron 25.000 personas. [NT] En la época en que finalmente pudo publicar en forma de
13
Alfredo Bosi, op cit, pp 348-349. libro (lo había hecho en periódico, por capítulos), y después

70 71
de varios intentos, su novela Triste fim de Policarpo Cuares- Mientras que la obra de sus contemporáneos literariamen-
ma, en 1915, la crítica lo aclamó como un seguidor no sólo te más reconocidos, como Coelho Neto o Rui Barbosa, con-
de Aloísio Azevedo, sino también de Manuel Antônio de tra cuyo estilo se rebelará, atravesó con dificultad la criba del
Almeida, cuya novela Memórias de um sargento de milícias modernismo y envejeció rápidamente, Lima Barreto vio va-
ya tuve la oportunidad de comentar brevemente. La actua- lorada su prosa por parte de ese modernismo y su reacción
lidad de Lima Barreto reside en su lenguaje directo, su es- neorrealista. A ello se debe que apropiadamente algunos críti-
píritu crítico, la dimensión social de su obra, al trazar un cos lo hayan clasificado –junto con Euclides da Cunha– como
panel de la clase media de Río de Janeiro. En su literatura es premodernista.
posible encontrar pasajes que denotan una aguda conciencia El modernismo, cuyo culmen es la Semana de Arte Moder-
racial (“Nadie quiere ser negro en Brasil”, dice un personaje na de 1922, operará una gran síntesis en la cultura brasileña.
suyo), acompañar el proceso de urbanización de Brasil en El realismo, el barroco y el romanticismo están presentes de al-
las primeras décadas del siglo y las inquietudes políticas del guna manera en él. No el romanticismo ridículo y sentimental
comienzo de la república. del indio idealizado, sino el asentado en la confianza irrestricta
En un estilo frecuentemente satírico, Lima Barreto traslada depositada en la profundidad y en la capacidad de creación na-
su vivencia de pobre, negro, empleado público y periodista a la cionales. No el realismo parnasiano y formal, sino el que saca
literatura, así como describe la experiencia límite de la locura, a luz la complejidad multicultural y los problemas del Bra-
que también vivenció. A pesar de eso, no realiza una obra con- sil que se moderniza. Solamente el barroco podrá finalmente
fesional o autobiográfica. Dice Wilson Martins, a propósito abarcar la mezcla de lo rural y lo urbano, de lo enraizado y lo
por ejemplo de Triste fim de Policarpo Cuaresma, que “Policar- cosmopolita, de lo arcaico y lo moderno. Él está presente tan-
po es en parte Lima Barreto y en parte un doble del objeto de to en la explosión de lenguaje de la novela Macunaíma (1928)
la ironía del primero”14. Cuaresma fracasa en todos sus propó- de Mário de Andrade (1893-1945) como en el “gongorismo
sitos: en su patriotismo ingenuo y de escritorio, en sus aven- psicológico” (tendencia a exagerar los rasgos psíquicos de un
turas económicas agrícolas y, como soldado, al alistarse en las personaje16 del Oswald de Andrade (1890-1954) de A trilogía
fuerzas legalistas para reprimir la rebelión de 189315. Su qui- do exílio, en especial de Os condenados, de 1922.
jotismo choca con una realidad que le es indiferente o cruel, y Se vive en Brasil un momento de crisis, de efervescencia po-
que finalmente lo relega a la más profunda soledad. lítica, de inmigraciones, de transformaciones económicas con el
proceso de industrialización, lo que otorga mayor visibilidad a
la clase trabajadora urbana. Existe el contagio de las vanguardias
14
Wilson Martins, História da inteligência brasileira, Ed Cultrix, Ed da Univer-
sidade de Sâo Paulo, Sâo Paulo, 1978, vol VI, p 10.
15
Rebelión de 1893: la militar y naval contra el dictador Floriano Peixoto; so- 16
Véase Antônio Cándido, Brigada ligeira e outros escritos, UNESP, Sâo Paulo,
focada con ayuda extranjera, incluido Estados Unidos. [NT] 1992, p 21.

72 73
estéticas europeas, circulan las ideas anarquistas y comunistas, en la de Manuel António de Almeida, el camino del placer (y
siendo sensible en algunos medios el impacto ideológico de la del miedo) parece conducir a algún sitio: iniciado en los con-
Revolución rusa de octubre de 1917. La palabra de orden que fines de la floresta, termina en una síntesis moderna y barroca
trasuntan varios discursos es la modernización. En medio de este representada por la gran ciudad, Sâo Paulo.
remolino ideológico, los modernistas –en especial Oswald de En poesía, la rebelión formal contra los movimientos par-
Andrade– van a practicar una rebeldía anárquica. nasiano y simbolista liberó el coloquialismo, aproximando el
La novela más lograda de Oswald es Memórias sentimentais lenguaje escrito al oral, rompió con la rigidez de la métrica y
de Joâo Miramar (1923). En este libro, tanto como en Serafim de la rima, y pasó a valorar, frecuentemente con humor, la ex-
Ponte Grande (1933), utiliza un estilo telegráfico y elíptico periencia de la vida cotidiana. Existe asimismo una tendencia
para construir una sátira de la sociedad burguesa. Pero es in- a hacer de la poesía el objeto del propio poema, a la concentra-
dudablemente Macunaíma, de Mário de Andrade, la novela ción, a la reducción y a una mayor especificidad.
más representativa del modernismo brasileño. A propósito Mário de Andrade y Oswald de Andrade fueron figuras
de este libro, dice Sérgio Buarque de Holanda que no exis- centrales del movimiento del 22, al cual contribuyeron el pres-
te “en toda nuestra literatura de imaginación –salvo, tal vez, tigio y el poder aglutinador del premodernista Graça Aranha
en Cobra Norato [poema publicado en 1931] de Raul Bopp (1868-1931), autor de la novela Canaâ (1902). Entre otros,
[1898-1984]– una presentación tan sugerente y tan rica del participaron de aquella Semana de Arte Moderna Guilherme
substractum primitivo de nuestra cultura”17. En esta novela, de Almeida, Ronald de Carvalho, Menotti del Picchia y Sér-
Mário de Andrade sigue lo que él mismo prescribiera en el gio Milliet. Manuel Bandeira, que hace una poesía personal y
prefacio de su libro de poemas Paulicéia desvairada (que, en memorialista, volcada hacia el pequeño objeto de la vida co-
1922, había roto radicalmente con la estética parnasiana y tidiana pero cuya primera producción fue, en verdad, simbo-
simbolista), es decir que practica un arte que no quiere repro- lista, y sin participar de la Semana del 22, estuvo allí indirec-
ducir la realidad sino deformarla; que no intenta un primi- tamente presente con la lectura de su poema Os sapos: “… O
tivismo “tortuoso e insincero” sino que busca interpretar lo sapo-tanoeiro / parnasiano aguado, / Diz: ‘–Meu cancioneiro /
primitivo de una nueva era, reviviendo mitos indígenas en un é bem martelado. / … / Vai por cinqüenta anos / Que lhes dei
registro moderno. Macunaíma, el perezoso “héroe sin ningún a norma: / Reduzi sem danos / A formas a forma…’”18. Dejó
carácter”, recuerda a Leonardo, el malandrín de Memórias de una obra que se distingue por la simplicidad, la musicalidad, el
um sargento de milícias en cuanto a su actitud y sus peripe- lirismo; la pasión expresada mediante la elevación, la epifanía,
cias, aun cuando en la novela de Mário de Andrade, más que
18
Los sapos: “El sapo-tonelero / parnasiano deslavado / dice: ‘Mi cancionero /
17
Sérgio Buarque de Holanda, “O Mito de Macunaíma”, en O espírito e a letra, está bien consolidado. / … / Van ya los cincuenta años / que les regalé la norma: /
op cit, vol I, p 260. reduje sin daño / a formas la forma…’” [NT]

74 75
la transfiguración y el entusiasmo vital, tanto como por la re- Más señaladamente universalista y de base marxista va a
currencia al tema de la muerte, que, como tuberculoso que era, ser la reacción ante el modernismo que prevalecerá en los 30
ya esperaba19. Otro modernista que, también ausente, mereció con la novela regionalista nordestina. En 1930, Getúlio Vargas
que se leyeran poemas suyos en la Semana de Arte Moderna; llega al poder mediante una revolución de visión moderniza-
fue el poeta y sobre todo novelista Ribeiro Couto. dora, que revelará también sus matices autoritarios, nacionalis-
El modernismo abrió perspectivas hacia un amplio espectro tas y “obreristas”, en una época en la que la cultura de la caña
de expresiones poéticas, que terminaron incluyendo las imáge- del Nordeste pierde paulatinamente terreno ante el ascenso del
nes oníricas de Murilo Mendes (1901-1975), las iluminaciones café paulista y la creciente industrialización de Sâo Paulo. La
místicas de Jorge de Lima (1895-1953), la poesía metafísica de novela neorrealista del Nordeste refleja la pobreza y la decaden-
Cecília Meireles (1901-1964) y la obra monumental de Carlos cia relativas de la región, en especial la de sus ingenios (José
Drummond de Andrade (1902-1986), un poeta cuyo traba- Lins do Rego), así como las contradicciones generadas por la
jo abarcó varias décadas, cubriendo un gran abanico de temas llegada del capitalismo al campo (Graciliano Ramos), y quiere
relacionados con interrogantes del hombre contemporáneo. ser consecuente dentro de un proyecto social. Su antecedente
La ideología modernista habrá de circular principalmente más cercano se halla en Lima Barreto, pero a diferencia de la
en la revista Klaxon, lanzada en mayo de 1922, en el Manifesto literatura del escritor carioca, que enfocaba la realidad de la
Pau Brasil de 1924, en el Manifesto Antropófago de Oswald de clase media en la gran ciudad, los nordestinos van a retratar la
Andrade de 1929, y en la Revista de Antropofagia (véase más vida en las haciendas y en las pequeñas ciudades del interior.
adelante el capítulo Antropofagia ayer y hoy). Su mejor exponente es Graciliano Ramos (1892-1953),
El modernismo mantiene su distancia en relación con las autor de las novelas Sâo Bernardo (1934), Angústia (1936)
tendencias de estructura universalizadora. Critica el cosmopoli- y Vidas secas (1938), entre otros títulos. Este importante
tismo eurocéntrico que predominaba en la cultura de elite bra- escritor nordestino señalaría, por lo demás explícitamente,
sileña del siglo XIX y de inicios del XX, y que, en poesía, se ex- su distancia del modernismo. En un artículo publicado en
presaba a través del parnasianismo. Rechaza la idea de un avance 1946, titulado “A Decadência do Romance Brasileiro”, ex-
de la civilización sobre la barbarie, sustentada en la superioridad plica, por ejemplo, que el modernismo contribuyó al surgi-
de los valores occidentales que presupondría un sistema mundial miento de la nueva literatura regional de los 30 solamente
de contribuciones nacionales singulares. El antropófago surge en en el sentido de que abrió nuevos caminos y liberó a la li-
la periferia para alimentarse del colonizador y, de esta manera, teratura de sus viejas amarras. Afirma allí, también, que los
ofrecer su contribución local a la diversidad de las culturas. modernistas no construyeron, sino que emplearon sus picos
y palas para destruir –algo que el propio modernista Mário
19
Véase Davi Arrigucci Jr, Humildade, paixâo e morte. A poesia de Manuel Ban- de Andrade ya había anticipado en 1942, en su ensayo O
deira, Companhia das Letras, Sâo Paulo, 1992. movimento modernista– y que, alrededor de 1930, el terreno

76 77
se mostraba propicio para el surgimiento de la nueva lite- comparaba con algunos experimentos formales modernistas:
ratura. De hecho, el realismo de Jorge Amado, José Lins do “… se puede señalar… la superioridad de la novela nordesti-
Rego, José Américo de Almeida, Rachel de Queiroz, Graci- na sobre la paulista, la de la novela de fondo sobre la de for-
liano Ramos, todos nordestinos, tanto como el del gaúcho ma. Ya que en el momento en que los escritores del norte se
Érico Veríssimo, puede aprovecharse de las conquistas de los esforzaban en descubrir y expresar las propias raíces de la vida
modernistas, sobre todo en lo relativo al empleo del lenguaje nacional, los paulistas se conformaban con adornar las con-
oral y popular. cepciones convencionales, con embellecer la expresión por la
La distancia en relación con el modernismo no era eviden- expresión”20.
te sólo en la opción por la forma radicalmente realista o en la Con todo, sería erróneo situar en la región el rasgo distintivo
búsqueda de mayor consecuencia y serenidad. Al contrario de de esta literatura. En una crónica de abril de 1937 (“Norte e
la estética del modernismo, que aun cuando habiendo recibi- Sul”), Graciliano Ramos afirma que “esa distinción que algu-
do igualmente la influencia marxista confía en la posibilidad nos intentan establecer entre novela del norte y del sur da al
de expresiones nacionales propias y autónomas en la periferia lector la impresión de que los escritores brasileños forman dos
del sistema, se halla subyacente en el neorrealismo de los 30 la grupos, como las pastorcitas de Navidad que danzan atadas al
convicción socialista de que, si no fuese detenida por un pro- cordón azul o rojo. No podemos trazar en el mapa una línea
ceso revolucionario, la marcha avasalladora del capital, al do- divisoria de los campos en donde dancen unos cordones”. Para
minar progresivamente todos los cuadrantes del globo, habrá él, la línea no separa el norte del sur, y sí a la literatura realista
de eliminar la posibilidad de expresiones nacionales propias de las de otro tipo: “Hay quienes se placen en escribir sobre
en la periferia del sistema, provocando formaciones naciona- cosas que existen en la realidad, y otros que prefieren tratar con
les fallidas y, como se las llamará más tarde, dependientes. La la imaginación.”
conciencia de lo que es el imperialismo, la dependencia o el Escritor comprometido, que llegó a estar preso bajo la dic-
subdesarrollo traen consigo la esperanza de la redención y dan tadura de Getúlio Vargas, Graciliano no optó sin embargo por
sentido a una lucha contra la miseria y la opresión. El progreso el realismo socialista, prefiriendo el realismo crítico a aquél. Su
material y espiritual resultarían de la victoria de la revolución lenguaje clásico, a la vez simple y sofisticado, no se puso al ser-
sobre el imperialismo. Esto se halla implícito no sólo en la li- vicio de una literatura panfletaria o popular. Algunos procesos
teratura comprometida de los 30, bajo Vargas, sino también económicos aparecen descritos en Sâo Bernardo, su novela más
en la de los 70, durante el régimen militar. equilibrada y mejor acabada, y el tema de la propiedad está
En 1946, uno de los principales críticos de la literatura presente, pero no se sitúa en el primer plano de la narrativa ni
brasileña en este siglo, Sérgio Milliet, que también participó,
como poeta, del Movimiento del 22, compartía la percepción 20
Sérgio Milliet, Diário crítico, 2ª ed, Martins-Edusp, vol III, Sâo Paulo, 1981,
de una mayor consistencia de la ficción neorrealista si se la p 76.

78 79
simplifica al personaje central. Su realismo no niega la subje- la obra antilírica de Joâo Cabral de Melo Neto constituye, no
tividad en nombre de la objetividad, lo individual en nombre obstante, una expresión neomoderna y singular, “una obra que
de lo social. se sitúa en posición de nítido antagonismo no sólo respecto
Aun cuando este realismo se basase en su existencia (“sólo de toda su generación sino, incluso, de toda la tradición de
me vuelco a exponer lo que observé y sentí”, dice en Memórias nuestra poesía”, al decir de Sérgio Buarque de Holanda22. Joâo
do cárcere, publicado en 1953), no se reduce él a lo verdade- Cabral es ingeniero y arquitecto de un lenguaje seco, conciso y
ro en el sentido de lo “acontecido”. Para Graciliano, la vero- preciso, como, por lo demás, es el de Graciliano Ramos.
similitud está por encima de la verdad. Lo que fuere descrito, En la prosa brasileña, el realismo volverá con vigor en los
aunque no fuese verdadero, debe ser plausible, posible. Y, por 70, coincidentemente bajo otro régimen autoritario y cuan-
otro lado, debe evitarse la descripción inverosímil de lo que do, como destaca Roberto Schwarz, “a pesar de la existencia
hubiere ocurrido. de una dictadura de derechas, la hegemonía cultural de la iz-
Se trata de un realismo que no transige con la realidad, que quierda era virtualmente absoluta”23. Comparado con el de los
no se detiene en la superficie ni se limita a los ritmos monótonos 30, tiene la misma connotación de una literatura de izquier-
de la vida cotidiana. Penetra en los subterráneos del alma y en las das, preocupada por la cuestión social y política del país. Pero
más bajas condiciones materiales y espirituales de los personajes, ahora es urbano.
invadiendo sus secretos y develando su condición inhumana. Tal Las novelas sustituyeron a los periódicos en aquellos años,
como lo definió Antônio Cándido en Ficçâo e confissâo21, es un divulgando noticias sobre la represión, la tortura, la degradación
“realismo desencantado” que no ve la luz al final del túnel. humana y el drama social del pueblo brasileño, que no podían
En la forma exacta, simple y directa de su escritura, en la ser discutidas en la prensa censurada. Tal como dice Davi Arri-
que el lirismo no tiene lugar, Graciliano Ramos es un minima- gucci Jr: “En la ficción de los 70 hacia aquí surgió una tendencia
lista avant la lettre. Su estilo es tan seco como el paisaje nordes- muy fuerte, un deseo muy fuerte de retornar a la literatura mi-
tino, recordando en la prosa lo que más adelante otro nordesti- mética, de hacer una literatura cercana al realismo, es decir que
no, Joâo Cabral de Melo Neto, habría de realizar en la poesía. tuviese en cuenta la verosimilitud realista. Y con el lastre muy
La comparación no es falta de propósito, ya que el movimien- fuerte del documento. Por consiguiente, dentro de la tradición
to de 1945, en cuyo núcleo surge la poesía de Joâo Cabral de general de la novela brasileña desde sus orígenes”24.
Melo Neto, se caracteriza por la reacción ante los extremos del
modernismo. En el panorama genérico de búsqueda de rigor 22
Sérgio Buarque de Holanda, “Equilíbrio e Invençâo”, publicado en Diário
formal de la llamada generación de 1945, de la cual no huye, Carioca, Río de Janeiro, 17 de agosto de 1952, en op cit, vol II, p 531.
23
Véase “Cultura e Política no Brasil, 1964-1969”, artículo publicado origina-
riamente en Temps Modernes, París.
21
Antônio Cándido, Ficçâo e confissâo. Ensaios sobre Graciliano Ramos, Ed 34, 24
Davi Arrigucci Jr, Achados e perdidos. Ensaios de crítica, Polis, Sâo Paulo,
Río de Janeiro, 1992. 1979, p 79.

80 81
Pero no toda la literatura de la época militar tiene que Retomo la punta del ovillo para decir que, más allá de ha-
ser situada bajo un mismo ítem, y no sería justo confinar a ber limpiado el terreno para el surgimiento del neorrealismo
aquel período a los mejores representantes de ese realismo de los 30 (y fue él quien me llevó a recordar la literatura de los
urbano, como el novelista Rubem Fonseca, que, al revelar el llamados años de plomo), el modernismo, principalmente por
lado violento y cruel de nuestra realidad social, es leído hoy su sesgo freudiano –surrealista o expresionista25– dejó también
con el mismo interés de hace treinta años. Otros muchos el camino abierto para el surgimiento de otra manifestación li-
escritores cuya obra producida durante la dictadura sobre- teraria, en una línea proustiana, de investigación interior: me
vive con fuerza –como Joâo António, Joâo Ubaldo Ribei- refiero a la novela intimista de Otávio de Faria (1908-1980),
ro, Antônio Callado, Antònio Torres, Ivan Ángelo, Márcio autor de los varios volúmenes de Tragedia burguesa; a Lúcio
Souza, Moacyr Scliar, Ana Maria Machado– hicieron con- Cardoso (1913-1968), autor de Crônica da casa assassinada
tribuciones formales y retrataron aspectos de la vida brasile- (1959); y a Cornélio Pena (1896-1958), que entre otros títulos
ña que van más allá de un contexto político o documental. publicó A menina morta en 1954. Todos ellos practicaron un
Por ejemplo, Antônio Callado (1917-1997) logró la difícil tipo de espiritualismo literario cuya contrapartida, en poesía,
conciliación entre realismo y alegoría. Joâo António (1937- fue seriamente representada por Jorge de Lima (1895-1953).
1996) describió con riqueza de detalles el comportamiento Fueron también narradores introspectivos, entre otros, Ciro
de los marginales de la gran ciudad y trasladó al texto litera- dos Anjos, cuya obra maestra O amanuense Delmiro, de 1937,
rio su lenguaje con estilo elegante. Otros fueron excepción es una novela de educación sentimental; el gaúcho Dionélio
a la tendencia del realismo urbano, como en el caso de Né- Machado, que publicó Os ratos en 1936; así como, en una lí-
lida Piñón con su vertiente mítica y barroca; o hacen una nea lírico-sentimental, Aníbal Machado (1894-1964), autor de
literatura quizá ya más cercana a la sensibilidad de las déca- Joâo Ternura (1965)26. Muchos otros podrían ser citados aún
das siguientes, como Silviano Santiago. Raduan Nassar es en la línea introspectiva, pero bastará con decir que se trata de
un caso aparte; su novela Lavoura arcaica fue publicada en una vertiente que, aun cuando transformada –y dado que la
1975, y Um copo de cólera (escrita en 1970), en 1978, una prosa neorrealista pierde aliento en los 50 y 60–, seguirá viva
nouvelle de ochenta y pocas páginas que tal vez revele mejor en nuestra ficción. Todavía hoy se halla representada en la li-
el período de la dictadura militar que algunas de las novelas teratura brasileña por la obra de autores muy diferentes entre
que procuraron retratarlo de manera explícita. Sus relatos sí como el mineiro Autran Dourado (1926-), con sus novelas
simples alcanzan una rara densidad, con pasajes que tienen
la señal de lo sublime. El lenguaje es límpido y rico, cuya
intensidad, incluso cuando se muestra hiperbólico, jamás
25
Cf Alfredo Bosi, op cit, p 434.
26
Existe edición argentina de Joâo Ternura, de Aníbal Machado, publicada por
parece excesivo, y guarda armonía con el perfecto dominio Editorial Proyección en 1967, Buenos Aires, y con traducción de René Palacios
de los climas y los ritmos. More. [NT]

82 83
de construcción artesanal, entre ellas Os sinos da agonía (1974) de construcción de su futuro mediante la conquista de sus es-
y Ópera dos mortos (1967); la paulista Lígia Fagundes Telles pacios vacíos.
(1923-), una fiel observadora de lo cotidiano y del alma huma- La literatura brasileña da respuestas formales y técnicas a
na, autora, entre otros títulos, de As meninas, de 1973; y sobre esta nueva realidad: es arrojada, explora nuevos territorios y
todo el paranaense Dalton Trevisan (1925-), autor, entre otros gana un poder universalizador quizá inédito. Ya en los 40,
libros, de Cemitério dos elefantes (1962) y O vampiro de Curiti- Buarque de Holanda previó la necesidad de superación de “la
ba (1965), que dibuja a sus personajes con pinceladas rápidas novela documento sociológico”.
y certeras, con un lenguaje vivo y coloquial, mientras trae a la “El considerable prestigio de la novela estrictamente re-
superficie intimidades, antes insondables, de la mente. gional, de la novela que deleita al modo de un reportaje sen-
Estos dos desdoblamientos del modernismo, el neorrea- sacionalista, fue tal vez el hecho predominante en nuestra
lista y el introspectivo, desembocaron, no como prolonga- literatura en el último decenio. No sé si nos hallamos en
ción natural sino mediante la ruptura o la superación, en un vísperas de asistir a un correspondiente descrédito del géne-
gran salto adelante, en dos expresiones de notable magni- ro, pero no me sorprendería si así sucediese. Los dramas y
tud que son para el siglo XX literario brasileño lo que fue la paisajes que nos proporcionan tales novelas sirven para satis-
obra de Machado de Assis para el XIX: el supra-regionalismo facer cierto gusto por lo exótico y lo fantástico, en el fondo
(la definición es de Antônio Cándido) de Guimarâes Rosa y inseparable del placer que tiene que ofrecer cualquier novela,
la ficción supra-personal27 de Clarice Lispector. pero que puede fatigar con su insistente reiteración. Hay en
En razón de la continuidad de trabajo de estos dos narrado- esos paisajes y en esos dramas una suficiente dosis de fanta-
res y, en poesía, de la obra de Joâo Cabral de Melo Neto, tanto sía como para dispensar y suplir cualquier posible artificio.
como del surgimiento del concretismo, se podría definir a la Ellos permiten al autor mayor economía de medios y dejan
década de los 50 como un período de vanguardia y experimen- al cabo una impresión muchas veces ilusoria de su capacidad
tación formalmente más elaboradas que las del modernismo. creadora. Constituye un problema preocupante el saber hasta
Principalmente con el Gobierno Kubitschek, en la segunda qué punto varios de esos escritores regionalistas saldrían bien
mitad de la década comienza a dominar nuestro espacio men- parados si se los situase delante de temas menos sugerentes
tal el tema del desarrollo. Al mismo tiempo, Brasil recibe el para la imaginación del lector, y que exigiesen más ingenio
influjo de nuevas tecnologías e intensifica su industrialización y arte. No hay duda de que algunos soportarían la prueba.
con inversiones extranjeras, especialmente en el sector auto- Pienso en José Lins do Rego, por ejemplo. Y sobre todo en
movilístico. Pasa por una fase de creencia en su capacidad de Graciliano Ramos y Rachel de Queiroz”28.
modernización y, con el proyecto de la nueva capital, Brasilia,
28
Sérgio Buarque de Holanda, “Notas Sobre o Romance”, publicado en Diário
27
La expresión es de Alfredo Bosi, op cit, p 476. de Notícias, Río de Janeiro, 16 de febrero de 1941, en op cit, vol I, p 321.

84 85
Antes de comentar la verdadera revolución emprendida en En el contexto del soplo nuevo que recibe la literatura bra-
ficción por Guimarâes Rosa y Clarice Lispector, cuyo impacto sileña en los 40 y 50, cabría aún efectuar un paréntesis para
no se debilitó con el paso del tiempo, mencionaré brevemente referirme al teatro de Nelson Rodrigues, que consigue fundir
la experimentación en el campo de la poesía, que, aun cuan- magistralmente aquellas dos características citadas: el realismo
do abandonada después incluso por su principal protagonista, volcado al ámbito (en este caso, urbano) y el de penetración
Haroldo de Campos, tuvo notable expresión en la cultura bra- psicológica. “Es sabido que Oswald de Andrade –dice el crítico
sileña, además de proyección internacional. Me refiero al mo- teatral Sábato Magaldi– había realizado años atrás una aventura
vimiento concretista. Existe una percepción simultánea, a nivel bajo ciertos aspectos todavía más osada, pero que la estrechez
internacional, del impacto de las nuevas tecnologías, y la poesía mental de nuestro público y de nuestras costumbres confinó
va a explorar la relación con la publicidad y con los medios de al libro. Nelson siempre negó haber conocido O rei da vela, O
comunicación. Especialistas como Marjorie Perloff y Rosemarie homem e o cavalo y A morta, [piezas] escritas y publicadas entre
Waldrop comentan en paralelo a los poetas brasileños y los de 1933 y 1937… Cuando asistió a O rei da vela, estrenada por
otras nacionalidades, como si no hubiese en este caso justamen- el Teatro Oficina en 1967, en el admirable montaje de José
te poesías nacionales, a pesar de reconocerse especificidades de Celso Martínez Corrêa, Nelson ya estaba totalmente formado
poetas o grupos. En relación con esta corriente, hay un reco- y sólo podría haber recibido con reservas la virulencia política
nocimiento internacional de la primacía de los brasileños, pero de Oswald, cuyo Abelardo, por otra parte, guarda parentesco
específicamente del Grupo Noigandres, de 1953, tanto como la fácilmente asimilable con varios representantes rodriguianos de
del suizo-boliviano Eugen Gomringer, que difundió su trabajo las clases acomodadas”29. Hay que añadir algunas características
desde Alemania. El concretismo pone los nuevos recursos tec- definidoras del estilo del autor, ya en su primera pieza, A mulher
nológicos al servicio de una poesía atomizada sobre la superficie sem pecado, que subió a escena en diciembre de 1942, año en
gráfica y visual, así como postula una ruptura con la narrativa y el que coincidentemente se desencadena el proceso político de
la desaparición del “yo”. El movimiento, que inicialmente con- oposición liberal a la dictadura de Vargas: la audacia psicoló-
taba con la participación del poeta Ferreira Gullar (que se sumó gica, el procedimiento obsesivo del protagonista, la morbidez,
al lanzamiento del neoconcretismo y más tarde siguió un cami- la ironía feroz y la búsqueda formal30. Con su segunda obra, O
no propio, que lo llevó a ocupar un lugar destacado en la poesía vestido de noiva, de 1943, Nelson Rodrigues obtendrá recono-
brasileña de la segunda mitad del siglo) y que abarcó el trabajo cimiento crítico y consagración por parte del público. El poeta
de otros poetas que luego se distanciaron del movimiento, como Manuel Bandeira vio en él, al mismo tiempo, “fuerza realista y
José Paulo Paes, tuvo como líderes y más fieles representantes a
Haroldo de Campos (1929-2003), a su hermano Augusto de 29
Sábato Magaldi, “A Peça que a Vida Prega”, prefacio a Nelson Rodrigues. Teatro
Campos y a Décio Pignatari. Estos tres poetas desempeñaron completo, Ed Nova Aguilar, Río de Janeiro, 1993, pp 16-17.
también un importante papel en la crítica y en la traducción. 30
Ídem, ibídem, pp 13-14 y 17.

86 87
poética”, reconociendo que había alcanzado ya en su segundo las otras artes modernas, y Nelson Rodrigues representaba para
intento “la altura de la obra maestra”31. Pero fue sobre todo en la platea lo que trajeron Villa-Lobos a la música, Portinari a la
Álbum de família, de 1945, donde Nelson Rodrigues mostró el pintura, Niemeyer a la arquitectura y Carlos Drummond de
alcance de su trabajo y la dimensión de la revolución técnica, Andrade a la poesía”34.
formal y temática que emprendía en el teatro brasileño. Cuan- Pero la mayor revolución estética en las letras brasileñas,
do esta pieza fue publicada en libro, en 1946, Sérgio Milliet ex- durante los 40 y 50, será emprendida por Guimarâes Rosa
plicaba del siguiente modo lo que, mutatis mutandi, sea quizá y Clarice Lispector. Él es al neorrealismo regionalista lo que
el rasgo distintivo de todo el teatro de Nelson Rodrigues: “Hay Euclides da Cunha fue para el realismo naturalista que lo pre-
dos maneras de enfrentarse a la obra: una, como drama realista, cedió. Es decir, añade un elemento barroco, una dimensión
como tragedia de la fatalidad de un castigo que destruye bajo mística e irracional, y algo complejo y excesivo en el propio
la cólera de Dios a toda una familia expiadora de un misterioso lenguaje. Minas Gerais y el sertón son menos una realidad
pecado ancestral; otra, como la reproducción fiel y cruda de las geográfica que una realidad mítica, al establecer los paráme-
luchas que se producen en el subconsciente y que tienen sus raí- tros para el lenguaje de los personajes y las descripciones del
ces profundas en la represión impuesta a nuestros instintos des- paisaje. Esto explica que nuestros mejores críticos de la obra
de que la sociedad necesitó la disciplina familiar, la ética, para de Guimarâes Rosa (1908-1967) se hayan dedicado en gran
sobrevivir”32. Dice Magaldi que con esta pieza de elaboración parte a la interpretación de la dimensión del mito en su obra,
formal compleja y cuyo eje dramático pasa por el incesto (“una como lo hace por ejemplo Walnice Nogueira Galvâo en Formas
de las obras más osadas y ambiciosas de Nelson Rodrigues”), do falso y en Mitológica rosiana. Guimarâes Rosa no se limita
“el dramaturgo ingresa en el territorio mítico. Después del sub- a una reproducción realista del habla del sertón de Minas. Su
consciente cabía penetrar en el inconsciente primitivo”33. En búsqueda y experimentación lingüística lo llevan a elaborar un
suma, Nelson Rodrigues elabora un tipo de realismo urbano lenguaje literario altamente creativo, frecuentemente compara-
de clase media, reuniendo la descripción del ámbito con la pe- do al de James Joyce y que no se reduce al de ninguna región
netración psicológica de los personajes, el pesimismo y la recu- en particular, a no ser a aquel sertón que se halla por doquier,
rrencia a imágenes crueles y grotescas. Afirma Sábato Magaldi y que es el sertón de su propia literatura.
que “el teatro, como espectáculo, se universalizaba al modo de Sería incluso inadecuado considerar a su literatura como
regionalista. Lo que sí existe en su obra es el “supra-regionalis-
31
Véase los dos artículos con el título “Vestido de Noiva”, el primero en A mo”, en el que se destaca “la universalidad de la región” (estas
Manhâ, 6 de febrero de 1943; el segundo en O Cruzeiro, 10 de junio de 1944. En expresiones son de Antônio Cándido), o el “regionalismo cós-
Teatro completo, op cit, pp 180-183. mico”, al decir de Davi Arrigucci Jr.
32
Sérgio Milliet, “Álbum de Familia”, en op cit, vol III, p 118. También repro-
ducido en Teatro completo, op cit, p 208.
33
Sábato Magaldi, op cit, p 22. 34
Ídem, ibídem, p 22.

