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La táctica de Alfred Hitchcock para

blindar el misterio en Psicosis

Valeria Martínez
Cine 549 de marzo de 2020

El próximo mes de junio, el mundo del cine estará de festejo porque se celebran 60
años del estreno de Psicosis, aquel clásico del maestro del suspense que fue el
primero en utilizar el secretismo y misterio como parte de su campaña de
marketing. Alfred Hitchcock sabía vender sus películas mejor que nadie. Fue de los
primeros en considerar la experiencia del espectador como arma principal para captar
a las masas utilizando todo tipo de triquiñuelas para llenar las salas de cine.

La campaña de marketing fue larguísima y enorme. Paramount necesitaba recuperar


su inversión tras aportar cientos de miles de dólares a ciegas, y así nacieron muchas
anécdotas y leyendas alrededor de la película. Por ejemplo la que dice que el director
compró todas las copias de la novela publicada en 1959 para que los
espectadores no conocieran el giro final de la historia. Pero… ¿es verdad?
Janet Leigh en la famosa escena de la ducha de Psicosis (AP Photo, Gtres)
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Veamos. Psicosis se estrenó el 16 de junio de 1960. La novela de Robert Bloch lo
hizo en 1959, es decir que estuvo varios meses disponible en librerías. Sin embargo,
en una era pre-internet, sin spoilers en Twitter y sin foros de fans creando teorías, el
director tenía la ventaja de que solo unos pocos conocían la historia hasta el final.

Alfred Hitchcock fue más lejos que ningún otro cineasta por aquel entonces para
asegurar el secretismo y la sorpresa de los diferentes giros que guarda la
película. Porque ¿qué sentido tiene ver Psicosis si sabes el secreto de Norman
Bates o la escena de la ducha (esa cuyo sonido de cuchillo lograron dando
puñaladas a un melón, via BFI)? Y así surgió la historia que afirma que compró
todas las copias de la novela para evitar spoilers. Hace poco leí un artículo
de Variety donde lo daban por hecho, pero tras investigar un poco, he encontrado que
la anécdota no es cierta. Del todo.

El director de Los pájaros (1963) no era el maestro del suspense por pura casualidad.
Crear suspense era su profesión, dentro pero también fuera de la pantalla, y decidió
que mantendría los secretos de la película a toda costa creando normas que los cines
y espectadores debían cumplir para proyectar y ver la película. Hizo que la
publicidad anunciara que Psicosis solo podía verse desde el inicio, que no se
permitiría la entrada tardía a la sala, incluso obligando a que los dueños de los
teatros colocaran carteles que dieran a conocer su normativa. Esta decisión
estaba relacionada con el hecho de que por aquel entonces era normal que el público
entrara a ver una película cuando se le antojaba. Como las sesiones dobles, o triples,
estaban a la orden del día, la gente entraba al cine y se quedaba hasta donde le daba
la gana. Incluso entrando a la mitad de una sesión y quedándose hasta que
comenzaba de nuevo para ver qué se habían perdido. Una costumbre que hoy resulta
impensable.

Sin ir más lejos, el tráiler original ya nos indicaba las intenciones del director. ¡Un
manipulador de audiencias en toda regla! Todo un maestro en la creación de
suspense. El propio Hitchcock presentaba la película describiéndola con todo tipo de
adjetivos, sin desvelar nada de la trama y creando mucho misterio ¡en un vídeo de 6
minutos!

De esta manera, él quería preservar el suspense de principio a fin -sobre todo para
evitar la confusión del que llegara tarde porque no entendería la ausencia de Janet
Leigh en la historia cuando era el nombre más popular de su reparto- pero el truco se
convirtió en un gancho infalible para captar la curiosidad de los espectadores.
Hitchcock calificó a esta obligación casi contractual entre película y espectador como
"una política de presentación atrevida".