88 89
Cuando Guimarâes Rosa se estrenó con el libro de relatos propiedad a Antônio Cándido cuando éste afirmaba que la
Sagarana, Sérgio Milliet reconoció de inmediato, en texto de lenga empleada “parece haber alcanzado el ideal de la expre-
mayo de 1946, la importancia del autor, “capaz de una gran sión literario-regionalista”: “Desearía que Antônio Cándido…
obra”, pero, comparándolo con Graciliano Ramos, creía que nos dijese… en qué se mantiene asociada todavía a lo regional
le faltaba “una participación más íntima” en la vida de sus per- esa lengua erudita y admirablemente artística de Guimarâes
sonajes ya que “su lucidez excesiva” generaba “cierta frialdad Rosa”38. El cuestionamiento es pertinente porque, de hecho,
en la narrativa”: “Ocurre que leí Sagarana después de haberme más que un lenguaje regional, Guimarâes Rosa crea, con ex-
conmovido intensamente con los relatos de Graciliano Ramos, presiones multirregionales y multilingüísticas, eruditas y po-
y sin duda mis observaciones se resintieron ante una compa- pulares, arcaicas y con neologismos, un armonioso quilt cuya
ración inevitable. Es que, al contrario de Guimarâes Rosa, el marca es inconfundiblemente suya. Es un Villa-Lobos de la
nordestino Graciliano, que escribe con sobriedad y propiedad literatura, que utiliza diversas fuentes del lenguaje popular y
sumamente raras, apunta a lo humano por sobre todo, y muy del paisaje regional para componer una pieza armónica y ori-
poca es la atención que otorga a lo pintoresco. Por ello mis- ginal, aun cuando no fuese sólo esto lo que Sérgio Milliet tu-
mo, su originalidad es intrínseca y no sólo exterior. Y, en él, viese presente al afirmar: “En cuanto a la lengua, que Antônio
la presencia de la vida resulta profunda”35. Y más adelante, en Cándido señala como ideal, veo en ella hermosuras de ritmo y
relación con Sagarana: “Desearía que el sertón llegase a noso- vocabulario incomparables, cierto preciosismo sintáctico casi
tros con más crudeza en su desolación, menos ‘artista’, menos siempre logrado pero algo cansador… Un rebuscamiento, una
literario, y también menos anecdótico. Que el autor hubiese profusión barroca que aturden a veces pero que no penetran
arrancado de él la tragedia humana y no el espectáculo”36. más allá de nuestra inteligencia. El estilo de Guimarâes Rosa
Meses más tarde, cuando leyó la crítica de Antônio Cán- me parece uno de esos ricos vestidos de una época ya pasada
dido a Sagarana, adoptando ya el punto de vista mencionado que escondían a las miradas más curiosas las verdaderas formas
más arriba según el cual Guimarâes Rosa trascendía lo regional del cuerpo… Incluso aquí, con todo, considero que la solución
y que “Sagarana nació universal por el alcance y la cohesión de Guimarâes Rosa es útil. Andamos desnudando demasiado
de factura”, dudó de ello por sentir en el autor mineiro “una la forma literaria con el ansia loable de mostrar un cuerpo des-
incapacidad de interesar al lector no brasileño”37. nudo, y comprobamos al finalizar la experiencia que el desnu-
Si a esta altura las traducciones y el interés de un deter- do integral no perturba los sentidos de nadie”39.
minado lector extranjero lo desmintiesen, cuestionaba con Reténgase de esta observación (efectuada muchos años an-
tes de que Guimarâes Rosa hubiese publicado una de las obras
35
Sérgio Milliet, op cit, vol III, p 75.
36
Ídem, ibídem, p 76. 38
Ídem, ibídem, p 113.
37
Ídem, ibídem, p 114. 39
Ídem, ibídem, p 114.

90 91
maestras de la literatura universal del siglo XX, la novela Gran- en Guimarâes Rosa distintas palabras pueden decir la misma
de sertâo, veredas, de 1956) la percepción correcta de que la cosa, mostrando por ejemplo palabras del tupi añadidas a su
literatura brasileña ha oscilado entre estos dos polos: de los traducción al portugués, o palabras de significados cercanos
ricos vestidos al cuerpo desnudo. Pero por cierto que no es en que se unen para crear efectos estéticos o enfáticos, en Clarice
el extremo del barroco pintoresco donde se sitúa Guimarâes se produce con mayor frecuencia un proceso opuesto: la mis-
Rosa, así como no es en el polo del realismo más crudo donde ma palabra es la que va cambiando de sentido, algo que Sérgio
se encuentra Graciliano Ramos, dos de nuestros tres mayores Milliet ya había observado y no criticaba porque, a su enten-
prosistas del siglo. der, revelaba “poder inventivo” y señalaba “una riqueza de rara
La tercera es Clarice Lispector (1925-1977). Nacida en interpretación”41.
Ucrania, pasó su infancia, hasta los 12 años, en Recife, adon- En Guimarâes Rosa, la poesía se halla en los ritmos, en las
de llegó con sus padres inmigrantes cuando apenas tenía dos rimas internas, en las onomatopeyas, en las aliteraciones, en el
meses. Aun cuando en muchos aspectos su literatura contrasta aspecto formal del texto y, también, en la creación de significa-
con la de Guimarâes Rosa, tiene en común con la de él la ex- dos mediante la unión inusitada de palabras. La de Clarice, en
perimentación del lenguaje, la eliminación de la frontera entre el vértigo de sentido y “en el movimiento circular de la palabra
la prosa y la poesía, una dimensión mística y metafísica, tanto al silencio y del silencio a la palabra”42, mientras sus textos van
como características barrocas. El barroco de uno es, sin em- develando un territorio en dirección a la nada o, dado el caso,
bargo, diametralmente opuesto al del otro: en Guimarâes Rosa al reinicio. En el límite, la autora no describe, no narra, no
hay creación de vocabulario, exuberancia lingüística, muchos emplea las palabras para representar o expresar hechos o ideas:
relatos entrelazados; en Clarice hay economía de palabras y au- “Lo que viene a la superficie viene ya con o a través de palabras
sencia de narrativa, presentándose la aproximación al barroco o no existe [porque] no consigo relatar una idea, no sé vestir
sobre todo mediante la reiteración, que realza un significado una idea con palabras”, acorde leemos en su libro de relatos y
cada vez más esquivo a medida que se intenta explicitarlo, tal crónicas A Legiâo Estrangeira, de 1964.
como lo destaca Benedito Nunes40, autor de O drama da lin- La introspección de Clarice Lispector no apunta a la ex-
guagem, referencia obligatoria en la interpretación de la obra plicación psicológica de los personajes, sino que se concentra
de la autora. Cuando salió la segunda novela de Clarice Lis- en la búsqueda metafísica del ser. Por ejemplo, el tema de la
pector, O lustre, en 1946 (Perto do coraçâo selvagem había sido identidad atraviesa su novela A paixâo segundo G.H. (1964),
publicada en 1944), Sérgio Milliet ya destacaba la reiteración que trata del viaje de un yo a un no-yo. Dice Alfredo Bosi que
de las palabras e imágenes como un rasgo de su estilo, aun “hay en la génesis de sus relatos y novelas tal exacerbación del
cuando viese en eso “un peligro de emboscada”. Mientras que
41
Sérgio Milliet, op cit, vol III, pp 41-42.
40
Benedito Nunes, O drama da linguagem, Ed Ática, 1989, p 138. 42
Benedito Nunes, op cit, p 135.

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momento interior que, a determinada altura de su itinerario, totalmente”44. Incluso cuando el tema es la nordestina Macabéa
la propia subjetividad entra en crisis” y “el sujeto sólo ‘se salva’ –de la novela A hora da estrela, que sería una versión del regio-
aceptando el objeto como tal”43. Entre los que siguieron un nalismo–, lo que más interesa es su trabajo con el lenguaje y el
camino semejante –aun cuando independiente– de introspec- delicado tratamiento del personaje central.
ción no propiamente psicológica en la que se halla presente Como conclusión, deseo retomar una idea presente en el
una tensión metafísica y de experimentación formal, tanto en comienzo de este ensayo, cuando afirmaba que la novela bra-
el empleo de las palabras como en la estructura narrativa, se sileña forma parte de la tradición de la novela moderna. En
destaca Osman Lins (1924-1978), autor entre otras de la no- este sentido, Machado de Assis, Graciliano Ramos, Guimarâes
vela O visitante (1955), de los relatos de Nove novena (1966) y Rosa, Clarice Lispector y otros muchos escritores brasileños
de la innovadora novela Avalovara. pueden ser estudiados en un contexto supra-nacional, situados
En Clarice Lispector, la investigación de lenguaje se efectúa lado a lado junto a autores no brasileños.
mediante un vocabulario simple y directo y sin experimenta- Sucede que la tradición de la novela moderna, inaugurada
ciones a nivel de la sintaxis y la estructura de la frase. Es ilus- en el Renacimiento, está siendo cuestionada por los que creen
trativo del proceder de la autora, por ejemplo –y no sólo para que el propio mundo moderno está llegando a su fin.
caracterizar mejor al personaje central, Macabéa, de A hora da En la medida en que la crítica avanza en dirección a nuevos
estrela (1977)–, que el narrador de esa su última novela afirme: campos de interés, las obras de autores como Machado de As-
“Pretendo, como ya lo insinué, escribir de modo cada vez más sis y Clarice Lispector avanzan con ella. Es innegable que las
simple. Por otra parte, el material de que dispongo es parco y grandes perspectivas del pasado, los temas épicos y las novelas
simple por demás. […] Resulta claro que, al igual que todo es- de formación han cedido espacio a una percepción parcial de la
critor, siento la tentación de utilizar términos suculentos: co- realidad, a los temas étnicos o de género, a asuntos específicos
nozco adjetivos esplendorosos, carnosos sustantivos y verbos tan de la vida cotidiana y al fragmento.
aguzados que atraviesan raudos el aire en el proceso de su acción, Pues bien, ¿no es el Machado de Assis de Memórias póstu-
ya que la palabra es acción, ¿estás de acuerdo? Pero no voy a or- mas de Brás Cubas el autor experimental de la novela fragmen-
namentar la palabra…”. Para Clarice Lispector, las palabras, en tada? ¿No creó él al narrador escéptico, que descree del evolu-
verdad, son precarias e insuficientes, incapaces de representar la cionismo y del cientificismo? Sin caer en el misticismo ni en
cosa, se suceden en la huella de lo indecible y de lo que no es el irracionalismo, ¿no introdujo en su texto una problemática
posible narrar. Hay un fragmento de su libro A Legiâo Extrangei- de la razón?
ra, referido a “la humildad como técnica”, que “es lo siguiente:
sólo si uno se aproxima con humildad a la cosa, ésta no se escapa 44
Benedito Nunes llama especialmente la atención acerca de este fragmento.
Benedito Nunes, op cit, p 147. Véase A Legiâo Extrangeira, Ed do Autor, Río de
43
Alfredo Bosi, op cit, p 479. Janeiro, 1964, p 144.

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En cuanto a Clarice Lispector, y más fuera de Brasil que sobrevivir y enriquecerse al asimilar la contribución ajena. Bra-
en el propio Brasil, ha interesado por ejemplo a los estudiosos sil podría, en suma, ser no sólo objeto, sino también un polo
de cuestiones de género, como a la francesa Hélène Cixous, de la globalización.
pues aun cuando su literatura no contenga propuestas polí- Pero hay también quien asume todavía una orgullosa acti-
ticas directas respecto de la cuestión de la mujer o de cual- tud defensiva por miedo a la pérdida de una identidad nacio-
quiera otra, ella se basa en la búsqueda de una verdad en re- nal, basado en la percepción de la fragilidad económico-finan-
lación consigo misma como ser humano y como mujer. En ciera y tecnológica de Brasil.
este sentido, es inevitable que refleje también su existencia La posición que le corresponde a la realidad de un país ma-
como mujer en Brasil. duro y desacomplejado no es ni la de la exaltación de las virtu-
Enfoques aparentemente estrechos no se hallan en contra- des nacionales ni la del resentimiento de un país colonizado.
dicción con el actual proceso de globalización. De hecho, este Ni la confianza ciega ni el miedo son buenos consejeros.
proceso requiere identidades locales como sustancia o mercan- Apertura al mundo significa oír y enunciar; importar pero
cía de intercambio y de comunicación mundiales. En el ámbi- también exportar cultura, lo que presupone la existencia del
to de esta perspectiva, la cuestión de la relación entre lo local producto cultural local. ¿Pero cómo caracterizar a este produc-
y lo universal adquiere nuevos matices. to? Son brasileños la azada y la computadora, la mercería y la
Con la discusión sobre la globalización económica, ha re- multinacional, las técnicas indígenas y la más reciente tecno-
cobrado interés el tema de la identidad cultural. En el con- logía, la miseria y la riqueza, el pasado colonial y también la
texto de esta globalización, así como del multiculturalismo, invención, la creación, el futuro, la multiplicidad de tradicio-
es donde se reaviva el debate sobre las formas de asimilación nes y de etnias, la apertura al extranjero. La identidad brasileña
y de superación de las influencias alienígenas en la cultura na- no se halla sólo en las tradiciones, en una supuesta brasileidad
cional y sobre la caracterización de lo genuinamente brasileño a priori, en lo regional y en lo local. Se halla, también, en un
en las producciones artísticas, inclusive las literarias (cuestión actuar y en un expresarse en el mundo, en el sistema de valores
que discutiré con mayor detalle en el apartado siguiente, An- y de creencias que impulsan el proceso endógeno de moder-
tropofagia ayer y hoy). Por consiguiente, parecería persistir el nización, en el territorio de la creación, en el cual se mueve la
compromiso de la literatura de Brasil (y de América latina) literatura brasileña contemporánea y se forjan percepciones de
con la vida nacional, una característica subrayada por Antônio interés universal.
Cándido en el prefacio a la segunda edición de Formaçâo da Machado de Assis ha contribuido a una larga tradición
literatura brasileira. brasileña de literatura urbana que supo evitar lo descriptivo
Para los nuevos seguidores de la concepción modernista, se- y lo pintoresco. Aplicó un enfoque equilibrado y abierto a
ría posible abrirse e incluso así lograr que predomine su iden- la cuestión de la nacionalidad y de la relación entre la cultu-
tidad. La cultura brasileña es suficientemente vigorosa para ra local y los principales centros culturales. A este respecto,

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es un precursor del modernismo sin el optimismo y la con- brasileña, como las grandes literaturas, no se cierra sobre sí
fianza excesiva de los modernistas. No idealizaba la cultura misma sino que supone una rica contribución a la humanidad.
local. Por otro lado, valoraba la originalidad y la creación, y
criticaba lo que fuese mera copia. La propia obra de Macha-
do –inspirada en parte en Laurence Sterne y Xavier de Mais- Antropofagia ayer y hoy. Consideraciones
tre– demuestra cómo la tradición y la contribución extranjera acerca de la ideología de una metáfora
pueden hallarse al servicio de expresiones artísticas locales e
innovadoras. Hoy día carecería de sentido procurar resucitar lo que el Ma-
Machado no idealizó a Brasil ni a Europa. No existe un nifesto Antropófago, de Oswald de Andrade, enterró. Cabría, sí,
Brasil a priori en su obra, que al mismo tiempo resulta uni- analizar sus limitaciones y actualizar su crítica.
versal y muy brasileña. En otras palabras, estableció un ejem- En cuanto a sus limitaciones, el propio modernismo se ins-
plo de apertura y universalidad que caracteriza a mucho de titucionalizó o se transformó en un canon estético, perdien-
la cultura brasileña. No hay referente más significativo para do su poder crítico y revolucionario. Envejecieron la idea de
un escritor brasileño que la obra de Machado de Assis: ésta manifiesto y la metáfora militar de vanguardia, ya que la van-
apunta a caminos de creación y de libertad que habrán ayu- guardia que se pretenda tal, con la ilusión de poder situarse
dado, a cada generación, a huir del provincianismo. No dudo al frente de su propio tiempo, con frecuencia sólo copia un
al afirmar que ningún otro escritor podría representar mejor pasado con antigüedad de muchas décadas. El propio dilema
a Brasil, y que algunos de sus libros deberían ser incluidos nacional/cosmopolita es provinciano. La necesidad de afirma-
entre las más altas expresiones de la literatura mundial. ción nacional e independentista o de aspiración cosmopolita
Juntamente con la de Machado de Assis, la obra de Clari- denota ya una condición periférica y marginal.
ce Lispector –sin lo pintoresco, sin el color local, con su sim- Después de todo, el Manifesto era demasiado optimista en
plicidad en la estructuración de la frase y en la selección del cuanto a la capacidad de asimilación del estómago nacional. El
vocabulario– quizá sea la más universal de la literatura bra- verdadero antropófago será siempre aquel con más poder, dada
sileña. Sus temas son, ciertamente, más amplios que Brasil, su mayor capacidad económica y técnica de absorción y, sobre
pues poseen la vastedad del alma humana. No se lee a Clarice todo, de exportación cultural. En la selva global, las asimilacio-
Lispector como brasileña, como por cierto no se lee a Borges nes culturales son recíprocas y también asimétricas, ya que la
como argentino, a Proust como francés, a Kafka como checo, desigualdad de poder es real. Para hacer frente a esta desigual-
a Katherine Mansfield como neozelandesa, a Virginia Woolf dad, no basta con tener la ilusión de que la escena es dirigida a
como inglesa. Por lo demás, ya fue comparada a estos tres úl- partir de aquí, idealizando la capacidad del estómago nacional.
timos autores, a pesar de que de ninguno de ellos haya reci- Pero, por otro lado, no es mejor, en una actitud antimo-
bido influencia directa. Con obras como la suya, la literatura dernista, hacer huelga de hambre, cerrándose culturalmente

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con la ilusión de preservar la originalidad local. En este último En el “Prefácio Interessantíssimo” a Paulicéia desvairada,
caso, los riesgos son mayores: la asimilación local de la influen- Mário de Andrade habría de decir, ya en 1922: “¿No tengo su-
cia alienígena sigue existiendo, sólo que con peor calidad; y se ficientes fuerzas como para universalizarme? Paciencia. Con el
reproduce localmente una cultura protegida, confinada a un diferente laúd que he construido, me alejo por esta selva salvaje
espacio como de museo, artificial por consiguiente, y que no de la ciudad. Como el hombre primitivo, en un principio can-
puede ser recreada libremente. taré solo.” Y con el siguiente verso completa su poema O trova-
Con todo, y a pesar de sus limitaciones, hoy día es posible dor, incluido en aquella obra: “soy un tupí tañendo un laúd”.
recuperar el espíritu original del modernismo y de su metáfora Sea como fuere, esta imagen no es suficiente para represen-
antropófaga para criticar no sólo el globalismo alienado, sino tar la radicalidad de la propuesta antropófaga, pues no se trata
también el multiculturalismo relativista, tal como espero poder de decir solamente que somos una mezcla de culturas, ni una
demostrar a partir de una interpretación –por cierto que no la conjugación entre lo primitivo y lo civilizado. Nuestra apertura
única posible ya que el Manifesto no posee un cuerpo coheren- se efectúa mediante buenos dientes y un gran estómago. So-
te de ideas– sobre la ideología de esta metáfora. mos capaces de devorar al otro y, con ello, de regenerar nuestro
La antropofagia está obcecada con el tema de la identidad propio tejido, produciendo lo nuevo. La démarche antropófa-
cultural nacional a partir de un “nosotros” cuyas fronteras son ga es radical: “Tupi or not tupi, that is the question”, afirma
nacionales y multiétnicas, la primera persona del plural sujeto Oswald en el Manifesto.
y objeto de todo el Manifesto. Al procurar contestar al interro- Así pues, existe una inserción infra-antropofágica y verti-
gante básico sobre “lo que somos” o “lo que nos une”, la me- cal sobre Brasil, facilitada por los viajes de los modernistas a
táfora antropófaga señala que lo que nos une es el otro, es el Europa y a Minas Gerais. “Si algo traje de mis viajes a la Eu-
hecho de que ese otro exista, de que tendríamos interés en él y ropa de entreguerras fue el propio Brasil”, comentaría Oswald
sobre todo el de que queremos devorarlo. Ya en su comienzo, más tarde.
el Manifesto deja bien en claro que: “Sólo la antropofagia nos El énfasis en el primitivismo, típico de las vanguardias de
une. Socialmente. Económicamente. Filosóficamente.” Y aña- la época –presente, por ejemplo, en el cubismo y el surrealis-
de: “Sólo me interesa lo que no es mío.” mo–, no significa sin embargo, a mi entender, una opción por
Por consiguiente, se concluye en que la cultura brasileña no lo primitivo contra lo civilizado. Libre para ver por vez primera
es insular ni está volcada únicamente hacia sus raíces, hacia el y partir de otra historia, la antropofagia parece querer fundar,
suelo nacional, como la lectura superficial de otros pasajes del sobre sus propias bases, una nueva civilización. Para construir
Manifesto podrían dar a entender; ni, por otro lado, se inserta esta civilización, “lo que se presenta no es una sublimación del
de manera secundaria o subordinada en una civilización uni- instinto sexual”, como en Freud. “Es la escala termométrica
versal centrada en Europa. Está no sólo abierta al otro, sino del instinto antropófago. De carnal, se vuelve electivo y crea la
preparada para devorarlo. amistad. Afectivo, el amor. Especulativo, la ciencia.”

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Si bien son patentes las semejanzas entre ciertas ideas del 27 de marzo de 1931, que “queremos la revolución nacional
Manifesto y las de Breton (recuperación del primitivismo) y como etapa de la armonía planetaria que nos promete la era
de Freud, también se inspira en Marx, sobre todo al postular de la máquina”. Revelaba ahí su admiración por los progresos
la fundación de una nueva sociedad mediante la revolución. técnicos y materiales tanto de Rusia como de Estados Unidos.
Afirma que Brasil ya tuvo una sociedad sin clases, en la que “Queremos la revolución técnica y, por consiguiente, la efica-
había una propiedad común del suelo y en la que predomi- cia estadounidense.” Por el contrario, “de un país que posee la
naba el matriarcado. El descubrimiento de Brasil por parte de mayor reserva de hierro y el más elevado potencial hidráulico
los portugueses es lo que va a dar fin a esta situación. Dice tex- [léase: con gran posibilidad de fabricar acero], hicieron un país
tualmente: “Ya contábamos con el comunismo… La edad de de postrecito. Café, azúcar, tabaco, bananas”.
oro… Teníamos política, que es la ciencia de la distribución. La idea de la asimilación de la técnica por parte del pri-
Y un sistema social-planetario.” En el quinto número de la Re- mitivismo subvierte determinada ideología témporoespacial
vista de Antropofagia, Oswald de Andrade habrá de proponer: presente, consciente o inconscientemente , implícita o explíci-
“Hay que festejar el 11 de octubre, el último día de la América tamente, en gran parte del pensamiento político, económico,
libre, pura, descolombizada, encantada y bravía.” La Revolu- social y en la historiografía producida en Brasil. Se concibe
ción caribe propuesta por el Manifesto apunta a restablecer, en- en esta ideología, en primer lugar, la inserción de Brasil en
tre otras cosas, el matriarcado de Pindorama, “país de las pal- una escala de espacio y de tiempo mediante la cual se pue-
meras”, que era como se llamaba Brasil en lengua nheengatu. de pensar el atraso y la modernización (lo que con frecuencia
El Manifesto expresa simultáneamente una utopía de retor- significa una actualización, un traer hacia el presente, hacia la
no al pasado, pues “antes de que los portugueses descubriesen contemporaneidad). De ahí se puede pasar a la idea de que,
Brasil, Brasil había descubierto la felicidad”, y de súbito hacia tratándose de una invención ajena, Brasil todavía no existe o
el futuro, mediante el dominio de la ciencia y de la técnica. está alienado de sí mismo, al mismo tiempo en que el retrato
De hecho, la revolución que propone se vuelve también hacia del futuro que desea construir o evitar, existe en el presente de
la modernización, y ésta no existe sin las conquistas de la cien- modelos que todavía no le pertenecen. En segundo lugar, en la
cia y la técnica y sin el progreso material. “El establecimiento escala temporal que mide la modernización y el atraso, Brasil
del progreso por medio de catálogos y aparatos de televisión. es planteado como el futuro del mundo o como país que sólo
Sólo la maquinaria. Y los dadores de sangre”, afirma, haciendo está intentando repetir, aún sin éxito, el pasado ajeno, como
eco a ideas ya pregonadas, en 1924, por el Manifesto da Poesia si se hallase en una huella del tiempo, separándose de su pro-
Pau-Brasil, cuando afirmaba: “Apenas si brasileños de nuestra pio pasado, al mismo tiempo en que va siguiendo el curso de
época. Lo necesario de química, de mecánica, de economía y países o regiones del mundo que se hallan en la misma huella,
de balística. Todo digerido.” Y dirá luego Oswald de Andrade, sólo que muchos años por delante. Tanto en la idea de la rup-
en “Ordem e Progresso”, publicado en O homem do povo I, de tura definitiva con la tradición –la idea de la revolución– como

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en la de rescate de la verdadera tradición, existe la imagen de en el siglo XIX e inicios del XX, y que, en poesía, se expresaba
un tiempo uniforme y se concibe una especie de espíritu del a través del parnasianismo. Rechaza la idea de un avance de la
pasado, inmutable e indivisible. civilización sobre la barbarie, basada en la superioridad de los
Aparecerían al mismo tiempo, insertos en las concepciones valores occidentales. En Brasil, Joaquim Nabuco, uno de los
de esta ideología témporoespacial brasileña, dos riesgos contra- artífices de este pensamiento, había admitido ya que Europa
dictorios: el que Brasil no comparezca a tiempo ante su propio no correspondería siempre necesariamente al centro del espí-
destino por no modernizarse y que, por esta razón, no alcan- ritu civilizador. Diría él en el capítulo titulado “Atraçâo do
zase a quienes se hallan delante, o, por el contrario, pierda su mundo”, de su libro Minha formaçâo: “No quiero decir que
carácter, deje de ser Brasil, precisamente por abrirse a otros, haya dos humanidades, la alta y la baja, y que nosotros perte-
como si fuese posible dejar de ser él mismo, siendo de este nezcamos a esta última; quizá la humanidad se renueve algún
modo los otros tomados como modelo o como impedimento día gracias a sus afluentes americanos.” Sin embargo, de inme-
para el viaje brasileño en el tiempo. diato afirmaba que “en el siglo en que vivimos, el espíritu hu-
Ahora bien, mediante la conjunción de pasado y futuro, de mano, que es uno solo y terriblemente centralista, se halla del
primitivo y de civilización, o más bien de la subversión de los otro lado del Atlántico”.
términos de barbarie y civilización, la varita mágica de la an- La antropofagia no sólo se rebela contra esa visión centra-
tropofagia hace a Brasil contemporáneo de sí mismo. La revo- lista del espíritu humano que proviene del siglo XIX, sino que
lución caribe es el proceso a través del cual la utopía es la trans- también se diferencia de otro tipo de universalismo, éste seña-
formación brasileña en su propia esencia, en su pasado anterior ladamente marxista, que, en literatura, va a prevalecer en los
al contacto con lo europeo; pero un pasado enriquecido por la 30 con la novela regionalista nordestina. De hecho, la estética
asimilación de la técnica y la ciencia contemporáneas y de todo antropofágica, aun cuando habiendo recibido igualmente la
lo más que el estómago nacional pudiese devorar y digerir. influencia marxista, es incompatible con la convicción de que
Así como no se opta, a pesar de las apariencias, por lo pri- el desarrollo del capital eliminará la posibilidad de expresiones
mitivo en contra de lo civilizado, porque lo primitivo es, dada nacionales propias en la periferia del sistema. El antropófago
la subversión emprendida, moderno y civilizado, así también surge en la periferia para alimentarse del colonizador y, de esta
con la crítica a las corrientes llamadas cosmopolitas, apéndices manera, añadir su contribución local a la diversidad de las cul-
de Europa en los trópicos, ciegas a las realidades y contribu- turas. La antropofagia presupone, de este modo, un sistema
ciones mestizas, indígenas y negras locales, no se opta por lo mundial de contribuciones nacionales singulares.
nacional en detrimento de lo cosmopolita. A pesar de esta distancia en relación con las corrientes uni-
Es cierto que la antropofagia se diferencia de las tenden- versalizantes, el ideario estético de la Semana del 22 es de con-
cias de estructura universalizadora. Critica el cosmopolitismo figuración cosmopolita, sólo que este cosmopolitismo es de
eurocéntrico que predominaba en la cultura elitista brasileña base local. La metáfora antropófaga pretende resolver el dilema

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nacional/cosmopolita, ya que el antropófago digiere al extran- temía una uniformización cultural eurocéntrica, hoy ese mis-
jero, asimilándolo así en su cuerpo y eliminando la distancia mo temor es inspirado por el globalismo de influencia estado-
y la diferencia que inicialmente los separaban. Tal como dice unidense. Ayer como hoy, existen también los que creen que el
Jorge Schwartz en su ya clásica obra Vanguardas latinoamerica- espíritu del mundo es uno solo, y que tiene un centro, llámese
nas. Polêmicas, manifestos e textos críticos, “Oswald transforma Europa o Estados Unidos. Si en el pasado se importaban de
al buen salvaje rousseauniano en un mal salvaje, devorador del Europa las ideas del primitivismo, hoy se importan de Estados
europeo, capaz de asimilar al otro para invertir la tradicional Unidos las del multiculturalismo, con el mismo objetivo de
relación colonizador/colonizado”. defender o preservar las culturas o raíces locales. Ayer como
Existe en la antropofagia una apertura hacia el mundo, no hoy existen detallistas temerosos de que la cultura nacional
sólo porque los valores nacionales resultan afirmados median- pueda acabar o corromperse si nos abrimos a la influencia ex-
te un lenguaje moderno y una vanguardia de linaje cosmo- tranjera. Lo que no tenemos es la versión actualizada del Ma-
polita, sino también porque es considerada fundamental esa nifesto Antropófago. Así pues, hay algo de la crítica antropofá-
asimilación de los otros. No se es brasileño por oposición a lo gica que, revitalizada y actualizada, podría aún ser aplicado a
cosmopolita, sino, por el contrario, se es brasileño porque se nuestros días.
es cosmopolita. Es innegable en la actualidad el hecho de la creciente glo-
Esta concepción presupone, por un lado, una confianza en balización, que convive, mediante la recuperación y la conser-
la vitalidad y en la fuerza de la cultura autóctona. Evita, por vación de tradiciones, con sus reacciones locales y regionales.
otro lado, la visión de un Brasil pintoresco, pues éste, en el Por otro lado, no existe globalización sin partes, sin las espe-
fondo, es un Brasil para que vea el europeo. En este sentido, las cificidades que se desea llevar al plano global, sin los centros
idealizaciones románticas de lo autóctono resultan criticadas. (locales, por consiguiente) que se imagina que tiene poder de
La antropofagia se manifiesta en contra del indigenismo de irradiación.
Alencar y la idea del indio con sentimientos europeos: “Contra Universalistas a la espera y ardorosos defensores de una cul-
el indio de la antorcha. El indio hijo de María, ahijado de Ca- tura occidental son, a veces, tan detallistas que no ven más
talina de Médicis y yerno de D. Antônio de Mariz.” El caníbal allá de sus propios ombligos. Otras veces son provincianos al
tecnificado del Manifesto es distinto, por consiguiente, tanto punto de creer que la universalidad es exclusiva de una cultura
del buen salvaje rousseauniano como del primitivo romántico inmutable, más allá de ser étnica y geográficamente centraliza-
de Alencar. da. Por cierto, el provincianismo no es exclusivo de las culturas
Hoy día la realidad es evidentemente, en muchos aspectos, no europeas, así como los valores universales no son necesaria-
distinta de aquella de los 20, pero los términos de la discusión mente occidentales. Es discutible la universalidad de valores
reciente sobre globalismo y multiculturalismo nos llevan a re- totalitaria y centralizadamente dictados por quienesquiera que
cordar los que encabezaban la crítica antropofágica. Si antes se fueren. Por cierto que es criticable la concepción de lo universal

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como discurso localmente europeo, privado a veces de sustancia occidental, justamente para preservar sus propias tradiciones.
–o sea agotándose en un discurso sobre lo universal– pero im- Es que, en democracia, se acepta la existencia del otro y se ni-
plicando al mismo tiempo un monopolio de la verdad. velan las diferencias. En ella se puede dar el diálogo de cultu-
Por otra parte, el multiculturalismo ha permanecido fre- ras con respeto mutuo. En ella se permite el disenso y existe
cuentemente como referencia del relativismo y expresado me- la posibilidad de la crítica a la propia mudanza de las reglas de
diante un multiprovincianismo, es decir a través de la estúpida convivencia.
defensa de los particularismos, sean ellos geográficos, raciales, Por consiguiente, más allá de la idea de que las culturas son
étnicos o de género, cuando también podría ser resultado de igualmente valiosas, o de que son jerarquizables, se tiene que per-
una mayor apertura y cosmopolitismo que llevase a reconocer, mitir la mudanza autónoma, el intercambio de experiencias y
más allá de las diferencias culturales, sus mezclas, la posibilidad de ideas, el derecho a la asociación, la expresión y la crítica.
del transculturalismo y de los valores comunes y universales. El final de las grandes visiones y de la confianza ciega en el
Las ideas del multiculturalismo han servido para articular progreso, que han implicado una fragmentación de la histo-
movimientos sociales locales, por ejemplo políticas de eman- ria, contribuye a que el llamado gran teatro de la humanidad
cipación de los negros, las mujeres, los homosexuales, relacio- no sea ya erigido en un escalón europeo fijo. La relativa in-
nadas con los niños de la calle o con los derechos indígenas. determinación de la historia no significa que estemos viendo
Pero el objetivo esencial de esas políticas no es incitar a gue- menos, sino que, por el contrario, algunas ilusiones en cuanto
rras culturales, sino elevar la conciencia de la ciudadanía; no a su curso fueron finalmente abandonadas, convirtiendo a los
es reforzar o crear guetos, sino promover la valoración social sujetos en individuales o nacionales aun cuando responsables
y los derechos humanos, civiles y sociales, y luchar contra la del destino histórico.
discriminación. Pero, al menos para el creador, el pensamiento, el arte o la
Una sociedad diversificada tiene que procurar entender sus literatura nacionales no existen como punto de partida, y sí
diversas tradiciones. Pero es importante pensar también en el como punto de llegada. En la visión retrospectiva se descubren
hibridismo cultural, dejar que éste se manifieste, estimular in- las características (buenas o malas) de la cultura nacional, cuya
cluso los intercambios entre las culturas y dejar espacio para originalidad no necesita ser propuesta ni defendida, pero sí
que exista, entre las identidades, la de la mezcla. La confronta- puede ser comprobada y criticada. La libertad de creación será
ción y el diálogo son fundamentales, incluso para reforzar las tanto mayor si el artista, el escritor o el pensador no tuviesen
tradiciones y la cultura locales. que crear un arte, una literatura o un pensamiento supuesta-
Sobre todo es fundamental aceptar como universales los va- mente nacionales.
lores democráticos y el principio del derecho. Hasta los indios El Manifesto Antropófago, al otorgar precedencia a las raí-
de Chiapas se rebelan defendiendo derechos y hablando de de- ces y al estómago locales y primitivos, contrasta con la vi-
mocracia, utilizando como fundamento valores de la cultura sión de Machado de Assis en su famoso ensayo “Instinto de

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nacionalidade”, de 1873, que ya comenté en el capítulo 2, en
cuanto a ver “la civilización brasileña” en formación como ex-
presión europea. Pero podría concordar con la perspectiva más
general del texto de Machado cuando éste ofrece los ingredien-
tes pintorescos de la caracterización nacional y considera erró-
neo reconocer solamente espíritu nacional a obras que traten DIÁLOGOS LITERARIOS.
de temas locales.
De hecho, si exigiésemos el color, el espíritu de los temas
BRASIL-PORTUGAL Y
locales para la definición de la brasileidad, deberíamos consi- BRASIL-ESTADOS UNIDOS
derar absurdamente poco brasileñas algunas de las principales
expresiones artísticas brasileñas de este siglo, como la bossa
nova, que asimiló la influencia del jazz, o el tropicalismo, que El diálogo interrumpido. Las relaciones
incorporó las guitarras eléctricas del rock, resultando, sin em- literarias entre Brasil y Portugal
bargo, en algo señaladamente original. Lo mismo podría decir-
se, en pintura, del concretismo de Mira Schendel, Lígia Clark Durante el período de afirmación de la literatura brasileña, en el
o, incluso, Hélio Oiticica. En cualquiera de estos ejemplos, la siglo XIX, algunos escritores brasileños, como Gonçalves Dias,
fuerza mayor de estas expresiones estéticas no adviene sin em- Raimundo Correia y Olavo Bilac, participaron en los movi-
bargo de la influencia recibida, sino de la capacidad creativa mientos literarios portugueses y no sólo experimentaron su in-
local e individual. fluencia, sino que también en ellos influyeron45. Los portugueses
Semejante perspectiva de apertura no significa abdicar de lo Almeida Garret (1799-1854), Antero de Quental (1842-1891)
nacional en detrimento de lo universal, de lo local en detrimento y sobre todo Camilo Castelo Branco (1825-1890) se mostra-
de lo global, pues si el universalismo puede ser visto como una ron muy atentos a lo que ocurría en Brasil. La primera edición
invención eurocéntrica, la universalidad carece de centro. Aun de uno de los libros de Camilo Castelo Branco, Agulha em pal-
cuando desigual y asimétricamente, valores, ideas, expresio- heiro, fue impresa en Río de Janeiro en 186346. Una demostra-
nes culturales y costumbres –nacionales y locales– migran, y
procederán de este modo más frecuentemente y con la mayor 45
Pedro da Silveira, Os últimos luso-brasileiros, Biblioteca Nacional, Lis-
facilidad de las comunicaciones, y siempre tendrán la posibili- boa,1981. Se trata de una conferencia de aproximadamente treinta páginas acerca
dad de universalizarse. de la participación de brasileños en los movimientos literarios portugueses desde el
realismo hasta la disolución del simbolismo, es decir de hacia 1870 hasta antes de
las revistas Atlântida (1915-1919) y Orpheu (1915).
46
Camilo Castelo Branco, Agulha no palheiro: romance original, Tipografia Co-
rreio Mercantil, Río de Janeiro, 1863.

110 111
ción de su interés por la poesía brasileña fue la preparación, en Por otro lado, la presencia de la literatura portuguesa en
1879, con un prefacio en el que comentaba a los autores brasi- Brasil era inmensa. Ningún otro autor portugués gozó en Bra-
leños, de una antología de poesía portuguesa y brasileña, titula- sil del prestigio de Eça de Queirós, ni fue tan leído como él1.
da Cancioneiro alegre de poetas portugueses e brasileiros. Entre los Pero Camilo Castelo Branco y Garret fueron otros de los nom-
treinta y dos poetas seleccionados se encontraban Gil Vicente, bres consagrados por el público brasileño. Y entre finales del
Camôes, Bocage, Garret, Antero de Quental (en total, 21 portu- siglo pasado y las primeras décadas de éste, eran ampliamente
gueses) y once brasileños, entre ellos Fagundes Varela, Gonçalves leídas en Brasil las obras de Ramalho Ortigâo, Fialho de Al-
Dias, Joaquim de Sousa Andrade (Sousândrade) y Casimiro de meida, Gomes Leal, Cesário Verde, Antônio Nobre, Guerra
Abreu47. Dos años antes, en 1877, Teófilo Braga había incluido, Junqueiro y Eugénio de Castro.
en su Parnaso portugués moderno, poemas de Alvares de Azevedo, Las relaciones literarias entre ambos países ganaron mayor
Gonçalves Dias, Casimiro de Abreu, Junqueira Freire, Gonçal- densidad en un período de unos treinta años, entre 1885 y
ves de Magalhâes, Fagundes Varela, Castro Alves, Bernardo Gui- 1915. A partir de 1885 comenzaron las ediciones portugue-
marâes, Machado de Assis y otros48. sas de autores brasileños, como José de Alencar, Gonçalves
Además de esto, Brasil se hallaba presente en la literatura Dias, Álvares de Azevedo, Joâo Ribeiro, Olavo Bilac y Coelho
portuguesa a través de la figura del brasileiro, un personaje Neto. Dice Brito Broca que “el número de obras de autores
estereotipado, dominado por el delirio de enriquecerse, que brasileños, editados en Portugal entre 1890 y 1910, es suma-
corresponde al portugués de Aloísio Azevedo en O cortiço, mente grande”2.
de 1890. En la novela portuguesa –por ejemplo, de Camilo A aquellas alturas, el espacio literario y cultural entre Brasil
Castelo Branco, que publicó Os diamantes do brasileiro en y Portugal era prácticamente uno solo. En los llamados alma-
1869, y A brasileira de Prazins en 1882–, este personaje es un naques literarios, así como en periódicos y revistas de Portugal,
nuevo rico que vuelve de Brasil, y que prima por su rudeza los brasileños participaban en paralelo con los portugueses. En
y mal gusto49. 1910 nacía en Oporto la revista A Águia (1910-1932), que tam-
bién fue editada entre 1920 y 1921 en Río de Janeiro, en la que
47
Camilo Castelo Branco, Cancioneiro alegre de poetas portugueses e brasileiros, colaboraron, entre otros brasileños, Vicente de Carvalho, Coel-
Livraria Internacional de Ernesto Chardron, Braga, 1879. El Cancioneiro alegre ge- ho Neto y Ronald de Carvalho. Dice el crítico y profesor de la
neró polémicas en Brasil y en Portugal. Véase Camilo Castelo Branco, Os críticos do
Cancioneiro alegre. Polêmicas em Portugal e no Brasil, selección y prefacio de Costa
Rego, Dois Mundos Ed Ltda, Río de Janeiro, 1944. 1
Véase Heitor Lyra, O Brasil na vida de Eça de Queirós, Ed Livros do Brasil,
48
Teófilo Braga, Parnaso portugués moderno. Precedido de um estudo da poesia mo- Lisboa, 1965.
derna portuguesa, Francisco Arthur da Silva, Lisboa, 1877. 2
Brito Broca, A vida literária no Brasil - 1900, Ministério da Educaçâo e Cul-
49
Véase, entre otros, Beatriz Berrini, “A Permanência da Figura do brasileiro na tura, Río de Janeiro, 1956, p 143; apud Arnaldo Saraiva, O modernismo brasileiro e
Literatura Portuguesa”, VI Encontro Nacional de Professores Universitários Brasileiros o modernismo português. Subsídios para o seu estudo e para a história de suas relaçôes,
de Literatura Portuguesa, Cortez, Sâo Paulo, 1980, pp 189-193. Oporto, p 36.

112 113
Universidad de Oporto Arnaldo Saraiva que “el estudio de los Montalvor, que acababa de llegar de Río, en donde había per-
ecos de algunas de esas colaboraciones en escritores portugueses manecido dos años como secretario de la Embajada de Portugal.
es capaz de aportar tantas sorpresas como la del estudio de los Fernando Pessoa venía de tiempo atrás elaborando la idea de una
ecos de las colaboraciones portuguesas en escritores brasileños”3. revista, y acogió con entusiasmo la sugerencia de Montalvor,
Entre los colaboradores de A Águia se encontraba Jaime Cor- cuando Sá-Carneiro se dispuso a pagar los gastos6. En su direc-
tesâo, que, más tarde, en 1940, vendría a vivir en Brasil, en don- ción participó un brasileño, Ronald de Carvalho, junto con los
de su hija Maria da Saudade habría de casarse con el poeta Muri- portugueses Luís de Montalvor, Fernando Pessoa y Sá-Carneiro,
lo Mendes. Otro de los colaboradores de A Águia fue el brasileño siendo los dos últimos los directores en la práctica. El nombre de
Lima Barreto, que, por decirlo al pasar, publicó por vez primera Ronald de Carvalho no constaría ya en el segundo número de
su novela Recordaçôes do escrivâo Isaías Caminha en Lisboa. la revista, que se cerró después de su tercer número. Además de
Portugal, a su vez, “tenía siempre reservado un lugar privi- Ronald de Carvalho, escribió también para la revista el brasileño
legiado en los noticieros de la prensa brasileña, siendo después Eduardo Guimaraens, siendo éstos los dos únicos colaboradores
de todo ésta, en gran parte, propiedad de portugueses, que so- no portugueses.
lían nombrar a portugueses en sus redacciones”4. En noviembre del mismo año, 1915, se lanzó con textos, en-
Existió una conexión brasileña en el lanzamiento de la revista tre otros, de Bilac y Júlio Dantas, la revista Atlântida, que con-
de vanguardia Orpheu, que sirvió de marco para el modernis- trastaba con la anterior dada su línea conservadora y que duraría
mo portugués siete años antes de la Semana de Arte Moderna hasta 1920. Era dirigida por Joâo de Barros en Portugal y Joâo
de Sâo Paulo, es decir en marzo de 1915. El gran crítico portu- do Rio en Brasil, y contaba con patrocinio oficial luso-brasileño.
gués Joâo Gaspar Simôes sugería al estudioso de literatura que En ella colaboraron Ronald de Carvalho, Graça Aranha, Afrânio
investigase “si los poetas simbolistas de Brasil habrían aportado Peixoto, Tristâo de Ataide y, entre los portugueses, Teófilo Braga,
como para que la poesía portuguesa transitase del simbolismo Jaime Cortesâo, Antônio Sérgio y Aquilino Ribeiro.
al modernismo”, cuestión todavía hoy en discusión5. Lo cierto En su hasta hoy insuperado estudio O modernismo brasileiro
es que, en sus comienzos, se procuraba que la revista Orpheu re- e o modernismo português7, Arnaldo Saraiva consiguió demostrar
cogiese textos de escritores portugueses y brasileños. La idea y el
título de la revista habían sido trasladados de Brasil por Luís de 6
Ídem, p 107.
7
La obra, ya citada, fue publicada en edición del autor, hoy agotada. Se tra-
3
Arnaldo Saraiva, O modernismo brasileiro e o modernismo português. Subsídios ta de tres volúmenes. En el primero, Arnaldo Saraiva presenta su tesis acerca de la
para o seu estudo e para a história de suas relaçôes, Ed del autor, Oporto, p 99. relación entre el modernismo brasileño y el portugués, procurando destruir la im-
4
Arnaldo Saraiva, op cit, p 103. presión de que el modernismo brasileño promueve una ruptura definitiva con Por-
5
Joâo Gaspar Simôes, “Influências Brasileiras na Poesia de Orpheu”, Literatu- tugal. Los otros dos volúmenes constituyen una riquísima fuente documental para
ra, literatura, literatura… de Sá de Miranda ao concretismo brasileiro, Portugália Ed, el estudioso de las relaciones literarias entre Brasil y Portugal, principalmente en los
Lisboa, 1964 [1960], p 256. 20. La obra fue de enorme valía para la preparación de este artículo.

114 115
la tesis de que es expresiva, al contrario de lo que se suponía, El antilusitanismo de los modernistas incluye un recono-
la relación entre los modernismos brasileño y portugués. Para cimiento de la incidencia literaria, aun cuando de capa caída,
convencerse de esto, bastaría con leer la correspondencia entre de Portugal hacia Brasil. Pero el deseo de independencia y de
Oswald de Andrade y Antônio Ferro en los 20, pero sobre todo inmersión profunda en una supuesta brasileidad es consecuen-
aquélla, en los 30, entre Mário de Andrade y José Osório de te, y la literatura brasileña pasa a ser, a partir del modernis-
Oliveira, quien divulgó a los modernistas brasileños en Portugal. mo, caso de autorreferencia, tal como ya lo observara Antônio
El escritor portugués António Ferro mantuvo estrecho Cándido.
contacto con los modernistas brasileños y colaboró en los nú- Mientras tanto, incluso después del modernismo, poetas
meros 3 y 5 de la revista Klaxon, de 15 de junio y 15 de sep- brasileños como Manuel Bandeira y Carlos Drummond de
tiembre de 1922 respectivamente. Fue recibido con sumo en- Andrade, o portugueses como Fernando Pessoa, eran leídos
tusiasmo en Brasil y aclamado por la prensa en oportunidad y comentados indistintamente en Brasil o en Portugal en pa-
de su visita de casi un año, entre mayo de 1922 y abril de ralelo con los nacionales. Se dieron a conocer en Portugal los
1923. Desde Brasil se casó por poder con la poeta portuguesa poetas Jorge de Lima, Cecília Meireles, Murilo Mendes y, más
Fernanda de Castro, que a partir de agosto de 1922 lo acom- tarde, Joâo Cabral de Melo Neto, así como los novelistas Ri-
pañó en su tournée brasileña8. beiro Couto, Jorge Amado, Graciliano Ramos, José Lins do
Con todo, el propio estudio de Arnaldo Saraiva y otros nos Rego, Amando Fontes, José Américo de Almeida, Rachel de
llevan a concluir que existe sin duda una diferencia cualitativa Queiroz, Joâo Guimarâes Rosa, Clarice Lispector, Érico Ve-
entre los períodos anterior y posterior al comienzo del moder- ríssimo, Dinah Silveira de Queirós (que vivió en Lisboa como
nismo en Portugal y en Brasil, quedando en claro que se pro- esposa del embajador Dario de Castro Alves), Lígia Fagundes
duce un debilitamiento de los lazos literarios lusobrasileños. Telles, entre otros. Varios de ellos siguen siendo editados en
La ausencia de autores portugueses en las revistas modernistas Portugal, o bien sus libros son hallables en algunas librerías en
brasileñas, a excepción de Antônio Ferro, y los textos clara- ediciones brasileñas.
mente antilusitanos como los de los manifiestos modernistas y En los contratos literarios entre ambos países, el trabajo de
el de Graça Aranha en la Academia Brasileira de Letras, cuan- determinadas personas marca y sigue marcando la diferencia.
do propone que “en vez de tender a la unidad literaria con Por- Si en las primeras dos décadas del siglo Joâo do Rio en Brasil, y
tugal, ampliemos la separación”9, son indicaciones de que este Joâo de Barros en Portugal, fueron promotores del acercamien-
debilitamiento no se produjo por puro azar. to lusobrasileño, no será menor más tarde el papel del lusobra-
sileño Carlos Malheiro Dias, cronista y novelista, organizador
de la História da colonizaçâo portuguesa no Brasil, que residió en
8
Arnaldo Saraiva, op cit, p 185.
9
O espírito moderno, 2ª ed, Monteiro Lobato & Cia., Sâo Paulo, s/d, p 58; Brasil en más de una ocasión, bien como el del artista plástico
apud Saraiva, p 16. portugués Correia Dias, marido de la poeta brasileña Cecília

116 117
Meireles. Mucho contribuyó el sociólogo Gilberto Freyre a de- y cabría citar todavía los nombres, en diferentes épocas, de
sarrollar una concepción de una cultura lusobrasileña. El filó- Francisco Adolfo de Varnhagen, Gonçalves Dias, Raul Bopp,
logo y diplomático Antônio Houaiss fue uno de los defensores Luiz Guimarâes Junior, Cardoso de Oliveira, Guerra Duval,
de la unificación de la lengua, habiendo contribuido en sumo Álvaro Teixeira Soares, A.G. de Araújo Jorge, Joâo Neves da
grado a la conclusión del acuerdo de unificación ortográfica Fontoura, Olegário Mariano, Heitor Lyra, Álvaro Lins, Ru-
entre los países de lengua portuguesa que todavía espera la rati- bem A., Thiers Martins Moreira, Odylo Costa Filho, Oto Lara
ficación de algunos de los signatarios para su entrada en vigor. Resende, Gladstone Chaves de Mello, Josué Montello, Jayme
Capítulo aparte merecen los escritores brasileños en función d’Atavilla, Leandro Tocantins y Evaldo Cabral de Mello.
diplomática o consular en Portugal. Ya Raimundo Correia, En Brasil hay que destacar el papel difusor de la presen-
cuya poesía algunos comparan a la de Antero de Quental, ha- cia, entre otros, del ensayista Fidelino de Figueiredo, que
bía vivido en Lisboa como segundo secretario de legación entre vivió aquí durante quince años, entre 1938 y 1952, como
1897 y 1898, momento en que contribuyó a un estrechamien- profesor de la Universidad de Sâo Paulo; del ya citado Jaime
to de lazos con el parnasianismo brasileño. El diplomático e Cortesâo, que desde que llegó en 1940 y hasta su muerte,
historiador Oliveira Lima, encontrándose destinado en Portu- en agosto de 1960, fue una presencia constante en la pren-
gal, estrenó la cátedra de estudios brasileños (más tarde Cáte- sa y en los círculos intelectuales, literarios y oficiales bra-
dra de Literatura) –la primera en Portugal– en la Facultad de sileños; de Agostinho da Silva, que, entre otros proyectos,
Letras de la Universidad de Lisboa, en 1923. Ribeiro Couto fue uno de los pioneros de la Universidad de Brasilia; del
vivió como diplomático en Lisboa a finales de la década de los profesor, ensayista y poeta Adolfo Casais Monteiro, que se
20 y fue uno de los responsables de la difusión de la moderna mudó a Brasil en 1954; del poeta y escritor Jorge de Sena
literatura brasileña. Otros más, como el poeta Joâo Cabral de (que, cuando murió, tenía sólo la nacionalidad brasileña),
Melo Neto, que fue cónsul en Oporto, contribuyeron, dada tanto como de la colaboración en los suplementos y revistas
la propia importancia de sus trabajos, al mejor conocimiento culturales de Joâo Gaspar Simôes y, también, de Jacinto do
de la literatura brasileña en Portugal. El poeta Alberto da Cos- Prado Coelho, autor de un diccionario de literatura por-
ta e Silva, que fue secretario de embajada y después embaja- tuguesa, brasileña y gallega y compilador, junto con otros,
dor en Lisboa, editó allí dos antologías de poesía brasileña, a de O Rio de Janeiro na literatura portuguesa10. Ferreira de
las que voy a referirme más adelante. Dário de Castro Alves, Castro escribió tres novelas brasileñas, de las cuales la más
que también fue embajador de Brasil en Portugal, además de conocida es A selva, de 1930; las otras son Emigrantes, de
cónsul general en Oporto, desempeñó un papel prominente
en el acercamiento cultural entre ambos países, realizando un 10
Véase Jacinto de Prado Coelho (comp), O Rio de Janeiro na literatura portu-
trabajo propio en la crítica literaria y siendo, en especial, un guesa: coletânea, Comissâo Nacional das Comemoraçôes do IV Centenário do Rio
estudioso de la obra de Eça de Queirós. La lista es muy larga, de Janeiro, 1965.

118 119
1928, y O instinto supremo (1968); llegó a Brasil con 12 Alberto Marques y E.M. de Melo e Castro en la introduc-
años y medio y retornó a Portugal con 21. “Formé mi es- ción a la Antologia da poesia concreta em Portugal, que ellos
píritu a la luz del espíritu brasileño”, dijo en una entrevis- seleccionaron y que fue publicada por Assírio & Alvim en
ta concedida a Joâo Alves das Neves, en 196811. Entre los abril de 1973: “Dos acontecimientos anteceden a la apari-
intelectuales portugueses contemporáneos que vivieron en ción en Portugal de manifestaciones originales de la poesía
Brasil se destaca el nombre de Eduardo Lourenço, quien concreta: primero, la rápida visita a Lisboa de Décio Pig-
coincidió con Antônio Cándido en la Universidad de Assis. natari en 1956 (sin resultados significativos)…; segundo,
Hubo dos momentos excepcionales de efectiva penetra- la publicación en 1962, por parte de la Embajada de Brasil
ción de la literatura brasileña en Portugal, el primero con en Lisboa, de una pequeña pero excelente compilación de
impacto sobre el público en general y el segundo dirigido a poesía concreta del Grupo Noigandres de Sâo Paulo, Bra-
determinadas elites de vanguardia. Me refiero, en el primer sil. –Y afirman más adelante–: A inicios de los 60 la poesía
caso, a la novela regionalista de los años 30, en especial a experimental habrá de tomar forma, recibiendo también el
las obras de Graciliano Ramos, José Lins do Rego, Amando impulso de Sâo Paulo…”13. El auge de la poesía experimen-
Fontes, José Américo de Almeida, Rachel de Queiroz y Jorge tal portuguesa, sobre todo la de cuño visual y teniendo a
Amado, que influyeron sobre el llamado neorrealismo por- Ezra Pound como uno de sus referentes, se producirá entre
tugués, al que pertenecieron los escritores Carlos de Oliveira 1964 y 1965.
(que, nacido en Belém do Pará, arribó muy niño con sus pa- El libro citado incluye asimismo una entrevista concedida
dres portugueses a Portugal), Alves Redol, Fernando Namora por Haroldo de Campos a E.M. de Melo e Castro, y poemas,
y Vergílio Ferreira, entre otros tantos nombres12. entre otros, de Alberto Pimenta, Salette Tavares, Alexandre
El segundo momento es el del concretismo. En relación O’Neill, Ana Hatherly y Herberto Helder, presentado aquí,
con esta corriente, hay un reconocimiento internacional de ya, como “uno de los más reconocidos poetas portugueses ac-
la primacía de los brasileños, más específicamente del Gru- tuales” y que había sido coeditor de la Revista de Poesía Experi-
po Noigandres, de 1953, así como la del suizo-boliviano mental. El concretismo en Portugal, o más bien la poesía expe-
Eugen Gomringer, que difundió su trabajo desde Alemania. rimental, es un movimiento ecléctico que contó, en sus inicios,
Puede desprenderse la significación de la aportación brasi- con la participación de poetas que no acabaron siguiendo fi-
leña a la poesía concreta en Portugal de las palabras de José nalmente el rumbo de la poesía concreta, como en el caso no
sólo de Herberto Helder, sino también en el de António Ra-
mos Rosa y otros.
11
Joâo Alves das Neves, As relaçôes de Portugal com o Brasil, Instituto de Cultura
e Língua Portuguesa, Lisboa, 1992, p 237.
12
Véase, entre otros textos, Joâo Gaspar Simôes, Jorge Amado mestre do neo- 13
José Alberto Marques y E.M. de Melo e Castro (comps), Antologia da poesia
realismo português, 1964 [1962], pp 317-321. concreta em Portugal, Assírio & Alvim, Lisboa, 1973.

120 121
Si con el modernismo el diálogo literario entre Brasil y Por- de la ausencia de libros portugueses en Brasil, a su vez, decía
tugal no fue interrumpido aun cuando hubo una mudanza cua- un librero en 1920: “Es frecuente que se oiga decir, y hasta que
litativa en razón de una fisura en el espacio cultural lusobrasi- se vea escrito, que el libro portugués está perdiendo terreno en
leño, con Brasil siguiendo su propio camino, una mudanza de Brasil y que, si no se lo socorre a tiempo y oportunamente, fra-
proporciones semejantes a ésta, en el sentido de un distancia- casará, desapareciendo para Portugal aquel buen mercado”15.
miento todavía mayor, se produce después la implantación de Existe una ignorancia casi completa tanto en Brasil como
la dictadura militar en Brasil, en 1964. Esto en parte se explica en Portugal en cuanto a la poesía surgida en el otro país a par-
por el sustrato político de gran parte de la producción literaria tir de la década del 70. Pocos son los que habrán oído hablar
en Brasil, en una época en la que en Portugal también se vi- de Ana Cristina César o de Paulo Leminski en Portugal, o de
vía bajo un régimen dictatorial. Sin embargo, es éste un efec- Al Berto en Brasil. Y aquí me limito a algunos de los mejores,
to perverso más de las dictaduras. Hasta hoy se desconoce en que no deberían ser tan desconocidos. Pero sería pedir mu-
Portugal, con algunas excepciones, la novela brasileña de los cho, pues sólo recientemente se publicó en Brasil, editada por
60, volcada hacia la contestación del régimen militar y que, sin Maria Lúcia dal Farra, una primera antología de la obra de
embargo, circuló en traducciones en Estados Unidos, en paí- Herberto Helder. No creo que se trate de un problema de mer-
ses de América latina, en Alemania y en otros países europeos. cado, pues publicar poesía no llega a ser una actividad de mer-
La situación política cambió, pero el foso permanece, quizá cado, por tan insignificantes que sean las ventas donde quiera
por inercia. Las comunicaciones aéreas entre Brasil y Portugal que fuere que se editen los libros.
son más fluidas, se reciben las revistas brasileñas, circulan en En realidad, son pocas las antologías de la poesía brasileña
Brasil periódicos literarios portugueses, hasta se pueden com- de la segunda mitad del siglo XX que se lanzaron en Portu-
prar libros por internet, pero todavía es posible repetir la queja gal. Alberto da Costa e Silva editó A nova poesia brasileira,
de que no se encuentran libros brasileños en Portugal y vice- lanzada por la Embajada de Brasil en 1960. Había allí, de un
versa. Es muy cierto que, en este caso, la queja es mucho más total de unos cien poetas, poemas de Ferreira Gullar, Joâo
antigua que las dictaduras. Camilo Castelo Branco, ya en 1874, Cabral de Melo Neto, Hilda Hilst, José Paulo Paes, Ledo Ivo,
en Noites de insônia, al alabar la iniciativa de un librero para Mário Chamie, Haroldo de Campos y Marly de Oliveira.
divulgar “un catálogo de literatura variada, en el que se desta- También fue él el responsable de la ya mencionada antología
quen los nombres en mayor boga” en Brasil, afirmaba: “Largo de los concretistas, Poesia concreta, editada por el Serviço de
tiempo se quejaron los estudiosos del desprecio de los libreros Propaganda e Expansâo Comercial da Embaixada do Brasil,
portugueses por aprovisionarse de libros brasileños”14. Acerca en 1962.

14
Noites de insônia, Livraria Internacional de Ernesto Chardron, n 4, Oporto, 15
António Figueirinhas, Impressôes sobre a instruçâo no Rio de Janeiro e Sâo Pau-
abril de 1874, p 50; apud Saraiva, op cit, p 34. lo, Oporto, 1929, p 152; apud Saraiva, op cit, p 6.

122 123
En 1986, Imprensa Nacional portuguesa publicó una Anto- Además, poco se estudia la literatura brasileña en Portugal,
logia da poesia brasileira contemporânea, con selección, edición y sobre la cual es escaso el número de trabajos críticos publica-
notas de Carlos Nejar. Constan aquí autores que van de la ge- dos. Sólo existen cátedras de literatura brasileña en la Facul-
neración de 1945 a la de 1970, llegando a 1979: Joâo Cabral tad de Letras de la Universidad Clásica, en Coimbra; en la
de Melo Neto, Ledo Ivo, Marcos Konder Reis, Ferreira Gullar, Universidad Nova de Lisboa; y en la Universidad de Oporto.
Hilda Hilst, Mauro Mota, Alberto da Costa e Silva, Mário Cha- Sin continuidad, existen cursos en las universidades de Évora,
mie, Gerardo Mello Mourâo, Marly de Oliveira, Ivan Junqueira, Aveiro y Azores.
Affonso Romano de Sant’Anna, Armindo Trevisan, Francisco Resulta positivo que sea muy superior la situación del estu-
Alvim y Adélia Prado, de un total de cincuenta y dos poetas16. dio de la literatura portuguesa en Brasil, en donde un número
No es muy diferente la situación en el campo de la ficción, notable de universidades ofrece programas volcados a esta lite-
en el que hay igualmente en Portugal un desconocimiento casi ratura. Cleonice Berardinelli es el mejor ejemplo de una exten-
total de los nuevos escritores brasileños. Un número crecien- sa lista de profesores universitarios dedicados exclusivamente a
te de editoriales portuguesas se interesa en la publicación del la enseñanza de la literatura portuguesa en Brasil. Además de
libro brasileño, habiendo dos de ellas creado, al menos, colec- esto, se ha producido una cantidad significativa de tesis sobre
ciones brasileñas incluidas en sus catálogos. Como resultado, autores portugueses. Es frecuente que escritores portugueses
hay algo de Dalton Trevisan publicado en los 80 y ediciones contemporáneos sean objeto de libros en Brasil, provenien-
relativamente recientes de Rubem Fonseca, Joâo Ubaldo Ri- tes a veces de tesis universitarias, mucho antes de que tal cosa
beiro, Moacyr Seliar, Ana Miranda, Raduan Nassar, Nélida ocurra en Portugal. Por citar sólo algunos ejemplos, existen ya
Piñón, Chico Buarque, Jô Soares y Paulo Coelho. En los últi- al menos dos libros sobre la obra del escritor Almeida Faria en
mos dos años se lanzaron libros de Milton Hatoum, Patrícia Brasil, en tanto que no hay ninguno en Portugal; se publicó
Melo y Bernardo Carvalho. Pero, que yo sepa, no hay nada de un libro pionero de Maria Lúcia dal Farra sobre la poesía de
Ana Maria Machado, Márcio Souza, Silviano Santiago, Antó- Herberto Helder, Alquimia da linguagem: leitura da cosmogonia
nio Torres, Diogo Mainardi, Francisco Dantas, Joâo Gilberto poética de Herberto Helder, su tesis de doctorado, de 1979, y to-
Noll, Sérgio Santana, Marilene Felinto, Rubem Figueiredo, davía hoy la monografía más consistente acerca de este autor17.
Modesto Carone, Edgard Telles Ribeiro, Cristóvâo Tezza o José En el caso de la interpretación de la obra del Premio Nobel de
Roberto Torero. Literatura José Saramago, se publicó en 1987 un libro de re-
ferencia básica de la portuguesa Maria Alzira Seixo, O esencial
sobre José Saramago, pero corresponden a brasileños los otros
16
Hay que destacar también, entre otras antologías, no volcadas a la poesía dos trabajos pioneros más destacados sobre la obra de este au-
contemporánea y de carácter más didáctico, la publicada por Pinheiro Alexandre
Torres, Antologia da poesia brasileira (do padre Anchieta a Joâo Cabral de Melo Neto),
Lello & Irmâo, Oporto, 1984. 17
Publicada después por Imprensa Nacional, Lisboa, 1986.