Es cierto que Hitchcock compró los derechos de la novela, y también es verdad que
intentó comprar cada copia disponible como parte de su estrategia para
mantener el secretismo. Lo intentó, pero no consiguió adquirirlas todas, como
recoge WhatCulture. El rumor todavía persiste pero si somos realistas, es imposible
que lograra eliminar todas las copias de la novela de todas las librerías de EEUU y de
la faz de la tierra.

Lo que sí logró fue convencer a los ejecutivos de Paramount de que invirtieran


$800.000 (687.000 euros actuales) en la película sin dejarles leer el guion y sin
contarles el giro de la historia. Sin que supieran nada importante. Un logro que
prácticamente nadie ha conseguido. Una inversión completamente a ciegas,
apostando puramente en el nombre y reputación del director. Y es por este motivo que
desde hace décadas podemos ver la casa de Psicosis en el tour de los estudios
Universal en Hollywood. La película pertenece a Paramount, pero se rodó en los
platós de Universal (donde Hitchcock filmaba su serie Alfred Hitchcock Presenta) para
evitar que los ejecutivos del estudio inversionista conocieran ni un mínimo detalle de
la historia. Y porque era más fácil para el director ya que tenía sus oficinas montadas
en el estudio contrario.

El secretismo y la intriga creada por la campaña del director funcionó con creces. Y
eso que pocos daban un céntimo por ella al tratarse de una producción menor en la
carrera de Hitchcock -que venía de La ventana indiscreta (1954) o Con la muerte en
los talones (1959)- y por haberse rodado en blanco y negro y con un equipo técnico
de televisión. La única cláusula que el estudio ofreció a cambio de invertir a ciegas,
fue que el director no cobrara su salario. Hitchcock aceptó y a cambio obtendría un
porcentaje de las ganancias de taquilla. Y qué bien le salió la jugada. Según
calculó Variety a finales de 1960, el director se habría llevado unos 5.16 millones de
euros ($6 millones) tras el éxito del filme. Lo que se traduce en unos 43€ millones
($50 millones) actuales ajustados a la inflación. ¿Quién dijo que Robert Downey Jr.
fue el único listo en sacar tajada a los contratos con porcentajes de taquilla?
Probablemente algunos no lo sepan, pero Robert Bloch se inspiró en una historia
real para escribir su novela. Norman Bates está inspirado en Ed Gein, un asesino
y ladrón de tumbas que sacudió Wisconsin en los años 50 cuyas víctimas eran
mujeres. Fue el mismo que inspiró a Thomas Harris para crear el personaje de Buffalo
Bill en su novela de El silencio de los corderos y Leatherface en la saga de La
matanza de Texas. El guionista Joseph Stefano hizo varios cambios a la historia al
pasarla a guion, como expandir el personaje de Janet Leigh, esa secretaria que roba
$40.000 a su jefe para huir con su novio que no puede casarse con ella por problemas
financieros.

Para escribir este reportaje decidí ver la película una vez más. Hacía una década más
o menos que no la veía de principio a fin de nuevo. Y qué grata sorpresa me llevé.
Pocas películas de hace seis o siete décadas han envejecido tan bien como lo
hizo Psicosis (curiosamente podría nombrar Vértigo o La ventana indiscreta, también
de Hitchcock, como otros ejempos), la disfruté como el primer día y eso que tengo la
mente contaminada tras haber sido fan de Bates Motel (2013-2017), la serie precuela
con Freddie Highmore y Vera Farmiga. No me extraña que, 60 años
después, Psicosis está considerada como una de las mejores películas del director y
uno de sus últimos clásicos. Poco después hizo Los Pájaros y luego realizó una serie
de largometrajes que no lograron la misma repercusión (Topaz, Frenesí, La trama). La
película es recordada como uno de los mejores ejemplos del cine de terror, incluso
hay quien la define como el nacimiento del género slasher, además de tratarse de una
cinta adelantada a su tiempo que recurrió a niveles más altos de violencia, tratando
problemas de salud mental y sexualidad como elementos principales para dar cauce a
la trama.

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