124 125
tor, el de Teresa Cristina Cerdeira da Silva, José Saramago entre Las lagunas en el conocimiento de las respectivas literaturas
a história e a ficçâo: uma saga de portugueses, de 1989, y el de no se limitan sólo a las últimas décadas. Únicamente en 1998
Horácio Costa, José Saramago: o período formativo, de 1998. se publicó en Portugal, setenta años después de su lanzamiento
Con todo, no vamos a exagerar el alcance –y las consecuen- en Brasil, la que es la principal novela del modernismo brasi-
cias para la difusión de las obras– de la enseñanza de la literatura leño, Macunaíma, de Mário de Andrade. ¿Puede decirse que
portuguesa en Brasil. Los nuevos escritores portugueses son des- había una barrera lingüística para aprehender el texto moder-
conocidos en Brasil, y ya lo eran en 1923 si damos crédito a lo nista brasileño? Lo que sin duda existe es un malentendido,
que escribió por entonces António Ferro18, quien había visitado hasta hoy no deshecho en su totalidad, en cuanto a las dificul-
el país el año anterior. Hoy, Saramago es una excepción entre tades, para un portugués, de leer textos escritos en un lenguaje
los ya establecidos. Además de él, pocos autores portugueses, radicalmente brasileño. La observación es válida no sólo para
como el poeta y novelista Helder Macedo, han sido editados en Macunaíma, sino también y principalmente para la ficción de
los últimos años. Fuera del ámbito universitario hay que citar el Guimarâes Rosa, que, en el ínterin, gozó de ediciones portu-
reciente número de la revista Inimigo Rumor, editada por Carlito guesas, siendo un autor conocido en Portugal. Se trata de un
Azevedo y Augusto Maíz, dedicado a la poesía contemporánea malentendido porque las dificultades que el portugués pueda
portuguesa19. Recientemente se publicó, asimismo, la Antologia tener para entender Macunaíma o un libro de Guimarâes Rosa
da poesia portuguesa contemporânea. Um panorama, en selección no son muy diferentes de las que un brasileño tendría, de la
de Alberto da Costa e Silva y Alexei Bueno. Hay que destacar, misma forma que el texto de Joyce ofrece un grado casi igual
también en el terreno de la poesía, la publicación de Poesia re- de dificultad para un estadounidense o un inglés.
unida – 1985-1999, de Luís Filipe de Castro Mendes cuando A pesar de las diferencias, lo que se habla y se escribe en
éste era cónsul de Portugal en Río de Janeiro20. Brasil sigue siendo portugués, y no una lengua brasileña apar-
te. Por consiguiente, el problema de la lengua es una falsa ba-
rrera, aun cuando por lo general incomoda más a los portu-
18
António Ferro, Carta aberta ao Portugal de hoje do Portugal de vinte e tantos
anos [que es, en realidad, una carta abierta sobre su estadía en Brasil]. Contemporâ- gueses el portugués escrito en Brasil, con su vocabulario de raíz
nea, n 9, marzo de 1923. Documentos dispersos [reunidos por Arnaldo Saraiva como a veces africana o indígena, las formas en gerundio y la libre
volumen anexo al ya citado O modernismo brasileiro e o modernismo português], p colocación –no siempre gramaticalmente aceptable en Portu-
81. Cit también por el mismo Saraiva, op cit, p 16.
19
Véase Inimigo Rumor, n 9, 7 Letras, Río de Janeiro, 2000. Este número contó
gal– de los pronombres en la frase, que lo contrario, ya que
con la colaboración de Valter Hugo Mâe, corresponsal de la revista en Portugal; a en Brasil el portugués escrito de Portugal sigue siendo consi-
la vez, incluyó poemas y entrevistas breves a diez nuevos poetas portugueses: Adília derado correcto, contándose en menor número los vocablos
Lopes, Al Berto, Luís Miguel Nava, Daniel Rodrigues, Jorge de Sousa Braga, Luís que ya no habían cruzado el Atlántico a lo largo de quinientos
Quintais, Rui Pires Cabral, Jorge Melícias, Valter Hugo Mâe, Jorge Reis Sà.
20
Luís Filipe de Castro Mendes, Poesia reunida - 1985-1999, Topbooks, Río años. Un librero me dijo que supone un obstáculo a la colo-
de Janeiro, 2001. cación de la literatura infantil brasileña en Portugal el temor

126 127
de ciertos padres de que acabe creando en los niños hábitos de de Lisboa, también editor de Colóquio Letras y especialista, en-
lenguaje escrito no corrientes allí. No se trata, sin embargo, tre otras, en la obra de Machado de Assis; así como algunos
de un temor generalizado, pues la literatura infantil brasileña profesores de literatura brasileña en las principales universida-
clásica –la de Monteiro Lobato– tuvo ya su sitial en Portugal des del país.
y hoy día se encuentran fácilmente en los quioscos varias re- Es importante también recordar el trabajo realizado por el
vistas de historietas brasileñas. En determinada época se llegó Gabinete Português de Leitura, de Río de Janeiro, y por la
asimismo a traducir algunos libros brasileños al portugués de Fundaçâo Gulbenkian, de Lisboa. Además de esto, Portugal
Portugal, moda que felizmente ya pasó, y hay hoy quien, lejos cuenta con una institución eficaz para llevar a cabo su política
de temer la corrupción de la lengua, cree que Brasil preservó cultural externa, el Instituto Camôes. De hecho, Brasil es pieza
algo del portugués quinientista que se perdió ya en la antigua fundamental de las políticas portuguesas volcadas a la lengua
metrópolis. y la literatura, pues existe la percepción de que el futuro de la
Pero, por cierto, los caminos que la literatura recorre son lengua portuguesa no puede prescindir de la gran mayoría de
más sinuosos que el de la música popular o el de las series te- sus hablantes, es decir los 170 millones situados precisamente
levisivas para llegar al público. Entonces, ¿hay algo que pueda en Brasil, y de que la fortaleza de una cultura no se logra en el
hacerse más allá de, simplemente, esperar que surja espontá- aislamiento. En Brasil, pese a los loables esfuerzos individuales
neamente el interés del público de Brasil o de Portugal por la o institucionales que han sido intensificados en el ámbito de
literatura del país hermano? los ministerios de Cultura y de Relaciones Exteriores, no con-
Así como ocurría en las primeras décadas del siglo, cuan- tamos, para decirlo claramente, con una política cultural, al
do Joâo do Rio colaboró con Joâo de Barros para impulsar la menos no en el sentido en que la tiene no sólo Portugal, sino
aproximación literaria lusobrasileña, hoy día ésta se produce también países de América latina como México.
principalmente mediante el trabajo de algunos individuos que, El simbolismo que dominó la conmemoración de los 500
a uno u otro lado del Atlántico, procuran establecer los puen- años del viaje de Pedro Álvares Cabral a Brasil, en un momento
tes necesarios. Han contribuido a la difusión de las literaturas de identidad de propósitos en el campo político y de evidente
contemporáneas de Brasil y de Portugal en el espacio lusobra- intensificación de los lazos económicos, motivó algunas inicia-
sileño, entre otros, Eduardo Prado Coelho, especialmente a tivas con repercusión sobre las relaciones literarias entre los dos
través de artículos en el periódico O Público; José Carlos de países. Una de ellas fue la organización de un importante En-
Vasconcelos, que dirige Jornal de Letras; Joana Varela, a través contro de Literatura en la ciudad de Oporto, en junio de 2000,
de la prestigiosa revista de la que es directora, Colóquio Letras; en el contexto del Congresso Brasil-Portugal Ano 2000, que
Arnaldo Saraiva, profesor de literatura brasileña en la Univer- comprendió, además de literatura, en diferentes ciudades y fe-
sidad de Oporto, quien allí dirige la revista Terceira Margem; el chas, los módulos de geografía, derecho, economía, sociología
crítico y profesor Abel Barros Baptista, de la Universidad Nova y antropología, ciencias políticas y relaciones internacionales,

128 129
medio ambiente y desarrollo e historia, y que tuvo como coor- lengua portuguesa y ventajoso para los países involucrados,
dinadores generales, por la representación brasileña, al aca- pues les propiciaría un enriquecimiento cultural y, especial-
démico, ex Secretario de Cultura y Ministro del Tribunal de mente, la fuerza energética de una literatura por parte de la
Cuentas de la Unión, Marcos Vilaça, y, por la portuguesa, al otra, lo que es facilitado por la lengua.
economista, ex Ministro de Economía y ex embajador Ernâni Si se sitúa en perspectiva a los altos y bajos de las relaciones
Lopes. En mi calidad de novelista, fui invitado a ser uno de literarias entre ambos países, hay que decir que, incluso cuan-
los coordinadores del citado Encontro de Literatura, junto con do ellas fueron más intensas, resulta evidente que la literatura
el poeta brasileño Carlos Nejar y el crítico y profesor portu- brasileña jamás podría haber alcanzado en Portugal, en el si-
gués Arnaldo Saraiva. De ese encuentro surgió una antología: glo pasado y en las primeras décadas de este siglo, el estatus de
Literatura brasileira e portuguesa ano 2000, editada por la Co- las grandes literaturas europeas. Pero la suerte de la literatura
missâo Nacional para as Comemoraçôes dos Descobrimentos portuguesa en Brasil no era mucho mejor hacia 1920 a juzgar
Portugueses, con el apoyo de la Fundaçâo Gulbenkian. Una por este análisis de Ronald de Carvalho: “La literatura portu-
de las ideas que propusimos fue la de que el Encuentro tuviese guesa, a pesar de la comunidad de lengua, despierta menos in-
un sentido prospectivo y que no se agotase en sí mismo; que terés en Brasil, sobre todo en las clases cultas, que la francesa,
tal iniciativa tuviese continuidad y pudiese contribuir a modi- la italiana, la alemana o la inglesa. Dejando de lado a algunos
ficar la dinámica de las relaciones literarias entre ambos países. escritores de mayor renombre, ignoramos todo cuanto ocurre
Pensamos que el citado Encontro de Literatura pudiese ser, en en el mundo de las letras en Portugal”21. Hoy día la literatura
verdad, el primero de un encuentro bienal, trienal o cuadrienal estadounidense es por cierto más leída que la brasileña en Por-
de escritores de Portugal y de Brasil, que generase antologías de tugal y que la portuguesa en Brasil. Quizá, en su conjunto, sea
textos inéditos presentados en él y que, por consiguiente, re- más leída que las propias literaturas nacionales en estos países.
flejase el estado del trabajo in progress en uno y otro país. Pero El lastre sobre el que se asienta el deseo de una aproximación
esto será tarea para las instituciones culturales de ambos países. literaria mayor, y la frustración de su inexistencia, son verdade-
El esfuerzo de aproximación al que se procede en este mo- ros: la historia y la lengua comunes. Pero nada se gana, en nom-
mento y que abarca a sectores de la sociedad brasileña y por- bre de este lastre, con proceder a una defensa de la necesidad
tuguesa, y muy especialmente a los medios de comunicación, de privilegiar las relaciones literarias entre Brasil y Portugal, o
no garantiza que veamos surgir en breve un momento radical- a declarar guerra a los best-sellers traducidos. Una necesidad, o
mente nuevo en las relaciones literarias entre Brasil y Portugal. se siente o no se siente. Véase el ejemplo del denso intercambio
Por otro lado, puede ser que este nuevo momento ya esté ocu-
rriendo sin que nos demos cuenta de ello. Sólo una cosa hay de 21
Ronald de Carvalho, Intercâmbio luso-brasileiro [artículo a propósito de una
cierto: un incremento de la circulación de los textos literarios conferencia de Fidelino de Figueiredo], O Jornal, Río de Janeiro, 3 de octubre de
en el espacio luso-afro-brasileño resultaría vigorizador para la 1920; cf Documentos dispersos, p 46.

130 131
literario espontáneo entre Estados Unidos e Inglaterra, basado tiempo. Resultará ciertamente compensador investigar la obra
en una genuina admiración recíproca. O el de los estrechos la- de grandes autores como Eça de Queirós, Machado de Assis,
zos literarios del mundo hispánico, acá y acullá del mar. Flaubert, Balzac, Borges, Kafka o Clarice Lispector en el con-
Pienso incluso que, aun cuando pueda resultar esclarecedor texto de la problemática supranacional de la novela moderna.
desde el punto de vista sociocultural, y sea a veces inevitable, ¿Cómo entender la poesía en Brasil o en Portugal en el siglo
constituye una limitación enfocar las literaturas según sus pris- XIX sin tener en cuenta la influencia, recibida en común, de
mas nacionales. En el estudio de las literaturas de lengua portu- movimientos artísticos originados en Francia? ¿Cómo estudiar
guesa, es probablemente más fecundo analizar la aproximación a Machado de Assis o Fernando Pessoa sin considerar sus li-
entre textos literarios a partir de criterios temáticos y formales gazones con la cultura inglesa? Proust, Kafka, Borges, Joyce,
que no tienen por qué estar subordinados a perspectivas nacio- Virginia Woolf, entre otros, siguen regando el terreno de nues-
nales. Habrá probablemente autores brasileños más cercanos a tras literaturas, brasileña y portuguesa, de este siglo, y está bien
los portugueses, o viceversa, que a sus propios nacionales, o que que así sea y está bien asimismo que el estudioso de literatura
justifiquen análisis intertextuales y la observación de la circula- tenga ojos para mirar los caminos recorridos por las ideas y las
ridad de sus textos en una patria mayor, lusobrasileña. La poeta formas. El escritor portugués José Cardoso Pires recibió la in-
portuguesa Ana Hatherly estableció analogías, por ejemplo, en- fluencia de Hemingway, y sería posible trazar paralelos entre
tre poemas de Cecília Meireles y Sophia de Melo Breyner An- la obra de autores contemporáneos portugueses, como Lobo
dresen, y entre versos del portugués António Ramos Rosa y los Antunes, y brasileños como Patrícia Melo, y la literatura esta-
brasileños Joâo Cabral de Melo Meto y Carlos Drummond de dounidense de la actualidad.
Andrade22. A su vez, las influencias cruzan épocas y crean su pro- No sólo nuestros autores nacionales dialogan con otras cul-
pia geografía. Camôes está presente en muchos momentos de la turas, sino que lo mejor de lo que producen tiene una dimen-
poesía brasileña, tal como lo demostró Gilberto de Mendonça sión supranacional. La fuerza de Macunaíma y de Grande ser-
Teles en Camôes e a poesia brasileira. tâo: veredas no reside únicamente en su carácter antropológico,
Además de esto, las obras tanto de autores brasileños como regionalista, en su brasileñismo. No son obras que se cierren
de portugueses se insertan en un contexto cultural más allá de en el horizonte provinciano. Eça de Queirós, Machado de As-
ese espacio lusobrasileño. En muchos casos, es posible encon- sis, Clarice Lispector, Sá-Carneiro, Fernando Pessoa, Graci-
trar una relación entre las obras de determinados escritores liano Ramos, Guimarâes Rosa, Raduan Nassar, José Cardoso
brasileños y la de franceses, portugueses e ingleses al mismo Pires, Mário Cláudio, José Saramago, Lobo Antunes o Herber-
to Helder deben ser leídos al mismo tiempo como creadores
individuales y como autores universales.
22
Ana Hatherly, “Circularidade nas Relaçôes entre a Literatura Brasileira e Por-
tuguesa”, VI Encontro Nacional de Professores Universitários Brasileiros de Literatura Quede en claro que su consistencia, la sustancia misma de la
Portuguesa, Cortez, Sâo Paulo, 1980. que se nutren, su moneda de cambio en el espacio más allá de

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fronteras, están dadas por su base local, individual y cultural. A fundamental, porque enlazó la estructura política, el territorio
todo esto, las culturas locales no son sólo un dato, un espíritu ce- y la lengua. Aun cuando no exista una única cultura lusobra-
rrado y estático. Tienen su dinámica propia y pueden ser abier- sileña, es de suponer que culturas tan abiertas, la brasileña y la
tas, como por cierto lo son las de Brasil y de Portugal. Incluso portuguesa, están abiertas una a la otra.
quien como Gilberto Freyre creía en la necesidad de defender- Para que haya mayor acercamiento literario entre Brasil y Por-
las, apreciaba sus cualidades de apertura. Al comentar el libro de tugal, de poco sirven los lamentos, los discursos y las buenas in-
este sociólogo, Uma cultura ameaçada. A luso-brasileira, Sérgio tenciones si no se hace patente un genuino interés por parte del
Buarque de Holanda decía: “Reverencia la propia cultura luso- público. Era lo que ya escribía Ronald de Carvalho en 1920: “No
brasileña precisamente por las cualidades universalistas, por su será pretendiendo conquistar mercados ventajosos, no será co-
capacidad de acoger formas disonantes, acomodándose a ellas o rriendo detrás de los aplausos concertados que los escritores por-
acomodándose a sí misma sin con ello perder su carácter”23. De tugueses serán leídos en Brasil y los brasileños en Portugal. Entre
hecho, Gilberto Freyre defiende la tesis de que los colonizadores unos y otros se halla el público, entidad bastante caprichosa como
portugueses casi siempre buscaron solución “ampliamente hu- para no tenerla en cuenta al considerar sus propias inclinaciones…
mana y no estrechamente étnica o nacional” a los problemas so- Mientras ese público no se interese perfectamente por una idea o
ciales24. Afirmaba: “El portugués se ha perpetuado disolviéndose por un hombre, será inútil cualquier propaganda literaria”27.
siempre en otros pueblos, hasta el punto de parecer que se habría El hecho de haber sido escrito en portugués no es razón su-
de perder en sangres y culturas extrañas”25. Esta cultura portu- ficiente para que se otorgue preferencia a la adquisición de un
guesa, ya de por sí permeable y asimiladora, en Brasil habría de libro brasileño en Portugal o portugués en Brasil, en vez de tra-
convertirse en “plural y abierta a otras culturas”26. Creo que, en ducciones. La estupidez y la mala escritura no están inmunes
este asunto, era correcta la perspectiva adoptada por Freyre. en la lengua portuguesa. Si nuestra literatura no tuviese nada
Es innegable que Brasil forma parte de un mundo luso- que decir, fuese conformista, poco creativa, nada sorprendente,
afro-indígena, base de otras mezclas. Es difícil separar clara- en fin, si no hubiese buenos escritores en Brasil y en Portugal,
mente los ingredientes que fueron pasados por la licuadora paciencia, no habría nada que hacer.
de la historia, pero la contribución lusitana resulta visible y Felizmente, no es éste el caso. Creo que el momento es
fértil no sólo para las literaturas de Brasil y de Portugal, sino
23
Sérgio Buarque de Holanda, Cobra de vidro, Perspectiva, Sâo Paulo, 1979, p 75.
también para las de África de lengua portuguesa, tal como
24
Gilberto Freyre, Uma cultura ameaçada: a luso-brasileira, 2ª ed, Casa do Es- lo atestiguan los libros del mozambiqueño Mia Couto o los
tudante do Brasil, Río de Janeiro, 1942, p 23. El libro consiste en la reproducción del angolés Pepetela. Existe, por consiguiente, una posibilidad
de una conferencia pronunciada por Gilberto Freyre en 1940 en el Gabinete Por- provechosa de intercambio literario.
tuguês de Leitura do Recife.
25
Ídem, p 26.
26
Ídem, p 27. 27
Texto incluido en los ya citados Documentos dispersos, p 45.

134 135
Desde Alencar hasta el modernismo, existió en Brasil una Mendes, en los 30; o en el Joâo Cabral “ingeniero” y “psicólogo
preocupación ante el tema de la formación de una literatura con de la composición” en los 40, con el desarrollo subsecuente de
identidad propia, separada de Portugal. Con la madurez, cuando la línea metalingüística de su poesía; y, claro está, sobre la poesía
nadie duda de la existencia de una literatura brasileña distinta de concreta28. Baudelaire y Mallarmé fueron también fundamen-
la portuguesa, lo que cabe es el proceso inverso, de identificación tales en la poesía estadounidense, entre otros para Pound, ha-
de las semejanzas, de la búsqueda de aproximaciones, con la in- biendo habido una comunicación de ida y vuelta, ya que Bau-
tuición no de encontrar modelos aquí o allí, sino de establecer delaire, por ejemplo, tradujo a Edgar Allan Poe (1809-1849).
relaciones horizontales que nos enriquezcan mutuamente. Des- Los movimientos estéticos europeos, aun cuando de dis-
pués de todo, brasileños y portugueses viven fases semejantes tinto origen, señalaron caminos tanto al modernismo brasi-
ante los desafíos globales, integraciones regionales y procesos de leño como al estadounidense. En 1912, Oswald de Andrade,
modernización que les afectan de manera diferenciada. uno de los líderes del movimiento de 1922, volvió de Europa
con un ejemplar del Manifiesto Futurista de Marinetti. Un
año después, en 1913, se llevaba a efecto en Nueva York el
El lado ausente del triángulo. Encuentros Armory Show o International Exhibition of Modern Art, que se
y desencuentros entre las poesías asemejaba a la exposición Sonderbund, realizada en Colonia
brasileña y estadounidense el año anterior.
En las artes plásticas podemos señalar no sólo la relación
Hasta la segunda mitad del siglo XX, la comunicación entre triangular, sobre todo mediante la influencia del cubismo
las poesías brasileña y estadounidense era casi inexistente o era, europeo sobre el modernismo brasileño y estadounidense y
en la mejor de las hipótesis, triangular, ya que poetas y movi- la llegada a las Américas de artistas europeos (Marcel Du-
mientos artísticos europeos habían servido de referencia para la champ y Wilhelm de Kooning, a Nueva York; Lasar Segall,
producción poética tanto en Brasil como en Estados Unidos. a Sâo Paulo), sino también el contacto directo de Anita
Castro Alves y Gonçalves Dias habían recibido la influencia Malfatti con el medio artístico neoyorquino. De hecho, esta
de la poesía romántica inglesa y alemana, a través de Francia y precursora del modernismo en las artes plásticas brasileñas,
Portugal. A su vez, las principales fuentes de la poesía moderna que en 1917 presentaba su exposición controvertida y radi-
brasileña son francesas: Baudelaire y Mallarmé. Mallarmé y su calmente innovadora en Sâo Paulo, había estudiado arte en
Un coup de dés influyó en uno de los precursores del modernis- Nueva York entre 1915 y 1916, habiendo sido discípula de
mo brasileño, Manuel Bandeira, tanto como en la poesía ins- Homer Boss, pintor estadounidense que había expuesto en
tantánea de Oswald de Andrade en los 20; y sobre los poemas
tantas veces autorreflexivos de Drummond y la imagen de li-
bertad y la posterior dicción sustantiva y construida por Murilo 28
Haroldo de Campos, Vuelta, n 99, febrero de 1985, p 29.

136 137
el Armory Show29. Sin embargo, no existe ejemplo semejan- aproximación entre las poesías brasileña y estadounidense. A
te en la poesía. ella se debe, en parte, la selección de la única antología de gran
Es flagrante la ausencia de los estadounidenses en el Itinerá- circulación y prestigio en los medios estadounidenses interesa-
rio de Pasárgada de Manuel Bandeira, obra publicada en 1954 dos en la cultura brasileña: An Anthology of Twentieth-Century
y colmada de referencias literarias. Cuando, ya en la década de Brazilian Poetry, preparada en colaboración con Emanuel Bra-
los 60, Bandeira publica un libro de Poemas traduzidos de más sil y que incluye poemas de Manuel Bandeira, Oswald de An-
de cincuenta poetas, incluye, entre poemas de autores estado- drade, Jorge de Lima, Mário de Andrade, Cassiano Ricardo,
unidenses, apenas un soneto de e.e. cummings, un poema de Joaquim Cardoso, Cecília Meireles, Murilo Mendes, Carlos
Elizabeth Bishop, cinco de Emily Dickinson y tres del poeta Drummond de Andrade, Vinícius de Moraes, Mauro Mota,
negro Langston Hughes (James Mercer), aun cuando en esta Joâo Cabral de Melo Neto, Marcos Konder Reis y Ferreira Gu-
época autores como Pound y Williams eran leídos y divulgados llar31. Como en un desdoblamiento del proyecto de esa anto-
por la generación concretista brasileña. logía, en 1983 se publicó otra, Brazilian Poetry – 1950-1980,
Si hasta la segunda mitad del siglo la poesía estadounidense editada por Emanuel Brasil y William Jay Smith y en la que se
tuvo escasa presencia en Brasil, la poesía brasileña tuvo presen- incluía a un pequeño número de poetas, básicamente los con-
cia incluso menor en Estados Unidos, a pesar de ser una de las cretistas, Mário Faustino y Ferreira Gullar.
más elevadas expresiones de la cultura brasileña. Ni siquiera A pesar de esta escasa comunicación y en parte en razón de
los mayores poetas brasileños del siglo, como Bandeira, Drum- la conexión europea, es posible con todo trazar algunos para-
mond, Murilo Mendes y Joâo Cabral de Melo Neto recibieron lelos entre las poesías brasileña y estadounidense. El momento
su merecida atención en Estados Unidos. Baste con decir que es oportuno, ya que, con un intervalo de algunos meses, entre
solamente en 1994 se publicó en aquel país la primera antolo- finales de 1996 y abril de 1997, se publican una nueva impre-
gía de la poesía de Joâo Cabral30. sión de la antología preparada por Bishop y Brasil, para la Wes-
La estadía de Elizabeth Bishop en Brasil durante más leyan University Press, la antología Nothing the Sun Could Not
de veinte años, primero en Petrópolis entre 1951 y 1966, Explain. 20 Contemporary Brazilian Poets, por la Sun & Moon
y después en Ouro Preto durante varios años al final de los Press, y también un libro de comentario crítico, Seven Faces:
60 y primera mitad de los 70, ofreció una oportunidad de Brazilian Poetry Since Modernism, de Charles Perrone, que in-
cluye ya a las generaciones de la nueva antología32.
29
Cf Eliana Bastos, Entre o escândalo e o sucesso. A Semana de 22 e o Armory
Show, Editora da Unicamp, Campinas, 1991, p 55. 31
Publicada en 1972 por Wesleyan University Press, Hanover, NH.
30
Joâo Cabral de Melo Neto, Selected poetry, 1937-1990, Djelal Kadir Ed; con 32
Charles Perrone, Seven Faces: Brazilian Poetry Since Modernism, Durham,
traducciones de Elizabeth Bishop… [y otros], Wesleyan University Press, Hanover, Duke University Press, Durham, 1996. Doce de los veinte poetas incluidos en No-
1994; véase también A knife all blade or Usefulness of fixed ideas; traducción del por- thing the Sun Could Not Explain son citados en el libro de Perrone: Francisco Alvim,
tugués por Kerry Shawn Keys, 1ª ed, Pine Press, Camp Hill, Pa, 1980. Arnaldo Antunes, Nelson Ascher, Carlos Ávila, Carlito Azevedo, Régis Bonvicino,

138 139
No se puede hablar de una gran influencia en un sentido u al mismo tiempo nacionalista, pues existe un gran interés en
otro, ni de una influencia recíproca entre las poesías brasileña y la búsqueda de lo auténticamente nacional, e internacionalista
estadounidense (es de por sí demasiado simplificador emplear ya que la búsqueda de lo nuevo conduce invariablemente a las
estas categorías tan amplias), sino sólo, en algunos casos, de fuentes europeas34.
una concomitancia de rasgos semejantes y, en otros, de tenden- Pero existen, claro está, diferencias asimismo importantes
cias que parecen cercanas, incluso en el caso de que se refieran ya en los propios orígenes del modernismo en uno y el otro
a grupos de poetas que, en uno y en el otro país, pertenecen a país. En primer término, aun cuando hayan mostrado pre-
generaciones diferentes. ocupación por afirmar una identidad nacional distinta de la
En primer lugar, existen trazos comunes de esa poesía mo- europea, los estadounidenses no conocieron algo semejante a
derna que incluyen tanto la experiencia estadounidense como la metáfora antropofágica. En segundo lugar, mientras que “el
la brasileña. Las innovaciones formales, sobre todo en el sen- nacionalismo del movimiento brasileño… procuraba incorpo-
tido de la liberación de la poesía de la métrica y de la rima rí- rar lo nativo y primitivo a la esfera de la cultura, valorizando lo
gidas, así como cierto movimiento en cuanto a, por ejemplo, negro y lo indígena… por otro lado, en el modernismo estado-
hacer de la poesía el propio objeto del poema, o a la concentra- unidense el factor de la nacionalidad, es decir ‘el ser estadouni-
ción y reducción y a la mayor especificidad33 son perceptibles dense’ era revestido de compromiso social, de incorporación de
tanto aquí como allá. los aspectos de la vida cotidiana y del hombre común a la esfe-
Además de eso, “tanto en Brasil como en Estados Unidos ra del arte”35. Por último, en el caso específico de la poesía, la
[si comparamos el movimiento del 22 con el Armory Show], experimentación vanguardista parece haber animado con más
el surgimiento de la modernidad adquiere un doble carácter: fuerza el horizonte cultural brasileño que el estadoounidense.
De hecho, mientras en Brasil el experimentalismo del mo-
dernismo, a pesar de todas las dificultades iniciales y la incom-
Ana Cristina César, Horacio Costa, Paulo Leminski, Duda Machado, Torquato
prensión del público cuando fue divulgado en 1922, acabaría
Neto y Waly Salomâo. Los otros ocho son: Júlio Castañón Guimarâes, Lenora de
Barros, Josely Vianna Baptista, Age de Carvalho, Ángela de Campos, Frederico Bar- predominando en la poesía ya a finales de los 20, la poesía es-
bosa, Ruy Vasconcelos y Claudia Roquette-Pinto. Otro trabajo crítico en lengua tadounidense de los 40, pese a la experimentación de e.e. cum-
inglesa que trata también de las nuevas generaciones es The Gathering of Voices: The mings, de Williams y sobre todo de Pound, con sus innovacio-
Twentieth-Century Poetry of Latin America, de Mike González y David Treece, pu-
blicado en 1992 por Ed Verso, de Londres. Los autores comentan aquí, entre otras,
nes formales y su afirmación de la fragmentación del mundo,
la poesía de Francisco Alvim, Adélia Prado, Orides Fontela, Ana Cristina César, estaba dominada por los llamados “nuevos críticos”, discípulos
Sebastiâo Ucho Leite y Armando Freitas Filho. de Eliot que abogaban por una poesía formalista, simbólica y
33
Estas son características de la poesía moderna según Haroldo de Campos, en
“Poesía y Modernidad” (Vuelta, México, febrero de 1985, p 26). Para Haroldo de
Campos, en ese ensayo, en relación con la poesía baudelairiana, Un coup de dés de Ma- 34
Eliana Bastos, op cit, p 55.
llarmé, publicado en 1897 en la revista Cosmopolis, ya es posmoderno. 35
Ídem, ibídem, p 12.

140 141
tradicional, preocupada por la unidad y por lo que se llamaba idea de dirigirse a las audiencias elevadamente cultas de Río de
“la consistencia de la estructura” y “el detalle poético”. Janeiro. A pesar de mis mayores esfuerzos –añadía–, temo estar
En la comparación entre Estados Unidos y Brasil hay que miserablemente preparado para enfrentarlas, y tengo la certeza
observar asimismo la diferencia de la importancia relativa de la de que, especialmente ante el conocimiento que los intelectua-
poesía en los movimientos modernista y de vanguardia artísti- les brasileños poseen de las culturas francesa y latina, habré de
ca. Ejemplo de esta diferencia es el hecho de que, mientras que verme considerado como un simple bárbaro estadounidense”36.
el Armory Show se hallaba volcado básicamente hacia las artes De tradición más reciente que la brasileña, la poesía esta-
plásticas (y, puestos a decirlo todo, no sólo incluía tendencias dounidense florece en el siglo XIX con Walt Whitman, quien
modernistas), en la Semana de Arte Moderna fue fundamental propone la identidad entre política y estética, entre vida y arte;
la participación de los poetas. y que plantea como temas la democracia, la libertad y a Esta-
La poesía parece haber desempeñado un papel más signifi- dos Unidos así como, esencialmente, el gran poema, e innova
cativo en la sociedad brasileña que en la estadounidense en los estéticamente siguiendo las huellas de Emerson al procurar lo
siglos XVIII y XIX; y en el siglo XX ocupó, de manera gene- común y más cercano, sea mediante los más variados temas de
ral, un espacio público, cultural y político más importante en la vida cotidiana estadounidense, sea en el propio vocabulario.
Brasil que en Estados Unidos. Elizabeth Bishop trata este tema Otra gran poeta estadounidense del siglo XIX, Emily Dic-
en su introducción a la antología que preparó con Emanuel kinson, no vio publicada su obra en vida, y su influencia sólo
Brasil. Afirma que “los poetas y la poesía son altamente con- se puede sentir en el siglo XX, momento en que la poesía es-
siderados en Brasil”, contrastando esta situación con Estados tadounidense se afirma con fuerza. Es la gran referencia de la
Unidos. Sostiene que hay en Brasil más respeto por el poeta, poesía confesional37.
por su trabajo, por sus opiniones, aun cuando, digo yo, este Las figuras más destacadas de la poesía estadounidense
argumento no convenza si empleamos criterios estrictamente hasta la segunda guerra mundial son Robert Frost (nacido en
crematísticos, ya que como ella misma reconoce, es mucho 1874), Wallace Stevens (nacido en 1879), Ezra Pound (1885)
más difícil para los poetas brasileños sustentarse como tales y T.S. Eliot (1888). Stevens y Williams gozaron de reconoci-
para vivir. miento tardío. El último, nacido en 1883, contemporáneo por
Quizá estos hechos expliquen la impresión que se tenía, to-
davía en los 60, de que el ambiente para la recepción de poesía 36
Carta de Lowell a Bishop, 14 de abril de 1962, archivo de Vassar, cit por Paul
fuese aquí más sofisticado que en Estados Unidos, a juzgar por Mariani, Lost Puritan. A Life of Robert Lowell, W.W. Norton & Company, Nueva
un comentario del poeta estadounidense Robert Lowell antes York, 1994, p 307.
de su estadía de poco más de dos meses en Río de Janeiro en En el siglo XX, la referencia obligatoria de la poesía con-
37

el verano de 1962. Le confesaba por entonces en carta a Eli- fesional es Robert Lowell, sobre todo después de publicar Life
zabeth Bishop que se hallaba “especialmente nervioso con la Studies en 1959.

142 143
consiguiente de Eliot y Pound, en realidad sólo gozó de am- contenido.” Existe preocupación ante la palabra como cosa,
plio reconocimiento cuando tenía ya más de setenta años de en su naturaleza material. En más de un texto Creeley expresa
edad. Pero acabó siendo el poeta más influyente de las poesías el punto de vista de que se debe mirar hacia la palabra y nada
experimentales y de vanguardia de la segunda mitad del siglo más, de que las palabras no dicen más que lo que dicen. Cohe-
XX en Estados Unidos. Tal como afirma Robert Creeley38, en rentes con este punto de vista, sus poemas, a los que considera
vez de constituir un obstáculo, el hecho de que hasta Williams por lo tanto gestos autosuficientes, se concentran en el detalle
hubiese tenido que enfrentarse con el rechazo era un incentivo y se refieren directamente al objeto real sin la mediación me-
a la resistencia. tafórica. Para Creeley, la poesía niega su finalidad si recurre al
A partir de la segunda mitad del siglo XX, un punto en co- acto descriptivo, es decir al acto que distrae la atención hacia
mún que acerca a ciertas tendencias de las poesías estadouniden- fuera del poema.
se y brasileña son sus respectivas posiciones de distanciamiento La poesía del Black Mountain fue un punto de partida para
de la poesía subjetiva. Un enfoque experimental en cuanto a la la más reciente de las corrientes importantes de la poesía esta-
composición atraviesa diversas tendencias de la poesía estado- dounidense, la poesía del lenguaje, una poesía en gran medida
unidense posterior a la segunda guerra y de la poesía brasileña basada en la teoría y en la técnica y para la cual el lenguaje es el
sobre todo después de los 50, incluyendo a muchos de los poetas origen mismo de la experiencia. En especial el trabajo de Creeley
de la antología de Bishop, los de la antología de Emanuel Brasil despertó el interés de varios de estos poetas del lenguaje, como
y William Jay Smith y, también, los de Nothing the Sun Could Charles Bernstein, Ron Silliman, Lyn Heijinian y Bob Perel-
Not Explain. man, así como el de poetas de líneas independientes de aproxi-
La poesía del Black Mountain College, que tuvo a Charles madamente la misma generación, como Susan Howe, Nathaniel
Olson como figura central e incluyó también a Robert Dun- Mackey, Gustaf Sobin, Michael Davidson y Michael Palmer,
can y a Robert Creeley, experimentó suma influencia de Wi- uno de los editores de Nothing the Sun Could Not Explain.
lliams. Éste había propuesto “las ideas en las cosas”, y uno de Sea en la poesía del Black Mountain, sea en la poesía del
los principios de Olson, tal como lo cita Creeley, era: “Lo que lenguaje, la emoción siempre es despojada, poco o nada confe-
existe por sí mismo es lo que se denomina significado.” En sional, evitando el poeta la afirmación del ego romántico. Este
su ensayo Projective Verse, de 1950, que determinó según la enfoque resulta consistente en William Carlos Williams, quien
crítica muchos de los parámetros de la poesía estadounidense en su introducción a The Wedge, de 1944, afirma: “Cuando
de la segunda mitad del siglo, Olson, citando a su vez a Ro- digo que no hay nada de sentimental en un poema quiero de-
bert Creeley, enuncia la fórmula muchas veces repetida des- cir que no puede haber alguna parte, como en cualquier otra
de entonces: “La forma nunca es más que una extensión del máquina [y el poema, para él, es una máquina hecha de pala-

38
En entrevista con Joâo Almino y Régis Bonvicino, mayo de 1996.

144 145
bras], que sea redundante”39. Creeley reconoce, por ejemplo, primer movimiento poético realmente internacional en el cual
que tomó como un credo absoluto esa introducción de Wi- la participación brasileña no se produjo por dependencia de los
lliams en The Wedge40. principales centros culturales. Por otra parte, lo mismo ocurrió
En Brasil, también varias tendencias importantes de la poe- con el concretismo en las artes plásticas, en el que los trabajos
sía en la segunda mitad del siglo XX se volcaron a un trabajo de Mira Schendel, Lygia Clark y Hélio Oiticica fueron con-
meticuloso con la palabra, lejos del subjetivismo y del lirismo temporáneos de los mejores ejemplos de este tipo de tendencia
convencional. Es el caso de la poesía de Joâo Cabral de Melo artística en Europa.
Neto, de la vanguardia concretista y de lo que podríamos lla- A nivel internacional, se produce una percepción simul-
mar, a falta de mejor terminología, posconcretismo. tánea del impacto de las nuevas tecnologías, y la poesía va
No creo, sin embargo, que la batalla planteada aquí para la a explorar, de manera crítica, al menos en el caso brasileño,
afirmación de esa poesía neomodernista haya sido tan ardua la relación con la publicidad y con los nuevos medios de
como en Estados Unidos. El ambiente intelectual estaba ya en comunicación. Especialistas como Marjorie Perloff y Rose-
gran medida moldeado por el modernismo, por lo que la ten- marie Waldrop comentan en paralelo a los poetas brasileños
dencia neoclásica, neoparnasiana, y en consecuencia conserva- y a los de otras nacionalidades, como si no hubiese en este
dora de la generación de 1945, no tuvo el vigor del llamado caso poesías nacionales a pesar de que se reconozcan espe-
new criticism en Estados Unidos. cificidades de poetas o grupos, como el de Noigandres. Por
La poesía concreta –no sólo brasileña– “hace del sonido y de ejemplo, cuando Marjorie Perloff, en el capítulo titulado
la forma de las palabras su campo de investigación”; “it’s about “Signs are Taken for Wonders: The Billboard Field as Poe-
words”, tal como afirma Rosemarie Waldrop41. Como en la pro- tic Space”, en Radical Artifice, comenta el concretismo y la
puesta del grupo Noigandres, elimina la subjetividad en favor de poesía visual, trata a los poetas brasileños como brasileños,
la construcción material, en la línea de la idea de Mallarmé pero como parte de una tendencia contemporánea trans-
de desaparición del “yo” como enunciador. fronteriza, que responde al lenguaje de los anuncios comer-
El concretismo ganó poder en la mitad de los 50. Fue el ciales y se inserta “en la cultura billboard de finales del siglo
XX”, en la cual “el texto ‘bien logrado’ es el que combina
la comunicación de elevada velocidad con el máximo de
39
William Carlos Williams, “Introduction” a The Wedge, 1944, en The Collected
Poems of William Carlos Williams, vol II, Nueva York, p 54; apud Paul Hoover, Post-
información”42.
modern American Poetry. A Norton Anthology, W.Q.W. Norton & Company, Nueva De este modo resulta posible hablar de una comunicación
York, “Introduction”, p XXXVI. real y sincrónica entre la poesía concreta brasileña y la poesía
40
Robert Creeley, “To Define”, en The Collected Essays of Robert Creeley, 1989.
41
Rosemarie Waldrop, “A Basis of Concrete Poetry”, Bucknell Review, 22 (oto-
ño 1976), pp 141-142; apud Marjorie Perloff, Radical Artifice, The University of 42
Marjorie Perloff, Radical Artifice, The University of Chicago Press, Chicago,
Chicago Press, Chicago, 1991, p 114. 1991, p 93.

146 147
concreta y visual de otros países, inclusive Estados Unidos. De las artes, y sobre todo en el caso de Estados Unidos, la influen-
hecho, las vinculaciones internacionales del concretismo acerca- cia del expresionismo abstracto sobre la poesía. Esto ocurre,
ron a la poesía brasileña a la estadounidense. Además de Stépha- de manera general, en relación con todas las vanguardias que
ne Mallarmé y su poema Un coup de dés, y de James Joyce, los se asentaron en la segunda mitad del siglo, pero muy especial-
otros dos grandes referentes para el concretismo brasileño son mente en el caso de la Escuela de Nueva York. Mediante el
estadounidenses. Quizá el más importante de ellos sea Ezra llamado personismo, que aboga por la restauración de un “yo”
Pound, con su noción de que la poesía se halla más cerca de en plenitud en la poesía, esta escuela abre perspectivas a una
la pintura y la música que de la literatura; y el método ideo- poesía autobiográfica y confesional. Los poetas de la Escue-
gramático de composición en The Cantos, de donde se tomó el la de Nueva York, entre ellos Frank O’Hara y John Ashbery,
término Noigandres, acabó dando nombre a la principal revista fueron “poetas entre pintores”, habiendo sido influidos por el
que publicó a los concretistas entre 1952 y 1962, tanto como expresionismo abstracto de los pintores con los que convivie-
al propio grupo de poetas pertenecientes al nuevo movimiento. ron, tales como Mark Rothko, Clyford Still, Jackson Pollock
Otro poeta estadounidense importante para el concretismo y Robert Motherwell. Barbara Guest es otro de los nombres
brasileño fue e.e. cummings, que había realizado experimentos significativos de este grupo de poetas, que cultivó la ironía y la
con la tipografía y con la disposición visualmente fragmentaria parodia y tiene su mejor expresión en John Ashbery y su poesía
del poema en la página. de la indeterminación.
A estos dos, ambos citados en el Plano Piloto, una espe- En este diálogo entre las artes, todavía tenemos que des-
cie de manifiesto del concretismo, se le suma el interés en la tacar las ligazones de la poesía con la música popular, como
obra de William Carlos Williams, quien, como ya sostuve, ocurre en Estados Unidos con los contactos, por ejemplo,
fue el gran inspirador de las vanguardias poéticas posteriores entre el músico Bob Dylan y el poeta beat Allen Ginsberg.
a la Segunda guerra mundial en Estados Unidos43. En Brasil, esta relación entre poesía y música es aún más in-
Además del impacto de los nuevos medios de comunica- tensa. El poeta Vinícius de Moraes fue, por ejemplo, uno de
ción sobre la poesía, es importante destacar, en el diálogo entre los principales letristas de la bossa nova. En los 70, el movi-
miento musical del tropicalismo mantuvo estrecha relación
con la poesía, y recientemente ha surgido al menos un buen
43
En cuanto a poesía y crítica, en ningún otro país tuvo el concretismo un
impacto local semejante al experimentado en Brasil. Sobre todo, la contribución
ejemplo de contacto entre el rock y la poesía, el de la obra de
teórica del concretismo en Brasil no tiene, probablemente, parangón en el mundo, Arnaldo Antunes.
dada su riqueza y su calidad. Por ejemplo, afirma Caroline Bayard: “El historiador Tanto en Brasil como en Estados Unidos, la poesía de la se-
de la poesía concreta deberá entender los textos teóricos brasileños como una con- gunda mitad de siglo, de distintas tendencias, puede ser ana-
tribución muy rica y articulada.” En The New Poetics in Canada and Quebec. From
Concretismo to Post-Modernism, University of Toronto Press, Toronto, 1989, p 22; lizada como una poesía de resistencia. La oposición a la gue-
apud Charles Perrone, op cit, p 60. rra de Vietnam en Estados Unidos, y a la dictadura militar en

148 149
Brasil, constituirán, de hecho, una fuerza decisiva detrás de y en el tipo de oralidad que emplea con frecuencia. De hecho,
varios de los movimientos poéticos de ese período. la explosión emocional y discursiva de la generación beat, así
El régimen militar en Brasil se halla en el origen de una gene- como la de la poesía marginal, es muy distinta de la conten-
ración cultural exiliada en su propio país. A mediados de los 60, ción emocional y de la ausencia de subjetivismo de los movi-
los nuevos poetas se ven influidos por la explosión musical del mientos estéticos, sea en Brasil, sea en Estados Unidos, volca-
tropicalismo, sobre todo en Bahía y en torno a Caetano Veloso. dos hacia la materialidad de la palabra.
Una referencia menos inmediata pero también importante para Tanto la poesía de los beats como la poesía marginal o al-
ellos es el Cinema Novo de Glauber Rocha y otros cineastas. ternativa, a pesar de su impacto inicial, perdieron influencia y
Aun cuando mantengan un diálogo con la vanguardia concre- desaparecieron como movimientos, la primera ya a mediados
tista, no siguen sus directrices racionales y apolíneas. En vez de de los 70, y la segunda hacia 1982, cuando sus principales ex-
ello, practican una poesía informal, marcada por el desencanto ponentes, con anterioridad a través de libros artesanales, co-
con el presente y la falta de confianza en el futuro, y receptiva a menzaron a publicar en las grandes editoriales.
la expresión no racional. Su crítica anárquica apunta no sólo al Los mascarones de proa de la generación beat son Allen
régimen militar, sino también a la izquierda tradicional y par- Ginsberg, Jack Kerouac, Gregory Corso, Gary Snyder y
tidista, reflejando su falta de creencia en la posibilidad de la re- Lawrence Ferlinghetti. Whitman es la gran referencia para es-
volución. Están fundamentalmente preocupados por el “aquí y tos poetas, que, tanto como las demás vanguardias estadouni-
ahora”. En su utilización del lenguaje coloquial y su subversión denses de la segunda mitad de la década, se declaran seguidores
ante el “buen comportamiento”, ven a su movimiento como de Williams y Pound. Además, Williams escribió el prólogo
cercano o fiel al espíritu del modernismo del 22. De este grupo de Howl o Aullido, primer poema de Ginsberg publicado por
de poetas, cuatro están incluidos en Nothing the Sun Could Not Lawrence Ferlinghetti en su editorial City Lights. Para los
Explain: Torquato Neto, uno de los fundadores del tropicalis- beats, el arte y la vida debían ser uno solo. Su poesía es colo-
mo, y Paulo Leminski, que murieron jóvenes; y Waly Salomâo quial, directa, informal, combativa y comprometida, muchas
(fallecido en mayo de 2003) y Duda Machado, ambos de Bahía. veces de manera anárquica, con los temas del momento. La
En los 70, incluyendo diferentes tendencias que una vez novela On the road, de Kerouac, tuvo enorme influencia en los
más evocan el espíritu de 1922, la poesía ofrecía una reacción comportamientos de las nuevas generaciones, y los beats pasa-
estética y crítica a la represión política. Pero había dos formas ron a ser actores significativos de la denominada contracultura.
básicas, la de la poesía marginal y la del constructivismo o pos- Al recuperar la espontaneidad y el antiformalismo de los
concretismo, como ya veremos. beats, los poetas marginales realizan una poesía igualmente es-
La poesía marginal guarda, consciente o inconscientemen- pontánea, neorromántica, calcada de la experiencia inmediata,
te, puntos de contacto con una tendencia estadounidense que de dicción coloquial y subjetiva, marcada generalmente por el
la precedió, el movimiento beat, incluso en el clima de locura antiintelectualismo. Rechazan claramente, aun cuando no de

150 151
manera sistemática o teorizada, la técnica de las vanguardias. fragmentos de una seudocorrespondencia, es sutil y ambiguo,
Poesía y vida son consideradas, como entre los beats, una úni- esconde tanto cuando revela, generando una sensación de ex-
ca y misma cosa. trañamiento en el lector.
Nothing the Sun… incluye contribuciones de dos de los poe- Otro tipo de reacción estética y crítica ante la represión po-
tas más expresivos de este movimiento. El primero es Francisco lítica, por cierto que muy distinto, fue la poesía de creación in-
Alvim, cuya poesía, en palabras de Roberto Schwarz, reúne “el tersemiótica, el constructivismo o posconcretismo, un término
más alto lirismo y el conocimiento atrevido pero desilusiona- muy abarcador que reconoce la importancia que el concretismo
do de la vida contemporánea” y procura un espíritu humilde tuvo en Brasil. En esta poesía posconcreta, a la que se le podría
y fraterno que mucho le debe a Manuel Bandeira44. La otra es trazar un paralelo tanto con su contemporánea tendenca antilíri-
Ana Cristina César, una poeta que dejó un trabajo importante ca y antisubjetivista estadounidense, la poesía del lenguaje, como
y consistente: se suicidó a los 31 años, en 1983. Negando una con el trabajo de poetas independientes cercanos a esa poesía
de las características apuntadas para la poesía marginal, Ana así como con los herederos de la Black Mountain School, existe
Cristina César juega con muchas referencias literarias y erudi- colaboración, imaginación aplicada, soluciones más literarias y
tas. Entre los poetas estadounidenses con los cuales dialoga su estéticas, impulsos clásicos modificados, control de las funciones
obra hay que destacar a Walt Whitman (a quien cita en A teus referenciales del lenguaje, fragmentación y extrema concisión,
pés diciendo “Amor, isto nâo é um livro, sou eu, sou eu que conciencia de la fonética, el aprecio por las cualidades alfabéti-
/ você segura e sou eu que te seguro”)45; y Emily Dickinson cas y la forma textual, así como la negación de la subjetividad47.
y Sylvia Plath (de ambas tradujo poemas), además de Eliza- Creo que el principal énfasis de Nothing the Sun Could Not Ex-
beth Bishop, a quien cita en el poema Travelling, incluido en plain está puesto en estas tendencias posconcretistas o evoluciones
Nothing the Sun Could Not Explain: “Do alto da Serra de Pe- de ellas, entre las que se incluyen los trabajos de los compiladores
trópolis, / com um chapéu de ponta e um regador / Elizabeth brasileños, Régis Bonvicino y Nelson Ascher, que son de los poe-
confirmava ‘Perder / é mais fácil que se pensa’. Rasgo os papéis tas más representativos de su generación, además de haber efec-
todos que sobraram.”46. Es importante destacar que el confe- tuado una contribución significativa como críticos, traductores de
sionalismo de Ana Cristina César, frecuentemente mediante la poesía estadounidense, entre otras, y editores, lo que justifica su
elección para la preparación de la nueva antología.
44
Texto de la solapa de Poesias reunidas, de Francisco Alvim, Claro Enigma,
No es que los poetas de esta antología trabajen todavía en el
Sâo Paulo, 1988. horizonte del concretismo. Por el contrario, Duda Machado y Ré-
45
“Querido, esto no es un libro, es mi yo, soy yo el que / tú atrapas y soy yo gis Bonvicino, por ejemplo, rompieron ideológicamente con él.
quien te atrapa.” [NT] Incluso hasta la figura más eminente del concretismo, Haroldo de
46
“Desde lo alto de la Sierra de Petrópolis, / con una pamela y una regadera /
Elizabeth afirmaba que ‘Perder / es más fácil de lo que se piensa’. Rasgo ahora todos
los papeles que me van sobrando.” [NT] 47
Véase Charles Perrone, op cit, p 135.

152 153
Campos, hace mucho ya que había cambiado de rumbo. Mientras Cuando parecía subjetiva, la poesía de Leminski era fre-
tanto, el concretismo sí sirvió como un importante punto de re- cuentemente señalada por el comentario crítico y distanciado
ferencia a esta generación posconcretista, que ha lidiado con una del “yo”, como si se tratase de un poeta observándose. Breve y
experimentación de lenguaje cuyo origen puede ser rastreado no minimalista, empleando como armas el humor y la irreveren-
sólo en los poetas concretistas, sino también en Murilo Mendes, cia, sin descuidar los elementos formales, se destaca sobre todo
Carlos Drummond de Andrade y Joâo Cabral de Melo Neto. por el lenguaje afilado, cortante y contundente.
El poeta más importante incluido en Nothing the Sun Could Con el proceso de democratización en Brasil, principal-
Not Explain, Paulo Leminski, se inicia cerca del concretismo, mente después de 1985, hubo en la literatura brasileña –in-
evolucionando hacia una base constructivista. Cuando mos- cluso en la poesía– una ampliación de las perspectivas sin una
traba afinidades con el tipo de tono informal y coloquial de la cartografía clara. Esto se refleja en la heterogeneidad de expre-
poesía marginal, practicaba lo que Charles Perrone denomi- siones en Nothing the Sun Could Not Explain, tanto en la forma
nó “una informalidad informada”48. Pasado el momento más como en el contenido. Algunos poemas exploran un mundo
intenso del informalismo de la poesía marginal, habría de es- urbano mítico; otros, un espacio íntimo. Una característica de
cribir en 1983 un poema que ilustra, no mediante el verso es- muchos de ellos es el foco en la palabra. Hay por lo menos dos
pontáneo sino del escrito controlado, su reflexión distanciada ejemplos de una poesía visual preocupada por los nuevos me-
acerca de aquel movimiento: dios de comunicación (en Arnaldo Antunes y Lenora de Ba-
Marginal é quem escreve à margem, rros). De modo distinto a este enfoque, la síntesis producida
deixando branca a página por los poemas de Josely Vianna Baptista, en vez de estructu-
para que a paisagem passe rarse a partir de la visualidad, la parodia.
e deixe tudo claro à sua passagem. Una característica importante, casi generalizable pues
comprende desde poetas marginales como Francisco Alvim,
Marginal, escreve na entrelinha, con sus breves falas51, hasta a posconcretistas como Régis
sem nunca saber direito Bonvicino, desde pioneros del tropicalismo como Torquato
quem veio primeiro, Neto hasta las mejores expresiones de la nueva poesía brasi-
o ovo ou a galinha.49 50 leña; así pues, como en Carlito Azevedo, en quien hay con-
cisión, aversión del exceso, del blablablá. Tal como recuerda
48
Ídem, ibídem, p 146. Umberto Eco, “Mallarmé nos dijo que es suficiente enun-
49
“Marginal es quien escribe al margen, / dejando blanca la página / para que ciar une fleur para evocar un universo de aromas, formas y
el paisaje pase / y deje todo claro a su paso. // El marginal escribe entre líneas / ig-
norando claramente / qué fue primero: / el huevo o la gallina.” [NT]
50
Paulo Leminski, Distraídos venceremos, Brasiliense, Sâo Paulo, 1987, p 90. Cit 51
Falas. Poemas típicos de este autor que se caracterizan por su brevedad y frag-
también por Charles Perrone, op cit, pp 147-148. mentación. [NT]

154 155
pensamientos. Es frecuente en la poesía el caso de que menos indeterminado, o incluso se colma bien con desilusión, bien
palabras digan más cosas52. con una sonrisa.
En el caso de Horácio Costa, que vivió en México muchos Considerando que Nothing the Sun Could Not Explain es
años y es un importante traductor de poesía del castellano, una antología publicada en Estados Unidos, contando ella con
existe una neorretórica o una renovación de la poesía discur- la participación como editor de un destacado poeta estadouni-
siva, en la que la influencia de la tradición hispanoamericana dense, Michael Palmer, que está presente en esta antología de
es evidente. O livro dos fracta, del que se han tomado los frag- cierta manera aunque sin el mismo grado de ligazón con Brasil
mentos que constan en Nothing the Sun Could Not Explain, que Elizabeth Bishop en la antología de los poetas modernis-
según Charles Perrone, se destaca “como una épica lírica ac- tas, resultaría interesante comparar los dos proyectos desde el
tualizada y como un poema de aguda amplitud histórica”53, punto de vista del diálogo con la poesía estadounidense.
aun cuando deba añadirse que, también en este caso, lo que Elizabeth Bishop mantenía vínculos con Pound y recibió
llama la atención es justamente la concisión y hasta el carácter la influencia de Williams y de Eliot. Lejos de los extremos
fragmentario de la narrativa a lo largo de cincuenta y cuatro y del experimentalismo radical, su verso era limpio, y espi-
estrofas regulares de tres versos. rituosa su dicción. Su admirable perfección formal la sitúa,
Poetas como Júlio Castañón Guimarâes, que también es junto con sus amigos Richard Wilbur y Robert Lowell, po-
un agudo ensayista, Carlos Ávila, que además de poeta ha cu- siblemente más cerca de la tradición, todavía viva, que pro-
bierto su papel como editor de poesía y literatura en la prensa viene de Eliot. Tuvo como seguidores a poetas como James
mineira, y Age de Carvalho son altamente representativos de Merrill e incluso, en cierto sentido, a la máxima expresión
la nueva poesía brasileña. Y la vitalidad de esta generación ha de la llamada Escuela de Nueva York, John Ashbery, quien
sido llevada adelante por las voces más nuevas, entre las cua- afirma que ella es, por excelencia, “la poeta para poetas” de
les se destaca el nombre de Carlito Azevedo, pero que inclu- la literatura estadounidense contemporánea54. Si es posible
yen también a Ángela de Campos, Claudia Roquette-Pinto, usar esa expresión, diría que existe, en el caso de la antolo-
Frederico Barbosa y Ruy Vasconcelos, todos practicando una gía de Bishop, un diálogo con el “modernismo clásico” en
poesía que surge con fuerza y esmero técnico. Esta nueva el que predominan el equilibrio y el rigor, todavía poco in-
poesía se revela como indefinida, porque está comprometi- fluido por las tendencias antilíricas de la segunda mitad del
da con la observación de un presente múltiple y en movi- siglo. La poeta más cercana a Elizabeth Bishop en esta nueva
miento, en el que el espacio de la utopía permanece vacío o antología es Ana Cristina César, que incluso la cita en uno
de los poemas ahí incluidos, aun cuando resulte demasiado
52
Umberto Eco, “Afterword”, en The Future of the Book, University of Califor-
nia Press, Berkeley, 1996, p 302. 54
Véase Horácio Costa, “Atualidade de Elizabeth Bishop”, introducción a Eli-
53
Charles Perrone, op cit, pp 185-186. zabeth Bishop. Poemas, Companhia das Letras, Sâo Paulo, 1990, p 16.

156 157
simplificador relacionar su poesía sólo con la elegancia y la Bishop, tradujo, como ya se ha dicho, a Emily Dickinson y
depuración de la poesía de Bishop (o con el universo psico- a Sylvia Plath.
lógico de Sylvia Plath, o los relatos de Virginia Woolf o de Creo que el diálogo ya iniciado entre las poesías brasileña
Katherine Mansfield), pues, como ya mencioné, la locura de y estadounidense sólo tiende a estrecharse, a tal punto que el
la poesía marginal, y mediante su influencia el contacto con lado antes ausente del triángulo surge ahora como una base
la contracultura estadounidense, están igualmente presentes más nítida que las líneas de contacto con Europa, que pare-
en su poesía, sobre todo a través de la informalidad del len- cerían tornarse más tenues. Antologías como Nothing the Sun
guaje. Recuérdese aquí, también, que Nelson Ascher y sobre Could Not Explain desempeñan ciertamente su papel en este
todo Horácio Costa son traductores e intérpretes de Bishop. diálogo.
Señalando una evolución en relación con el proyecto an- Dice el poeta y editor Douglas Messerli en la introducción
terior, los puntos de contacto de Nothing the Sun Could Not a una importante antología de poesía estadounidense que edi-
Explain con la poesía estadounidense son sobre todo con la tó, From the Other Side of the Century. A New American Poetry
contra-tradición que se afirma después de la Segunda Guerra 1960-1990, publicada por Sun & Moon Press en 1994, que
Mundial, sea la de los beats, la de la Escuela de Nueva York, “los poetas, en vez de apoyar las antologías, han trabajado fre-
la de la poesía del lenguaje, la de la Black Mountain School, en cuentemente contra ellas”, lo que refleja las dificultades para
cuya confluencia se encuentra el trabajo independiente de Mi- efectuar la selección entre poetas e incluso entre poemas. Aun
chael Palmer, cuyo “nuevo lirismo denso” es alabado por John cuando no conste en su título el término “antología”, Nothing
Ashbery y cuyo empleo de las palabras que crean sus significa- the Sun Could Not Explain. 20 Poetas Brasileiros Contemporâ-
dos es reconocido por Robert Creeley. neos es obviamente una antología, que refleja, como toda an-
Varios autores de la nueva antología tradujeron y siguen tología, los gustos personales de sus seleccionadores. En las
traduciendo poesía estadounidense, y sus contactos con esa antologías siempre habrá exclusiones –aquí, para mí, las más
poesía han ejercido ciertamente alguna influencia sobre ellos, flagrantes son las de Sebastiâo Uchoa Leite, Orides Fontela y
y servido a la vez para renovar la poesía brasileña. Duda Ma- Armando Freitas Filho, por no hablar de poetas no incluidos
chado tradujo a John Ashbery y a Allen Ginsberg. Júlio Cas- por el criterio de generación a la que pertenecen, como José
tañón Guimarâes tradujo, entre otros, a Gertrude Stein. Paulo Paes–, pero lo bueno es que necesitamos más, y no me-
Horácio Costa tradujo a Elizabeth Bishop, de cuya poesía nos, antologías: hay, por consiguiente, espacio para trabajos
preparó una antología publicada por Companhia das Letras. similares en el futuro.
Régis Bonvicino es traductor de Robert Creeley y de Mi- Nothing the Sun Could Not Explain no es una antología
chael Palmer. Nelson Ascher tradujo a Lawrence Ferlinghetti, sectaria, pues intenta abarcar distintas corrientes estéticas. Por
Eliot, Bishop, Ashbery y a otros más. Paulo Leminski tradujo otro lado, no es ecléctica al punto de no afirmar nada. Así
a Ferlinghetti. Ana Cristina César, lectora de Whitman y de como para los estadounidenses las diferentes tendencias a que

158 159
hice referencia –desde la Black Mountain, la poesía de los beats,
la de la Escuela de Nueva York y la del lenguaje– son formas
distintas de resistencia e innovación, es en el mismo territorio
del inconformismo, de la renovación formal, de una perspec-
POÉTICAS DEL VACÍO
tiva política crítica y libertaria donde se sitúan los poetas de
esta antología, provengan ellos del tropicalismo, de la poesía
marginal o del posconcretismo.
Hablo solamente de lo que hablo: de
lo seco y de sus paisajes.
Joâo Cabral de Melo Neto.

De la poesía de la experiencia a la
experiencia de la poesía. A propósito de
Robert Creeley y de Herberto Helder

Quizá parezca extraño reunir en un comentario a poetas tan


diferentes uno de otro como el estadounidense Robert Creeley
y el portugués Herberto Helder. Pero el atrevimiento de tal
aproximación entre ellos no resultaría ajena al hacer poético
de ambos, que revoluciona la sintaxis convencional y aúna ma-
terias aparentemente dispares. Parto de una de las démarches
de Creeley –“un punto en el espacio es un [¿el?] lugar para un
tema”55 – para trazar una línea entre los dos autores a partir de
la comparación entre el espacio y el tiempo poético de ambos
y de la comprobación de que son poetas solitariamente inno-
vadores, establecidos en lugares peculiares y simples a partir de
los cuales, sin jamás salir de ahí, recrean el mundo.

55
Frase de Wittgenstein, citada frecuentemente por Creeley, quien la recogió
de Zukofsky.

160 161
Tanto Robert Creeley como Herberto Helder iniciaron passos em volta, considerado una revelación de vanguardia de-
sus caminos poéticos independientes y originales en el terri- bido a su renovación de la técnica y del lenguaje cuando apare-
torio del lenguaje empleando un método que, en palabras de ció en 1963. Apresentaçâo do rosto, una prosa poética fragmen-
Creeley, podría ser definido del siguiente modo: “Hacer lo tada, fue prohibido por la censura cuando apareció en 1968,
mismo en el mismo lugar”, o quizá debiéramos decir –y es ésta el mismo año en que, por apoyar la edición de una obra del
idea de Zukofsky y de Whitman– cambiar siempre, siguiendo Marqués de Sade, Herberto Helder fue condenado en un pro-
por el mismo camino56. ceso judicial, aunque, en virtud de la repercusión del episodio,
Es esto lo que hace Herberto Helder, al igual que en otras obtuvo la suspensión de la pena. Herberto Helder fue también
épocas Sá-Carneiro y Fernando Pessoa, innovando así la lírica uno de los responsables de la publicación Poesia experimental I,
portuguesa. Este poeta, nacido en 1930 en Funchal, Isla de aparecida en Lisboa en abril de 1964. Otra faceta de su labor
Madeira, pero establecido a los 16 años en Lisboa, ejerce nota- es que se interesó en volcar al portugués –y recrearlos en ese
ble influencia sobre las nuevas generaciones literarias de Por- proceso– poemas del antiguo Egipto, del Antiguo Testamento,
tugal. De costumbres sencillas, averso a premios y homenajes, árabes, africanos, japoneses y de otras regiones de Oriente, de
evita entrevistas y encuentros literarios por entender que lo que los indígenas de diferentes partes de América, etc. (O bebedor
tiene que decir se halla en sus escritos. En los 50, joven de unos nocturno, de 1961-1966; y As magias, de 1987).
veinte y tantos años, por poco emigra a Brasil, al igual que sus También Creeley fue un innovador. Remó contra la co-
dos hermanas. Después de años de sobrevivir con trabajos tem- rriente de la tradición de su época, es decir desarticulando la
porarios y de viajes por países de Europa y África, vive actual- poesía modernista altamente formal de la primera mitad del
mente en Cascais. Es autor de más de veinte libros de poemas, siglo XX en Estados Unidos. Con todo, no actuaba solo en su
entre los cuales se hallan: O amor em visita (1958); A colher resistencia. Sus principales referencias fueron Williams, Pound,
na boca (1961); Lugar (1962); Electronicolírica (1964); Retra- Stevens y Zukofsky. Hoy día, éstos son autores bien vistos y,
to em movimento (1967); Antropofagias (1971); Photomaton & más aún, consagrados incluso en los ambientes universitarios.
Vox (1979); Os selos (1989); Os selos, outros, últimos (1990); Do No era tal el caso, sin embargo, cuando Creeley se iniciaba en
mundo (1994). La más reciente edición de su Poesia toda fue la poesía. Pero en vez de suponer un obstáculo, el hecho de
publicada por Assírio & Alvim, de Lisboa, en 1996. Se dedicó que hasta Williams hubiese de enfrentar el rechazo suponía un
también a la ficción, habiendo publicado el libro de relatos Os incentivo a la resistencia1.

Véase entrevista a Steve Luttrell, primavera de 1995. “Si uno permanece ha-
56 1
“Williams nos hizo sentir menos paranoicos por el simple hecho de tener él
ciendo lo mismo en el mismo sitio, puede que las personas se acerquen entre sí.” mismo que enfrentar, en aquella época, semejante rechazo. Si él podía aguantar y
“Uno se mantiene ensayando y diciendo continuamente más acerca de aquello que seguir adelante, entonces, Dios mío, uno también podría hacerlo.” (Robert Creeley
procura localizar.” en entrevista a Joâo Almino y Régis Bonvicino, 10.04.96.)

162 163
Creeley se inspiró principalmente en Williams al proceder a a destacar palabras y que crean ritmos poco obvios, resultando
su experimentación formal, creando nuevos patrones rítmicos de ello que cada palabra cuenta, tiene su propio peso, en el caso
en los que las síncopas sirven para llamar la atención hacia las de Creeley incluso un pronombre, un artículo, una preposición
palabras. Tal como ha dicho, “Williams fue mi más duradero o una conjunción4. Nada hay de superfluo o de barroco en los
modelo de poeta. ¡Fue tanto lo que me enseñó!”2. poemas de Creeley, por lo general breves e intensos, que pueden
Empleó como instrumento de su resistencia una poesía ser, por estas razones, correctamente considerados minimalistas.
calcada de un discurso y de un ritmo del lenguaje común, A diferencia de Creeley, Herberto Helder practica el poema lar-
frecuentemente portadora de un mensaje cercano a la inge- go, pero a pesar de ello su poesía es, como la del estadounidense,
nuidad, a la banalidad, evocando por momentos la música po- concisa y elíptica.
pular, la tarjeta postal, buscando en una fuente primitiva la Tanto en uno como en el otro la observación banal del poeta se
elegancia de su artesanado, al modo de Picasso inspirándose transforma en poesía, dado que no separa lo que no está separado
en la escultura popular africana para construir sus imágenes o aislado en la vida, mezclando lo lírico y lo no lírico, mezclando
cubistas. Su poesía purifica, simplifica todavía más las palabras los elementos patológicos de la existencia con el chisme vulgar.
empleadas comúnmente. No efectúa una imitación artística de Hay autores para quienes la complejidad es simplista o ar-
ellas, como lo haría, por ejemplo, la de Robert Frost. tificiosa, es decir que sobra poco después de despojado el len-
En Herberto Helder, el origen que hace estallar el proceso guaje de sus ornamentos. A mi entender, el mayor mérito de
creativo, el caos inicial del cual provienen las palabras reunidas la poesía de Creeley reside en ir en el sentido inverso al mos-
en un poema muestra igualmente un aspecto simple, lo que trar la posibilidad de una simplicidad radical que es, al mismo
además él mismo tematiza: “Basta um nome aprendido a dor- tiempo, rica y compleja.
mir, o movimento dos dedos / em redor do copo”; … “sou ele- Tomemos como ejemplo las obras For love, de 1962, y
mentar, anjos sâo os primeiros nomes.”3. En Herberto Helder Words, de 1967. Estos libros representan una importante sín-
lo cotidiano es la materia, es el espíritu, son la permanencia y tesis del proceso de elaboración de Creeley y definen con clari-
los procesos, es el mundo. dad sus procedimientos poéticos. Evidencian las características
Tanto uno como el otro son poetas de la distorsión, lo que de su poesía a las que me refiero, que pueden resumirse en su
resulta del empleo de la elipsis, de la expresión lacónica, de la preocupación por la palabra.
colocación sorprendente de las palabras en el verso y, más to- En Words encontramos el siguiente poema dedicado a Wi-
davía, del lineamiento inusitado, con divisiones que conducen lliam Carlos Williams:

2
Entrevista concedida a Joâo Almino y Régis Bonvicino, 10.04.96. 4
Marjorie Perloff observó recientemente ese peso propio de las palabras en
3
“Basta con un nombre captado al dormir, el movimiento de los dedos / alrede- Creeley a propósito de un comentario sobre Away. Wittgenstein’s Ladder, The Uni-
dor de la copa”; “soy elemental, sé que de ángeles son los primeros nombres”. [NT] versity of Chicago Press, Chicago, 1996, p 197.

164 165
For W.C.W. Obsérvese, en este poema, no sólo la característica ruptura
de líneas, una de las marcas registradas de Creeley, y la evi-
The rhyme is after dencia en que se hallan situadas palabras como la conjunción
all the repeated “y”, pero también las reiteraciones, que llevan a destacar el
insistence. sentido del poema y que curiosamente forman parte del ges-
to minimalista y lacónico, sin contradecir el despojamiento
There, you say, and y la economía de palabras. Con la propia forma del poema,
there, and there, la inmovilidad de su discurso, las rupturas de frase, Creeley
and and becomes se inserta en uno de los temas centrales de William Carlos
Williams, el deseo, centrando la atención en la imposibilidad
just so. And de expresarlo o de representarlo para terminar, finalmente, en
what one wants is una impasse.
what one wants, “Un punto en el espacio es un [¿el?] lugar para un tema.”
Esta frase de Wittgenstein, tal como yo ya había sugerido,
yet complexly alumbra el aspecto central de su poética. “Piénsese en eso [afir-
as you ma en una de sus conferencias]: ¿es ése el punto? ¿Qué pun-
say. to? ¿En qué pudo haberse transformado? ¿Quién está presente
y advierte que es éste el caso? ¿Cuándo? ¿Hay posibilidad de
Let’s acuerdo en esta situación?”7.
let it go. Ésta es, de hecho, una idea recurrente tanto en la poesía
I want – como en los ensayos y entrevistas concedidas por Robert
Creeley. Para él, escribir un poema es como abrir una pi-
Then there is – cada en un territorio virgen, o como trazar una línea en el
and, espacio vacío. Se trata de un acto espontáneo que se agota
I want.5 6 en sí mismo. El punto de partida es la capacidad de situar-
se, es decir la elección del lugar. Ahí, en el lugar escogido,
poesía y poeta se encontrarán, tal como lo subraya el pro-
5
A W.C.W. // La rima se sitúa más allá / de toda la insistencia // reiterada. // verbio chino citado en un poema de For Love: “… if you
Allí, uno habla, y / allí, y más allí, / y y se vuelve // sólo eso. Y / lo que se quiere es
/ lo que se quiere, // incluso de manera compleja / tal como tú / dices. // ¡Venga!
Vamos / vamos a dejarlo ahí. / Quiero – / De esto se trata – y / quiero. [NT] 7
Robert Creeley, “The Creative”, en Was That a Real Poem & Other Essays, ed
6
En Words, Charles Scribner’s Sons, Nueva York, 1967, p 27. Donald Allen, pp 33-34; véase también Marjorie Perloff, op cit, p 191.

166 167
lie in a field // and fall asleep, / you will be found in a field road, a leaf of
// asleep8. yellow color is
Hay otro poema en Words que nos remite al tema del “si- going to
tuarse” y que comienza jugando con la contradicción entre la
situación como elección y como un dato. fall. It
all drops into
The window place. My

Position is where you face is heavy


put it, where it is, with the sight. I can
did you, for example, that feel my eye breaking.9 10

large tank there, silvered, Para Creeley, la creación depende del simple acto de la
with the white church along- valentía de enunciar. Afirma: “Decir de alguien que su apa-
side, lift riencia es agradable o fea supone, en cada uno de estos actos,
que es creativo. En cada uno de estos casos surge un ‘mundo’
all that, to what en el que aquella persona gana su lugar, esté ella de acuerdo
purpose? How o no…”11.
heavy the slow Esta concepción del quehacer poético coadyuva con la re-
currencia a los temas del vacío y del silencio como depósitos
world is with de la palabra, otro punto de contacto con la poesía de Herber-
everything put to Helder. Tal como lo demuestra la ensayista brasileña Maria
in place. Some
9
“La ventana // La situación es allí donde / la sitúas, donde estás / tú, por
man walks by, a ejemplo, aquel // tanque grande, allí, plateado, / con la iglesia blanca de tu / lado,
levantaste // todo eso, ¿con qué / propósito? Cuán / pesado es el mundo // vagaro-
car beside him on so con / todas las cosas puestas / en su sitio. Algún // hombre pasa, un / auto a tu
the dropped lado en la / carretera // caída, una hoja de / color amarillo se va // cayendo. Todo /
encaja. / Mi // rostro pesa / con esta visión. Siento / mi ojo que se quiebra.” [NT]
10
En Words, op cit, p 38.
8
“Don’t Sign Anything”, en For Love, Poems 1950-1960, Charles Scribner’s 11
Robert Creeley, “The Creative”, 1972, en Was That a Real Poem & Other Es-
Sons, 1962, p 36. [NA] “Si te tumbas en un campo // y te duermes, / te encontra- says, ed de Donald Allen, Four Seasons Foundation, Bolinas, California, 1979, p
rán en un campo / durmiendo.” [NT] 33; véase tambkién Perloff, op cit, p 191.

168 169
Lúcia dal Farra en su libro pionero Alquimia da linguagem. las palabras aprehenden el vacío, también contienen vacíos.
Leitura da cosmogonia poética de Herberto Helder, “mediante la Esto lo podemos desprender de la lectura del poema El len-
destrucción del mundo sacramental, así como mediante la de- guaje, de Words:
puración alquímica de la palabra, ella [la poesía de Herberto
Helder] se vuelca al oficio de obtención del vacío, a la senda Sitúa Yo
del silencio vehemente”. te amo en algún
En Creeley, a partir de lo estático y lo silencioso la for- sitio en
ma y el concepto ganan expresión, cual piedra sobre la cual
descansa la mente o cual figura extraída de la madera12. Esta dientes y
idea queda ilustrada por los versos del poema El enigma, de ojos, muérde-
For Love: “… La cuestión / es un asunto mudo. / Uno se ha- lo pero
lla / demasiado solitario, uno / quiere pararse ahí, a la ori-
lla de la // concepción. La mujer // imperativa, el hombre cuídate para no
/ perdido en el pensamiento / riguroso: // que se dé forma lastimarte, tú
exacta / a los nombres y títulos.”13. El tema del vacío está quieres tanto
también presente en el poema Los carteros deshonestos, del
mismo libro: “Queman todo lo que tengo, o lo poco / que tan poco. Las palabras
tengo. / No me importa, etc. // El supremo poema, dirigi- lo dicen todo,
do al / vacío – ésta es la necesaria / valentía…”14. Si bien
Yo
te amo
12
Cf poema The Figures: “The stillness / of the wood, / the figures formed /
de nuevo,
by hands so still…”, en For Love, p 147. Véase también el poema After Mallarmé,
del mismo libro, p 152: “Stone, / like stillness, / around you my / mind sits, it is
// a proper form / for it, like / stone, like // compression itself, fixed fast, / grey, / entonces para qué
without a sound.” es el
13
En inglés, el poema tiene por título The Riddle. El que sigue es el original del
texto traducido: “… The question / is a mute question. One is / too loneley, one
vacío. Para
wants / to stop there, at the edge off / conception. The woman // imperative, the
man / lost in stern / thought: // give it form certainly, / the names and titles.”; en llenarlo, llenarlo.
For Love, op cit, p 21. Oí palabras
14
“They burn everything I have, or what little / I have. I don’t care, etc. // The
poem supreme, addressed to / emptiness – this is the courage // necessary…”; en y palabras llenas de
For Love, op cit, p 29.

170 171
agujeros la escultura es una forma recortada en el espacio.”17. Creeley
doliendo. El discurso leyó por vez primera Make it New de Pound a los veinte años,
es una boca.15 y consideró el libro como una revelación, pues Pound “habla-
ba de la escritura desde el punto de vista de aquello en que la
Hay otro poema en Words, titulado El agujero, que comien- propia escritura se envolvía, y no por sobre lo que ella era”18.
za así: “Hay / un silencio / que llenar…” Y termina con “… Así pues, existe en Creeley cierta tensión entre realidad y re-
llene / el vacío con / usted, agujero / vacío”16. En este poema, presentación. El poema no representa la realidad, es la propia
el vacío está “aprehendido” con recuerdos poderosos, de la in- realidad. Cuando narra la historia, es la propia historia narrada,
fancia, de la adolescencia, volcados hacia el lado oscuro de la como bien dice este verso del poema Por favor, de For Love: “Es
existencia. Pero las últimas líneas nos dejan con la sensación de éste un poema que relata la historia, / que es la historia.”19.
que el vacío de la existencia solamente puede ser aprehendido Una definición de la forma poética a través del propio hacer
con el propio vacío. poético puede hallarse en este pasaje de otro poema de For Love:
En más de un texto, Creeley expresa el punto de vista de que
se debe mirar hacia la palabra y nada más, de que las palabras El movimiento de la
no dicen más que lo que dicen. Coherente con este punto de frase, ¿me habla de ti
vista, sus poemas, a los que él considera en consecuencia gestos como si fuese la botella que bebemos?
autosuficientes, se concentran en lo particular y se refieren direc- No. No se trató de ningún accidente.
tamente al objeto real sin la mediación metafórica. Para Creeley,
la poesía niega su finalidad si recurre al acto descriptivo, es decir Ay, ¿la forma es lo que adviene?
al acto que desvía la atención hacia fuera del poema. La forma es un acompañamiento.
Ella no tiene que ser acerca de algo. La lección proviene de Yo para el amor, tú para el amor:
Pound. “El punto de vista de Pound –afirma Creeley– consistía accidente sintáctico.20
en que la poesía es una forma recortada en el tiempo, así como
17
Robert Creeley, “Form”, en Collected Essays of Robert Creeley, The University
of California Press, Berkeley, 1989.
15
The Language: Locate I / love you some- / where in // teeth and / eyes, bite 18
Robert Creeley, apud Steven Watson, The Birth of the Beat Generation, Pan-
/ it but / take care not / to hurt, you / want so // much so / little. Words / say theon Books, Nueva York, 1995, p 221.
everything. // I / love you / again, // then what / is emptiness / for. To // fill, fill. / I 19
This is a poem which tells the story, / which is the story.”; Please, en For Love,
heard words / and words full // of holes / aching. Speech / is a mouth.”; en Words, op cit, p 60.
op cit, p 37. 20
The movement of the / sentence tells me of you / as it was the bottle we
16
“The Hole: There is / a silence / to fill. A / foot, a fit, // fall, / filled. If… / a drank? / No. It was no accident. // Agh, form is what happens? / Form is an ac-
silence / to fill. A / foot, a fit, // fall, / filled. If… // … Talk / to me, fill / emptiness companiment / I to love, you to love: / syntactic accident.”; The place, en For Love,
with / you, empty / hole.”; en Words, op cit, pp 106 y 108. op cit, p 98.

172 173
Así como la poesía de Creeley no quiere decir nada, simple- nación24. Pero paradójicamente, los poemas de Creeley y de
mente es o dice, resulta difícil de parafrasear; del mismo modo, Helder –con sus lagunas, la unión inusitada de sus palabras, la
el poeta no quiso o no quiere ser poeta, simplemente es poe- quebradura de sus líneas, la superposición de significados en
ta, tal como él mismo lo explica: “Por cierto que yo no tenía palabras coloquiales– quedan sujetos a múltiples interpretacio-
intención de ser poeta, ni me lo imaginaba. Yo, simplemente, nes. Michael McClure afirma que “todo el mundo piensa que
aparentemente, era poeta. Era, como Williams diría, alguien ha leído a Creeley como nadie más”25. Y puede decirse que a
divertido; y ser considerado como alguien con valor por hacer cada cual su Herberto Helder.
algo tan simple y tan agradable era, de hecho, una maravilla”21. Además de eso, si por un lado para estos poetas escribir su-
A diferencia de Creeley, en Herberto Helder la poesía es pone primordialmente una experiencia de lenguaje, por otro
metafórica, pero la metáfora no apoya una descripción de la es la emoción del poeta lo que da origen a la búsqueda de la
realidad ni sirve para su representación. Ella es, con frecuen- palabra. “El discurso es la aserción de un hombre”, en opinión
cia, la misma realidad del poema, que deja el significado sin de Creeley. O, más aún: “el sitio no es un lugar, sino un lugar
sustento, suspendido en lo sublime. en un determinado hombre”26. La elección del lugar, por con-
Al igual que en Creeley, la poesía de Herberto Helder da siguiente, es la elección que el poeta efectúa de sí mismo en
la impresión de que no comenta el mundo, de que no lo des- ese espacio vacío a que me refería, tal como lo pueden ilustrar
cribe, de que las palabras no se refieren a un objeto, siendo estos versos: “Tomen mi caso, y por qué no / desde que estos
ellas la realidad misma de una emoción, el objeto que se crea: detalles no necesitan / otro impulso, // tómenme a los 13 años
“Palavra que empurra a cara / secreta para diante da palavra / y por cualquiera razón ahí, no importa la razón específica”27.
/ como uma cara madura.”22. (Os selos, 1989). “Escuto a tra- Obsérvese, en el último verso del poema La ventana, transcrito
vessia cantora dos rios do mundo / depois aparece a longa más arriba, que Creeley se refiere, por ejemplo, a “mi ojo” y no
frase cheia de água… // … Quando pus os dedos / na frase, a “mis ojos”. La fórmula, además de ser perfectamente acep-
a frase / sangrava.”23. table en inglés, nos recuerda el dato personal, biográfico, de
Tanto en un caso como en el otro, el poema no podría que él, de hecho, sólo tiene un ojo, pues hubo perdido el otro
ser aprehendido mediante la interpretación, sino por la ilumi-
24
Obsérvese, al respecto, que una de las lecturas preferidas de Creeley es el Wal-
ter Benjamin de Iluminaciones.
21
Robert Creeley. Entrevista con Joâo Almino y Régis Bonvicino en 10.04.96. 25
Sagetrieb, vol I, n 3.
22
“Palabra que impulsa la cara / secreta hacia delante de la palabra / cual una 26
“There is no country. Speech is an assertion of one man, by one man”; en “To
cara madura.” [NT] Define”, The Collected Essays of Robert Creeley, 1989.
23
“Escucho la travesía cantarina de los ríos del mundo / aparece después la 27
Take the case of myself, and why not / since these particulars need / no fur-
larga frase henchida de agua… // … Cuando puse los dedos / en la frase, la frase ther impetus, // take me at the age of 13 / and for some reason there, no matter the
/ sangraba.” [NT] particular reason”; The Ball Game, en For Love, op cit, p 25.

174 175
en un accidente de infancia. La sensación transmitida por el existen poemas en un contexto político literal. Además de eso, la
poema es la de que el poeta ve el paisaje a través de una venta- poesía de Creeley es más austera y concisa. Un fragmento de un
na de cristal. Al decir que el ojo “se quiebra”, lo que suena tan poema de For Love quizá sirva al propósito de ilustrar este con-
extraño en inglés como en portugués, Creeley asocia el ojo a traste justamente al referirse a Ginsberg: “Por todas partes le dis-
aquella ventana. Al mismo tiempo el ojo que se quiebra, como paran a la gente. / Gente gente gente gente. / Éste es un poema
el cristal de la ventana, es el ojo que el poeta perdiera en la in- para Allen Ginsberg. / Quiero estar en otro sitio, en otro sitio”28.
fancia. Existe en este pasaje una inmediaticidad emocional que Pero el propio Creeley es quien afirma, al comparar su tra-
se halla presente en mucho de la poesía de Creeley. bajo con el de Ginsberg, que “por supuesto que nuestras pro-
Me parece interesante que este camino por él trazado man- sodias… parecen ser diferentes. Pero nuestros términos emo-
tenga contactos con dos movimientos muy diferentes entre sí, cionales son básicamente los mismos. Ambos pensamos que
el movimiento beat de los 50 y 60 y la poesía del lenguaje, que las emociones son el factor definidor en las vidas humanas”29.
surgió algo más tarde. El movimiento beat correspondía a una explosión emocio-
Los puntos de contacto con los beats se explican en parte nal. Dice un crítico que, más allá del resultado concreto de
mediante un dato biográfico. En 1956, después de pasar por el que la visita de Creeley a San Francisco lo llevó a publicar, en
Black Mountain College en Carolina del Norte, adonde llega- el otoño de 1957, el séptimo, último y extemporáneo núme-
ra en marzo de 1954 como enseñante por invitación del poeta ro de la Black Mountain Review, que incluía a los beats, a los
y rector Charles Olson, y de haber editado ahí, en compañía poetas de San Francisco y a los de la Black Mountain, ejerció
de Robert Duncan, seis números de la Black Mountain Review también impacto sobre su propia poesía, en la medida en que
(que resultó ser fundamental para la poesía de los 50), Creeley “Kerouac le ayudó a liberarse de la imposición de la narrativa,
se trasladó a San Francisco. En esta ciudad estrechó sus lazos Snyder le ofreció un potencial místico de esperanza y Ginsberg
de amistad con Allen Ginsberg, con quien se había encontra- le abrió la posibilidad de incluir las emociones de manera más
do por vez primera unos años antes, en 1949. En los tres me- expansiva en su poesía. Antes de partir, en el verano de 1956
ses que permaneció en San Francisco, entre marzo y junio de –afirma–, el trabajo de Creeley se había vuelto en alguna me-
1956, entabló amistad también con Jack Kerouac, Michael dida más suelto, liberado de la rigidez de su lacónica pureza”30.
McClure y Gary Snyder.
Existe un linaje común a la generación beat y a la de Black 28
“Everywhere they are shooting people. / People people people people. / This
Mountain, una tradición alternativa y experimentalista cuyos is a poem por Allen Ginsberg. / I want to be elsewhere, elsewhere.”; Please, en For
principales puntos de referencia son los poemas de Williams y de Love, p 60. El poema fue escrito entre 1956 y 1958, después del paso de Creeley
Pound. Pero si comparamos los poemas de Ginsberg y Creeley, por San Francisco.
29
Robert Creeley. Entrevista con Joâo Almino y Régis Bonvicino, el 10.04.96.
resaltan principalmente los contrastes. Al contrario de lo que ocu- 30
Steven Watson, The Birth of the Beat Generation, Pantheon Books, Nueva
rre con la poesía de Ginsberg, por ejemplo, en la de Creeley no York, 1995, p 225.

176 177
Lo contrario también es verdadero, es decir que la poesía de convencional, pues lo que en ellos predomina, con frecuencia,
Creeley influyó en la de sus contemporáneos beats31 y, junto es una sensación de extrañamiento.
con la de los demás exponentes de la Black Mountain, consti- Por consiguiente, las relaciones humanas son un foco de
tuye uno de los pilares sobre los cuales se asienta la tradición la poesía de Creeley, pero sin sentimentalismo. Tal como afir-
de la poesía estadounidense en la segunda mitad del siglo XX, ma en uno de sus poemas, “no quiero sentimentalismos. / No
al lado de la San Francisco Renaissance, de la Escuela de Nueva quiero nada más que una casa”34.
York y de la del objetivismo. La propia “métrica” de Creeley, si así se la puede denomi-
La poesía de la Black Mountain fue especialmente importante nar, refuerza esa distancia del lirismo convencional y del sen-
para los poetas del lenguaje, aun cuando éstos, al romper con la timentalismo, resultando su ritmo mejor caracterizado como
tradición, hubieren asimismo procurado marcar su distancia en “la quiebra con insistencia”35. Por apreciar su métrica peculiar
relación con ella. El trabajo de Creeley, en especial, despertó el y quizá por reconocer en su poesía la equidistancia de los ex-
interés de varios de los poetas del lenguaje, como Charles Berns- tremos de la subjetividad y de la objetividad, William Carlos
tein, Ron Silliman, Lyn Heijinian y Bob Perelman, así como el Williams llegó a afirmar que Creeley “posee el más sutil senti-
de poetas de líneas independientes de aproximadamente la mis- do para la medida con que yo nunca me he encontrado, a ex-
ma generación, como Michael Palmer, Susan Howe, Nathaniel cepción de los versos de Ezra Pound”.
Mackey, Gustaf Sobin y Michael Davidson. Al proceder de este modo, la poesía de Creeley problematiza la
Si bien la emoción es fundamental en la poesía de Creeley, cuestión de la subjetividad, es decir de la representación del “yo”.
esa emoción siempre es despojada. Si esta poesía puede ser con- El propio poeta es quien se pregunta en un poema de For Love:
fesional, el poeta no exhibe las referencias de su confesión. “No “Qué soy yo para mí mismo / que deba ser recordado…”36.
me va a desterrar / por las digresiones”, dice un verso de otro
poema de For Love, “Mi naturaleza / es un pantano de confe-
siones / no resueltas”32. La confesión del poeta es mínima, eco- Un estilo sin tiempo ni lugar
nómica, recordando por momentos un geometrismo abstracto
y que quizá siga el precepto del poema que cierra y da título a En Herberto Helder, por el contrario, existe una pan-subjeti-
For Love: “No me dejen tropezar / en la confesión sino / en la vación que no conduce, con todo, a una poesía confesional.
obsesión con que comienzo / ahora”33. Así pues, los poemas de El poeta observa que las cosas existen por sí mismas siempre a
Creeley no afirman el ego romántico y nunca caen en el lirismo
34
“I want no sentimentality / I want no more than home.”; en Goodbye.
35
Véase Michael Heller, “A Note on Words. To Break with Insistence”, en Ro-
31
Perloff, op cit, p 190. bert Creeley, the Poet’s Workshop, ed de Carroll F. Terrell, The National Poetry Foun-
32
The Door, en For Love, op cit, p 101. dation, University of Maine at Orono, Orono, Maine, 1984, pp 171-174.
33
Fragmento de For Love de la obra de igual título, op cit, p 160. 36
The Rain, en For Love, p 109.

178 179
partir de un “yo” (“todas las cosas piensan al mismo tiempo”: con lo metafísico, lo cotidiano con lo eterno: “… dije que
Do mundo; o: “en tránsito: yo soy la cosa”: Os selos). Pero, pa- yo sé que se llevaban lo cotidiano // hasta lo / extraordinario:
radójicamente, esta subjetividad se inscribe en un proceso de las madres y los cordones irrigando las bolsas” (Os selos). Una
impersonalización y de objetivación, ya que el “yo”, así como imagen, una mujer lavando platos: “lo cotidiano estelar de las
Dios o la cosa, se identifica con el objeto, con el mundo, se di- materias: acero, loza” Os selos, Outros, Últimos). Una simple
suelve en él, ve y oye a partir de las diferentes perspectivas de botella con agua:
un indefinido espacio cósmico. El “yo” es parte de la materia,
de la sustancia del mundo: “si finalmente la sustancia / de al- … A esta columna de agua le basta el peso propio,
guien que pone la mano en el fuego es igual a la sustancia del el aire girando en redor,
fuego / mientras grita;” // … “La sustancia de un hombre y de haber sido vista no como imagen de una botella
una estrella; la misma”; / … “Me guío por las lunas en el aire sino como concreta y continua forma;
trémulo y grito desde el agua hacia el agua…” o despuntar en la memoria
La mitología individual del poeta portugués Herberto Hel- de alguien que,
der está empeñada en crear o descubrir el mundo, nombran- viéndola,
do las cosas y sus imágenes: “Quería pintar ángeles. / Había sabe que va a desaparecer y arrebata,
planteado algunas palabras elevadas, música”; “La poesía es un en un flujo molecular,
bautismo atónito, sin una palabra / sorprendida para cada cosa no su nombre: columna o botella o centro del planeta, sino
(Os selos); “yo estudio / astros desmoronados, manantiales, el el haber sido mirada totalmente
secreto” (Do mundo); “La mañana comienza a golpear en mi una vez,
poema. / Las mañanas, los martillos veloces / … poema gol- ella,
peado por la revelación de las cosas. / … Golpean a las puer- y en el voltaje de la luz trasladarse hacia otra
tas de las palabras” (A colher na boca); “Toco la luz, o la casa, zona: el ser una botella que reluce
o el pez, o la palabra. / Toco la palabra apasionante, si toco a de aire y de agua
la mujer / con su gato, piedra, pez, luz y casa. / La mujer de la como si la rozase Dios por encima
palabra. La Palabra.” (A colher na boca). y quietud; o que, si no se traslada, sea entonces
Se ha dicho ya que se trata de una poesía surrealista. Pero el de todo:
trabajo elaborado y riguroso de esta poesía en cuanto a la ima- lenguaje, biografía, pensamiento, eternidad… –
gen y la palabra, insertando “las manos en el idioma”, se halla / … / moléculas
lejos de la escritura automática de los surrealistas. Más que so- nada más, perennes,
ñar, se deja soñar, efectúa “el inventario del sueño” (Os selos) con rayos
y diseca la materia del sueño ya soñado. Asocia lo concreto en el caos de tantos objetos complejos: toallas listeadas,

180 181
una navaja, libros, dos Independiente, Herberto Helder escribe una poesía de difí-
estilográficas, una piedra cercana, el brazo que atraviesa cil clasificación, pero de sello constante e inconfundible. Indi-
la tierra hasta la piedra – ferente a los que pasan apresurados vistiendo las corrientes de
y el ejemplo del agua firme moda, el poeta se halla plantado en una encrucijada contem-
(y como el ejemplo no sirve) de plando solitario el paisaje –al mismo tiempo interno y externo,
Dios de cercano y cósmico, concreto y abstracto– que crea con el mito
quien no hay huella, ni en el caos ni cotidiano y subvertido. Resulta sorprendente que sea así, cuan-
en el verbo, do se sabe que practica la poesía del vértigo y del desequilibrio
ni en el vaso de agua…37 y cuánto tuvo su vida de inestable durante los años en que so-
brevivía a base a empleos temporarios.
En la poesía de Herberto Helder, palabras básicas, de una Existe armonía en la producción poética de Herberto Hel-
cotidianeidad eterna –nube, viento, oro, astros, cometas, estre- der desde A colher na boca, de 1961, hasta Do mundo, de 1994,
lla; llamas y fuego, noche, luz y sombras; el caos, la electrici- armonía cuyo territorio es el del caos y la falta de armonía.
dad, el miedo; pulmones, ombligo, sangre, boca, voz, palabra, Concisa y elíptica en el poema largo, tal como ya afirmé; ins-
poesía, mujer, amor, Dios–, irrumpen en imágenes sorpren- taurando un territorio simultáneamente “mágico y tecnológi-
dentes. Y si no, veámoslo: “Dios es el pan de azúcar que se co”; al decir de la inglesa Juliet Perkins, autora de The Feminine
disuelve en su totalidad en toda la leche, y que se bebe”; “la in the Poetry of Herberto Helder, la poesía de Herberto Helder
noche suspende una rama”; “él pinta las llamas atadas unas a es igual a sí misma porque sorprende e innova en cada metá-
otras en el retrato (Os selos); “estoy tumbado en mi poema… / fora. Al intentar captar el abismo que separa al mundo de sí
El poema me duele, me construye” (A colher na boca). mismo, ella deja como huella una “sintaxis alucinada” (Prado
En un ensayo titulado “Herberto Helder: la no separabi- Coelho) o “de falta de habitación” (Dal Farra), así como una
lidad”, el crítico portugués Eduardo Prado Coelho entiende meticulosa geometría de la nada.
que, en este poeta, las palabras dispersas se suman unas a otras Al igual que un personaje suyo de Os passos em volta, Her-
no como imanes que se atrajeran, sino siguiendo un principio berto Helder realiza, “con el inexplicable ardor de quien se ini-
cercano al de los sistemas cuánticos: “Cualesquiera palabras cia en la eternidad”, un “viaje sin fe, inconsecuente, poseído
que se arranquen del propio caos inicial mantienen entre sí re- por los dones infernales con los que se crea un estilo sin tiempo
laciones que superan la gramática estabilizada de las analogías. ni lugar”, en un “tiempo más allá del lugar, o lugar más allá del
–Y añade–: Lo que el texto instituye es esa función de ola que tiempo”, como dice Creeley en un verso de For Love, del libro
las vuelve definitivamente no separables.” de igual título.

37
Do mundo, en Poesia toda, Assírio & Alvim, 1996.

182 183
El domador de sueños y otras imágenes de la piedra. Es de 1941, y por consiguiente anterior a la publicación
La construcción de la poética de Joâo Cabral de Melo de Pedra do sono, el texto Consideraçôes Sobre o Poeta Dormin-
Neto desde Pedra do sono hasta Educaçâo pela pedra do, tesis presentada por Joâo Cabral en el Congreso de Poesía
de Recife. Trata aquí de las relaciones del ensueño y del sueño
Dos palabras pueden definir el conjunto de la poesía de Joâo con la poesía, afirmando que ésta no se halla en el ensueño en
Cabral de Melo Neto: coherencia y densidad. Su poesía incide el sentido de que éste constituye un reservorio, aun cuando el
en los asuntos más diversos, pero dentro de un territorio cuyo ensueño predispone a la poesía y se convierte en un ejercicio
límite queda señalado por imágenes que recorren obsesivamente para el poeta al aguzarle determinadas aptitudes. La predis-
su obra, como hilo conductor de una narrativa especial: la de la posición del ensueño a la poesía se efectuaría por la idea de
evolución de su poética. Una versión de esa narrativa es lo que abstracción del tiempo y por la propia “idea de muerte a la
pretendo extraer de las propias palabras empleadas por Cabral que el ensueño se asocia en el poeta”.
en su poesía, siguiéndolas libro tras libro, desde Pedra do sono, Pedra do sono es coherente con esta tesis. Pero que quede en
el suyo primero, publicado en 1942 cuando el poeta tenía sólo claro, desde ya, que su atmósfera onírica, aun cuando amplia,
veintidós años, hasta A educaçâo pela pedra, publicado en 1966 y nada posee de etéreo y mucho menos de místico, religioso o so-
que reúne poemas de 1962 a 1965, cuando residía como diplo- brenatural, ni incluye al sueño como deseo o utopía. Es, funda-
mático entre Sevilla y Ginebra. Esta fase de su obra corresponde mentalmente, el territorio de lo que podríamos llamar “visiones
a la primera edición de Poesias completas (1968). Procuro trazar mecánicas”, para emplear la expresión del primer poema (titu-
un guión de las imágenes más relevantes de su poética y efectuar lado Poema) de aquel primer libro de Joâo Cabral: “Automóviles
con ellas, como en una galería, una visita guiada. como peces ciegos / componen mis visiones mecánicas.”
En un artículo en Folha da Manhâ de 1943, del que Joâo Quizá el más típicamente surrealista de todos sus poemas
Cabral dijo muchos años después que podría situar como pre- sea Dentro da perda da memória, de Pedra do sono:
facio de sus poesías completas porque preveía todo lo que ha-
bría de escribir, Antônio Cándido había percibido con justeza Dentro de la pérdida de la memoria
dos influencias fundamentales en Pedra do sono, la del surrealis- se hallaba tendida una mujer azul
mo y la del cubismo, al mostrar que el poeta procuraba equili- que ocultaba entre los brazos
brar las libres asociaciones y el sueño con rigor constructivista. unos pájaros friísimos
El propio Joâo Cabral llegó a reconocer que los comentarios que la luna sopla en la alta noche
de Cándido le habían servido para encontrar su propio cami- sobre los hombros desnudos del retrato.
no. Este camino lo lleva, por un lado, a alejarse cada vez más
de la atmósfera onírica de sus primeros trabajos y, por otro, a Y del retrato nacían dos flores
radicalizar el geometrismo de sus construcciones. (dos ojos dos senos dos clarinetes)

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que a determinadas horas del día sueño en el ensueño. Mediante el habla de Joâo, en este último
crecían prodigiosamente libro, el poeta se preguntará, por ejemplo: “¿Qué intimidad
para que las bicicletas de mi desesperación existe mayor que la del sueño? ¿La de este sueño que todavía
corriesen sobre sus cabellos. llevo en mí cual un objeto que me pesase en el bolsillo?” Y el
mismo personaje, más adelante: “Todavía me parece sentir el
Y en las bicicletas que eran poemas mar del sueño que inundó mi cuarto. Todavía siento la ola lle-
llegaban mis amigos alucinados. gando a mi cama… (pienso ahora que sería más justo decir,
Sentados en desorden aparente del mar del sueño, que el sol lo ahuyentó, porque los sueños
helos ahí engullendo regularmente sus relojes son como las aves no sólo porque crecen y viven en el aire).” Y
mientras el hierofante armado caballero todavía, después: “El sueño retorna, me envuelve nuevamen-
movía inútilmente su único brazo. te.” O, en otra parte, y todavía el personaje Joâo: “Un sueño es
una mi creación, nacida de mi tiempo adormecido, ¿o existe
En este primer libro, la atmósfera de sueño es realzada por en él una participación desde afuera, de todo el universo, de
imágenes como la de las “bicicletas de mi desesperación” o la su geografía, su historia, su poesía?”
de la “… triste cabeza / colgada en el jardín” (de Jardim), que Pero comenzamos a observar al mismo tiempo, en cuan-
el poeta abandonará en su obra posterior. Además de eso, hay to a la temática del sueño, y ya en Os três mal-amados, un
diversas referencias explícitas al sueño o al ensueño. Por ejem- movimiento de distanciamiento en relación con el sueño
plo, en Poema de desintoxicaçâo: “Raíces de árboles / me enla- como algo incontrolable, que nos envuelve en el ensueño.
zan los sueños / en el aire sin aves / vagando tristones. / Pienso Es como si el poeta quisiese controlarlo. Un ejemplo de la
el poema / de rostro soñado… / Ante el rostro soñado / el va- idea de control del sueño se halla en el habla de Raimundo:
cío calla. / Oh, rostro soñado / de un silencio de luna… / soy “Percibo el rumor y los movimientos de sueños posibles…
el rostro alargado / de un hombre durmiendo.” Y todavía, en sueños de los que dispondré, que someteré a mi tiempo y a
Cançâo: “Mis sufrimientos cumplidos ya, / ¿qué ensueño los mi voluntad, y que atraparé con la mano.”
arrebató?” En Marinha: “Los hombres y las mujeres / adorme- En O engenheiro, tercer libro de Joâo Cabral, publicado en
cidos en la playa / ¿qué nubes procuran / aferrar?” En Janelas: 1945, el sueño aparece como un punto de referencia a ser evi-
“Hay un hombre soñando / en una playa; … / y en forma de tado o superado. Se deja de estar en el sueño para situarse más
nave / hay todavía uno que se adormeció.” En Espaço jornal: acá o más allá del sueño, como en el poema A bailarina (“dan-
“… sueño entrada la noche la mujer…” za en el pavimento / anterior del sueño. // A tres horas del en-
No sólo en Pedra do sono, sino también en Os três mal-ama- sueño, / pero más allá de los sueños, / en las secretas cámaras
dos, el segundo libro de Joâo Cabral de Melo Neto, publicado / que revela la muerte”) o en A viagem: “¿Quién es ése que
en 1943, se encuentran menciones al sueño, al ensueño o al camina / toda la mañana con tristeza / dentro de mis ropas,

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perdido / más allá del sueño y de la calle?” O incluso si está En el poema A mesa, también de O engenheiro, aparecía
entre sueños, como en A mulher sentada: “Mujer entre sueños. ya la referencia al “sueño extinguido”: “… tu sueño extingui-
/ ¿Nubes en sus ojos? / Nubes sobre sus cabellos. / … / Mujer do, / todavía leve, caliente”. En el libro siguiente, Psicologia
sentada. Tranquila / en el salón…” da composiçâo, publicado en la pequeña imprenta artesanal de
El paso siguiente consiste en tomar claramente partido en Joâo Cabral en Barcelona, en 1947, y más específicamente en
contra del sueño o al menos contra el sueño en el ensueño: “El el poema que le da título, uno de los más hermosos de su co-
ámbito doméstico / quiere abrir las ventanas: / sobre hojas se- secha, que puede ser considerado una expresión nítida de su
cas, / sobre sueños, fantasmas / muertos de sed. / Los hombres poética, esa idea reaparece cuando el poeta da indicaciones de
pueden / soñar sus jardines / de materia fantasmal. La tierra no que el poema no se puede alimentar del sueño, a no ser del
sueña, florece: en la materia / dulce para el cuerpo: flor, / sueño sueño extinguido: “Esta hoja blanca / me proscribe el sueño, /
fuera del ensueño…” (As estaçôes, en O engenheiro). “La tierra me incita el verso / nítido y exacto.” Y más adelante: “En este
no sueña”, y es hacia la tierra –su materialidad, su geografía, papel / mueren de inmediato… / todas las húmedas / flores
sus ríos, sus hombres, árboles y frutos– hacia donde el imagi- del sueño. // (Espera, por eso, / que la joven mañana / acuda
nario del poeta se vuelve cada vez en mayor grado. a revelarte / las flores de la víspera).” Y, todavía: “pasó un sue-
Dejando definitivamente el terreno del surrealismo, el sue- ño, dejando / tenues hilos, / y después árboles instantáneos /
ño acompaña a la poética cabralina en dirección a lo más claro coagulando la pereza”.
y concreto. Ahora llega el sueño del ingeniero: “”La luz, el sol, En el poema O câo sem plumas38, publicado en libro en
el aire libre / envuelven el sueño del ingeniero. / El Ingeniero 1950, año en el que Joâo Cabral, de treinta años, es traslada-
sueña cosas claras…” (O engenheiro, del libro de igual título). do de su primer puesto en el exterior, el Consulado General
Todavía en O engenheiro, el poeta petrifica las imágenes de sus en Barcelona, al Consulado General en Londres, leemos que
primos en el poema titulado Os primos, como si en el lugar de “…es mucho más espesa / la sangre de un hombre / que el sue-
la Pedra do sono surgiese el sueño soñado como memoria en la ño de un hombre”.
piedra: “Todos mis primos / de piedra… / Los movimientos Ese no estar en el sueño es, en parte, consecuencia del élan
fijos en cimientos… / Todos mis primos / en mármol blanco… del material, lo mineral, lo concreto. Éste existía desde el co-
/ Nos miramos a los ojos, / saludamos a nuestras / duras esta- mienzo, cuando el rechazo a lo etéreo y abstracto y la cercanía
tuas. / Entre nuestras piedras… / un amor mineral, / la simpa- de la vida cotidiana se revelaban en la elección de las metáfo-
tía, la amistad / de piedra a piedra / entre nuestros mármoles ras y comparaciones, como ésta de Nocturno, de Pedra do sono:
/ recíprocos.” Y ya no se sueña; el poema pasa a tematizar la “…mis pensamientos sueltos / volaron como telegramas”. Pero
imposibilidad del sueño. En A moça e o trem, de O engenheiro, sobre todo pasa a dominar la poética cabralina a partir de O
leemos: “El ferrocarril / pasa por el campo / entre postes de te-
légrafo. / Sin poder… volar / sin poder soñar…” 38
Hay traducción al castellano. Ed Leviatán, Buenos Aires, 2008. [nt]

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engenheiro. En esta obra, en el poema titulado O poema, surge largos, publicado inicialmente –por iniciativa del escritor y di-
el interrogante: “¿Cómo el ser vivo / que es un verso, / un or- plomático Alberto da Costa e Silva– como separata en Lisboa
ganismo // con sangre y soplo, / puede brotar / de gérmenes (en 1960), cuando Cabral todavía residía en Marsella antes de
muertos? // … // ¿Cómo un ser vivo / puede brotar / de un seguir el mismo año hacia Madrid (después fue publicado en
piso mineral?” Brasil, en 1961, como parte de Terceira feira). Ahí, en el poema
Aun cuando sea más evidente la relación de la poesía de Jogos de frutas, leemos: “De fruta es tu textura / y así, concreta;
Joâo Cabral con la de contemporáneos europeos como el fran- / textura densa que la luz / no atraviesa.” Ya A paisagem zero,
cés Francis Ponge, o su evocación de Mallarmé (cuyo epígrafe de O engenheiro, mencionaba “el duro tiempo mineral / que
Solitude, récif, étoile… aparece en Pedra do sono) o de Valéry, es ahuyentó las floras”. También en O engenheiro, en el poema A
posible asimismo trazar un paralelo entre esa poesía que habla moça e o trem, “el tiempo” adquiere una realización concreta:
mediante sustantivos y mediante la imagen de la cosa y que “El tiempo es tanto / que se puede oír… / el tiempo es tanto /
se plantea la propia palabra como cosa, y algunas tendencias que se deja ver.” Otro ejemplo en el que el tiempo es descrito
de la poesía estadounidense. No me refiero aquí a Elizabeth en su materialidad y concreción es el de O alpendre no canavial,
Bishop, a la que Joâo Cabral tradujo, ni a Marianne Moore, de Serial, de 1961 (parte de Terceira feira, al igual que Quader-
cuya obra Cabral conocía, porque no creo que en estos casos na y Dois parlamentos): “Entonces, él [el tiempo] se vuelve tan
haya tanta afinidad de poéticas, sino sí a algo de la producción espeso / que es palpable su sustancia; /…/ tan espesa que hasta
de la Escuela de la Black Mountain y, mucho más tarde, de la parece / que ya nunca más se disuelve; / tan espesa como si la
correspondiente a la poesía del lenguaje. La comparación ten- espera / no fuese de tren sino de muerte.”
dría sentido más para comprobar coincidencias de propósito La visualidad de la poesía de Joâo Cabral es notoria ya en
que influencias recíprocas, que en este caso ciertamente no su primer libro, pues su surrealismo es sobre todo visual. Esta
existirían, considerando que la poética cabralina precedió a la poesía dialoga con las artes plásticas y, especialmente, con las
de estos estadounidenses y es, hasta hoy, prácticamente desco- obras de pintores a los que nombra –tales como Picasso, Miró,
nocida en los países de lengua inglesa. Mondrian, André Masson, Vicente do Rego Monteiro, Juan
En Brasil es posible rastrear cierta influencia de Joâo Cabral Gris y Cícero Dias–. Dialoga asimismo con la arquitectura y
sobre los poetas concretos y, a pesar de que él nunca haya he- la ingeniería. O engenheiro, publicado en 1945, lleva por se-
cho poesía concreta en el sentido atribuido al término por el ñal un epígrafe del arquitecto Le Corbusier (“… machine à
grupo Noigandres, la explicitación del término “concreto” en su émouvoir…”), de quien Joâo Cabral comentó (en una entre-
propia poesía y la preocupación por la materialidad de la pala- vista concedida a la revista Veja, en junio de 1972) que había
bra preceden la llegada del concretismo en Brasil, digamos que tenido una influencia mayor sobre él que la de cualquier poeta,
entre 1956 y 1959. Es ésta la época en que Joâo Cabral escribe crítico o filósofo. En el mismo libro hay un poema para Joa-
Quaderna, dedicado a Murilo Mendes, uno de sus libros más quim Cardoso, que, además de poeta y novelista, era ingeniero

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y a quien, en 1950, Cabral habrá de dedicarle asimismo O câo Morte e vida Severina, publicado primero en 1956 en el volu-
sem plumas. Se trata de pistas que confirman una tendencia: men titulado Duas águas, que reunía los libros anteriores de
la de que la poesía de Joâo Cabral se va volviendo, por exce- Joâo Cabral y también los inéditos Paisagens com figuras y Uma
lencia, constructivista. De hecho, desde el punto de vista de la faca só lâmina.
forma, en la trayectoria del sueño a lo concreto las imágenes Aun cuando el poeta sea radicalmente austero en el em-
inicialmente fragmentadas se van estructurando sobre líneas pleo de las palabras, uno de sus métodos es la repetición: re-
narrativas, como si la geometría cubista del primer libro adqui- petición de estrofas o de versos que se intercalan entre ellas.
riese contornos más exactos y ganase en verticalidad, densidad A título de ejemplo, en el poema A viagem, de O engenhei-
y simplicidad. Los poemas pasan a ser con frecuencia el enca- ro, se repite el verso al final de las primeras dos estrofas: en
denamiento de imágenes afines o una composición en torno la primera se trata de alguien perdido “más allá del sueño y
a una única idea bien estructurada, encajando las partes entre de la calle”; en la segunda, de pensamientos de “más allá del
sí para formar una figura o conjunto de figuras, e incluso una sueño y de la calle” (obsérvese, nuevamente aquí, las imáge-
narrativa. Las asociaciones inusitadas de los primeros poemas nes de “más allá del sueño”). Por momentos hay una mera
del autor dan lugar, de este modo, a un lenguaje cada vez más apariencia de circularidad en la narración, cuando las mismas
directo, que en algunos largos poemas narrativos adquiere el palabras son recuperadas para añadir un sentido nuevo. La
tono de la prosa. misma palabra puede ser empleada con nuevo significado o
Por lo demás, desde muy pronto Joâo Cabral va a explorar función léxica como en estos versos de Tecendo a manhâ, de A
el poema narrativo. Tal el caso de Os três mal-amados, prosa educaçâo pela pedra: “La mañana, toldo de un tejido tan aéreo
poética inspirada en un poema de Carlos Drummond de An- / que, tejido, se eleva por sí mismo: luz globo aerostático.”
drade, del que un fragmento aparece como epígrafe: “Joâo que O todavía: “En el cemento duro, de acero y de cemento, /
amaba a Teresa que amaba a Raimundo / que amaba a Maria Brasilia se insertó…” (Mesma mineira em Brasília, de A edu-
/ que amaba a Joaquim que amaba a Lili…” La narrativa de caçâo pela pedra) y, más adelante en el mismo poema: “Pero
Joâo Cabral se realiza según la yuxtaposición del hablar de los ella [Brasilia] vino ya con la calma con que vendrá / el hom-
tres personajes masculinos: Joâo, Raimundo y Joaquim. Otro bre de aquí, hoy todavía esbozado: / en su tiempo amplio de
ejemplo de poesía narrativa es el largo poema Fábula de Anfion, tiempo, de Minas…” Y, finalmente, en O sol em Pernambuco,
uno de los tres de Psicologia da composiçâo, de 1947; que tam- de A educaçâo pela pedra: “Pinzón afirma que el cabo Rostro
bién incluye el poema que da título al libro, y Antiode (contra a Hermoso… / cae hacia la tierra de más luz de la tierra… /
poesia dita profunda). Constituyen también poesía narrativa el ella [la luz] vuelve real lo real…” A veces la idea es retomada
largo poema O câo sem plumas, publicado como libro en 1950; para resultar contradicha: “Esta presencia / que reconoces /
O Rio, de 1953, que presenta el siguiente epígrafe de Berceo: no devora / todo lo que crece. // Ni siquiera crece / pues per-
“Quiero que compongamos yo e tú una prosa”; y, entre otros, manece / fuera del tiempo / que no la mide…” (Pequena ode

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mineral, de O engenheiro). O la palabra es repetida para ga- frecuentemente con las mismas palabras. El propio asunto del
nar nuevo realce (“… silencio puro, // de pura especie…”, en empleo de las mismas palabras es tratado en varios poemas,
Pequena ode mineral, de O engenheiro); o nueva connotación: como A liçâo de poesia, de O engenheiro: “Y las veinte palabras
“La atmósfera que te envuelve / alcanza tales atmósferas…” recogidas / en las aguas saladas del poeta… // Veinte palabras
(A palavra seda, de Quaderna). siempre las mismas / de las que conoce el funcionamiento, /
En O Rio, los versos que cierran una estrofa son retomados la evaporación, la densidad / menor que la del aire.” Como
en la estrofa siguiente para dar énfasis: “… Fueron tierras de Psicologia da composiçâo: “Vivo con determinadas palabras, /
ingenio, / ahora son tierras de fábrica. // Fueron tierras de inge- abejas domésticas.” Y todavía el poema Graciliano Ramos, de
nio, ahora son tierras de fábrica…”. Otro ejemplo de la misma Serial: “Hablo solamente con lo que hablo: / con las mismas
técnica, en el mismo poema: “… entra esa gente triste, / la más veinte palabras / girando alrededor del sol / que las limpia de
triste que pudo bajar, / la gente a la que la fábrica, / después de lo que no es navaja…”
masticarla, / la echó. // Entra la gente que la fábrica / después de Tal como indican estos últimos versos, la repetición, en
masticarla, la echó…”. Y todavía en el mismo poema la repeti- Joâo Cabral, se halla al servicio del despojamiento –de esa lim-
ción se produce intercalada en varios pasajes como éste: “Antes pieza “de lo que no es navaja”– y está lejos de procurar un efec-
fueron ingenios, / pocos ahora son fábricas. / Antes fueron in- to barroco, como algunos podrían suponer. Hay, en verdad,
genios, / ahora son inmensos potreros. / Antes fueron ingenios, una toma de partido contra el barroco, a veces bajo una capa
con sus calderas vivas; / ahora son informes potreros…”. En Fes- irónica como en el siguiente pasaje del poema Paisagens com
ta na casa-grande, de Dois parlamentos, publicado en Madrid en cupim, de Quaderna: “He ahí a la termita haciendo las veces /
1960, la expresión “El peón de ingenio” es repetida muchas ve- del maestro de obra portugués: / finge poderío en la materia /
ces, y algunas se repite incluso hasta el verso que la califica: “… carcomida por la miseria. // He ahí a los padres de nuestro ba-
El peón de ingenio / cuando es niño: / … Parece cruce / de cañi- rroco, / de vientre solemne pero hueco / y gesto pomposo y re-
zo con caña. / … El peón de ingenio / el niño es más cañizo: … dondo / en las propias vísperas de los escombros.” O, de mane-
se parece más bien al padre / que no es macizo. / … El peón de ra directa y todavía más contundente, como en otro poema de
ingenio / cuando es niño: … No sólo se parece al cañizo, / tam- Quaderna, Cemitério pernambucano (Floresta do navio): “Antes
bién se parece a la caña.” En este proceso, el autor va cambiando de verse Floresta / se ve una Constantinopla / complicada con
los sentidos, añadiendo matices, como en espiral. Podrían darse barroco, / gótico y escenario de ópera. // Es el cementerio. Y
muchos otros ejemplos, pero mantengámonos aquí no sin antes ese estuco / tan retórico y florido / es de estilo doctor, del gusto
llamar la atención sobre un tipo de repetición más importante: / del orador y del político, // de un político orador / que en vez
la insistencia en determinadas ideas o temas. de frases, con tumbas / quiso componer esta oración / toda en
Se trata de lo que el poeta llamaría “carbón de la idea fija” palabras esdrújulas, // esdrújula, en la hoja plana / del sertón,
(A liçâo de poesia, de O engenheiro), lo que es vuelto a elaborar en donde, desnuda, / la vida no ora, habla, / y con palabras

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agudas.” En el poema A fumaça no sertâo, de A educaçâo pela las navajas de punta: / navaja sin dos filos y sin embargo ambi-
pedra, vemos cómo esta toma de partido contra el barroco está gua, / debido a no verse por dónde ella no es punta.” El “estilo
asociada al sertón: “Donde tampoco la humareda se adensa de las navajas” es contrario al “estilo doctor” o el estilo barroco.
mucho; / donde ni siquiera puede el barroco fanfarrón / del En la mención a poetas o escritores también se emplea la
mangle matriarca, corpulento, / de que en la mata la humare- metáfora del instrumento cortante: “Marianne Moore, en vez
da finge el modo. / Ni el barroco, más oblicuo pero rastrero, de lápiz / emplea cuando escribe / un instrumento cortante: /
/ de cuando la humareda se convierte en caobo. // … Donde, bisturí, un simple cortaplumas. // … Francis Ponge, otro ciru-
sin embargo, porque no puede el barroco, / ella puede envane- jano, / adopta otra técnica: / las gira [las hojas] en los dedos,
cerse por esencial, unicaule; / unicaule, pero muy distinta del gira / alrededor de las cosas que opera.” (O sim contra o sim,
cocotero, / incapaz de ser linero al subir; / unicaule más bien de Serial). Y los ejemplos de referencias a la contención y a la
cual palmera a escuadra, / una palmera columna, sin follaje.” precisión se multiplican a lo largo de la obra: “Una ola que se
La fijación del poeta en el instrumento cortante refleja su paraba / o mejor: que se contenía… // Una ola que se paraba
gusto por la exactitud, agudeza y economía de vocaculario. / en aquella hora exacta…” (Imitaçâo da água, de Quaderna).
Creo que nadie mejor que él mismo, en el libro-poema Uma Probablemente el poema A palo seco, de Quaderna, sea el
faca só lâmina, publicado en 1956, podría explicar este punto que mejor resume esa poética del despojamiento, contraria
de vista que le es propio: “Cuando aquel que los sufre / trabaja al barroco: “Si dice a palo seco / cántelo sin guitarra: / … el
con palabras, / son útiles el reloj, / la bala y, más, la navaja. // canto sin nada más; / … ese canto desnudo; / al canto que
Los hombres que por lo general / lidian en ese taller / tienen se canta / bajo el silencio a plomo. // El canto a palo seco /
en el almacén / sólo palabras extinguidas: // unas que se as- es el canto pero sólo: / es cantar en un desierto / invadido de
fixian / por debajo del polvo / otras desapercibidas / en medio sol; / … El canto a palo seco / es un canto desarmado; sólo la
de grandes nudos; // palabras que perdieron / en el uso todo hoja de la voz… / … el canto a palo seco / tiene que abrir el
el metal / y la arena que retiene / la atención que lee mal. // silencio / con su llama desnuda… // A palo seco es el canto /
Pues solamente esa navaja / dará a semejante operación / ojos de todos el más lacónico, / incluso cuando parezca / estirarse
más frescos para / su vocabulario / y solamente esa navaja / y el un kilómetro: // enfrentar el silencio / así desnudo… // es
ejemplo de sus dientes / le enseñará a obtener / de un material canto que camina / con paso paciente: / el viento del silen-
enfermo // lo que en todas las navajas / es la mejor cualidad: / cio / tiene el poder de morder. // … // A palo seco canta / el
la agudeza feroz, / cierta electricidad, // más la violencia limpia pájaro sin bosque, / por ejemplo: posado / sobre un hilo de
/ que ellas poseen, tan exactas, / el gusto del desierto, / el estilo cobre; // a palo seco canta / todavía mejor ese hilo / cuando
de las navajas.” Éste es el estilo que se halla justamente descrito sin pájaro alguno / lanza su trino. // … // A palo seco existen
en The Country of the Houyhnhnms, de A educaçâo pela pedra: / situaciones y objetos: / Graciliano Ramos, / … la ciudad
“Y que la frase se arme desde el taladro / que tiene en el árbol de Córdoba… / He aquí unos pocos ejemplos / de ser a palo

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seco, / de los cuales extraer / higiene o consejo: // no el acep- Después, se vuelve más material, pasa a ser la ausencia
tar lo seco / por resignación, / sino emplear lo seco / porque misma de la palabra. En A Paul Valéry, de O engenheiro, la
es más contundente.” imagen del silencio aparece asociada al sueño deshecho: “…
En el proceso de filtración y de limpieza de las palabras, de el viento dispersa / los sueños, y apaga / la inaudible palabra
reducirlas a navajas, así como en el de contención, el poeta, / futura – apenas / salida de la boca, / sorbida por el silencio”.
en realidad, aspira al silencio y a la ausencia de movimiento. En Joâo Cabral, las referencias musicales remiten frecuente-
Las imágenes de lo estático, ya perceptibles en Pedra do sono mente a una voz o a un instrumento contenidos o silenciosos,
(“los pensamientos aman y se ahogan / en mareas de aguas de- como la flauta de Fábula de Anfion, de Psicologia da compo-
tenidas”, de A poesia andando), son retomadas en otros libros, siçâo: “Una flauta: ¿cómo dominarla, caballo / suelto, si estás
como O engenheiro: “[la tierra] barrida por difuntos / pero car- loco? // … La flauta: ya la arrojé / a los peces sordo- / mudos
gada de muerte, / como el agua detenida, / la fruta madura”. del mar.” Esta flauta que no se oye es de la misma naturaleza
(A paisagem zero). Otros pasajes de O engenheiro evocan asi- que “los gestos blancos de la cantante muda” de As nuvens,
mismo la ausencia de movimiento: “… La fría mirada / vuelve de O engenheiro.
por la ventana al cemento frío / del cuarto y del alma: // calma Todo el clima de Fábula de Anfion, de Psicologia da compo-
perfecta, / pura inercia…” (A árvore). siçâo, es desértico y silencioso: “Al sol del desierto / en el silen-
A la ausencia de movimiento corresponden la palabra no cio alcanzado / como una almendra, / su flauta seca…”. En
enunciada, la ausencia del propio poema, el no poema que el este poema las referencias son muchas, obsesivas, al desierto y
poema describe. Muchas son las imágenes del silencio en la al silencio, como todavía podemos comprobar en los siguientes
obra de Joâo Cabral. Ya en su primer libro encontramos varios versos: “en el desierto, más, en el / castizo lino del / mediodía,
ejemplos. En Os manequins leemos: “Tengo en mi cuarto ma- Anfión, // ahora lavado / de todo canto, / en silencio, silencio //
niquíes gibosos / en los que me reproduzco / y me contemplo despierto y activo como / una lámina, depara / el azar, Anfión”.
en silencio.” En A poesia andando: “Entre yo y ellos [los pen- Todavía en Psicologia da composiçâo, pero ya en su segundo poe-
samientos] se extienden avenidas iluminadas / que arcángeles ma, que da título al libro, leemos: “Cultivar el desierto / como
silenciosos / recorren en patines.” En Hombre falando no escu- un vergel al revés”, verso que es repetido más adelante para in-
ro: “Dentro de la noche a mi lado / grandes contemplaciones troducir la búsqueda del vacío y de la ausencia de la palabra: “en-
silenciosas; / dentro de la noche, dentro del sueño / donde los tonces, nada más / destila; evapora; / donde fue manzana / que-
espacios y el silencio se confunden.” Y más adelante: “Sólo los da hambre; // donde fue palabra / (potros o toros / contenidos)
sueños nos ocupan esta noche, / nosotros dos juntos desperta- queda la severa / forma del vacío”. Por consiguiente, el territorio
mos el silencio.” En todos estos ejemplos extraídos de Pedra do del poema sería el desierto, el silencio o el vacío.
sono, el silencio está todavía asociado a las imágenes oníricas o Uno de los temas recurrentes en la poesía de Joâo Cabral
a una actitud contemplativa. –una poesía en cierta medida sobre la propia poesía o el hacer

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poético– es el de la imposibilidad del poema, el poema que leemos: “En la fruta sobre la mesa / procuro un verso / que re-
no es, que no se escribe. Poema, que abre Pedra do sono, dis- vele el otoño; / procuro el aire / de la estación; imagino / un
curre ya en este sentido: “Hace veinte años que no digo la pa- fresno; pruebo / trucos, palabras / (ante la fruta madura) / a
labra / que siempre espero de mí. / Me quedaré contemplan- orillas de la muerte, / inmóvil en el tiempo / que ella sueña con
do indefinidamente / mi retrato yo muerto.” La idea de que detener).” Hay en esta estrofa, como en otras, un movimiento
el poema se calla también aparece en Composiçâo, del mismo de descripción de lo no descrito, el silencio, la imposibilidad.
libro: “… nubes, invariablemente, / llueven llantos que no En el escribir sobre lo no escribir, se revela el objeto. Pero se
digo”. En Os três mal-amados habla del siguiente modo el revela sólo de soslayo, por detrás de las franjas de una persiana
personaje Joaquim: “El amor devoró en mi estantería todos de palabras. El poeta escribe sobre la poesía que sería, sobre
mis libros de poesía. Devoró en mis libros en prosa las citas la que habría sido o la que fue y, al hacerlo, muestra la nueva
en verso. Devoró en el diccionario las palabras que podrían hechura de la poesía, de su poesía. “Poesía, te escribía: / ¡flor!
reunirse en versos.” Sabiendo / que eres heces … // Delicado, evitaba / el estiércol
Al explicar que el poema no es o no se escribe, el poeta es- del poema, / su tallo, su ovario, / sus intestinos.” (de Psicologia
cribe el poema. Es el caso, por ejemplo, de O funcionário, de da composiçâo, en el libro de igual título).
O engenheiro: “En el formulario / escribo tu nombre / (ajeno Este aspecto de la poética cabralina está expuesto con maes-
a la sala / como cualquier flor) / pero la goma / acude y borra. tría en el poema A liçâo de poesia, de O engenheiro. Ahí, el pri-
// Borra las letras, / el carbón del lápiz, / no el nombre, / vivo mer movimiento del texto, ya citado arriba, es el de anotar la
animal, / planta viva / que oscila en el cemento. // El dócil imposibilidad de escribir el poema: “Toda la mañana consu-
monstruo / impone finalmente el vacío / a la página en blanco; mida / como un sol inmóvil / delante de la hoja en blanco: /
/ calma a la mesa, / ensueño al lápiz… // a mí, la prosa / bus- principio del mundo, luna nueva. // Ya no podías dibujar / si-
cada, el confort / de la poesía ida.” La idea de las “palabras im- quiera una línea; / …” Después, el poeta describe el material
posibles”, a su vez, está registrada en más de un poema, como con el que finalmente se hace el poema: “La noche entera el
en A palavra seda, de Quaderna: “… palabras imposibles del poeta / a su mesa, intentando / salvar de la muerte a los mons-
poema: / ejemplo, la palabra oro, / y hasta este poema, seda”. truos / germinados en su tintero. // Monstruos, insectos, fan-
El poema sólo afirma lo que afirma, pero lo que afirma, so- tasmas / de palabras, circulando, / orinando sobre el papel, /
bre todo por la negativa, nunca lo expone frente a su rostro, ensuciando con su carbón. // Carbón de lápiz, carbón / de la
como si la entrelínea fuese su objeto. Al explicar por qué no se idea fija, carbón / de la emoción extinguida, carbón / consu-
puede hacer el poema, el poema se hace. Como en los ya ci- mido en los sueños.”
tados versos de Os três mal-amados, el amor devora la posibili- La materia con la cual el poeta trabaja, en un territorio
dad de hacer poesía; y es la poesía sobre el amor la que se hace, desértico, para hacer brotar el poema que no es y que no se
mediante esa comprobación. En As estaçôes, de O engenheiro, escribe, es la emoción extinguida o el gesto extinguido, como

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podemos observar no sólo en la lectura de los versos recién ci- el lápiz, andaba por la calle lanzando piedras. Royó las charlas,
tados, sino también en el siguiente fragmento de Psicologia da junto a la estación de servicio de la plaza, con los primos que
composiçâo, en que se define el poema: “Salgo de mi poema / todo lo sabían sobre pajaritos, sobre una mujer, sobre marcas
como quien se lava las manos. // Algunas conchas se volvieron, de autos.”
/ porque el sol de la atención / cristalizó; alguna palabra / que Lo que sería la visión subjetiva del poeta está, muchas ve-
solté, como a un pájaro. // Quizá alguna concha / de ésas (o pá- ces, colocada en el prisma de la cosa, de figuras inanimadas o
jaro) recuerde, / cóncava, el cuerpo del gesto / extinguido que el del río antropomorfizado, que tiene capacidad de aprender y
aire ya colmó; // quizá, como la camisola / vacía, que desnudé.” observar, como se observa en la lectura de O câo sem plumas:
Pero para que el poema brote de esa materia inerte y ya de- “Aquel río / era como un perro sin plumas. / Nada sabía de la
cantada por el tiempo, se necesita “la física del sobresalto”: “La lluvia azul, / de la fuente color de rosa… / Sabía de los cangre-
física del sobresalto percibida / entre los gestos diarios; / sobre- jos / de lodo y de herrumbre. / Sabía del barro…” En el libro-
saltos de las cosas jamás sedimentadas / y sin embargo inmó- poema O Rio ou relaçâo da viagem que faz o Capibaribe de sua
viles – naturalezas vivas.” (A liçâo de poesia, de O engenheiro). nascente à cidade do Recife, de 1953, el río es el narrador en pri-
El poema A Vicente do Rego Monteiro, de O engenheiro, repite mera persona. Y es el río –no Joâo Cabral– el que describe el
la idea de que el sobresalto mueve la invención, en este caso la paisaje que fue el de la infancia del poeta, en parte pasada en la
del pintor: “Pero sobre todo / sentí el sobresalto / de tus sor- casa grande de Poço do Aleixo: “La fábrica tiene ortigas, / la fá-
presas…” Nuevamente aparece en el poema Alguns toureiros, brica tiene murciélagos, / que ella puede soltar / como amaes-
de Paisagens com figuras: “… yo vi a Manuel Rodríguez, / Ma- trados ejércitos / para ayudar al tiempo / que va royendo los
nolete, el más diestro… // el que… dio… al sobresalto, peso y ingenios, / como en su totalidad ya royó / el caserón de Poço
medida”. En el fondo resutan fundamentales la mirada nueva do Aleixo.” El río va a nombrar asimismo a Sâo Lourenço, otro
sobre la cosa y la sorpresa inherente a todo descubrimiento y de los sitios en los que el poeta pasó su infancia: “A través de
creación. este mar / voy llegando a Sâo Lourenço, / que de lejos es como
Así como la emoción es trabajada como un objeto del cual una isla / que apareciese en el horizonte de caña…” Se emplea,
el poeta ya estaría distante, así también la subjetividad y la por consiguiente, una técnica de desviación del sujeto, pues el
confesión son objetivadas. Aun cuando la poesía de Joâo Ca- río está subjetivado, mientras que el recuerdo del poeta es de-
bral contenga confesiones, éstas son atribuidas a personajes, jado para la tercera persona: “un chiquillo bastante enclenque
animados o inanimados. En Os três mal-amados, por ejemplo, / miraba en la tarde el río / como una película; / me veía, río,
encontramos esta confesión del pesonaje Joaquim: “El amor pasando / con mi variado cortejo / de cosas vivas, muertas, /
royó mi infancia, de dedos sucios de tinta, cabello caído sobre cosas inmundas y de desecho; / vio el mismo buey muerto /
los ojos, zapatos nunca lustrados. El amor royó al chiquillo es- que Manuel vio en una inundación, / vio islas navegando, /
quivo, siempre en los rincones, y que rayaba los libros, mordía arrancadas de las riberas”. A su vez, el poeta es el escribano que

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copia lo que el río dice: “Y así el Tapacurá / de los lados de la Graciliano Ramos. Ambos toman partido en contra del barro-
Luz, clientela / de la gente del escribano / que fue escribiendo co. Ambos son fieles a su región, antilíricos, reducen las pala-
lo que yo decía.” bras a su esencia, anhelan el realismo e incorporan a su obra
Al abandonar el sueño, en la búsqueda de una dimensión una profunda preocupación social.
concreta, mineral, y al apuntar a la realidad objetiva; al realzar Aun cuando Joâo Cabral, después de superar el concurso
en su poética las imágenes del silencio, del vacío, de lo seco y de la carrera diplomática en 1945, haya sido trasladado en
de lo afilado, la poesía del pernambucano Joâo Cabral de Melo 1947 al Consulado General de Barcelona y entre 1950 y 1952
Neto se remite finalmente –sin regionalismo o nacionalismo– haya vivido en Londres, donde trabajaba en el Consulado Ge-
a una única geografía física y social, que tiene los límites del neral, no hay en su poesía, hasta entonces, huellas de esos via-
Nordeste de Brasil (sobre todo de Pernambuco) y de España jes suyos. En 1952 es trasladado a Brasil para que responda
(especialmente de Castilla, Andalucía y Cataluña). Estas regio- al expediente por el que es acusado de subversión, expediente
nes no funcionan como metáfora ni como alegoría, son lo que después archivado. Permanece en Brasil hasta 1956, cuando
son, pero en ellas caben la cosmovisión del poeta y sus obsesio- lanza Paisagens com figuras, en donde aparecen sus primeros
nes por determinadas ideas. Es como si la metáfora, la alego- poemas con temas españoles, lo que es, por cierto, reflejo del
ría y la simbología estuviesen materializadas en la objetividad período vivido en Barcelona. Encontramos aquí la presencia
misma del paisaje, o no fuesen representación, porque no son de Castilla en los poemas Medinaceli (“… Pusieron a Medina-
ni más ni menos que la propia cosa descrita. celi / muy en la entrada de Castilla…”) e Imagens de Castela,
Al exceso y al lirismo, el poeta contrapone el realismo seco en el cual el paisaje castellano se asemeja al desértico del Nor-
del nordestino, como el de la cabra: “La vida de la cabra no deste brasileño: “… Es un paisaje a lo ancho, / por cualquier
deja / lugar para ser fina o lírica… / He ahí por qué la cabra es lado infinito. / Es una mesa sin nada / y horizontes de marina
grosera, / de manos ásperas, realista. / He ahí por qué, inclu- // puesta en el salón desierto / de una amplia casa vacía, / casa
so rumiando, / nunca es contemplativa. // … El nordestino, abierta y sin paredes, / despejada a los espacios del día… //
conviviendo con ella, / se vuelve de su misma casta.” (Poema(s) … aquel mismo equilibrio, / entre lo seco y lo húmedo, del
da cabra, de Quaderna). El poema Graciliano Ramos, de Serial, pan, / tierra de aguas calculadas / en donde es más calculado
completa este punto de vista: “Hablo solamente de lo que ha- el grano…” Y no es sólo el paisaje físico el que se parece al del
blo: / de lo seco y de sus paisajes, / Nordeste, debajo de un sol Nordeste de Brasil, sino también el humano, con su drama
/ del más caliente vinagre: / que reduce todo a la serranía, / social: “Y más: por dentro, Castilla / tiene esa dimensión / de
cresta o simplemente follaje, / hoja prolija, multitud de hojas, los hombres de pan escaso, / su callada condición.”
/ en donde pueda esconderse la simulación.” Cuando se publicó Paisagens com figuras, el poeta todavía
Incluso sería posible hablar de una estética nordestina no había vivido en Andalucía, aun cuando la hubiese visita-
de la sequedad compartida entre Joâo Cabral y el novelista do cuando vivía en Barcelona (sólo en 1956 pasa a residir en

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Sevilla). Pero ya hay ahí una señal andaluza, en dos poemas. y el despojamiento que el poeta siempre había encontrado en
El primero es de los mejor elaborados de Joâo Cabral, Alguns el Nordeste brasileño: “Ni como suele ser seca / Cataluña en el
toureiros: “Yo vi a Manolo González / y a Pepe Luis, de Sevilla: Montblanc; / ni es Cataluña Vieja / sobria así en Camprodón.
/ precisión dulce de flor, / graciosa, y sin embargo exacta. // // El paisaje tipográfico / de Enric Tormo, artesano, / es toda-
… Vi a Miguel Báez, El Litri, / de los confines de Andalucía, / vía mucho más simple / que la horizontal del Ampurdán: // es
que cultiva otra flor: / angustiosa por lo explosiva.” El desierto todavía más despojado / que la villa de Cervera, / compacta,
y lo mineral, figuras que el poeta empleaba para el paisaje y el delimitada / como un bloque en la galera.”
hombre nordestinos, se aplican también al paisaje y al hombre También en Paisagens com figuras se cruzan explícitamente
españoles, siendo incluso invocada la vegetación de cactáceas por vez primera en el mismo poema el Nordeste brasileño y
llamada caatinga: “… yo vi a Manuel Rodríguez, / Manolete, España. Esto se da en Vale do Capibaribe, en el que predomi-
el más diestro, / el torero más agudo, / el más mineral y des- nan las evocaciones de los paisajes del secano: “Vale do Capi-
pierto, // el de nervios de madera, / de puños secos de fibra, / baribe / hacia Santa Cruz, Toritama: / escena para cronicones,
el de figura de leña, / leña seca de caatinga…” El otro poema / para épicas castellanas. // Pero es paisaje en el que nada /
andaluz es Diálogo, marcado por imágenes que el poeta ya ha- ocurrió en ningún siglo / (ni siquiera las aguas corren / en la
bía aplicado (y seguiría haciéndolo) al Nordeste brasileño: la lengua de los ríos secos).” En el mismo libro, el poema Volta a
nada, el vacío y la figura cortante: “El canto de Andalucía / es Pernambuco narra cómo Recife le lleva al poeta a recordar va-
agudo cual saeta… // Pero quien arroja esa saeta / de tan pe- rios sitios europeos: la Bahía de Dublín; La Albufera, en Valen-
netrante hilo / piensa que la mejor navaja / es la que recorta cia; Chelsea, en Londres; Guadalajara, en España; y concluye
el vacío. // Es un canto en el que se siente / lo que una espada afirmando que “todas [las ciudades] recordaban a Recife, / ésta
en el frío… // Pero el timbre de ese canto / que enciende en la en todas se halla…”
propia alma / el cantante de Andalucía / lo procura en la pura Solamente a partir del segundo período de Joâo Cabral en
nada, // como a la búsqueda de la nada / es la lucha también el exterior, con el nuevo traslado a Barcelona, en 1956, esta
vacía / entre el torero y el toro, / vacía, aun cuando exacta, // vez con el propósito de efectuar investigaciones históricas en
en la que se busca afilar / en terrible compañía / en el hilo agu- el Archivo de Indias de Sevilla, donde pasa a residir, el paisaje
do de navajas / el hilo frágil de la vida. // Hasta el día en que andaluz es incorporado de manera más frecuente a su poesía.
esta lámina / abandone su desierto… / … halle, en el envés de Quaderna, escrito entre 1956 y 1959, incluye varios poemas
la nada, / el uso que las navajas completa.” referidos a España y unos pocos a Marsella, hacia donde el
Todavía en el mismo libro, Cataluña está presente en el poeta se mudó en 1958, pasando de ahí a Madrid en 1960.
poema Fábula de Joan Brossa (“… compone versos de carbón, En Quaderna, los temas de la concisión y de la medida
/ en las fiestas de Barcelona, / Joan Brossa, poeta buscón…”) exacta –que, como vimos, son recurrrentes en el poeta– apa-
y también en Paisagem tipográfica, marcado por la sequedad recen ligados tanto a Pernambuco (“Tu encanto se halla / en

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tu medida / de fruta pernambucana, siempre concisa”, en Jo- y, por el otro, la realidad más cruda: el desierto, el vacío, la
gos de fruta) como a Sevilla: “… ciudad que viste al hombre / muerte y el drama humano.
a medida. // … ropa bien cortada. // … sevillano en quien se El primero de estos aspectos –el alegre, luminoso, sensual–
encuentra / todavía el gusto / de tener la vida a la medida / del no ha merecido la debida atención de la crítica, aun cuando
propio cuerpo” (Sevilha). sea notable. Quaderna se inicia con el poema Estudos para uma
También las orillas del Mediterráneo se van a prestar a la bailadora andaluza, y concluye con versos de un claro erotis-
comparación con el Nordeste brasileño: “Las orillas del Medi- mo: “En verdad, aun cuando todo / aquello que ella lleva en-
terráneo / parecen desierto balcón. / Desierto, pero de tierras cima, / aun cuando, de hecho, siempre, / siga vistiéndola, //
nobles / no de la pizarra del sertón. / Pero no menciono el Me- parece que va perdiendo / la opacidad que tenía / y, como la
diterráneo / ni su atmósfera mayor / describiéndole las cabras paja que se seca, / va poco a poco entreabriéndola. // Entonces
negras / en términos de las de Moxotó” (Poema(s) da cabra, de es que ese follaje / va quedando desapercibido: / porque, termi-
Quaderna). nada la danza / aun cuando la ropa persista, // la imagen que
Serial es escrito entre 1959 y 1961, cuando Joâo Cabral vive la memoria / conservará en su visión / es la espiga, desnuda y
inicialmente en Marsella (1958-1960) y después en Madrid, espigada, / amenazadora y esbelta, cual espiga.” Un erotismo
de donde retorna a Brasilia en 1961. Aquí lo publica, en ese semejante se encuentra en Paisagem pelo telefone, del mismo
1961, como parte de Terceira feira. De Serial es Pernambuco libro: “Pues así, en el teléfono / tu voz me parecía / como si
em Málaga, en donde, como el título lo indica, se funden (aun de tal mañana / estuvieses envuelta, // fresca y clara, como si /
cuando también contrasten) el Nordeste y España: “La caña llamases desnuda, / o, si vestida, solamente / en ropa de baño,
dulce de Málaga / se da dócil, disciplinada: / se da en el fon- mínima, // y que por mínima, poco / de tu luz propia extrae,
do de quintas / y podría darse en jarras. // Le falta la fuerza de / y hasta más, cuando hablabas / por teléfono, yo diría // que
la nuestra, / criada suelta en las calles, en las plazas: / suelta, a estabas totalmente desnuda, / sólo de baño vestida, / que es
deseo del cuerpo, / en las plazas de las grandes planicies.” En cuando tú estás más clara / pues el agua nada oscurecida…”.
Chuvas, del mismo libro, se contrastan las lluvias del Nordes- Todavía en Quaderna se puede percibir un erotismo disimu-
te, de Andalucía y de Galicia y también se funden aspectos de lado en el poema A mulher e a casa: “Tu seducción es menos /
España y del Nordeste: “Sevilla, en muchos barrios, / tiene co- de mujer que de casa: / pues proviene de cómo es por dentro
lores de pájaro. / De pájaros allí raros: / ararás, papagayos. // / o por detrás de la fachada. // … Seduce por lo que es aden-
Con pájaros tropicales / pintan puertas, portales…” tro… / sus recintos, sus áreas, / organizándose adentro / en
El Nordeste y España son, por consiguiente, el territorio pasillos y salones, // los cuales sugieren al hombre / estancias
de la objetividad poética, de lo concreto de la poesía o del aconchegadas, / paredes muy revestidas / o lugares recónditos
sueño de ojos abiertos del poeta, sueño de cosas claras, pleno plenos de cuevas, // ejercen sobre ese hombre / efecto igual al
de luz, en donde caben por un lado la alegría y la sensualidad que causas: / las ganas de recorrerla / por dentro, de visitarla.”

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A palabra seda, también de Quaderna, puede ser leído como mostrando la pierna desnuda / de entre la paja. // … // Fruta
un poema dirigido a la mujer amada: “Pero en ti… // hay algo completa: / para todos los sentidos, / para cama y mesa. //…
de muscular, / de animal, carnal, pantera, / de felino, de sus- // No te veo en semilla, / futura y grávida; / tampoco en vita-
tancia / felina, o su manera // de animal, de animalmente…” mina, / en castas grageas. // En ti sólo / veo lo que se saborea,
En História natural, del mismo libro Quaderna, el erotismo / no lo que alimenta. // … // Siempre tan fuerte / en la carne
es deconstruido, analítico: “El amor de paso, / el amor acci- y hombro desnudo / de la fruta joven. // Eres fruta de carne
dental, / se da entre dos cuerpos / en el plano del animal… joven / y de alma risueña, / distinta de la planta de oitocoró /
/ … los gestos revelan / el ritmo liminar / de planta, que se porque eres picante.”
mueve / pero en el mismo sitio… // Después… // Viene lo Un cierto juego erótico también se presenta en Duas bana-
difícil de- / senmarañarse mal, / desabrazarse lentamente / de nas & a bananeira, de A educaçâo pela pedra: “De ahí que la
esa planta dual // que en tanto que abrazada / recordaba un bananera doblara, como impotente, / la erección de la trufa,
bejucal…” de crudo machismo; / y de ahí que concibiera las bananas sin
En Paisagem pelo telefono, también de Quaderna, el paisaje carozo, / fáciles de desnudar con carne de palmera.”
pernambucano, contrastando con el que parece más típica- Andalucía, a su turno, surge como la propia imagen de la
mente del poeta, y que comentaré más abajo, es visto des- mujer, de la mujer fértil: “… una tierra de ella, suya, de novia;
de un prisma altamente positivo, es decir alegre y radiante: / de entrepierna: tierra de valle, muslo; / … ni deja de parir ni
“… Nordeste de Pernambuco, / donde las mañanas son más la ninfomanía. / … tierra sin menopausia, / que fácil se tum-
limpias, Pernambuco de Recife, / de Piedade, de Olinda, // ba y deja, nunca enviuda, / y que por ser fémina ningún hor-
siempre poblado de velas, / blancas, tendidas al sol, / de jan- no cura. // … no cesa de darse a lo que preña: / se continúa
gadas, que son velas / más blancas porque son salinas, // que, en lo femenino; además son del género / las ciudades allí… /
como muros enjalbegados, / poseen luz intestina, / pues no es hechas sólo de ladrillo de tierra paridora / de la que heredan
el sol quien las viste / y tampoco las ilumina, // más bien sola- tales trazos de femineidad. / Sevilla los heredó todos y hasta
mente las desviste / de toda sombra o neblina, / dejando que el extremo: / la más que fuerte, y teniendo piedra y cemento”
libres brillen / los cristales que dentro poseían.” (Na Baixa Andaluzia, de A educaçâo pela pedra). Y en O regaço
Probablemente el poema más lúdico, alegre y sensual del urbanizado, del mismo libro, leemos que “… los barrios más
poeta pertenece igualmente a Quaderna, titulado Jogos de fru- antiguos de Sevilla / crearon una urbanización del regazo”.
ta: “Y hay en tu piel / el sol de las frutas que el verano / trae Pero hay otro lado, del Nordeste y de España, todavía más
al Nordeste. // Es de fruta del Nordeste / tu epidermis; / la visible en la poesía de Joâo Cabral: lo que más hay en esas tie-
misma carnación dorada, / solar y alegre. // … // De fruta rras –especialmente en el Nordeste– es vacío, desierto y muer-
pernambucana / tienes el animal, / frutas casi animales / y car- te precoz. Aun cuando todavía no geográficamente citado, el
ne carnal. // … Eres tan elegante como / un trozo de caña, / desierto ya era mencionado en Pedra do sono: “veo gente en

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el desierto / en donde había soñado morir” (A mulher no ho- los ojos blancos / de esa mujer que no conozco.” (De A mulher
tel). Y en Os três mal-amados encontramos también mención no hotel). En O engenheiro leemos que las nubes “son la muer-
al desierto, por ejemplo en el habla del personaje Joâo: “… te (en espera de) / detrás de los ojos cerrados; / la medicina,
sin ninguna señal de esa agua que el sol secó…” Pero quizá ¡blanca! / nuestros días blancos.” (De As nuvens). En Antiode
sea en el ya citado poema Fábula de Anfion, de Psicologia da (contra a poesia dita profunda), de Psicologia da composiçâo, la
composiçâo, donde el desierto adquiere su plena proyección: muerte aparece como aspiración: “¿Hambre de vida? Hambre
“En el desierto, entre el / paisaje de su / vocabulario, Anfión, / de muerte, frecuentación / de la muerte, como de / algún
// al aire mineral exento / incluso de la alada / vegetación, en cine.” Y la muerte tiene en el propio poema: “… la triste /
el desierto // … en la arena / gesto puro / de residuos, respira espera de que se / pudra en poema, / previa exhalación / del
/ el desierto, Anfión.” Paulatinamente, el vacío, la sequedad y alma difunta”.
el desierto aparecen como elementos del paisaje del Nordeste: Pero al igual que el desierto, la muerte en la poesía de Joâo
“Por detrás de lo que recuerdo, / oí de una tierra desierta, / Cabral va a tener cada vez más referencia geográfica, o sea al
vaciada, no vacía, / más que seca, calcinada.” (O Rio). Nordeste brasileño. La muerte de que trata el poeta será, de
Con el vacío del paisaje se identifica el vacío humano, que hecho, predominantemente aquella que adviene de las des-
la muerte sólo viene a destacar: “… El peón de ingenio / cuan- gracias que asolan esa región. Más allá de describir la miseria
do lo cargan, muerto: / … Es un cajón vacío / metido dentro humana y muchas imágenes de muertos (por ejemplo, siendo
de otro. / … Es muerte de vacío / la que carga adentro: / … conducidos en redes, arrojados sin féretro a sus sepulturas),
Y como es de vacío, / he ahí lo que no tiene adentro. / Del varios poemas, a lo largo de la obra de Joâo Cabral, tienen
cajón alquilado / ni siquiera llega a tener conocimiento: / … como tema principal los cementerios, en general de Pernambu-
Pues como él está vacío, / a lo sumo, será un liberto. / … El co, pero también de otras regiones del Nordeste; por ejemplo,
entierro del peón / es el entierro de un coco: / … Unos pocos Cemitério pernambucano (Sâo Lourenço da Mata) y Cemitério
envoltorios / alrededor del centro hueco.” Este vacío puede ad- pernambucano (Nossa Senhora da Luz), de Paisagens com figuras;
quirir también una forma más existencial, como en Os vazios y Cemitério pernambucano (Floresta do navio), Cemitério per-
do homem, de Educaçâo pela pedra: “Los vacíos del hombre, nambucano (Custódia), Cemitério alagoano (Trapiche da Barra)
aun cuando sientan / plenitud (frustración pero presencia) / y Cemitério paraibano entre flores e princesa, de Quaderna.
contienen nadas, contienen sólo vacíos… / … gotas de vacío / Solamente a partir de O câo sem plumas, de 1950, Joâo Ca-
insertas en racimos de ampollas de no-uva.” bral incorpora a su poesía, de manera explícita, una dimensión
Así como al desierto, las referencias a la muerte y a cemen- social. Vale la pena aquí efectuar, de ese poema, una cita larga
terios recorren la poesía de Joâo Cabral desde Pedra do sono, para destacar sus muchas imágenes fuertes, que retratan, por
en un principio asociadas al clima de sueño: “He de hallar un ejemplo, la condición subhumana, la división social en capas,
cementerio / en donde plantaré unos gajos. / Voy a escupir en el hambre y la situación del negro: “[Aquel río] Se abre en

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flores / pobres y negras / como negros… / Se abre en mangles esto con Morte e vida severina: “Esa cueva en la que estás, /
/ de hojas duras y crespas, / como un negro… // En silencio, / medida a palmos, / es la cuenta menor / que conseguiste en
el río carga su fecundidad pobre, / grávido de tierra negra… // vida.” En ambos poemas (O Rio y Morte e vida severina) es-
Algo de estagnación / de los árboles obesos / goteando los mil tán los temas del nombre que no distingue a los hombres de
azúcares / de los salones pernambucanos de cenar, / por donde aquella tierra, puesto que todos están hermanados en la mis-
se vino arrastrando… // Como el río / aquellos hombres / son ma desgracia, y de la cueva como único pedazo de tierra que
como perros sin plumas / (un perro sin plumas / es más / que les cabe o mal les cabe. En O Rio leemos: “… todo llevaba un
un perro saqueado; / es más / que un perro asesinado. // Un nombre / con el que poder ser conocido. / A no ser esta gente
perro sin plumas / es un árbol sin voz. / Es de un pájaro / sus / que por los mangles habita: / son sólo gente / sin ningún
raíces en el aire. / Es cuando a alguna cosa / la royen tan a lo nombre que los distinga; / que los distinga en la muerte / que
hondo / hasta que no hay más.) // El río sabía / de esos hom- aquí es anónima y continua”. En Morte e vida severina, a su
bres sin plumas… // … Éstos secan… / hasta / de la camisa vez, ser Severino es menos una identidad que una condición,
que no tienen… // Porque es en el agua del río / que ellos se la condición “severina” de miseria y muerte precoz: “Somos
pierden / (lentamente / y sin dientes)… / En el paisaje del río / muchos Severinos / iguales en todo en la vida… / Y si somos
es difícil saber / … dónde el hombre, / dónde la piel / comien- Severinos / iguales en todo en la vida, / morimos de muerte
za del barro; / dónde comienza el hombre / en aquel hombre. igual, / la misma muerte severina…” También el libro que
// Es difícil saber / si aquel hombre / ya no está / más aquí del sigue a O Rio y que precede inmediatamente a Morte e vida
hombre; / más aquí del hombre / al menos capaz de roer / los severina, o sea Paisagens com figuras, incluye poemas que re-
huesos del oficio; / capaz de sangrar / en la plaza; / capaz de producen este mismo clima, como lo revela el siguiente frag-
gritar / si la molienda le masca el brazo… // Aquel río / es es- mento de Cemitério pernambucano (Nossa Senhora da Luz):
peso / como lo real más espeso. / Espeso / por su paisaje espe- “Ninguno de los muertos de aquí / viene vestido de cajón.
so, / en donde el hambre / extiende sus batallones de secretas / Por consiguiente, a ellos no se los entierra, / son desparra-
/ e íntimas hormigas.” mados por el suelo. // Vienen en redes de galerías / abiertas
En el fondo y en la forma, O Rio, ou relaçâo da viagem que al sol y a la lluvia. / Traen sus propias moscas. / El piso les va
faz o Capibaribe de sua nascente à cidade do Recife anticipa ya como un guante.”
Morte e vida severina, auto de natal pernambucano, en pasajes Paisagens com figuras sigue revelando una fuerte preocupa-
como el que sigue: “El Canavial es la boca / con que… [las ción social: “… gente que se paraliza / en las mucosas de este
fábricas] devoran la tierra / donde un hombre plantó su par- río, / muriendo de pudrirse / en vidas enteras acto seguido…”
cela; / después los pocos metros / donde plantó su casa; / des- (del poema Pregâo turístico do Recife). Pero con este libro y con
pués el poco espacio / que necesita un hombre sentado; / des- Morte e vida severina se cierra la poesía de cuño predominante-
pués los siete palmos / donde va a ser enterrado.” Compárese mente social de Joâo Cabral de Melo Neto. Por un lado, ambos

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libros (escritos entre 1954 y 1955) y, por otro, Uma faca só convocadas. / … Jamás ella acude para un único muerto, / sino
lâmina (escrito en 1955) son, además, aguas distintas del mis- siempre para la clase, / así como el servicio / en las circunscrip-
mo volumen Dos aguas. A partir de Uma faca só lâmina habrá ciones militares.”
pasajes que reflejen ese cuño social, pero éste ya no será pre- Decía yo que las principales imágenes de la poética de Joâo
dominante en cualquiera de los libros. Una posible excepción Cabral podrían ser situadas geográficamente en el Nordeste
sería Dois parlamentos, publicado como separata en Madrid en brasileño y en España. Pero para ser más específico, sería po-
1960 (tal como ya mencioné, habrá de integrar en 1961 Tercei- sible afirmar que todo, en la poética cabralina desde Pedra do
ra feira), que adopta, con todo, no el tono sombrío de Morte e sono hasta A educaçâo pela pedra, es decir hasta 1966, converge
vida severina, sino el de la ironía y la sátira corrosiva, e incluso en una referencia mineral, la imagen de la piedra explicitada
así, solamente en pocos poemas se puede decir que la preocu- en los títulos de esos dos libros y que se identifica o se puede
pación social será tema central. En Quaderna, la preocupación identificar con los paisajes desérticos del Nordeste o de España.
social surge en algunos pocos poemas, a veces en pasajes fuertes Es como si la tensión que existía en Pedra do sono entre, por
y ejemplares que conforman la excepción y no la regla, como un lado, las imágenes espontáneas, fugaces, instintivas, nacidas
en O motorneiro de Caxangá: “Pero en la carretera de Caxangá de la asociación libre de ideas y del sueño y, por otro, el deseo
/ no todo tiene tal tenor; / por ella pasa también / una gente de domarlas mediante la razón, la inteligencia, la claridad y el
más sin color: // jubilados (siempre a pie) / arrancados de todo rigor, se hubiese resuelto finalmente a través de la condensa-
sudor; / inmigrantes (en automóvil) / sudando, sin embargo, ción de la piedra como símbolo de la cosa permanente; y en
de calor…” O en Poema(s) da cabra: “El negro de la cabra es el esta permanencia cabe también el origen nordestino del poeta.
negro / de lo negro, de lo pobre, de lo poco.” La piedra es la imagen minimalista de una inmovilidad
La ironía de Dois parlamentos se muestra, por ejemplo, en tranquila, es lo compacto de la vida, de que nada excede o
la aplicación a la desgracia nordestina del lenguaje de análisis sobra, como podremos verificar en el poema A Paul Valéry, de
político o económico normalmente dirigido a las experiencias O engenheiro: “Dulce tranquilidad / de no hacer; paz, / equili-
del capitalismo o del socialismo: “En ellos [en los cementerios brio perfecto / del apetito disminuido. / Dulce tranquilidad /
generales] no hay cajoneras / en las que, al alcance del cuerpo, del pensamiento de la piedra, / sin fuga, evaporación, / fiebre,
/ se capitalicen los residuos / posibles de un muerto.” O toda- vértigo.”
vía: “A todos los difuntos / en seguida el sertón los despoja, / La Pequena ode mineral de O engenheiro es ejemplo de la
pues no quiere difuntos privados / el sertón colectivista. / … búsqueda de lo concreto y del movimiento en dirección a
Y así pues, no reconoce / el derecho a túmulos estancos, / pero la piedra, que también es silencio y permanencia: “Tu alma
socializa a sus difuntos / en una única tumba grande.” Y final- huye / como cabellos, uñas, humores, / palabras dichas // que
mente: “… En estos cementerios generales / no hay muerte no se sabe / dónde se pierden / e impregnan la tierra / con
aislada / sino la muerte por oleadas / para determinadas clases su muerte. // … Procura el orden / que ves en la piedra: /

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nada se gasta / sino que permanece. // … pesado sólido / que de España (o, por extensión, de las orillas del Mediterráneo)
vence al fluido, / que siempre baja / a lo hondo de las cosas. y del Nordeste de Brasil, es la figura por excelencia de los
// Procura el orden / de ese silencio / que habla inmóvil…” paisajes de esas regiones. En el poema Encontro com um poe-
La piedra es la síntesis del mineral, la que asimila para el ta, de Paisagens com figuras, ella aparece insistentemente para
poeta la propia palabra escrita. En Psicologia da composiçâo, describir al personaje y su tierra, “… cierto lugar de La Man-
del libro de igual título, leemos: “Es mineral el papel / en el cha, / donde más dura es Castilla…”: “La voz de ese tal Mi-
que escribir / el verso; el verso / que es posible no hacer. // Son guel… / fue voz métrica de piedra, / tal como cristalizada,
minerales / las flores y las plantas, / las frutas, los insectos / / surge Madrid ante quien llega. / … / Vi entonces que la
cuando están en estado de palabra. // Es mineral / la línea del tierra batida / del fin de la vida del poeta, / tierra que de tan
horizonte, / nuestros nombres, / esas cosas hechas de palabras. sufrida / acabó volviéndose piedra, / se había multiplicado /
// Es mineral, finalmente, / cualquier libro: / que es mineral en aquellas navajas de arena / y que, multiplicándose, / había
la palabra / escrita, la fría naturaleza // de la palabra escrita.” multiplicado los obstáculos. / En aquella edición del viento
En Catar feijâo, de A educaçâo pela pedra, la piedra es la / sentí la voz más directa: / igual que árbol amputado, / ha-
palabra densa y dura que da expresión a la frase, porque en bía ganado filos de piedra.” Además de esto, en Poema(s) da
ella es donde la frase tropieza: “Preparar las habichuelas es cabra, de Quaderna, la cabra de las orillas del Mediterráneo
algo que se limita a establecer: / échense los granos en el agua aparece como un animal-piedra dada su dureza y resistencia:
del barreño / y las palabras en la de la hoja de papel; / y des- “Si la sierra es tierra, la cabra es piedra.”
pués, échese fuera aquello que flote. / Por cierto que toda pa- Pero la piedra es sobre todo lo que queda en el vacío de la
labra flotará en el papel, / agua congelada, de puro plomo su tierra del Nordeste, tierra “de donde todo huía, / donde sólo
verbo: / pues para preparar estas habichuelas, sóplese en ellas, quedaba la piedra, / piedras y pocos hombres / con raíces de pie-
/ y échese fuera lo liviano y hueco, paja y eco. // … la piedra dra…” o donde “hay más hombres / que en su lucha contra la
da a la frase su grano más vivo: / obstruye la lectura fluvial, piedra, / saben cómo armarse / con las cualidades de la piedra”
fluctual, / estimula la atención y la ceba con el riesgo.” Es éste (O Rio). Es el paisaje seco, de la tierra cubierta de piedra, que
un aspecto importante de la poética de Joâo Cabral. Aspira él domina, por ejemplo, el poema Vale do Capibaribe, de Paisagens
no al fluir musical, sino a una expresividad de la frase prove- com figuras: “Es una lucha contra la tierra / y su boca sin saliva,
niente de la dificultad, que a veces se halla en el empleo inno- / sus intestinos de piedra, / su vocación de caliza…” En O serta-
vador de determinadas palabras, pero puede estar también en nejo falando, de A educaçâo pela pedra, existe plena identificación
las rupturas inusitadas de la línea. Incluso cuando la métrica entre la piedra y el sertanejo, que, además, se expresa en piedra:
es rígida, el poeta rompe deliberadamente la cesura interna “… ese árbol pedregoso (el sertanejo) / incapaz de no expresarse
obligatoria, abandonando así el ritmo esperado. en piedra. // De ahí por qué el sertanejo habla poco: / las pala-
Finalmente, la piedra es la verdadera médula de las tierras bras de piedra ulceran la boca / y en el idioma piedra se habla

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dolorosamente; / lo natural de ese idioma habla a la fuerza”. Cosas, en su origen sólo expresiones
En suma, en la imagen de la piedra se halla la condensación de gitanos de allí; pero claras y concisas
de la poética de Joâo Cabral hasta A educaçâo pela pedra, y nos al punto de condensarse en cosas,
quedamos con la impresión de que esa poética es nordestina; de bien concretas, en sus formas nítidas.
un Nordeste que no sólo se extiende a España, pues es el univer- Algunas de ellas, y lejos las ya contadas:
so del poeta, como el sertón “que está en todas partes” es de Gui- no desparramarse, hacer en la dosis exacta;
marâes Rosa. Esta poética está muy bien expresada en el poema por derecho, hacer cualquier quehacer,
A educaçâo pela pedra, que le dio título a aquel libro: “Una edu- y el del ser, con lo incorrupto de la recta;
cación por la piedra: por lecciones; / para aprender de la piedra, con nervio, darle tensión a lo que se hace
frecuentarla; / captar su voz nada enfática, impersonal… / La de la cuerda del arco y la retensión de la saeta;
lección de moral, su resistencia fría… / la de poética, su carna- pies claros, cualidad de quien danza,
dura concreta; / la de economía, su adensarse compacta…” De si bien indicado el lenguaje de la pierna.
la lectura del mismo poema se desprende que en la piedra, “una (Cosas de cabecera que suman: exponerse,
piedra de nacimiento” –porque es del sertón del Nordeste–, se hacer en el extremo, donde el riesgo comienza.39
halla el origen de la poética de Joâo Cabral. El poeta no tuvo que
aprender, él es únicamente nordestino, y su poesía es natural (y Hasta A educaçâo pela pedra, Joâo Cabral expandió a la
mineral) como la piedra del paisaje sertanejo: poesía brasileña, valientemente, con su antilirismo –de tradi-
ción lírica y a veces difusa–, hacia un territorio inexplorado,
… además de haberse dedicado al esmero formal, que después
En el sertón la piedra no sabe enseñar, del modernismo podría haber parecido anticuado. Siempre
y si enseñase no enseñaría nada; mantuvo una gran calidad en la escritura, pues, como regla,
allí no se aprende la piedra: allí la piedra, pulía sus textos durante años, dejando que se decantasen el
una piedra de nacimiento, entraña el alma. impulso y la emoción, excavados después como en un trabajo
propio de la arqueología, con herramientas afiladas.
A educaçâo pela pedra está dividido en secciones que tienen Es tema de otro ensayo procurar extraer “de la piedra” la
por título Nordeste y No Nordeste. Pero el Nordeste es Sevilla emoción y el lirismo, especialmente en la obra posterior a A
(o viceversa) y a ello se debe que la poética cabralina también educaçâo pela pedra. Como señal de ello, el libro está dedicado
se escriba sobre la memoria sevillana del poeta: a Manuel Bandeira, el poeta lírico por excelencia: “A Manuel
Bandeira / esta antilira para sus / ochenta años.”
Distintas cosas se alinean en la memoria
en un anaquel con el rótulo: Sevilla. 39
Coisas de cabeceira, Sevilha, de A educaçâo pela pedra.

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ORIGEN DE LOS TEXTOS

Brasília, o mito es una conferencia pronunciada en la Academia Brasi-


leira de Letras, el 24 de agosto de 2006. Publicada en Revista Estudos
Avançados de la USP (Universidade de Sâo Paulo), n 59, abril de 2007.

Sobre ondas e árvores. História, transculturalismo e o romance ocidental


es parte de una conferencia pronunciada en junio de 2001 en el con-
texto del Curso de Pós-Doutoramento llevado a cabo en el Instituto
de Estudos Avançados de la USP.

Tendências da literatura brasileira: de Machado a Clarice, con algunos


cortes y añadidos, corresponde al texto publicado con el título De
Machado a Clarice. A força da literatura, en Carlos Guilherme Mota
(comp), Viagem incompleta. A experiência brasileira (1500-2000), Ed
Senac, Sâo Paulo, 2000, pp 43-82.

Antropofagia ontem e hoje. Consideraçôes sobre a ideologia de uma me-


táfora fue publicado originariamente en Revista Nuevo Texto Critico,
Stanford University, vol XII, n 23/24, enero-diciembre de 1999, pp
41-48, con el título Por um universalismo descentrado. Consideraçôes
sobre a metáfora antropófaga.

O diálogo interrompido. As relaçôes literárias entre o Brasil e Portugal


fue publicado en Benjamin Abdala Jr. (comp), Incertas relaçôes. Bra-
sil-Portugal no século XX, Ed Senac, Sâo Paulo, 2003, pp 125-148.

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O lado ausente do triângulo. Encontros e desencontros entre as poesias
brasileira e norte-americana fue presentado en el coloquio Aspectos
da poesia contemporânea Brasil/Eua, convocado por la Fundaçâo Me-
morial da América latina, el 22 de mayo de 1997, y publicado en el
mismo año con el título Brasil/Eua. Balanço poético, en su colección
Memo.

Da poesia da experiência à experiência da poesia. A propósito de Robert


Creeley e de Herberto Helder fue publicado en Sibila, Revista de Poesia
e Cultura, año 3, n 4, Ateliê Ed, Sâo Paulo, 2003, pp 56-76.

O domador de sonhos e outras imagens da pedra. A construçâo da poé-


tica de Joâo Cabral de Melo Neto de Pedra do sono a A educaçâo pela
pedra fue publicado en la Revista Colóquio/Letras, n 157-158, ju-
lio-diciembre de 2000, Fundaçâo Calouste Gulbenkian, Lisboa, pp
127-158.

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